jueves, 14 de octubre de 2010

¡Oh Elfa de mí romanticismo!




Elfa diosa de puridad y de romance en arco.

He llegado de esa inmensidad
oscura y cúspide de majestuosidad.
Nadie pero nadie habría visto mi lumbre
oculta de magia y melosidad,
porque está mi aliento entre cumbres
de clasicismo y de felicidad.
Pido en fuerte voz al Dios Febo un piano para tocar;
y así en él mi alma yazga toda la eternidad
de mi vida en el acariciándoos de regocijar,
besando, oliéndole, convirtiéndolo de aroma de paz;
y el Dios hace mi valioso anhelo
y me manda ese regalo de majestuosidad.
Me da gloria y aparece de lejos
una Diosa esplendorosa Elfa
entre esa noche junto al monte;
mandada por el Dios Febo de gentileza,
será por gratas romanzas de pasiones
que lleva en su alma de vuestras lemas,
“¡dar y hacia eso: sacrificar un cisne de voces,
voces mágicas pronto sino se olvidará que está hecho de poemas!”.
Y a ese pedido he buscado
y he matado un cisne a su ofrenda,
para que el piano a otro mundo no se venda,
y ni se dé por no ser su pedido lema.
Pero lo hice para no olvidar esa huella
que ha quedado en sangre de ese cisne de dolencia,
y más siendo vuestro Dios generoso y dándome
una armoniosa Elfa, que de la cual será mi poema.

Me miráis de lejos y yergáis mi alma de riqueza,
de flor como frondoso laurel,
y he mirado tu ente de vihuela
como la diosa que hace arder mi piel,
que vuestra blancura de belleza
ante mi vida se engendre y no se pierda,
porque ha de eso seréis mi luna bella
que de noches miraré
y que en noches en diluvios de besos daré;
y que siempre de eso seríais mí florecer
de vivir con regocijo, oh eterna mía en mi ser,
cómo a ese escultórico cuerpo que sobre mi piel
dejaré que abracéis y que en él romancéis
de lo tórrido y que améis;
y así de él vos beberéis
todo lo que os antojéis y que abracéis
con vuestra boca divina de diosa;
y repletos de poemas
escucharéis mientras os ame en la noche lumbrosa;
llenándonos de melodiosa belleza,
que es el convivir de lo imaginario de esta noche jubilosa;
sois de mi noche el poema
de besar con mi sápida lengua
que de vuestro cuerpo no hay ida y ni del alma,
por ser todo lo de esta vida que besa,
como la paz infinita que dio a mi pasión amada,
como sois piano de melodiosas cuerdas,
y que en alma romanzas,
por ser el arte que llena
mi poesía Elfa de alabanza,
y que en ojos vos reflejas
de mi vida la alegre confianza.
Me permitís o me dejas
tocar el piano que de él ha sido vos la magia,
que de esta noche no olvido y es tan blanca,
como tú belleza que acorrala mi alma
y así la vida es tan dulce y no manca.
Vuestro olor he amado
pero tanto que os beso con la ilusión soñada,
sois lo que he venerado
ante la noche de luz esperada,
porque he venido de lejos
solo para recibir esta lumbrosa amada,
sois de mi aliento
que no se irá por ser tan copulada,
que ha llenado de puridad mi alma.
 Mis besos ardientes son por vuestras magias
que corren mis venas en llamas,
que tocan y no se van de la pasión romanzada;
y que mantengo ahí conteniéndote de fragancia
dulce hasta dar un frutecer Elfa de la luz esperada.

Le toco a la diosa Elfa el piano armónico
que del cual brota luces por lo amoroso
que llevamos los dos de lo histórico
del amor juntos amándonos de lo melodioso.
Sois de mi poema lo metafórico
de este lar encantador mágico y calórico,
es frondoso nuestro amor ávido y loco,
que nos saciamos de besos en el monte
y la armonía nos lleva hacia el horizonte,
que entre nubes vemos otras pasiones
como las nuestras volando de exquisitos olores,
que se besan y sonríen de tanto amor,
pero habréis visto que ha solo de eso
nosotros tenemos puridad de mil agitaciones
hacia el sonido de nuestros romanceados corazones;
de ahí amaréis tú con vivos soles,
de ahí he idolatrdao tus olores
y tus hilos rijosos que han recorrido mis imaginaciones
los cuales son los vellos fuscos de tu monte
que han acariciado mi intimidad de emociones;
y que he saboreado tu pubis de explosiones
entre mi lecho del bosque
para solo recibir regocijo y relajaciones;
que de este paraíso pedí a vuestro ser de ilusiones,
y que he de besar hasta la eternidad
sin dejar de amar mi dulce Elfa inmortal,
que de este paraíso me amáis de tenuidad
y ofreciendo siempre vuestra paz,
que por esa dulce razón
habiéndoos amado a vuestra beldad,
no olvidarte ni en la oración;
por haber dado toda tu carne de rijosidad
y de apego en la melodía de pasión,
que despertó el piano de amor
y que por eso te llevo en la oración
a vuestro ser pidiendo al Dios Sol:
“que nos de su poesía y su protección
para que así nuestro amor
sea fortunio y eterno,
y para que no se vaya al infortunio infierno,
que hemos cuidado tanto los dos
que no queremos que sea eso
sino lo hermoso de la pasión
que juntos tenemos de adoración
tan solo fuera dolor;
y de querernos… ¡no!, porque fuera postración
al no tener la misma romanceada unión
que se consiguió en la primera vista de amor”.

