jueves, 14 de octubre de 2010


Una amiga.

Al empezar mi primera gran semana
desperté en mi fogosa cálida sábana.
Día lunes en casa para estudiar,
con mucha alegría, ¡y un gran potenciar!.

Salía solo con ese entusiasmo
alegre, que dejó mi ser en pasmo.
Luego fui a la parada del autobús
que de ahí alegre me iba en un bus.

Llegue muy grato a la parada,
terminaba la alborada
cuando iba partí al instituto,
tenía en mente un deseo astuto.

Que a pocos minutos al llegar,
saludé a mi gente con apreciar,
que al rato mis ojos solo notaron
una dama que solo percibieron,

una mirada apacible al solo ver.
Me presenté en todo el jocundo placer,
sosegado estaba y la invite almorzar,
bajamos juntos durante el caminar,

le fui mirando poco a poco en el día,
ese mirar que me llenó de alegría
en las charlas de nuestro gran conocer;
fue espléndido y que le quiero agradecer

al día por brindarme el tiempo de paz;
junto a ella anhelo jamás serle audaz
a su presencia la que me embelesó
los días deleitosos, con ningún leso.

Pasó cuando yo estaba junto a ti.
Y a través de las horas ante mí
tú siempre sonreías y era feliz,
y tú al nombrar a tu novio era infeliz,

porque muy dentro de mi creció una ilusión
que explotó como un gran volcán mi corazón.
Y si te pierdo mi historia fuera afligir,
y mi organismo quisiera estar sin vivir,

tan solo por no tenerte nunca más,
estuviera en plena soledad forás
del mundo ingrato sin la respiración;
y agonizara ante la cruel postración.

Ya que no quisieras eso tú así,
fuera aroma intenso del azahar
que calmara la aflicción ante ti,
y así se iría todo atribular.

Y fogosamente estaría mi vena,
por sentir esta alegría muy amena,
que conmovería harto mi corazón,
y rutilaría al verte en gran diversión.

Mi ser por ese hecho que si fue pretenso,
olería tú ser como el aroma intenso
de un azahar floral que aspiro fragancia,
y calma mis penas con toda importancia,

que jamás podrá todo mi ser olvidar
este espléndido sueño que anhelo esperar,
con mucha paciencia ante su más dulce ser
que ha sido el que me ha hecho solo comprender;

que eres grácil, como una beldad mariposa,
y que al volar contigo has sido fabulosa,
y no me arrepiento de haberte conocido
en los días que jamás mi ente haya vivido.

Esta historia me tiene muy paralizado,
desde el momento agradable en que más te vi,
que comenzó mi vida estando junto a ti.
Hasta hoy en la lírica que haya analizado.

No sabes cuánto añoré su presencia,
pero que esperé con toda paciencia,
para volver a tenerte ante mi ser,
si supieras que te quisiera agradecer,

por haber alegrado este corazón
cuando te vi con toda estupefacción.
Me sentía completamente hechizado
al ver sus ojos que resulté embrujado,

con su luz, y de melosa belleza
de sutil y muy cálida nobleza;
que del cual voy a querer siempre más
en mi orbe, y que no olvidaré jamás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario