miércoles, 15 de febrero de 2012

un hombre que conservará siempre su pasión al final en dos así haya dolor.
¡No sé qué hacer!,
si yacer hasta que las palabras hablen,
y ahí por fin todo comprender,
y así mi ser se salve,
de seguro en ese año no voy a retroceder,
por lo que vea en duras imágenes,
así no llegue a vencer,
mis sentimientos estarán más suaves,
sin decepciones en el querer,
por conseguir el mundo de arte,
pero si gano mi corazón se va a encender
y volará feliz con el romance,
son días de no saber qué haré,
solo sé que anhelo un buen avance,
para así estar en el nacer
de esa vesania que vive un vate.


Cuando respiras a esa flor se disfruta,
cuando no está se llora,
por ser una espada ruda
que mata en el recuerdo de ahora.

Si Dios me mandó el idilio,
fue para vivir todo lo del amor,
como la beatitud y lo contristo,
que me aromó de esa dalia flor.
En el último poema se lo había pedido,
antes de venir a Bolivia ese dócil amor,
a esa semejanza de lo bellido,
y así llegó ese pudor,
que solo en recitadas palabras me dijo:
“Vamos a vivir de esta pasión,
porque hasta contigo quiero tener hijos,
porque siempre esperé esto en mi corazón
al que a vuestro lado siente regocijo,
y porque sois romántico en la inspiración
que antes había esperado uno así en el paraíso,
que vivimos ahora de la ilusión,
por ser el que late de amorío
entre melodías de un piano de dulzor,
por ser mi hombre preferido
que acaricia y ama a mi interior,
de lo más honrado y ennoblecido
que es ante esta pasión,
por ser mi hermoso idilio
que no olvidara en mi corazón”.

Cómo olvidar esas palabras,
promesas de la vida,
me rompe el alma
al no saber que recite la oda en la poesía,
o que haga ella en sus mañanas,
solo sé que yo era el espacio que estaba en su vía,
porque ella era las estrellas diáfanas,
estábamos tan juntos en ese universo de lejanía
que ahora soy solo fusco sin su luz rutilada,
un espacio negro que ni brilla
sin su luz que alumbraba.
Es como si no hubiese letras en una poesía,
es como si no hubiera notas en una composición de aria,
y resulta así un tártaro de morriña,
soportar vivir si es un año o no de esperanza,
qué bien fuese si es esa melodía
a la que escribo con remembranza,
por ver que es ese paisaje que me acaricia
entre matices a mi poesía soñada,
que he escrito en tinta,
entre dibujos de un paraíso de romanza,
porque no puedo dejar de escuchar su voz sumisa
que en mi pérfido corazón le embarca,
esos cantos de soprano que ella tenía
en esos anocheceres y alboradas,
que me llena aún de melodía
esa dulzura que ella recitaba,
tan hermoso como un piano de cantigas
cuando estaba en ese mundo de romanza.
Soy un poeta que solo ama su poesía,
de un siglo donde todo era vesania,
y que se ha dado cuenta que es su vida
con la que quiere vivir con esa flor dalia.
“Sabe que no podrá sonreír de alegría
por si llega otra flor blanca,
por ser ella la más afrodita
que perfumó a su moza alma,
por el indecible querer de su elegía
que tiene a su hermosa amada”.
Ya veré que palabras recita,
recita el piano de la vesania,
que entonadas da en esa polifonía
a las que quiero escuchar en cada alba,
escuchar a esos tañeres de armonía
para saber poco a poco mi entonada,
cuando sepa en esos días
podré culminar si es aquel año de alabanza,
sea lo que sea ya lo dije en las líneas,
ya tendré que vivir así de fortaleza
aunque me toque estar ahí viviré de mi vida,
sin retirar el anhelo de mi vida plena,
nadie me alejará de esa eterna poesía,
porque es lo que representa,
por ser lo que me identifica,
y por ser lo que en mi corazón bombea,
porque el mundo no valorará estás líneas
y ni lo que significa la música y el poema,
por ser lo que está en su alma sumisa,
de lo que es Heroico de un Poeta,
Músico que adora solo a esa brisa
que acaricia de poesía a su alma completa,
por ser tan sagrado esta misa,
que en palabras en notas sus entonadas expresan,
de lo que está en esta biblia,
de palabras a una pasión que anhela,
por ser en su mundo una maravilla,
que de romance dejará huella,
ya sea con quien sea sin pesadillas,
él estará cantando en ese poema,
por eso que pide de rodillas
a Dios que matice sin anatema
a cambio ofrecerá su oficio a necesitados,
orará a que crezcan de esa nobleza,
por si ya es con esa belleza,
que hermosa vida él estuviera amando,
enseñando en las nobles clases de melopeyas,
dando nocturno del compositor del compositor Polaco,
así solo fuera de querencia
enseñar a lo que él ha arrullado,
de sus scherzos, mazurcas, valses y polonesas,
lo que suena en su corazón agitado,
estudios, conciertos para piano de pureza,
fuera solo lo que él diera de lo mágico,
de sus preludios en obras ofreciera
para llenar de sus versos cantados,
hiciera ver otro mundo de la música eterna,
de lo que canta el compositor polaco,
como de una historia de regodeo o tristeza,
por lo que suena en el alegre y llorado piano,
es solo eso lo que se emplea,
la verdadera historia de un sentimiento amado,
así asombrará a su conservatorio de terneza,
y al mundo de lo que siente de lo apasionado,
un hombre atraído de esa delicadeza,
por ser su gran mundo aromado,
un “Músico clásico del siglo de su prosopopeya”,
que ama a sus versos recitados,
que entonan de su historia idolopeya,
por contar tanto de los músicos del pasado,
como Ludwig van Beethoven de grandeza,
por ser l lenguaje dúctil que conserva,
un músico que vivió de lo mágico,
porque él mismo salió del averno a una tonada tierna
para oír en el silencio de su corazón trágico;
lo consiguió y sonrió de esa terneza,
oyendo ahí las voces de Dios de lo poetizado,
así como el vivió oigo las voces de belleza,
en el fondo de mi a un mundo hechizado,
de esa música que en mi se besa,
la acaricio y la abrazo
con mis brazo de una loca grandeza,
que hasta olvido en donde estoy parado,
solo que oyendo la poesía de los poetas
que cantaron componiendo en el piano,
siendo sus piezas que llenan
entre violines,
chelos y clarinetes perfumados,
ahí la esencia de ese amor que se centra
que suena entre dulces cantos.