Así que por favor Dios Febo
danos hijos en nuestro lecho,
danos la paz más que iluminada que tenemos,
que nuestros seres sean glorias a la hora de encendernos;
por la busca del amor mágico en cuerpo,
danos el más allá a la hora de copularnos.
Soy ante vuestra Elfa lo idolatrado,
la venero como la flor a su árbol,
como una sonata a su nota de romanza,
o como un concierto de piano
a su historia de marcha,
el que brota luces de alabanza,
el que da gloria al que oiga,
su divinidad de historia,
su melodía que da amor sin derrota
y que de oír su sonido queda en la memoria;
como lo es el tañer de nuestra vida melodiosa
que en ella se oye nuestro romance de historia,
y entre imágenes estáis adorando,
como a la diosa de lo soñado,
y amándonos de la pasión vanagloria,
por saber de qué trata su melódica nota.
Danos lo majestuoso Febo
como lo es la armonía mi Elfa diosa,
siendo la Elfa a que quiero
de esta escritura y de mi dulce estrofa.

No se irá ella, porque la anhelo
tanto que da al mundo aroma,
aroma de paz y luz al cielo,
y escribiendo con la pluma de paloma
aquí con tinta de la sangre roja,
por ser tanto la pasión a mi diosa,
la sangre viene de un río rojo,
al cual se trae como tinta roja
y que a mi papel hoy lo moja,
de pasión fervorosa,
y a mi dama de copulación gloriosa.
Gloriosa porque le hago el amor
en el lecho de miles de rosas,
majestuosa porque le hago mía de ardor
y miráis mi ser y besáis con vuestra boca
mis labios haciéndolos arder de pasión,
os como el cuello, recibo vuestras caricias y gemidos,
vienen de lo profundo de tu excitación,
es tanto el amor y tan eterno lo unido,
que disfruto de tu respiración,
de tu cuerpo níveo y bendito
en mi noche de eterna iluminación,
y de mi corazón entre venas es espirito
por tenerte dentro de mi glande en amor,
y que por eso en besos te escribo,
que os amo, por conjeturar esta unión
que enfebrecimos de ilusión,
y que en pieles ardemos
por saciarnos tanto de pasión,
y que de tu pubis vendrá el dulce orgasmo
al que me dará en este lugar encanto
y dulzura a mi piel al sentir eso tan mágico;
por eso sois mi Elfa diosa de lo sacrosanto
que veneraré y amaré en lo eternizado,
y que de tu divino y piadoso arco
daréis al mundo en flecha luces de magia y encanto,
tú hermosura es solo una
y por eso eres de mi romance apasionado,
que de este poema has dejado luz con tu flecha de arco;
sois lo que he amado durante las palabras de entusiasmo;
y que de ti recibí el glorioso orgasmo
y ha de eso seréis mi paz y lo digno de lo saboreado,
y no hace más falta que de este bosque
entre estrellas fulgidas de noche;
hacemos ver a otros mundo nuestros corazones
ardiendo de melodiosas voces,
y de tú romanceado arco al que amo en el bosque
es el que contiene puridad a mi ser noble,
es el que entre esa luna lejana nos da su luz
para que nuestros seres adornen
de rosas luminosas en el monte
de nuestro lecho de roce;
que a veces tenemos ardiendo de la pasión,
que a veces nos lleva de tanto romance la copulación;
gustáis todo lo que tenéis de mi amor,
por eso amáis mi vida y mi olor,
habréis visto que bello nos amamos
o como violonchelo sonando,
y ante un piano en el lecho abrazando,
has abrazado lo más dulce de mi ser
como en la cama el glande de tu cuerpo acariciado;
nos amamos, me amaréis siempre,
os amaré enteramente como en mi poema soñado.

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