viernes, 13 de septiembre de 2013

La noche clara de luna


  Cada nota, cada frase,
De Lenguaje misterioso,
Más por cuán él explayase  
Leo su carta sonora,
De lúgubre orbe espantoso,
De lágrima que ahí llora.
 Aislado y solo hospedado,
Pretendiéndose inmortal,
Más al crear nudo atado
Que en su entera introspección,
Nimia cólera espectral
Que crea en composición.
 Y La noche clara luna
Él la empieza a observar,
Pidiendo una gran  fortuna                          
que aparte aquella inquietud,
que en su nota hace estallar
vándala alma sin salud.
Beethoven: “Para el mundo soy misántropo,
Indomable, y muy furioso,
Mas do estáis mi Dios filántropo,
Ni colmáis aliento humano,
Ya hoy sordo y formidoloso
Que estaré así en nimio piano.
 Do quedó los salmos dulces,
Más que hoy cantarín el llanto,
versos amargos, agridulces,
de esta asolada morada,
pintando historia de canto
con alma de hombre mellada”.
  Sintiéndose más solo él,
Tocando aquel piano añejo,
Terminando aquel tono hiel
Que cubría en manto su alma,
Deseando magia en reflejo
Que así le den la gran calma.
 Aquel albergue estuvo abierto
Y una joven oyó su obra,
Sintió que estaba desierto
Y entró con toda cautela,
Do está su esencia zozobra
Y entre su piano una vela.
 Campesina: Oh que en sonoros sonidos,
Sé quién sois sólo señor
Y  ofuscada de un sentido
mas su obra oí su estro verso
 Beethoven: Audaz, peor que un terror
entendisteis mi universo.
Decidme vos quién hoy soy
y entenderé más su acento.
 Campesina: Fiel músico, más llora hoy,
Y os llamáis Herr van Beethoven,
vos vagido en sentimiento
y que veréis algo joven.
Beethoven: Me sorprendéis oh tierno ángel,
Mas cómo sabíais qué era,
será que escuchó el arcángel ,
o la envió dulce criatura,
más injusto. Campesina: es la sordera,
y no importa la locura. .
 Su música se conoce
Porque leo  alma poética,
Porque dais amor de roce
Que la convertís más viva,
Al mundo su obra es hermética,
Y eh aquí hoy su clave activa.
 No me mandó a mí ninguno,
Más dichosa hoy soy vecino,
 Beethoven: No aludes a interior Bruno,
Que no es cual es tolerable,
Sin mostrar un mal destino
 A efigie de luna afable.
 Campesina: Comprendo oh Beethoven frágil,
mas música es lo contrario,
no queráis hoy ser tan ágil,
y os haré ver la fe mágica,
tocaré obra en tal sagrario
y reiréis sin alma trágica.
 Beethoven: Me convencéis más  ternura,
Poseéis un encanto noble,
Llena en caricia y dulzura
En palabras de tal moble.

 La joven empieza a tocar…

 Al esperar tal éxtasis de aquella dama campesina que se hospedaba a lado de él, más contenta al concebir deseos de mostrarle que puede ser más que un mortal y ser inmortal de su música, ella empieza a tocar en esa noche la obra, él la mira, y la magia de sus manos, las notas en el aire, vibraciones de un músico poético, tétrico, misántropo ya que nadie entendía el porqué de su razón, estupefacto al ver que ella poseía su corazón, leía sus labios que en cada nota escribió, cada frase era escrito no por un humano de la era, más que por un bardo viviente en sus papeles, así fue, así pasó, la noche era para que Beethoven pusiera un nombre que diera al todo de sí, ella entre tal puridad de alma, llena de gracia, viva por dentro, encontrando el sueño de toda mujer, que ama, y anhela rozar el alma de un poeta, así, así con su alma besaba esas notas, les acariciaba, como si por primera vez hiciera tal amor bendito de lascivia, prendada, y querida por aquel caballero que le miraba, olvidando la dureza y hostilidad que tuvo, más colmándose de ese pudor que en su tenue rostro de flor desprendía, amor, que para él era un reflorecer de su herbaje desierto de llamas, quemándose su música, y renaciendo con tal obra, significando una historia, un trazo inolvidable y más de sentimiento y de lágrima, donde el corazón lloró, de sonidos, y conforte  mirar a tal criatura que a su lado perfuma aroma de paz, alegría, sintiéndose vivo, enamorado quizá, de una sencillez perfecta en su interior, del fuera, para él mismo comprendió, que podía vivir y olvidar el miedo, confiar, que ningún hijo de Dios está abandonado. Si obra de tal caricia que dé significado, el mismo reino abrirá sus brazos para recibir, después de la vida hay una esperanza para los mismos mortuorios, donde se creen gorigori por anatema, castigo, más la santidad se colmará para los verdadero de amor, a una fijación para cantar a Dios, pleno ser, y amigo cuando confiáis, y nombráis solo su nombre en los altos tonos que prendáis, y rogáis en rodillas al cantar un rezo de beatitud, que bienquisto sea para poder rozar tal vida en un aurora que siempre veáis en vuestros ojos fijos, que os llene de pura luz de bondad, que ilumine el paisaje de vuestro corazón, que florezca lo que un soñador pide. Cómo las notas han hecho ver aquel caballero que es milagro, que su poder interior no se posee en cualquier músico que ame de verdad, oh a tal refugio para comunicarse consigo mismo y con el mismo Dios, y si sois benéfico, mirad lo que conseguiréis, milagro, así es, debe ser, la vida, la intensidad de los dolos, fracasos, resquemores, pueden vibrar fuerte más no sucumbir vuestra alma, creencia en la gracia y fortaleza es para él. De cada frase, cada nota, los porqué de sus preguntas más idas a un espacio que queda desierto comenzó, la noche perfecta para acompañarlo y llenarse de lo energúmeno, siniestro de su estado no dulce para que haya terminado con un tercer movimiento lleno de vándalo espíritu que destroza los compases, más que reflejado en la caminata de sus días en Viena, creyendo en hacer en un día más de 3 sinfonías escritas, donde en su mente vibraban sonidos y su pluma de rutilantes  imágenes sonaban de más energía y alegría, por cada instancia que estuviese pasando en su espacio más remoto, patidifuso de las dulces flores que respiraba, más cuando ellas pasaban a su lado, qué mirar no de inclinación hacía, por solo dar aquello que en el fondo ha querido  sentir, besar a una boca de condesa, como si besara a una flor misma por el sol en su amanecer, así mismo era, un romántico poeta, donde ellas, no todas, más solo una era el fuego que a su interior hacía cantar y explotar más del sentimentalismo que un hombre ha de tener en el corazón, para solo rozar unas notas y dar maravillosas descripciones sin dar a saber qué es lo clandestino, o recóndito de un músico,  cuando se enamora, arrulla, desea, lujuria, lúgubre, locura, anatema, dolo, de movimientos descriptos por la humanidad arduo de leer en el sentimiento, misterios extensos, y esta joven dulce campesina entendió, y colmó para aquel notas de un segundo movimiento alegre por su noche clara de luna que fue ella, sensible, de tal doncella, y venerada por él, quien rozaba el piano tan mágico, y hacía entender que la lucha es hasta no dejar de cantar, y concebir el anhélito eterno de reír cantando con su música, más amando de ese amor que esperase para la gloria, de ojos únicos y vida pintada de sonidos. 524 Y la joven donde ya termina el claro de luna, donde así misma bota una lágrima de aquellos ojos que no ven, no más que su corazón la grandeza que posee un músico real, y que expresará más su atención en unas palabras hacia él, y que dicho está no hay en la existencia una semejanza de igual similitud, tan poderosa de fe que haya para la vida, 551 y eso es la música es lo que a un inmortal después hace sentir la vida eterna, si ve como él a su lado a una gran mujer de corazón donde a él lo ve. (Termina de tocar)

