viernes, 17 de febrero de 2012

Una noche cuita pero con holgorio.

Terminó el año,
comienza otro,
y miro a los astros
en esta noche de tonos,
por ser el musicastro
que toca hoy el clavicordio,
que dejará rastro
como en la vida de holgorio.

Anhelé tres rocíos,
magia de mi fantasmagoría,
llenos de idilio
por lo que es mi eterna vida.

Me estás volviendo en esta noche loco, la poesía más que loco, porque de ti no he podido olvidarme, ¡oh ayúdame Dios!, has que regrese mi romance, que venga el aroma de mi libro, que me acaricie lo apasionante, seré más que regocijo, y la luna será más rutilante, y los versos se recitaran, y mi corazón cantara por ese sentimiento, por aquellas líneas lejanas, vuelvan a mí aposento, para que así mi alma sea un rojizo alba, apasionante en ese cielo, por añorar las letras blancas, las que hoy no veo, porque se llevaron a mi alma, alma de esos mil versos, estoy sin esa lira que me calmaba, Dios hazme ver esos luceros, y os aseguro que escribiera más arias, por ser mi sangre y mi cielo, mi libro de palabras, mi dúctil amor y mi anhelo, que no puedo olvidar en mis mañanas, has que vuele mi aliento, mi ser está sin romanza, has que vengan esos sonidos que quiero, de esas obras mágicas, de Mozart, Beethoven y Chopeen, que me llenaron en la vida de magia, de aquellas partituras que aprendí, quiero que vosotros aparezcáis, que me deis ese vivir, como en esta noche consternada, y así no sucumbir como un corazón sin esperanza. Mi corazón quiere solo latir, sintiendo a su vida entonada, de sus versos del existir, de aquellas óperas cantadas, que es su refugio de sentir, nada más que a su alma, que es su gran amor, su gran efusión, su vida, la locura, su otro yo, otra melodía, la que le habla y la que le hace dar vida, como el piano de aria, que sin él no es poesía, sino un corazón de lágrimas, como el polvo de las cenizas, truenos en las mañanas, asteroides que giran buscando destruir a mi galaxia, sino vuelve mis líneas, así será mi alma llorada. Tengo la fuerza y valentía de enfrentar al mismo infierno, ser eternal en la vida, poseer el espíritu de efebo, de ser el deidad de la lira, y luchar como Perseo. para llegar a esa iluminación, donde está el cielo, así con mi libro de mi poético amor, con mis rocíos de anhelos, por ser este arte mi pudor que me hace pintar en letras mi sentimiento; escribiendo encima del clavicordio entre velas. Una noche de mágicos versos, tocando sacras piezas, como de los compositores de aquel tiempo. Vestido por el aroma de las melopeyas, de las inspiraciones de mi sueño, de esas sacras etopeyas que me quieren en lo eterno, que es, mi florecida naturaleza y que no habrá averno, solo paz a mi alma entera. Vendrán esos violines y chelos, oboes y trompetas, esos bellos instrumentos, clarinetes y espinetas que cantarán junto al libro de mis versos, que estarán junto a mi alma tierna, y viviré sin colisión en mi universo, nada de desastre habrá, sino amor más qué amor, y mi historia por fin cantará, por la pasión que es ilusión, ¡oh Dios mío, oh Dios de mi alma!, vos que veis desde los cielos quien soy, debéis saber mi historia entonada, solo dame esos tres rocíos de amor, y así en este orbe viva de esa magia, solo así en esa paz divina de pasión, y que hoy en este clavicordio me acompaña. No puedo irme de esa inmensa adoración, porque es mi fe de la esperanza, que con el estaré de lo gladiador, que entre mi corazón es su cantada, contigo moriré, contigo hasta el edén voy a volar, así hasta allá viviré con ese sueño tan vasto y pasional.

“Así es el poeta del querer,
cuando sueña en el idilio del amar,
que hoy toca con todo enternecer
en ese clavicordio de regocijar.
Así es el destino de la locura.
Que hoy canta con amor,
el que despierta a la ternura,
y que desprende un gran ardor
en esta noche de luna,
y que brilla su corazón,
el que confía en su escritura,
que te llena de ilusión,
como en esta noche nocturna
que le abraza los tañeres de dulzor.
El compositor solo escucha
entre su noche un violín y un tenor,
por ser su noche tanta dulzura
que siente el compositor.
Amanece escribiendo,
amanece tocando,
y su vida seguirá con ese aliento
en la vida de su poesía, de su plebeya y de su piano”.

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