miércoles, 13 de octubre de 2010

Frédérick Chopin

Idilio soñado de su poesía silenciosa.

Chopin vivió en aglomeraciones de nocturnos
de cada compás, como sus trinos de frutos,
y cosechadas en alma como el rey Saturno.
El lenguaje sabio como Ulises
de la historia de Homero,
que eso a él se estribe
de lo fantasmagórico a lo verdadero;
no hay otro Dios que Chopin de sus voces,
a una tinta negra en pluma a su hoja,
en donde se sumerge su roce,
de vahos, de una vida que moja,
y que del cual no despoja,
como entre las notas
el Dios de hombres Agamenón,
de saber dónde va el sentimiento
sumiso desde su corazón,
para gotear en diluvio de pasión,
y que entre su lenguaje de cadencia
armónica en su compás de esencia,
y que va acariciada a su alma
de mayor frecuencia,
no se apartará de su composición que besa;
esa lluvia de cadencia superior,
hiendo después de un trino agitador,
durando como dos tiempos
ese sonido abrumador,
que solo es lamento,
por ser tan delicado la cadencia del compositor,
y transforma a toda costa
todo ese sonido desolador
a un comienzo del otro compás de amor;
y entre su aliento se vuelve Zeus,
como el mágico férreo Dios
de toda esa larga composición,
de tener el poder a mandar al Dios del trueno,
y hacer de él a su nota lo lumbroso
de relámpagos plenos,
como fusas rápidas entre sus dedos
agitados entre el piano su aliento,
brillante pactado para el toque alegórico
de lo veloz viviendo lo histórico,
pero miran a Chopin cuervos
entre miradas fijas, muchos de ellos
que están entre árboles a lo lejos,
son nada más que negros,
no lo dejan de ver en su noche de duelo
entre la composición y su anhelo
de ir más allá entre la fantasmagoría de su sentimiento;
y mágica de su profundo oír de Quevedo.
 ¡Oh sí las letras entre idiomas representadas
más que diferentes en notas de lo cierto!;
y que de ese poeta lleva a un concierto
sus nocturnos poderosos de la noche de duelo;
entre los sórdidos cuervos
como demonios protervos,
de lo que observo
en esta noche estando Chopin sentado
ante la naturaleza; encendido de fuego,
y ardiendo su pasión ante el piano sin juego,
y termina de pasar sus diez hojas de sueño,
y termina de eliminar entre armonía a los cuervos,
se alejan las aves de la noche por duelo
de su poderío de ferviente olor,
¡se levanta y los deja en el suelo
más que sepultados de rencor!,
y el poeta bilingüe Quevedo
va donde Chopin y siente el amor
que compuso, y lo transforma en lo verdadero
de su bilingüe lenguaje de ardor,
por sus notas altas de lo acariciador
que da a su alma de Quevedo,
por tal armonía de lo romanceador
que tiene Chopin en la hoja
de divino olor;
como notas que son mareas fuertes
que se mueven mientras la veis
en frente de la partitura su amor;
como mostrando su alma y sus huesos,
teniendo ante el nocturno una dama
que ofrece más de miles de besos,
que hace más que en su cálido cuerpo
el florecer de un bellido sentimiento.
Y el cielo de la noche refleja una sombra
entre nubes al poeta Quevedo,
a Chopin y a la dama de su aliento,
quien de esa sombra consume el hasta
el piano de infinitos besos.

 Es tanto el latir de un piano
que esta sobre su corazón sus versos,
en armonía y entre sus manos
teniendo su brilloso universo,
cuando toca el piano adorado,
siendo la dama que lo ha extasiado,
como mirar sus ojos,
y de ellos no ver enojos,
ver la divinidad de su musa
durante la composición tierna
de la dama que a él interesa;
y que en notas a escuchadas letras
nació esa hermosa Helena;
la que robó de la historia de Homero
para satisfacer el alma que encierra,
el querer de un nocturno a lo sincero,
¡que se siente y palpita de belleza
lumbrosa, como astro y de día el cielo,
así de honda y gana esa guerra!
que estuvo entre la Troya y Grecia.

 "¡Yo me la robo y me la consumo como fresa!
a esta diosa en mi idioma de apasionadas letras;
donde pinta armonía en mis cuerdas,
¡qué delicia es enfrentar a otro mundo
que no sabe que soy más que furibundo!
si me tocan o me mancan,
no podrán, por tener una vida tan apasionada.
 Es divertido reír entre la historia
latiendo de vanagloria,
jactancia de jovialidad
y de consuma victoria".

Chopin juega con su mundo,
porque tiene sus nocturnos,
que de ellos consume como frutos.
Quienes hablan por él en silencio,
por ser tan de divino aliento
y de puro cisne entre su cuento,
y el cual pinta más que el verso,
de pasión, caricia y entrega,
y que a todo eso en el momento llega,
de ese latir dulce de cadencia
cuando en cama se besa,
así se recorre su cuerpo de delicadeza,
como lo es en el piano dócil,
toda esa apoyatura de belleza
sonada como la cadencia,
se mezcla y se abraza
con tu aliento llevando la esencia,
de lo que vos amáis, y siempre reclamas,
porque de esa mujer vos os sumergís
en todo ese río de vida y magia,
a quien besáis y en sus ojos os perdéis,
y el pasto de la naturaleza
os rodea y no os vence.
 Acariciáis su cuerpo y oléis su melena,
y ante ella envejeces,
y de tanto amor enrojeces
más por ser vuestra hermosa Helena,
que en vuestra vida mantienes,
así sea ajena
de ese otro mundo, vos la besas
de dulzura a su  lengua sacra,
que en esta vida es hoja de poema,
un Chopin, por vuestra dama
que de su olor no se aleja,
y que ante su nocturno siempre refleja
la pasión que de idilio penetra;
toda su armonía hablada en letras.