 Campesina: Pudor como el vuestro noble,
Forjé aliento de hombre amado,
Más su creación no se doble,
Por sentir su obra enamora,
Más de núcleo mío hipado
Sentí tañer de fiel flora.
 Beethoven: Aquel perfume os lo brindo,
Y que os una a mis cumplidos,
Ya que a vos hoy no me rindo
Contento al teneros mía,
Más que a mi obra has bendecido
De confianza y alegría.
 Campesina: Caída a su dócil brazo,
Que en suave mano acaricia,
Más mi rostro y os abrazo
Quizá prendada de vos,
Si el poema es avaricia
Y el amor no os diré adiós.
 Beethoven: De tierna figura observo,
 piel igual que clara luna,
que ni el sentir del protervo
apartado de este amor,
ay hoy qué buena fortuna
me da el mismo redentor.
 Campesina: Adorad que viva soy
Y que una lágrima hoy moja
A su ser que ni me voy
Donde quiero suspirar
Con aliento y boca roja
Beethoven: Que es de fiel flor y amar.
 Somos un himno de lucha,
Y hoy aquí Dios nos escucha,
 Observa cómo hay querer,
Así fuerte y de creer.
 Contento más de encontrarte,
No sabía que erais vos,
 Campesina: tan igual feliz de hallarte
Para ser uno los dos.
 Cuán es a mí este momento,
Que puedo rozar tu boca,
Beethoven: Mío más mío tu aliento
Al sentiros de alma loca.
 Campesina: Acostémonos bien mío,
Cansada estoy mi Beethoven,
Cuán bella felicidad.
 Beethoven: Vayamos y más confío
Que seréis aquella joven
Que será mi eternidad.

 Un amor que llegó de una magia simple, confianza pura, no de ojos a ojos se vieron, sino de corazón a corazón, así las lágrimas del dolor retornaron a matiz de flor, ser valiente y creer que podéis, no estáis abandonado, la música es poderosa, enamora, más si leéis tales versos, y consoláis con amor, y brindaréis una eterna creación que se cantará al cielo y en él, el relato no es cualquier escritura para un músico, es, solo cuando améis y veáis en ello que la abrazáis, suspiráis, concebís tal anhelo llorado, y el entorno sonríe, la naturaleza puede hasta cantar por oír aquel piano que con un amor indecible rozas, sin estar en mortuorio estado, más Dios abre sus manos, te acarician la cara cuando compones el amor, y ángeles te elevan donde él, y estás en armonía, por solo haber logrado la obra de la vida, así recibirá con una huella inmortal y más de amada de la eternidad, y felicidad,  para poder reír y no más llorar.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

el amor


Jamás creí que algo cambiara,
Me vi perdido en la tierra,
Sentí tal miedo a no verle,
¿Tú al caballero esperara?,
Y te hizo leer sin guerra
Y así pudo contenerle.

