miércoles, 11 de abril de 2012

Dos nocturnos en una historia del amor.




Dos nocturnos en una historia del amor.

“escribe desde un mundo solitario,
entre su pluma a una hoja,
sintiendo lo desgarrado
que difunde en su vivir esas horas,
por recordar un pasado
que aún está en su alma loca,
viviendo como lo más desesperado
en esa celda de mazmorra”.

Vos os acordáis que esa tarde sonó y que ahora suena el piano infeliz,
al fondo del agua sin tranquilidad,
el nocturno dos de la obra cuarenta y ocho con sufrir
por lo que estaba sucediendo a mi alma de mortalidad,
y aún seguro lloráis al destino con esa cicatriz
el cual daña a vuestra vida de intranquilidad,
y que al veros es como no tener vivir
así tenga el espíritu en la santidad,
en esa obra de fa sostenido menor
que es un movimiento andantino,
donde grita a su amor
y donde yo caigo con pena en el paraíso,
os extraño tanto en el corazón
que de aquí todo lo veo ferido,
cómo quisiera darte mi calor
como antes en ese mundo de cariño,
donde la obra es de tantas corcheas de ese 1 tempo de dolor
que palpitan en el piano de sonidos,
de la melodía que entona de pavor
a mis ojos hoy aquí ya vencido,
y Dios ni ayuda a este resquemor
que hoy me tiene abatido,
quisiera llegar a vuestros brazos con ardor
y vivir ahí solo contigo,
hubiese preferido ser ceniza ante vuestro olor
y no volar ante este reino solito,
necesito tan solo teneros cerca corazón
para así vivir de vuestro dúctil abrigo,
y aquí al estar ni me oye el Señor
donde peno como una nota en ese nocturno herido,
donde yo canto ahí de tal desolación
entre el piano que lo veo tan fallido,
no sé si me escucháis mi gran amor
pero estoy que muero aquí sin vuestro aire bendito,
si vieseis qué locura paso en este deshonor
ante mi alma que sufre en lo compungido,
si tuviese la magia de renacer a una flor
y ahí hablarte y decirte que sois mi paraíso,
no este que tengo en desilusión
matando cada vez a mi corazón fallecido,
si fuese esa flora os cantaría con pasión
y os perfumaría con mi amorío,
pero el nocturno sigue entre sus ligaduras
tronando en mi alma más,145
es tanta tristeza esta notas mustias
que dejan a mí en otoño de infelicidad,
aquí mismo en este paraíso de angustia
que necesito ir a otra libertad,
donde pueda sentir esa llama jocunda
que vos tenéis allá,
pero no hay nada que haga caricia en la ruta
de este infierno que me toca suspirar,
si Dios supiese por lo menos mi locura
dejaría que me vaya ante vuestra melosidad,
no sé porque tuve que morir en la injuria
de la vida para esta soledad,
si tan solo a vuestro lado era toda teúrgia
que vivíamos de gran felicidad,
juntos nos llenábamos de esa liturgia
que era nuestro amor de inmensidad,
donde nos abrazábamos entre la lujuria
entre noches de ese paisaje de amenidad,
ojala alguien o hada me escuchase
para poder ahí volar,
así sea en flor o pez de los mares
para solo poderte a ti amar,
no importa en que vaya ante el romance
porque solo te quiero acariciar,
vivir de lo que hoy no puedo
ante una solitaria vida sin poderos besar,.
Recordáis aquel día que el cielo fue gris,
donde hubo más que infelicidad,
donde el mismo árbol dio a morir
y no renació ni en la vida vital,
así como el beso que os dejé al partir
cuando estaba acostado frente a vuestro mirar.
El veneno de una fruta comí
y de ahí no volví a veros más,
yazco en el reino carmesí,
luego podré ir a la paz,
si las cenizas en alma suben de ti
y así pueda vivir de esa serenidad.

Cuando rozasteis el tronco con vuestra mano,
tan solo del recuerdo siento,
como en las favilas que dejé llorando,
vuestro rozar que me da aún ese aliento.

A veces miráis el cielo a lo lejano
y solo pedís anhelos que son desconsuelos,
que quizás queráis ir con el ser y darle la mano
así como rozáis a mí con vuestro reflejo.

