domingo, 24 de febrero de 2013

¿Quién comprende el amor?


                                                ¿Quién comprende el amor?
  Aún siento el latir,
solo me hace exprimir,
mi corazón llorado.

 No puedo eso creer,
es tanto oscurecer,
que esté aún prendado.

 En esta situación,
desvela una canción,
sintiéndose asolada.

 Vándola destrucción,
historia sin pasión,
sin su imagen amada.

 Si estuvieras aquí,
te amara solo a ti,
sin vorágine vida.

 Se fuera el añorar,
labios diera al besar,
naciera alma destruida.

 Mas no vas a regresar,
y es un vil marchitar,
y así tu te reflejas.

 Amor es infernal,
más hoy sin tu señal,
y sin amor me dejas.

             II

 Mas vuelvo a conseguir,
luz plateada en zafir,
como sol tan dorado.

 No puedo comprender,
cómo llegó aquel ser,
en un alba adorado.

  Me es alucinación,
 sentir esta gran pasión,
ya que no había nada.

 Florece un corazón,
no entiende la razón,
de mágica llegada.

 Me das tu frenesí,
con labios carmesí,
y la angustia se olvida.

 La historia es un soñar,
si vuelve a empezar,
se te va ahí la vida.

 No puedes aguantar,
y os pones a llorar,
y te oigo ante mi oreja.

 Que me amas inmortal,
tu melena especial,
como diosa bermeja.
 Y me haces sollozar,
por tanto idolatrar,
que arrullado me dejas.

Siento


Siento...

      Siento.                

 Siento en laguna cantarina
tu canto sensible al cantar,
es la dama que me ilumina
con su silueta al entonar.

 Siento que vienes candorosa
a mis brazos y mi besar,
es aliento de dulce rosa
que devoro en mi suspirar.

 Siento alegría de la tarde
ante el inmenso oscurecer,
tu carne tenue a mi cuerpo arde
al rozarnos de fiel querer.

 Siento que al amor hoy me brindo
de indecible anhelo inmortal,
es la pasión cual no me rindo
a esos ojos tan celestial.

 Quiero que siempre ames dulzura
y no olvides este soñar,
somos amor de la escritura
que escribí musa al despertar.

                   II

  Recuerdas esa mandolina...
que sonó ante el alborozar,
sentía tu voz tan divina
que a veces no puedo olvidar.

Recuerdas que besaste hermosa
en ese campo de estimar,
somos recién de piel añosa
y que estamos en mismo hogar.

 Recuerdas que era muy cobarde
para confesar mi querer,
pero hoy de luz ocre más farde
como farde nuestro gran ser.

 Recuerdas que este amor sonríe
en auroras de lo especial,
y tus besos, calor me guíe
en el destino pasional.

  Quiero en alma  tu piel de pluma
ahí poder por fin estar,
que se vaya espantosa bruma
que infierno no deseo ni mirar.

 Porque este amor solo es ternura
que hemos cuidado al solo amar.
 Recuerdas juramento en luna
que aquí hoy íbamos a llegar.

Siento que somos el reflejo
de una pasión tan apacible,
lenguaje de nimio cortejo
¡oh hacia entero orbe extinguible!.

Sois mi mágica melodía,
tu al gran yebarzal cantaste,
sentí beldad y enamoraste
no olvidaré aquella alegría.

Oh poema duz de armonía,
hacia enorme amor sollozaste,
aún siento que no fallaste,
lo que tanto mi alma pedía.

 Siento este amor en donde Dios
con los ángeles abrazándonos
tan dulce de loco soñar.

 Oh sintiendo que no habrá adiós
en almas tanto devorándonos
y sin poderlo ni olvidar.

domingo, 17 de febrero de 2013

El viaje misterioso de una isla.


 El viaje misterioso de una isla
 
 Un condal decide viajar por el océano, guiándose con su brújula, iba hacia la isla según dicho mapa poseía en sus manos, la isla para sí era un misterio, se contaban de apariciones las cuales desaparecían, quizá Nereidas, o beldades sirenas. Viajaba en la curiosidad de dichos relatos, dicen que muchos condes vivieron ahí, y que en los ríos había profusos pescados, bastante frutas en los árboles, muy frondoso, mas un día ya ningún conde volvió de aquel lugar a contar nada, se sospecha que la isla es espectral, quien viaje hacia esa dirección no regresa, mas el condal Vioster Nischoti no tolera tales rumores y convencido está en ir hacia dicha isla. La vida de él hacia dicha existencia se ha colmado de idolopeyas antiguas, no ha podido aún conseguir el comedido amor, al contarse de tal fóculo de tal encanto y espantoso, desea descubrir si él es la entrada de aquella costa.
 Al comienzo del viaje no ha sido un desastre, las olas muy templadas, no ha habido brumas, tormentas, viajando ligeramente entre las mareas, bajo la rutilante luna. Entre esa noche su estado mental empezó a implorar dichas palabras hacia su alrededor.

 "¡Oh mi buen navío que hoy viajáis conmigo, 12
estamos seguro que habrá en dicho hogar, 11
si proceden las mareas sin vil castigo...
he de encontraros para no más llorar.
 La noche silenciosa plenamente hoy, 11
el viento aura audaz bisbisea a mi oído". 12
(viaja y no os detengáis en vuestro cumplido 12
porque sé que veréis hasta en donde estoy.
 Gratitud daréis anubado existido
por no ser tan fácil hasta la gran gloria,
 sentiréis defunción y estaréis vencido
por no haber confiado y creído en la historia).
 "Vos hoy parecéis ser voz de ánima misma,
os presiento pero no os contemplo ahora,
si el mar será lo que a lejos abisma,
decís, confiar, que habrá cerúleo y flora,
si así ha de ser confío en vuestro carisma
que ayudáis en alma noble y luchadora,
si ha de poseer al pudor de oda melisma
de efigie deidad de mi amatoria,
navegaré al torrente viaje en sofisma
así yo nade hacia eviterna memoria.
 Mis tormentos hacia presagio terror, 11
contento, alborozada alma por su amor,
quién no alegrarse si pronto veréis paz,
ante mar vertiginoso que es fugaz,
oh marinero condal que hoy os besase,
entre abrazos en calor y que os amase,
ya el reino de mi libro más solitario
tendría su vida por fin ya valor, 11
 cuántos suculentos besos diera a diario
que os desnudase e hiciera loco amor".