  Brindé palabra sincera,
Arrepentido al herirte,
No abandonarle si quiera
mi corazón es volcán,
 pero explotó al presentirte
que leías al sultán…
florecer y más sentirte
y aparece su galán.

 Compartamos alegría,
No solloces porque hoy soy,
Quien le dará melodía
Porque hoy más de amor estoy.
Oh mi alma fiel de poeta,
Solo a sus ojos verán,
formas de mi obra coqueta
que es más que amor y barbián,
dulzura plena hoy expresa
y es por vos pulcro soñar,
que llegó de luz condesa
para si quiera abandonar.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Condesa soñada.

 Día solitario, cabizbajo mi todo, solo en mi habitación, tengo nuevamente un papel, contaré lo que ahora deseo expulsar de mis más íntimo y delicado corazón, el tuyo, nadie más, arde, arrulla, quiere, sueña, tú.  Cuánto es para mí sentir que me recuerdas al menos con una frase, si aún leyera tus escritos, aquellos que me hacían suspirar, estar convencido que tenía una compañía, esos saludos hoy ya no están, ni sé dónde hoy estás, ya ni mis mensajes respondes, ayer, dolida te fuiste, confundida de la pareja que tienes, un misterio que te ataca al corazón, te hace hasta gritar, y llorar, cómo no estar convencida qué en sus días han sido mis palabras amor, es difícil creer, pero lo sabes, y así es, tanto así que deseas ser feliz, sonreír. Mi noche no se contentó cuando se marchó, enseguida busqué la forma de comunicarme contigo, no recibí un cumplido, mis palabras quedaron en el naufragio o quizá si leíste, o no, ahora no sé, solo tú sabes bien. Hoy  en esta tarde, permiso de la poesía me hace escribir nuevamente, anoche, sí anoche no soporté, y las ansias me hicieron pintar  qué era lo que estaba sintiendo, y hoy me persigue, tú, aquí me tienes, otra carta, otro relato cálido, aroma de flor, y herbaje mustio, si te vas, lejos, ciego quedo, sin alma de poeta, a quién más voy a escribir, si gracias a dócil, suave ternura me ha hecho escribir, confiar, y entregar el todo, así fueras prohibida, tu compañía cambió mi interior, tus ojos y sentir igual sintieron pudor,más  esa amistad que se decía, imposible para los dos, rompimos las reglas, y las palabras tiernas eran los hechos más claros que habían, ambos nos dimos caricias sin tocarnos no más que con la sensibilidad, es milagroso, así estaría pecando, o mi mismo yo no imaginó que tú eras lo esperado, el anhelo más llorado, tú me conquistaste, y di aquello que a una mujer he querido da siempre, a ti condesa a quien quiero llamar, sí, así es, mi condesa...este mundo que del mismo trabajo vive, del mañana a triunfos, más el mío es amar, corresponder y, poder reír más que un objetivo del ser humano, y florecer mi libro con la mejor obra de los dos, oh mi poesía, de carne y hueso, real, así de grande eres para mí, imaginad nuestros nombres en unos papeles de amor, del diario más codiciado por leer de los mortales, nosotros, de llegar a la vida inmortal, así de fuerte e inmenso eres para mí... si mi trato llegó a ser fuerte para ti más por conocerme a fondo, fue miedo a perderte, solitario a no verte, a no rozar con mis palabras más aquel corazón, sé que podré entregarte estas cartas, para que aquellos ojos lean, sientan que no soy el equivocado, no más que un joven que vive de anhélito, más que en un mismo cuerpo mortal, el tuyo. ¿Hoy si es última o no?, más te acaricio dulcemente con estas palabras, me eres más importante que ir al mismo cielo, has conocido un caballero, aquel que te espera, hoy aquí te imagino, le respiro su cuello, mis manos se extienden en su espalda, recorren el todo de ti, acariciando, veo tus ojos, tu los míos, estamos unidos, ¡lo podemos vivir!, sonreír, sentir, concebir, y mi alma romántica besa esta hoja de papel, llena de la delicadez, como si en ella estuvieses, tú. Desde un buen momento suenan violines, música sin despedida, más porque sabes que sin ella no puedo, para hoy y esos días cuando anduve contigo, cada vez sonaba una dulce frase, de melodías, porque mi espacio contigo me fue y es amoroso, y la extraño como la melodía extraña cantarle y quererle a través de mis letras. Ya para mi tarde quisiera verte hoy, si hay posibilidad, o el esperado día, ya sabré a quien cantar o sino a no fijarse en nadie más, porque tú me hiciste ser decente, y a cambio hacerla sentir amada, pero aún no todo está naufragado, aún hay un amor para ti, para ti, así debe ser, sino mi música estará en puro lamento al no haber concebido los mejores sonidos que pertenecían de tu dulce voz.

jueves, 5 de septiembre de 2013

La princesa

No sé que ocurre ante el corazón que invadido está de un mundo al que pretende tener amor, antes esperó pero naufragó en el olvido hasta que apareciste tú, de las inquietudes que a mi estado más has dado, has transformado su misma alma de más poesía para ti, en tinta de su corazón manchando de ternura y que no olvida los días que has hecho dar emoción, de aquellas respuestas que has dado de amor a mí. Confunsa y distante, pero querida y fragante, entre fuerte pasión no creíamos y fue así cual estaba acobijando en silencio, rozando hasta tocarnos el corazón poco a poco, el tiempo no te hará escapar, ni huir, porque mi calor te estará acompañando. Mi corazón canta hoy en tono de lamento por no perderle, ruega a la santidad que su dulce corazón se dé cuenta de quién es aquel hombre que quieres para más allá, no hay aventura, hay realidad, princesa me captura, y es mi pensar que quiere en esta habitación, sin ida sino con ilusión... "siento que en tus palabras brota esa ternura", así me decías, ha sido, lo es.