Sonaba ese piano luctuoso sin callar,
esos acordes tan tétricos de mi partir,
fueron lenguajes para mi triste cantar
que sonó antes de irme y sucumbir,
y que los escucho en esta tempestad
ese piano que llora junto a mí,
no cambia su tonalidad
sino sigue fluyendo así,
tan tétrico entre la ligadura de su tocar
que me hace hoy dar lo infeliz,
quisiera tan solo a esa dama rozar
y poderla solo a ella decir,
que la amo en toda la eternidad
y que pueda de ese mundo vivir,
pero no sé si los milagros existan
y que pueda ser diferente mi alma,
si así es y renace mi ceniza
podré sentir una pasión ganada,
no sé que más sentir aquí de la amarga vida
que me tortura cada vez en esa tonada,
de ese nocturno que me crucifica
entre voces de sus corcheas lloradas,
pero hay un momento que la melodía algo dicta
y me dice que espere que será otra magia,
y ojala sea así su cántico de elegía
que expresa en sus corcheas susurradas,
que del piano desprende esa rítmica
sin parar entre mi pobre alma.423
Mis sentimientos son tan etéreos,
donde escribo al amor de una dama,
tan solo que en este escrito patético
donde bota las letras lágrimas,
no sé si ella vendrá al cielo
y que podrá valer esta carta,
solo sé que es un terrible plectro
donde saboreo lo amargo de mi alma,
se llena de tantos versos
que nadie escucha en mis palabras,
es como si un compositor quiera su anhelo
y se vuelve sordo y sin calma,
donde le quitan su mejor sentimiento
que anhela tener en su pasión amada,
así me quitan a mí el aliento
entre mi alma que está desesperada,
no sé cuánto más pueda aguantar
y no sé para qué me mandó Dios aquí,
era mejor que me llevara al inframundo sin recordar
para no tener a mí amor en el vivir,
y donde el piano cambia los bemoles a sostenidos de la tonalidad
para volver a su primer tempo del sentir,
donde suena un arpegio del compás
entre sus corcheas de su luctuoso latir,
y que sigue sin callar
entre mis lágrimas que son de rubí,
rocíos rojizos de sangrar
que siento desde mi alma de sufrir,
sé que soy un buen hombre al amar
pero no era cuestión justa de esa fruta que comí,
qué hice en la tierra para hoy aquí llegar,
donde solo siento ira desesperación en mí,
no sé si soporte más
o me porte mal en este reino,
si Dios me ha escuchado o no sé
solo quiero que sepa que es lo que siento,
que no ande más en la ignorancia
como a mi pobre y caduco sentimiento,
y si me bota fuera fenomenal
porque así no recordaría más lo mesto,
aunque estuviese más en lo infernal
estuviera ya sin sentir el amor tierno,
y donde se agita el trino en el piano del compás
en sol sostenido de ocho tiempo,
entre los tresillos y notas negras de la clave de fa
que suena en ese piano con tanto aliento,
y siguen las notas en ese piano de notas blancas
sonando en ese tiempo del canto,
para luego venir unos acordes de la tocada
entre dos tiempos de cada compás,
que suenan en esa cadencia romántica
de esos acordes de notas blancas del compás,
y que sigue sonando esa tonada
de esos acordes de su divinidad,
que suena ahora en corcheas de su cantada
para luego venir melodías de su arrullar,
y donde quisiera ser un don nadie ante el caminar
sin saber a dónde camino del sendero,
solo sintiese lava del quemar
donde fuese ese mismo averno,
fuera mejor sentir la quimera que mata
para solo hundirme del tártaro,
y no tener en anhelo una entelequia no dada
entre el oscuro mundo de espanto,
y en el piano suena esos trinos de llorar
que agitan a mi propio sufrimiento,
y apoyaturas en ese piano de recital
que sufre como yo de desespero,
porque no le dan a su felicidad
que muere en esos trinos de dos tiempo sin apego,
entre tresillos de la clave de fa
y de nota negra con tanto lamento,
en esa partitura de su lagrimear
entre los ojos de su espíritu gimiendo,
donde hay un trino de seis tiempo de sonar
entre el compás en ligadura tañendo,
y suena veinte notas de la cadencia del compás
tan solo que de cuatro tiempos,
para luego caer en clave de fa
en un acorde de sutil arpegio,
y en clave de sol un acorde en ese calderón
que suena de dos tiempo de su último aliento,
así como del mío en esta cegada pasión
que muero de tanta desespero.
“El hombre enfurecido estaba,
anduvo retando al mismo Dios en el cielo,
pero Dios no iba a mandarlo
y luego a su misma alma la deja durmiendo,
hechizó a su espíritu llorado
y duerme sin más pretextos,
lo hizo por su bien en lo sagrado
para que no haya más su desespero”