 Un conde que sintió la voz más profunda de un aura, que dio a sospecha de ser un espíritu ya muerto, sintió que no estaba solo en ese viaje, le dio el reflejo que podría rendirse hacia su ida por tal desafío que le espera, el presagio tormentoso, todo el que viaja no vuelve, no temía, iba a luchar así su navío no soporte las férreas olas de la mar, siente un loco sentimiento que recóndito está, algo le hace ser fuerte y a sobrevivir hacia esa aventura. Cuánto no da un caballero por solo llegar a los pies de aquel verdor, olvidando su misma existencia de quien es, es más poderoso las ramas cálidas que anhela rozar, respirar y comer del fruto hasta ahora prohibido, podrá seguir con lo que busca, pero tanto es su incertidumbre e inquietud hacia la cúspide estrella que destella en luz de llamas, como un sol de llamas con un corazon, por ir a la extinción.

 Diantre brumas hacia lo lejos del mar, 11
terribles rayos suenan en colisión,
hacia este desafío hoy he de enfrentar,
más velas listas y emprendido timón,
ya las olas están de garrafal furia,
apenas puedo dirigir hacia el norte,
la brújula se cayó en plena penuria,
y no sé si fallezca o  más lo soporte,
en la mar hay tornados de vil injuria,
las velas han quedado en pérfido corte,
no sé si por la luz diáfana hoy yo viva,
si este imposible mar del gran poseidón,
si tan solo lo pasara alma reviva
y diera efluvio aquella hermosa ilusión.

 Una voz lo visita nuevamente, enfurecida le entona, por ver las palabras que de miedo decía, y que había hasta olvidado lo que dijo antes, quería hacerle recordar que esto no más era una prueba, prueba de la misma imagen que tanto implora en su vacío, el que de verdad llegue a luchar y pasar en vida la fortuna será eterna, porque solo hay una rama inmortal, nadie más, le trata de convencer que de todo de sí, y luego la recompensa iba ser mejor que el reino bendito de Deus, a su voz tan intangible y blanda sintió que estaba siendo derrotado, que no debía ser así, el ímpetu en su interior expresó con su timón y las velas las acomodó ante fuerte viento torrente del tornado, e imploraba, "no podrás más que yo, yo mismo he de calmaros y envejecer al fondo del océano".

 Qué estáis haciendo oh joven gran soñador,
 recordad que la manta está más que cálida,
solo vos podéis vencer al vil terror,
y así alegrar a vuestra alma más que pálida.
 Sois único y paupérrima  esta ruin prueba,
y prueba que la metáfora os ha puesto,
ya que os mira y siente a tal alma manceba,
si llegáis al fruto os saciará sin mesto.
 "No sé porqué el tiempo me retornó tan rápido,
debo encontrar el misterio que se oculta,
los rubíes brillasen al seno sápido
que en mi contemplación hoy solo resulta.
 No podréis más que yo tornados tan viles,
giro y giro mi vasa en fuerza el timón
no haréis sentir más mis ánimos febriles
y esta esperanza aventura es mi misión".

 El mar hizo caso a él, vio que su poder hacia la melifua alma era poderosa, tuvo venero hacia él, le abrió el paso del mar, y a lo lejos la luna estaba, brillando aún más hacia el celeste mar, y mostrando un cerúleo hermoso, entre diáfanas estrellas al infinito, la mareas serenas, Vioster Nischoti sintió gran calma y respiraba con alegría, pudo haber quedado en naufragio o sucumbido en la tal maremágnun de tempestad que vivió, jamás estuvo solo, siempre esa voz estaba con él, cuánto no agradecido estuvo, sigue en su vasa por las mareas, y su brújula no tenía ya, cómo saber a donde iba si su destino era el norte, y según el mapa como iba, no sabía, ni conocimiento en donde estaba, o cómo hacer?, no había costa, se sentía luctuoso, se preguntaba. "He de encontra alguna tierra en dónde descansar, dónde quedó las dichas que me había dicho él, ahora ya ni viene, era para no ver nada?, oh así son los misterios a descubrir, si me tocase vivir en la mar, lo único que haría fuera pescar, y soportar los terribles tornados que viniesen luego, esperaba enseguida un resultado a la victoria, veo la mar con hielos partidos, siento frío en mi cuerpo, no quiero pensar que estoy acercándome al norte del polo, no iba cierto lugar, no quiero seguir así, ni una señal de un camino, debería de ir a otra ruta, no a este lugar que no es habitual para mi vivir". Decide irse, y toma la dirección al sur, pero no era seguro si iba al sur, o al este u oeste, estaba perdido ante el océano, y de los relatos de la isla no veía, sentía que era un viaje en vano, banal, paupérrimo, libertino hacia su confianza. Sigue viajando y observa una ballena azul a lo lejos, contempla como sale del mar, y al otro extremo delfines nadando, se distraía obserbándolos, y las hermosas luces de la alborada real rutilan en sus ojos fijamente, la belleza de la noche vivía, pero no satisfecho, entre la rabia, pero miro al cielo y pidió un anhelo, oró con el alma pura, que escuchase el Deus que vigila desde su hogar. "Vos todo el índole poder de crear la vida, la naturaleza, la existencia del mundo, donde hay males, buenos, hoy que soy siervo solitario del abandono, solo que ha luchado al feroz mar, entre miedoy coraje, sin saber si pueda más resistir, o a este navío navegante, o que él mismo se hunda, o que ocurra lo menos esperado, y por la falta que viajé sabéis muy bien a que se debe mi espíritu, pero si así va pasar mi vida o hasta el último aliento, dame antes un poco de amor, recordaos de mi, sabré que fui hijo salvado". Conde oró con tanto corazón y sufrimiento que se durmió en la vasa que viajaba, y el navío solamente viajaba, estaba poseído, era por la magia de su oración, la teúrgia milagrosa, viajaba y viajaba, y el dormía en silente sueño, soñaba que a la costa su alma llegaba, y veía otra vida como el paraíso, que se colmaba de aquel sueño que había querido sentir, y que el fruto de la rama inmortal iba a comer, se iba a saciar de la vida a la que quería ser bienquisto. Lo que había soñado era tan real, que la vasa chocó contra una roca indecible, e hizo que se despertase, y del susto se levantó y lo que encontró fue una isla, y gritó, ¡Tierra, Tierra amada, oh Tierra que me escuchó y que vi, oh espíritu, oh mi santísimo, oh soy purificado, grande es la santa alma que solloza al imploro llorado para ser bendecido". No solo llegó a la tierra, ahí el fruto con que soñó estaba escondido en un árbol grande difícil de ver, y que ese mismo fruto hizo venir al navío por el mar, por ver y sentir que de verdad la amaba.

