lunes, 28 de mayo de 2012

la obra inmortal 3



             La obra inmortal 3

                          I

 Después de que la gloria se gritó, que el latir de la cólera durmió,
que en sus almas la fe dio salvación para un cúmulo de dulces tonos.
 Mozart volvió aparecer, esta ves tocando entre las mismas hadas,
un Ave María, qué él iba a ofrecer. Como una última aparición.
 Porque cuando ellos murieran, jamás le iban a ver.
 él iba a estar sentado en frente de los más grandes.
 Ahí iba a estar, ahí solo con Dios y María iba a andar,
con los apóstoles, y con su Constanze von Nissen.
 LLenan de holgorio y de una remembranza al pasado.
 Cuando el Hijo de Dios llegó a la tierra para florecer
a los mismos presagios pecadores de la vida terrenal,
más que no venerando los diez mandamientos de Dios.

 Wolfgang Amadeus Mozart:"Dios de la vida,
hoy aquí en vuestro santuario,
deja que ofrezca una inemsa cantiga
para los amigos del pasado.
 La Ave Verum que compuse,
donde vos mismo conocéis,
dando mi última imagen en beatitudes
para que brille su dedén".
 Dios:"Sé lo que sentís,
sé que queréis mucho a ellos,
pero os mandaré en violín
para que cantéis entre chelos".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"¿Pero iré así?,
no podría ir como fui antes,
es para que me vean a mi
y sea algo dulce y emocionante".
 María:"Dejadlo ir como está,
vivirá luego solo aquí,
no les verá más
ni en el paraíso de jazmín".
 Dios:"Él es mi instrumento,
el poeta de los humanos,
el que en sensibilidad dá un cielo
y deja un aire respirando".
 Los apóstoles:"No os preocupéis,
él siempre será la magia,
solo permitidle su tañer
que tanto en su espíritu clama".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Les agradezco amigos,
con tal meritoria voz hablan,
solo daré un canto tan divino
que es de Jesús en parábola".
 María:"Sabemos cuál es,
pero Dios es la creación,
no tenemos en él poder
sino que él en la nación".
 Dios:"Con una condición,
que cuando vayáis a ir,
os pido que vengáis antes del sol
porque en amanecer iréis ahí
y así ante mi palabra será mejor".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Haré caso,
si así debe de ser,
viajaré al mismo lado
que estuve en el ayer".
 Dios:"¡Oh gracias por obedecer!,
ahora mismo a la tierra irás,
cantad con tanto querer
y magia a ese mundo mostrad".
 Jesús de Nazaret:"Padre, flores nacen,
más cuando un humano dá amor,
padre, frutos salen
cuando su mismo hogar es unión.
 Vástagos en juicio florecen,
por sus actos ante la vida,
pero la flor fenece
porque es mortal en los días.
 Pero el humano crece
y es propio de su misma línea".
 Dios:"Hijo de mi centro,
dais algo que no logro saber,
explicadme esos versos
que hoy solo ofrecéis".
 Jesús de Nazaret:"La oportunidad,
la eternidad del alma,
solo ahí se va
cuando hay siembra amada.
 Conducidlo al mismo hogar,
que en luz debe dar absolución,
donde el sol será astral
por nuestra imagen del perdón".
 María:"Jesús de Nazaret,
hijo de mi alma pura,
Dios quiere que venga ante del atardecer
cuando haya terminado la liturgia".
 Jesús de Nazaret:"Tranquila madre mía,
ya he charlado con él,
se ha convencido en palabras mismas
para que lo mande a él".
 Los apóstoles:"Dios de la eterna vida
deja que cumpla su voluntad,
dejadlo que vaya en propia misa
cuando cante en puridad".
 Dios:"Irá cuando se quiera ir,
no pondré más suplicio,
Mozart ahora id
y cumplid vuestro último suspiro".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Gracias por ser bondadoso,
y a vosotros hieráticos,
iré con tanto amor piadoso
ante mis amigos cortesanos".
 María:"¡Oh qué bien que haya aceptado!,
ahora veremos el dulce coro,
más que cantarán en dulce salmo
por hadas en su hogar glorioso".
 Jesús de Nazaret:"Sabía padre que ibais a razonar,
ate las palabras de nosotros,
ahora la luz perpetua  cantará,
y dará a su mundo lo sonoro,
todo de ese mensaje dará
lo que significaré en su tono".
 Los apóstoles:"Podrán ver la luz aquellos,
aunque saben seguro lo que se cante,
pero por amor a ellos
irá Mozart a recitarles".
 Dios:"Es el instrumento del universo,
cualquier nota que nombre,
es como un sabor pleno
para la cura de su acorde".
 Dios:"De nada y ahora andad,
id con ese fuego loco,
alavad y cantad
entre hadas de lo portentoso".
  Constanze von Nissen:"Todos reunidos,
los grandes de la vida,
conozco a sus mismos sinos
que en la tierra leía.
 Como en los versículos
de la misma eterna biblia.
 Qué alegría que dejen ir a Mozart,
él es mi amado del alma,
irá a dar magia maravillosa
a los amigos en su cantada".
 Todos menos Mozart:"¡Oh alma de Mozart!,
mujer de su espíritu condesa,
él es el instrumento de gloria
que dará con su próximo poema.
 Dedicado a este reino de historia
con tanta pasión en su pieza,
con sabor en violines de oda
que dará sin la misma tristeza".
 Constanze von Nissen:"Estoy tan feliz,
que él sea uno de los grandes,
que ahora viviremos aquí
sin ver a los amigos apreciables.
 Por eso que él quiere ir
y a recitar en su oda cantable".
 Todos menos Mozart:"Así es y solo será
como última aparición,
en fe etérea cantará
por ser tan solo su creación".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"¡claro que será
entre ese perfume sacro!,
que hasta las estrellas caerán
y mi corazón dará el canto".
 Dios:"Wolfgang Amadeus Mozart,
no he contado un secreto,
pero quiero que lo sepáis
para que ayudéis a su centro,
ya no sé qué hacer
para que su alma vuele en el cielo".
 Todos menos Mozart y Dios:"Es verdad,
hay un aroma en todo lóbrego rincón,
perdió a su nota inmortal
y aquí yace sin amor,
no sabemos que era lo celestial
o a qué orbe se perdió,
ni el mismo Dios sabe
a donde es que su olor quedó".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Contadme por favor,
quiero que me digáis vosotros,
quién es el que sufre por un horror
en este cielo tan solo".

 (Aparece la silueta en el santuario,
y muchos ven y Mozart pasmado).

 Ludwig van Beethoven:"Iremos a la tierra,
no vais a ir solo,
cantaréis vuestra pieza
y luego yo ante ese trono".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"No imaginé que aquí estuvieseis,
pensé que aún vivíais,
entre la tierra vuestro ser
y que al mundo magia daríais".
 Ludgiw van Beethoven:"A veces nadie logra entender,
ni el mismo reino puede,
más cuando estáis en lo cruel
viendo haber si en eso llueve".
 Constanze von Nissen:"Oiréis las palabras sacras,
haréis caso a él,
va ser un murmullo de tal voz sagrada
cuando lo escuchéis".
 Los apóstoles:"Escuchad al aliento divino,
¡oh salvadlo por tal hipérbole que atraviesa;
no sabemos qué hacer en su espino
que a su alma flecha".
 María:"Oíd Beethoven a Dios,
si no os puede ayudar,
dejad que diga su oración
y así podáis mejor estar".
 Jesús de Nazaret:"Beethoven, muchos nacen,
hasta las galaxias se estinguen,
ni un mal al ave dá alcance
sino en una lava que gimen.
 Los buenos sienten el aura,
la paloma va y les dá flores,
latente suele ser su morada
cuando ven la luz entonces.
sin sentir su puñal que desgarra
sino el cielo y el acorde".
 Wolfgan Amadeus Mozart:"Qué palabras de la santidad,
ofrecen su mejor devoto para vos,
no dejéis que la ira os consuma más
sino que el fuego sea amor".
 Dios:"Vais a ir al mundo de los vivos,
ahí tocaréis la obra que queréis,
una teúrgia habrá en espíritu
y sino perdonad a mi entristecer".
 Ludwig van Beethoven:"Todos son grandiosos,
habéis dado un poco de aliento,
ahora me iré poco a poco
para dar y mostrar de mi acento".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Calmaos amigo,
todo cambiará,
pensé que iba a dar un Ave verum en sonidos mismo
pero me doy cuenta que hay algo que solucionar,
así sea en mundo de los vivos
ellos seguro ayudarán".
 Todos menos Dios, Mozart y Beethoven:"Iréis ante un juicio,
por la tribulanza,
por rescatar al cielo o paraíso
que ni sabemos donde anda.
 Dios:"Ved y andad,
hasta me he olvidado,
más de esa tempestad
que estaba dando,
como mozart en la inmensidad
para que venga aquí rápido".

 Ludgiw van Beethoven:"Juicio que ahora me pertenece,
eso que la dulzura de la santidad está,
piano su figura fue siempre
cuando a la tecla tocaba más,
aunque queda solo entre campos verdes
por mi única sordedad,
pero es como si hoy cayese nieve
enfriando a mi misma soledad".
 Los apóstoles:"Creed en el destino,
confiad en el nombre de vos,
amad a la nota es un lirio
cuando en el amanecer sea el sol".
 María:"Ved junto a Mozart,
oíd tal obra en vuestro corazón,
sentid esa salvación milagrosa
cuando sintáis en el orfeón".
 Jesús de Nazaret:"Todo será salvado,
por eso mi carne se entregó,
más si son muy satánicos
el averno será su resquemor".
 Constanze von Nissen:"Yo estaba en las locuras,
sentía lo peor de la vida,
pero tal poder fue de la liturgia
que pude llegar a su caricia.
 Confiad en vuestra nota jocunda
y el cielo de aquí será sonrisa,
id entonces entre calma y lucha
y ten en alma la armonía".
 Dios:"Oídos tenéis en el corazón,
en el silencio del alma,
ahí suena esa canción
entre acordes de magia".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Vamos a la tierra,
es hora de ir para alegrar,
cuando lleguemos será un poema
donde debemos en completo luchar".
 Ludwig van Beethoven:"Nos vemos, si es que llego,
y gracias por sus palabras".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"vamos al terreno
y ahí veréis seguro a la gracia".


                   II

 Cambia tanto el sentimiento de cada figura dandi,
que empieza la historia misma actuando,
ella sola se invoca entre lo imaginado,
ella es la que ordena y deja que suceda,
es como si la historia tuviese vida,
dejando que pase lo que tenga que pasar.

 Ave verum se canta recién.
 Latín en canto y por las mismas hadas,
sintieron el presagio por un Rey de su mundo místico.

 wolfgang Amadeus Mozart, llega en la cumbre.

  Wolfgang Amadeus Mozart:"¡Hola amigos terrenales,
he venido para darles un canto sacro,
con mi amigo Beethoven apreciable
ante todo este fóculo tan santo".
 Ludgiw van Beethoven:"Es un indecible jocundo conoceros,
vengo de la vida de los inmortales,
ojala todo vaya bien en el sentimiento
para ver si siento el mundo cantable".
 Herr lezuelenv:"¡Oh amigo mío
me habéis pasmado!,
pensé que os iba a ver en el paraíso
pero andáis en este espacio.
 ¿Porqué?.
 Beethoven es portentoso a vuestra figura conocer,
espero que deis lo mágico,
más ante esta cumbre de fe
que hemos tanto amado".
 La duquesa:"¡oh qué observo!,
nos volvemos a encontrar,
vais a cantar algo nuevo
para alegrarnos más.
 Beethoven qué magistral veros,
un compositor de gran fuerza,
aunque oís en los oídos
porqué si estabais sin esa fineza"
 Furcia:"Guao había soñado algo así,
pero no lo imaginé que pasara,
Beethoven que agrado veros aquí
espero que la paséis con toda gracia.".
 Ludgiw van Beethoven:"Un bienquisto conocer,
aunque en alma aún no sea,
pero que espero que el destino hable
y así sea ese feliz poema.
 No oigo, yo encontré en el silencio,
la música oyendo en mi cuore mismo,
ahí descubrí que era mi fuego
cantando aquellos sonidos"
 Wolfgang Amadeus Mozart:"El canto les calmará,
hará que su destino sea diferente,
es una misa que ofrece lo inmortal
entre el mundos siempre.
 Y no estaremos juntos en el paraíso,
yo mismo me iré al hogar santo,
más de Dios y sus dicípulos
que está en otro lugar hierático".
 Herr lezuelenv:"¡Oh enserio, no sabía!,
pensé que nos ibamos a encontrar,
Beethoven me parece gran maravilla
que ahora en eso podáis escuchar".
 La duquesa:"Qué triste me siento,
que no os pueda ver mñas,
si la pasamos tan bien
ante este ambiente de verdad.
 Beethoven qué magistral,
qué pasión a la música,
por ser ella esa eternidad
que hizo que escuchases la ternura,
Furcia:"Más de las palabras
más de eso en ti,
Mozart qué penuria que te vayas
y no podamos verte ahí".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Es la ley de un instrumento,
más cuando nace con inmensa pasión,
por ser la luz del cielo
pero que aromaré con mi entonación".
 Todos menos Mozart y Beethoven:"Si así es querido Mozart,
solo el eco de vuestra música alegrará,
solo en ella veremos vuestras notas
cuando en el paraíso veamos cantar".
 Hadas:"¡Oh esperen antes que comiencen!,
hemos oído un presagio de la vida,
por un Rey que siempre dá nieve
cuando hay un dilema y morriña.
 Queremos cantar en ese canto,
queremos hasta tocar los instrumentos,
luego de ahí saber el espanto
que está sucediendo".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Hola milagro verlas,
en todo agrado espero,
ahora Ave verum que sea
en todo este mundo de sentimiento".
 Mozart y hadas:"

Ave, Ave, verum corpus, natum            Salve, verdadero cuerpo nacido
De Maria Virgine,                 dela Virgen María,
Vere passum, immolatum            verdaderamente atormentado, sacrificado
In cruce pro homine,              en la cruz por la humanidad,
Cuius latus perforatum            de cuyo costado perforado
Unda fluxit et sanguine,          fluyó agua y sangre.
Esto nobis praegustatum            Sé para nosotros un anticipo
In mortis exanime               haz que os gustemos en el trance de la muerte
In mortis exanime


O Iesu dulcis,           ¡Oh, Jesús dulce,
o Iesu pie, o Iesu,     oh, Jesús piadoso,
Fili Mariae.            oh, Jesús, hijo de María!.

                          III

 Después que cantaron la Ave verum,
los demás de la cumbre oyeron tal música que sus mismas
almas en el recinto aire de paz respiraron.
 Beethoven aún estaba entre vida angustiada.
y Mozart no solo dá esa Misa, ofrece la obra de un Don Giovanni,
Overture de su obra añeja y las demas partes. Beethoven
se pregunta cuando será que su fe renacerá. Oyen tanto esa historia,
que se interesan y hacen pocas preguntas mientras cuenta.
pero el porqué de esa historia, más ante un ambiente para una ayuda;
será que esa historia significa algo?.

 Es una historia que hace para la esperanza de un alma que pena;
tan extensa es y completa que sabe tener su cálido mundo.


 La duquesa:"Fue maravillosa la obra,
qué mensaje del mismo Mesías dais,
fue quien en cruz dá la gloria
ante muchos de la vida terrenal".
 Furcia:"Qué cantos de las mismas hadas,
con voz mezzosoprano,
y en sus instrumentos de alabanza
que hoy en la oda recitaron".
 Herr lezuelenv:"Qué voces de un salvador,
claman a su misma esencia,
por ser la luz del Señor
que nos manchó en la existencia".
 Hadas:"Cantamos con toda sensibilidad,
sintiendo al mismo hijo de Dios,
que vino ante una solidaridad
para que seamos de su amor".
 Ludgiw van Beethoven:"Es el cordero del mundo
pero cuando nadie tiene la perfección,
solo veis un orbe fusco
llorando en toda postración".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Canto sacro di,
ahora miraos hoy,
que entonarán las hadas un latir
entre un Don Giovanni de pasión.
 Mientras suene iré contando,
más de lo que significa,
en cada uno de su entramado
que recitaré en la cantiga".

 Todos menos Beethoven, hadas y Mozart:"Esperaremos esos ecos,
queremos ahora oírlo,
entonad eso frenético
que decís ante todo este recinto".

 Empieza Don Giovanni, el overture. Y ellos oyendo hasta Beethoven.

 Hadas:"Canto y canto en frases calladas,
que vienen de estos instrumentos,
entonando de tal fuerza en aria
que sale de su figura y un apego".

 Wolfgang Amadeus Mozart:


Leporello criado de Don Giovanni
está bajo una mansión y dice;

 Don Giovanni hombre del amor,
amándoos a cualquier vida,
pero un día subió al horror
de querer copular ante una reliquia.

 Su nombre donna Ana,
era la mujer que dormía,
entre un palacio de gracia
mientras que este viperino acude con lascivia.
 Se quita en esa noche sus trapos,
queda en silueta desnuda,
observa a la mujer soñando
y él va y le dice musa.
 La mujer había visto tal hombre,
que pensó que era su amor,
sin pensar se dejó de ese conde
y en su cama le hizo su ardor.

 Todos menos Mozart:"Qué audaz,
más si acude ante un pudor,
qué fácil le fue socavar
y ella cayendo a su olor".

 Wolfgang Amadeus Mozart:Leporello criado de Don Giovanni
está escondido bajo de la mansión y dice;
 Reventarse noche y día en tormento
por quien nada sabe agradecer;
soportando lluvia y viento
y mal alimentado por un cruel,
y mal durmiendo!,
 Yo también quiero ir de hidalgo,
no quiero volver a servir al preclaro.
 ¡Oh qué amable el caballero!,
¡él está ahí dentro con la dama
y yo aquí, de centinela!.
 Todos:"Sufre por su amo,
seguro debe ser,
ya que al ser su criado
él hace lo que sea por él"

 Mozart: dice Don giovanni; Amor mío, vida mía,
qué piel tan cálida,
se siente como una flor misma
que beso entre pétalos de gamas.
 Donna Ana sintió que no era su esposo,
porqué el libertino estaba deseando,
empezó a gritar en lo loco
y salío él desesperado,
más cubriéndose el rostro
y sale envuelto en una capa escapando.

 Todos:"¡Oh se aleja el mismo Don giovanni!,
corre entre su fijo traje,
como el mismo elegante dandi
en todo ese forraje?.

Mozart: Leporello; me parece que alguien viene,
no quiero que me descubran.

 Mozart: Empezó a decir socorro un traidor,
un pérfido se ha metido en mí cama,
que lo agarren por favor
y no lo dejen ir a la lacra.

 Todos:"Fue un abusador,
más abusar de una divina dama,
hacerle creer que es su amor
y donde ella se entrega en la llama".

 Mozart: Acercándose Leporello; ¡Qué tumulto!;
¡oh Cielos!,
qué gritos tan duros,
mi amo está de nuevo
y tan solo en apuros.

 Doña Ana:¡Que acuda gente! ¡Criados! ¡Al traidor!.
Don Giovanni: ¡Calla y tirita ante mi furor!,
Doña Ana: ¡Canalla!
Don Giovanni: ¡Insensata!
Leporello a parte: ¡Veáis como ese truhán será causa de mi ruina!,
haré lo que pueda en toda esquina.
Doña Ana: ¡Con desesperada furia
sabré perseguirte y hundirte!
Don Giovanni: Su furia desesperada y terrible
¿quiere buscar mi ruina, y en lo hundible?.
 Mejor retiraos y marchaos,
no sabéis ni quién soy,
más en tus ojos de astros
donde en esta noche veo hoy.

 Todos:"Se burla de la pobre dama,
ella sin saber qué hacer,
él siendo un villano en daga
que ha disfrutado de su ser".

 Mozart: Llega con espada.
 El Comendador: ¡Dejadla villano!

 Todos:"Quién será el comendador,
suena hasta interesante,
qué papel ha de hacer en el terror
ante ese bosque espeluznante".

 (cuando Doña Ana oye la voz de su padre
suelta a Don Giovanni y entra en la casa
 Cuando Don Giovanni se aleja,
solo abajo encuentra al Comendador,
padre de la misma condesa
que dormía en su mansión.)

 Comendador: A donde creéis que os vais,
no penséis que os alejaréis,
primero enfrentaos ahora en mi ya
antes que os mate por cruel.
 Don Giovanni:una cara tan vieja,
piensa ganar a un Dios,
primero callad e iros
sino vos vais a lamentar lo peor.

 Todos:"¡oh de qué manera le habla!,
qué fuerza tiene su padre,
aunque sea la vejez arcaica
no se deja humillar por el miserable".

 Comendador:¡Bátete conmigo desalmado!,
Don Giovanni:¡Vete! No eres digno de luchar hombre desdichado,
porque soy más que vos silueta añeja,
solo dais aversión y asco
como vos en lastimera.

 Todos:"De qué manera le recita,
es tan ruin el mismo demonio,
donde se cree una fuerza nociva
ante el mismo sórdido".

 Comendador: ¿Así pretendéis de mí huir?
(aparte) Leporello:¡Si al menos pudiese partir!
Don Giovanni: ¡Miserable, espera, si es que queréis morir!,
(Se baten. El Comendador cae mortalmente herido
Don Giovanni dá en el costado,
al suelo cae en dolor
y luego se va a lo lejano
y se pierde sin temor.)

 Comendador:¡Ah, socorro! ¡He sido traicionado!
el asesino me ha herido en mi costado,
y del pecho palpitante
siento ya mi alma partir.
Sin ver estrellas siderales,
siento solo mis venas sucumbir,
Don Giovanni:¡Ah! Ya cae el desventurado,
afanosa y agonizante
de su pecho palpitante;
ya veo su alma partir,

(y de eso sostuvo en conciencia sollozante de sufrir).

 Leporello:¡Qué crimen! ¡Qué fechoría!,
en el pecho, de puro espanto que se huele de la morriña,
siento palpitar mi corazón.
No sé qué hacer, ni qué decir, ¡sólo me dá ese rostro temblor!.
 (el comendador fallece).
 Todos:"Hasta que consigue librarse del vetusto,
ha sido realmente ahora trágico,
más por su hija quedando en infortunio
cuando contemple el espanto".

                       IV

 Don giovanni logra conseguir su victoria,
deja a un comendador plenamente muerto,
ahora qué pasara en la historia
si hay un mismo pérfido.