La noche anocheció y sin amor quedó,
vive una tormenta de rayos,
su corazón solo mira al sol
pidiendo tonos que den al piano,
y no sea su corazón una mustia flor
sino un cantar de milagros,
para que así venga su amor
y vuele y le de abrazos,
donde suena un piano de un nocturno,
del opus quince número tres,
lleno de infortunio
ante la dama de su entristecer,
en sol menor a su mundo
que entona por el Réquiem de su querer.

La dama queda en la sima de lo más alto viendo al cielo,
donde oye oír el piano a Frederick Chopeen,
él plasma la elegía de su anhelo
y ella al escuchar esos más llora en el edén,
Frederick toca en la montaña aquel instrumento
reflejando armonías de su tañer,
donde vuelan varios acordes al viento
para que escuche aquella dama de entristecer,
él sabe qué siente en su seno
ante la vida que toca tener,
trata de ponerla en lo sereno
pero su idioma dicta más condoler,
donde se dictan tantos acentos
entre los compases que cantan de su ser,
que toca Chopeen de gran sentimiento
ese nocturno que había hecho en su crecer,
cuando soleaba vivir de su hiel momento
para solo ese opus de tortura componer,
mostraba a ese orbe su apasionamiento
que tenía por la música y de su querer,
pintaba la belleza en lo mesto
de sus acordes y melodías de su tañer,
sonidos que no eran en su orificio benéficos
que la iban hacer sentir bien,
solo y solo en ese piano cantando de lo poético
entre su poema de su nocturno,
siendo el espíritu que toca ese instrumento
para luego decir que venía en la muerte un mundo,
que tenía que sucumbirse para no tener más infierno
y para así convivir con lo más profundo,
que añora tanto en su recuerdo
que destruye a su corazón ya oscuro ,
y sale bajo de su cúpula delfines
entristecidos ante el mismo nocturno,
cantando deblas por las cicatrices
que lleva ella en un pérfido mundo,
y también vienen serafines,
para cantar música sacra de un difunto,
que se oirá después del piano de los acordes febriles
y donde ella se pregunta si ella está ya muerta,
o son imaginaciones de su vida,
por ser tanta tonada de tristeza
que le marca ahí en su morriña,
queriendo vencer el anatema
que observa en su misma vista,
donde se harta de esa cadencia
y trata de huir a otra cima,
pero los delfines se acercan
y le dicen que le sucedió en su vida,
donde ella responde esta respuesta
que le mata en su misma elegía.
Delfines:”¿qué os ha sucedido,
tan dandi vos en vuestra silueta,
y andáis así en lo compungido
que desgarra y mata sin nobleza?,
queremos ayudaros con lo merecido
que vos necesitáis en esta naturaleza,
explicadnos que ha ocurrido
ante esa fría y congojada tristeza,
que vos tenéis en vuestra alma
y que nos da tanta pena”.
La dama:”Estaba hace días ya desvelada,
hoy aquí en donde estoy,
mirando al cielo con esperanza
por si viene ese dulce amor,
pero mis piernas no están ni cansadas
ni mis ojos ante la ira de mi corazón,
y gracias por las palabras
que me dais vosotros delfines de compasión”.
Serafines:”Sabemos lo que os sucede en el alma,
sabemos todo lo que os pasó,
nosotros os daremos lo que quiere Chopeen de magia
para que nazcáis con dulce pasión,
por el momento vive la ira pánica
porque luego será un diluvio de amor”.
La dama:” ¿No sé quiénes serán ante las palabras?
pero me hacéis vosotros poner de miedo,
¿qué queréis vosotros de mi como joven soberana
que hoy no me ven cómo me entristezco?”.
Delfines:”No os pongáis más así en alma,
escuchad mi canto de debla por última vez,
tan solo en ella os daré la magia
que vos necesitáis en vuestro ser,
Chopeen toca el piano con tal aria
que de esos acordes revivirán de querer”.
Chopeen:”Sigue el ritmo de mi alma
en ella os recito palabras buenas,
aunque sintáis entristecidas palabras
solo conoceréis una prueba,
