jueves, 28 de octubre de 2010

¡El oriundo triunfador!




Venciendo a lo infortunio.

El piano será ahora el refugio de mis palabras,
entre cada tono que de
será pidiendo el aliento de mi alma,
porque vuestro progenitor en su vida siempre ha dado la espalda;
y a esa ignorancia él ha tirado lágrimas,
él no sabe por todo lo que he vivido de mi pasión,
él no ha sentido mi ilusión,
si supiera que la beatitud es apoyo,
más si es a tu oriundo del todo
que ni te acercáis a su hoyo,
como al que solloza de sus ojos
por ser él tan solo
que ni vos dais un soplo
para hacerle sentir una pequeña alegría;
pero a donde voy no siento esa dicha.
¡A veces unos son beatitudes y otros afligidos!
con la esperanza que se cumpla vuestro pedido
durante todo el destino;
pero el avanza como el río
que choca y da martirio,
y es tan solo el progenitor de mi suplicio.
Creía que iba a tener una vida florecida,
pero resultó una vidorria que lastima,
solo ando con mis pensamientos y sentimientos;
solo de ellos vengo
para que ante el piano exprese mis frenéticos movimientos,
de lo que es del alma de energúmenos alientos,
si el sol diera su calor inmenso
hoy ante mi piano, diera lozanía de florecimiento,
y hacer de todos estos versos
al mundo junto a sus nubes truenos,
tronaría por mí y del sonido del piano de enloquecimiento.
Vivo ahora conectado al mundo,
viviré recíprocamente de cada segundo,
segundo al estar él junto a mí de pasión
ardiendo en la vida mía del corazón.
Y hoy de mí será por fin lo fortunio,
porque de mi pasado ha sido lo fusco,
pero hoy mis sonidos alentaran muy profundo,
e irá al viento zurrusco,
y de esa fuerza amaré al futuro,
que de mí el dará lo pulcro,
así soy y camino
por mis sueños benditos,
que de las nubes caerá rocíos
siendo agua bendita de mis sonidos;
y que fundirán al destino
como de mi palabra y mi delirio.
Ni mi progenitor sabe quién soy,
sólo por el mundo voy,
y de la ganada alegría nace el amor,
y del sonido de mi paraíso será ardor,
a lo que lo convierte de armónica pasión,
y que estará sonando en mí corazón.

No es todo lo que uno acostumbra pensar que es la hermética;
si no toca su íntima palabra poética,
para hacer de él
entre versos una bellísima fonética,
para ser de sus voces a una naturaleza
su arte de la palabra mimética,
y amaos a ella
y tronar tenores en la palabra frenética,
en el levanto de la voz
ante muchos sin ser patética,
que era antes en el dolor
de esta poesía teorética,
del que le quedaba
entre la vena genética,
de ahí era así,
pero levanté con mi ética
del piano y poesía
para llegar a la melódica hermética,
que de mis enseñanzas tuve
de todas una sincrética,
para ser de sus sonidos
a una armónica simétrica,
que entre esta tarde
me ha hecho dar diaforética,
por ser tanto la pasión que entre palabras
es toda ante mi fuerte vuestra poliorcética,
nadie ante mis letras se meterá
por ser la pasión energética,
y por eso que ella atacará
por el olor que suena de simétrica,
y en cada verso no aparece la epentética,
porque de una palabra
muy pocas dan a su rima de ética,
solo habría que crearlas y ponerlas,
pero eso ya resulta difícil en la rima poética,
que de una palabra de su sinónimo
dé su rima para impresionar en la hermética,
pero ya que esta corriente consta de mi belleza,
a él daré todo de mí palabra poética,
y no posara vuestra alma de la dolorosa herética,
si no daré frutos ahora en adelante del verso;
y buscaré la forma de destrozar al infierno.

No es todo como uno acostumbra pensar que es la hermética,
si no acaricia su profunda ética
que al mundo daré de mí poema,
del más fondo de mis letras
que es entre violines mi belleza,
que dará melodía tierna,
porque es lo que palpito de mi amado surrealismo,
y luces al astro de si mismo
hablará al destino,
por ser todas mis letras mi libro,
y que él al mundo será futurismo,
y de mis libres caminos
haré el cubismo,
para solo extraer mis sueños del surrealismo,
¡tanto pero tanto amor!,
como a todo mi pedido,
que de él llegó a la presagia
para difundir la magia,
y que ha abrazado mi alma
su espíritu de llama,
por ser lo que me ama,
como vuestro ser de la pasión inspirada,
y que a muchos ojos estará entregada,
porque contemplarán todo mi estimado aliento;
sentirán lo que he sentido
como cuando escribo mi sentimiento,
por ser todo mi surrealismo
que entre sonidos ha estado mi idilio;
y que ha sonado en el piano de delirio,
y entre la naturaleza escucha mis gritos,
y de ella sus lirios
ofrecen aroma de amorío,
veáis que en noches viviré tranquilo,
y por fin estaré ardido,
todo por las cosas que están conmigo,
y porque no estoy solo en mi destino,
solo vivo de mi pasión y de la ilusión,
porque es ella de ardor
que entre mis entrañas da amor.
¡Qué ganancia de mis versos!,
es todo este duelo
que os tuvo ante mi progenitor de sufrimiento
para poder vencer con mi aliento;
que de él nació ante el enrojecimiento,
como de las palabras del poema,
y que no se irá de mi alma interna,
porque en ella está mi acariciado cielo,
como respirar el paraíso de chelos,
y por ser mi poderoso anhelo
que amaré de mi férvido sentimiento.
Vivo como quería en mi lecho,
el que está lleno de apego.
Los mundos son ellos,
como la poesía de florecimiento,
y el piano que ha abrazado mis huesos,
y de él he dado tiernos besos,
y no ha sido infierno,
porque lo he derrotado ante lo mesto,
y él no ha gritado en el intento,
solo ha llorado en su averno,
y ha nacido lo eterno
que en mi es de sus violines y chelos,
para sonar al mundo de renacimiento,
e invocarme en el fuego
de la verdad de mis notas que no son juego;
son tan ciertas que suenan hasta el cielo,
y que hacen arder de amor todos mis estros versos.

martes, 26 de octubre de 2010

"Un vesánico de la musa escribió"



En una noche pensando mil cosas, ¡y así debe ser¡.

Los violines junto a sus notas son:
derrame de agua de las nubes sonando
de esa amadísima sinfonía al mundo de ilusión;
porque está entre sus ojos y su corazón.

¡Oh qué pasión, qué delirio por vuestro amor!
que es el demiurgo de mis sonidos.

¿Por qué he sido yo de sentir estas infinitas cosas?
¿Por qué?; no lo entiendo, aún así ellas tiritan
en mí espíritu, vosotras me dan lo que tanto
me había faltado en el corazón,
y por eso es que hoy las beso junto a el lápiz
de mi ferviente escritura,
por vuestra dulzura
que me acompañado en la brisa,
cómo cuando salgo viendo en ella su sonrisa,
no sé por qué es así, sólo es mi destino
de adormecerme en sus notas de idilio,
que os veo entre los ojos del paraíso,
o como cuando contemplo el cielo infinito,
como ellas tañendo de delirio.
Así se dice y se siente entre violines de tú diáfano espíritu;
y que de él estalla de armonías de romance,
o de eso uno ir a un sagrado cielo,
y tronando ante ángeles mi apego,
y entre un pequeño silencio
se aparecen seráficas con chelos,
vuestras dan aire a mi sentimiento,
para que de él florezca lo eterno,
y entre flores de este paraíso sea lo tierno.
Se puede decir que sueño con esto,
y no voy a cambiarlo a lo mesto,
porque de mi pasión será el embeleso,
que entre el alma daré milésimos de besos,
y de él será mi acariñado anhelo
que hasta entre los sueños acariciaré con mi aliento…
así lo haré, y de eso viviré,
no lo abandonaré por ser mi sangre interna,
al cual en el suena
y me hace feliz,
por su tocada tan tierna
que entra en mí.

Mi mundo vuela y todo cambia,
menos el amor de mi magia,
que está entre mi alma.

Veo árboles en la naturaleza cantando,
siento nubes junto a los ruiseñores con voces sopranos,
es la fantasmagoría que despierta
y que hasta el oasis del edén suena,
como todo este canto que embelesa,
como de las aves de la naturaleza,
y que entre su sonido a mí me lleva,
a ese monasterio de piedra,
donde las aguas suenan,
y que entre las plantas se llena
de la melodía que siempre me besa,
como las palabras del poema,
como la de esta noche la luna y las estrellas,
porque ellas me dan su magia interna,
para ser de esto mi taumaturgia
que de él profundizo mi ternura,
y es toda mi liturgia
que amo como culto de mis sonidos de dulzura.

Es todo, y a lo lejos alguien clama,
que de mi amor dé la cúspide magia,
para que así el mundo vea mi indestructible llama,
que entre las partituras está de pasión florecida,
y de mi vida ardida,
¡todo, todo, pero todo de mi alma bellida!,
es así de grande esta melodía
que ronda mi vida,
no sé si haya más letras,
solo ellas son las que llenan de esencia,
o como en cada línea su íntima belleza,
y a la que se disfruta como vuestra esposa,
para crear de ella en canto una diosa,
y ser tu ambrosía del poema romanceado,
por la sinfonía que al edén ha acariciado,
porque allá llegamos, y en vuelo de su sonido acariñamos,
toda esa vuestra carne sacra con el aliento enamorado,
que fuese esas serafinas junto a chelos tocando
y entre mi alma a ellas arrullando,
y dulcísimamente besándola,
y entre mis ardientes brazos abrazándola,
para así a ella no olvidarla
por ser la esposa de mi pasión amada,
la cual es convertida en una seráfica casta,
para consumir así con las letras apasionadas.

viernes, 22 de octubre de 2010

Estrofas contando diosas del amor.



Estrofas de una historia de demiurgos.