 (Recitativo en voz baja)

 Mozart; Don Giovanni: Leporello, ¿dónde estáis?
Leporello: Estoy aquí, para mi infortunio o infelicidad.
 ¿Y vos?.
Don Giovanni: Estoy aquí lleno de preguntas y de negra fealdad.
Leporello: ¿Quién ha muerto, vos o el viejo?
Don Giovanni:¡Que pregunta tan estúpida! El hombre añejo.
Leporello: ¡Bravo! ¡Dos buenas faenas:
forzar a la hija y matar al padre sin penas!,
pero no sabéis si esto pronto sea un anatema,
o sea como una espada ceñuda en el poema.
Don Giovanni: Él se lo ha buscado,
nadie le mandó a meteros de garbo,
él mismo lo buscó y ahí quedó,
con pocos respiros y sangre encarnado
cubriéndoos su cuerpo en dolor
y que sentirá a su hija llorando.

 Todos:"Con qué ludibrio lo pronuncia,
sin temer a nada,
por haber hecho algo en penuria
ante una pobre alma".

 Mozart; Leporello: Y Doña Ana ¿qué es lo que quería?
Don Giovanni: ¡Cállate, no me fastidiéis y venid conmigo,
si no queréis recibir vos también lo mismo!
Leporello: No quiero nada señor, ya mismo soy mutismo.
(recoge del suelo la linterna y la capa. Se van)
 
 Todos:"Le hace caso tanto Leporello,
por eso que le maneja como quiere,
todo por su poder tan etéreo
que funde entre su ente".

                     v


 (Don Octavio, Doña Ana y criados con luces)

Doña Ana: Mi padre está en peligro vayamos en su auxilio,

(con la espada desenvainada)

Don Octavio:¡Toda mi sangre vaciaré si es preciso!,
pero ¿dónde está el malvado que esto hizo?,
que dejó a este ser en el pasto ferido.

 Todos:"¡Oh ya alguien reclama!,
pero quién será él,
el que a ellos acompaña
en todo ese desdén".

 Mozart; Doña Ana: Aquí debe de estar
¡Qué funesto espectáculo,
 se ofrecen hasta dioses,
ante mis ojos cabizbajos!
 ¡Padre!, ¡Padre mío!, ¡Querido padre!,
¡cómo os extrañaré en mis días, noches y tardes!.
Don Octavio: ¡Señor!
Doña Ana: ¡Ah! El verdugo me lo ha lapidado.
y se ha ido y mi padre así ha quedado.
 Esa sangre, esa herida, ese rostro,
solo veros se ve de un tumulto tan postro,
teñido y cubierto del dolor de la muerte,
y no sé si soporte esto que me duele.
 Ya no respira, fríos tiene los miembros enteramente…
¡Padre mío! ¡Querido padre! ¡Padre amado!,
volved estoy que extingo, ¡amado Padre de mis momentos!
Desfallezco... muero, me muero ¡oh padre mío os quiero!.
(se desmaya y lágrimas de sus ojos caen)

 Todos:"Pobre mujer llorando ante el padre,
ante su Padre en lo que le han hecho,
 ¡oh el padre suyo, qué sangre, qué terror!,
seguro fue un pérfido
el que con él lidió.
 Pero quién será en su honor
que jurará seguro vengar ese crímen,
quiere veros en su corazón
y no anhela que de ella se olvide".

 Don Octavio:¡Ah!, ¡Socorred, amigos, a mi tesoro!
Buscad, traedme
unas sales y algún tónico.
¡Ah! ¡No tardéis! Para levantar a lo hermoso.

(salen dos criados)

 ¡Mi esposa! ¡Mi amiga! ¡Doña Ana!
el intenso dolor amenaza con matarla.
Doña Ana: ¡Ah!...
Don Octavio: Ya vuelve en sí vida, mí propia alma.

(vuelven los criados)

 Todos:"él es el esposo,
él que le ama,
ahora ayudará en su mundo solo
que tanto le mata".
 Mozart; Don Octavio:"Auxiliadla de nuevo,
quiero que florezca y hacia el ojo de mi cielo.
Doña Ana: ¡Padre mío!, ¡Oh padre de mi seno!,
no puedo vivir así mi destino,
sin vuestros mismos consejos
y de ese amor bellido.
Don Octavio: Ocultad, alejad de su vista
ese objeto de horror.

(se llevan el cadáver)

 Alma mía, consolaos, ten fuerza y valor.
Doña Ana: (desesperadamente)
¡Aléjate, cruel, alejaos!,
 Iros y por otro sitio paseaos,
dejad que muera también yo,
ahora que ha muerto mi padre sagrado,
¡oh Dios el que la vida me dio,
porque os habéis llevado,
como a mi gran cuidador
y que tan sola me ha dejado.

 Todos:"Realmente no puede vivir sin él,
a veces llegan momentos así,
donde no sabéis si es
o preferís solo sucumbir".

 Mozart; Don Octavio: Escuchadme, corazón mío,
miradme solo un instante,
¡oh mi cariño!,
el alma hoy es sollozante
y del alma más allá os lo pido;
os habla el enamorado
que vive sólo por ti
en este sitio dando
fuerzas a tu ser en el vivir.
Doña Ana: ¡Eres tú! Perdona, mi bien,
mi angustia, mis penas me han dado en este desdén...
¡Ah! ¿Dónde está mi padre?,
Don Octavio: ¿Tú padre? Alejad, mi amada de una vez,
ese amargo recuerdo que dá en vuestra alma.
 Esposo y padre tienes en mí sin condoler,
solo el reino de mis besos que os aman,
y vuestros sentimientos
serán el ardor de embelesos que ganaran.
Doña Ana:¡Ah! ¡Jura que vengaréis,
si podéis esa sangre del poema!
Don Octavio: ¡Lo juro por este querer
que lo haré bella,
lo juro por nuestro enardecer!,
por ser el que explota de candelas!

 Todos:"Cómo consuela a su alma,
se nota que por ella muere,
ojalá ayude a su misma esperanza
que tanto quiere".

(ambos Don octavio, Doña Ana)

¡Qué juramento, oh dioses!
¡Qué terrible momento!
entre mil y un afecto
palpita los corazones.

(se van)

              VI

 (Una calle cerca de un albergue. Amanece)

 Don Giovanni: Vamos, aligera, ¿Qué quieres?
Leporello: Se trata de un asunto muy importante.
Don Giovanni: Lo creo, pero no vence.
Leporello: Es importantísimo contarte.
Don Giovanni: Mejor aún. Termina de una vez.
Leporello: Juradme que no montaréis en cólera.
Don Giovanni: Lo juro por mi honor,
a no ser que me habléis del Comendador ahora,
y enfurezcáis mis sentidos de lo atroz.
 Todos:"Será que le habla del comendador?,
si fuese así de qué manera se pusiera,
de qué forma fuese su reacción,
ante lo que dicte en su presencia":

 Mozart, Leporello: Estamos solos.
Don Giovanni: Eso veo, ¿y?.
Leporello: Nadie nos oye y no es incómodo, sí?.
Don Giovanni.¡Vamos!
Leporello: ¿Puedo hablaros con total sinceridad?
Don Giovanni: Sí.
Leporello: En ese caso, siendo así,
mi muy querido amo,
la vida que lleváis en lo alto,

(al oído, pero fuerte)

¡es propia de un bribón!,
¡el que no tiene ni sangre humana de amor!.
Don Giovanni: Temerario ¿Cómo os atrevéis decir eso...?
Leporello: ¿Y vuestro juramento?
Don Giovanni: ¡Nada sé de juramentos! Calla o te...
Leporello: No hablo más, ni rechisto, mejor mi amo.
Don Giovanni: Así seguiremos siendo aliados a todos lados.
Ahora escucha: ¿sabes por qué estoy aquí?
Leporello: No sé nada. Pero, viendo que ya clarea,
seguro es una nueva dama bella?
¿no se tratará de una nueva conquista?
debo saberlo para añadirla a la lista.
Don Giovanni: ¡Ahí se nota que eres grande!
has de saber que estoy enamorado de un ángel,
de una bella dama
y sé con certeza que ella me ama.,
La vi, le hablé
y esta noche me la llevaré,
como al huerto, y daré muchos besos...

(Doña Elvira se acerca por el fondo)

 Don Giovanni:¡Silencio! Creo percibir olor a hembra,
y huele tan sápido que lo siento en mi lengua.
 Leporello (aparte):¡caramba qué olfato tan fino!,
tan solo percibe algo,
y le llega en si mismo
de lo que viene a lo lejano.

 Don Giovanni: y diría que es una dulzura.
 Leporello: qué buenos óculos,
¿de seguro la tuviese que ver como una flora?,
¿será que será venenosa?
 Don Giovanni: Retirémonos un poco para reconocer el terreno,
y así contemplar lo dulce y tierno.
Leporello:¡Ya se ha encendido!

 (Se retiran ambos)

 Todos:"Qué increíble trata de decirle la verdad,
el mismo Leporello,
pero él con su poderío dá
y el queda mudo y en silencio".

              VII

 Mozart:Aparece una joven dama,
ahora veréis qué sucede,
más ante la pura aria
que canta de su ser tenue.

 Todos menos Beethoven:"Una historia interesante,
pero porqué ahora,
cuál es la causa apreciable
que contáis en ópera".
 Mozart:"Ella tendrá su casua,
la salvación de un ánima,
hará ver a su alma
el sentido de esta historia,
donde posará con cantadas
entre una sensible obra".
 Beethoven:"si así debe ser seguiré oyendo,
me atrae pero a la ves me entristece,
donde no veo el aliento
cuando a la rosa besaba evanescentemente.
 Todos menos Beethoven:"Calmaos Ludwig,
todo ya pasará en las palabras,
os juro que Mozart es dúctil
más cuando cuenta y narra".
 Beethoven:"Gracias por la nobleza,
ojalá que siga el misterio,
el porqué de esa flecha
ante el dolor de un averno".
 Mozart:Sigo...

 Trío Doña Elvira

¡Ah! ¿Quién podrá decirme
dónde está el bárbaro
que para mi vergüenza amé,
que tan perjuro me fue?
¡Ah, si encuentro al impío
y no vuelve a mí,
horrendo será su castigo!,
le arrancaré el corazón,
y le aseguro que será él postración.
 Todos:"¡Oh una dama aparece!,
canta en trío su ser,
será que le dio algo peste
que se abruma en lo hiel".

Don Giovanni:
(en voz baja a Leporello)
¿Oís Alguna bella vaciada por su amante?.
¡Pobrecilla! Tratemos de consolar su tormento hechizante.
(aparte) Leporello: Así consoló ya a mil ochocientas,
y vive de reliquia siempre con sus damiselas.

 Todos:"Qué pretenderá este hombre cruel,
ojalá que no le conquiste,
que no enamore a su ser
entre sus palabras viles".

Don Giovanni; Señorita...
Don Elvira: ¿Quién anda ahí?
Don Giovanni: ¡Diantre! ¡Qué veo!
Leporello: ¡Ésta si que es buena! ¡Doña Elvira!
Don Elvira: ¡Don Giovanni!
¡Estáis aquí monstruo, felón, embaucador!,
Responded ya miedoso, quem e pondréis de terror.
(aparte) Leporello:¡Qué títulos tan sonoros!
¡Se ve que lo conoce bien al tramposo!
Don Giovanni: Tranquilizaos mi querida Doña Elvira,
aplacad vuestra cólera querida...
Oídme..., dejadme hablar mi vida...
Doña Elvira: Qué puedes decir después de acción tan negra?
entráis en mi casa furtivamente sin vergüenza.
 A fuerza de artimañas, de halagos y promesas,
lográis conquistar mi corazón: me enamoras,
¡oh cruel! me declaráis vuestra esposa.
Juráis ser en alma la honrosa,
luego faltando a las sagradas leyes de la tierra y el cielo,
con enorme delito de mi sueño,
y que dá rabia en estos momentos,
al cabo de tres días os marcháis de Burgos hombre frío,
quedo sola y pensándote y sintiendo escalofrío
por no verte hombre libertino.

¡Me abandonáis, huís de mí y me dejáis presa
de remordimientos y del llanto,
como castigo por haberte amado tanto!

 Todos:"¡Oh qué infame ha sido!,
abandonó a esta mujer,
le humilló a sus sentidos
¿yéndose será que a otra piel?".

(aparte) Leporello:¡Habla como si estuviera leyéndolo en un libro!
Don Giovanni: ¡Oh! en cuanto a eso, mis razones tenía,
¿No es verdad?
Leporello: Es verdad. ¡Y eran razones de peso de mentira!
Doña Elvira: ¿Y cuáles son, sino tu ligereza y perfidia?.
 Mas el justo cielo ha querido que yo
os encuentre para hacer suya mi venganza.

 Todos:"Era hora que alguien hablase,
era hora que al impío le den,
a ver que sucede entre el paisaje
que se contempla de lo cruel".

 Don Giovanni:¡Vamos! Sed más razonable amada....
(aparte)
¡Pone a prueba mi paciencia!
(a Doña Elvira)
Si no creéis en mis palabras,
creed a este hombre de bien que os ama.
(aparte) Leporello: No está tan claro.
Don Giovanni: Vamos, dile algo...

Leporello: (en voz baja a Don Juan)
¿Y qué debo decirle?
Don Giovanni: Sí, sí, díselo todo sin mentirle.

(se va a escondidas de Doña Elvira)

Doña Elvira: Y bien, date prisa.
Leporello: Señora... ciertamente... en este mundo,
nada se entiende y es furibundo,
como quiera que cuando fuese...
el cuadrado no es redondo,
ni porque de mil veces se viese...
Doña Elvira: ¡Miserable! ¿Así os burláis de mi dolor?.
Ni un soplo me disteis esa vez y venís así traidor.
(a Don Juan, creyendo que aún está)
¡Ah! Vos... ¡Cielos! ¡El infame ha huido!
¡Pobre de mí! ¿Dónde está? ¿A dónde ha ido?,
Leporello:¡Dejad que se marche!
No se merece que penséis en él ángel.
Doña Elvira: El malvado me engañó, me traicionó...
No puedo olvidarlo estoy llena de rencor.
Leporello:¡Eh! Consolaos; no sois, no fuisteis
y no seréis la primera, ni la última luz de gran cielo.
Mirad: “este libro, que no es nada pequeño,
está repleto con los nombres de sus amantes el mujeriego”,

 Todos:"Ahora qué le dirá,
pobre dama herida,
ya que lo odia en verdad
y aún en su alma le tiene en lira.

(saca una lista del bolsillo)

 Leporello: cada ciudad, cada pueblo, cada país y nación
es testigo de sus mujeriegas empresas de su existir.

 Aria

 Señora mía, he aquí la relación
de las bellas que amó mi señor;
un catálogo que yo mismo escribí,
observad, leed conmigo porque es así.
En Italia, seiscientas cuarenta,
estuvo disfrutando de dulce manera,
en Alemania, doscientas treinta y una,
fue tan suyas las bellas lunas,
que en cada astro este Rey dejaba su locura,
cien en toda esa Francia,
les dio una romanza de fragancia,
en Turquía noventa y una;
un gran conquistador de la ternura,
pero en España ya van por mil tres,
vivía tan afortunado a su vez,
como de esas mujeres de vesánico querer.
Entre ellas hay campesinas,
criadas, burguesas bien bonitas,
hay condesas, baronesas,
marquesas y ¡princesas!,
mujeres de todos los rangos apasionantes,
de todos los tipos y de todas las edades,
y de todas las exquisitas clases.
En la rubia suele alabar la gentileza;
en la morena, la certeza;
de las que tienen la tez blanca, la dulzura,
y saborearlas entre el lecho de lujuria,
¡oh sí esas sí de la divina captura!,
entre redes de besos y de caricias que alumbran.
En invierno prefiere a la rellenita,
en verano a la delgadita,
la alta le resulta esplendorosa,
a la pequeña la encuentra siempre donosa.
A las viejas las conquista
por el gusto de añadirlas a la lista;
pero su pasión predominante
es la joven principiante.
Le da igual que sea rica,
que sea fea, que sea linda;
con tal de que lleve faldas,
vos ya sabéis como actúa de: esa palabra.

(se va)

 Todos:"En todo el imperio del amor,
ha socavado este mismo Don Giovanni,
dejando más en el resquemor
de esta dama agonizante".

                 VIII


 Doña Elvira: ¡Fue así como me traicionó el malvado!
¡Y éste es el premio que ese bárbaro
otorga a mi amor sacro!. ¡Ah! Quiero vengar
mi corazón engañado. Antes de que huya...
se repita..., se vaya... Sólo escucho en mi pecho de injuria:
la voz de la venganza, rabia y despecho de furia.
(se va)

                  IX

(Campesinos cantando, tocando y bailando)

 Zerlina: Jovencitas que os entregáis al amor,
no dejéis que les pase la edad por favor.
Si el corazón les bulle en el pecho,
mirad, el remedio aquí está de ardor.
La ra la, la ra la, la ra la.
¡Qué alegría y que placer será!,
¡Que alborozado es y hay que cantar!
Campesinos:¡Qué alegría y que placer será!
La ra la, la ra la, la ra la.
Masetto: Jovencitos ligeros de casco,
no andéis rondando de acá para allá.
Poco les dura a los locos el espectáculo,
cuando para mi aún no ha comenzado.
¡Qué alegría y que placer será!
Campesinos: ¡Qué alegría y que placer será!
La ra la, la ra la, la ra la.
Zerlina, Masetto: Vengáis querido/as gocemos!
cantemos, bailemos y toquemos,
y gritemos, que la música es el comienzo,
no tiene final sino es eterno.
¡Qué alegría y que placer será!.
¡Así cada vez cantar y bailar!

 Todos:"Así debe de ser la alegría de la música,
cuando se entona con todo amor,
entre chispa y ternura
de tanta viva pasión".

Don Giovanni: (llegando)
Menos mal, ya se fue.
¡Mira qué linda juventud, qué bellas mujeres se ve!
Leporello: (aparte)
A fe mía que entre tantas
algo me tocará a mi también en el alma.

 Todos:"A llegado el horrendo delito,
qué hará este hombre ahí,
será que conquistará un amorío
ante todo su agitante latir".

 Don Giovanni: Queridos amigos, buenos días.
sigáis con vuestra alegría,
continuéis tocando, buena gente que gritan.
¿Celebráis alguna boda?
Zerlina: Sí, señor y yo soy la esposa.

 Todos:"!Ah! ya es dueña de un amor,
no podrá hacer nada,
¿o lo hará en su corazón
con toda sórdida alma?".

 Don Giovanni: Ello me alegra. ¿Y el esposo?,
¿dónde está o quizá soy yo tú tesoro?,

Todos:"Qué chistoso, jajajaja,
¿ahora qué pretenderá?".

 Masetto:Yo, para servirle.
Don Giovanni:¡Oh, bravo! para servirme,
así es como habla un hombre de bien.
Leporello: (aparte)
Basta con que sea el marido.
Zerlina: ¡Oh, mi Masetto es hombre de gran corazón y querido!.
Don Giovanni:¡Oh, también yo, ya veis!
quiero que seamos amigos.
¿Cuál es vuestro nombre?
Zerlina: Zerlina
Don Giovanni: ¿Y el vuestro?
Masetto: Masetto
Don Giovanni:¡Oh, mi querido Masetto! ¡Mi querida Zerlina!,
les ofrezco mi protección. A ¡Leporello de lidia!

 Todos:"Usaron a Leporello,
qué bromista,
ahora que hará en ese aposento
ante mucha alegría".

(a Leporello que bromea con otras campesinas)

¿Qué hacéis ahí, bribón?
Leporello: También yo, querido señor,
ofrezco mi protección.
Don Giovanni: Rápido, ve con ellos: llévatelos en seguida
a mi palacio. Ordena que les sirvan de buen garbo,
chocolate, café, vino, jamón.
Procura que se diviertan, enséñales el jardín por favor,
la galería, las habitaciones; y sobre todo
haz que quede contento mi buen Masetto sin enojones.
¿Has comprendido?, ¡ir y hacedlo entonces!
Leporello: He comprendido señor para serviros a ellos de buenas acciones.
(a los campesinos)
¡Vamos!
Masetto: Señor...
Don Giovanni: ¿Qué ocurre?
Masetto: Zerlina no puede quedarse aquí sin mí.
Leporello: En vuestro lugar estará su excelencia
que sabrá representar bien vuestro papel,
y la tratará bien así que no temáis,
que estará bien ese ángel, y lo digo con todo venero.
Don Giovanni: ¡Oh! Zerlina queda en manos de un caballero.
Vete ya, después ella vendrá conmigo.
Zerlina: Vete, no temáis amor mío.
Estoy en manos de un caballero cariño.
Masetto: Y por eso...
Zerlina: Y por eso no cabe desconfiar...
Masetto: Y yo, diantre...
o no me queréis ángel,
preferís a ellos o qué.
Don Giovanni:¡Acabemos la discusión!
¡Acabemos esta tonta charla que parece locución!,
si no os largáis ahora mismo sin rechistar
lo vais a lamentar.
(mostrándole la espada)
Masetto, mira bien, os arrepentiréis.

 Todos:"¡oh logró amenazarlo!,
hasta con una espada más,
será que le hace caso
y el hombre se va".

Aria

Masetto:¡Lo he entendido, si señor!
Agacho la cabeza y me voy.
Ya que a vos os place así,
no replico más ante ti.
Sois un caballero,
no lo puedo dudar,
me lo demuestra la indulgencia
con que me queréis tratar.
(aparte a Zerlina)
¡Bribonzuela, malandrina,
siempre fuisteis mi ruina,
y seguís comportándote así chiquilla!
(a Leporello que trata de llevárselo consigo)
¡Ya voy, ya voy!,
(a Zerlina)
¡Estate, quédate!
Es muy honesto por tu parte.
Que nuestro caballero os haga
caballera a ti también y no os rechace.

 Todos:"Masseto estaba ardiendo,
pero aguantaba todo,
aunque a su mujer le riñe feo
y se va luego al fondo".

             X

Don Giovanni: Al fin nos hemos librado,
gentil Zerlinetta, de ese zopenco mal oliendo de lastimera.
Qué te parece, mi bien, ¿sé apañármelas?,
de mi manera de ser de grandeza.
Zerlina: Señor, es mi marido...
Don Giovanni:¿Quién? ¿Ese?
¿Créeis que un hombre honesto,
un noble caballero latente,
como yo me precio de ser el fiero,
puede soportar que esta carita de oro,
que este dulce rostro,
se vea maltratado por un vil patán?,
¡eso jamás!, primero será consumo de volcán,
y serán mis palabras a su ser mortalidad.
Zerlina: Pero, señor, yo le he prometido casarme con él,
y ahora no sé qué hacer.
Don Giovanni: Esa palabra no vale nada.
vos no estáis hecha para ser aldeana;
otra suerte le reservan,
esos ojos picarones,
esos labios tan hermosos de poemas,
esos deditos blancos de aromas,
me parece tocar crema y oler rosas.

 Todos:"Qué atrevido es,
cómo le habla para conquistarla,
humilla al marido en lo cruel
para solo a ella animarla".