que juntos hacemos para vuestra calma
para entregaros algo en vuestra silueta,
y que de eso sucumbiréis en gracia
para las alas de un pastor que os espera,
donde está durmiendo un alma
que en sueños de amor se desespera,
y mi nocturno tiene que ser así en la tocada
para que sea enigma en los mundos que de mi sueñan,
solo yo sé que es la hermosa aria
que de mis alientos expresé de querencia,
donde viví de mi siglo esa pasión alada
hasta de Dioses y diosas entre esas cándidas cuerdas,
que se permanecen en el oasis con mi alma
y con pasión que a mí de amor centra”.
La dama:”Entonces vosotros dan la ayuda santa
para que vuele y no pene en la tristeza,
vosotros daréis eso a mi vida congojada
para que no sea ya un paisaje de vida desierta,
y pueda vivir de felicidad encantada
que tanto hoy quiero de esta orquesta”. (Termina de tocar el piano Chopeen)
Serafines:”Sí, así lo es como exponéis,
y cuando fallezcáis os daremos una misa de muerte,
y luego en el paraíso nos veréis
agradeciendo por lo que hagamos en vuestro presente,
pero para eso tenemos que esperar que vos aceptéis
y lo queráis para que os demos el veneno,
a través de una fruta comeréis
y solo vuestra alma sucumbirá en lo pleno
y hacia el cielo os elevaréis,
gracia al paisaje y de un árbol con aliento
y es lo que vos solo dejaréis
y se entonará un Réquiem de renacimiento,
no una muerte sino lo hermoso de vuestro ser”.
La dama:” qué palabras decís,
no sé me siento con miedo,
y si luego no veo a nadie
no, no quiero eso,
por favor será verdad las palabras afables
quiero solo vivir de un vivo sentimiento,
quiero tener la vida apasionante
así sea en alma ante mi enamoramiento,
no quiero yacer en el infierno despreciable
que mi alma llora de tanto amor eterno”.
(Todos entre un canto ante un nocturno feliz,
tocando menos Chopeen del opus treinta y siete número dos)
Vos no viviréis de lo que pensáis de miedo,
vos estaréis y sentiréis el mundo de amor,
y si vos quereros una señal de lo cierto
mirad ahora al mismo albor,
veis como se refleja a Dios con lo bueno
y como mostrad a vuestro amor,
veis como está durmiendo
y ved hasta sus mismos sueños que vive de lo enloquecedor;
sueña tan solo que con vos de desespero
porque Dios a él lo durmió,
porque estaba loco ante vuestro recuerdo
y que no aguantaba en su corazón,
pero que espera a vuestro cuerpo
seguro para consumir de sensación,
que ahí será lo más ameno
que haya podido un alma llegar,
veréis tan solo que eso
y sentiréis un hermoso palpitar,
gracia a vuestro lecho
que allá arriba vivirás,
haced lo que digamos que es frenético
para vuestra alma de felicidad,
donde veréis lo más poético
que es vuestro amor de melosidad,
por la carta que os hizo en verso
por lo que pasó en su locura de tempestad”.
La dama:”Tenéis vosotros razón,
deme lo que tengo que comer,
quiero ir allá con el gran amor
y así no vivir más este condoler,
me hace tanta falta su calor
que ahí quiero vivir y florecer,
donde leeré su poema de amor
y donde veré su agonía de su ser,
quiero volver a sentir su cantor
y que me acaricie con querer,
que me haga la dulce copulación
y que vuelva a renacer,
así con ese Réquiem de consolación
que suene mientras yo vaya a ese desdén,
renaceréis vosotros mi pasión
y a mi alma de tanto inmenso enternecer,
teníais vosotros razón
cuando dijeron que iba así a ser,
y me hacen poner tan feliz más con ese nocturno,
donde toca Frederick de tal pasión,
que ahora entiendo sus opus
que todo es a veces triste y emoción,
tan llena de ese tono puro
que me acaricia el alma de tan cándido amor,
me hace bien feliz en el corazón
por sentir esa obra de tanto amor pulcro,
que es llena de predilección
que siente mis venas y mi alma de ese nocturno,
que me hace hasta cantar ante vosotros de amor