 La educación, mi atención no va ser en vano, de ello y vos igual al acompañarme y estar horas máximas, de gran gusto y cariño, va florecer, lo menos que ahora en mis escritos más tétricos e idos a ti es que un corazón vaya a destruirse, quiero bailar un vals, mostrarte aquel mundo que una bella dama debe tener, de mundo no igual que se vive en la sociedad, prohibida más que la pureza de una divinidad del cielo, más pido permiso a su sentimiento que aquí este caballero en ningún otro momento o vida cambiará, más pide su mano, ¿cuál razón ha de ser esa?, soy así, un joven que está bañado de la poesía, la melodía, solo quiere brindar para su libro que sea esa historia que siempre de amor soñó, así como aquella historia que escribí, que leiste, no hay juego, ni humillación, creéis que así de fuerte las palabras podrán otro quizá hacerte sentir, me he dado cuenta que quizá eso ha sido que haya podido mover tu corazón, acariciar con ternura, hasta besar, y hacerte soñar, así no se haya dado cuenta, pero has sentido y no te des por vencida, sé feliz, es tu mejor triunfo, sabes quién es, quien te ha colmado de cada día caricias de las palabras que se guardan en ti y tiene para más dar, no destruyamos lo que puede ser bonito al tiempo, aquella pasión que existe, vive, hoy le escribí, así no esté a su lado mis pensamientos vuelan hacia ti, a veces unos felices otros tristes con la esperanza que el destino nos escuche, más puedo vivir enteramente contigo o no vivir, sí, así debe ser, la poesía me advirtió de lo que era el amor, confío en ella, hoy solo perfumo con aquellas rosas en este papel, no temo a ir más allá, sé quién eres, y tú igual sabes, así se sienta mal o perdida, deja quererte más, y verás como sonreirás más, una razón hay para que haya estado más cerca de ti, de poder conocer todo aquello que no imaginaba y que me iba en los días a endulzar, oh mi bien, mi todo, mi princesa, tu caballero que no se extinguirá si vives con él, quien te llevará ante aquel mundo de relajación, que compartirás todo aquello que anhelas, que te gusta, le enseñará apasionadas artes, vibrarás mi ángel, así, así es, y vivirá para siempre, si lo decides, sí, al tiempo, seré fuerte o si es hoy, o mañana, cuándo?, estaré para recibirte con mis brazos y calor que tanto te quiere abrazar y arropar para el resto de la vida, será felicidad eterna mi princesa condesa quien me arrulló, y quien te ha sentido como su poesía, para siempre, así debe ser.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

La fortuna del corazón.


La fortuna del corazón

Un preclaro en su caballo cabalga entre un campo hacia su palacio entre una noche oscura, ambiente espectral, de frío invierno, niebla, viniendo de un viaje que concibió doblones por unas obras que había hecho de música, para su llegada no sabía aún qué iba a conseguir, aspiraba seguir escribiendo y no desaprovechar ni un día no más que relatando lo que le cantaba en el fondo de un índole compositor, para sí hizo admirar a las condesas del mundo, cuán dulzuras no querían poseer ese encanto, sentirlo, suspirarlo y navegar hasta ahogarse en su poderosa música inmortal que existía, que hacía bailar hasta los árboles por mágica que era, dispuesto a conquistar el nuevo mundo que él experimentaba de sabio honor para honorar lo que en cada corpúsculo de su arma poética era de gran contagio. Soportó el viaje pertinaz, obstinante, qué bajío, mas llega a su palacio suntuoso, la gran parte que recibió iba aún a conseguir algo más increíble.
Muzio di Saceprino:
Qué suntuosidad mi hogar,7
gran tiempo sin visitarlo,
este campo de estimar
y cantan hasta los pájaros.

Debo entrar y saludar,
deben de estar ya cenando,
es hora de ir a cenar
y ya no está nevando.

Príncipe Antonili:

Qué sorpresa memorable,
Miraros a vos amigo,
Se ve que andáis saludable
Sentaos y ven conmigo.
Os presento a las condesas,
Están para conoceros,
Sucumben por lo que expresas
a obras de amores sinceros.

Condesa Gutiardini:

Es un encanto supremo,
Más que admirada de vos,
Pero hoy a nada le temo
Deciros que su índole obra
me quitó hasta la ruin tos
por entender su zozobra.

Condesa Malia Deisit:

Oh de la era antes de Cristo
Ay Un Dios poético nace,
prendada por lo que he visto
mirada tierna de amor,
tan dandi que satisface,
prendarse con dulce honor.

Muzio di Saceprino:

Vestidas con bellas flores,
Perfuman este palacio,
Más de ternura y honores
Recibo tiernas bellezas,
Invaden mi íntimo espacio
Y quedaos sois grandezas.
Príncipe qué buen regalo,
Ahora las cuidaré,
No habrá nada de lo malo
Que con ellas estaré.

Príncipe Antonili:

¿Queréis vos a las dos bígamo?,
¿No sabéis que es grave?.

Muzio di Saceprino:
Así sea un mismo ruin polígamo
Quiero convivir entre ellas,
Más si yo fuese hábil ave
Buscase hasta las estrellas.