 Vioster Nistochi: Un árbol tan grande ante mis ojos veo,
pero hay una figura entre él que más brilla,
iré hasta allá para ver si es lo que creo,
porque ojos bellos tiene de maravilla.
 Guliardi Nereidi: Yo soy lo que vos pensáis hoy joven conde,
yo sé quién sois y qué vida habéis pasado,
vuestra alma ha llorado entre el mar muy ahonde
y venir a destino y ser amado.
 Mi nombre es Guliardi Nereidi, Vioster Nistochi,
mi prueba fue la tiniebla del mismo dolor, 13
quise ver el valor de un amor supremo adonis
que si superaba iba enamorar mi candor.
 Vioster Nistochi: Enamorada estáis de mí hermosa Guliardi 13
vuestra figura es de una Nereida de amor, 12
qué fortuna es para mi miraros tan dandi 13
sabiendo que mi piel es vuestra de dulzor. 12
 Guliardi Nereidi: todo lo de vos es para mi un gran oasis
en este forraje de pasiones de ardor,
romaceándonos en fiel cópula sin mártir
nuestros cuerpos saciados de tanto pudor.
 Vioster Nistochi: He de sentiros soñando en fiel ternura 12
que he ganado ante la fe del corazón 11
 a tal mujer que en mis manos son dulzura,
de miraros de ojos a ojos de pasión.
 Guliardi Nereidi: Enamorada por ser de vos muy amada 13
necesitaba un conde que diera la vida,13
que recitase compases sin mi mirada
y que sintiera que por mi aquí besaría 13
 Esos son los hombres que son para mi mágicos 14 13
 los que no hay y que solo vos es de mi seno, 13
que podéis besar, rozar sin sentir lo trágico
porque llegasteis al hogar de amor sereno.
  Vioster Nistochi: Tan tenue como el mismo laurel amor, 11
os quiero como la arena al mismo mar,
sois tan agraciada y perfumada flor
y os siento tan ansiosa de mi arrullar.
 Guliardi Nereidi: Acostaos y desnudaos hacia la arena,
consumid de esta carne tórrida que amaréis 13
vos acariciad mi espalda en amor sin condena 14
que vos mismo en coito férvido devoraréis.
 Vioster Nistochi: Os consumo la chichi húmeda de dulce diosa, 14
que para mí es la ambrosía dulce prohibida,
solo el que triunfe y sienta esta pasión afanosa
podrá tener el espíritu de amor en vida.
 Guliardi Nereidi: Me gustad como me hacéis gemir en orgasmos, 13
sois tan loco y exultante de la lujuria,
que saciáis la intimidad de flujos y pasmos...
por haberos traído hasta aquí de la injuria.
 Vioster Nistochi: Mi adorada Nereida fruta que hoy devoro,12
erais aquella fruta que soñé en mis sueños,13
hoy para mi es una fortuna mi tesoro13
teneros y sentiros que soy el fiel dueño 13
 Guliardi Nereidi: Oh amor siento que me mojasteis la piel 12
tan satisfecho estáis de esta copulación 12
tan bello ha sido esta sensible y viva unión 12
ante vuestra cálida carne de lo fiel,
y me habéis hecho sentir vuestro corazón
quien os amará en una vida dulce y no hiel,
sola junto a vos y para siempre en razón
de crear un vivir que sea dulce miel.
 Vioster Nistochi: He podido terminar y calmado estoy12
por sentir que sois mía  y solamente mía,13
que dormiréis en mi fogoso pecho y hoy
hasta por siempre a mi corazón de alegría.
 Guliardi Nereidi: No creí que sería así vivo y emocionante 14
saciada y felizmente amada de un navegante  
no os apartaréis y vive hasta la inmortal vida14
ha de sentir que esto es real y cantata armonía 14

