viernes, 17 de febrero de 2012

Un demonio consigue la magia en un malvado piano.

A veces soy un demonio,
un poeta que vive solitario
como en un herbaje frondoso
pidiendo un ser sagrario.
A veces soy un demonio
que escribe bajo un árbol,
escribiendo por lo milagroso
para que llegue a mis brazos.
A veces anhelo ese matrimonio
parar respirarla en este pasto,
pero como soy demonio
no viene ese amor casto,
por ser tan horroroso,
no hay luz en el espacio,
en frente de mis ojos
hay una cascada y pájaros,
no sé si estoy quejumbroso
pero lo que sé que anhelo lo mágico,
para ser victorioso
y dormirme en sus regazos,
solo que sea el amor meloso
y así esta soledad no me haga daño.
Imagino sus besos fogosos,
ella sentada aquí a mi lado,
sintiendo lo amoroso
que me quiere en lo imaginado,
pero cuando la quiero besar
solo vuelvo otra vez,
aquí con mis letras sin tener la paz ni hogar,
sin poder sentir su tez,
y me es tan infernal
vivir como un demonio sin el querer
de esa dama angelical.
Un anhelo es, una cantada de amar,
pero es un oscurecer, cuando termina sin poderla acariciar;
árida queda tú piel, por no romancear,
y muere tú ser, por no sentirle que es real.
Contristo quedan mis poemas,
inspiración llorada de mi hogar,
por querer esa dúctil miel
para que endulce mi soledad,
fueras de esto la fe,
tuviera fe en el arrullar
si tomaría con ella te,
y la amaría sin desolar,
fuera la flor del amanecer
y la endulzaría con mi cantar,
como en todas las mañanas del florecer,
por si llegara esa estrella celestial,
mi carne y mi amor diera hasta el anochecer
sin dejarla de abrazar,
siempre fuera del herbaje el frutecer,
y los pájaros cantaran de melosidad,
feliz fuera mi corazón del edén
por si llega a este ambiente mi felicidad,
que he pedido en mi libro esa mujer
escribiendo de tanta enfermedad,
por lo que es el amor de un ser,
para que llegue y sonríes sin llorar,
acompañado con nocturnos de Frederick Chopeen;
cantándome en poesía por esa paz,
rodeado de eso tan bren
como lo es mi pasión de inmensidad,
sonáis con un dócil tañer
que me calma en este bosque de soledad,
sintiéndole por dentro como una magia de llover
que llueve y llueve de ese entonar;
que me acaricia por esa cálida mujer
que me mandas ese piano de recital;
el amigo que me dará el embellecer
como a mi vidorria de eternidad,
así va a resplandecer
y así mi alma de amor cantará,
y mis manos podréis tañer
en ese milagroso piano de mi amar,
será más que el renacer
que tenga en mi mundo sensacional,
así fuese mi eterno querer
que viviese de la magia pasional.