Condesa Gutiardini:

Qué dulce sois mi señor,
Vencida a sus tibias manos,
Perdida a sentir calor
y nosotras vivir juntas,
hasta cantasen los pianos
y hasta ser más que difuntas.

Condesa Malia deisit:

Así a mí es entrega dulce
y no una simple vil muerte,
do es quien es más Agridulce
porque estaremos en cielo,
esperándoos para verte
y seguir vivas con tu anhelo.

Príncipe Antonili:

Estupefacto he quedado,
Disfrutaos en lascivia,
Copulaos de amor dado
No olvidéis ser más que fieles,
música de él os alivia
y así no habrán mundos hieles.

Muzio di saceprino:

Os lo debo en gran doblón
Os entrego estas monedas,
Por tal favor en pasión,
Serán parte de mi historia,
Cantarán entre mis veredas
Coro hacia nuestra memoria.

Príncipe Antonini:

Qué astucia más que bonita,
Vos tenéis en vuestro ser,
así son las afroditas,
que vos sentís en razón,
que os colmáis de aquel querer
y os conquista el corazón.

Condesa Gutiardini:

Contenta a sentirme activa,
De formar vuestra existencia,
Que soy la lira más viva
Y que en vos me ahogaré,
Más suspirando esa esencia
de amor que hoy más respiré.

Condesa Malia deisit:

Cantar, rozar, y reír,
Querer, amar, y soñar,
Amor, vida, conseguir,
La lucha sin despedida,
Vos que dio a tal contagiar,
Para quedar decidida,
¿De do vivir de mí amar?,
Por su música querida.

El Príncipe se retira del palacio, un encuentro de este compositor indecible, jamás imaginó que su vesania iba ser justo llegando a casa, de dos tiernas figuras de peor tentación, hasta de un querubín, más podía enamorarse sin haber flechado de ellas, su estado de ánimo de alegría había crecido en pecado, sabía las leyes de la vida, y su libertinaje era ante el mismo Dios, vivir unido sin importar el delito de la relación de un alto juez, nadie podrá entender ni su interior cómo fue que a tales rostros hermosos y de tal elegancia de voz, profundizaron su corazón y tocaron, Muzio siempre en sus senderos había esperado tal luz de una figura, pero no pudo abandonar a la otra flor que estaba decidida, que le miraba con ojos brillosos, vivos, su alma no pudo, más que verle llorar, sintiendo amores primeros y reales de gran énfasis, y éxtasis que le había contagiado, y como era muy romántico entendía qué era lo que estaba viviendo, las obras empezaron a ser, de altos tonos, bajos y mayores, con suavidad al cantar un soprano, implorando amor y recibiendo caricias cálidas, a el rostro que duerme bajo sus senos bañados de flores, convirtió la historia y la memoria en cada noche ante ellas mismas viéndole a él, no más que escribiendo la belleza que estaba más que oculta en su interior, porque antes no había amado, recién lo estaba sintiendo, viviendo, la carne real, la buena vibra sonaba, con compases tan delicados, solo ellos la sentían un estallo de perseidas al universo, cada nota, cada frase, cada voz inhumana de la vida, como si leyeras la voz de Dios, que era él, la creación para hacerlas feliz a ellas, vinculado, cohesionado, entre pieles en un lecho de todas las flores del mundo, perfumados, él a ellas rozando entre el libido amor perfecto, que ni un soez maligno había visitado, pasaron días, noches, y cada momento era aprovechado para escribirlo él con ellas, riendo, y de locura escribía en sus espaldas frases de amor con su pluma, únicas que hasta el piano lloraba por la belleza que él expresaba por ellas y de cómo las trataba. Salían al campo a caminar en la primavera, alejados de la ciudad, no más que en el campo vivían, rodeados de un paisaje frondoso, de frutos, ríos, un paraíso donde le inspiraba descifrar que esa era su vida, y que ya no valía la pena ir a otro mundo, no más que vivir con la aventura eterna y de sonrisas que ya tenía, y que compartía de lo que tanto él sabía, donde ellas mismas sentían que su amor daba tal descripción que era más que entendido con su propia mirada, música, caricias, de su lenguaje de un conde refinado, dulce, cual estaba perdido, que existe, y que vivirá para siempre, así que no hay que decirle al amor a la noche, buenas noches, sino abrazarlo para que se dé cuenta que no se ha ido, y que es la chispa de perseidas que harán caer cada noche entre luces tan igual como sus notas que cantan en sus papeles de inmenso amor prendado a la eterna vida de sus condesas.

Muzio di Saceprino:

Condesas que duermen hoy,
Despertaos oh criaturas,
Miren como ahora soy
Ya han pasado muchos años,
mas ha quedado dulzura
que vive sin hacer daño.

Condesa Gutiardini:

Ya somos de era vetusta,
Y vos qué amor nos has dado,
Sentir que la edad ajusta
Sin antes decir que os quiero,
porque disteis lo soñado
y aquel amor más que entero.

Condesa Malia deisit:

Que nos sentimos amadas,
por compartir caballero,
no olvidar cada alborada
que cantábamos primero.
Ese libro vivirá,
En un lugar muy eterno,
En La memoria estará
Hasta irnos mi Muzio tierno.

Muzio di Saceprino:

Tan gentiles y excitadas,
Puedo oler labio libido,
Aún siguen exaltadas
y sigo aún muy fornido.