Zerlina: ¡Ah!..., no quisiera...
Don Giovanni: ¿Qué es lo que no queríais?
Zerlina: Verme engañada a continuación de tristeza.
Yo sé que los caballeros rara vez actúan de nobleza,
¿sois honesto y sincero con las mujeres?,
a ver respondedme en mi cara sin treta,
que quiero algo que me llene de grandeza,
como la deífica naturaleza.
 Todos:"Será que le dice la verdad,
o qué piensa decirle,
más que es un mismo galán
que hace lo que sea por un ser sensible".
Don Giovanni:¡Eso es una calumnia de la gente plebeya!
la nobleza lleva pintada en los ojos mi bella,
la honestidad. Vamos, no perdamos más tiempo,
ahora mismo os quiero desposar ¡oh mío cielo!.
Zerlina: ¿Vos?
Don Giovanni: Si, yo.
Ese palacete es mío,
no veis en mis ojos que alumbran,
solo por vos cariño,
y que no caen a la tumba
exaltado queda mis miembros por ti ternura.
Solos viviremos y estaremos,
y allí, prenda mía, nos casaremos,
sueño con vuestro cuerpo y más que un anhelo.

 Todos:"Qué romántico le habla,
así conquistará más,
ojalá que no sea su gama
y pueda ir a otra ciudad".

Duettino

 Allí nos daremos la mano,
allí me diréis que sí.
Mirad, no está lejos cielo purificado;
partamos, mi bien, de aquí.

Zerlina: (aparte)
quisiera y no quisiera,
me tiembla un poco el corazón.
Feliz, es verdad, sería en la tierra,
pero aún podría burlarme de lo atroz?.
Don Giovanni: ¡Ven, mi adorada belleza!
Zerlina: (aparte)
Me da pena de Masetto.
Don Giovanni: Yo cambiaré tu suerte de ese zopenco.
Zerlina: Rápido... No sé resistirme más,
esta duda que vivo infernal.
Ambos: Vamos, vamos, bien mío,
a aliviar las penas
de un inocente amorío,
y ven abrazarme mi silueta
de lo cándido y no de lo fornido.
 Todos:"Qué trágico romanticismo,
ella tiembla en una duda,
y él queriendo el idilio
que le da ansía de su ternura".


                XI

 Doña Elvira: ¡Paralízate, miserable! El cielo me ha permitido
oír tus perfidias. Aún estoy a tiempo de salvar esa alma bendita,
a esta pobre inocente de tus terribles garras,
os juro que será así hombre de no tener el alma.
Zerlina: ¡Desgraciada de mi! ¿Qué oigo, qué pasa?,
Don Giovanni: (aparte)
¡Amor, aconséjame que le quiero mi alma!,
(en voz baja a Doña Elvira)
Adorada mía ¿no veis que quiero divertirme?,
deja que sea como quiero ser ¡libre!,
dejadme que haré lo que quiera con mi fuego terrible.
Doña Elvira: ¿Divertirte? ¡Es verdad!,
divertirte seguro sin piedad...
bien sé, canalla, cómo os divertís, oh paupérrima alma,
seguro le has hecho algo a esa mujer sana.
Zerlina: Pero, señor caballero, ¿es cierto lo que dice ella?,
¿por qué habla así y siento tiniebla?
Don Giovanni: (en voz baja a Zerlina)
 La pobre infeliz está enamorada de mí
y por piedad debo fingir amor,
pues soy, para mi tribulación,
hombre de buen corazón,
solo sus palabras son inexactitudes de rencor,
solo quiere destruir este amor,
que le tengo desde que le salvé mi sol.

 Todos:"Apareció la que puede cambiar todo,
será que le convence a Zerlina,
o ella se fija en el hombre amoroso
y de las palabras malas se olvida".

Aria

 Doña Elvira: (a Zerlina)
¡Ah!, huye del traidor,
no le dejéis hablar más a ese falso conquistador;
sus labios mienten,
falaz es su mirada indudablemente.
Aprende de mis tormentos
lo que es creer en su corazón
y que brote tu temor
de mi sufrimiento;
que he llevado desde que me dejó en desvelo,
sin caricia y solo en carne sola muriendo,
pero el amor venganza es y no es él bueno,
solo un maldito zopenco,
que vino e hizo injuria a mi sueño.

(se va llevándose a Zerlina,
y así aparta a la hermosa querida)

 Todos:"¡oh se la lleva!,
qué terrible para él mismo truhán,
queda solo sin la belleza
y seguro que le dá una rabia fatal".

              XII

Don Giovanni: Me parece que hoy el demonio se parrandea,
oponiéndoos a mis placenteros planes:
todo me sale mal, que se me va lo más adorable.
Don Octavio (a Doña Ana)
Ahora, adorada mía, vano es el llanto,
hablemos de venganza... ¡Oh, Don Giovanni!
¿recordáis por lo menos algo?
Don Giovanni: (aparte)
¡Sólo faltaba esto!,
(a Don Octavio)
ahora qué queréis zopenco.
Doña Ana: Señor, le hemos encontrado a tiempo:
¿Tenéis corazón? ¿Tenéis un alma generosa como el cielo?
Don Giovanni:(aparte)
Verás como el diablo
le ha dicho algo,
será que juega conmigo ante esto sin garbo.
(a Doña Ana)
¡Qué pregunta! ¿Por qué?,
Doña Ana: Necesidad tenemos de vuestra amistad
Don Giovanni: (aparte)
¡Recupero el aliento!,
será que todo va ser bueno,
ahora actuaré para mi buen momento.
 Todos:"Se salvó antes que fuera ruina
porque temía que adivinaran,
pero pudo salir ante la luz misma
y actuar de forma engañada".

(a Doña Ana)
Mandadme. Mis amigos, mis parientes,
esta mano, esta espada, mis bienes,
mi sangre daré para serviros,
para que sea vestigio.
 Pero vos, bella Doña Ana, ¿por qué suspiráis así?
¿Quién fue el desalmado que osó turbar la calma
de vuestra existencia?,
y estaros así de esa fea manera,
no veis que a mis ojos los deja de tristeza.
(aparte)
 Y porque de todas has sido la grandeza,
como de Don Lorenzo Da Ponte mi bella,
y por ser ella, así tengáis ese marido mi cándida estrella,
y sienta que a veces sois a veces tan plebeya.

 Todos:"Lorenzo da Ponte es quién?
preguntas crecen en nosotros,
ni podemos dar ante él
o será que es alegórico".

                XIII            

 Doña Elvira (a Don Juan)

¡Ah, de nuevo os encuentro
pérfido monstruoso!,
ya os quité una
y está será igual demonio.

Cuarteto

(a Doña Ana)

 No os fíes, desgraciada
de ese corazón hipócrita
lleno de llamas
que a cualquiera enamora.
 A mí me engañó el bárbaro
y a ti quiere engañarte también,
es un inicuo de espanto
pero esta vez no va ser.

 Todos:"Ojalá que haya un cambio,
a todas quiere envenenar,
con el tónico de su hálito
tan solo quiere conquistar".

 Doña Ana, Don Octavio (aparte)
¡Cielos, qué noble aspecto tiene,
qué dulce majestad y eso sintiendo!
 Su palidez plenamente,
y sus lágrimas gimiendo,
hacen que me apiade de ella,
y ayude con palabras a esa reina!
 Don Giovanni: Esta pobre muchacha está ida de la cabeza,
amigos míos desde su alma loquita;
dejadme solo con ella,
quizá así se calme la idita
que en este momento se destreza
con palabras de hipérboles moriñas.
Doña Elvira: ¡Ah, no creáis al pérfido!,
qué horror es verle,
más su ser férvido,
y del desdén verde,
yace en fuego el cérvido,
y fuese él muriendo siempre,
ojala en el infierno
y así sea felizmente.
 Don Giovanni: Está ida, no hagáis caso,
dá hasta lástima misma
por lo que dice en espanto,
y todo solo en alma es sofisma
por sus reacciones del canto.
Doña Elvira: ¡Quedaos aún,
por favor quedaos!,
créanme a mí luz
que hoy ha sollozado.

Doña Ana, Don Octavio:
¿A quién debemos creer el tema?,
porque tanta ironía entre ambos,
o el aticismo se explaya en las letras
y de tantos versos que yace de lo lejano,
para ver pelea y saber quién es el villano.


 Todos:"Tal es su ira y melancolía,
que la ofrece entre sus rocíos,
le miran  y dudan en su palabras mismas
de lo que recita en su destino".

Doña Ana, Don Octavio, Don Giovanni
 (aparte)

 Mi alma se remueve con una
desconocida impresión de inmolación,
que me hace presentir por esa infeliz preocupación,
cien cosas que no acierto a entender del terror.

 Doña Elvira: (aparte)

 Mi alma se estremece llena de desprecio,
rabia, temor y despecho,
que me hacen presentir de ese traidor
cien cosas que no acierto a entender de rencor.

 Don Octavio (a Doña Ana)

 Yo no me marcho de aquí
sin aclarar este asunto,
que me tiene ya patíbulo,
y siento que espolea como los tríbulos.

 Doña Ana: (a Don Octavio)

 No se advierten signos de locura
en sus maneras, ni en sus palabras que comentan.
Don Giovanni: (aparte)
Si me voy, se podría
sospechar algo, así que mejor no.

 Todos:"Qué vivo es el libertino,
prefiere mostrar lo diferente,
aunque no haya el gran dicho
ante ellos que ni presienten.
 ¿Pero algo raro sí, será o no?".

 Doña Elvira (a Doña Ana y Don Octavio)
P or su rostro deberíais
juzgar su alma negra de patíbulo
que a un tiempo estaría
y turulato estará en piedra del fundíbulo.

 Don Octavio (a Don Giovanni)
 ¿Luego ella...?
Don Giovanni: Está ida.
Doña Ana: ¿Luego él...?
Doña Elvira: Es un traidor de mentiras.
Don Giovanni: ¡Infeliz!
Doña Elvira: ¡Mentiroso!,

 Todos:"Pobre alma que va en fuga,
como una partitura misma,
donde siente vida injusta
por este ruin de malicia".

 Doña Ana, Don Octavio:
 Estoy empezando a dudar locos.

(Pasan unos aldeanos)

 Don Giovanni: (en voz baja a Doña Elvira)
 Callad, callad que ya la gente
se reúne alrededor nuestro,
sed un poco más prudente,
pues os van a criticar mi cielo.
 Doña Elvira (en voz alta a Don Juan)
No lo esperéis, malvado,
he perdido la prudencia;
vuestras culpas y mi situación degenerado,
a todos quiero mostrar
lo que sois hombre de lo más despreciado.
 Doña Ana, Don Octavio (observando a Don Juan)
Esas palabras de dolencias,
y ese mudar de color,
son indicios evidentes
que me hacen comprender
que sois algo que dá terror.
(Doña Elvira se va)

 Todos:"Se aleja por no ver ninguna reacción,
por ver que ni le oyen,
se va lejos de esa nación
a ver a donde llega su nombre".

 Don Giovanni: ¡Menesterosa desventurada! Seguiré sus sendas,
no quiero que cometa una esquizofrenia:
perdonad, bellísima Doña Ana; si le puedo ayudar,
en mi casa le aguardo en verdad . ¡Amigos, adiós!
(se va)

            XIV

 Recitativo acompañado

 Doña Ana: Don Octavio. ¡Estoy muerta!,
y eso a mi alma le pesa y le pena.
Don Octavio: ¿Qué te ocurre?.
¿Por qué habláis así tan espurre?,
Doña Ana:¡Por piedad, socorredme!
no veis que transcurre,
Don Octavio: ¡Bien mío ten valor, y poseedme!
Doña Ana: ¡Oh Dios! ¡Él es el verdugo de mi padre!
Don Octavio: ¿Qué decís vuestro padre?
Doña Ana: No lo dudéis. Las últimas palabras que el impío profirió,
su voz impar rememoraron de temblor,
en mi corazón las del indigno
que en mis aposentos dio...
Don Octavio: ¡Oh reino celestial! ¿Es posible que bajo el sagrado
manto de la amistad?... Pero, ¿cómo ocurrió eso allá?,
narradme el extraño suceso,
quiero saber cómo fue su proceso,
que sintió mi hermoso cielo.
Doña Ana: Estaba ya muy avanzada la noche,
cuando en mi aposento,
donde para mi desgracia, sola me encontraba sin alientos,
vi entrar envuelto en una capa a un hombre que
en un primer momento tomé por vos;
pero enseguida insinué mi error.

 (él es el que cambiará su amor,
a pesar del odio lo es,
solo así explaya su pasión)

 Todos:"Ya está contando la verdad,
era hora que en su voz dijera,
más si es su amado mortal
que ha estado en su apariencia".

Don Octavio (angustiado)
¡Cielos! Seguid.
Doña Ana: Con sigilo a mí se acerca y pretende abrazarme;
intento de él y de su silueta liberarme,
él me estrecha aún más estando desnudos;
aunque era su tumulto algo tan oscuro,
grito, nadie acude. Con una mano trata de ahogar mi voz
y con la otra me aferra el cuerpo de pasión,
con tal fuerza, que ya me creo vencida ante su olor.
Don Octavio: ¡Pérfido! ¿Y qué paso luego?
Doña Ana: Al final el dolor,
el horror ante tan infame atentado acrecentó,
mi energía bajó, que a fuerza de revolverme,
y de sentir eso y querer retorcerme
y doblarme de ese mezquino abusador,
conseguí soltarme de él y de furor.
 Todos:"No que le había hecho suya!,
hasta que no pudo,
se libró de la lujuria
que él quería de su ser puro".

Don Octavio: ¡Ay! ¡Respiro!
 todos:"Jejejejejeje".
Doña Ana: Entonces redoblo mis gritos,
pido ¡socorro, socorro, socorro;
el felón huye que entró a mi palacio el pedorro;
audaz, le sigo hasta el bosque espectral para detener a ese demonio,
y paso de perseguida a perseguidora de sus morros,
los cuales no fueron cubiertos cuando me besó,
solo llegó a taparse bien el rostro,
pero quién habrá sido ese alhorro,
que ni me dijo su nombre ese sucio zorro,
que corrió y me hizo eso, de no decoro,

 (solo fue así y luego verás quien será ese hombre codorro).

 Mi padre acude, quiere desenmascararlo,
pero el ignominioso dá su lidia de lo malvado,
que era más fuerte que el pobre anciano,
completó su fechoría dándole muerte,
y así terminando todo sin verlo ya y eso me vence.

 Todos:"Más dolor no puede haber
que perder a su padre,
y solo eso estando en el ser
matando cada ves lo despreciable".

 Aria
 Ahora sabes quién del honor
quiso despojarme,
quién fue el traidor
que me arrebató el padre.
 Venganza te pido,
la reclama tu corazón quizá perdonable.
 Recuerda la herida
de su mísero pecho,
recuerda el suelo funesto
cubierto de sangre,
cuando veas que decaiga
la ira de tu justo furor escalofriante.
 (se va)

 Todos:"Qué aria canta,
venganza pide,
será que la hay
en su ser que aflige".

                      XV

 Recitativo

 Don Octavio: ¡Cómo puedo creer que de tan negro delito sea
capaz un caballero! Debo descubrir la verdad
por todos los medios. Siento en mi pecho,
como esposo y amigo, que el deber me habla a todo los miembros:
desengañarla quiero, o vengarla así sea mi muerte en eso.

 Aria

De su paz depende la mía,
lo que a ella complace me devuelve la vida,
lo que a ella disgusta muerte me dá.
Si ella suspira, también yo suspiro más;
mía es su ira, su llanto es mío;
no tengo yo dicha si le falta en su espíritu .
(se va)

 Todos:"Se ve que va luchar,
para que su amor se sienta mejor,
y así debe de ir más
para que todo sea flor".

                    XVI

 Recitativo

 Leporello: De una vez por todas debo abandonar
para siempre a este loco... Aquí está:
¡mira con qué indiferencia se acerca!,
pero sucede algo en otra lejanía para nuestra miseria.
Don Giovanni:¡Mi buen Leporello¡ ¿Va todo bien?
Leporello: ¡Mi buen Don Juanito! ¡Todo va mal!
Don Giovanni: ¿Cómo que va todo mal?
Leporello: Fui a casa, como vos me ordenasteis,
con toda aquella gente y hablé.
Don Giovanni: ¡Bravo! ¡Bravo!,
siempre hacéis caso a lo que os mando!
Leporello: A fuerza de cháchara, zalamerías y mentiras,
que tan bien he aprendido estando con vos de perfidia,
trato de entretenerlos...
Don Giovanni:¡Bravo!
Leporello: Le digo mil cosas a Masetto para aplacarlo,
para apartar los celos de su mente amo.
Don Giovanni: ¡Bravo, a fe mía!
Leporello: Hago que beban los hombres y las mujeres.
Cuando están medio borrachos, unos cantan siempre,
otros bromean, otros siguen bebiendo asiduamente...
y en lo mejor, ¿quién creéis que aparece?
Don Giovanni: ¡Zerlina!
Leporello: ¡Bravo! ¿Y quién viene con ella?
Don Giovanni: ¡Doña Elvira!
Leporello: ¡Bravo! ¿Y qué dice de vos?
Don Giovanni: Todo lo malo que le vino a la boca,
porque ella es así de loca.
Leporello:¡Bravo, a fe mía!.
Don Giovanni: ¿Y tú qué hiciste?
Leporello: Me callé
Don Giovanni: ¿Y ella?
Leporello: Siguió gritando.
Don Giovanni: ¿Y tú?
Leporello: Cuando me pareció que se había desahogado,
suavemente la conduje fuera del huerto vesánico,
con habilidad cerré la puerta con llave
y me escabullí dejándola solita en la calle.
Don Giovanni: ¡Bravo, bravo, archibravo! El asunto no puede
ir mejor. Tú empezaste y yo sabré terminar de gran sabor.
Me interesan demasiado esas campesinas;
quiero entretenerlas hasta que llegue la noche de lira.

 Todos:"Entonces Leporello igual es un bribón,
quiere ser igual que su amo,
qué está pasando a su corazón
que se vuelve malo".

 Aria

 Para que el vino proteja fogoso sus cabezas,
haz que preparen una gran fiesta.
Si encuentras en la plaza a alguna doncella,
intenta también contigo traértela.
Sin orden alguno les haces bailar:
un minueto, una folía de majestuosidad,
una alemanda; la danza da igual.
Y yo, entre tanto, aprovechándome,
con unas y otras podré flirtear.
¡Ah, mi lista, mañana por la mañana,
con una decena habréis de aumentar!,
y así creceré como en Francia en todos los países más.
(se van)

 Todos:"Este no dejará de buscar,
siempre anhela una carne fresca,
tanto en su palpitar
como de baronesas y condesas".


               XVII

 (Jardín con dos puertas cerradas
con llave por fuera. Dos templetes)

 Zerlina: Masetto, escuchadme... Masetto, te digo...
Masetto: No me toquéis sois indigno.
Zerlina: ¿Por qué?
Masetto: ¿Y me preguntáis por qué? ¡Pérfida!,
¿He de soportar el tacto de una mano infiel perversa?
Zerlina: ¡Ah, no! Calla, cruel, no me merezco
que me tratéis así.
Masetto: ¿Cómo? ¿Y aún os atrevéis a disculparte así?
¡Estar a solas con un hombre!
y quizá por mi pienso es un demontre,
¡Abandonarme el día de mi boda!,
esperando ese día jubiloso a mí esposa,
y ni veniros, ¡siento vidorria!,
sabéis que es no tenerte y ni vuestro aroma.
¡Poner en la frente de un honrado aldeano esta marca de infamia!.
¡Ah!, si no fuese por el escándalo me mata y me desgarra,
Zerlina: Pero si estoy libre de culpa,
yo misma fui por él engañada de injuria;
y además ¿qué teméis?. Tranquilízate teatrero,
vida mía: no me tocó ni la punta de los dedos.
¿No me creéis?, ¡Ingrato! de lo fiero. Ven aquí, desahógate,
mátame, haz conmigo lo que os plazca entonces,
pero luego, Masetto mío, hagamos las paces en el verde monte.

Aria

Dale, pégale, guapo Masetto,
a tu pobre Zerlina;
aquí me quedaré cual corderita
esperando tus golpes.
Dejaré que me arranquéis el pelo a jalones,
dejaré que me saquéis los ojos,
y tus queridas manitas
contenta sabré besar después.
Tendrás un hecho de alegría,
sin saber luego que hacer.
¡Ah, pero ya veo, no serías capaz!
Paz, paz, vida mía,
con gusto y alegría
noche y día vamos a pasar.
(se va)

 Todos:"¡Oh me sorprendo!,
cómo ella logra convencer a su prometido,
se va su mismo aliento
y él sin hacerle lo dolido".

            XVIII

Masetto: ¡Fíjate cómo ha sabido contentarme esta bruja!.
¡Somos unos ingenuos y unos blandengues en la lucha!
Don Giovanni: (desde dentro)
¡Preparadlo todo para una gran fiesta!,
¡quiero que sea inmensa!
Zerlina (regresando)
¡Ah, Masetto! ¿oyéis la voz del señor caballero?,
el hombre ese que anda siempre de un tumulto fiero.
Masetto: Y bien, ¿qué pasa?
Zerlina: Que vendrá...
Masetto: Deja que venga y ya.
Zerlina: ¡Ah, si hubiera algún hueco por donde escapar!
Masetto: ¿De qué os asustáis? ¿Por qué palideces?
¡Ah, entiendo, bribonzuela!,
Teméis que comprenda lo que ha habido entre vosotros maléfica, .

 Todos:"Sospecha que haya habido algo,
será que eso es cierto?
o solo teme ver al espanto
que daño le hizo en seno".

 Mozart:"No solo teme recuerden,
solo un corazón al no tener salida,
huye pero no hoy
cuando es evidente la malicia".

 Final

 Rápido, antes de que venga,
me esconderé en algún sitio que no me vea;
aquí escondido en el templete,
quietecito me voy a quedar enteramente
Zerlina: Oye, oye ¿Adónde vais?
¡Ah, no te escondáis!, ¡Masetto!
Si os encuentra, pobrecito la, la, la, la,
vos no sabéis de lo que es capaz.
Masetto: Que haga y que diga lo que quiera,
eso no me importa solo veré su figura.
Zerlina: (en voz baja)
¡Ah, de nada sirven las palabras!,
así que mejor sal de esa glorieta,
tengo certeza que mirará vuestra silueta.
Masetto: Habla más alto y quedaos aquí.
Zerlina: ¿Qué tonterías se han metido en tu cabeza?
Masetto: (aparte)
Sabré si me es fiel
y hasta dónde llegó la cosa en su ser.

(Entra en el templete)

 Zerlina: (aparte)
¡Qué ingrato, este hombre cruel!
busca hoy su perdición de una vez.
Don Giovanni: ¡Venga! ¡Despertaos mis valientes!
¡Venga! ¡Animaros, buena gente!.
Queremos pasarlo bien siempre,
queremos reír y bromear,
y tan solo que divertirse y florear.