Así es mi vida de joven,
siento tanto amor a eso tan bren,
como a Mozart y a Beethoven,
por sus obras que expresaron en el allén,
de esa música llena de pasiones
como lo hacía Frederick Chopeen.
El que me lee sabe mi horizonte,
por ser esa visión que llegaré hasta el edén,
con mi música y poesías en ese sacro monte,
y con la plebeya dalia de florecer,
serán mis únicos dos amores
que no dejaré ni fenecer,
si no daré con mi amor felices corazones
cuando vivamos para llegar allá de querer,
sin tener pro dentro rencores,
sino una vida cantada de enternecer,
hermoso va ser con nuestros proles
vivir allá en el desdén,
sin sollozar más de los óculos,
sino amar a esa mujer,
por ser mi eterno fóculo
que veré quien va ser,
sea quien sea amaré,
solo pido el amor a la vida de dulzura,
a Dios a que me de tranquilidad,
que viva sereno de esa ternura
y que sea mi felicidad.
Dios escucha mi canto
que expresa solo el amor,
esto es mi llanto
en el que vivo de lo embrujador,
espero que llegue ese manto
para envolverme en el de calor,
para sentir que es mi encanto
y así vivir de esa flor,
y así del cielo mandéis santos
para que canten a ella de vigor,
y porque la quisiera tanto
que fuera para mí un honor.