Condesa Gutiardini:

Tan enaltecido oh Muzio,
Nos hacéis sentir muy locas,
Ya sabemos el futuro
Y adorable vos amor,
Y que compartimos copas
Un vino que hace calor.

Condesa Malia deisit:

Sujétanos por favor
Acarícianos con lengua,
Roza nuestra piel amor
Sin retiraros mi rey,
No queremos ni la mengua
Sin importar sacra ley.

Muzio di Saceprino:

Más convencidas están,
Qué amor es más saborearlas,
Conmigo se exaltarán,
Como siempre… hoy más disfruto
Hoy, ayer más voy amarlas
Y verán que habrá buen fruto.
Qué feliz es el humano,
Más si en su interior consigue,
amor suave de sus manos,
aura más de aquellos besos
melifluos que hoy roza y sigue,
ante gran coito de exceso.

Condesa Gutiardini:

Nos acariciáis tan férvido,
Que sentimos un buen glande,
Hasta corean los cérvidos
Por oír nuestros gemidos,
Y este querer es tan grande
Que hasta Dios queda vencido.

Condesa Malia deisit:

Sois nuestra satisfacción,
Habéis dado hasta mi orgasmo,
Cuán tibia es la polución,
Nos sentimos longevas,
Vivimos gran entusiasmo
Y hacia tu ser me conllevas.

Muzio di saceprino:

Vosotras viviréis,
Solo de este arte poético,
Y aún me consumiréis
En lo que da vida al hombre,
Oh Mi violín energético
Que hoy toca a su gran asombre.
No hay en este amor la furia,
Solo delicia en sonidos
Que hoy rozan en fiel lujuria
que se llama poesía,
tanto les quiere en cumplido
hasta partir de alegría.

Condesa Gutiardini:

En este manjar de vida,
Siempre estamos satisfechas,
carta será recibida,
Más si el amor uno quiere,
Irá entre miles de flechas
Para vivir sin la peste.
Condesa Malia deisit:

Así iremos mi buen Muzio,
Ya perdonados ante él,
Porque lo nuestro no es sucio
Sino ternura y amor,
dulce como sacra miel
y que se endulza en albor.

Muzio di Saceprino:

Yo me creí fuerte amores…
Han sido mi poesía,
Aromaron como flores,
y al corazón de armonía.
La carta fue de ilusión,
De piedad a este querer,
Sin muerte y solo vencer
Hasta sentir la pasión,
Quizá en una fiel blasón,
Mas no se quiere perder
Sino más resplandecer.

La carta fue escrita en un papel que ahora se encontró en los libros de amor que se escribieron ellos, decía escrita de Muzio:

“Entre alma de soledad de viviente vida que vivisteis por años, poca satisfacción dio el mismo creador a mí espíritu que se veía perdido, solo un rumbo único de paz era su arte, no más que en su habitación cada tarde y noche, queriendo de la ternura de mis obras, de ese romance soñado, cual quería más vivir, mis voces hicieron cantar al mundo, pero jamás había creído que iba ser cantado por tales condesas reales, hoy como último escrito que me atrevo, ya de mis memorias solo queda el recuerdo de los días que jamás hubiera creído conciliar reír bajo los árboles y caricias de amor, veía a las dos como una sola, quería que fuera una, imposible para mí, eran iguales, como quisiera tener la magia de convertirlas en una, y me he dado cuenta que esta carta así vaya ante lo más lejos no llegará y se volverá polvo, es mejor dejarla aquí oculta, significará el gran amor que haya podido sentir por primera vez cuando antes no creí que viviera, si me torturas cuando sucumba mi ser, sabré por la razón que lo hacéis, pero si sois bondadoso sabré que me dejaréis entrar sin la espina que llevo en mi camino hacia tal gloria, no veo más allá, solo vos sabéis qué hacer de mí, cuán obras se han creado de nosotros, si así debe ser, así debe continuar, cuán pasión, cuán esperé, y qué vida pude vivir, aprendí que amar es tan igual cuando amas a la poesía que son ellas, y seguiré soñando que esto es real y no algo falso, pueden ver amores así,

y nadie podrá impedirlo así mi esperanza sea que cuando llegue al cielo ellas se conviertan en una sola mujer, así como mi vida que sufrió en las penas de amores no correspondido, y que recibí la fortuna de esta felicidad más que soñada, ahora este gran soñador puede decir mi historia ha terminado, las amaré y en mis cantos que se cantan en los conciertos, que son voces de amor hacia vosotras, nosotros fuimos más que un libreto de amor, fuimos inmortales al confiar en vivir hoy hasta vetustos, viejos, pero vivos aún y hoy en lágrimas en mi hoja derramo, mi inmenso amor por vosotras y la vida que haya escrito por tal alma de poeta en mi existencia y mi misma música sagrada al amarlas tanto condesas, duerman, duerman, y yo en su aliento estaré, siempre, oh vidas mías, ya no tengo tinta en pluma el destino me lo dice hasta aquí, mis amadas inmortales.

Así para Muzio el destino de su vida llegó más que conocido y de su romance cuando se consiguió esta carta, un romántico, un poeta, un amor literario eran sus condesas, quienes ciegas del mundo no más que a los ojos de él.

¿Dónde está el amor?

¿Dónde está el amor?



