jueves, 14 de octubre de 2010

Mi roca cambia por el inmenso amor.



Mi roca cambia por el inmenso amor.
Yo y mi roca del amor.

Yo soy como la marejada de un mar
movimiento agitadísimo de andar,
con fuerza aterradora que tú mirarás.
Ola poderosa grande que sentirás
en tal extremo que te acariciará
en el mar, y siempre te tocará.
¡Pero asiduamente! furioso echa el viento.
La marea sube y me baja en tal momento,
que la roca está, pero choca y rompo mi fuerza,
me detiene con sutil y muy cálida nobleza,
que se apodera de toda mi bella sensación,
y no sé ¡por qué es así! todo este amor
que siento por aquella roca que me envolvió;
que me ilusionó en el mar con toda exaltación
ante todo esta sublimación de todo fervor;
y ardor como un sol, por esta pasión que ella me envió
a través de todo su amor. Ella será siempre la dama
en roca que tendré en lo más fondo de mi corazón,
que será el salitre de la mar con toda estupefacción,
donde te llevo en sal que nadie nos separará,
que soñaré en la mar por siempre volverte a tocar,
jamás este amor maravilloso se acabará,
porque siempre mi ser eterno te va estimar
muchísimo; porque me es imposible olvidar
tú roca, que es la reina entre las puras rocas,
que fue la que me conmovió para poder amar
entre la noche, donde aparecen estrellas
radiantes realmente hermosas; que son así
al contemplarlas se parecen mucho a ti,
con toda su maravillosa belleza,
que enamorarías con radiante lindeza
a muchos admiradores que te suelan al ver
sintieran mucha aflicción; sí no te ven más mujer,
porque junto a ti compartirían muchísima paz.
Sos asombrosa, que contigo jamás seré audaz,
y en su presencia jamás te mancharé con mendaz.

Así como está escrito, es la gran relación
que me sostiene siempre en días enfebrecidos,
con eterna ansiedad de tenerte fundido
en toda mi piel a ti que es gran ilusión;
que hace temblar al mundo, porque soy querido
con todo ese ardor vesánico de pasión.

Y este apego hace latir fuerte el corazón,
como un huracán haciendo temblar mi amor
que explota como volcán con fogoso ardor;
todo por ti maravillosa roca
de la mar como de las más hermosas
de la costa; y solo beso tu boca
cuando yo te toco en ola mi diosa,
siento que te abrazo con gran amor,
siendo de la mar tu único hacedor,
hacedor de este poemario de profusa ilusión,
cuando jamás pensé que lo iba a poder hacer,
como un cuento de mi querida inspiración
apreciada en mi espíritu de un gran querer;
Vuestro cuerpo era roca mujer,
pero al tocarte esa vez de amor
lo áspero se convirtió en piel,
y eso es lo que hace la pasión,
convierte todo en una gran sorpresa
para dejar una maravillosa belleza,
como tú pelo amarillo,
como mil soles en ti
y yo explotando de delirio.
Eres toda mi eternidad de amar,
jamás dejaré de besarte en la mar,
porque al subir en ola te doy mis aromas,
te doy miles de besos en tu boca,
eres mi tranquilidad de amar mi roca
que se convirtió en una paradisiaca diosa.

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