(a los criados)

 Hasta la sala de baile
conducid a todos ellos,
y ofrecedles
un abundante refrigerio.

Criados ¡Vengáis!. Despertaos mis valientes, etc.

 Todos:"¡Oh de esa manera alegra,
es su forma de ser,
más con las bellezas
cuando las tiene en su poder".

Zerlina: Escondida entre estos árboles
puede ser que no me vea,
ese hombre a mí que temo en los acordes.
 Don Giovanni: Mi graciosa Zerlinetta,
ya os he visto, no os escapéis bella.
 (la sujeta)
Zerlina:¡Ah!, dejadme marchar...
Don Giovanni: ¡No, no, quédate, preciosa te va a gustar!
Zerlina: si os queda piedad en el corazón!
Don Giovanni: ¡Sí, bien mío!. Soy todo amor...
Acercaos un poco, aquí mismo os daré calor,
os voy a hacer feliz,
sin tener en la piel cicatriz.
Zerlina (aparte)
¡Ah, como vea mi esposo,
yo sé bien de lo que es capaz ese monstruo.

 Todos:"Zerlina siente miedo,
porque sabe que puede ser peligro,
si tan solo su prometido se enfurece
y quizá haya un hombre herido".

(Don Juan abre el templete
y descubre a Masetto)

Don Giovanni: ¡Masetto!
Masetto: Sí, Masetto.

Don Giovanni (un poco confuso)

¿Qué hacéis ahí encerrado?,
¿Por qué estaros ahí me parece raro?
Tu hermosa Zerlina,
no puede, pobrecilla,
pasar más tiempo sin ti en la vida.
Masetto (irónico)
Ya lo comprendo, señor,
seguramente deciros lo fiel de la palabra de tu voz.


Don Giovanni: Alegraos, entonces.
(se oye una orquesta en la lejanía)
¿Escucháis a los músicos de grandes olores?
Venid ahora conmigo,
y disfrutemos de este maravilloso entonces.
Zerlina, Masetto: Sí, sí, alegrémonos
y a bailar con los demás de regodeo,
vayamos los tres de este mejor momento.
(se van)

              XIX

(Va anocheciendo. Aparecen Don Octavio,
Doña Ana y Doña Elvira, enmascarados)

Doña Elvira: Debemos tener valor,
queridos amigos míos
y así podremos descubrir a lo peor,
sus viles fechorías de terror.
Don Octavio: Nuestra amiga dice bien,
conviene tener valor;
aleja, vida mía,
la angustia y el temor.
Doña Ana: La empresa es peligrosa,
pueden surgir complicaciones malosas.
Temo por mi querido esposo de mi gloria,
y por nosotras también en la historia.

 Todos:"¿Qué tramaran,
será que van a ir así a un lado?,
andan cubiertas de máscaras
¿que pasará o sucederá?".

 Minueto

Leporello (abriendo la ventana)
Señor, fijaos un poco,
¡qué máscaras tan elegantes!
Don Giovanni (en la ventana)
Hazlas pasar a lo memorable,
diles que nos hagan ese honor.
Doña Ana, Doña Elvira, Don Octavio (aparte)
Por el rostro y por la voz
se descubre al traidor.
Leporello: ¡Pst, pst! ¡Señoras máscaras!,
pasaros al final de la casa.
Doña Ana, Don Octavio (a Leporello)
Vamos, responded.
Leporello: Pst, pst...
Don Octavio: ¿Qué deseáis?
Leporello: Al baile, si les place,
les invita mi señor elegante,
al final por favor.
Don Octavio: Gracias por tal honor.
(aparte) Entremos mis bellas amigas al fóculo del traidor.
Leporello (aparte)
También a éstas nuestro amigo
intentará enamorarlas,
no le importa ser como es tan indigno,
solo quiere disfrutar de su carne y su alma.
(entra y cierra la ventana)

Doña Ana, Don Octavio:
Que el justo cielo proteja
el celo de mi corazón.

Doña Elvira: Que el justo cielo vengue
mi traicionado amor.
(Entran)

 Todos:"Están dentro,
para descubrir al mismo libertino,
que a ellas dio el fiero
en todo su mismo idilio".

             XXI

(Sala en la casa de Don Juan, iluminada y
arreglada para una gran fiesta de baile)

 Don Giovanni: Descansad, encantadoras muchachas.
Leporello: Bebáis algo, apuestos jovencitos.
Don Giovanni, Leporello: Volveréis pronto a hacer locuras.
volveréis a divertiros y a bailar de galanura.
Don Giovanni: ¡Eh, café!
Leporello: ¡Chocolate!
Don Giovanni:¡Sorbetes!

Masetto (en voz baja a Zerlina)
¡Ah, Zerlina, ten sensatez!
Leporello: ¡Pastelitos!
Zerlina, Masetto (aparte)
Demasiado dulce comienza la escena;
amargamente podría terminar de pena.
Don Giovanni (acariciando a Zerlina)
¡Qué guapa eres, chispeante Zerlina!,
¡aquí dentro de mi tú solo lo agitas!.
Zerlina: Sois muy amable,
por esas palabras hombre apreciable.

 Todos:"Cómo siempre buscando un amor,
a donde sea que va busca,
así sea en la pasión
solo acorrala y dá dulzura".

Masetto (aparte, furioso)

¡Le gusta a la bribona!,
Estoy seguro, se nota en sus miradas locas,
que hasta aquí llega su aroma,
y no hay otras señas que de esa forma,
la cual no me parece como ellos de graciosa.
Leporello: (imitando a su amo)
Son estupendas, Giannotta, Sandrina,
vuestra lindura es como la artemisa,
y no digo mentiras, se nota en tu retina.

Masetto (para si, mirando a Don Juan)

¡Como la toquéis, os corto la cabeza!,
y eso júralo vosotros en certeza.
Zerlina (aparte)
Me parece que Masetto está alterado,
esto se está poniendo muy feo con este hombre despreciado.
Don Giovanni, Leporello (aparte)
Me parece que Masetto está trastornado,
habrá que usar la cabeza.
Masetto (aparte)
¡Le gusta a la bribona! ¡Me quieres desesperar!,
¡no veis como estoy que quiero gritar!

 Todos:"Está enfureciendo Masseto,
todo por la simpatía de Don Giovanni,
dejándolo con un árido sentimiento
para destrozar al mismo dandi".

                XXII

 Leporello: ¡Adelante, pasad, graciosas máscaras!
Don Giovanni: ¡Sed todos bienvenidos, viva la libertad!
eso que es mejor que la hermandad,
mentira viva la libertad celestial.

 Doña Ana, Doña Elvira, Don Octavio:
 Agradecemos tantas muestras de generosidad.
Todos en la obra: ¡Viva la libertad!
Don Giovanni: ¡Volved a tocar!
(a Leporello)
Tú, ve formando las parejas,
y que queden muy buenas.
(Don Octavio baila el minueto con Doña Ana)
Leporello: ¡Animaos y bailad!,
que esto es para reír y cantar!
Doña Elvira (a Doña Ana)
Aquella es la campesina.
Doña Ana (a Don Octavio)
¡Yo me muero!
Don Octavio (a Doña Ana)
¡Disimulad!
Don Giovanni, Leporello: ¡En verdad, esto va bien!
Masetto: (con ironía)
¡En efecto, esto va bien!.

 Todos:"¿Todo va bien hasta el momento, no?.

 Don Giovanni: (a Leporello)
 Vigila a Masetto,
no quiero que haga algo de enfrentamiento,
o de descuido me haga algo ese hombre necio y terco,
y por supuesto lleno de enjambres de celos.
(a Zerlina)
 Yo soy tu pareja,
bailaremos en esta divina fiesta,
quiero estar junto a ti belleza
Zerlina ven conmigo,
olerte en ese círculo de baile será divino
(empieza a bailar una contradanza con Zerlina)
 Todos:"Ataca a la flor de la fiesta,
ellahace caso a sus palabras,
por decir tal frase plena
que ella va y divina baila".

Leporello (a Masetto)
Pobrecito ¿No bailáis?.
Ven aquí, querido Masetto,
hagamos como los demás que bailan.
(hace bailar a la fuerza a Masetto)
 Masetto: ¡No, no quiero bailar!.
 Todos:"Guao qué bandido es Leporello,
le hace hasta enojar,
todo para hacerle pasar buen momento
en todo ese florear".
 Leporello: ¡Vamos, bailad, amigo mío o ponte a desfilar!
Masetto: ¡No!
Leporello:¡Sí, querido Masetto!
Doña Ana (a Don Octavio)
¡No aguanto más!.
miraos como están.
 Él es así de leviatán,
¿por qué razón se porta así él de maldad?,
¿por qué, por qué?
Doña Elvira, Don Octavio (a Doña Ana)
¡Seguid fingiendo, por piedad!,
esperad un rato más,
calmaos por favor,
no veis que sino se descubrirá.
Don Giovanni: ¡Ven conmigo, vida mía!,
vamos os necesito mucho querida.
(bailando y dirigiendo hacia fuera a Zerlina)
Masetto: ¡Déjame! ¡Ah no! ¡Zerlina!,
(se suelta de las mano de Leporello
y va tras Zerlina)

 Todos:"Huy se lleva a Zerlina,
¿qué pasará afuera?"

Zerlina: ¡Cielos! ¡Estoy perdida!,
y más que en mis sentidos confundida.
Leporello: Aquí va a ocurrir una desgracia.
(sale)

Doña Ana, Doña Elvira, Don Octavio:
El malvado, por sí solo, en la trampa va a caer.

 Todos:"Será que cae,
porque ya se dio cuenta Elvira,
con furia gritará
por haber sido lo de él pura mentira".

Zerlina (desde fuera)
¡Que alguien me socorra!,
¡me siento rara y sola!.
Doña Ana, Doña Elvira, Don Octavio:
¡Socorramos a la inocente!,
necesita de ahora de nosotros amablemente.
(Los músicos se marchan)
Masetto: ¡Ah, Zerlina!,
dónde estás querida
Zerlina (desde fuera)
¡Malvado!
Doña Ana, Doña Elvira, Don Octavio:
¡Ahora grita por aquel lado!
¡Echemos abajo la puerta,
y veamos que pasó en ese costado!.
Zerlina:¡Socorredme o me muero!
Doña Ana, Don Elvira, Don Octavio, Masetto:
¡Aquí estamos para defenderte!,
no os vamos a dejar sola campesina inocente.

 Todos:"Pobre campesina e inocente,
entre las manos de un felón".

Don Giovanni (sale empuñando la espada y agarrando
del brazo a Leporello y fingiendo que no
puede desenvainarla para herirlo)
¡Aquí está el canalla que te ha ofendido.
Yo le daré su castigo! ¡Muere, malvado!
Leporello; ¡Ah! ¿Pero qué hacéis?
Don Giovanni:¡Muere, os digo y no habléis!
Don Octavio (con una pistola en la mano)
No lo esperéis...
Doña Ana, Don Elvira, Don Octavio (aparte)
El miserable cree que con tal ardid
puede encubrir su inmoralidad,
y las cosas no son así
ahora tendréis lo turulato de verdad.
(se quitan las máscaras)
Don Giovanni:¡Doña Elvira!
Doña Elvira:¡Sí, malvado!
Don Giovanni:¡Don Octavio!
Don Octavio: ¡Sí, señor!
Don Giovanni (a Doña Ana)
Ah, ¿Creéis...?
Todos: (menos Don Juan y Leporello)
¡Traidor! ¡Todo se sabe ya!,
que pensáis hacer ahora ¡ja,ja,ja!
¡Tiembla, tiembla, miserable!.
¡Irte de aquí ya hombre no apreciable!,
¡pronto el mundo entero conocerá
tu horrible y negra fechoría,
vuestras actuaciones de maldad,
tu feroz crueldad!.
 Escucha el trueno de la venganza,
os sucumbís hasta el alma,
no tiene nada solo un merecido en tus entrañas,
como resuena cerca de ti,
ese trueno sobre tu cabeza en este día,
su rayo caerá de elegía.

 Todos:"Sin poder hacer nada,
ya cuando las máscaras dieron centella,
le tendieron esa trampa
que ni él mismo se dio cuenta".

Leporello: Su cabeza está confusa,
ya no sabe lo que se hace en la ruta,
y una horrible tempestad sobre él,
¡oh Dios!, se está ciñendo el ser,
más no le falta valor,
no se pierde ni se confunde de su rumor,
aunque ahora se hundiese el mundo,
nada le atemorizaría a este señor.
Don Giovanni: Mi cabeza está confusa,
ya no sé lo que me hago de injuria,
y una horrible tempestad
sobre mí, ¡oh Dios, se está ciñendo!,
más no me falta el valor,
porque siempre lo huelo,
no me pierdo ni me confundo.
aunque ahora se hundiese el mundo,
nada me atemorizaría.

                    XXIII

 Una calle, delante de una hostería al final
de la tarde. Poco a poco anochece.

 Don Giovanni ¡Basta ya, mentecato, no me fastidies!
Leporello: No, no amo, no quiero quedarme ni haceros caso,
por haber hecho algo tan perverso y malo.
Don Giovanni: Escúchame, amigo...
Leporello:¡Os digo que me voy!,
y no me detengáis porque me voy hoy.
Don Giovanni: Pero, ¿qué os he hecho yo
para que quieras dejarme?
Leporello: No habéis hecho nada,
¡casi matarme!.

 Todos:"No soportó que le haya querido matar,
ahora reacciona con buena forma,
se defiende ante su entonar
que solo en su ser explota".

Don Giovanni: Mira que eres necio.
y quizá un poco tonto y zopenco,
pero no quise hacer eso,
a vos yo criado le aprecio.
Fue una broma.
que hice para huir de las cosas.
Leporello: Pues, yo no bromeo:
quiero irme, a otro lado y poder reírme.
Don Giovanni:¡Leporello!
Leporello: Señor.
Don Giovanni: Ven aquí, hagamos las paces: ¡Toma!
os ofrezco esto a vos de honra.
Leporello: ¿Qué?
Don Giovanni: (le da unas monedas)
Cuatro doblones
para que me perdones.
Leporello: Escuchadme: por esta vez
acepto el trato, pero no os acostumbréis,
no creáis que podéis seducirme,
a lo que queráis hacer.
(cogiendo la bolsa)
con dinero como a las mujeres,

 Todos:"Le perdonó pero astuto".

Don Giovanni:¡No hablemos más de ello!,
¿Serás capaz de hacer lo que os diga?,
en una orden que necesite criado de mi alma amiga.
Leporello: Mientras que nos dejemos de mujeres...
Don Giovanni:¿Dejar a las mujeres? ¡Qué locura!,
eso fuese una hiriente lanza en tu carne ceñuda.
¡Sabéis que para mí son más necesarias que el
pan que como, más que el aire que respiro, son todo!

Todos:"¡Oh claro! es más que su alegría en su gozo,
es infeliz con ellas,
las disfruta con tanto amor fantasioso
que tiene siempre a una belleza".

 Leporello: ¿Aún siendo capaz de engañarlas a todas?
Don Giovanni: ¡Soy todo amor!,
les entrego a ellas lo mejor.
Quien a una sola es fiel,
con las demás es cruel;
yo, que en mí siento
tan profundo sentimiento,
las quiero a todas.
 Aquellas que creen ver en esto un daño,
a mi buen natural llaman engaño.
Leporello: Jamás he visto natural tan considerado
y benigno. Y bien, ¿qué queréis?
Don Giovanni: Escuchad. ¿Has visto a la doncella de Doña Elvira?
Leporello: ¿Yo? No.
Don Giovanni: Entonces no has visto cosa preciosa,
con su boca que a mí me vuelve hasta el alma loca y dichosa;
mi querido Leporello; ahora gracias a ti
voy a probar mi suerte con ella y he pensado,
puesto que está anocheciendo
y para estimular más su deseo,
presentarme ante ella con tu vestimenta.
 Leporello:¿Y por qué no podéis
presentaros con la vuestra?
 Don Giovanni: Tiene poco crédito con gente de tal
rango ir vestido de distinguida manera.

(se quita la capa)

¡Date prisa, vamos!
Leporello: Señor, por muchas razones...
Don Giovanni:(enfadado)
¡Ya basta! ¡No soporto que me contradigan!
(se cambian de ropa)

 Todos:"¡Oh ahora que cosa más hará?".

                    XXIV


(Poco a poco cae la noche)

Doña Elvira (en la ventana de la hostería)
¡Ah, calla, injusto corazón!
¡No palpitéis en mi pecho de ardor!

 Es un impío, un traidor,
es un error sentir piedad de él.
 Leporello (en voz baja)
¡Callad! Oigo, señor,
la voz de Doña Elvira de dolor..
 Don Giovanni: Aprovecharé la ocasión,
escondeos por ahí...

(se esconde detrás de Leporello y dice)

 Todos:"Ya empieza su vil acción
para la pobre doña Elvira,
qué pretenderá en su corazón
ante la hermosa dama de elegía".

 Don Giovanni:¡Elvira, ídolo mío...!,
¡Gran ídolo mío!
 Doña Elvira: ¿No es ése el ingrato?
Don Giovanni: Sí, vida mía, soy yo no lo grato,
y os pido perdón.
Doña Elvira (aparte)
¡Dios mío, qué extraño sentimiento
se despierta en mi pecho!,
por ese hombre pidiéndome eso,
Dios dadme fuerza os ruego.
Leporello (aparte)
¡Ya veréis como la loca
es capaz de creerle de nuevo!,
a lo que decís con un perdón el hombre fiero,
y despiadado de almas en juegos.

 Todos:"Será que le cree,
o ya en esta vez lo destierra,
y así vuelve en toda fe
de buscar una nueva terneza".

 Don Giovanni: ¡Bajad aquí, preciosa mía,
veréis cómo sois vos la única de mi vida!,
a quien adora mi alma: arrepentido estoy,
os pido Elvira de mi gran diáfano amor.
Doña Elvira:¡No, no te creo, bárbaro!,
has sido un hombre muy insólito y malvado.
Don Giovanni (con énfasis, casi llorando)
¡Ah, créeme o me mato!.
 ¡Ídolo mío, ven aquí os necesito en mi corazón romanceado!
Leporello (en voz baja a Don Giovanni)
¡Si seguís así, me dará risa!.
Sé otro y demuestra la fidelidad en sus retinas.

Todos:"De qué manera trata de convencer
ante la dulce Elvira,
engañada y desterrada del amor
por su misma acción mezquina.
 ¿Perdonará o no volverá a la pasión,
o no ante la poesía?".

 Doña Elvira (aparte)
¡Dioses, en qué dilema me encuentro!
¿Voy o aquí me quedo?,
es el hombre que quiero pero no quiero sufrir de nuevo.
¡Ah! Proteged mi confianza,
por favor no quiere volver a llorar mi alma.
Don Giovanni (aparte)
¡Espero que pronto consienta!,
y le daré muchas arias de dulces poemas,
ese será el precio solo para tenerla de riqueza.
¡Este es un buen golpe de efecto!,
más fértil que el mío no puede haber talento.
Leporello (aparte)
Sus labios embusteros,
que son tan maléficos,
la vuelven a seducir.
¡Oh dioses!, ¡proteged su confianza!,
y su tenue y evanescente alma.
 Todos:"Qué bandido, sigue tan igual él,
Don Giovanni, Leporello bravo,
¡Doña Elvira sin saber qué hacer!".

 Don Giovanni: ¿Qué os parece, amigo?
Leporello: Me parece que tenéis el alma de bronce,
Don Giovanni: ¡En verdad, que bobo eres!
Escucha bien: cuando ella llegue,
corre a abrazarla de alegría, hazle cuatro caricias,
finges mi voz y luego, con habilidad,
trata de llevártela a otro sitio de creatividad.
Leporello: Pero, señor...
Don Giovanni:¡Basta de réplicas!

Leporello: Pero, ¿y si me reconoce?,
Don Giovanni: No os reconocerá si tú no quieres.
¡Silencio! ¡Ya abre! ¡Ea, sé prudente y vence!
(se aparta de allí)

                  XXV

 Doña Elvira:¡Aquí me tenéis!

 Don Giovanni (aparte)
Veamos qué hace,
o quizá le satisface,
y es un logro de clase.
Leporello (aparte)
 ¡Qué embrollo!,
pasa aquí del todo,
es todo un rollo.
Doña Elvira: ¿Podré creer que mis lágrimas hayan
conquistado este corazón?,
que seáis tú de verdad ya mí amor,
¿Qué arrepentido, mi amado Don Giovanni, a su deber
y a mi amor regresa?.

 Todos:"¡Oh así ya casi tiene su alma!,
pero ahora será Leporello,
qué palabras dirá
ante todo su acento".

 Leporello (cambiando la voz)
¡Sí querida!,
 Doña Elvira: Así sin disturbio será grandeza,
como tocar al reino de Dios de nobleza,
será, espero amor de la fría dolencia.
¡Cruel, si supierais cuántas lágrimas
y cuántos suspiros me habéis costado.
Leporello:¿Yo, vida mía?
Doña Elvira: Vos.
Leporello:¡Pobrecita! ¡Cuánto lo siento!
Doña Elvira: ¿Volveréis a huir de mí?
Leporello: No, cara bonita,
de ti jamás mi alma en mis entrañas tejidas.
Doña Elvira:¿Seréis siempre mío?
Leporello: Siempre, siempre tuyo angelito.
Doña Elvira: ¡Mi bien amado!
Leporello:¡Mi bien amada!
(aparte)
 Me gusta esta burla,
ser así en alma de lo vil y oscura.

 Todos:"Qué injusto es el amor,
la pobre dama creyendo,
será que de él se enamoró
para que caiga en su cuerpo".

 Doña Elvira:¡Mi tesoro!
Leporello:¡Mi Venus!
Doña Elvira: Por vos soy toda fuego.
que en ti estaré ardiendo,
de noches entre el níveo cielo.
Leporello: Y yo todo ceniza,
sois la que llenará de vida.
Don Giovanni (aparte)
 El bribón se está calentando,
y lo hace tan copado
que lo disfruta en lo alto.

 Todos:"Don Giovanni al oír disfruta,
es tan sórdido en su mandato,
que ahora tiene a una ternura
para solo abrazar y darle besos máculos".

 Doña Elvira: ¿Y no me engañaréis?
Leporello: No, seguro,
(aparte) Pero todo es bruto y oscuro..
Doña Elvira: ¡Juradlo!.
Leporello: Lo juro por esta mano
que beso con ardor y por estos bellos luceros,
que son tan iguales como tus ojos azulejos.
Don Giovanni (fingiendo que está matando a alguien)
Ah! eh! ih! ah! ih! ¡Ah, estás muerto!,
Doña Elvira, Leporello:¡Oh, dioses!
(huyen)
Don Giovanni:¡Ja, ja! Parece que la suerte me acompaña.
Veamos; las ventanas son ésas. Cantemos ahora de magia,
y porque soy la presagia de mí alma,
a pesar de tener un mal que me devora de llamas,
que no diré sino al final de mis letras que claman.

