martes, 26 de octubre de 2010

"Un vesánico de la musa escribió"



En una noche pensando mil cosas, ¡y así debe ser¡.

Los violines junto a sus notas son:
derrame de agua de las nubes sonando
de esa amadísima sinfonía al mundo de ilusión;
porque está entre sus ojos y su corazón.

¡Oh qué pasión, qué delirio por vuestro amor!
que es el demiurgo de mis sonidos.

¿Por qué he sido yo de sentir estas infinitas cosas?
¿Por qué?; no lo entiendo, aún así ellas tiritan
en mí espíritu, vosotras me dan lo que tanto
me había faltado en el corazón,
y por eso es que hoy las beso junto a el lápiz
de mi ferviente escritura,
por vuestra dulzura
que me acompañado en la brisa,
cómo cuando salgo viendo en ella su sonrisa,
no sé por qué es así, sólo es mi destino
de adormecerme en sus notas de idilio,
que os veo entre los ojos del paraíso,
o como cuando contemplo el cielo infinito,
como ellas tañendo de delirio.
Así se dice y se siente entre violines de tú diáfano espíritu;
y que de él estalla de armonías de romance,
o de eso uno ir a un sagrado cielo,
y tronando ante ángeles mi apego,
y entre un pequeño silencio
se aparecen seráficas con chelos,
vuestras dan aire a mi sentimiento,
para que de él florezca lo eterno,
y entre flores de este paraíso sea lo tierno.
Se puede decir que sueño con esto,
y no voy a cambiarlo a lo mesto,
porque de mi pasión será el embeleso,
que entre el alma daré milésimos de besos,
y de él será mi acariñado anhelo
que hasta entre los sueños acariciaré con mi aliento…
así lo haré, y de eso viviré,
no lo abandonaré por ser mi sangre interna,
al cual en el suena
y me hace feliz,
por su tocada tan tierna
que entra en mí.

Mi mundo vuela y todo cambia,
menos el amor de mi magia,
que está entre mi alma.

Veo árboles en la naturaleza cantando,
siento nubes junto a los ruiseñores con voces sopranos,
es la fantasmagoría que despierta
y que hasta el oasis del edén suena,
como todo este canto que embelesa,
como de las aves de la naturaleza,
y que entre su sonido a mí me lleva,
a ese monasterio de piedra,
donde las aguas suenan,
y que entre las plantas se llena
de la melodía que siempre me besa,
como las palabras del poema,
como la de esta noche la luna y las estrellas,
porque ellas me dan su magia interna,
para ser de esto mi taumaturgia
que de él profundizo mi ternura,
y es toda mi liturgia
que amo como culto de mis sonidos de dulzura.

Es todo, y a lo lejos alguien clama,
que de mi amor dé la cúspide magia,
para que así el mundo vea mi indestructible llama,
que entre las partituras está de pasión florecida,
y de mi vida ardida,
¡todo, todo, pero todo de mi alma bellida!,
es así de grande esta melodía
que ronda mi vida,
no sé si haya más letras,
solo ellas son las que llenan de esencia,
o como en cada línea su íntima belleza,
y a la que se disfruta como vuestra esposa,
para crear de ella en canto una diosa,
y ser tu ambrosía del poema romanceado,
por la sinfonía que al edén ha acariciado,
porque allá llegamos, y en vuelo de su sonido acariñamos,
toda esa vuestra carne sacra con el aliento enamorado,
que fuese esas serafinas junto a chelos tocando
y entre mi alma a ellas arrullando,
y dulcísimamente besándola,
y entre mis ardientes brazos abrazándola,
para así a ella no olvidarla
por ser la esposa de mi pasión amada,
la cual es convertida en una seráfica casta,
para consumir así con las letras apasionadas.

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