 Los dos enamorados por fin en su lecho de la costa del mar, pudo sentir la fruta que había consumido, la luz de las llamas dieron para este caballero, enamoró a la Nereida que él decía que era, ella quedó encantada bajo su dulce manera de amar,  quién iba a creer que iba a conseguirla de tal milagro, y que ella misma hizo que él viniese, su amor de gran pudor calmó el forraje de esa isla, misteriosa, dichosa para él, para ellos mismos, disfrutando de un gozo etéreo bajo la rutilante luna y constelaciones, los mares respetaron su costa, los ríos de aquella isla eran bendición para el conde y ella más, el secreto de la historia era, que esta pobre Nereida estaba presa sin el amor de un joven, todos los que llegaban solo abusaban de ella, y sin temor a su lujuria ella los mataba con el beso de la muerte, su condena era no conseguir aquel caballero. Cómo pudieron aquellos viles hombres cruzar los tornados?, la mar antes era tranquila, no había tempestad al viajar, no habían naufragios, era la defensa que hacía para ella misma ese terror y desafío. Es la diosa del océano, la isla es su hogar, pero presa. Un humilde hombre pudo conquistar al corazón que muy difícil han podido antes, posee una beldad tan cúspide, muy fácil es enamorarse al deseo. En su vida de ellos confiesa ella que tenía poder de dominar el océano, y que pudo él mismo vencer, que ya nada de eso iba existir del naufragio, mas la isla iba a estar oculta con una niebla de miedo espectral, y tiburones, y hasta pirañas que comían madera, porqué haría esto esta diosa?, por no querer tener a nadie en el nido de su amor, quería vivir sola con él, y no producir una vida con él, quería ser solo ella y él, el conde estaba de acuerdo al ver en la isla que estaban y que más importaba su amor que ver un vástago que no se pueda producir con nadie más, su vida dio un buen resultado, eran noches y amanecidas de libidinosidad divina, entre animales vivían, comían frutas cada día, vegetales,  bebían agua del río purificado, se bañaban y más copulaban, su relación crecía tanto que de tanto amor escribían, lo importante era que Vioster Nistochi y ella sabían música, y juntos componían y hacían cantar a los animales y  los mismos árboles del herbaje en gran armonía; un mundo de paz y romance cálido y cantado, dormían junto al lecho del monte entre flores, no había villano que destruyese su hogar, su vida era descubrir que podía encontrarse en otras islas de las que estaban lejos. Un día ella sale por la mañana a buscar unas maderas para construir un bajel, y su amado gentil se despierta, diciendo a su amor, mi flor de amor que en noches y días me aroma de dulzura hoy dónde estás?, no abandones al corazón de tu amado... dónde os metisteis querida dulce mía. El hombre sale a buscarla y la encuentra cerca de la costa haciendo un bajel, dice él a ella, oh amor aquí os encontráis no sabía que ibais a despertaros tan temprano, y más hacéis un bajel. Sabéis la primera vez cuando llegué, mi vasa quedó en destrozo pero aún sirve, que tal si usamos aquel y lo construimos juntos, os parece?, responde, no quiero, prefiero construir uno con mis manos, y ya llevo avanzado algo, y disculpa si respondo así. El hombre queda callado a su manera de expresar algo había en ella que no quería decirle, era un día extraño, raro, no era así ella. Dice su conde, mi fiel querida respeto las palabras que decís, me podéis explicar que queréis hacer y a vuestro objetivo ayudaré. Responde su amor, ya que insistís os diré qué deseo hacer, quiero viajar sola, y no acompañada, ahí no me conocéis, me incomoda ir con alguien, así sea al que más ame yo. Me iré por una semana, podréis retiraros para terminar sola mi trabajo. El conde quedó dolido, y sin más que decir le dice, me iré a preparar algo nos vemos, pero me duele que estéis así conmigo, como si yo hubiera hecho algo, un mal, no entiendo. Responde enfurecida hacia él, Si seguís así olvidaré quién sois de mí, y recordaré cómo era que desaparecían de la isla cuando abusaban de mi espléndido ser. El conde en tal temor no dice nada y se va, con lágrimas.
 Había algo extraño a sus expresiones de un estado no normal para el amor que se había cultivado. Había un mal que se había poseído de ella, era la magia de un demonio que se llamaba Destornili, él había enviado en una noche un aliento espantoso que entró a su piel, esa misma noche él le hizo suya, ella sintió un sentimiento maligno del cual se había enamorado, ya a su amor no veía con afecto, buscaba irse para siempre de la isla e irse donde el demonio que le consumió, los ojos de la hermosa Nereida no eran azules celestes como la mar, eran rojos, sus pestañas eran buriel, su atuendo era negro, su cabello se lo había pintado a rojo, su piel blanca, era más blanca y sensual, el aliento del demonio había hecho una metamorfosis a esta hermosa dama gentil, la convirtió en una hipócrita criatura. Cuando termina de hacer el bajel, su amor conde siente que ya es mucho tiempo y va donde ella, y cuando la ve tan diferente se asusta,  siente que era una diantre, y al final corre a la costa y le dice, qué os ha pasado mi Nereida, porqué cambiasteis de aparecer, qué ocurre contigo, ahora contruisteis este bajel para qué a la final, le responde ella, mis motivos son que iré a buscar algo para vos, recuerda que mi profunda alma os ama tanto mi fiel conde, ten por seguro que cuando vuelva haremos el amor sin parar, y me puse así vestida para ser de vos la malvada diosa, y vos mi angel tierno, es un disfraz divino no creéis?, ahora debo irme, recuerda hacer algo por mi, vendré y seré solo tuya. El conde sintió que su amor le amaba mucho, él le responde, así será como decís, os deseo suerte, y espero que sepáis a dónde vais, pero jamás olvidéis que de mi corazón en un lugar está vuestro corazón, aún vivís, no os he dejado de amar, siempre sueño contigo. Os amo mi Nereida. Ella no sentía el mismo amor, ella no le responde solo le tira un beso y se va. Ante el viaje de su ida entre el mar que ya no poseía ella, porque al estar así vestida y de tal aspecto, su poder era nulo, era una mujer bajo las fuerzas del demonio, el mar al solo sentir que ella pasaba en el océano, él mismo mar le atacaba con olas grandes, y las tormentas al ver su traición atacaron con truenos y rayos espantosos, hacían que el bajel se moviera más y más... ella iba por el demonio y el demonio lo único que quería era, era hacer eso mismo, que ella viaje siendo poseída y que al reflejo de sí, el mismo océano fuera quien la matase, y así el demonio poder tener el poder del océano que tenía ella, y transformarlo al mal, y  Guliardi no estaba en sí, en como era ella realmente, y al verse en esos casos siendo de una efigie del mal tenía miedo, pero tenía