En un palacete festejaban entre bailes, sonrisas el recibimiento a una condesa real, que había llegado de viaje, gran júbilo alrededor había, muchos condes admirados por tal pureza de ojos, piel y rostro de azucena, vestida entre perlas y flores, al pasar le loaban con versos, pero ella al ver tal fineza, sutileza, no sintió interés, más se vio que solo buscaban su poderío o algo pérfido, temía de ello, ella en hipocresía sonreía mirándolos, los condes vestidos de gran elegancia se inclinaban al solo pasar ella, u ofrecían dalias o adelfas a su coronación, bendecida por muchos, aplaudida, pero en el fondo no se sentía completa, y se pregunta más que en su corazón. "Porqué he de tener tal albedrío o gusto ante muchos,  no merecen ni besar mis pies, vosotros iros sería lo mejor, hay más en la muchedumbre del mundo, aún nadie es merecido, el roce cuando roza estaré dispuesta a recibir el todo".

 La fiesta continuaba, habían músicos tocando obras de Mozart, alegría en todo el palacete, brindaban por la condesa ante la mesa, la condesa estaba sentado en el trono, su sigilo más precavido era recibir en ese día algo maravilloso, de aria dulce, de perderse en ese aliento, y así dejar por ahogado los lamentos que en su pasado había vivido, de amores paupérrimos, al terminar la cena en aquella noche, el padre de la condesa entrega la corona, le aluden como dueña del estado, Venecia, y le pregunta su padre, "¿Qué caballero os esposará de los que habéis visto, o aún no estáis preparada hija mía?". La condesa quedó en silencio, y se marchó. Dio a entender que nadie, y sale a las afueras del palacete, y atrás del palacete estaba un conde con su caballo sentado, sintiendo verguenza por su atuendo y que por la razón no había entrado, la condesa sale y ve al hombre a lo lejos de un lago.

 Muzilini Leansi: "Qué noche tan bella la de hoy, 8
y qué verguenza por como ando,
mas tranquila que ya me voy
que ensucio su dulce mirada,

 Condesa Riama: No estáis si quiera incomodando,
sino hoy ando desesperada.

 Muzilini Leansi: Dime porqué estáis vos así,
si tenéis todo en su morada,
no andáis en la pérdida o sí?
 yo ni hogar ni si quiera tengo,
Condesa Riama: Lujo de la vida es la nada,
y he buscado algo que no obtengo.
 Me contáis porqué no hay hogar,
cuál ha sido el grave problema,
Muzilini Leansi: Qué será que os hace penar
para que no andéis  satisfecha,
no puedo aún hablar del tema,
y es peor que filosa flecha.
 Condesa Riama: Contadme por favor, le ruego,
y os diré lo que me sucede,
 Muzilini Leansi: Viví ante un paisaje de apego,
do sus manos daban cariño,
 Condesa Riama: Gran luna luz hoy nos concede,
 Muzili Leansi:: Más siento alma de triste niño.
 La luna no sabe mi historia,
siempre en mi libro escribí,
pero ya eclipsó la memoria
y ese libro hasta lo perdí.
 Ella era Eos del aurora,
ella solo me despertaba,
sus ojos eran sol que adora
al paisaje en donde me amaba.
 Condesa Riama: Una diosa era ante vos ella?,
el sueño de un enamorado,
 Muzilini Leansi: En noche llovían estrellas,
al vivir amor copulado,
y donde en su espalda escribí,
versos de un querer soñado,
besos dulces luego ofrecí
hasta que ella se durmió,
dibujé su cuerpo adorado,
y esa noche más me arrulló.
 Condesa Riama: La dibujaste a ella en dónde?,
 Muzilini Leansi: más que en la delicia ocre tela,
compartiendo amor ante conde,
no consigue ya su figura,
solo aquel libro se desvela
al no sentir ya su ternura.
 Condesa Riama: Pero como ella se perdió,
si andaba  ahí siempre contigo,
qué anatema  fue que ocurrió
para no sentir ya ese abrigo.
 Muzilini Leansi: Ella al dormir se sucumbió,
 solo mi esperanza es vivir,
por eso no tengo a dónde ir,
porque lo más bueno eclipsó,
ya no sé lo que es reír,
ni escribir porque ella murió.
 Condesa Riama: Una historia bastante frágil,
a cambio a mí me han engañado...
adentro se creyeron ágil,
querían conquistarme a mí,
más no tuvieron un buen lado
puro, apacible como en ti.
 Muzilini Leansi: Me halagáis hermosa princesa,
pero quién a ti os ha engañado.
 Condesa Riama: un hombre que me daba  fresas
fue quien me había conquistado.
 Cada vez me hacía reír,
poesías de amor sincero,
y un día dejó de venir,
y supe que me abandonaba,
cuán valía aquel caballero,
y sin su amor yo me ahogaba.
 Muzilini Leansi: Qué hombre abandona a bella flor,
sus pétalos se marchitaban,
vos sin igual que un bello albor,
de esos ojos que a él amaban.
 Ciego o acostumbrado al juego,
más que para mí lo es eterno,
un corazón que enciende fuego,
cuando besas a lo más tierno.
 Condesa Riama: Vuestro corazón es tan puro,
que cualquier mujer buena iría,
se entregaría a fiel futuro,
confiada  que no lloraría.
 Muzilini Leansi: Soy así simplemente en vida,
la mujer me es más que un poema,
porque ella es más que recibida,
no es fantasía en la existencia,
más siendo el lírico buen tema
de escribir su dulce presencia.
 Condesa Riama: Amáis tanto a la gran mujer,
no sé pero aquel que adoraba,
al final le vi en un querer,
abrazado y besando tanto,
y sentí espinas y lloraba
y era peor que un mar de llanto.
 Muzilini Leansi: Jamás os daría traición,
vuestra boca es pulcro lenguaje,
transmite un muy buen corazón,
que anhelara que me quisiese,
verte sería un gran paisaje
de belleza y que siempre viese.
 Condesa Riama: Vuestras palabras hoy me rozan,
que en esta noche bajo luna,
ved como los pájaros gozan
cantan por nosotros primor,
no necesito la fortuna
porque he conocido el amor.
 Jamás yo soñé ser quien soy,
solo al reino quiero ir feliz,
y sé con qué persona estoy,
 Muzilini Leansi: Más que seguro y no infeliz.
 Debéis veniros conmigo bella,
os llevaré en mi gran caballo,
veremos de noche la estrella,
a tu lado porque hoy estallo,
de corazón a corazón,
de boca con roce de boca,
sintiendo tu respiración,
sin irme porque me provocas.
 Condesa Riama: Tan feliz os sentís conmigo,
que en esta vida no hay castigo,
solo siento que me enamoro,
ven a mí conde sino lloro.
 Feliz a tus ojos vencida,
e iremos a buen grato viaje,
encadenada y decidida
de vivir con gran personaje,
que sentiré cálida vida,
más de ti y de tibio masaje.
 Muzilini Leansi: Perfecta esta historia y concluida,
más que de amor correspondido,´
más río en mi alma encendida,
por vuestro amor que ha bendecido.
 Iremos lejos vida mía, 
donde nadie nos dé la peste,
además soy un buen pianista
quien ha decidido enseñarte,
espero que vos me conteste
porque mi amor quiere abrazarte.
 Condesa Riama: Contenta de tenerte conde,
enseñadme más cada día,
compartid lo que en vos no esconde,
confío en vuestros arrumacos,
ni imaginé que os merecía
pero ni sois ni un vil bellaco.
 Muzilini Leansi: Oh viviréis Condesa Riama,
más que eternamente a mí ser,
por haber sido dulce dama
que no creí más conocer.
 Condesa Riama: Oh bardo Muzilini leansi,
vos que en ternura solo habláis,
quiero  siempre sea un oasis
cuando vos a mí me abracéis,
que en dulzura vos perfumáis
hoy en besos que me ofrecéis.
 Muzilini Leansi: Me encanta cuando me besáis,
tan sápida mujer que siento,
entre mis labios que más dais
como flores suaves presiento.
 Condesa Riama: Nos hemos ido del hogar,
ahora vos dirá a dónde ir,
Muzilini Leansi: una casa que hice en madera
do llegaremos a dormir,
ahí he vivido en primavera
otoño y hasta mismo invierno,
no dije que tenía hogar,
pero iremos mi rostro tierno,
y tengo un piano de madera,
donde podréis tocar bastante,
y ha estado para la espera
de unas manos apasionantes.
 Condesa Riama: A mí siempre me gustó el piano,
siempre soñé ante un hombre así,
de un corazón sano hasta anciano
y así me veo en este amor,
de tu bella sonrisa aquí
y que me hace sentir ardor.
 Muzilini Leansi: Cómo en un día cambia todo,
más cuando sentís vil olvido,
pero pronto se aparta el lodo
y conseguís lo más bellido.