 Todos:"No va cambiar en el corazón injusto y libertino,
¿será que tendrá un hecho peor en el futuro?".

Canzonetta

(canta acompañándose de una mandolina)
Asómate a la ventana, mi tesoro,
ven a consolar mi llanto.
Si te niegas a darme bálsamo,
ante tus ojos quiero morir amando.
Tú, que tienes la boca más dulce que la miel,
tú, que de azúcar tienes lleno el corazón y tu piel.
¡No seáis, bien mío, cruel conmigo:
déjame al menos verte, mi bello amor del delirio!

                XXVI

Don Giovanni: Hay alguien en la ventana: puede que sea ella.
¡Pst! ¡Pst!

Masetto (llega armado de mosquete y pistola, le
acompañan campesinos con fusiles y palos)
 No desfallezcamos;
el corazón me dice que le encontraremos,
así busquemos hasta el último pueblo.

 Don Giovanni (aparte)
¡Alguien habla!
Masetto(a los campesinos)
¡Quieto! Me parece que hay alguien por ahí.
 Don Giovanni (aparte)
Si no me equivoco, es Masetto.
Masetto: ¿Quién va?
(a sus compañeros)
 No responde. ¡Venga, preparad las escopetas!
(con voz más alta)
¿Quién va?

Don Giovanni (aparte)
No está solo; iré con cuidado,
Para que no me mire ese desgraciado.
 (intenta imitar la voz de Leporello)
Amigos… (aparte)
No quiero que me descubran.
(con voz más alta)
¿Eres tú, Masetto?
Masetto: El mismo. ¿Y tú?
Don Giovanni: ¿No me conoces?
Soy el criado de Don Juan.
Masetto: ¡Leporello! ¡El criado de ese indigno caballero!,
al cual despojaré con lo más fiero, y del poder que tengo.
Don Giovanni: Cierto, de ese bribón,
el que hace mal las cosas de gozo y destrucción.
Masetto: De ese hombre sin honor,
¡Ah! dime, ¿dónde podemos encontrarlo?.
Le estamos buscando para matarlo.
Don Giovanni (aparte)
¡Qué tontería!,
lo que dicen estos de amenaza en lidia,
dan es lástima muchachitas.

 Todos:"¿Qué hará ahora este viperino hombre?"

(en voz alta)
¡Estupendo, Masetto! Me uno a vosotros
para dar su merecido al bribón de mi amo.
Escuchad ahora cuál es mi plan despiadado.

 Aria

(señalando hacia la derecha)
La mitad de vosotros irá por allí,
(señalando hacia la izquierda)
y el resto por allá.
Buscadlo con sigilo,
no debe andar lejos de aquí el indigno.
Si veis un hombre y una muchacha
paseando por la plaza,
si bajo una ventana,
oís hablar de amor,
atacad sin miedo, atacad de furia y rencor,
pues será mi amo,
y de una vez matadlo.
Lleva puesto un sombrero
con blancos penachos,
lo cubre una gran capa
y ciñe espada al flanco.
¡Vamos, marchaos pronto!

(los campesinos se van. A Masetto)
Sólo tú vendrás conmigo.

 Nosotros haremos el resto amigo:
ya verás de qué se trata.

(se lleva a Masetto aparte)

              XXVII

Don Giovanni:¡Silencio, déjame oír! ¡Magnífico!

(se cerciora de que los campesinos
se han alejado)

 ¿Así que debemos matarlo?
Masetto: ¡Por supuesto!
Don Giovanni:¿Y no os bastaría con romperle los huesos,
molerle las espaldas con tus golpes de lo protervo?
Masetto: No, quiero cargármelo y hacerlo cien pedazos,
que sufra y sucumba de llantos, de cabizbajos sus encantos.
Don Giovanni: ¿Tienes buenas armas?
Masetto:¡Faltaría más!.
Tengo este mosquete y además, esta pistola,
así será su muerte en cada segundo hasta que termine las horas.
(da el mosquete y la pistola a Don Giovanni)
Don Giovanni:¿Y qué más?
Masetto: ¿No basta?
Don Giovanni: ¡Claro que basta!. ¡Ahora toma!,
quien es el que estará tirado en el suelo de derrota.
(golpea a Masetto con el lomo de la espada)
¡Esto por la pistola y esto por el mosquete...!,
¡sufre ahora tú por meterte con este jovenete!,
notaros a vos en el suelo es vencerte,
solo siendo lo peor que un vejete,
y ante vuestras imágenes soy vuestro zaguanete,
miraos ahora y siempre,
o que le trove de pavura de lo villancete,
y lo peor sin saberos vos quien soy zoquete
hasta vedme quien soy ni en los cachetes,
los cuales si tocáis serán agrestes,
y de mis bizarrías de socarronería,
hasta de lo que me dicta, soy bellaquería,
soy solo yo quien actúa y camina,
de la viveza vivaz hago lo que sea y gritas,
solo veros de semblante que da morriña
que en silencio de duda eres la sodomía,
y gozo miserable de la vida.

Masetto: ¡Ay, ay! ¡Socorro!,
me tiene lo más espantoso.
Don Giovanni: ¡Calla o te mato! ¡Esto por cargártelo
y esto por querer despedazarme!,
sufre ahora tú lo irrespirable.
¡Villano! ¡Bellaco! ¡Cara de perro!,
os dejo así como si fueseis lo lastimero.
(Masetto cae al suelo, Don Giovanni se va)

 Todos:"Hasta que le engañó y le dio,
pero él herido según por Leporello,
él se escapa de ese lugar
y él queda más que dolor sintiendo".

                  XXVIII

 Masetto: ¡Ay, mi cabeza! ¡Ay, ay, la espalda y el pecho!,
me duele mucho, ese miserable me ha hecho esto,
Zerlina: Me parece escuchar la voz de Masetto.
Masetto: ¡Oh Dios, Zerlina mía, socorro!,
me ha hecho daño me siento horroroso,
Zerlina: ¿Qué os ha pasado?
Masetto: ¡El inicuo, el ruin me ha roto huesos y nervios!
Zerlina:¡Ay, pobre de mí! ¿Quién?
Masetto: ¡Leporello! O algún diablo que se le parece.
Zerlina: ¡Qué cruel! ¿No os dije que con esos
malditos celos tuyos acabaríais mal mi cielo,
¿Dónde te duele?
Masetto: Aquí
Zerlina: ¿Y dónde más?
Masetto: Aquí y también aquí.
Zerlina: ¿No os duele en ningún otro sitio?
Masetto: Me duele un poco este pie,
este brazo y esta mano.

Zerlina: Vamos, no es gran cosa, si el resto está sano.
Vente conmigo a casa y si me prometéis
ser menos celoso, yo os curaré mí amado,
mi querido esposo, os adoro, mi dulce tesoro.

Aria

Veréis, bonito,
si eres buenecito,
qué buen remedio
os voy a dar.
Es natural,
no sabe mal
y el boticario
no lo sabe preparar.
Es cierto bálsamo
que llevo conmigo,
dártelo puedo,
si lo quieres probar.
¿Quieres saber
dónde lo tengo?
Siéntelo latir,
tócame aquí.
(le acerca la mano al corazón, luego se van)

 Todos:"Llega su amor y le tranquiliza,
tan dulce es como una flor,
es una gran maravilla
que ahora de verdad le dá amor".

                XXIX

 (Casa de Doña Ana. Un atrio oscuro
con tres puertas)
Leporello (fingiendo la voz de su amo)
Se acerca el resplandor de muchas antorchas;
quedémonos aquí, mi bien, hasta que se alejen
mi bella rosa.
Doña Elvira: Pero, ¿qué temes adorado esposo mío?
Leporello: Nada, nada... Simple precaución,
quiero ver si las luces se han alejado amor.
(aparte)
¡Ah!, ¿cómo podré librarme de ella?,
ahora que me tiene la dulce y endiosada doncella.
(en voz alta)
Quédate ahí, alma mía.
Por favor !sí querida!.
(se aleja)
Doña Elvira: ¡Ah, no me dejéis!,
¡porque vos me pertenecéis!,
no me hagáis esto mi jovenete.

 Todos:"Estaba con la hermosa Elvira,
será que ella se da cuenta quién es,
o triunfa con fechorría
ante todo esa escapada del desdén".

 Sexteto
 Sola, sola en tan oscuro lugar
mi corazón siento latir,
y me asalta tal temor ya
que me parece morir.

 Todos:"¡Oh pobre Elvira!,
de verdad anda sola y tétrica,
no quiere perder a su amor
sino que seguir en toda grandeza".

 Leporello (avanzando a tientas, para sí)
Por más que busco no encuentro
esa condenada puerta;
donde está que quiero salir.
Poco a poco, ¡la encontré!
es el momento de huir.

                 XXX


(se equivoca de puerta. Entran Doña Ana
y Don Octavio vestidos de luto)

 Don Octavio: Enjuga tus lágrimas, vida mía,
y calma tu elegía.
 La sombra de tu padre
pena sentirá de tu tormento,
hazle ver mejor tu amor entero.
Doña Ana: Deja al menos a mi pena
este pequeño consuelo;
sólo la muerte, tesoro mío,
puede acabar con mi llanto de este destino,
no lo olvidéis durante las sendas cariño.
Doña Elvira (sin ser vista)
¡Ah! ¿Dónde está mi esposo,
a dónde se fue mi tesoro?.
Leporello (desde la puerta, sin ser visto)
¡Si me encuentran, estoy perdido!,
mejor me esconderé mejor para no ser visto.

 Todos:"¿Debe tener cuidado, pero se escapará?

 Doña Elvira, Leporello:
 Allí veo una puerta. A hurtadillas me iré,
voy a ir para ver.
(Leporello, al salir, se encuentra de cara
con Masetto y Zerlina)

               XXXI

 Zerlina, Masetto:
¡Detente, bribón! ¿Adónde marcháis?,
os estamos hablando escuchad.
(Leporello se esconde la cara)
Doña Ana, Don Octavio:
¡Aquí está el canalla!,
sabéis que estamos en batalla.
¿Cómo ha llegado aquí?
Doña Ana, Zerlina, Don Octavio, Masetto:
¡Ah, muera el pérfido que me ha traicionado!,
sucumba el felón que ha tergiversado

 Todos:"Le han conseguido,
más Masseto que busca venganza,
qué hará en su recinto
que está en toda amenaza".

 Doña Elvira: ¡Es mi marido! ¡Piedad!,
¡por favor no le hagáis nada en verdad!,
¡por favor, por favor bondad!

 Doña Elvira:"¡Oh su amada implora a su amor,
protege a su dulce paz,
porque enamorada es de su olor
y que no lo quiere dejar".

 Doña Ana, Zerlina, Don Octavio, Masetto:
¿Es Doña Elvira a quien veo?
¡Apenas puedo creerlo!.
¡No, no, morirá ese vil protervo!

(Cuando Don Octavio se dispone a matarlo,
Leporello se descubre y se pone de rodillas)
Leporello (casi llorando)
Perdón, perdón, señores míos.
No soy quien creéis, ella se equivoca, soy libertino.
¡Dejadme vivir, por caridad se los pido!

 Todos:"Ahora sí que se puso grave,
ahora qué sucederá,
por tal hecho tan infame
en su misma tempestad".

 Todos (excepto Leporello)
¡Cielos! ¡Leporello! ¿Qué es esta delusoria?
turulato/a estoy... ¿Qué pasará ahora?
Leporello (aparte)
Mil belicosos pensamientos
dan vueltas en mi cabeza;
si me salvo de este tifón
será una grandeza.

 Todos (excepto Leporello)
Mil turbulentos pensamientos
dan vueltas en mi cabeza.
¡Qué jornada, cielos, ésta!
¡Qué imprevista novedad , bestia!
(Doña Ana se va)

 Zerlina: ¡Entonces fuiste tú quien hace un momento
maltrató cruelmente a mi Masetto!,
fuisteis tú sí o no, dilo necesito saberlo.
Doña Elvira: ¡Entonces tú, malvado, me engañaste
haciéndote pasar por Don Giovanni!.

 Todos:"'Ay pobre alma que sufre por su gran amor,
ahora la esperanza que tenía es polvo,
cómo podrá amar a su corazón
si por su misma obra es sollozo".

 Don Octavio: ¡Entonces has venido así vestido
para cometer alguna fechoría!,
hablad quiero saber tus otras engañifas.
 Zerlina: Debo castigarle
para que no olvide este hombre sin clase.
Doña Elvira: No, yo lo haré.
Don Octavio: No, no, seré yo.
Masetto: Vamos a cargárnoslo entre los cuatro,
y veremos qué hacemos con este inadecuado.

 Todos:"¡Oh ya decididos de castigarles!,
y él qué estará pensando hacer,
quieren es matarle
por haber sido tan perveso y cruel".

 Aria
Leporello:¡Ah, piedad, por favor señores míos!
os doy la razón a vos y a ella,
pero el delito no es mío.
Mi amo, con prepotencia,
la inocencia me arrebató de grandeza,
e hice todo esto de zopenca manera.
(a Doña Elvira)
¡Doña Elvira, compadeceos!
Ya os imagináis lo que sucedió mi cielo.
(a Zerlina)
De Masetto no sé nada enserio,
(señalando a Doña Elvira)
os lo dirá esta joven ahora;
hace más o menos de una hora,
que con ella me paseo de gran aroma.
(a Don Octavio, confundido)
A vos, señor, no os digo nada:
cierto temor, cierto incidente,
por fuera claro, por dentro oscuro,
no hay escondite, la puerta, el muro.
(señala la puerta donde se había
escondido por error)
Lo... el... la..., salgo por ese lado,
luego, oculto aquí, se descubrió la cosa...
¡Pero si llego a saberlo, me escapo por aquí!,
(huye precipitadamente por ahí)

 Todos:"Qué astucia, logró librarse,
no pudieron hacer nada,
se va de ese fusco paisaje
que era su muerte en alma".

                 XXXII

Doña Elvira: ¡Detente, pérfido, detente!,
¡No os vayáis delincuente!.
Volved no seas miserable estúpido jovenete.
Masetto: ¡El granuja tiene alas en los pies!,
ya no se le ve.
 Zerlina: Con qué astucia se ha escapado el truhán,
como si fuese un leviatán,
ha desaparecido al fondo del más allá.
Don Octavio: Amigos míos, después de hechos tan graves,
no podemos dudar que Don Giovanni no sea el malhechor miserable,
el impío asesino del padre de Doña Ana es imperdonable;
quedaos unas horas en esta casa,
voy a presentar denuncia a quien corresponde en alma,
y en breve prometo vengaros,
para que acuerde que con nosotros nadie se mete de lo bellaco.
Así lo exigen el deber, la piedad y el afecto,
que el que se pase reciba su espada en silencio.

 Masetto: ya no aguanto esto me iré,
y así me quedaré,
me considero que soy un cobarde,
pero ya me largaré.
Y con mi amada Zerlina por siempre me quedaré,
y la amaré.
(No sale más Masetto se va con su gran amor).
Zerlina: Pero no me agrada ya ese hombre,
quiero vivir en paz,
y ese será mi hombre que amo de ardores,
Masetto por siempre mi divino amar.
(Zerlina al pasar tanto, decidió igual irse con su amor)

 Todos:"Mejor así,
ya no hay dolor en ellos ni celos,
todo va ser feliz
en todo su amor sempiterno".

                 XXXIII

 Recitativo


 Aria Don Ovtacio y Doña Ana:

 A mi tesoro, entre tanto,
id a vivificar
y de sus bellos ojos el llanto,
tratad de enjugar.
Decidle que sus agravios
voy a vengar;
y que sólo he de regresar
anunciando la muerte del impío infernal.

(se va Don Octavio excepto Doña Elvira)

Recitativo acompañado y aria

 Doña Elvira: ¡En qué plétoras, oh dioses, en que fechorías
montaraces y tremendas está envuelto el malvado de cuchillas!,
porque me siento con tanta ira,
no quería esto en mis minutos de tétricos días.
¡Ah!, no puede ya tardar la ira del cielo, ni la justicia.
¡Ya me parece oír la saeta fatal de esa vira,
precipitándose sobre su cabeza que ella desfila!.
¡Abierto veo el abismo mortal de mi vida!.
¡Pobre Elvira! ¡Qué sentimientos contradictorios surgen en tu corazón de elegía!
¿Por qué estos suspiros y esta desazón?,
se pasa en cada ira de ese malhechor.
Me traicionó su alma ingrata,
infeliz, ¡oh Dios!, me hace, estoy esclavizada y matada.
Pero traicionada y abandonada,
aún experimento piedad por él porque mi alma lo idolatra.
Cuando siento mi tormento de venganza
el corazón me habla,
más si pienso en el peligro que corre de terror,
se aceleran los latidos de mi corazón,
soy solo una tonta que se enamoró
de ese hombre tirano del triste amor.
(se va)

 Todos:"Se retira totalmente con vida melancólica,
no imaginó que pasase eso,
pero a veces a todo llega vidorria
y destruye el mismo sentimiento".


               XXXIV

 (Un cementerio rodeado por una tapia, con
diversas estatuas ecuestres, entre ellas la del
Comendador)

Don Giovanni (riendo, entra saltando la tapia)

Ja, ja, ja. Ésta sí que es buena,
déjala que me busque ahora.
¡Qué hermosa noche de dulce aroma!
Es más clara que el día de sus rosas.
Sosiego para deambular a la caza de muchachas,
y llevarme a unas cuantas.
¿Es tarde? ¡Oh!, aún no son las dos de la madrugada;
me gustaría saber cómo ha terminado
el asunto entre Leporello y Doña Elvira.
Si él ha sido sensato con esa divina angelita,
o lo han descubierto y matado,
ja, ja, ja que habrá pasado.

 Todos:"Ni preocupación tiene,
solo en su corazón hay maldad,
porque es tan friamente
ante un amigo que ayuda más".

 Leporello (se asoma por encima de la tapia)
Al final conseguirá mi perdición,
ese hombre que es tan malhechor.
Don Giovanni (aparte)
¡Es él!, le hablaré de una vez.
(en voz alta)
¡Eh, Leporello!,
eres tú verdad criado de mis aposentos.
Leporello (desde la tapia)
¿Quién me llama
de esa manera tan sabia?,
Don Giovanni: ¿No conocéis a vuestro amo?,
al que os ha dado todo lo bueno y no lo malvado.
Leporello: ¡Ojalá no le conociera!,
para ser mejor mi vida que ha tenido saetas.
Don Giovanni: ¿Cómo? ¡Bribón!,
¡cómo me has llamado con ese valor!.

 Todos:"Por lo menos le nombra de mala manera".

Leporello: ¡Ah!, ¿sois vos? Disculpadme,
no sabía amo de mi crianza sin males.
Don Giovanni: ¿Qué ha sucedido desde que os fuisteis, contadme?.
Leporello: Por vuestra culpa casi me liquidan en lo despreciable.
Don Giovanni: Y bien, ¿no hubiera sido esto un honor para ti?,
Leporello: Señor, os lo regalo,
no me importa eso ya amo.
Don Giovanni: Ven, acercaos, tengo buenas cosas que contarte,
algo que me ha pasado interesante,
y que seguro os gustará al escucharme.

 Todos:"Qué será ahora ya de este amo tan libertino".

 Leporello: Pero, ¿qué hacéis aquí?,
porque dime amo de mí.
Don Giovanni: Entra y lo sabrás.
La mayoría de las aventuras
que he tenido desde que os fuiste te las narraré
en otra ocasión;
ahora sólo os contaré la mejor,
la que me pasó de lo gallardo y de lo primor.
Leporello: Mujeril, claro está.
Don Giovanni: ¿Lo dudáis?. Con una bella muchacha,
joven, galante, por la vía me encontré; me acerco
a ella de una vez, la tomo de la mano, intenta huir a otro lado,
le digo unas palabras y ¿sabes por quién me toma en su pensamiento errado?
Leporello: No lo sé.
Don Giovanni: Por Leporello,
¡tú mismo hombre!. ¿Podéis creerlo?,
que haya sido así de esa manera de lo zopenco.
Leporello:¿Por mí?
Don Giovanni: Por ti.
Leporello: Qué bien.

 Todos:"Qué broma más vesánica,
dá hasta ironía,
pensar sus mismas palabras
que dá ante su cruel malicia".

 Don Giovanni: De la mano entonces ella me toma,
y yo sintiéndola como otra más de mis glorias.
Leporello: Mejor aún.
Don Giovanni: Me acaricia, me abraza: «¡Mi querido Leporello!
¡Leporello mío querido de mi cielo etéreo!»
Entonces comprendí
que era alguna de tus beldades,
¡oh sí y que belleza fue ese ángel!.
Leporello (aparte)
¡Ah, maldito!
Don Giovanni: Me aprovecho del engaño,
pero ¡no sé cómo me reconoce de inmediato!,
grita, oigo gente en la lejanía,
salgo corriendo y a toda prisa,
salto esa tapia y aquí me encuentro con vida.
Leporello: ¿Y me lo contáis con tanta desfachatez?,
no os da ni sentimiento contarme eso de esa manera cruel,
no sientes nada así haya sido mía alguna vez.
 O que haya hecho con ella siendo mí ser.
 O estaros aún de esa dama ilusionado,
¡no os duele ni un poco amo,
a pesar de ser vuestro criado?.
¿Por qué no sois vos mismo villano?.
¡Me quitáis hasta lo más lejano!,
a pesar de no verle ni en sus ojos claros.

 Tods:"Pobre criado Leporello,
Don Giovanni es un sórdido amigo,
no comprende a su mismo de aprecio
sino dando más castigos".

Don Giovanni: ¿Por qué no puedo actuar como vos criado?.
Quizá gane algo, no seáis así Leporello,
sea fuerte, no débil zopenco.
Leporello: Pero, ¿y si ella hubiese sido de verdad mi mujer?.
Si hubiese sido el amor que llorara aún de mi oler.
Don Giovanni (riendo a carcajadas,
por la obra que hace este de adolorada).
¡Mejor aún!.
Estatua del Comendador (en voz de terror):
 ¡Dejaréis de reír antes del alba!,
porque veréis que pasará hijo de mis llamas.
Don Giovanni: ¿Quién ha hablado,
con esa voz como del diablo?.
Leporello (muy asustado)
¡Ah!. Será algún alma del otro mundo
que os conoce a fondo,
y por eso habló de lo justo y de lo pavoroso.

 Todos:"Huy, huy qué voz será,
ya tan fría en ese lugar mismo,
será que algo pasará
en su ser tan pérfido y mezquino".