Cómo quisiera ver su cuerpo pulcro,
como antes lo tuve,
que fui hombre suyo
y que a mi piel dio luces,
la que me dio fortunio
y la que tuvo defectos y virtudes,
sentía que erais mi mundo,
pero aún siento que sois en esas luces,
como la de esta noche de arrullo,
por el recuerdo que veo en las estrellas y nubes;
que estábamos en este refugio
viviendo entre besos dúctiles,
y que desprendías hasta lo puro
que dormía dentro de vuestro ser dulce,
que era el brillar y no lo oscuro,
besándote cada segundo sin inquietudes,
cantaba a vuestro lado de orgullo
por saber que me amabas,
sentía un ardor tan profundo
que mi alma en esa noche cantaba,
pro al no saber si seréis eso que presumo
no estaré tranquilo hasta saberlo mi amada,
y en este año estaré sin escudo
hasta ver qué sucede en la historia de estas palabra,
quizás esté por mucho tiempo mudo
por ver como es mi canción de la historia que canta,
por no saber si es a eso que perfumo,
pero en el fondo si está esa esperanza,
pero aún te mantengo,
como entre mi loca poesía de magia,
por ser ese durable aliento
que acorrala hoy a mi alma,
porque fuisteis ese sentimiento
quien me hizo vivir de la romanza,
como decir que sois el anhelo
si tiritáis en mi poesía de presagia,
para unirnos hasta el cielo
y cantar ahí de la pasión alegrada,
y no fenecer en el averno
que a veces no queremos los poetas,
solo que vivir de lo eterno
sin sollozar en las letras entonadas,
por ser lo tenue y tierno
que acaricié en esa férvida cama,
que sentí hasta tus orgasmos
que eran cálidos esa noche,
cómo olvidar a una mujer que amo
si vive en las estrellas de imaginaciones,
que ahora estoy mirando
y porque de mi no se esconde,
porque el recordar me hace un hombre más apasionado;
así duela en el fondo de tus ilusiones,
se vive en letras lo del pasado,
solo que escribiendo en este sacro monte,
en el que viví con tu ser perfumado,
por ser lo feliz e infeliz de las pasiones,
y acompañado estoy de nocturnos cantando,
como de un piano de mis visiones,
llenándome de lo clásico,
de esa música clásica que suena de Chopeen,
y que no es un arte básico
sino uno que llega a inmensas inspiraciones,
por lo que se trata en mi corazón mágico
sentir ante esta historia esos sonidos de amores,
que a veces es en lo trágico
que está en sus escalas de desolaciones,
pero serán noches brilladas,
acompañándome en alegría esos acordes,
bailando conmigo de esperanza
hasta esperar ese día de sopranos y tenores,
lo cual se entonará de magia,
ellos recitando de ardores
a lo que presente mi vida y alma,
ahí yo de fuerza estaré,
queriendo a esa misa de calma
de ese Réquiem que cante a mi ser,
que lo eleve entre esas voces cantadas,
a una paz en el edén,
ahí poder sentir violines de romanza,
por ser mi misa de el Réquiem
y que fuera serenidad mis palabras,
ya en más años durmiendo en ese desdén
con el amor de mi aria,
sin decirle adiós jamás de mi amor,
por ser aquella mi única esperanza
que espero para amar de indecible pudor,
porque fuera entre ángeles la alabanza,
el milagro ante mi corazón,
que volviese a vivir de romanza
solo que a lado de esa nueva flor,
nuevo amanecer de las notas recitadas,
entre las mañanas fuera más resplandor,
entre nubes ese alba.
“Se viese por fin el ennoblecido amor
que tanto él esperaba,
para ahora vivir sin resquemor,
sino saborear a esa mujer con ansias,
y cantarle seguro ante el sol,
solo vivir de ese presente que solo gana
entre la victoria de el dulce tenor,
que amara su dalia.
Se profetiza como fuese su pasión,
a qué vida se perfumara,
a esa que viviera del abrazado calor,
a la que el seguro amara
sin dejarla caer en el terror,
sino cantando de melodía ganada
por haber sido fe su interior,
que el piano diera en palabras
para que duerma feliz con el eterno amor.

Puede que sea así, para que sienta paz,
puede que Dios elija su vivir, como en su alma en el esperar,
las palabras al futuro se verán, y ahí su alma dormirá”.

Es todo mi tonto deífico destino,
no soy Dios para hacer esa magia,
si Dios me elige ese idilio
de seguro viviré con felicidad en alma,
si no es esperaré otro delirio
para vivir de las mejores mañanas.
a lado de ese amor y cariño
con que sea de mi misma semejanza,
solo daré mi eterno amorío
para estar por siempre en su cama,
sin salir de su ser bendito
sino viviré sólo con mi música clásica,
solo amamndo a eso ennoblecido
que acariciara de amor a mi alma,
con mi poesía estuviese de lo querido
sin salir de ese mundo de mi anochecer y alba,
que tocara el piano de lo compungido
por ver la vida que llevara,
de alborozo tocara en el recuerdo de lo bellido
por recordar lo mejor de mi remembranza,
así fuera mi visión al destino
lo que a mi alma volara,
a esa vida de arduo idilio
que nadie entendiese a mi alma,
solo mi otro yo sabe ese sentido
que es duro como una lápida,
como un asteroide endurecido
con lo que estuviera hasta encontrarla,
mi corazón empedernido
y vivir por fin y amarla,
pero ya mis locuras son así
asi estaré en mi existencia
hasta que suene ese violín,
y me llene solo de terneza,
y así bese sus labios rubí,
su piel y cuelo de delicadeza,
para disfrutar de ese frenesí
y estar hasta el cielo con ella,
fuera un hermoso vivir
ya sin duros anatemas,
sino beatitud e mi piano, chelo y violín
que cantarían de pureza,
al ver que por fin soy feliz
en toda esta inmensa tierra,
ya sin tener cicatriz
sino viviendo de una ganada guerra,
que fue solo lo infeliz
en el mundo del Músico Poeta.

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