 Canto de Aria 

            I

 Condesa Riama: 

 Gracias por no abandonarme,
por mis ruegos escucharme,
un hombre de alma es sensible,
sus besos son apacible...
confiada ante este cantar,
entregada a sus delicias,
si es posible puedo hipar
a lo fiel de sus caricias.

Muzilini Leansi:

 Mi bien que no olvidaré,
oye el canto de alegría,
vida, amor que ni busqué,
y a mis ojos fue armonía.
 Mi buen ángel no hay suplicio,
el sufrir fue nuestro dolo,
pero escribirte es mi vicio
amarte porque no estoy solo.

 Llegan a la casa de madera, en un paisaje hermoso y frondoso de flores, buena vibra para vivir y reír, correr y siempre sentir aquel amor que había despertado, de aquellos sonidos que no habían sonado, pero que hoy estaban más enamorando, ellos juntos por un futuro creyente y eterno de llamas... ningún hijo de Dios está abandonado en la misma tierra que existe, siempre hay una razón la cual está oculto de la felicidad o quien es su verdadera identidad para amar, y enseñar el todo que él mismo sabe, y qué mejor a la ternura de tal sencillez de la era que vivía que no le gustaba, lo suntuoso, pomposo, de gran realeza, sino siempre quiso vivir la simplicidad de la vida, lo que ella más veía, y era en una salida de su hogar que estaba escondido sin haber entrado por la pena de su blasón. Soñadores los poetas ante bellezas cuales se centran al interior, no de su misma apariencia van a huir, porque a la princesa que de un palacete un humilde conde pudo rozar su más difícil corazón, de una platica con tal amor que desprendían más desprendieron los suyos para ser uno solo, y formar parte de un ciclo que sueñan hasta ancianos, así es la realidad de una vida que se vive, no para hacer cosas innecesarias  las carreras como medicina, derecho, ingeniería, de físicos, son para nidificar la vida, ayudar, pero la música y la poesía son lo que nos mantiene vivos, y nos hacen crear historias, hacer sentir al personaje vivo del amor, y dejando una huella a la vida, para no ser invisible sino eterno en el libro que hagas de pasión.