 Don Giovanni (empuña su espada)
¡Callad, majadero!. ¿Quién va?. ¿Quién va?,
¿Quién sois?. Alzadme al cielo,
o no os atrevéis hombre de miedo.
 Estatua del Comendador: ¡Sinvergüenza, insolente!
dejad en paz a los muertos,
porque pronto bajaréis en ese averno.
 Leporello (temblando).
¡Os lo dije!,
¿quién será ese vil temible?.
Don Giovanni: Será alguien que desde
fuera se burla de nosotros,
y quiere asustar de lo vil y molestoso.

(con indiferencia y desprecio).

¡Eh! ¿No es ésta la estatua del Comendador?.
 Lee lo que pone en la lápida por favor.

(y por miedo no quiere leer e inventa algo, por temblor)

 Leporello: Disculpadme... no he aprendido a leer
a la luz de la luna,
hazlo vos, leed que dice ahí en esa letras oscuras.
Don Giovanni: ¡Os digo que leas!,
¡no me hagáis enojar o sino Leporella...te!.
Leporello (leyendo)
“Del impío que me llevó al trance final aquí
aguardo la venganza”,
 ¿Habéis oído? ¡Tiemblo y me recuerda la remembranza!

 Todos:"Guao eso es grave, terrible y compungido para él
o no lo será?".

 Don Giovanni: ¡Ah, viejo grotesco!,
tú has sido que ni temor dais viejo feo.
 Dile que esta noche le espero a cenar conmigo,
y así le ordeno y decidlo.
 Leporello: ¡Qué locura!. Me parece... ¡Oh Dioses fijaos!,
y de lo que mi vista ha solo mirado,
algo que no va agradar por lo malvado,
¡qué miradas tan terribles nos lanza!...
parece vivo... parece que oye esa alma...
y que quiere hablar esa espantosa estatua.
Don Giovanni: ¡Venga, ve para allá!.
¡O te mato aquí mismo ya, y os entierro después ja,ja,jaaa!
Leporello: Calma, calma, señor, ahora obedezco,
haré lo que vos decís sin juego y sin miedo.

 Todos:"Obedeciendo a sus malas palabras,
aunque con el miedo va,
es injusto este amigo de su alma
que lo manda para desafiar".

 Duetto
¡Oh!, estatua gentilísima
del gran Comendador...
(a Don Juan)
¡Amo, me tiembla el corazón,
no puedo, no puedo terminar con la locución!
Don Giovanni: ¡Acaba, o en el pecho
os clavo este acero!,
y sangraréis por teneros a él tanto pavor y miedo.
Leporello (aparte)
¡Qué aprieto, qué capricho!.
¡Se me hiela la sangre, oh Dios mío!
Don Giovanni (aparte)
¡Qué gusto, qué diversión!
¡Quiero hacerle temblar de terror!
Leporello: ¡Oh, estatua gentilísima!,
aunque de mármol seáis...
(a Don Juan)
¡Oh!. Mi amo, fijaos
¡cómo nos sigue mirando!,
sin detener su vista a nuestro sitio congelado.
Don Giovanni: ¡Muere!
Leporello: No, no... ¡Esperad!
(a la estatua)
Señor, por favor mi señor...
entendedlo bien… no yo…
desearía cenar con vos.
¡Ah, qué escena ésta!
(la estatua asiente con la cabeza)
¡Cielos! ¡Inclinó la cabeza!.
Ved nada más como hace él alteza.
Don Giovanni: ¡Anda vete que eres un bufón!,
para todo lloráis como niña de temblor,
y hasta se nota en tu corazón.

 Todos:"Es un Rey poderoso,
no teme a nada,
que manda al pobre sollozo
para que hable con la estatua".

 Leporello: ¡Mirad otra vez, amo!
Don Giovanni: ¿Y qué debo mirar?,
Leporello, Don Giovanni:
Con la marmórea testa hace así, así.

(Leporello imita el gesto de la estatua)

Don Giovanni (a la estatua)

Hablad, si podéis. ¿Vendréis a cenar?
Estatua del Comendador: ¡Sí!
Leporello: Apenas si puedo moverme…
¡Oh Dios!, las fuerzas me ceden.
¡Por caridad… marchémonos,
vayámonos ya de aquí!
Don Giovanni: Extraña es en verdad la escena,
el buen viejo vendrá a la cena.
¡Vayamos a prepararla,
marchémonos ya de aquí para la cena!
(se van)

 Todos:"Se marchan pero con algo ya dicho,
hará lo que pueda,
todo para recibir al mezquino
que vendrá a llamar en su puerta,
más por su nombre seguro y cómo será, qué pasará,
¡oh qué visiones hacia el más allá!".

                 XXXV

(Sala sombría en casa de Doña Ana)

Don Octavio: Calmaos, ídolo mío, pronto serán castigadas las
graves fechorías del infame; seremos vengados pase lo que pase.
Doña Ana: Pero, mi padre, ¡oh Dios!,
que él ha sido todo por qué aún no venís mí cuidador,
os necesito y no puedo olvidarte mi protector.
 Necesito oír vuestra voz y que me deis amor.
Don Octavio: Debemos acatar los designios del cielo.
¡Ánimo, oh querida de mi momento!.
De tu amarga pérdida sea mañana o no,
si lo deseáis, dulce compensación de este corazón,
ésta mano, que mi tierno amor,
y olvida ya a ese padre vuestro que os hace llorar,
y venid conmigo y vive de mis sentidos sin penar.
Doña Ana: ¡Oh, dioses!. ¿Qué decís?. En tan tristes momentos,
dame el amor que de verdad quiero,
¡no! el que con solo olvidaros
con sus palabras que me hace ver un infierno,
dadme ese amor eterno dámelo,
cómo el de ese hombre que entró de sentimiento,
hace mucho y me hizo solo ver lo dulce y tierno,
así haya entrado y hecho
la lujuria de ese momento,
pero esa vez la pasé tan bien de lo bueno,
me dejé por él y de su jugoso cuerpo,
me enamoré de él y de su aliento,
pero jamás dije nada mi cielo
de Don Octavio en ese momento,
porque no quería lastimarlo,
así haya sido un audaz ese hombre, sentí eso,
y al pasar tanto tiempo
es el pérfido a pesar de todo de ser mujeriego.

 Todos:"Qué el libertino y viperino,
entonces si en su cuerpo fue rijoso,
hizo más que lo libido
entre esa noche de niebla y amor loco.
 A veces los amores son ciegos,
más cuando menos creéis,
pero consigue así el pérfido
la caricias más grande de un ser.
 Claro sin saber ese fiero
lo que está sucediendo en este edén".


 Doña Ana:"Ese se ha ganado no sé de qué manera mi sentimiento,
y es él con quien quiero vivir mi mundo pequeño,
ante sus alientos, arrumacos y dulces palabras de coqueto.
Entendéis Don Octavio así que marchaos de mí ya cielo.
No eres ese mago de hacer cambiar mi alma a lo bueno,
retírate de mi vida y de mí ya por favor,
y lo siento, lo siento, ¡pero vete de mi ya!
 Don Octavio: ¿Y qué? ¿Acaso quieres con nuevas esperas
acrecentar tus penas?; ¡Cruel!,
me siento mal en el ser.

Recitativo acompañado y Aria

 Doña Ana: ¿Cruel?. ¡Oh, no, mi bien!. Lamento demasiado
posponer un bien que largamente anhela mí alma
... Pero el mundo, ¡oh Dios que pasa!...
no tientes la constancia de mi corazón sensible
que repleto está de amor por ese ser que existe,
 No me digáis, que eres mi ídolo,
que soy cruel contigo:
bien sabéis cuánto os amaba
y conocéis mi fidelidad que os daba,
pero ya acabó el silencio y es esperada
para otro que esperaré en el alma,
y en el camino lleno de esperanza,
a pesar de ser el vil es toda mi calma.
Así sufra por mi padre pronto habrá una alabanza,
y que cambiará mi vida con su alma,
lo siento y parece ser una presagia,
así como todas mis palabras,
lo siento sí él es mi vida y refugio que me abraza,
mucho luego y os digo que te vayas,
¡pero ya!. No me hagáis enojar,
adiós Octavio de esta vida larga.
Tal vez un día el cielo os de un nuevo amor,
y no tengáis ese frío dolor.
(se va)

 Todos:"¡Oh de esa manera se aleja!,
aunque deseándolo lo mejor,
todo le mató la tristeza
de la cuál de ese ruin se enamoró".

 Don Octavio: ¡Ah!, seguiré sus pasos;
qué más puedo hacer que tener las penas.
Será mejor seguir mi camino,
y teniendo estos dolientes espinos,
que clavan ante mis tristes suspiros,
y esperar a ese amor correcto y bendito,
(se va y no vuelve nunca más)

 Todos:"Qué pasará con la solución del problema,
de agarrarlo a él o ya no será?,
está solo ella en alma que pena
quizá por querer tener a él ya,
o por querer ver a su padre en su apariencia
y poder feliz estar,
¿cuál será la solución?, ¿cuál? ¡oh qué tormentos,
qué suplicios, más cuando hay amor y dolor!".

(Una sala en casa de Don Juan. La mesa está
dispuesta para la cena. Los músicos esperan
la orden para empezar a tocar)

                  XXXVI

Final

Don Giovanni : La mesa ya está preparada:
Tocad, queridos amigos de calma:
ya que gasto mi dinero,
me quiero divertir por ser fiero,
¡eh broma toquen de lo bueno!.

(se sienta a la mesa)

¡Leporello, rápido a la mesa!
Leporello: Estoy listo para servirla,
y ante los músicos su música oírla.
(los músicos comienzan a tocar)
¡Bravo! ¡”Cosa rara”!
(Aludiendo a un fragmento de la ópera
“Una cosa rara” de Vicente Martín y Soler)
Don Giovanni: ¿Qué os parece esta hermosa música?
Leporello: Está a la altura de vuestro buen gusto de injuria,
mentira solo es broma amo..
Don Giovanni: ¡Ah, está bien!. ¡Ah qué plato tan sabroso!
Leporello (aparte)
¡Ah, qué bárbaro apetito apreciable!
¡Qué bocados de gigante!.
Es como para desmayarse.

 Todos:"Ya está la cena,
a qué hora llegará,
para que dé su silueta
en todo ese mismo recinto ya"

 Don Giovanni (aparte)
Parece como si se fuera a desmayar
viendo mis bocados,
me hace reír en verdad
solo al ver a mí criado.
(en voz alta)
¡Otro plato!
Leporello: Sirvo.
(empieza a sonar un fragmento de la ópera “Fra
i due litiganti il terzo gode” de Giuseppe Sarti)
¡Qué vivan los “Litigantes”!,
¡oh sí vosotros demandantes!.
Don Giovanni: Escancia el vino. ¡Excelente marzimino!
Leporello (aparte)
Este trozo de faisán
poco a poco me lo voy a zampar.
Don Giovanni (aparte)
Está comiendo el muy marrano;
fingiré no darme cuenta ante el criado.
(Los músicos empieza a tocar un fragmento de
“Le nozze di Figaro” de Mozart)
Leporello: Ésta la conozco demasiado,
es algo grande y que da pasmo,
por sus palabras que transmiten en el sonido acariciado,
es maravillosa esta ante el acto.
Don Giovanni (sin mirarlo)
¡Leporello! (con la boca llena)
Leporello: ¡Mi amo!
Don Giovanni: ¡Habla claro, granuja!.
¡No os entiendo cara de bruja!
Leporello: No me deja un catarro las palabras pronunciar.
Don Giovanni: Silba un poco mientras como.
Leporello: No sé hacerlo.
Don Giovanni (finge darse cuenta que está comiendo)
¿Qué hacéis?
Leporello: Perdonad: tan excelente es vuestro cocinero,
que también yo quise probar de eso.
Don Giovanni (aparte)
Tan excelente es mi cocinero,
que también él quiso probar.

           XXXVII

Doña Elvira (entra desesperada)

 Todos:"¡Oh Doña Elvira
aparece!, nos habíamos olvidado de ella,
que dirá ante el alma de peste
entre sus palabras de la belleza".

 Doña Elvira:La última prueba de mi amor
aún quiero ofrecerte sin error.
Ya he olvidado
tus engaños, piedad siento mi cándido ruiseñor.
Don Giovanni, Leporello
¿Qué ocurre?
Doña Elvira (se pone de rodillas)
No quiero esta alma abatida,
quiero vivir sola mejor en la vida,
Don Giovanni: ¡Me maravilla! ¿Qué queréis sois loca?.
Si no os levantáis no sigo de pie tonta.
(se arrodilla también)
Doña Elvira: ¡Ah, no os burléis de mi amargura!.
Pensé que viniendo vos me iba a dar ternura,
Leporello (aparte)
Ella casi me hace llorar.
Don Giovanni (se pone de pie y levanta a Doña Elvira)
¿Burlarme yo de ti? ¡Cielos! ¿Por qué?
(con afectada ternura)
¿Qué quieres, mi bien?
Doña Elvira: Que cambiéis de vida.
Don Giovanni: ¡Estupendo!
Don Elvira: ¡Pérfido corazón!
Don Giovanni: Déjame comer
y si os place come conmigo.
Doña Elvira: ¡Quédate, bárbaro, en el hedor inmundo,
horrible ejemplo de iniquidad del mundo!,
me marcho por siempre hombre oscuro,
malhechor de todo y de mi infortunio,
que has dado siempre sucio.
(se va)

 Todos:"¡Oh no aguantó!,
venía aún así a perdonarle,
pero él fue despreciale
y no le dio el perdón".

Leporello (aparte)
Si no se conmueve por su dolor,
el corazón tiene de piedra, o no tiene corazón.
Don Giovanni: ¡Vivan las mujeres, viva el buen vino!
¡Sostén y gloria de la humanidad de mi destino!.
Te vais y prefiero vivir que con una loca,
porque ya tengo una excelente mujer en mi historia.
La indicada de poseer este corazón que ha ablandado de gloria,
a pesar de pocos momentos pero ella es la de mi romanza,
ella es solo ella de mi eterna alma,
por ser su Lorenzo Don Giovanni que le ama.
Doña Elvira (sale)
¡Ah!
(entra de nuevo y huye por la parte opuesta, y no aparece más)
Don Giovanni, Leporello:
¿Qué ha sido ese grito?
Don Giovanni: Ve a ver qué pasa.
Leporello (sale)
¡Ah!
Don Giovanni: ¡Qué endiablado grito! Leporello, ¿qué ocurre?
Leporello (entra aterrorizado y cierra la puerta)
Leporello: ¡Ah señor por caridad!,
no salgáis de aquí porque lo vais a lamentar.

 Todos:"¡Oh Dios, el mismo hombre que esperaban!".

 El hombre de piedra, el hombre blanco,
está a fuera, y solo me imagino que dá espanto.
¡Oh, amo, estoy helado, me tambaleo!.
Si vieseis que figura, y que da miedo.
si oyeras como anda, solo él en el centro de las llamas,
y como de terror al terreno desgarra.
¡ta, ta, ta, ta!.
Don Giovanni: no entiendo absolutamente nada.
Leporello: ¡ta, ta, ta, ta!.
Don Giovanni: estáis loco de verdad,
estáis loco de verdad.
(se oye llamar a la puerta)
Leporello: ¡Ah escuchad!
Giovanni: alguien llama,
abre.
Leporello: estoy temblando.
Giovanni: ¡Que abras te digo!,
no tengáis temor amigo.
Leporello: ¡ah!.
Giovanni: loco.
Leporello: ah!
Giovanni: ¡si sois entre el fóculo loco!.
Y avanzáis así de lo tonto.
Para solucionar ésta intriga yo mismo iré a abrir.
 Leporello (aparte)
 No quiero volver a ver al amigo,
discretamentre me esconderé.


             XXXVIII

 Mozart:"Don Giovanni observa el infierno,
el comendador le llama, y está en su cena,
pero muestra un lugar formidoloso
donde todo caerá o no en su misma alma.
 El comendador busca su último suspiro,
será que la querida Anneta o doña Ana consigue
a su único amor, o será que él impío sufre en su horror.
 O confiesa el ruin al mismo padre, de que en su alma hay un querer;
o prefiere buscar su misma muerte. Y su criado saldrá de ese temible
dolor, por ser cómplice de sus mismos actos felones.

 Es todo amigos presentes, espero que sigan oyendo,
y os pido que no interrumpáis ahora,
es largo el capítulo.
 Deben de oír bien cada verso.
 Es la hora de sus momentos.
 Os pido no interrumpir".
 Todos:"Así será hasta que vos digáis".
 Beethoven:"He esperado este momento,
ahora de tanto acompañar ante los presentes,
espero que tenga un elogio esta historia ante mí Mozart,
las palabras, los hechos, espero que me contéis,
vos sabéis en qué orbe ando".
 Mozart:"Sí así será Beethoven,
os entiendo perfecto, pero seguiré en la ópera; La Estatua del Comendador:

“¡Don Giovanni!”. ( En voz fuerte)                      
¡Don Giovanni a cenar contigo!, (baja la voz)          ¡Don Giovanni a cenar teco!
me invitaste, y he venido,                         m’invitasti e son venuto!.
junto a vosotros de un suplicio,
vieron que morí por el amor de mi hija,
estaréis del infortunio malditos,
soy la voz que le usurpará de martirio en su vida.
Don Giovanni: Jamás lo hubiera creído,               Non l’avrei giammai creduto;
pero haré lo que pueda,                           ma faró quel che potró,
¡Leporello, que sirváis Lerporello, un altra cena
enseguida la otra cena!,                          fa che subito si porti!
no veis que ya yace aquí el alteza,
como se podría decir de las tinieblas,
Leporello: (asomándose por debajo de la mesa)
¡ah señor, ah señor!.                            Ah padron! Siam tutti morti.
¡Ah señor somos todos muertos!.
Don Giovanni: ¡Que vayas, te digo, y no tengáis miedo!      Vanne dico!
La Estatua del Comendador:
¡Detente!,                                                Ferma un po’!
¡no se nutre de alimento mortal!,                Non si pasce di cibo mortale
¡no se nutre de alimento celestial!,            chi si pasce si cibo celeste;
otros asuntos más graves que éstos,             altra cure piú gravi di queste,
que entre cadavéricos posarais de lo mesto,     altra brama quaggiú mi guidó!
otros anhelos me han guiado hasta aquí,
y si no hacéis caso veniros a sucumbir.
Giovanni: ¡hablad, pues!, Parla dunque!
¿qué pedís! qué quieres?                         Che chiedi! che vuoi?
Leporello (aparte):
La fiebre terciana creo tener,                  ¡La terzana d’avere mi sembra
y todos los miembros me tiemblan en el ser,      e le membra fermar piú non so.
Don Giovanni : ¿Qué buscáis?, ¿qué quieres?,     Che chiedi! Che vuoi?
La Estatua del Comendador:
Voy a hablar, escucha: no tengo mucho tiempo,    Parlo; ascolta!. Piú tempo non ho!
solo mi llegada ha sido por un momento,
Giovanni: Habla, habla, te escucho,              Parla, parla, ascoltandoti sto.
o a cualquier cosa que digáis no tengo escudo.


La Estatua del Comendador:
Voy hablar, escucha: no tengo mucho tiempo      Parlo; escolta!, Piu tempo non ho!
Giovanni: Habla, habla, te escucho.             Parla, parla ascoltandoti sto.
Comendador: ¡Tú me invitaste a cenar!          Tú m’invitasti a cena,
ya conocéis vuestra obligación.               il tuo dover or sai.
¡Respóndeme, respóndeme!,                      rispondimi:
vendrás tú a cenar conmigo ahora ya?.          Verrai tu a cenar meco?
Leporello: (desde lejos, temblando)
¡Oh, oh!. No tiene tiempo,                    Oibó; tempo non ha,
¡disculpadle!. scusate.
Giovanni: ¡De cobardía jamás seré tachado!        A torto di viltate
y pisaré vuestra tierra sin salir de tu ser leviatán,  Tacciato mai saró.
así sea lo que haga en tu tártaro embrujado
que iré ahí y vos me verá,
Padre de Doña Ana: ¡Decídete!                       Risolvi!
Giovanni: Ya lo he decidido.                       Ho giá risolto!
Comendador: ¿vendrás?                              Verrai?
Leporello (a Don Giovanni):
¡Decid que no, decid que no!                      Dite di no!
Giovanni: El corazón está firme en mi pecho,      Ho fermo il cuore in petto:
no tengo miedo, iré con todo derecho.             Non ho timor: verró!
La Estatua del Comendador:
¡Dame la mano en prenda!,                      Dammi la mano in pegno!
Don Giovanni (le tiende la mano):
Hela aquí, y que ella no se ofenda.             Encola! Ohimé!
¡Ay de mí, qué hielo terrible!,
solo, siento en tus manos un río temible.
La Estatua del Comendador: ¿qué te ocurre?      Cos’ hai?
Giovanni: ¿Qué gelidez es ésta?                Che gelo é questo mai?
La Estatua del Comendador:
arrepiéntete, cambia de vida,                Pentiti, cangia vita,
es el último momento,                        é l’ultimo momento!
Don Giovanni (trata en vano de soltarse)
¡No, no, no me arrepiento,                   No, no, ch’io non mi pento,
aléjate de mí y de mi acento!                Vanne montan da me!
La Estatua del Comendador:
Arrepiéntete, desalmado,                  Pentiti, scellerato!
-No, viejo fatuo de túnica de espanto.       No, vecchio infatuato!
-¡Arrepiéntete! (voz muy fuerte)              Pentiti!
-¡No! No!
-¡Arrepiéntete! Pentiti!
-¡No! No!
-¡Sí! Sí!
-¡No! No!
-¡Sí! Sí!
-¡No! No!
-¡Sí! Sí
- ¡No, Nooooooo!. No, noooooooo!

La Estatua del Comendador:
!Ah ya no queda más tiempo!,(voz lenta y fuerte)   Ah! Tempo piú non v’é!
le dije y no quisieron mis absoluciones,
moríos ahora de lamento,
se creyeron perfectos hombres ,
pero desde las cenizas renací para daros lo mesto,
y vuestros ojos ante la miseria habrá dolores,
y tan solo estaréis pidiendo:
perdón ante los ojos de los demontres,
ahora viváis su mundo en que se tornó de lo plañidero,
y porque cuando estuvieron vivo ni siquiera dieron
arrepentimiento a mi ser que vos ¡mismo mataste Lorenzo!,
por una lucha de espadas por una hija que quiero,
por haber acudido a ella de atrevimiento,
como a su mansión en que yacía de descanso y sueños.
Entrasteis sin permiso como enamorado de su cuerpo.
Vos os fuisteis de mí y desaparecisteis a lo lejos
de ese bosque donde era niebla y lamento.
Don Giovanni: no entendéis, ella es como un sueño,
la musa Beatriz que veo,
la cual dormía en ese dormitorio la joven Annetta,
de piel tan blanca y ojos azules arrullados de este poeta,
castaño su melena que rodeaba su cuello de belleza,
y solo el tumulto, silueta mía apareció ante su mansión completa,
esa noche era de niebla, la luz de la luna era azul como sus ojos de grandeza;
boca de rosas, sus ojos no veían los míos esa diosa,
estaba tapado solo de una capa, la amé y me amó en esos instantes de gloria,
era acariciar su piel como besar y oler a una flora sacra,
su perfume elevaba mi alma esa noche maravillosa,
sintiéndoos mis versos en su perfume de victoria.

