jueves, 14 de octubre de 2010

Estrella mía, Venus mía en mi sueño.


Dos estrellas Fugaces

Era de noche, y no había luna, ni nubes. El firmamento era oscuro, pero repleto de estrellas antes mis ojos, contemplándolas como antes nunca las miré. Presentía algo maravilloso y asombroso que podía pasar, lo sentía dentro de mí, pero con amor hacia las estrellas que rodeaban el espacio infinito. Las seguía mirando minuto a minuto, ¡que de repente vi una luz pasar rápidamente!, y era una estrella fugaz que pasó por el lado derecho del horizonte; ¡quedé atónito al verla pasar!, y en ese momento dije: ¡Dios! mis ojos hoy quedan aguados de lágrimas por esa maravilla que acabo de observar. Primera vez en la vida que le sucedía esto a mi ser, y le pedí al señor con un enorme cariño, el gran anhelo de ser poeta y compositor, que es el sueño más sublime que embelesara y que calmara mi corazón; hasta quedar viejo acompañando de este amor acompañado como el respiro de mi nariz, para ser feliz. Mi voz fue susurrada entre palabras agudas ante mi señor inclinando mi cabeza; y luego elevándola hacia el firmamento con la terneza regodeada de indefinible querer, sentido dentro de mí ser. Luego de ese anhelo mire el horizonte del lado izquierdo, y pasó algo inesperado, pasó velozmente una luz esplendorosa realmente hermosa; y era otra ¡estrella fugaz!, esta vez quedé ¡más atónito!, que sentía que el cuerpo me temblaba y mis ojos ¡más alumbraban!, mi corazón ¡más explotaba! de gran ardor por el éter maravilloso de mi amada noche; y pensé, ¿Dios estas dos señales, que me mandas en formas de estrellas fugaces? son por mis dos sueños que anhelo vehemente tener; como lo de poeta y compositor. Siendo él elegido de contemplarlas justamente, ¡oh mí Dios tú que eres el creador! más grande y perdonador de pecados; creaste estas maravillas también, que hoy dejas mi ser hipnotizado por lo que siempre he amado; por lo que siempre esperado y soñado durante mi vida de alegría; y mi corazón palpitando en armoniosas melodías por esta noche mágica e inolvidable que siempre recordaré; y que siempre tocaré, que escribiré, como lo más venerable de mi eterna vida.

La próxima noche

No te apartaba de mi pensamiento, era como tenerte en mi aliento noche estrellada sin nubes, y sin luna. Después de lo que me pasó ayer te seguí pensando cielo infinito; ¡que serás de mi destino!, ¡porque un caballero como yo te ha visto!, será que soy el elegido, ¡de estas cosas espléndidas! que pasan. Minutos más tardes me dirigí a la ventana de mi casa para mirar el firmamento; y quedé varios minutos contemplándolo otra vez, como el día de ayer, y el frío de mi noche era como sentir el aire bendito que bendecía otra vez a mi cuerpo encendido; por lo estupefacto que he vivido. Y en pocos segundos se llenó de luz mi mirada por una estrella fugaz inesperada, en el lado izquierdo del horizonte de mi noche amada, como ninguna noche estrellada. Y le pedí a Dios otro anhelo, qué me colmara de mucha salud, hasta cuando ya se me caigan los cabellos, ya siendo en la vida muy viejo para vivir felizmente con mis sueños más estrellados y realizados. Hoy aquí no entiendo mí Dios, ¿por qué estos tres meteoros luminosos ante mis dos grandes romances de sueños amorosos han sido armonioso, y que he sentido una lava de pasión, por lo no que no es olvidado, y que está tan marcado en mis pupilas de amor esas dos estrellas ante mi dichosa mirada?; quedando totalmente grabada, serán mis dos sagradas ilusiones, como lo de poeta y compositor, que son mis luminosas pasiones de esta amada noche, donde hoy en este papel de poema, mi regodeado corazón palpita otra vez de melodiosas sinfonías; por mis sueños de esta prodigiosa constelación de estrellas ante mi llenas de una inmensa alegría, jamás ante sentida de indecible pasión; a las letras y a la melodía como mi veneración de mi dulce vida, como el alimento de cada día: escribir, componer y así siempre feliz viviré.

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