En esta historia las diosas seréis mí liturgia,
a vosotras llenaré de mi pulcra teúrgia,
cual comienza con las oceánidas ambrosías,
viven en ese mar cada una del umbroso amor,
piden en sueño una alegría o caricia
para que el mar deje de ser fusco del dolor,
su sueño es así cada pero ¡cada noche!,
mi magia bendita entra en los sueños
y dejará de ser nocturno sus soles.
Pintados de la magia diáfana,
teñidos ninfas en su noche manca,
que le aseguro que será blanca.
Volé como un audaz a su noche del sueño;
y vosotras amaréis ahora a mi alma;
porque se acabará el duelo,
porque besé al dolor que maltrata,
y al despertar vieron mi cuerpo en su agua de cama,
acostado en ella y vosotras desnudas ardiendo en llama;
porque han sido beatitudes del sueño que les mataba,
y al verme dijeron: “ Has hecho la bendita magia de taumaturgia;
has hecho de nosotras enamorarnos de tú ternura.
-Ahora en letras vosotras seréis mi dramaturgia,
y en cada cuerpo entregaré eterna dulzura,
viviremos en esta cama de agua
como antes entre noches siempre anhelaba,
porque de lejos de donde vengo,
de ese inmenso e infinito mundo ciego,
es el astro rutilante más pequeño,
que muy difícil sabrían saber de él,
ahí miraba cada noche su sueño cruel,
pero cada ¡cada vez queriendo ir alguna vez;
no podía ir!, mi magia no era infinita,
y a ese obstáculo no pude viajar a la tierra prometida;
me era la distancia y la causa de mi magia viperina,
deseaba ir, en ir y ayudarles oceánidas,
porque al verlas a vosotras así me enamoraba;
soy enamorador de la tristeza,
y de ella ayudar y así a ver si puedo tenerlas,
todo era un fortunio en mi esencia,
la que se convirtió de magia inmensa,
y por esa amada razón fue que el poder mío
cuando entró a su sueño tornó a otras mozuelas;
y ahora saben ¡cuál fue la causa de mi huella
en su sueño en la noche de estrellas!.
Mi alma ahora las embelesa,
¡abrácenme que les pido en mi boca de poemas!;
la beatitud viene dulce y en el agua que me besa;
así es, ahora la mar será el lenguaje demiurgo;
mostrará mi sacra alma al mundo,
y de los soles con mi aliento espurgo,
habéis hecho en mí lo profundo
a este sitio de lo taumaturgo,
y ya no me he sentido furibundo,
porque he tenido en mi sangre el latir fortunio;
y que de los meses él cantará en junio,
porque ese fue el mes en que tuve mi magia de poder;
cantará al cielo y a las damas diáfanas,
y si en un mundo muy lejano sería la presagia,
como el amor juntos felices de esa magia.
-Nos has contado muchas maravillares,
y para ser tan solo que tuyas en estos pulcros mares;
tan solo queremos amado de nosotras,
que vos digáis si nos vais a dar vuestro nombre,
y así por fin saber de ti más en esta noche lumbrosa;
-me llamo como todas las mañanas,
veréis de este pensamiento e ida de pasión loca,
ustedes sintieran mi nombre en su alma,
y subirá en aliento mío a su boca,
y el nombré será dicho,
no os ofendáis ni os sorprendáis,
mis palabras serán en amor,
y así ustedes me amaréis,
sí cada noche entre la sábana del ardor
vosotras ahí a mi cuerpo saciaran,
y para florecer a la noche incitación,
besaré vuestras intimidades de pasión,
encendéis ustedes mi vida al amarlas,
han hecho de mi una vida romántica,
y de mi boca de poema una crisálida
suave como mariposa de las alas
a su cavidad en matiz al besarlas;
y ha de eso les señorearé su vida de amor,
floreceréis ustedes en mi carne de castidad
por copularnos de la tenue ovulación,
que manará mi ser en su divinidad
de la santa relación
que es la lujuriosa cavidad.

Pasan muchos días en nuestra vida,
hasta que mis diosas fenecen,
mi fortunio no fue eterno de alegría,
había creído que iba ser vaticinio el amor,
pero no fue así, sucumben en la mar ellas,
¡y por dentro yo, de mucho rencor!
eran personificas de los mares,
pero una ola inmensa las mató,
ellas no pudieron salvarse,
su aire tan solo de mi alma desapareció,
no estaba con las ganas de hacer magia
hacia este mar entre sus olas malas,
para así cobrar venganza
por haberme quitado a mis damas.
¡Se puede llorar cuando no se tiene lo pulcro!,
como entre tus ojos todas las noches diáfanas,
que pensando y soñando que iban a ser mi futuro,
y terminaron siendo otra cosa en mi vida eclipsada,
ahora mi vida es flébil y mis ojos lacrimosos,
no veo en la mar paz y menos en el alma
por haber arrancado ola en la mar lo fermoso;
o cual a mí daba mucha caricia a mi piel de sol grana,
sí y que sigue esmirriada
por ellas al no tenerlas en las mañanas;
ni olerlas y darle lo que tanto a ellas les gustaba,
y que en piel encendían enamoradas,
y las cuales eran de mi cama de agua
las gráciles y dulces diáfanas,
y que entre mi sueño de noche eran la poesía loada,
vosotras habríais hecho de mi orbe luz blanca,
y caricia a mis entrañas de pasión que soñaba,
por vosotras me sentía así, no se pero era el amor,
pero al volar e irse así quedó el resquemor,
no sé si un milagro ocurriera
para así sanar y elevar mi tristeza
que desgarra mi vespertina entre poemas;
y voláis letras entre la palabra injuria,
este anochecer destruye su belleza,
y solo queda el recuerdo de la lujuria
como cuando en estas noches hacía de mil partituras;
tocándolas a las diáfanas de mis manos musas,
porque amad de esa forma mis fusas
que a vosotras en esa caricia no daban fuga,
idolatrado eran al amor diáfanas de luna,
será que el anhélito de mi se irá,
para que mi espíritu pueda respirar
de esa anhelada paz,
sea o lo que sea, os amaré,
cómo recuerdo de este mar,
y que os escribo de fe,
o por si viene o sucede esté bien.

Nadie sabía quién era yo,
sólo al caminar por estas vías
respiraba siempre ese olor,
y a eso evadía siempre mis elegías,
porque olvidar a unos amores
era en tu aliento de rencor,
y todos esos olores
hacían perder mi razón,
pensé en la jurada liturgia
que había dicho a ellas de ternura,
y recordaos quedáis en teúrgia
de mi noche de locura,
así vosotras andaríais
en mi alma de dulzura,
así vuestras en silencio amaríais
mi corazón que tañía de partituras,
abandonado ya la penumbra
y quedará su olor divino de natura.

Mi vida cambiaba mucho de lo que posaba,
el aire volvió a mi alma,
las diáfanas de mi calma habían dejado
unos hijos en una cuna de flor amarrado,
estaban en un lugar muy ocultos,
porque venían de un ser tan pulcro,
esa era la más majestuosa de taumaturgia,
volvieron a dar en mi apasionada escritura
unas hijas y a mí a ellas la liturgia,
habido visto eso, que era el divino embeleso,
pensé en llevarlas a mi palacio y darle un mejor lecho;
y a cada una de ellas les di un beso,
pero cayéndoos lágrimas en sus pechos,
porque eran ellas la remembranza
de los rostros que amé en el corazón,
y con esta gran sublime esperanza
las llevé y les di de comer y mucho calor.
Habríais la mar lo que hace el amor.

En mi palacio en la costa del mar
las tenía a ellas de profusa paz,
mi hogar era por dentro de flores,
habitaba ahora muchos corazones,
era un sitio de despertar las pasiones,
habían ahora instrumentos de furores
por esta llegada de frenesíes
que daban al amor mil olores,
instrumentos como piano de acordes;
que al tiempo mis hijas crecieron
y tocaban ese armonioso piano en bemoles,
lo tocaban acompañada de un chelo
para tañer el sitio de mil soles,
y disfrutaba viéndolas en el lecho,
eran virtuosas las ninfas de mis amores,
y que amaría como a sus madres de ardores.

Pasa pero mucho tiempo y vienen unas Néfeles,
eran unas divinidades de los ríos y mares,
vienen a mi costa muy diosas y défeles,
nadan en el agua y los ojos son pasmares.
Las Néfeles me miraban y yo del palacio me exaltaba;
antes había vivido algo así pero diferente,
pero esto me hacía arder simplemente,
eran ellas como unas diosas de lujuria,
me tiraban del mar de su boca besos,
hacían despertar mi menuda lluvia
para caer en ellas de muchos embelesos,
y así quedarme con ellas de ternura,
pero pensando tantas cosas en respeto
por las diáfanas que eran mías en sueño
que soñaba del amado recuerdo,
pero una voz del paraíso bajó diciendo:
“Podéis agarrar a ellas y ser feliz,
nosotras de aquí os amamos,
pero seríamos más vivas si vos quitáis esa cicatriz;
y dais bienvenida a ellas sin rechazo,
y así de una venida del herbaje fuese lis
una deidad que amaréis igual de Artemisa,
que tendréis en expurgo de la luna en risa,
y querréis por ser la divina y dueña natura,
y vos de ella respirando su alentada brisa,
y entregado a ella en cavidad de ternura,
y floreceréis más que mi regodeada sonrisa,
y sus pieles de ellas tendrán mi alma sumisa,
y amaríais como me amasteis “Dios del astro”,
y compartís mis hijas con ellas como Réquiem de misa;
y mi vida será de allá de un color entusiasmado,
mis “y” son porque comparte mucho la pausa de lo amado.
Es todo nos veremos amor,
todas aquí os amamos astro de nuestro esplendor,
que veremos al universo como recuerdo tuyo
que nos salvasteis del resquemor,
sois grande en el alma que ni cabe el orgullo,
y que hacéis mover a otros mundos
por amarte así de lo profundo,
y por haber traído a nuestras vidas fortunio”.

Presagia dijo mis amadas encantadas,
me habló de una diosa natura que estará posada
más que en toda mi vida y alma,
me ha dejado conjeturar mi ser así de llama,
me da la entrada de la beatitud inmensa,
y así ha de eso hace florecer mi paz completa,
que ella estará en piel de las divinas azucenas,
cómo no amarlas si ella estará ahí acompañándome,
y de seguro a esas pieles estaré besando y excitándome
de mi vida como astro hoy da más luz al espacio,
y así de esa luz recibirá mis diosas que amo.