un poder que el demonio le había dado, era gritar fuerte y hacer que el volcán de la isla que estaba muerto, despertase y así matase a su mismo conde y destruyese la isla en plenitud, ella de la desesperación lo hizo, y el conde al ver que el volcán explota huye a su navío, inmediatamente, y se acordó que estaba mal su navío, no sabía qué hacer, y en fe del conde decide montarse igual e ir por el océano a buscar a su amada, y contarle lo que sucedía con la isla, y logra salir el navío y la isla se cubría de lava, se morían los animales, todo desvanecía, todo acababa, el mal del demonio fue destruir la isla y al conde, pero no pudo llegar a matar al conde. Al ver gritado el océano se enfureció aún más por ver que la isla que veneraba se destruía, decidió el mar entre tornados, hacer que el bajel se hundiese al fondo, pero el océano se dio cuenta que al final venía un navío que conocían, y el mismo conde implora y dice, "No sigan tornados hacia mi pobre Nereida, no ahoguen al amor que tanto busqué, no ven que si se va de esta vida, cómo podré yo soportar vivir solo, que a su amor me di y me entregué". El aún no sabía nada de lo que sucedía con ella, solo el océano sabía que era mala, y que había traicionado al océano y a la isla peor. Una voz del viento vuelve a venir hacia el conde y le dice, acordaos que ahora vuestro amor está poseída bajo un demonio vil, ruin, soez, desea destruiros, y a ella y poseer el poder del océano y dominar todo, él hizo a ella así, vuestro amor está inconciente, vos solo podéis vencer al demonio si lográis ir ante el bajel de ella, y vos mismo ahorcar a ella, y la reviviréis con agua del mar hacia su cuerpo entero, y veréis que volverá ella, no va ser fácil el demonio la posee, y para que vos no hagáis nada primero os matará ella a vos, debéis vencerle y usar la fuerza del amor, más ante el océano que contigo no está, el océano es terco, no va comprender lo del demonio si contáis, vos tenéis que solucionarlo, antes que el océano sea quien le mate a ella, si así es el océano será aún más que peor y vos fenecido seréis. Confía en aquel corazón que sois, y lucha otra vez por lo que amáis y queréis en realidad. Responde el conde, si así he de ser, lucharé sé que puedo por ella, y porque sé que ella me escuchará en el fondo de su interior. Va el conde y llega al bajel de la mujer poseída, la mujer poseída al verlo ya ni le conoce quien es, ella misma que creypo en el demonio, mira a qué terror ha caído, la mujer poseída le  dice al conde, quien eres y qué venís hacer aquí, pensáis ayudarme a mí, no veis que el océano es peor que todo, o queréis que os mate u os lance hacia el océano. Responde el conde, vos está poseída por el vil diantre, recuerda nuestro amor mi Nereida, las palabra que nos dijimos siempre, que ibamos a estar junto siempre, no escuchéis más al mal que os posee, solo el quiere la muerte de vos y ser dueño del mundo, os ha quitado el poder de dominar el océano, vos es la diosa del océano, la mar os odia, por ser tan diferente, hermosa criatura, mirad mis ojos, mis manos que en la vida os han querido. La mujer empezó a sentir cambios grandes de preguntarse quién soy, y el océano más seguía destruyendo el bajel, y el demonio al ver que ella se preguntaba eso, más él hizo que ella fuera hacia el final del bajel y se lanzace a su dominio infernal, para que así todo terminase, y ella sin protección pudo detener el conde a sus brazos, y ella decía a él, amor, yo os amo con mi alma plena, vamos a lanzarnos al océano y nademos juntos y felices, os parece?, el conde al oír tales palabras confuso estaba, pero la voz del viento a su sentido vino y dijo, recuerda que cada palabra de ella es del mismo vil diantre, no confíes en las mentiras, y mátala. El conde, responde a ella, si iremos hacia el mar, pero antes sus manos ahorcaban del cuello a ella y en su voz de la mujer decía no me mates soy vuestro amor, a gritos, él no podía hacerlo, se puso débil, y la soltó y el demonio aparece frente a él, y con su tridente le iba a dar a su cara, y con su poder tenía a la mujer en el suelo sin pararse, y cuando fue a darle con el tritón, el mismo océano había visto al demonio y vio que era cierto la historia que habia oído en el bajel, y al verlo sin más medida y perdón, fue la furia tanto del océano que Poseidón dio la flecha de la muerte al corazón del demontre, y para terminarlo el océano lo mandó al tornado en donde su mismo ser infernal explotó y desapareció, el conde había quedado sorpendido a la magia del océano, y la Nereida cobró en vida, y volvió hacer ella, simplemente hermosa, con su belleza astral, y vio al conde y abrazó con tantas lágrimas que le decía, yo veía todo el mal que pasaba, estaba lejos de este mundo, bajo un hogar de tinieblas y torbellinos de fuegos, no sabéis cuánto os gritaba de que no era yo, y tenía miedo de que murieras y que sea yo muerta al verte morir, responde su conde, por fin la catástrofe de este demonio terminó, ahora la isla se terminó, no hay isla, los animales murieron, responde, lo sé, la mujer malvada había gritado en su bajel, y a ese grito hizo explotar un volcán y el objetivo era mataros, pero no pudo, ella gritó a mando del diantre, pero tanquilo que todo volverá tengo ahora el poder de florecer todo igual, bendigo al océano en lluvia santa de mi alma, y hago llover entre nubes y a formar la isla de nuestro hogar, y a revivir la fraternidad y vida que había, ya todo ha pasado, y siempre ten por seguro que os amaré así notéis lo raro que no seré, pero ahora estamos protegidos más por poseidón que fue el Dios pasado del océano, pero que jamás desaparece en casos importantes. Responde el conde, esto es un amor milagroso, y mágico que tenemos, tenemos que ir a descansar, o quizá a disfrutar de un nuevo ameno amor en nuestro lecho de la costa del mar. Entre risa lo decía, y su amada al verlo reía, y juntos se besaron ante el bajel hasta llegar al a isla, y cuando los dos bajaron sus vidas cambiaron más, porque en el fondo de su corazón benéfico se amaban como los dos más grandes inmortales en el amor que jamás en la tierra de milagro había existido, ellos solo eran en ese refugio de amor tan querido, y que habían crecido en más locura de la relación pasional, así era la historia, viva, emocionante, divina, erótica y muy melódica en sus composiciones de sus relatos que hacía en el secreto de su música, más de lo que habían pasado escribían, y de los días que venían, logros y triunfos, hasta que así su vida se consumió y llegar hasta vetustos e ir al cielo del reino de las almas de una nueva eterna vida, y con un objetivo, el amor vence cuando amáis deja al mal en colisión eternalmente y se disfruta de gran elogio en gozo y más que placer musical.