"El corazón bombea de armonía,
mis notas dictan una vida,
se vive mucha fantasmagoría,
y de ellos una elegía,
otras son buenas de energías
tan tronante como rayo,
entre relámpagos del horizonte,
que a eso yo vuelo y ato,
flores con melodías de olores,
sujeto estrellas y son brillazones.
Espacio negro queda con voces,
Universo:¿por qué quitasteis mi rutilancia
solo para vuestros favores?
Chopin: Para crecer así a la armonía,
y de las estrellas adornen
más con las flores,
y pueda dar a vuestro universo vida,
por mi armonía llena de alegría.
Universo: que se haga vuestro pedido,
y así hablará vuestro sentido
de lo que vale una armonía
en el astro y en la tierra;
de una vida que os fantasearíais
de lo que vos vivís y que encierra,
toda esa inmensa maravilla,
y escrita de delicadeza,
y de toda vuestra inspiración
a maravillosas letras,
como privilegiada belleza,
asombroso olor daréis,
esperamos Chopin ese aroma
en nuestro universo, para que apasione
todo ese clandestino idioma.

 Chopin estuvo trabajando con las flores
y todas esas rutilantes estrellas,
para que así en la hoja dé amores
a lo lejos de ese espacio de su estela,
que quiere él que quede y de ardores,
y espíritus saldrán volando en sus voces,
de ruidos al entorno de ese espacio
negro convirtiéndose en pasiones,
espíritus juntos amándose,
“romance espiritual”,
es su idilio al abrazarse
en ese universo del arte,
“romance espiritual,
se llama la partitura real”;
compone al universo,
que en cada compás, comparte su verso,
como una melodía descriptiva
de unos romances que activa,
toda una fantasmagoría
tan solamente en la dulce armonía.
Chopin: Universo les terminé su pedido,
Universo: ¿para ver?
Chopin: Aquí está, qué le parece lo escrito.

 “Los del universo eran dioses,
sabían sentir las voces,
el sonido de las pasiones”,
Universo: Me parece que es muy romántica,
llena de esa poesía mágica,
veo espíritus que se duermen
entre este universo enamorados,
están tan excitados
entre pieles ellos palpitando,
es prodigiosa, es armoniosa,
es la voz de Dios que escucho
entre vuestra partitura, y la quiero mucho.
 De premio os daremos el poder
de todos nuestros dioses,
porque has hecho de este ser
feliz, por vuestros mágicos roces,
que dieron aquí a mi alma
de este sitio mucha calma.
Chopin: Gracias, mis venas
ahora se sienten de más pureza,
se siente un poder increíble
al que no tenía así de indecible,
parece ser que me faltaba eso
que estaba tan invisible.
Gracias héroes que dan a mi poder,
junto a la dama Helena convertiré
en todo un real ser,
no podía besar ni sentir su piel,
pero ahora podré hacerlo con mi poder,
éste mágico e invencible poderío que dan
tan dulce y divino como la miel.

¡Helena amada mía de mi poema!
os convierto en una persona de carne,
para que así en mi destino no halla problema,
por no haberte podido tocar esa piel de azucena
que tanto en mi boca y lengua
han estado necesitando besar entera;
ahora os convierto
y se transforma en lo cierto,
y esperado en mi momento,
es blanca su piel, amarillo su cabello,
su voz armoniosa, como la de un concierto,
como de un ruiseñor,
me ama, por saber que la salve de un duelo,
de toda esa historia de Homero
que había de aversión por su belleza,
que le dio la diosa Venus en su apariencia,
ahora me ama, por saber que la cree de una composición
más que armónica en su espíritu de belleza;
que la tengo en mi ser, alma y en mi amor,
no la dejo y me hace feliz de lo historiador,
por hacer una divinidad en mi atención,
cuando se sueña con la dulce pasión,
pero cuando se encuentra todo es flor,
se canta y se goza
entre versos de la vida moza,
de partitura la cantable historia,
y que al final se florece entre naturaleza de gloria.
Helena: Eres el compositor de mi corazón,
besando y consumiendo hasta dejarme sin respiración;
es tanto vuestro idilio que llega a un huracán de delirio,
y de este mundo Chopin no será martirio,
eres dulce y amoroso,
como de la naturaleza el lirio,
os huelo y os beso mi Chopin virtuoso,
de la música mi hombre maravilloso,
te amo mi amor, de mi alma y de mi futuro
que se vivirá más que eternos y de frutos.
Chopin:Yo igual os amo Helena,
como las notas aman su partitura llena,
de sonidos colmados de esa dulzura
que a mi oído besa;
¡siempre!, cuando compuse pensando en ti Helena
que seríais esa diosa con quien viviría la vida tierna,
y se cumplió, te amo y, por eso que os doy jazmín
para que arome vuestras níveas piernas,
eres la inmensa ornamentación
más sacra del amor;
y ante mi casta composición
desprendisteis fuerte ardor,
del idioma de lo romanceador,
y que es desde mi introspección,
lo verdadero de lo sosegador
que siento aquí en el corazón,
tú inmenso y único amor.

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