Bajo del palacio para ir con las Néfeles,
les cuento toda mi historia que he vivido,
pero al verles bien a los ojos me doy cuenta que son défeles;
y ellas al escucharme todo lo de mi corazón herido
y hasta el renacer de mis hijas en delirio,
quedan alumbradas y me aceptan como su amor;
me acerco a ellas y vivo pero tan feliz
que el mar se da cuenta y no volverá hacer más loquera;
respeta ahora mi vida y lo señoreo con mi magia bendita;
vienen mis hijas del palacio,
y todas ellas se presentan ante estas diosas,
y las Néfeles aceptan ser su madre de encanto,
mis hijas desean serlo para vivir de muchos cantos,
y así ellas enseñar a ellas de piano,
y así tocar todas de armonía y paz en el palacio,
y ante este mar que hoy ha sido de paz,
pero a vosotras Néfeles llevaré a mi lecho
y ahí las consumiré de rijosidad,
que dejaran al cielo la imagen del amar,
como un corazón de melodías amándose más y más,
como junto a sus notas en el piano el sonar,
como el violín junto a sus cuerdas besándose de felicidad,
así es nuestro amor mágico de la inmensidad,
y que no se dejaría de amar en el alma jamás.

Han pasado profusos longevos
y de todos ellos hemos tenido sueños,
nuestra piel sigue igual sin envejecernos,
hemos vivido junto al piano y el violonchelo,
hemos compuesto tanto junto a las Néfeles,
y entre su composición son tan défeles,
¡y queremos hacer hablar al mundo de lo que hemos hecho!;
¡queremos hacer ver en nuestra música lo que significa el amado sueño!;
y que no ha dejado de sonar en nuestra alma de sentimiento;
¡porque es grande!, ¡ésta pasión que es tan agitante!
y que ni otro ser podrá saber qué es lo que decimos en ella de apasionante;
lleva tantas cosas que ni Dios podría saber que digo en su historia,
y ni porque elegí querer esa amada gloria,
solo en nuestro mundo ella
es nuestra gritadora de jactancia y vanagloria.
Vivimos en el palacio difundiéndoos nuestra historia,
que a todo el mundo no quedará en derrota,
ella se invocará y dejará color de rosa,
haría ver a otros lo que suena en mi alma cariñosa,
siempre, siempre en mis sueños de pasión enamoradora;
pero a veces otros no entienden que es lo que siento en mi alma tronadora;
¡sólo yo sé lo que es ésta divinidad en mi vida virtuosa!,
y que está llena de la palabra surrealismo de las notas,
¡me duele, ay decir esto, porque es tan delicado como flora!,
y suena tan dócil los sonidos tenues en mi alma de rosa,
y que desde el palacio hacia la profundidad del mar
se oyen delfines, ballenas y violines a lo lejos de ellos de aroma,
cantan tan dóciles que me llenan de su melodía cariñosa,
tan hermoso es vivir y escucharlos a ellos de gloria,
como si cantaran en el silencio del mar sus historias,
sus voces o tañeres de sopranos en su pasión que adoran,
y qué cosas se preguntarán sobre el lenguaje que dan en esa oda,
solo dan lo que en mis notas doy siempre de lo que me apasiona,
eso es lo que dan ellos en la vida oceánica de las olas.
Pero que me alientan a mi mucho ante esta costa,
costa la cual es mi tierra sacra de mi vida sonadora,
y el alimento en las mañanas como mis hijas y diosas.

Al tiempo; aparece por la noche muchos silbidos de la naturaleza,
pero muchos que no podía aguantar,
venían tan solo de una dama bella y dueña,
dueña de la naturaleza del más allá,
pensé en lo que me había dicho mis esposas,
ellas hicieron presagia y ahora es cierto,
es lo más milagroso que apreciaba la voz de ese momento,
salí pero antes dejé una carta diciendo:
“Acuérdense de mi historia que conté,
tengo que salir llegó la natura,
ella hará algo que yo quiero saber,
¿por qué el silbido tan fuerte suena en mí
y no en ustedes?,
debo salir ya es como una llamada,
tengo que verla a esa bella dama,
que me describieron mis esposas de las diáfanas”.

Salí corriendo y corriendo hacia el forraje,
ella estaba ahí y me dijo: sois el astro Dios,
no sabéis como he visto vuestra historia,
has sido muy encantador con vuestras diosas,
y al ver eso he venido aquí así y me he hecho dueña
de esta naturaleza y de los animales;
soy la diosa virgen de la caza de ellos en la vida,
soy así y seré en la tierra querida,
soy su diosa Artemisa,
y he visto como vos ha dado tu alma sumisa
a ellas de un amor que a todo verso rima,
es armonioso vuestro amor a ellas hasta en brisa,
-así vivo, así soy, así me siento y así seré,
así a ellas las amaré,
-conmovedoras tus palabras astro,
porque no me dices si ¿os gusto?.
-Primero al verte es como dijeron mis esposas,
que seríais una luz ante mi tan lumbrosa,
una belleza deidad que se enamora
uno al solo mirar su profundo ser de diosa,
dijeron ellas que me enamoraría y así de rápido pasa,
no sé si vos podáis dejarme estar contigo,
y compartir el aliento de mi alma,
saber que mi vida tendrá otro idilio,
al cual será convertido en sol de delirio,
y esa seríais tú en mi destino florecido,
¡ah y sí me gustas, y de tu hermosura no asusta!,
hacéis ver mi pasión más dulce y llena de la ternura.
-Os acepto amor, yo quiero ser tu calor,
quiero darte de esta naturaleza mi corazón,
y me dicen “Artemisa y Diana”,
pero me podáis llamar como quieras en las mañanas,
o en las noches cuando os tenga en mi cama de magia,
iré a visitaros al palacio para conocer a vuestras Néfeles
y a sus hijas de vuestras esposas défeles,
-gracias Artemisa de pulcro nombre de Diana,
has enamorado en melodía mis entrañas,
habéis visto mis ojos lo dulce de una noche tan blanca.

Al llegar la alborada ya mi familia sabía de Diana,
había contado que había pasado en esa noche encantada,
y llega la diosa de la naturaleza y dice: He venido para ver si
vosotras me dan su entrada,
y el pase para estar también en vuestra casa,
y ha de ser de eso vivir con su astro en cama.
¿Qué dicen ustedes?.
- Que vos se quede y de más entusiasmo en nuestro palacio
que hace más falta para el astro enamorado;
porque nosotras ya sabemos quién es usted,
y sabemos que sois lo noble de lo purificado.
-Gracias Néfeles e hijas de él astro,
han dado calma de entrar a vuestras almas,
me quedaré aquí a vivir; y de la naturaleza daré frutas de magias
que harán avivar más el amor y nuestra divina cama,
y las hijas ante el astro querré como a mí misma alma.

Los días pasan y su relación había crecido de mucha calma,
el astro le hacía el amor con todo respeto en su piel venerada,
porque era virgen, pero ante esta historia él la hizo suya cómo sagrada;
su piel sacra era al hacerle el amor de divinidad soñada,
se respetaban tanto en el lecho del amor que difundían de ardor,
las Néfeles compartían igual su cuerpo de pasión,
vivían en un mundo del que no es igual al de ahora,
en aliento se recorrían todas en caricia romanceadora,
la cópula pulcra de ese entonces era sin juego,
se amaban como vinieron al mundo en fuego,
en ese ardor se desataban de adhesión,
hacían ver a sus hijas con entusiasmo de tocar el piano del amor;
así si se hace lo lúbrico sin pecado del gran olor.

Después a tanta aventura amorosa ,
la hermosa diosa Diana pasa hacer la luna,
era el ciclo de la vida de ella en su historia,
muchos de la familia no quisieron esa pena dura,
porque era luctuoso ver irse una dama tan cariñosa,
dijo ella: de allá daré el brillo de mi castidad,
estaré en símbolo de la paz,
ya viví con ustedes y fui feliz,
pero ahora debo irme a otro lugar,
donde me pertenece la vida y que me toca realizar;
-mujer que te conocí y que viví contigo años,
te vas así de mi corazón que te ha amado,
-tengo que hacerlo no seáis así, es mi deber vivir así,
nací para eso y viviré así, pero recuerda que siempre os amaré.
Lo decía botando lágrimas en sus ojos diáfanos,
porque eran tan igual como la luna su ser.
-Yo igual os querré amada de mi alma,
si lloro es porque os amo y no es malo,
si hoy lo hago no me importa,
pero siempre saberlo que mi aliento os amará
mirando cada noche tu brillo de luna de paz.

Ahora quedáis el astro con vuestras Néfeles e hijas,
y de ellas vivir de lo défel y de caricias,
y de la pasión del piano revivir más en sus vidas,
y así la pasión crecerá en ella de alegría,
y no se irá la felicidad jamás en sus días,
todo será flor en sus partituras latidas,
y que dan al corazón de mucha magia vivida.
Explayaremos ahí la historia que hemos vivido ahora
junto a la diosa Diana de dicha,
y que en luna la tendremos en la hoja de rimas,
que entre odas se dará entre los compases de sonrisas,
y acompañaos entre chelos sonando y alimentando la vida,
la vida que nosotros vivimos de inmensa y enamoradora beatitud,
que besaremos hasta la hoja del canto de la virtud,
que nos conduce a cantarla de pasión
por ser tan grande la vida del amor,
encariñado quedaría los sonidos en luz al canto de explosión,
que haremos de dulces voces,
por ser lo que la partitura apasione
durante el latir de sus acordes,
sí así debe ser la pasión de mis olores,
para ser elevado a la luna de melodías,
y de ellas yo compartir lo soprano
que es esta frase de lo romanceado,
y que llega a su figura en lo rutilado,
muy soprano de mi verso amado,
será a mi dama del canto,
que entre ópera he dicho entre el llanto,
porque a veces es así lo ilusionado
que cantamos de lo entusiasmado,
las Néfeles entonan sus voces igual,
en el aire a la luna como amiga íntima de soprano,
y así entre todo eso se va el día completo del canto,
la oda ha durado entre las frases
del destino a su brillo rutilado,
y mis hijas solo tocaron el piano y el chelo,
y así nosotros entre el canto dimos sentimiento,
es una armonía inmensa este que depositamos
para el querer de una diosa liturgia,
que entre ella dimos en la oda más que la teúrgia,
porque nos fue una diosa loada
entre la poesía romanceada,
para cortejar entre la vida a ella amada,
viviréis lejos allá y de aquí vos recibís alabanza,
entre el sonido del piano fue dulcísimo,
y lento ante trinos de los alientos de mi destino,
y cayeron cadencias ante el piano de idilio,
haciendo ver nuestro mundo tan distinto,
y el chelo daba sonidos de cuatro tiempos melodiosos,
y nuestro palacio y la mar brillaba de armonía por lo cariñoso,
y apoyaturas en el piano se daba en corcheas
haciendo ver en el piano de; de dulces cuerdas
una pasión que engendra y que da mucha terneza,
y que a mi alma ella le besa, y hace ver mi oda de paz eterna,
vivo tan feliz en esta composición que creamos de belleza,
nadie habría visto esto que tenemos como poderoso poema
entre nuestro aliento de vida que embelesa,
y que besamos hasta quedar sin aliento en la hoja
de partitura que alimenta, y suena a veces tronante como una tormenta,
y hace llover en las lluvias y a dar truenos de nuestra composición poética,
somos grandiosos prodigiosos de la música que enseña,
como la pasión que siempre besará en nuestra alma de terneza.

jueves, 14 de octubre de 2010

La damisela


La dureza de una azabache damisela.