domingo, 3 de febrero de 2013


 ¿Hay solución para el amor? 19 01 213

 Amarte en el silencio
que hoy me toca vivir,
sin tu risa y tu beso,
sin amor y embeleso
que provoca morir.
 Quién sabe qué es amar
si no han sentido amor,
piel desnuda y besar
en lecho de su olor.
 Empieza mejor violín
a entonar la libertad;
de este aurora sin festín
a ingrata melosidad,
de pérfida castidad,
¡oh el paupérrimo amor!,
viva ahora soledad
se consume el interior.

 Melosidad:
.
 A quien devoto en lira
para una gran teúrgia,
fusco herbaje y con ira
pobre homo de liturgia.
 Podéis ser férreo por fin7
y es arduo a ella olvidar,
ni hoja retoña a jazmín
y es un triste marchitar.
 Poeta o bardo de la escritura10
quien se adormece en 5 profundo amor,
de aquella deidad de su pintura
quien idolatra y da tal terror, 8
un pecado de la vida será?,10  11
de pensarle y no al santísimo Deus,
o lenguaje ya ni siquiera está
hacia el amor 4 y como el mismo Zeus. 11
 Noble interior que un soez misántropo 11 10
y sensibilidad del rincón,
quien siempre pinta un mundo filántropo
en pluma en tinta del corazón.
 Obra poética de su identidad11
quien acaricia su entera libertad,11
y la única  gran razón de vivir bien,
es que el milagro ya podáis encontrar,
por arte o existencia su aroma bren
que es a su diario amarotio de arrullar.
 Cuidadme en el sino sin el averno vil 12
y rutiladme en la luz de su magnitud,12
así de sus astros y de tez de marfil
para amarle y no olvidarle en beatitud.
 Dios vive siempre para la multitud11
y humano como yo no está abandonado, 12
he de ver brillar y ver mi juventud
con luceros de sultán enamorado,
así la angustia y más la amable quietud
a su dócil piel de amor tendré abrazado.
 "La luz del siglo está por alumbrar 10
cuida bien de aquella lucha al destino, 11
perfecta melodía ha de sonar
y florecer el luello del espino".
 ¡Sé a dónde voy!, ¡y muy bien quien soy!, 9
o en la vida para que nací,9
¡sé para que vivo y estoy! 9
y de la gran misión que es de mí.
 Nada en soledad y de vetustez 10
solo ha de implorar la prosopopeya,
que escuchéis en verso la flacidez
de un soñador que anhela la epopeya.
 Oh mujer que la añeja del vacío11
vuelve en otra rosa y en gran pasión,10
dormiré junto a su pecho en el río 11
ante una roca con inmensa ilusión. 10
 "La poesía y la dulzura le acompaña13
así vive en esa hermosa armonía en pena,13
ella suena en vasto amor y al final le abraza
de ojos a ojos de su adorada sirena...
 Por fin pudo sonreír y amar 9
y olvidar la tirria y decepción,9
libre en su sentir y palpitar
de seguir vivo en su dilección".

Maschia Dorieli



 Hay una mujer campesina que implora al amor, vestida con trapos humildes.

 Maschia Dorieli:
 Cuánto más mi alma ha de esperar 8
sino tengo calor y amor,
miedo a quedarme sin amar
sin conde a su agradable albor.
 Me consume el día y noche
hoy sentada en este herbaje,
con esta aria de reproche
que sin ternura y sin viaje.
 Más vale dolor humano
que verme así el gran santísimo,
que ni hay el amor grandísimo
que espero de un cortesano.
 Mi vida no es lo amadísimo
que soñé una vez amando,
y ni roce hay de un espíritu
que sienta hoy más adorando.
 Porqué el vil feo anatema
que convierte hoy mi dulzura,
triza página en poema
que recito hoy en tortura.

 La mujer sola y destrozada, teme tanto al quedar así, ni un caballero, nadie se acerca. Es como si su hogar fuera solo. Pero un hombre al fondo escuchó sus palabras, quedó atónito, sencillamente por la beldad de su agonía.´Su voz recita en voz alta, y la mujer oye, y simplemente con su silueta de él, ella le acompaña con canto, necesidad del amor, olvidada, y en vez de creer solitaria, comienza, sí, se conocen, sin años, pronto ocurre, "el amor".

 Conde Vasciorni Romantil:
 Oh a lejana vista oculta
mujer que hoy bisbisea y llora,
hoy ha oído y solo resulta
que un amor puro solo implora.
 Maschia Dorieli: Qué silueta  anda ahí hoy escondido,
pretende robar mi corazón,
o aprovecharse de lo ferido
que no soporta mi postracción.
 Conde Vasciorni Romantil:
 No os sintáis así sensible mujer,
no creí que al vagar os iba a ver,10
en tal lugar sola y en desespero
que verte sencillamente me muero.
 Porque os parecéis a bella pintura,
solo vuestros ojos son siderales,
brilláis en cierta imagen y figura 11
de diosa por bellezas celestiales.
 Maschia Dorieli: Así me observáis noble caballero,
 dime cómo os llamáis para saber?.
 Conde Vasciorni Romantil: Conde Vasciorni romantil mas quiero,
quiero que confíes en mi querer.
 Hablo de un querer dúctil, y sincero
que podréis vivir sin entristecer.
 Que la magia puede ser un lucero
y en vuestro espítiru resplandecer,
hasta olvidar el peor filo fiero
que en vuestro dolor jamás he de ser.
 Maschia Dorieli: Pretendéis  entregar felicidad
mas mis brazos cálidos más esperan, 11
ven y acaríciame  en melosidad
y consumidme que se desesperan.
 Conde Vasciorni Romantil: Con infinita ternura os abrazo, 11
y enseguida os suspiro el cisne cuello,
sintiendo que no hay de vos un rechazo
sino la libertad de dar destello.
 Maschia Dorieli: Me llamo Maschia Dorieli mi amor, 11
qué dicha de encontraros escondido,
que hoy da renacimiento a mustia flor
en su herbaje entre el beso más fundido.
 Conde Vasciorni Romantil: Mi maschia Dorieli que beso tanto 11
entre mis labios a un sabor erótico,
que da a mi sexualidad gran encanto
y sentir que vuestro amor es hipnótico.
 Me hacéis olvidar lo que es más vivir
porque al sentiros es hoy renacer,
todo aquel gran añoro por sentir...
Dios al homo y un orbe de vencer.
 Maschia Dorieli: Así estaremos vos y yo en el mundo11
queriéndonos en fiel tierna alegría,
por fin sonriendo en amor tan profundo
que hoy se pintó y suena de melodía.