 Todos:"Nos perdonaréis Mozart, pero cuenta él mismo su mismo nombre
que ama a esa meritoria dama;
ahora se ve que clarea un poco
y será que conseguirá esa alma".

La estatua del Comendador: Así fue que pasó todo eso de aroma,
¿estabais bien enamorado de mi hija, en verdad pérfido del mentiroso idioma?
Don Giovanni: la dama que vi de joven, era como ella de hermosa,
“la Beatriz musa de la enamorada de Dante”,
como entre las historias de un libro de romance e inmortale.
La estatua del Comendador: Sí la conozco y es muy memorable,
pero diferente a vos hombre despreciable.
Don Giovanni: os contaré mi vida pasada,
en mi vida moza, a ese entonces me dio el libro un beato Padre,
y al cual a través de la historia he soñado hasta hoy de conseguir ése ángel,
solo su belleza en una imagen vi y quedé de esa Beatriz enamorado,
y es tan igual a vuestra hija que estoy que muero por ella en el pecado.
Quedó mi ser en aquella noche por sus ojos brillantes;
enamorado vivía, por eso que soy poeta y su Don Giovanni de arte.

 Todos:"Gran definición que dá a su amor,
recordando su niñez,
para ver solo a un gran fulgor
que era la misma Anneta que hizo de su ser".

 La estatua del Comendador: os entiendo pero no me convencéis,
sois tan libertino que no os creo ni una palabra cobarde,
Don Giovanni: no digáis eso entendedme vos a mí miserable,
os conté esa historia que viví de joven,
para que veáis cómo me siento ahora sin avance,
soñando hasta que se me cumple y veo a lo más noble
para solo llegar aquí por vos solamente en lo despreciable.

 Todos:"Cómo le hace falta,
cómo arrepentido se ve,
será que olerá la dulce alma
entre todo su gemido entristecer".

El Comendador: ¡no me digáis así!, ¡os merecéis eso y más!,
por haberme matado vos a mí.
Don Giovanni: Tuve la suerte antes de componer a lo grande,
El Comendador: no me importa quien seáis, solo sois un felón,
y no me habléis de eso que me dais ganas de matarte,
pero aún no lo haré por no verte sufrir todavía de resquemor.
(ignora lo que dice) Don Giovanni: no solo soy lo que soy, sino también músico de amor,
componer no es trabajo sino una historia en que estoy de lo apasionante,
a la que amo y consumo en besos suculentos y suaves,
a la que le respiro de todo corpúsculo de su carne,
pongo yo mis letras y esas veces ponía la armonía,
era y es loada por mis tenues versos de compositor apreciable.

 Todos:"No sólo un bribón es,
sino músico era,
componía de tanto tañer
que por eso ganaba condesas".

 El comendador: no juguéis conmigo estáis haciéndome enojar,
no estoy para músicas con vuestros ludibrios, os voy a matar,
si seguís así me enfureceréis, y lo vais a lamentar.

( lo mira con vasta rabia a Giovanni)

 Todos:"¡Oh se enoja la estatua,
parece que le molesta,
será que le hará algo malo
y le hará algo en su existencia".

 Don Giovanni: parece que os hubiera pasado algo,
os sentís bien estatua fútil de mármol,
escuchad estas palabras que dije antes,
por mi galanura al ser lo vate ante este mundo grande,
y porque tengo garbo y porque soy inmensamente maravilloso.
 El comendador: Decidme porqué me matasteis en deshonra,
sin miedo a mí ser de esa manera tan dolorosa.
Don Giovanni: os merecéis eso sucio viejo,
de lo peor y que seguro vendrán los demonios del fuego,
para derrotarme ante el averno en mazmorra.
El Comendador: ahora veréis vos y vuestro zopenco compañero,
porque ya no queda mucho tiempo.

 Mozart: ¡Pero de ser así tan entregadora y gloriosa!,
pasó esa pelea por su padre de derrota,
y resucitó del averno para venir en venganza,
y a pedir que se arrepientan en alma de ese vestigio que mata;
al solo mataros, Leporello estaba escondido,
lo que a situación es que juntos estaban,
y de su ida quedó él de rabia,
seguramente del más allá por sus almas,
que ahora le desgarrará en llamas.

 Todos:"Entre tanta pelea y tristeza,
ahora el comendador qué hará,
será que consigue el poema
que tanto él ama de verdad".

 La Estatua del Comendador:
Solo olíais vuestras almas de que todo era eterno,
ofrecisteis Don Giovanni esa vez lo hiel y atrenzo,
aunque lo seguís vosotros haciendo,
no me conocíais bien y pecaron sin daros cuenta,
vosotros seréis el instrumento quejumbroso de lastimera,
sus nervios seríais las entrañas de sus cuerdas,
y sin sonidos cantarais en el mundo de lobreguez y tinieblas.

                 XXXIX



(Sale fuego por todas partes, la estatua del
Comendador desaparece y se abre un abismo)

Don Giovanni: ¡Siento un temor insólito,           Da qual tremore insolito
que se apodera de mí!.                            Sento assalir gli spiriti!
¿De dónde salen esos torbellinos de fuego?       Donde escono quei voctici
tan solo siento que es horror.                   Di foco pien d’orro?

Coro de Diablos (con voces tenebrosas):

 Todo es poco para vuestras culpas,             Tutto a tue colpe é poco!
ven aún hay un mal peor,             Vieni, c’é un mal peggior!
que sentiríais en vuestra alma una espada sañuda
que les mataríais lentamente de dolor,
ese filo que no dobla sino deja injuria
en vuestras almas nocturnas de resquemor.
 Y que hace recordar a lo igual que hicisteis
a él con vuestra espada de lo hiel;
y que dejasteis sin olores en su piel,
solo a su hija Doña Ana gimiendo en su ser.

 Todos:"Recordando los mismos demonios,
más ante sus fechorrías,
así hundiéndose en lo espantoso
de esas lavas maldecidas".

Don Giovanni: ¿Quién me desgarra el alma?.            Chi l’anima mi lacera
¿Quién me rompe las entrañas?                      Chi m’agita le viscere?
¡Qué tortura, ay de mi que frenesí!               Che strazio, ohimé, che smania!
¡Qué infierno, qué terror!                      Che inferno, che terror!
¡los demonios son con esas máscaras de maldad,
solo veros me asustáis,
como mi ser en un mundo sin soñar,
que veros me hacen al alma llorar,
y sin poder por lo menos gritar.
¡Qué tortura, ay de mí, qué suplicio!.
¡Moran mis sentidos, ay de lo cuito!,
qué averno se siente en tus ojos fundidos,
como lavas inmensas de terror,
y con el aliento en el oscuro dolor.

 Todos:"Es por no haberse arrepentido,
el libertino consigue su averno,
todo en su mismo destino
en donde se enciende con el fuego".

 Leporello: ¡qué rostro desfigurado!                 Che cffo disperato!
¡qué expresión de condenado!,                    Chegesti da dannato!
no quiero vivir esto tan cabizbajo, .            Che gridi, che lamenti!
¡cuánto terror me infunde en lo malvado!, .       oe mi fa terror!
quiero el aliento de alguien en lo amado.

 Todos:"Aunque no debía de sufrir,
pero la ley de la vida es,
cuando a un amo vil seguís
hasta el infierno estaréis".

 Coro de Diablos (debajo de tierra, con voces tenebrosas):
 Todo es poco para tus culpas,
ven, aún hay un mal peor,
que ahora le vencerá de lo atroz.

 Todos:"Siguen esos cantos de terror,
más lapidando en fuegos,
torbellinos de su mundo del felón
que les destroza en sus senos".

 Don Giovanni: ¡qué tortura, ay de mí, qué suplicio!
¡qué infierno, qué terror!
Don Giovanni:¡Ah, ah!. (Expresión muy sufridora)
Leporello: ¡Ah, ah!.

 Todos:"Se ve que se caen los dos entre las llamas,
cuánto lucharon para engañar,
ahora su mazmorra mata
entre un mundo infernal".

 Mozart:"Amigos las almas fueron pedidas en el perdón del Padre,
él les dio la oportunidad de ser aventurados,
y reprocharon ante su piedad; que ahí se ejecutaron,
no tuvo otra que dejaros, más con el alma así y cabizbajo.
 Y más que en ese averno a Lorenzo Don Giovanni, solo y lloriqueado,
viviendo una vida de absolución,
a la cual ahora posaréis ellos en el corazón,
así hayáis amado Lorenzo a ella, a Annetta de lo apasionado,
su identidad se quemará en lo olvidado,
sin tener una misa de ganancia, de su ente acongojado,
nada os librará de este infierno que mata, y que vos mismo habéis colocado.
¡Don Giovanni viví sin lo hermoso y deífico de lo sagrado,
ella está lejos de vuestros óculos por miserable,
aunque hallaríais el amor de su carne,
ha sido ya tarde, ella vive en su mundo aunque triste de lo no memorable.

 Todos:"La misa pareciera de un difunto,
que buscaba solo engañar,
pero se dio cuenta de lo pulcro
y ahora solo en fuego está.
 Si la nobleza cayese,
si la esperanza apareciera,
si las flores diesen
el perfume de su alma entera.
 Todo sería amor
entre su infinita alma,
olvidaría el horror
que hizo entre su matanza".

                      XL


 (Sufre mucho ante su amor que añora)

 Don Giovanni: No me hagáis esto,
quiero ir con lo adorable.

 Todos:"Aún suplica al cielo
para que tenga lo apasionante".

 Voces infernales:¡No, a ningún fóculo iríais para entregarte!,
como a ella tan dúctil de lo enamorante y frágil,
¡no y no!. Solo viviréis en vuestro hogar de lo imborrable,
nadie os salvará, porque vos ha elegido esta vida de leviatanes.
Don Giovanni:¡No la elegí así!,
sólo no quise arrepentirme de un ser nada confiable,
si lo hacía, ¿sabéis que hubiera pasado?,
seguramente me mandaría a esto mismo agonizante,
no sé qué hacer, extraño a Doña Ana demasiado,
déme una oportunidad y les prometo que no haré más daño,
mis sentimientos a vuestro Rey Comendador, daré rezos de lo glorificado,
de castidad en mi perdón, a lo que hice en el acto,
quiero volar de aquí del infierno atroz, e ir a su paraíso
de su piel que de verdad amo; y así no ser cenizo,
me estoy sucumbiendo sin su olor y del amor que mis sentidos ha adorado.
Ella es la dama que cualquier inmortal moviese su olor para amar,
cualquier Dios de los cúspides diesen para tenerla más y más,
como en el alma de regocijo y de cantar.

 Todos:"Arrepentido inmensamente está,
añora tanto y tanto,
que ahora le quiere amar
y ofrecer su mundo mágico,
pero será que se lo dará
y vivirá de lo romántico".

 Mozart: No pudo más Lorenzo Da Ponte,
enamorado de su única vida;
y la que ha elevado a su mente de amores
en una aventura de liras,
de su primera diosa que miró en el papel de niñez
hasta que la tuvo en persona,
ahí la acarició de dulces notas feligrés,
y de frases hasta hacerla sentir que es la diosa,
que él vio cuando era muy longevo de su vida
que comenzaba esa historia,
de ser poeta y amar así tanto en poesía
a eso como la gloria de su amor,
y que ha dado en su mundo,
pero pronto un perdón y el inmenso será ardor,
viviéndoos juntos de esa apasionadota y enamoradota pasión.

 Todos:"Que así sea en su existencia,
que esté con el aliento puro,
que mueva hasta la tierra
para vivir del fortunio".

 Mozart:Los demonios y el Comendador deciden dejar que viva feliz
en el orbe junto a su amada como flora lis.
 Solo al ver su arrepentimiento y su rezo de lágrimas,
que ahora si viéndoos que amaba a su hija del alma.
 Dejó que fuese al mundo de los mortales para ser entregada,
si ella misma perdonaba a este hombre en su soledad
y para que viva de ese romance que ¡también ama!.

 Todos:"¡Qué vínculo se presiente!,
que se una ante el amor,
ya que es perdonado por el ente
para que reine él en su pasión".

 Ella se enamoró cuando apenas
lo vio en su mansión que cayó a su cama;
son una relación que debe de ser
más que unida y apasionada.
¿Ahora Lorenzo vivirá regodeado
y besándoos a su Beatriz de rosa nácar?;
o diáfana por sus ojos que son celestes
en su vista feliz desde el alma,
y alumbrados vuestros vestigios de sus ojos que enamora,
solo es una mujer que al verla dá flor de aroma.

 Todos:"Son tantas palabras para él,
que si se pone a cantar,
si se pone a expresar
no acabaría de decir lo que es
diría más que la inmensidad
más que la amenidad
de lo que significa en su ser".

 Mozart:Acariciaréis su íntimo cuerpo con la voz de vuestra boca;
le oleréis tanto que os gustara lo que tiene la hermosa,
se alentará vuestra alma de su cadenciosa caricia.
 Manos de palomas blancas que son milagrosas,
se dejará socavar de la hermosura de su diosa.

 Todos:"Tan hermosa que es
que hasta el mismo Dios se enamorara,
por ser del sentido del querer
tan noble y tan blanca".

                 XLI

 Don Giovanni (pidiendo perdón a Doña Ana):

 Perdonad todo lo que hice de esta vida pasada,
era un hombre como vos lo sabéis que jugaba y hería
con las relaciones de las mujeres sin tener alma,
pero desde que entré a vuestro palacio y os vi quedé en lira
y subieron versos a mi cabeza por vos en bellas arias.
 Os escribí en silencio mientras tenía otras damas,
pero vos ha sido esa dúctil mujer que me encanta.

 Todos:"Entonces siempre el bribón
tenía su clandestinidad,
siempre tenía el más fiel amor
que era de su inmortalidad.
 Pero aún así hizo tal horror
que apuñaló a su amenidad".

 Don Giovanni:Sé que fui un soez, bellaco y tunante,
pero vuestra figura quedó como Beatriz de Diosa enamorante,
y disculpadme por haber matado a vuestro padre,
no debí hacerlo, pero aquella vez pensaba muy salvaje.

 Era el dueño de mi destino, era un Dios grande,
pero fue pasando los días y hasta que sucumbí en las lavas despreciables;
pero me enamoré siempre de vuestra dulce carne,
como en aquella noche que saborié mí divino ángel,
volved conmigo y perdonadme,
quiero vivir contigo Annetta y ¡amadme!,
sois lo único que me queda ante este mundo frío,
si venís conmigo será tórrido mi amorío,
y el mundo, contigo mi sacro y dúctil angelito.

Todos:"Está colmado del mismo fuego,
entre todo su destino,
con esperanza de que dice su apego
entre todo ese mismo sino".

 Annetta: Os perdono, sois gran Poeta Lorenzo da Ponte,
tenéis aquí dentro de mi vuestro cielo,
las caricias de mí alma y lo que apasione,
tocadme amor de mis ardiente sentimiento,
por ser mi divino amor ahora de mis acordes
que tanto en mi quiero.

 Todos:"¡Oh qué rebozada alegría,
le perdonó la dama,
todo es una gracia bendita
que se explota entre esa alma".

 Don Giovanni:"¡Oh amor mío gracias!,
estoy que fallezco,
más por la felicidad
que tanto luego busqué en el infienro".

 Annetta:"Siempre me gustasteis pero no os dije nada por como eras;
pero tenéis aquí dentro de mi respiración, solo vuestra primavera;
respira de mi y bebedme toda,
ésta ángel quiere ser vuestra Beatriz Diosa,
esa que vos viste de pequeño mi nene Lorenzo,
seré tuya como ella y como soy mi cándido sentimiento,
y porque a penas de esta ruta del amor es el comienzo,
son muchos caminos por recorrer y amarnos mi bello.

 Don Giovanni: Gracias por perdonarme,
hacéis que mis miembros y el espíritu grite: ¡amor gigante!,
no llega ni a los astros,
va más allá de lo endulzante,
ya no tendré infierno en mi destino,
sino tendré caricias de vuestra dulzura enamorante,
tengo vida, tengo alma, y tengo vuestro amor,
tengo todo y solo vuestro aliento que me da de palpitación,

 Annetta:"Todo es emocionante,
todo es para cantar,
todo es un cielo apreciable
que nos damos en esta felicidad".

 Todos:"Se recitan con tanto amor,
con tanto querer y apego,
por fin el elogiado calor
se siente en ellos".

 Don Giovanni:solo es maravilla lo que vivimos de esta relación,
y lo que significa en la vida ésta rescatadora y renacida pasión,
cuando se busca hasta el final y se consigue es salvación,
vivo feliz y así es mi introspección".

 Annetta:Igual yo siento eso mismo,
sois el pedazo que faltaba,
más mi padre al darte el destino
para que sea de tal romanza".

 Don Giovanni:Vos no tenéis dolor,
solo veis la vida de una hermosa flor,
y eres vos mi e inmenso y dúctil apasionado amor.
 Os quiero tanto en mi alma mi Annetta,
hacéis que mi ser os bese a ti y toda la pierna,
así como cena,
y a tus pechos y senos de dulce manera,
vuestro ser es mío y completo belleza,
me encantáis ángel de mi vida bella".

 Annetta:"Y vos a mí igual,
siento que me llenáis de gozo,
todo es tal felicidad
que sentimos en lo más hermoso".

 Todos:"Qué bonito se recitan,
qué amor más dandi,
que se dicen entre maravillas
más por Don Giovanni".

 Don Giovanni:"¡Oh qué beatitud!, y ¡qué triunfo mi dulcinea!,
soy vuestro caballero jovenete
no el que se la dá de gran apariencia
sino uno que os quiere;
y que no se escaparía de vos este zoquete,
ni en sueños amor mío, vida mía de mi ente.
 Y estaréis de mí romance solo atesta,
y siento en esta noche las mareas
que son los latidos de mi corazón que revientan,
por vos tanto y tanto mi seráfica Annetta.

 Todos:"Qué idílico en su metáfora expresa,
para su amada que quiere,
ofrece palabras de tal grandeza
que en el mismo mundo se pierde".

 Annetta: Dejadme ser vuestra vida y romanceadora,
toco chelo y en él a vos tengo viéndoos de victoria.

 Siento tus palabras ahí poeta, que son de lira de rosas,
quiero añejarme con tus sentidos,
¡oh Don Giovanni de mi historia!,
¡oh mi hombre beato y querido
que ama mi carne de flora!,
¡oh mi hombre de lo cándido del paraíso
que hoy me devora!.
 Hacedme veros en lo glorioso y bendito
que canta de mi trova,
¡oh poeta digno de mi piel ardiente
que a ti hoy os moja,
de sudor ardiente que mi piel es y que os adora,
porque entre esta noche que estamos copulados,
y por eso la piel suda
y se entrega de lo amado,
sois mi carne ferviente
y tenue que he besado, por lo purificado.

 Don Giovanni:"Qué dulzura de palabras,
me hacéis sentir vivo,
con tal holgura expresada
ante esta noche de lo bendito".

 Todos:"¡Oh qué armonía!,
es tan igual que un piano,
el cual canta de alegría
por tanto amor que se han dado".

 Annetta:sé sentiros como embelesos de sentimientos,
los cuales muevo a vuestro ser de mí aliento sagrado,
y ellos besan de el pulcro deífico beso,
la luz del cielo que viene a veros por lo apasionado.
 Y darán amor entre truenos,
y al nuestro que quiero de un explosivo apego enamorado,
y que quedaréis con el relámpago de sus reflejos,
y de ellos cada uno será mil caricias a mi pecho soñado,
y el amor mío dará mil centellos,
a lo que dá un infinito gozo no atontado,

 Don Giovanni:Qué palabras tan queridas,
vos decís de una manera tan fina,
que me tenéis enamorado completamente,
no os apartéis jamás, os quiero vida mía.

 Annetta: Este querer es sápido,
con él dejándoos devorar nuestros cuerpos,
oliéndoos profundamente y respirándoos el amor,
sentido a lo que tanto esoeré,
y que ahora arde de la sacra pasión,
sí, y sois ese amor de mi querer. Apasionado y ganado.

 Don Giovanni: has relatado un sentir poético,
me has hecho a vuestra carne feliz y sentir Dios de lo bello,
como vuestro adonis de vuestro vivir
como en lo explosivo del sentimiento,
siempre ante ti consumido mi lis
de mi amor y del ardiente cuerpo,
entristeciéndoos la vez que en mi lecho os perdí,
sentiros de hipocondría aquella vez en el pecho,
no podía vivir así en lo cabizbajo del infierno gris,
hasta que mis sentimientos de milagro y amor subieron,
fijados ellos que el perdón es el apego feliz
para solo obtenerte de nuevo y vivir en mi fuego,
y así arder lo terrenal y no lo eterno del existir,
vivir aquí contigo y amarte porque ya soy inmortal de tu aliento;
y al seros así puedo hacer mi destino de un gran vivir,
más con sumisa piel que dá amor a mi terreno.

 Anneta:Siempreo os daré calor y apego,
siempre sin dejarte de amar,
estoy vesánica de este fuego
que me consume con tanto palpitar.

 Todos:"Se aman tanto,
que por el amor se sonríe,
por sentir el aliento cálido
que en sus pieles es apacible".

 Don Giovanni: Dais encanto beato amor de mi cielo,
no retiraros de mi, sino desea mi cuerpo,
que os quiere de lo sabroso, deífico y tierno.
Sois esa dama límpida de mis ojos ciegos,
los cuales se abrieron y vieron
por vuestra inmensa beldad de mi libro de colisión;
de lo que en esa vez era de longevo,
hasta que os miré y estallé de pasión,
e incontenible a lo lejos de este universo,
mí único amor que arde de luceros ante el sol,
la que he mirado y a vuestros sentimientos
que mí amor veneraría todos los momentos de dolor,
y no rechazo eso como mi palabra de Lorenzo,
que os llenará de muchos besos de gran sabor,
de eso y de lluvias de los cielos
los cuales caerán en notas de enamoramiento,
en frases de cantigas de pasión,
a tu ser lujurioso de mí sacro corazón,

 Annetta:"Qué bello vos igual recitáis.

 Don Giovanni:sigo... vuestros ojos veréis esas letras como os tocaran de ilusión,
que vos también deis a ellos de olor,
y les haga sentir que son sentidas
que es en el ser, alma sentiros del ardor.
 Para que el poema mío del cielo de entonación
a tu cuerpo diáfano del gran enorme amor,
e indecible que latiera en tu pecho sin resquemor,
y las flores tuviesen de este momento coloración,
la cual fuera si tomáis eso de adoración
por ser mi aroma pulcro de una trova de lo romanceador,
como a vos que os digo de lo delicado de mi amor.