Eras tan empedernir en tu corazón, que ni tenías ese aliento plácido de tú respiración, hoy ya ni sé como señalarte que me importas tanto; solo el idilio que soñé se transformo en llanto, por no contener tu encanto, ni tu forma de ser maravillosa que eras antes cuando te conocí, como benéfica diosa, que me amó y enamoró mi corazón, cuando no había conocido la romanceadora pasión.

Como quisiera que fueras diferente, y no seas ya con esa dureza matadora que me destruye aterradoramente; y envejece más tu belleza e interior que tenías de sonrisas y de mucha alegría, ahora sin ser esa blancura, solo siendo una oculta ternura, ¡que despedaza mi corazón, por no sentir el romance de tu amor!, y el viento solo sopla tu pasión al olvido en los días de dolor. Vislumbro en esta noche tu dicha perdida, tristemente en miles de lágrimas cayendo en esta hoja por la partida de tu idilio, con la noche eclipsada, porque desvaneció mi amada junto al brillo de la luna, siendo mi alma más que apenada. Sin su divino olor, con ninguna caricia de su piel, que era todo mi dulzor. Pero resulto ser hoy cruel.

Así donde estés, siempre la amaré, siempre la tendré entre los recuerdos de mi introspección, con nostalgia y pasión. A pesar de que te fuiste, mi vida realmente fue triste, por no abrazar tú cariño, como en el pasado de mi destino, entre tus besos y tu rijoso cuerpo que eran tan divino.

Métrica descalabrada.


Odas e ignoradas y métrica descalabrada.

Este orbe es tan hostil de las inspiraciones que sentimos los poetas, a la hora de solo escribir pasiones sentidas por completas en nuestros corazones; y de las cuales no son secretas, porque expresamos de forma romanceadora en una hoja de papel la pasión penetradora; relatando profusas historias, sobre aflicciones y otras son glorias, y terribles decepciones. Pero la gente
que leen nuestras poesías. ¿Sabrán muy bien lo que decimos?, cuando no tenemos alegrías o en cada letra de lo que sentimos. La pasión contiene tantas cosas que ni la luna en esta noche suele
ser esplendorosa; por darse cuenta de los que vivimos así con el sombrío que hasta sucumbimos escribiendo en nuestra mesa; sin ser la noche terneza.

Solo el frío hoy me acaricia, y de mis ojos caen lágrimas, como un río pluvial sin poder parar por lo que hoy mi corazón ha sentido; casi sin ese inmenso latido, por mis sentimientos que se trisan durante mi lamento de esta noche de muchas cavilaciones; por el idilio de nuestras composiciones, que son más que hojas marchitadas de terribles perdiciones, porque el mundo no entiende de nada, del comienzo de lo que expresamos hasta el final que narramos, casi los pocos poetas que quedan y que quieren ser, ya los son, porque su sentimiento es lo fundamental de la composición poética de su completa predilección.

La poesía, ¿cómo métrica de su mejor corrección?, de los que las escriben así en su composición analizada e interpretada de amor, pero su creación de exigente medición,
es lo que hace al poeta trancarse, ni contener el inmenso romance, porque el sentimiento no da buen avance, no deja correr como corriente de río, y es baldío su inspiración que siente de amor, verdaderamente son aversiones sus medidas del verso que solo te deja sin vida, porque te ata a su regla la métrica de cada palabra, como separar en silaba, como una hiriente espada que te quita el alma del tétrico poema, ¡no brilla como gema!, cuando cuentas en la estrofa, para ver si haces una octosílaba o quizás una decasílaba, y el poema es una esclavitud, una dictadura a sus órdenes que señorea fríamente al poeta, él deja de sentir el verdadero poema que debería de sentir como cálida arena entre sus dedos acariciando el papel; y eso es lo que llena al alma sin ser cruel, aromando su interior, sintiendo el amor en su corazón, amando la poesía como su eterna pasión, de crear fantasías que son en imágenes vistas. El ambiente en donde se traslada de alegría, son momento de brillazones, y otras desilusiones. No todos hacemos poesía porque es linda, y ni tampoco leemos porque nos parezca bonita, leemos y hacemos poesía porque contamos a través de las letras todo lo que penetra, una vida de aventura, más que vesánica como cuando el lobo maúlla en las noches de luna; como viéndola a ella su locura de belleza que quiere en su ruta, esto nace y perdura por siempre ante cualquier cosa de este mundo, hasta de una hoja de una naturaleza o una vulnerable flor desprendiendo remembranza de un amor; o de un hermoso y plácido herbaje, lo recordado de una salida de viaje, cuando diste bellos masajes a ese amor penetrante a tu ser que fue apasionante. Así escribimos y hacemos brillar más nuestras letras, no con reglas, que son más que candela, que destroza nuestra fluida inspiración que tenemos desde la fogosa vena, y que da circulación hasta llegar al corazón, donde despertamos más que una quimera, y nos sentimos felices por la pasión. Una sextina por ejemplo: y que lo destina a perder el tiempo de su estado sentimental, sin saber que se hace daño mortal.

Escribí poesía con medida, es verdad, pero me sentí tan sujetado a eso que hoy te confieso, que no eres ya la reja, ni la esclavitud a mi alma, eres solo un pasar, y te sujeto el cuello para decirte que entre mis cabellos, boto tu sucia maldad, por no ser la felicidad de mis días que estuve sentado, contándote entre estrofas benditas, que no soporté, y por eso que de ti me alejé, y a ti ya no me acostumbraré, y las historias o quimeras serán mejores al escribir, se sentirá uno más feliz, sin tener una dolida cicatriz. Versos libres tienen que ser, porque somos libres de la esclavitud, de la métrica con plenitud, y tenemos así a los versos libres, mucha beatitud, siendo ante la poesía una venerable virtud, de cada persona brillando como el cielo azul, sin ser infeliz tú.

Esa es la enseñanza del poema verdadero, no una medida que te aloja del cúspide querer, que tienes a una dama o una pasión de sueño, que se sueña desde pequeño, por ser eso, y lo terminas explayando en el verso, agitándose siempre en tu pecho la ilusión que amas por toda tu eterna vida; con el cual florecerá alegría.

Hay otros que son solo versos blancos, cuando expresa de forma corrida el escritor, que siente y que no piensa, solo sus palabras fluyen como corrientes de ríos sin defensa, durante lo que siente, porque traen tantos dolores acoplados ante los escritores, su inspiradora y congojada creación de engaño, de un desamor sin la abrazada pasión, y a veces otros versos son de beatitud ante la escritura desprendiendo su gratitud, por ser ese momento maravilloso el idilio romanceador de profunda pasión; ¡y ah Dios! por mandar ese ser hermoso que blanqueó y renació su pobre corazón.

Y nos da realmente mucha vida cuando leen con el corazón nuestras poesías, pero cuando no las entienden las vemos desaparecidas; sentimos que nuestras odas son más que vacías, y cubiertas de pavorosas espinas, hiriendo cada palabra y dejándola en forma de cenizas; fantasiosamente desaparecen ante la ruina, siendo solo el papel más que blanco, y las letras eclipsadas por la ignorancia de un dolor que los mancó plenamente, para desaparecer, para ser más que borradas
y a no volver florecer, solo cuando la idolatren desde su verdadera alma.

Solo mi espíritu tiene la certeza que nuestras odas son la belleza rutilante en los ojos que la valoran; de esas personas que la adoran, y que las entienden realmente cuando las leen con el idilio del amor. Y así mi corazón y mi alma brillaran eternamente de alegría; y se fuera mi apenado dolor de las letras y de la pobre poesía, teniendo más gratitud a la amada antología de la literatura, llena de dulzura.

La única manera de que un poema brille, como el fulgente universo, es que vivan en esa historia del poeta, y la leída será más brillante en los versos de alegrías o tristezas de la poesía cautivadora de mi noche romanceadora de luna y estrellas; entregándome su inspiración esplendorosa ante mis ojos que vieron la poesía, que es a veces una triste ruina.

El mendigo.


Los mendigos

Sus vidas están llenas de suplicios
cuando son desconocidos de la humanidad,
se sienten tan afligidos
por no tener por lo menos un pan,
a cualquier lado que van
para poder comer y alimentar su ser
hambriento que es rechazado de la comunidad;
que los detestan con aversión.
Y no encuentran su dulce felicidad
implorada en lágrimas de su corazón.
Los mendigos, caminan desolados,
sin tener amigos, quedando casi asfixiados,
con el alma hecha pedazos,
por ser los más abandonados.
Sus ojos amigos son los más benditos de esta sufriente vida,
porque sus almas no estarán ya destruidas
por nuestro Mesías que es nuestro salvador
eterno ante nuestro dolor,
y será como un pintor
que les llenará su vida de otro color.