 Entran a la morada y el conde Varcioni Romantil la acuesta al lecho, amando, y consume como el sol al día.

 Conde Vasciorni Romantil:
 Sentís mis besos mi hermosa criatura 11
os perfumáis con mi aliento dulzura,
gemís por tal caricia en que hay amor,
en lascivia del lecho en gran ardor.
 Maschia Dorieli:
 Seguid más así que estoy tan ardiente,
consumidme más la miel cavidad,
me rozáis entre rosas dulcemente
mi piel ávida y no árida en verdad.
 Siento pulición emergida en mí
en tal predilección de esta pasión,
vos dais como Zeus de loco sentir
que satisfecha quedo de emoción.
 Conde Vasciorni Romantil: Me alegra que os agrade mi locura 11
que os devora piel sensual de afrodita,
quien he rescatado en tiniebla oscura
entre amor puro que se necesita.
 Maschia Dorieli: Puedo sonreír por fin a la vida,
 más a vuestra piel que tengo hoy unida,
se cumplió cuando no creía en esto,
mas hoy os tengo cerca y sin lo mesto.
 Conde Vasciorni Romantil: Estoy para amaros de lo inmortal,
páginas del poema no es olvido,
siempre queda imborrable pasional
de lo nuestro en historia sin lo herido.
  Maschia Dorieli: Fue y es hermoso quereros Vasciorni 11
con la desnudez y ansia dilección,
aquí en este lecho que no es mortuori
sino que con la infinita ilusión.
 Conde Vasciorni Romantil: Viva sois junto a la pasión hermosa,
y os expresáis de amor, la indudable alma,
así viviréis ante mi dúctil diosa
y estoy seguro que sois aquella calma.
 Maschia Dorieli: Debemos dormir hoy no creéis mi amor,
ya cansada estoy aunque muy feliz,
por sentiros cerca, ardiente en calor,
y querida como hada no infeliz.
 Conde Vasciorni Romantil:
 Os haré caso ante esta cama en flores,
por la pasión que hemos sentido vida,
arropaos con brazos tan dulzores
que en esta noche os desean sin partida.
 Maschia Dorieli: Dormíos con mi calor mi dueño y Rey,
que ahora nos viene un futuro en fruto,
y no habrá ni siquiera la peor ley
que quiera apartar este amor en luto.
 Conde Vasciorni Romantil: Porque así debe ser este amor pleno,
vos y yo bajo un manto tan sagrado,
protegido en dulzura al ser fraterno
y por darnos un sueño realizado.
 De tocarnos,  piel a piel sin llorar,
de amarnos, de noche hasta amanecer,
sintiendo por fin el gran estallar
de aquella luz del mismo oscurecer.
Maschia Dorieli: Duerme y ya no habléis os lo ruego amor,
solo que nuestras caricias hablen sí?,
ven más a mí y bésame mi dulzor
deja que pase la acción que hay en ti.

 Los dos jóvenes en tal albedrío de un amor vesánico, conseguido de la campesina solitaria, llenos a grandes logros, hermosa melodía suena, y es la melodía de sus corazones latiendo, de tanto amor epicúreo y etéreo como el universo.  En cualquier momento en tal horror puede ocurrir lo que quizá esperáis por años o días, siempre la tierna alabanza se cantará y os elevará, sin que ya sintáis que estáis perdido, y que no eres nadie por la soledad, siempre conseguiréis la luz fraterna que acaricie vuestro rostro, así como el anhelo más llorado de su alma, de la entrada hacia su mundo de calma y gran libertad de vivir sonriendo, queriendo y vivo sin sucumbir. Momentos piadosos llegan, es el fruto eternal que buscasteis, el que sabe llegar a cierto camino es por haber dado la fuerza al destino, no aquel que a veces no tiene fe en su liturgia, que hay en páginas, de un espíritu... Qué caballero no dar amor a una mujer que contempla tan sola y frágil, y que siente aquel amor que vos mismo sentís, por querer cuidar, arropar entre brazos fijos, hacerle sentir que vos es quien a sus ojos hiciera ver la claridad y no la lobreguez, que bienaveturanza es la que le hicieras resplandecer, a su cabello dorado de envidado sol, que hasta por su luz más ilumina, tanto es la belleza, es posible hasta de pintarla, un cuadro de pintura, y colocarla entre las más deidades del siglo, una musa que expresa amor, amor puro de vos, de vos, hacia ella, es ella, sí, la fe y la pasión, en un mundo que hasta l vetustez preferís llegar, a tal gran venustez anhelas amar, y siempre viven los verdaderos enamorados así, donde lo menos esperado veis, sentís, un arte de amar imposible de olvidar, a cómo se acarician, y se recitan en palabras, con su finura poética a su joven amor que revienta, como las olas de un mar, así de fuerte es, el ímpetu de su coazon que late, explota, como volcán, y tan solo en un rincón del amor, que se cree, que se vive hasta ese día, sí hasta ese inmortal día, vivo, no caduco y árido, ávido, etéreo, eviterno y muy epicúreo en su dulce pasión de infinita llorada alegría. Vivieron hasta ese día y esta carta dejó escrita y la cual no pudo ella leer porque era un secreto.

 Lunes, 15 de septiembre del 1825

 "Cuánto amor he de tener para una gentil dama, nadie comprende el hecho que es para mí tener que salir lejos?, porqué al después de conoceros no comprendéis que cuando me fugo es por buscar lo que no hay en nuestro hogar, me molesta y me duele que seáis así, florines debo conseguir, no hay ya en nuestra alcancía de cofre, mi desvelo es preocupación al futuro, en madurez el amor, y la vida, en ello hay que producir.

