jueves, 19 de abril de 2012

El poema busca, un alma, y una absolución.



El poema busca, un alma, y una absolución.
"sin saber si es así"
Mis astros brillaron a otra mujer, (Suena la aria suite número tres
le dije unas palabras bellas, de Bach ante el poema en re mayor estando él)
aunque tenía en la mira a otro ser
y sin saber estaba loco por aquella,
habíamos cocechado un gran frutecer
entre cultura y poemas,
sonriendo ante ella cada vez
y más por el sentimiento que vivió,
en días y noches sentía su voz,
en sueños la miraba,
sentía la sábana como su calor
cuando me arropaba,
en la mañana nos veíamos con tal ilusión
que nos cantábamos en dúctiles arias,
aunque fuese de otro amor
yo fe y esperanza tenía en su alma,
iba mover al universo y al sol
para que solo viese mi magia,
iba a volar hasta el reino de Dios
para decirle que me dé aquella dama,
a la que convirtiese en un albor
entre dulzura de tales palabras,
a la que de su cuerpo abosorbiera su dulzor
entre besos sápidos de mi boca grana,
pero hubo un dolo de terror
cuando contemplé a otra aria,
y sus ojos fueron tribulación
cuando mentí que no tenía a nada,
la verdad fue a los ojos de su visión
y su corazón quedó en las llamas,
no he podido tener ya su corazón
y ni el perdón de su romanza,
aunque tuviese a otra pasión
igual así no quiere verme en la morada,
esta ahora es mi maldición
sin tener ya esa frugal esperanza,
donde la naturaleza pierde ya su color
y donde los océanos son sin las aguas,
donde la poesía ya no es amor
sino fuscas entre las páginas,
donde se llenan de la postración
entre los versos de flores que mancan,
entre un corazón lleno de ardor
donde lo deja en ceniza y sin gracia.
Os pedí que si podía ser aquel hombre,
ibais a pensarlo ante mí,
pero ya había cometido los errores
y no pude ya recuperarte a ti,
vivo entre una galaxia de ciclones
entre planetas que me dan a mí,
perdiendo ya las inspiraciones
hacia el amor que hoy sucumben aquí,
no confíais en las voces
que fenecen hoy ante el vivir,
si tan solo no hubiese hecho eso
no estuviera hoy sin alma infeliz,
fui el ludibrio del sentimiento
que hoy arrepentido está en el fin,
de no saber si voy a tener aliento
por no saber más de ti,
oh mi condesa Katisti de mi seno
hoy la poesía se vuelve gris,
y ha sido por mi culpa
por haberos engañado,
ni la toqué y os maté con una espina
que zahiere en vuestro costado,
creisteis en mis palabras queridas
cuando os recité en lo enamorado,
un poeta que hoy sufre vida mía
por volver a yacer en vuestro halo,
pero cada palabra que dije en la vida
no fueron mentiras y ni escarnio,
fueron totalmente que sumisas
que salieron de mi corazón amado,
jamás a nadie di ese amor en la alegría
cuando lo tuve hace cinco meses llorados,
vos disteis la esperanza a mi melodía
de volver a escribir más en lo apasionado,
ojala que perdonéis a mi mentira
y pueda solo que volver a vuestro lado,
si así tan solo es
la poesía cantará ante el cielo sacro,
todo será de un renacer
así como vos en lo mágico,
porque como hombre en las palabras que di
jamás di de tanto ardor enamorado,
así que no hay más que decir
sino que esperar las cuerdas que reciten,
entre el mismo destino infeliz
esas voces que den así sean febriles,
y si me perdonáis os amaré hasta el fin
hasta que vivamos en el paraíso con Domine,
donde os enseñaré a tocar el piano,
viviendo el roce entre tonos,
el amor de lo más apasionado
en un hogar sin lo feo y luctuoso,
y qué hermoso sería amada mía,
os juro que os gustará tanto,
donde me diréis que soy vuestra vida
en ese corazón tan dulce y cándido,
y os quiero en mi alma bienquista
que late por ti en lo encantado.
Y donde soy aquel hombre en la pintura,
acostado sobre ti,
Oh Katisti de mi dulzura
que he pintado hoy aquí,
y más ante esta musa
que escribo hoy de tanto latir,
entre mi teñida tétrica pluma
entre estas hojas que viven por ti,
donde vos me deis el perdón en la ternura
y pueda tan solo ser de ti,
donde herido estoy en la locura
por haberte hecho el peor engaño,
donde siento mis brazos sin lucha
y alrededor de gente llorando,
y a las afueras viendo un funeral
donde el mortuorio soy yo,
pidiendo a la vida lo pasional
para que viva otra vez con el amor,
donde vuestros senos son celestial
y en mi sentir los más intocable,
de no poder acezar y ni tocar
por ser de otro en el romance,
donde tenéis un perfume tan magistral
que recorre por vuestra mano tan suave,
que me calienta en lo fenomenal
sobre mi espalda como azahares,
donde encienden una vela una anciana audaz
que alumbra en el seno palpitante,
y a vuestra figura tan eternal
que es de una diosa hechizante,
vos Katisti como la bellísima deidad
donde espero romancearme,
y olvidar que sois de otro en lo terrenal
y tan solo en vuestro ser amarte,
y si me perdonáis en la vida pasional
os aseguro que no seré cadáver,
pero sino lo hacéis en la bondad
estaré en un mosrtuorio vorágine,
entre un paraíso sin su amar
viviendo sin el amor apasionante,
estando ahí sin volver a idolatrar
como lo hice en vuestro ser imaginable,
eso será así en ese lecho de tribular
cuando no roce ya el calor del romance, (termina el aria de bach ya en el poema)
hasta pronto hermosa deidad
donde vos tenéis mi vida en lo salvable,
y ojos cerrados dan en lo pensador
de no saber qué hacer ante lo engañable,
si perdonarme o ya no
pero no dejando que me muera,
seguramente ante el dantesco temor
que teme ir sin la hermosa condesa,
y donde este escrito dejo en el olor
de vuestro corazón en poema,
para que lo leáis con tal amor
y podáis entenderme con tal grandeza,
que no me mandéis al cielo o infierno de dolor
sin poderos ver más en la existencia,
ojala ya todo termine y pueda vivir
si así lo fuese ya hoy callara aquí,
así como las melodías que fueron como del violín
que dieron ante la poesía de tanto sufrir,
entre chelos, violines, contrabajos y muchos sentimientos,
fueron los que cantaron en ese ambiente,
tan lóbrego ante mi introspección de miedo
por si tengo o no al seráfico ente,
acariciando entre la pintura esos intrumentos
que escuché entre el mar de mis lágrimas presentes,
y que estuvo la silueta de Bach en el centro
de toda mi poesía dirigiendo dulcemente,
sintiendo en sus manos el ardor de los chelos
más cuando estaba sin el Réquiem,
y así termina todo el momento
de no saber qué será el presente.

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