Pero la multitud pasa y pasa, ante sus ojos sin tener ese amor.
Pero Cristo nuestro señor
eso no los enseñó, él nos educó sin rencor
teniendo el corazón más que filántropo,
y no siendo hombre misántropo.
La gente hoy en día se olvida de esa agonía
coexistida en sus apenadas almas,
por el sombrío que vinculan sin la calma
que los deja sin vida
todo por no tener comida;
hay pocos que estrechan sus manos
para ayudar a nuestros hermanos,
y bendecidos seamos
por Dios ante este acto de amor
a los que siempre ayudamos
en ser de pureza benéfica,
sin la mancha negra maléfica,
donde está Satanás atacando como un huracán
a nuestros corazones,
para borrar nuestras bondadosas acciones.
Ahora sus almas apenadas, serán más que premiadas
en el paraíso de nuestro Señor colmándose de paz y amor,
y olvidando todo ese padecer de su agonizante ser
ante el planeta tierra,
como si vivieran cada día más la guerra.
Escrito tan solo lo que mis ojos han visto ante el mundo
de un dolor tan profundo,
que siento cada vez que los veo
tirados en el suelo,
y les ofrezco mi consuelo,
ayudándoles con el poco dinero
que a veces tengo, para ellos,
y con lo más profundo de mí espíritu,
a cada uno que miro,
les digo: Dios te bendiga hermano mío,
y en ti confío, que por el buen camino caminarás,
y que orarás a Dios para que te oiga,
porque él estará a tu lado,
porque no estás desamparado,
él es tú gloria,
tenlo en tu memoria,
y tu corazón con inmenso amor,
y la vidorria se irá
y en el orbe regocijo tendrás,
y no sufrirán
amigos mendigos.

Amor perpetuo.


Amor eterno

Amor eterno como lo vemos ahora entre estos dos seres que se aman por donde están; que es más inmenso que la inmensidad, que es inseparable como el agua del mar, de su sal. Que es abundante como el agua de su mar, son seres que se funden en pieles hasta quedar sin suspiros de tanto amor que se dan, que es inmortal de separar, que jamás se dejarían de apreciar con toda veneración a esta maravillosa relación. Estiman un profundo amor ardiente como un sol, que quema con todo hervor en este mundo con palpitante ardor; como cuando se siente a lo lejos, el sol de tanto amor. Y estoy que embellezco por su calor, así ante este acoplamiento que da muchísima estupefacción ante esta vida que no había sentido jamás; esta gran sensación ante mi amada inmortal, que siento con mucha palpitación que domina el corazón, y que pierdo la razón. ¡Te amo mi amada inmortal!. Porque sos mi único anhelo apasionado, porque sos mi única vida de vivir, porque sos mi único aire de respirar, porque eres la dueña de mi sensación y la doncella que ha florecido mi aflicción; eres la dama grandiosa que posee una beldad de corazón, rutilante como ver en el firmamento las estrellas, que son maravillas y realmente bellas, que enamorarías con toda estupefacción a cualquiera sin razón, solo al acoplase por tú simple forma de ser.

Mi roca cambia por el inmenso amor.



Mi roca cambia por el inmenso amor.
Yo y mi roca del amor.

Yo soy como la marejada de un mar
movimiento agitadísimo de andar,
con fuerza aterradora que tú mirarás.
Ola poderosa grande que sentirás
en tal extremo que te acariciará
en el mar, y siempre te tocará.
¡Pero asiduamente! furioso echa el viento.
La marea sube y me baja en tal momento,
que la roca está, pero choca y rompo mi fuerza,
me detiene con sutil y muy cálida nobleza,
que se apodera de toda mi bella sensación,
y no sé ¡por qué es así! todo este amor
que siento por aquella roca que me envolvió;
que me ilusionó en el mar con toda exaltación
ante todo esta sublimación de todo fervor;
y ardor como un sol, por esta pasión que ella me envió
a través de todo su amor. Ella será siempre la dama
en roca que tendré en lo más fondo de mi corazón,
que será el salitre de la mar con toda estupefacción,
donde te llevo en sal que nadie nos separará,
que soñaré en la mar por siempre volverte a tocar,
jamás este amor maravilloso se acabará,
porque siempre mi ser eterno te va estimar
muchísimo; porque me es imposible olvidar
tú roca, que es la reina entre las puras rocas,
que fue la que me conmovió para poder amar
entre la noche, donde aparecen estrellas
radiantes realmente hermosas; que son así
al contemplarlas se parecen mucho a ti,
con toda su maravillosa belleza,
que enamorarías con radiante lindeza
a muchos admiradores que te suelan al ver
sintieran mucha aflicción; sí no te ven más mujer,
porque junto a ti compartirían muchísima paz.
Sos asombrosa, que contigo jamás seré audaz,
y en su presencia jamás te mancharé con mendaz.

Así como está escrito, es la gran relación
que me sostiene siempre en días enfebrecidos,
con eterna ansiedad de tenerte fundido
en toda mi piel a ti que es gran ilusión;
que hace temblar al mundo, porque soy querido
con todo ese ardor vesánico de pasión.

Y este apego hace latir fuerte el corazón,
como un huracán haciendo temblar mi amor
que explota como volcán con fogoso ardor;
todo por ti maravillosa roca
de la mar como de las más hermosas
de la costa; y solo beso tu boca
cuando yo te toco en ola mi diosa,
siento que te abrazo con gran amor,
siendo de la mar tu único hacedor,
hacedor de este poemario de profusa ilusión,
cuando jamás pensé que lo iba a poder hacer,
como un cuento de mi querida inspiración
apreciada en mi espíritu de un gran querer;
Vuestro cuerpo era roca mujer,
pero al tocarte esa vez de amor
lo áspero se convirtió en piel,
y eso es lo que hace la pasión,
convierte todo en una gran sorpresa
para dejar una maravillosa belleza,
como tú pelo amarillo,
como mil soles en ti
y yo explotando de delirio.
Eres toda mi eternidad de amar,
jamás dejaré de besarte en la mar,
porque al subir en ola te doy mis aromas,
te doy miles de besos en tu boca,
eres mi tranquilidad de amar mi roca
que se convirtió en una paradisiaca diosa.

Mi roca es ella, sí del amor. y ha sido



Mi roca es ella, sí del amor.

Yo soy como la marejada de un mar
movimiento agitadísimo de andar,
con fuerza aterradora que tú mirarás.
Ola poderosa grande que sentirás
en tal extremo que te acariciará
en el mar, y siempre te tocará.
¡Pero asiduamente! furioso echa el viento.
La marea sube y me baja en tal momento,
que la roca está, pero choca y rompo mi fuerza,
me detiene con sutil y muy cálida nobleza,
que se apodera de toda mi bella sensación,
y no sé ¡por qué es así! todo este amor
que siento por aquella roca que me envolvió;
que me ilusionó en el mar con toda exaltación
ante todo esta sublimación de todo fervor;
y ardor como un sol, por esta pasión que ella me envió
a través de todo su amor. Ella será siempre la dama
en roca que tendré en lo más fondo de mi corazón,
que será el salitre de la mar con toda estupefacción,
donde te llevo en sal que nadie nos separará,
que soñaré en la mar por siempre volverte a tocar,
jamás este amor maravilloso se acabará,
porque siempre mi ser eterno te va estimar
muchísimo; porque me es imposible olvidar
tú roca, que es la reina entre las puras rocas,
que fue la que me conmovió para poder amar
entre la noche, donde aparecen estrellas
radiantes realmente hermosas; que son así
al contemplarlas se parecen mucho a ti,
con toda su maravillosa belleza,
que enamorarías con radiante lindeza
a muchos admiradores que te suelan al ver
sintieran mucha aflicción; sí no te ven más mujer,
porque junto a ti compartirían muchísima paz.
Sos asombrosa, que contigo jamás seré audaz,
y en su presencia jamás te mancharé con mendaz.

Así como está escrito, es la gran relación
que me sostiene siempre en días enfebrecidos,
con eterna ansiedad de tenerte fundido
en toda mi piel a ti que es gran ilusión;
que hace temblar al mundo, porque soy querido
con todo ese ardor vesánico de pasión.

Y este apego hace latir fuerte el corazón,
como un huracán haciendo temblar mi amor
que explota como volcán con fogoso ardor;
todo por ti maravillosa roca
de la mar como de las más hermosas
de la costa; y solo beso tu boca
cuando yo te toco en ola mi diosa,
siento que te abrazo con gran amor,
siendo de la mar tu único hacedor,
hacedor de este poemario de profusa ilusión,
cuando jamás pensé que lo iba a poder hacer,
como un cuento de mi querida inspiración
apreciada en mi espíritu de un gran querer,

y ha sido solo que tú mujer

de roca pero que al tocarte siempre fuiste piel,

eres toda mi eternidad de amar,

jamás dejaré de besarte en la mar,

porque al subir en ola te doy mis aromas,

te doy miles de besos en tu boca,

eres mi tranquilidad de amar mi roca

que se convierte en una divina diosa.

Estrella mía, Venus mía en mi sueño.


Dos estrellas Fugaces

Era de noche, y no había luna, ni nubes. El firmamento era oscuro, pero repleto de estrellas antes mis ojos, contemplándolas como antes nunca las miré. Presentía algo maravilloso y asombroso que podía pasar, lo sentía dentro de mí, pero con amor hacia las estrellas que rodeaban el espacio infinito. Las seguía mirando minuto a minuto, ¡que de repente vi una luz pasar rápidamente!, y era una estrella fugaz que pasó por el lado derecho del horizonte; ¡quedé atónito al verla pasar!, y en ese momento dije: ¡Dios! mis ojos hoy quedan aguados de lágrimas por esa maravilla que acabo de observar. Primera vez en la vida que le sucedía esto a mi ser, y le pedí al señor con un enorme cariño, el gran anhelo de ser poeta y compositor, que es el sueño más sublime que embelesara y que calmara mi corazón; hasta quedar viejo acompañando de este amor acompañado como el respiro de mi nariz, para ser feliz. Mi voz fue susurrada entre palabras agudas ante mi señor inclinando mi cabeza; y luego elevándola hacia el firmamento con la terneza regodeada de indefinible querer, sentido dentro de mí ser. Luego de ese anhelo mire el horizonte del lado izquierdo, y pasó algo inesperado, pasó velozmente una luz esplendorosa realmente hermosa; y era otra ¡estrella fugaz!, esta vez quedé ¡más atónito!, que sentía que el cuerpo me temblaba y mis ojos ¡más alumbraban!, mi corazón ¡más explotaba! de gran ardor por el éter maravilloso de mi amada noche; y pensé, ¿Dios estas dos señales, que me mandas en formas de estrellas fugaces? son por mis dos sueños que anhelo vehemente tener; como lo de poeta y compositor. Siendo él elegido de contemplarlas justamente, ¡oh mí Dios tú que eres el creador! más grande y perdonador de pecados; creaste estas maravillas también, que hoy dejas mi ser hipnotizado por lo que siempre he amado; por lo que siempre esperado y soñado durante mi vida de alegría; y mi corazón palpitando en armoniosas melodías por esta noche mágica e inolvidable que siempre recordaré; y que siempre tocaré, que escribiré, como lo más venerable de mi eterna vida.