 Jueves, 8 de abril de 1835

  Gracias a vuestro amor mi alma se convirtió más que un bardo, pude hacer lo que antes soñé, pero ha sido tanto que con eso he podido solucionar esta angustia que tenía. Mis obras son escritas hacia vos mi Maschia Dorieli, nuestra historia, me han dado buena fortuna, conocido soy ante mis días, vos os sentís alegre de mi triunfo, ya de la antigua casa que vivíamos estamos en otra, más aprecian a un caballero cuando hace lo que nadie ha hecho, aquel don de genio hacia la magia que habéis dado, por tu belleza, ha eso os lo debo, sin vuestra imagen no sería quien soy, la inspiración nace y a veces se pudre en odio, y vos dio todo. Cartas en pensamientos que escribo al día, hoy a esta fecha escribo ya viviendo 20 años, a la edad de 34 años, recuerdo que aquella vez al conquistarte como fue, a la edad de 21 años, tan jóvenes, y vos una dulce damisela, mi afrodita, oh si tan solo ahora esto sea un secreto de mis locuras, solo dos cartas he escrito, las demas las he tenido en mente. Qué hombre más poderoso pueda existir que al amaros pueda con la tinta del corazón escribir, bañarte con palabras tan tenues al óido, que os susurre y a la vez os bese vuestro cuello, labios, piel, senos, ombligo, y monte de Venus, la lujuria me consume, más si es porque me enamorasteis profundamente hasta mi alma, no creí que iba a sentarme aquí, pero la magia ha sido porque aparecisteis vos, oh mi diario bendito que me oye, que sabe quien soy, y porqué amo así. Nuestra historia se llama, (Amor pintado de la tinta de Dios), así se llama nuestro libro, esta historia, el frutecer que ha venido, nuestra morada de flores carmesí, como sus labios cálidos, de lenguaje bondadoso que tenéis, miel dulce en cavidad lujuriosa, qué no haré contigo, si ahora sé que sois mi amor cumplido y bendito por Dios.

 Lunes, 12 de noviembre  de 1850

 A esta necesidad que me otorga el derecho de mi cierta edad, hoy he decidido cumplir una última carta. Hemos vivido sin estar enfermos los dos, Dios nos brindó la salud, estamos bajo su manto sagrado, porque nos vio luchar, y cuidar el amor como si fuera su cristal del reino. No puedo creer que aún sigamos viviendo del deseo, que nos besemos como antes, que nos digamos las mismas frases de amor, que salgamos a correr al herbaje, que veamos la constelaciones, juntos acostados en tal belleza como tu, sintiendo armonía, aquella música que somos los dos, llena de aquellas notas corriendo, vivos y llenos a grandes logros, me amas tan casta de un corazón, aún mis libros siguen vivos, quiere decir que aún nuestro amor persiste y vive, hasta aquel día inmortal, podemos confiar en que ese día al conocernos fue el mejor que hayamos podido sentir vida mía, no hay ninguna felicidad que pudiese encontrar no más que a la tuya, ya estamos escritos eternamente en la página de un paraíso, para seguir la ávida y tierna pasión. Mi afrodita que en belleza no envejece, que de tal pintura sigue igual, aunque creáis que somos ya rancios, no lo será por siempre, cree que este amor es el que había que esperar para crear tal sueño que lloran los bardos. Solo sonreímos entre el mismo lecho, cada vez que nos despertamos a la misma vez, sintiendo que este mundo sigue siendo nuestro, lleno de amor, pudor y sensible caricia. Sois la dama más apreciada que no creí que iba conseguir, todo el amor os confieso a diario que voy más sintiendo, jamás he dejado de dar arrumaco a vuestra presencia, siempre tenéis una caricia mía, siempre os visto con la sensible ternura, y os sentís tan mía como yo tuyo, siempre vamos a llegar a donde los enamorados deben ir. Mis pensamientos, mis sentimientos, siempre están contigo, mi afrodita inmortal, ya hemos hecho lo que queríamos, ahora nos toca el próximo que sabemos. Vuestro amor habéis sabido entregar como se da a un hombre, me has tratado en esta vida lo que no imaginé que iba recibir de una mujer.

 Cómo da calma cuando el violín de su voz suena, acaricia como una flor, sus manos sobre mi espalda, su desnudez aun sigue sobre la mía, unidos, aún mandolina en noche gime en la dulce entrega, aun con ímpetu, y de lentos besos y caricias a su entero cuerpo, de ese férvido coito sensible que nace, produce, y a esta edad, vos y yo, como aves en el cielo, cantando, y alabando este amor. Os amaré en cada instante de los días, estaré en el efluvio del sol, rozando vuestra divina piel, bajo la falda de vos, en el frío que suelas sentir, recorriendo y comiéndote poco a poco, mis manos serán el frío, os gustará, porque seré yo, en la noche mas aún seré, el hombre que siempre en lecho vais a besar, contener, y disfrutar hasta el amanecer, os desea, os ama, por largos años de vida, tu fiel amado, de su afrodita, sí, afrodita, mi diosa querida, mi dócil deidad de un amor que me gané y merezco, nadie más, no más que las notas que cantan en la morada... vuestros senos, vuestros labios, vuestros ojos, vuestro cabello, son la caricia que en cada noche recibo, por dormir con ellos. No hace falta que leáis esto, ya mí amor os he dicho, y aún sigo, y sigue, para siempre y que estará".

 Cuánto amor no decifra en sus cartas hacia tal inmensa criatura que lo tiene enamorado; así hay que tratar a una mujer, a tan dulce fineza, de palabras, y sensibilidad que guarda a la felicidad de su mejor visita, y que no se va de sus días. Cuidó tanto a su primor que las cartas fueron conseguidas por una nota suya, aquella nota publicó con sus otras obras que había escrito a ocultas. Los dos enamorados fallecen a la edad de 95 años, dejó las notas que corren y que son maduros. Ellos tan admirados de su idilio, y el orbe igualmente conocen más de él, y ven que su ternura y corazón fue la de un bardo poético y romántico hacia su más gran invensible amor, de su afrodita. Puede vivir en aque día inmortal más que feliz, sí así debe ser, como aves volando, allá, entre un lugar tan santo, y revivido y crecido. Cumpliendo el sentido de la vida que fue por vivir, y el porqué de su amor que ama tanto para no andar querida y odalisca soledad bajo sus pies y letras.