Se hizo de noche,
aún seguía en ese forraje,
quería el anhelo entonces,
el piano sonaba sin callarse,
nadie hizo caso en sus voces,
pasó y no hubo romance,
en el amanecer estaba triste en el bosque;
pasó el día sin avance,
solo me dormí en esa noche.
“Sonó el piano en nocturnos de alcance
como al cielo en muchas pasiones,
llegamos a rozar a una diosa fragante,
ella sintió esos acordes,
solo entendió el lenguaje
por lo que era de ese solitario hombre,
y Dios le manda a ese paisaje,
ella baja y resplandece el horizonte,
hay más aroma en el herbaje,
se despierta el solitario hombre
por oír tanto el piano apasionante,
y contempla acostado en el monte
a una mujer desnuda y hechizante,
la locura es en los corazones
de él y de su escritura apreciable,
no pensó que iba a llegar en sus visiones,
tiene ahora a lo no imaginable.
Brilla su alma de canciones,
gracias al piano de su romance,
ahora vivirá de esas ilusiones
que había querido en lo deseable,
no son polvos las inspiraciones
son y serán ahora el vuelo sonante
que vivirá sin dolores
en ese ambiente con esa dócil carne.
Es un hogar de amores,
él ahora la besa,
ella a él le acaricia,
es una vida de grandeza”.
Hombre:”Os quiero en mi vida,
no os apartéis en mi naturaleza,
sois la viva alegría
que tendré en esta tierra”.
Diosa:”Jamás por esas melodías
que cantaron de nobleza,
que necesitan sonrisas
en vuestra vida desierta,
escuché vuestras plegarias de liras
que me llenaron de riqueza,
por eso vine a vuestra vista
que he llenado de belleza”.
Hombre:”Si de esa maravilla
habéis dejado de perseidas,
llegasteis como una poesía
aromando de terneza,
os quiero diosa bendita”.
Diosa:”Y yo a vos en esta primavera”.
Hombre:”Así viviremos de armonías,
Como tocando en el piano de la naturaleza”.
Diosa:”Os amaré en el lecho,
no dejaré de amarte,
por ser ese hombre tierno
y dueño de mi carne,
desnuda estaré en vuestro tiempo,
besadme si queréis,
devoradme con vuestro cuerpo,
de paz me florecéis,
sois la ternura de mi seno,
de amor me llenáis,
qué rico es besar vuestro pecho,
de locura me abrazáis
y mi mundo es violonchelo,
porque así me dejáis
cuando me amáis en mi centro”:
Hombre:”Qué bien que os guste mi diosa,
este amor que doy como lo eterno,
porque fuisteis la magia milagrosa
que llegó por nocturnos de sentimientos,
que no creía por una noche luctuosa,
pero a la próxima brilló el cielo,
me iluminasteis con gloria,
viví mi mejor anhelo
y lo había mandado las notas,
as de un piano de consuelo
para vivir de una mágica historia,
y eres vos el aire que siento
que abrazo y consumo,
eres el bello chelo
que en mis manos de amor perfumo,
os hago feliz en el lecho
y de tristeza n abrumo,
sino del aroma de vuestro pecho,
de vuestras dulces cuerdas
que es al que beso
de dulzura eterna,
para que suene de sentimiento
y seáis mi romántica belleza,
me olvido del infierno
y nazco con la naturaleza,
mi corazón es un trueno
que explota en esta noche de estrellas,
que suena como un chelo
así como vos de terneza,
del cariño inmenso
que abraza a vuestra carne de cera,
siempre estaremos juntos,
existiendo en entre las cascadas,
entre el bosque de fortunio
y seréis mi melodía romántica,
sonriendo entre este mundo
donde hay un piano de romanza,
que entona profusos nocturnos
cuando nos besamos en las mañanas,
es un divino fóculo
al cual vivo de gracia,
y por ser mis brillantes óculos
al cual absorbo de magia,
y porque soy un alegre demonio
que tiene la inmensa pasión,
que contigo hay más que matrimonio,
como ante este forraje de la naturaleza de ilusión”.
Diosa:”Lo hay mi hombre amoroso,
y eternos somos en el amor,
nada de lo nubloso
sino un universo de constelación,
versos recitados de holgorio
en este paisaje de amor.”
Hombre:”Cabello como el universo infinito,
piel como la flor blanca,
ojos de zafiro,
y boca de dulces palabras,
corazón de amor teñido
cuando os amo en la cama”.
Diosa:”Es así de dulce amorío,
todo esto sentís en el alma”.
Hombre:”Así es nuestro paraíso,
y hay que llenarlo de alabanza.
Os amo en mi poema que pinto,
un paisaje de nuestra romanza,
y ahí no somos extintos
sino una bulla de palabras”.
Diosa:”Un cuadro de idilio
en lo que pintáis de nuestra aria.
Y yo igual os amo amor mío,
sin dejar de cantar en esta historia recitada”. (y se abrazan)

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