La próxima noche

No te apartaba de mi pensamiento, era como tenerte en mi aliento noche estrellada sin nubes, y sin luna. Después de lo que me pasó ayer te seguí pensando cielo infinito; ¡que serás de mi destino!, ¡porque un caballero como yo te ha visto!, será que soy el elegido, ¡de estas cosas espléndidas! que pasan. Minutos más tardes me dirigí a la ventana de mi casa para mirar el firmamento; y quedé varios minutos contemplándolo otra vez, como el día de ayer, y el frío de mi noche era como sentir el aire bendito que bendecía otra vez a mi cuerpo encendido; por lo estupefacto que he vivido. Y en pocos segundos se llenó de luz mi mirada por una estrella fugaz inesperada, en el lado izquierdo del horizonte de mi noche amada, como ninguna noche estrellada. Y le pedí a Dios otro anhelo, qué me colmara de mucha salud, hasta cuando ya se me caigan los cabellos, ya siendo en la vida muy viejo para vivir felizmente con mis sueños más estrellados y realizados. Hoy aquí no entiendo mí Dios, ¿por qué estos tres meteoros luminosos ante mis dos grandes romances de sueños amorosos han sido armonioso, y que he sentido una lava de pasión, por lo no que no es olvidado, y que está tan marcado en mis pupilas de amor esas dos estrellas ante mi dichosa mirada?; quedando totalmente grabada, serán mis dos sagradas ilusiones, como lo de poeta y compositor, que son mis luminosas pasiones de esta amada noche, donde hoy en este papel de poema, mi regodeado corazón palpita otra vez de melodiosas sinfonías; por mis sueños de esta prodigiosa constelación de estrellas ante mi llenas de una inmensa alegría, jamás ante sentida de indecible pasión; a las letras y a la melodía como mi veneración de mi dulce vida, como el alimento de cada día: escribir, componer y así siempre feliz viviré.

¡Rosa eres tú!.


Amen siempre a su grácil rosa.

Como existen caballeros que en la vida desconfían de su amada;
¡qué dolor!, ¡qué aflicción se siente en las venas!
cuando pasa eso. Muy pocos existen de un corazón
innato al verdadero querer.

Como rosas que son las damas,
jamás les arrancaría un pétalo de rosa
para que no sean marchitadas;
siempre fueran rosas colmadas
de mi pleno amor venerado
y sin compungirle su corazón
vulnerable; como lo es su endeble raíz,
y como la médula de la vida durante su vivir.
Y todo es realmente consternado
si hieren a su dama que muy poco han amado;
porque ellas se sentirán como si fuera invierno,
donde nada en lo absoluto es tierno,
solo es un frío, donde reciben sombrío
ante su querida piel, y nada dulce como la miel,
y sus pétalos muertos buscaran el renacer de un nuevo querer
inmenso; y bondadoso donde sea su eterno ser.
Por esa razón confiemos, no las engañemos, no las abandonemos,
como si fuera una fruta podrida,
porque se sentirán sin vida,
y lloriquearan durante la vidorria.

Un confundido amor.

Así me vaya con miles de lágrimas derramadas ante mis mejillas, siempre te querré Ángel. Te agradezco tanto que me hayas regalado cada vez que la veía, esa sonrisa, esa alegría, que siempre necesité. Cuando tenía mis tristezas, tú aliviabas mis penas, con ese amor bonito que siempre recordaré, por estar marcado en mi corazón, pero ahora me marcharé, todo porque este amor no surgió, como lo esperaba yo, todo por la forma de tu cariño que dabas sin el verdadero amor; de dos. Y por no tener la certeza de la diferencia que coexistía mi terneza.

Es verdad reíamos en las veces que nos veíamos, pero me querías como a un amigo, y eso para mí era un castigo, y eso tú no entendías, tú solo me decías, que me amas, pero no con la misma fuerza que es la pasión ardida desde mi introspección transformado en inmensa predilección de mi indecible amor. Ahora todo terminó, por haberme enamorado quizás solo, por tu bonita sinceridad, y por tu innata bondad, y por tu belleza interna como la hermosa primavera, pero hoy cambia la estación siendo invierno sin tu verdadera pasión, donde agarro el espeluznante frío, y donde solo siento un gran vacío, lleno de decepción, por no habitar la pasión que siempre soñé más de una dama como tú; ante mi herido corazón.

Claro de luna

Tú eres más bella que ver la luna
que como tú no existe ninguna,
desde que estás has sido mi vida,
si te alejas estaría perdida.

Tú eres lo que yo más he querido,
como el mar quiere a su sal infinita,
que esta amalgama nadie la quita
de mirar en un mar porque está unido

en transparencia; que así es todo mi amor
que nació como rosa en mi introspección;
y estará fundida en todo el corazón
hasta morir, que sería harto dolor,

por no verte más sería gran aflicción
plena en alma desde el paraíso sin ti,12
te esperara ante Dios para ya no sufrí.
Es evidente al sentirlo en mi corazón,

y ante el mundo en sentidos es el percibir
de un hecho que pasa y puede siempre fluir,
en todo rincón que está en el hostil destino,
donde abunda sus clandestinos con espinos,

son tenebrosos por descubrir que será,
que al tocar solo una espina comprenderá,
que es el secreto oculto que se haya esperado,
y lo manifestaré en virtud y no herrado.

Al solo saber este triste momento
que amor ante este se lo llevara el viento
lejos, pero mi amor volara a tu ser
desde el cielo para no verte sufrí,

porque eres mi perpetua alegría,
porque por ti daría mi vida,
entregara más que amor querida,
que en mi mundo sin ti acabaría.

Así es el amor.


La sorpresa inesperada.

El amor nace en un soplo inesperado
en cualquiera donde queda siempre errado;
de no saber si es su amor correspondido
a esta zoncera atacante que he sufrido

en días cuando conozco en perogrullesco;
a una chica que al verla quedo muy godesco
en todo un viento, que está demasiado zurrusco
ante mi entorno que al verla tiene ojos fusco;

¿cómo imaginarse el espacio sin estrella?.
Una beldad plena indudable que sea mella,
¡Y tan solo le pregunto!, ¿cómo te llamas?,
me dice: ¡Patricia!, y le digo: ya verás,

que nombre espléndido como el suyo,
ningún mendaz habrá en nombre tuyo,
¿cómo un manchón negro? .Sino amor
puro, en plena paz. Será mi humor.

Con toda certeza en jovialidad,
será mi única dichosa verdad
en plena vista mi contemplación
de toda esta suntuosa excitación.

Y me dice: ¡ay mi amor si eres coqueto¡.
-No soy coqueto sino enamorado
de tu beldad indecible por completo.
Tienes mi corazón ante tus manos.

-¡Sabes quedo muy halagada!,
-no quedes así sino reámame
Siempre, noche y día mí amada,
que seré tuyo hasta morirme.9



Ese será nuestro anhelo vehemente
de esta pasión sentida en todo mi orgasmo
sexual; y por ser la dama que más amo
desesperadamente, en mi gran presente.

¿Así debe ser? amor de mi eterna vida,
donde jamás su dulce alma estará partida,
siempre andará rellena de amor y alegría.
Mi ángel, mi amor, mi sueño, mi querer, mi todo.
Un encuentro.

Martes de maravilla del medio día
vi una chica que hace tiempo no veía,12
que añoraba su absoluta gran belleza,
y más la melosa querida nobleza.


Y tengo el ser tan contento cuando la vi,
como desde el momento en que la conocí,
que no olvidado en verdad nada en especial,
como el cortejo de besos que fue un pluvial

de gotas que caen en abundancia
ante el mar lleno de esa cantidad;
mis caricias tórridas de importancia,
siendo tú mi infinita castidad.

El lazo del amor.


El lazo

Como me endulzaría estar en tu regazo
para dormir y estar unido en un dulce lazo;
y es irrebatible mi cuerpo irse de ti
a otro ser para nunca más poder sufrí,

porque contigo mi vida ha sido feliz
las pocas veces que te veo en alegría,
y si no te viera más sería infeliz,
porque descubrí algo que antes jamás sentía

en mi humilde fogoso corazón;
que al pensarte exalto de gran pasión,
por este deseo que siento por ti,
que no imaginé palpitar así.

Y no te mancharé con ningún mendaz,
si no te daré mi perdurable paz
ante los días de gran felicidad,
que anhelo vivir toda esa realidad,

que son palabras que matan mi voluntad,
y que no puedo reflejar en la inmensidad,
más todo este hermoso sueño que es el amor.
Y si me dejas viviría de dolor,

por esperar por ti,
y soñar tanto así,
y por esta ilusión
que mata el corazón.

Una amiga.

Al empezar mi primera gran semana
desperté en mi fogosa cálida sábana.
Día lunes en casa para estudiar,
con mucha alegría, ¡y un gran potenciar!.

Salía solo con ese entusiasmo
alegre, que dejó mi ser en pasmo.
Luego fui a la parada del autobús
que de ahí alegre me iba en un bus.

Llegue muy grato a la parada,
terminaba la alborada
cuando iba partí al instituto,
tenía en mente un deseo astuto.

Que a pocos minutos al llegar,
saludé a mi gente con apreciar,
que al rato mis ojos solo notaron
una dama que solo percibieron,

una mirada apacible al solo ver.
Me presenté en todo el jocundo placer,
sosegado estaba y la invite almorzar,
bajamos juntos durante el caminar,

le fui mirando poco a poco en el día,
ese mirar que me llenó de alegría
en las charlas de nuestro gran conocer;
fue espléndido y que le quiero agradecer

al día por brindarme el tiempo de paz;
junto a ella anhelo jamás serle audaz
a su presencia la que me embelesó
los días deleitosos, con ningún leso.