por sentir esa marea de ese océano,
de esos compases que son pudor
y que son solo lo vesánico,
que me hacen sentir tal fe e ilusión,
por ver tal maravilla de ese piano
que me dan a mi alma de dulce amor
y que vivo de lo mágico”.
Los delfines ofrecen una fruta que él mismo amor comió,
y ella muerde aquella fruta,
y su alma cae en esa cima en la defunción,
por haber mordido ese veneno de holgura
y que va hasta el sepulcro de horror,
ella al ver ese cruce de quebradura
siente miedo en su corazón,
por haberse matado así de la locura
que no sabía si iba a ir al infierno de dolor,
el santo que está en esa ruta
la deja pasar sin preocupación,
porque ya Dios había charlado ante su teúrgia
que él mismo a esa fruta mandó,
y no dejaba de sonar aquel nocturno de ternura
que Chopeen del piano da amor,
más al sepulcro llena de hermosura
y de alegría a la dama por su entonación,
el sonido llega tan lejos de su locura
que ofrece a esa dama de tanta consolación,
sin dejar de agitar esa melodía y armonía de lucha
que tiene en su sagrado corazón,
y ella sube al reino buscando a su liturgia
que no dejaba de gritar amor,
y le ve con tanta holgura
que el piano ahí aparece sonando de pasión,
sin dejar de sonar esa armonía de pura musa
ante esa hermosa y dicha relación,
desprendiendo tal amor en su lecho de lujuria
que ofrece de aquel piano enamorador,
tan dandi eso suena de locura
que ella disfruta esa llama de pasión,
y donde su amor estaba con alma ya despierta
que amaba en el lecho a su sacro amor,
y donde el Réquiem había sonado de terneza
ante las horas de su defunción,
pero sin dejar de sonar ese piano de las cuerdas
mientras sonaba ese Réquiem de amor,
y que sus amigos le acompañaron de belleza.
El hombre: “Veros y besarte en vuestra pierna,
acariciarte el pecho y los senos deseados,
comeros de lo núbil en este oasis de naturaleza,
el cual ya no es mi infierno,
ahora nos pertenece como la vida nueva,
es ahora este nuestro cielo
que viviremos como Adán y Eva,
no tendremos ante Dios duelos
porque este es nuestra paz y divina tierra,
de tanta alegría ese nocturno feliz tañe,
tan entregada que lo he escuchado desde mi sueño
suena tan hermoso que nos acaricia la carne,
igual que a nuestro indecible amor.
Se disfruta escuchando al fondo ese piano de romance
mientras nos besamos y hacemos la copulación
en el árbol donde es un florecido abundante
por vivir nosotros de tanta pasión;
que no estamos muertos sino vivos,
que nos llenamos en el querer ardor,
que somos solo de la vida los elegidos
para estar viviendo hasta en la modulación.
Así como del piano que suena de sonidos
acompañando nuestra paz del corazón,
que por completo no ha fallecido
sino ahora en el entorno cantando de pasión,
juntos gritamos que nos amamos,
juntos nos besamos y solo vivimos,
juntos ahora al estar así es milagro
ya no hay frutas con venenos de peligro
sino un enjambre de romance apasionado.
Ahora solo iremos a dormir,
ya nuestra pasión no murió,
sino en la existencia va vivir
y nuestra fe al estar separado creció,
a pesar de esperaros no fue el fin,
sino en esta naturaleza es nuestra canción”.
La dama:”Sí, así lo es como hermoso violín,
y que bien me has hecho el amor,
me tenéis tan viva en este existir
donde siento que somos la historia de resucitación,
que vivimos ante el noble Dios de festín
queriéndonos ante este hermoso paraíso de eterna pasión.
y donde terminará el piano de nuestro latir
y donde dormimos y que termino de leer vuestro poema de amor,
que entendí todo lo que pasasteis en sufrir
pero que fue tan querida de vuestro corazón,
y que me hace sentir ahora tan feliz
y que dormimos tranquilos al terminar el nocturno de gran palpitación

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