Pasó cuando yo estaba junto a ti.
Y a través de las horas ante mí
tú siempre sonreías y era feliz,
y tú al nombrar a tu novio era infeliz,

porque muy dentro de mi creció una ilusión
que explotó como un gran volcán mi corazón.
Y si te pierdo mi historia fuera afligir,
y mi organismo quisiera estar sin vivir,

tan solo por no tenerte nunca más,
estuviera en plena soledad forás
del mundo ingrato sin la respiración;
y agonizara ante la cruel postración.

Ya que no quisieras eso tú así,
fuera aroma intenso del azahar
que calmara la aflicción ante ti,
y así se iría todo atribular.

Y fogosamente estaría mi vena,
por sentir esta alegría muy amena,
que conmovería harto mi corazón,
y rutilaría al verte en gran diversión.

Mi ser por ese hecho que si fue pretenso,
olería tú ser como el aroma intenso
de un azahar floral que aspiro fragancia,
y calma mis penas con toda importancia,

que jamás podrá todo mi ser olvidar
este espléndido sueño que anhelo esperar,
con mucha paciencia ante su más dulce ser
que ha sido el que me ha hecho solo comprender;

que eres grácil, como una beldad mariposa,
y que al volar contigo has sido fabulosa,
y no me arrepiento de haberte conocido
en los días que jamás mi ente haya vivido.

Esta historia me tiene muy paralizado,
desde el momento agradable en que más te vi,
que comenzó mi vida estando junto a ti.
Hasta hoy en la lírica que haya analizado.

No sabes cuánto añoré su presencia,
pero que esperé con toda paciencia,
para volver a tenerte ante mi ser,
si supieras que te quisiera agradecer,

por haber alegrado este corazón
cuando te vi con toda estupefacción.
Me sentía completamente hechizado
al ver sus ojos que resulté embrujado,

con su luz, y de melosa belleza
de sutil y muy cálida nobleza;
que del cual voy a querer siempre más
en mi orbe, y que no olvidaré jamás.

Un loco amor.

Caminando en la calle te veo al pasar
por casualidad, y te voy a saludar
con muchas ansias para saber, ¿cómo tú estás?,
después de tanto tiempo que no se de ti más.

Donde quería en tu oído susurrar un canto,
pero de pena que al verte embellezco mi encanto,
su molona de cara y no pude yo cantarte
esa canción donde quería yo cortejarte;

tú ser con sutil y muy cálida nobleza
que enamora a cualquiera con esa guapeza,
quedarían al verte muy hipnotizado
por esa beldad que los ha maravillado.

Como en realidad indudablemente lo son:

Tus ojos grandes fijos que al verlos brillamos,
tus labios que muchos seres nos enamoramos,
tú risa abundante que hace perder mi razón de pensar,
tú piel suave como un azahar.

Pensaré en vos mientras tú más me quieras a mí,
yo volveré a respirar perfume que es a ti,
que es un aroma intenso dulce como una gran flor,
como el azahar que calma el palpito de mi amor.

Y mi corazón arde ante esta dulce pasión,
como un sol fogoso que quema ya todo mi ser,
que el día de hoy con certeza puedo comprender
que todo este amor causó gran estupefacción,

que no se si te este pasando esto a ti,
estoy loco por saberlo estando aquí.
Por favor dímelo, no me hagas mas sufrir,
durante mi aflicción, feliz quiero vivir

aquí junto a ti, de manera que el mundo
lo veremos pequeño por nuestra unión,
¡cómo el mar de su sal!. ¡Qué es gran postración!
por no saber si tu amor sea profundo,

como el mío ante este triste atardecer,
casi sin soplo hasta el nuevo amanecer,
solo por soñar esta ardiente pasión
que enamorado tiene mí corazón,
sin ritmo, al no saber su honesta respuesta.
Y sin percusión las cuerdas de una orquesta.

Es así, tan triste como en la melodía
lo que ha sentido hoy mi vulnerable corazón,
para no hundirme en la congoja hipocondría,
y las cuerdas tañeran en su composición

felizmente, llenos de esa sinfonía
que necesitan en su gran percusión,
como hoy mi alma de esa gran digna alegría
pedida desde el fondo de mi corazón.

Más que desesperado por tu amor,
y por suspirar tú divino aliento
entre mi cuerpo, repleto de ardor
ante este inmenso y bello sentimiento,
que siento como tú único fulgor
de tu vía cuando estés en lamento,
te consentiré siempre mi belleza,
por ser mi amor eterno de pureza,

y alegría de vivir para quererte,12
felicidad absoluta hasta la muerte,
que sería el ultimo día en el mundo
de nuestro amor que sería tan profundo.

Si tú aceptas con exactitud que mi ser
abra la puerta de tú amor, fuera feliz,
sino deseas mi sueño sería infeliz
querida por no tenerte en mi gran querer.


En este momento toda mi forma de ser
ha sido contigo dulce, y con un gran querer
como el mar quiere inmensamente a todo el salitre,
como el cielo azul quiere a todas sus pura nubes.

Es mucha toda esta palpitante sensación
que indudablemente se otorga de mi razón.
Son palabras que matan toda mi voluntad,
y que no puedo reflejar en la gran inmensidad.

Toda esta pasión que ya no puedo describir
de tanto que escrito ha sido solo por ti;
estas horas de atardecer he podido morir
por tanto amor que tengo para dar de mí;

que es más inmenso que el sol,
que es más puro que una flor,
que es más abundante que un mar,
que es más que las gotas de un diluvial.

Es difícil de notar,
pero es un gran amar,
que me hace muy feliz
y a la vez muy infeliz,

por no saber si es correspondido
este amor que me tiene fundido
como una roca en su bello mar.
Un amor vehemente hace amar

a límites que me hace confirmar,
más profundo que un simple volcán,
donde yo sueño con este soñar,
que es más lejos que la inmensidad.

Donde mi ser es un vibrar
con ansias de poder llorar
antes por este anochecer,
que se cumplió mi atardecer.

Mis palabras se fueron en grandes versos,
en cada estrofa mi pensar se explayó
con profuso amor, ¡qué hice una poesía!,
¡sin darme cuenta me llené de alegría!. 12

Te has quedado aquí,
tan dentro de mí,
que no tengo amor para nadie más,
que no dejaría de sentir esto jamás.

Mas nada puedo decir, que haber confesado ya toda mi verdad amada inmortal, que he soñado desde los años anteriores de tener una doncella, como quiero que seas tú, que ahora tú eliges a este ser como dueño de tú corazón teniendo la llave del amor; o una amistad simplemente sería un triste dolor nacido desde mis entrañas, que la única cura fuera no haber conocido el amor. Dolería fogosamente que te fueras de mí, sería como sentir quemando todas mis venas,
sería como una espada que atravesara en mi corazón, sería muy doloroso saber esa respuesta que
temo mucho yo, que solo espero que pienses mucho tú. Que si no sería sabes así de esta manera:

Tarde desesperada de llegar al mar
con la dama de mi perdurable amar,
contigo indudablemente me quedaré
hasta el fin del mundo contigo estaré.

Cuando mis ojos te ven:

Tú monada de cara mis ojos ven
beldad de dama que mis iris puede ella embellecer,
patidifuso me dejó con la gran melosidad
ante mi ser en gran deleite de amenidad.

Serías más hermosa que el amanecer,
serías más extraordinaria que un milagro,
serías más maravillosa que un paisaje,
serías mi único deseo que he amado,
serías mi presente hasta mi futuro,
sería tu voz dulce serena y calma,
un refugio y abrigo en mi alma,
serías la sonrisa más radiante de mi día,
serías perdurablemente mi amar,
por siempre en todo este esperar
que estoy por ti en este momento
que vengas por mí a darme la verdad de tu señal.

Entre las flores nacerías
y en mi pecho florecerías. 8+1 9
Y mi pensar te ve en real así,
el amor hace sentir por ti.

Mi sentencia se ha terminado, está en tu manos todo tú expresar, mi llegada fue desesperada entre las horas de los minutos y segundos, por no saber tú respuesta de este ser que te ama en silencio, al saber que tú no sabes esta carta escrita quizás, y no sabes todo lo que siento, donde pinté todo mi estro amor. De todo modos esta poesía que te escribí desde el fondo de mi corazón; fue suspirando el aire del día y de la noche, donde me acompañó el sol y la luna, dándome la inspiración, y la melodía de una sonata sinfónica que me enamoró, y agitó más mi sentimiento de tú amor, dictando entre notas la esencia de esta soñada pasión, pensar que no la he visto hoy, pero estaré en el soplo de tu boca acariciando tu cuerpo completo de ilusión, y del ensueño desolador. La melodía me hizo sacar la magia oculta que tenía en mi corazón, y ahora sí no la lees, será esta carta una clandestina de mis poesías escritas ante tus nublosos ojos. Solo quiero que consigas un amor verdadero, no uno ilusionado por sí solo, no uno obsesionado plenamente de ti.

Carta de un amor que solo quedó en el olvido, y fue pasajero entre los ojos amados en silencio de tormento.

El árbol de nuestros frutos.

El viento besa nuestro lascivo ser
tallado en un árbol de perenne unión,
y generaremos todo un frutecer
gracias a esta libidinosa pasión,
emergida en las raíces, con querer
incontenible de mi amada inspiración,
que eres tú, individualmente el fiel amor
cosido junto a mi cuerpo en gran ardor.

Así es el gran amor en la primavera
florecida desde nuestro dulce orgasmo;
un frutal de hijos en la estimada espera
placentera de nuestro amado entusiasmo;
fundamental en dulce existencia entera,
y recibiría un espléndido pasmo,
por toda esta naturaleza frondosa,
donde esta dama de madera es mi diosa

de la que yo heredaré más ramas;
y de la que beberé más su alma
en mi amado poema de amor
sentido de perpetuo pudor.

Eres realmente un lindo sueño
clavado en todo mi pensamiento,
y el que te hace el amor como dueño
de tu cuerpo, y de tu cálido aliento.
Nuestro tronco jamás se destruirá,
porque siempre nuestro amor latirá,

por ser tú mi única amada inmortal
que amo en mi raíz como nutrición
regodeada de mi vida. Y tú unión,
es como el agua del mar de su sal.
Y por ser ella mi eterna pasión.




Nuestro hogar, sin ciudad.

Es un mundo mágico y de serenidad, 12
donde cualquier ser humano anhela vivir.
Pero tú y yo vivimos en el de bondad,
de mucho amor para que no sea empedernir
nuestros corazones, sino felicidad
que alimentamos siempre en nuestro concurrir
con tiernas frases que en el fondo solo incita,
un latí inmenso de amor y que no se quita;

por ser perdurable en la naturaleza
nuestra unión de apacible y grata pasión,
sentida en las venas del gran corazón
ardido en llamas por tu interna belleza
conservada ante nuestra predilección;

un lazo indestructible de indecible amor 12
en el crepúsculo del bello amanecer;
donde nos besamos de excitante dulzor
hasta el crepúsculo del dulce anochecer
consumiéndote el gran cuerpo hipnotizador;
y enloquecedor ante mi rijoso ser,
del deseo y amor cálido verdadero.
Jamás sentida en la vida mi gran lucero

de esta naturaleza que nos acompaña,13
y que la idolatramos desde la entraña,
como nos amamos mi hermoso esplendor
de este mágico paraíso del amor.

dos poemas

La flor.

Eres la flor que floreció en mi corazón,
después de haber estado marchitado en triza,
por un amor que me hirió sin tener razón,
que viví en dolor y tu alegraste en sonrisa

a todo el ser en indecible alegría,
que no me lo esperaba de una belleza
como tú, en bondad que ahora querría
con toda certitud de dichosa nobleza,

porque eres mi gran salvación,
porque serás mi único amor,
porque eres toda sensación
que jamás dejará dolor.

Mi ave sagrada.

Mi vida era una soledad
sin tener la felicidad.
Y veía siempre eclipsado
mi existencia sin ese amor.

Pero llegaste tú, como hermosa ave
milagrosa que salvó mi aflicción;
por tus halas santas que eran tan suave
sentida ante mi piel de gran pasión.

Alentabas mi espeluznante agonía
con tu apego como mi gran alegría
implorada en mi vagido destino;
y oscuro siempre ante mi cruel camino,
pero fuiste tú quien salvó mi ser

ave sagrada de mi enternecer.
Olvidé el gran dolor, porque te conocí
en jovialidad menos esperaba en mí,
yo mismo ni sé, sí es ilusión de verdad.
Porque en el fondo de mi existe amenidad

de lo que presiento en todo el querer,
es tan grácil, que no la quisiera perder,
porque sino de mi fuera conturbación
de morir en una lava de incineración.

Así que por favor no me falles, sé un sol
ave radiante que arda siempre entre mis días;
de alborada al atardecer esa inmensa pasión
que anhelo con grandioso apego, tú alegría.

Que exalto de ingente y fogosa pasión,
de vesania que no diera esta extraversión
ante los demás para que sea solo nuestro
mi amada inmortal; que serás siempre un secuestro

de mi amar vehemente en gran magnitud,
que si marchas virtuosa serás doctitud,
de esta materia que es el amor en mi alma
grácil, que al estar contigo es mi gran calma.

Por favor ave mía e inmortal:

No me abandones de noche y ni de día,
porque sin tu meloso amor fenecería,
y no supiera vivir feliz en mi mundo,
y quedara sin respiro cada segundo

de la vida, y mi único gran deseo en mi ser
ha sido tu mi ángel hasta poder envejecer
por completo y así fallecer junto a ti
ángel que idolatrado mucho en mi existí.

Una triste llegada.


Una triste llegada.

Tan solo al llegar a la casa y no verla,
sentí mucho dolor pero mucho en mi ser
que en mi vida no imaginé tenerla,
y ahora en cuantos años la podré ver

a ella, que fue lo único más lindo para mi
que haya tenido durante toda la vida;
y extrañaré todo lo que hice junto a ti,
y no olvidaré nada amor de ti en mis días,¡

de lo que pasé contigo en bella alegría,
que hoy solo mi entorno es la melancolía,
por pensarte, y añorarte al no andar tu aquí,
que no sé, sí yo lo pueda más resistí

al recordar cada beso tuyo que amaba
en la cama fundiéndome con digno amor,
que sentía cada vez que yo la miraba,
presintiendo desde mi ser un gran ardor

que quemaba y era por gran pasión
que jamás tuve en mi vida de soledad,
que viví antes que ella en la aflicción
de mi vida por no tener nadie en verdad.

Ella eliminó eso con su gran dulzura
que jamás podré en mi destino olvidar
su piel que me acariciaba en fiel ternura;
y ardía mi ser en fuego por su amar,

y de esa vez no quería perderte,
solo vivía en las noches soñándote,
con la ilusión de otra vez poder verte,
y así acercarme a tu ser fiel besándote

hasta los últimos suspiros de mi vida
amándote; en toda fidelidad a tu ser,
sin hacer daño para que no estés destruida
del sollozo dolor que jamás voy hacer.

Así no vea esa grácil bella carita,
siempre añoraré tú bonita piernita,
cuando la acariciaba con cariño
que al no tenerte quiero hipar como un niño

aquí muy solito escribiéndote afrodita;
pensándote mucho en todo este triste día,
queriendo por lo menos besar tú boquita,
que fue lo más rico, y que siempre extrañaría

todo de ti, de tus mordidas a mi piel
que quedaron tatuadas como un gran recuerdo,
como tu cuerpo tan dulce como la miel,
que al no tocarlo eso me hace a mi ser doler,

porque aquí sin ti ya nada podrá ser igual,
porque todo contigo aquí era muy genial
en las mañanas y tardes que te besaba
todo tu cuerpo; eso a mí más me enamoraba.

Jamás te había confesado esto,
porque no quería en ti detesto, 11
pero ahora todo te lo digo
de esta pasión que fluyó contigo.

Mi afrodita hermosa como el amanecer,
que a solo mirarlo tú haces embellecer
y calmar por completo el ser de la tristeza,
solo al conocer tu interior que es gran pureza,


y eso me pasó a mí bellida señorita
que era la soledad que tenía
en postración que a mí me dolía;
pero tu apartaste eso afrodita,

¡que ahora al no mirarte se me parte el alma!
en pedazos por no verte cada vez más,
tan solo tendré de mi vida esa gran calma
de esperanza de verte y quererte más.

Hermosa dama que no olvidaré
y siempre por tu amor esperaré,
para poder ser feliz junto a ti,
y no fallecer en lo que creí

de la aflicción que me tortura sin ti;
pero anhelo que puedas esperarme a mí,
para yo volver hacerte el gran dulce amor
y besarte toda sin tener ya dolor.

Espero que llegue esa gran vacación
para estar con tu ser querida mía,
y volver a tener más tu excitación
y recuperar la perdida alegría

que habíamos extasiado siempre en gran amor;
¡en casa cada vez de la digna exaltación!,
pero no estás hoy y me acompaña el resquemor
de la soledad total sin ti en desolación,

que jamás creí conocer una dama así
tan maravillosa que apartara el dolor
que ya vivía cruelmente dentro de mí;
antes que llegaras tu en ser encantador.
Que calmara mis minutos de mi existir,
como ninguna otra que me haya hecho sonreír.
Fuiste única como una adorable flor,
que al tocar tú mi piel desprendía harto amor,

y ardían mis labios al comerte toda
a besos tu ser, y te sintieras cómoda
junto a mí de esta fogosa amenidad.
Te hice mía y se fue la cruel soledad.

Y antes jamás me había entregado así
con tanto delirio de esta harta efusión
de la pasión; que en mi amor es: frenesí
ante ti por siempre en fiel predilección.

Y ahora estoy solo en este atardecer,
no dejo de pensarte en tu forma de ser
tan apacible cuando tú estabas aquí
la que me alegraba en grande mi existí.

Que ya no me resisto a este dolor
que mata mucho mi débil corazón,
sin poder bombear como antes al amor,
y hace perder toda mi plena razón

por querer ver tan solo tu bella carita,
y poder acezar tu divina boquita
que tanto añora en verdad mi fogosa boca
de esta tarde sin ti, llorar es lo que me provoca,

sin tener las ansias de poder vivir
y aferrado aquí solo en este sufrir;
de esperar por ella que me vuelva amar
con querer y desquite mi amohinar,

porque no logro perderlo de mi cruel día,
y a cada segundo me ataca la agonía,
por presentí esa gran predestinación,
que será sino estoy en su corazón,

y es lo que más anhelo en mi vida amor
para poder florecer como una flor
de felicidad a la luz del gran sol;
y así mi corazón arder en pasión.

No sé qué me pasa con ella en realidad
que nada más siento que explota el corazón
por ella como un volcán; de harta amenidad.
Que jamás en la vida sentí esta pasión,
que de verdad hoy no la puedo olvidar,
siempre está en mi mente a la hora de pensar,
pero fuiste lo mejor de mi existir,
y ahora hay algo que te quiero decir:

que hoy recuerdo aquella noche que estuve contigo
aferrado a tu ser fiel que era un abrigo,
donde nos dábamos unos más fuertes abrazos
que sentí éxtasis; por tener tu noble gustazo.

Tú renaciste toda mi cruel triste vida
después de haber estado en realidad perdida,
por la soledad que abarcaba mi destino
hiriéndome todo mi ser como un tembo espino;

que no me dejaba pero nunca en paz
en la rutina de mis sollozos días,
que no pensé que pasara esto jamás
en mi soledad sentida la agonía.

Pero llegaste tú con melosidad
que alentó mi triste plena soledad,
te lo agradezco en toda mi pura alma
por haber alegrado mi ser en calma.

Ahora eres la dueña de todo mi amor,
y nadie ante mi te podrá remplazar,
porque eres la única que calmó mi dolor
de mi vida triste que sentía al amar.
Y eres la chica que en verdad más he querido,
desde que tú ser se quedó en el mío unido,
que de esa vez has sido toda mi dulzura,
y jamás olvidaré esa dulce ternura.

En mi destino jamás te podré engañar
mi amada inmortal, porque eres parte de mí,
pero hoy mi corazón es más que un desangrar,
por la postración que no estás hoy aquí.

Así sufra mucho eres de mi eterno ser,
y jamás deseo en mi vida a ti yo perder,
cuando te tenga, sino fuera un tembo infierno,
y llorara en dolor por perder lo más tierno.

Antes no conocía que era el divino amor,
hasta que lo encontré de ella que era ilusión
en mi gran destino que ella fue lo mejor,
pero ella se fue y lloro mi corazón.