 Todos:"Alegría chispa divina,
se siente en su mundo,
es un amor que dá melodía
entre su amor tan profundo".

 Anetta: os amo en lo deífico de mi voz,
os cantara como un ruiseñor,
entonaría vuestro oído de mi amor,
y a lo lejos de él paraíso viene Dios,
y dice: ¡vuestro romance es ardor,
es lo que un amor debe de tener en el corazón!.
 Así moran en el reino ángeles, querubines de explosión,
es una vida de gran ilusión que se siente al verlos,
se es tan beato cuando os amáis en lo purificador,
sus alientos hacen hacerme un Dios lleno de paz,
no veo injuria, solo la castidad de apasionarse de armonía,
así es aquí y en vuestro fóculo es igual,
les daré el premio cuando mueran a mi reino de paz,
aquí viviréis de jóvenes para que sean felices en verdad;
aquí vosotros escribiréis poemas de santidad,
vuestras poesías que tenéis volarán,
y posarán en este fóculo del oasis de tenuidad,
no os preocupéis por vuestras escrituras que no se perderán;
les bendigo de esa inmensa tranquilidad,
ahora me retiro. Un deleite generoso haberos hablado.

 Todos:"¡Oh Dios tan generoso ofrece su pase,
qué dulzura de la vida,
así es un eterno romance
consumiéndose de gran armonía".

 Ángeles aparte nadie sabe que recitan:"Ya entiendo la historia,
debemos ayudar a Ludwig van Beethoven,
sabemos que va dar una gran obra
entre sus mismos dulces acordes".    

 Anetta: veis amor que esto es el premio de nuestro amor romanceado,
y de nuestros sentimientos en días esperanzados
de que siga así y sea lo benigno del alma y corazón,
para que tengamos en este mundo una huella de gran identidad de la pasión;
a lo que somos en la historia los dos.
 
 Lorenzo como Don Giovanni:Siempre será esto nuestra vida,
a la que en noches amaremos en poesía,
a la que endulzaremos de lo que es nuestra lira,
de nuestras férvidas caricias,
la que nos llevan de ilusión en esas cantigas,
a la que escribimos con la pluma
en la hoja los versos que son nuestra mitra;
de vivir siempre en sonrisas,
de amarte mi Annetta de mi apasionadora vida,
de amaras en mis sentimientos de lo que dicta el alma a tu delicia,
y que siempre lo ha hecho viéndote de alegría,
os amo, por vos soy Lorenzo,
hasta el oasis por Dios seremos lo efebo,
mi nombre fue dicho por solo verte en mi cuento.

 Annetta:amáis mis sentimientos vuestra lluvia de amor,
y en ti he bajado de ardor.

 Todos:"¡Ay qué bueno, ya terminó?.

 Mozart: Y es así siempre el amor,
siempre es así lleno de lo más hermoso de un poema como en el corazón,
que relata y narra la historia como de un ganado amor,
de una lucha espantosa que tan solo pasó,
y que solo se tuvo la luz de la salvación
como en los corazones que sollozaban tanto del terror.
 En silencio ella porque sí amaba a su Lorenzo Don Giovanni de pasión,
la cual no olvida en sus días de su lecho, su aroma de amor,
y que beatitud se observa en su magia de lo más grande del corazón,
la cual ha dado milagros a su vida de regocijo y de perdón.

 Y no ha terminado falta un poco más.
 Todos:"escucharemos entonces".

                   XLII

 (Leporello había salido del infierno junto a Don Giovanni).

 Leporello: Gracias Don Giovanni por ser ahora un gran primor
que vuestro comportamiento ahora es leal y lleno de amor;
ahora yo viviré feliz en vuestra matizada vida,
ya ningún pesar pasará en nuestra vida de la amistad mi señor.

 Don Giovanni: Seréis mi criado aún, y me haréis caso aún,
no creáis que vos se librará tan fácil de mi,

 Todoos:"¡Oh qué bien que con él haya salido,
pero qué malo aún sigue,
hará caso a sus dichos
que le diga de lo destructible".

 Leporello: pero no que habíais cambiado,
porqué seguís siendo el mismo hombre malvado,

Don Giovanni: porque sí, porque vos es un tonto,

Leporello: no seáis tan zopenco tú, sino mejor me largo,
y no volveréis a verme más a tú criado,

 Todos:"¡Oh esta vez se enoja Leporello,
¿será que se va?

 Don Giovanni (a parte)
Hasta que le he hecho enojar al joven lloriqueado.

Don Giovanni: Son bromas todas estas palabras,
ya mi personalidad cambió por el amor de mi gran dama,
jamás os maltrataré amigo que me acompañó en las malas,
como vos Leporello, aquí viviremos de gran magia,
con mi Annetta que amo desde las sonatas.

 Todos:"¡Oh estaba echando bromas",
entonces si es bueno,
más por el manto de su rosa
que le ha dado amor eterno".

 Leporello: !Oh gracias me haréis botar unas lágrimas!,
qué palabras decís amigo mío en esas tonadas.

 Annetta: Tranquilo Leporello, vos tan educado y apuesto,
siempre os conocí y fuiste muy bueno,
aunque jugabais poco, pero siempre sentías el sentimiento,
os preocupabais por las damas que existían de sufrimiento,
son cosas muy sanas que no hay en cualquier ser humano del apego;
cosas que se valoran, como ahora yo amigo Leporello,
viviremos feliz junto a tu amo,
jejejeje, junto al amor que yo de verdad idolatro.

 Todos:"¡oh es verdad, siempre fue un noble joven!,
jamás quería hacer caso,
pero por cobarde lo hacía,
y traía consencuencias de lo malo".

 Leporello: Sois muy tierna y muy amable,
siempre supisteis ser un ángel,
aunque no tengáis alas ni corona,
nunca dejasteis de buscar la libertad de vuestro aroma.
 Así estuvieseis tétrica,
pero en vuestro corazón lo teníais ya en pasión amorosa;
y qué bandido tan afortunado fue el que os tiene en la historia,
y ser ahora correspondido de vuestro amor que ahora aquí entona.

 Todos:"¡Ah qué expresión de poesía ofrece!,
la describe como una misma musa,
entre palabras tan tenues
que recita en su voz jocunda".

 Don Giovanni:¡eh cómo que bandido Leporello!,

 Leporello: bueno es un decir, sabéis que le quiero.

Don Giovanni: Gracias igual yo amigo de mi aposento.

 Annetta: Sí lo elegí fue porque me di cuenta
que era la felicidad de mi sueño;
fue el que supo dar cosas que no dieron otros en mis alientos,
cosa rara jejeje, pero le tengo gran cariño de mi sentimiento.

 Todos:"Otro solo daba terror,
como el mismo don Octavio,
pero el que era peor
tan solo tuvo su ser apasionado".

 Leporello: ¡Qué felicidad es el amor!,
¡qué virtud de amistad tenemos en esta unión!
¡qué romance explayan vosotros de ilusión!
¡no hay averno sino paz hasta el reino de Dios!

Annetta: ¡qué amor vivimos en el fóculo de entonación!,
¡qué noches serán de regodeos sin dolor!
¡os amaré siempre mi Don Giovanni Lorenzo da Ponte de mi eterna adoración!;
porque sois vos ese ser eclesiástico que respeto del amor,
y porque no hay letras que digan lo que es la pasión,
por ser tan vesánico y deífico en la introspección.

Don Giovanni: Yo igual os amo mi amadísima Annetta,
siempre en las líneas de los versos arderán así de esta terneza,
de que soy vuestro cándido y enamorado, y loco poeta,
que os quiere en la tierra con flores y poemas,
que os adorna de la pureza de mi piel que toca a vuestra piel de azucena;
y que crece tanto que os veo como un ángel y una sirena,
por ser mi amadísima y dulce Annetta,
la que me dio la realidad de la vida bella,
con la cual viviré siempre, siempre mi dulce dulcinea,
a la que besaré ardientemente,
y que de la eternidad nos amaremos siempre como amamos a este poema.

 Todos:"Oh qué hermoso amor, logrado y lleno de esos versos dulces.

 Mozart:"Ha terminado la historia,
un Don Giovanni creyendo el infierno,
pero tal halo fue su aroma
que tuvo al mismo cielo".


                     XLIII

 Wolfgang Amadeus Mozart:"Después que fue al infierno,
su alma pudo tener el paraíso de su vida,
que fue el mismo terreno
en el cual se divertían".
 Herr lezuelenv:"Una historia tan inmensa,
llena de misterios,
pero que al final consigue su condesa
y la ama con todo amor honesto".
 La duquesa:"Tan frágil rosa es,
que aunque así resistió,
hasta el final para salir a un tañer
con tanto aroma y pasión".
 Furcia:"Un libertino y pérfido,
pero que en su corazón el amor ganó,
tuvo el lago de sus besos
y a su amigo con tanta estimación".
 Ludgiw van Beethoven:"Una obra que todo se creía muerto,
pero que en su corazón renace,
más que ante un mundo nuevo
entre abrazos y mucho romance.
 Pero aún así no estoy contento,
aún así mi ser está entre la espada,
quisiera que fuera ese sentimiento
para poder estar en calma".
 Hadas:"Tocamos tanto los isntrumentos,
en cada escena,
viendo un salvador en el fuego
que se creía anatema".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Tales personajes,
son dignos de vivir como viven,
por haber atravesado el romance
entre su misma fe que existe.
 Esta obra fue mía,
fue de las llamas de mi corazón,
para ofrecerla ante la armonía
que pena en vos".
 Herr lezuelenv:"Porqué penáis amigo,
qué os ha pasado,
cual fue el mal del destino
que trajo tempestad y lo amargo.
 La duquesa:"Cómo débil tenéis el ser,
ojala que ante el mundo crezca,
que espada filosa dio al querer
para andéis en tristeza".
 Hadas:"Decidnos por favor,
ahora queremos entender,
más esta obra un gran amor
que hizo que sea toda fe".
 Ludwig van Beethoven:"Una obra donde es narración,
pero la vida mía no se puede narrar,
solo ella es única y resquemor
que ni yo mismo puedo cambiar".
 Todos menos Mozart:"No os preocupéis,
confiad en el Ave Verum de la paz,
dejad que esta música arrulle
y que encontréis la felicidad".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Recordad que así sea historia,
nosotros somos aquella,
sin saber algo pasará en cada hora
y seremos esa narrativa hecha.
 Confiad en lo sagrado,
si queréis entonad la pieza,
más que la obra que dijisteis en reino sacro
y así veremos su naturaleza".
 Ludwig van Beethoven:"Entonces entonaré mi Ghost,
mi trio para piano,
de la obra setenta del movimiento dos
entre un chelo y un violín agitado".

 Furcia ofrece para el chelo,
y la duquesa para el el mismo violín,
dando tal apogeo en sentimiento
que Beethoven entona en su latir.
 Más del piano él sintiendo
entre ese divino y sollozado vivir.

             XLIV

 Entona ante el cúmulo que le rodea.

 La duquesa:"¡Oh violín del sentimiento!,
qué partitura se entona,
siento un sabor tan tétrico
entre el alma de una mazmorra".

 Furcia:"¡Oh qué visionesm e dá esto
como un hombre sin idioma,
pero que oye en su corazón
ante la música de poca gloria".

 Ludwig van Beethoven:"Oh piano de mis días!,
vos sabéis bien qué me pasa,
ando entre la misma lira
que llueve en lágrimas.
 Mas por la misma armonía
que suena hoy de llama,
en busca de una sola caricia
que vuelva a la magia".

 Her lezuelenv:"Se presiente un ambiente muy sonoro,
entre mundos diferentes,
no presentí algo tan sollozo
entre su canto del ente".

 Wolfgang Amadeus Mozart:"Canta amigo,
solloza todo lo que podáis,
pronto decifrarán lo paisajístico
que se entona en la tempestad".

 Hadas:"Qué voces oímos,
entre su movimiento dos,
las partituras son rocíos
entre lágrimas de su corazón".

 La duquesa:"¡Oh es una pieza!,
que no logro entender,
solo sé que es tristeza
que me mata el ser".

 Furcia:"Qué fuerza entre el instrumento,
es como si la luz del paraíso haya fenecido,
lo siento tanto en este chelo
que gime ante todo el idilio".

 Ludwig van Beethoven:"Sigan bellas damas,
aunque reciten,
no podrán imaginar que se canta
entre la vida que solo escribe".

 Herr lezuelenv:"Qué mundo Dios,
si tan solo pudieramos ayudar,
pero cómo sino somos orfeón
para saber su mortalidad".

 Wolfgang Amadeus Mozart:"Solo podemos esperar,
ya Dios verá qué hacer,
aunque en sum undo no sabe la fealdad
de lo que sucede en su ser".

 Hadas:"Ojala que le curen de ese mal,
aunque el ambiente es tan quejumbroso,
donde veo la soledad
entre un amor que pide paz".

 (Sonaron tanto los sonidos que seguían en otro sitio
oyéndose por unos ángeles sacros de divinidad y ayuda)

                   XLV

 Ángeles:"Iremos ahora donde tenemos que ir,
ya podemos entender su alma,
pide a gritos a un latir
que no ha vuelto en llama".

 Los ángeles vuelan a un recinto alejado del mundo,
en viena ahí, casi olvidada por muchos.

 Ángeles:"Hemos llegado,
ahora hay que cantar,
para poder dar el encanto
y así poder alegrar.

 ARIA más ante el Ghots de Beethoven que suena

 Escuchad humilde dama,
venimos a ofrecerte la paz,
sabemos gracias a su música blanca
la vesania en que estáis.
 Rojos los cielos cuando es alba
y aura se siente más,
pero fusco es la mañana
cuando hay una nuve y tempestad.
 ¡Oh salid, salid querida!,
venimos en luz sagrada,
venimos a que nos contéis
que sucedió con vuestra alma.
 Si ya han pasado muchos años ya
y no habéis ido al cielo,
porqué ha sucedido esa atrocidad
y no lo entendemos.

 Johhana van Beethoven:"Qué ha sucedido,
Dios de mis siglos eternos,
¡Oh Dios que veo en mi recinto
ángeles con canto etéreo".

 Ángeles:"Venimos para ayudarte,
pero explicadnos porqué sois mozo,
si han pasado muchos años
y seguís con un semblante mozo".

 Johhana van Beethoven:"Les contaré,
ya que son ángeles
no hay problema y tengo fe.
 Un día cuando mi alma estaba perdida,
porque Beethoven jamás me escribió,
pensé que en su amor era viperina
y que de mi su amor se nubló.
 Le amaba con todo mi corazón,
pero no es justo ser abandonada,
cuando amáis al mismo compositor
con dulzura y gracia.
 Yo iba a ver sus conciertos,
me sentía tan pobre,
porque no era como su ser terciopelo
cuando le veía en ese piano ocre.
 Pero él aún así me amaba,
aún así reíamos,
él en lecho me hizo su amada
y le di un hijo.
 Pero me fijé en su hermano Gaspar,
nos casamos,
no sé porqué lo hice
y él luego me despreció en lo alto.
 Me llamó furcia,
y eso ha estado matándome,
solo vivo en culpas
aunque leí su último mensaje.
 Una carta me escribió,
yo hace años la leí,
daba todo su amor
y que me quería hasta el fin.

 No sólo músico era,
era más que un vate,
lleno de toda naturaleza
entre los mundos del romance.
 Me dí cuenta que hice un hecho infame,
al verme acostado con otro,
él me amaba en lo apasionante
y yo hice lo espantoso.
 Lloro como una fútil mujer,
como una meretriz,
tanto añoro su ser
y que me vuelva hacer feliz".

 Ángeles:"Largo vuestro acento,
increíble lo que decís,
sentís tal desespero
por querer solo ahí vivir.
 Pero no oís la música,
es la de vuestro amor,
entona en un lugar de noche nocturna
entre su piano con resquemor".
 Johhana van Beethoven:"Oh no puedo,
no soy tan buena para oír,
ni siquiera sé donde está
pero quisiera ir".
 Ángeles:"Escuchad con el corazón si lo amas,
ahí hallaréis la entonación
y de sus gemidos que cantan".
 Johhana van Beethoven:"Si oigo su música,
qué magia es esto,
expresa una alma gemebunda
que por el vacío es mesto".
 ángeles:"Pero dinos, ¿cuál fue
o quién otorgó la vida eterna,
si no has muerto?.
 Johhana van Beethoven:"Es cierto,
un día iba por el bosque triste,
por no sentir ya el amor inmenso
y quería solo ser feliz
y me metí a un manantial bello.
 Y tomé de esa agua,
tomé tanto que me dormí,
cuando abrí los ojos a la mañana
tan solo ahí en el fondo me vi.
dije ¿porqué no he muerto?.
 Ángeles:"Es el manantial sagrado,
es un manantial que Dios ni sabe,
solo los ángeles sabemos eso sacro
donde no va nadie.
 Pero cómo llegasteis ahí,
quién os dijo que existñia,
o fue por la tristeza en ti
que llegasteis ahí por la vida".
 Johhana van Beethoven:"Quiero ir donde Beethoven,
lo amo y añoro,
quiero irme hacia el verde monte
de un mismo reino amoroso.
 Quiero que mi vida sea con él,
no quiero vivir así,
es tormento no envejecer
y estar cada día más infeliz".

 Ángeles:"Está bien, iremos,
pero qué música entonan,
se siente tan tétrico
el alma de esa alcoba".

 Johhana van Beethoven:"Es una música dedicada para mí,
y es su Ghost,
que escribió en su latir
y que sufre por mí amor".
 Ángeles:"Ahora cerrad los ojos,
y venid ante nuestros brazos,
confiad en lo hermoso
y será totalmente que mágico".

                 XLVI

  Beethoven sigue tocando ante la vida.
 ¿Pero ya hay un milagro, será que es su unión
o no?


 Ludwug van Beethoven:"Qué añoranza,
qué perfidia es la vida,
donde siento la eterna lanza
cuando en el cielo dormía".

 Furcia:"¡Oh no os condoléis!,
ya pronto este tormento pasará,
confiad en Dios en feligrés
 para que mande la paz".

 La duquesa:"Ojala que esta alma se calme,
que estos sonidos que toco ya no lloren,
que esta pasión sea romance
ante los mismos acordes".

 Herr lezuelenv:"Qué Dios nos oiga ahora,
él nos salvó tanto,
porque no salvar a un alma que viene
y más de su santuario".

 Hadas:"No os apuréis ante nada,
siento que algo pasará,
no hieran al hombre en alma
que siento algo inmortal".

 Wolfgang Amadeus Mozart:"Mirad al cielo ahora,
qué brillo rutilante,
es como si fuese una diosa
o unos mismos ángeles".

 Ludwig van Beethoven:"Callad y tocar,
y vosotros no molestéis,
no hagáis que me enoje
y pueda ser terrible en su ser".

 Ángeles esconden a la dama en un árbol,
le dicen que se quede ahí.

 Ángeles:"¿Amigo del cielo qué hacéis aquí?
cómo es que aquí llegasteis".

 Ludwig van Beethoven:"Me mandó Dios a mí
junto a Mozart ante este desdén".

 Ángeles:"Pude escuchar la historia,
que contaban de Don Giovanni,
esa historia no es una faloria
sino la realidad que hay hoy del oasis.
 Donde se recupera ante la magia,
cuando un ángel ve más que allá,
y trae a la humilde cantada
para que los aliente de paz".

 Furcia:"¡Oh ángeles ayudadlo!,
más esta pieza llora,
y ya no aguanto
porque fallecen las notas".

 La duquesa:"Igual yo aquí en el instrumento,
no soporto su suplicio,
es como si tuviera un infierno
matando a su ser mismo".

 Herr lezuelenv:"Donde nada se libera,
donde el pasto es rojizo,
donde sangre se dá en la marea
por tanto dolor sentido".

 Hadas:"No puede resisitir más,
traedle lo que trajisteis,
dadle una solidaridad
ante ese piano del tañer".

 Wolfgang Amadeus MOzart:"Vive entre rejas mismas,
del reino de Dios con lastimera,
entre apósotles y la Virgen María
solo quiso mostrar su tristeza".

 Ángeles:"¡Oh no sabía!,
pero ahora todo pasará,
he sabido lo que él no encontraría
ante un mundo ahora de paz".

 Ludwig van Beethoven:"Decís que voy a ser feliz,
que voy a poder estar contento,
que todo será sin cicatriz
¿hasta cuando vaya al mismo cielo?":

 Ángeles:"Sí, así lo es,
y sé en lo que has pasado,
ahora no lloréis
y pedid a lo más amado".

 Ludwig van Beethoven:"Oh vida mía de mi añorado amor,
no he podido vivir sin ti,
allá lejos sin el calor
que tenía en años de lo feliz".

 Aparece la dama de él, dondel le llama su amada inmortal
y termina su obra magistral.

                XLVII

  Sale del árbol Johhana van Beethoven por orden de los
ángeles mismos, donde a ella la visten como condesa,
vestida muy hermosa entre diademas, y su vestidos
de rosas, con un corso de reina. Donde cae al piano del amor.
 Y entona su claro de luna, movimiento dos, de su sonata.

 Johhana van Beethoven con lágrimas corriendo:
"Beethoven amor mío de mi vida,  
no sabéis como he estado,
sin vuestro aroma y caricia
llorando ante en mi costado".

 Todos menos ellos:"Qué amor se siente,
es como Don Giovanni,
que buscó el amor hasta la muerte
y que tiene ahora lo apasionante.
 Qué sonata se entona,
con tal dulzura,
el lenguaje de su idioma
que expresa su liturgia.
 Su música hace magia,
muestra el dolor,
pero no dice las palabras
y consigue el milagroso amor".

 Ludwig van Beethoven:"Después de tanto tiempo,
para tener y olerte vida mía,
para buscar y vivir este momento
corto y de alegre día".

 Johhana van Beethoven:"No pude ir al cielo,
tomé de un manatial sagrado,
no sabía que era eterno
y sufrí al no llegar a reino sagrario.
 Leí vuestra carta,
después que fallecisteis,
pude ver que de verdad me amabas
pero yo injuria fleché"

 Ludwig van Beethoven:"No lo imaginé que la encontraras,
porque el día que os la llevé,
vos misma os fuiste de la casa
cuando tan solo yo llegué.
 Me puse furioso en esa morada,
rompí la habitación,
tiré dos sillas por la ventana
al no verte ahí corazón.
 Mi alma estaba mal,
y esa carta a vuestras manos no llegó,
solo cuando morí la dejé con amada inmortal
donde ahí tenías mi corazón.
 Pero triste me fui,
vos por última vez me visitasteis,
fue como el último suspiro ahí
al no volverte a los ojos ver.
 Mi lecho de muerte estaba cerca,
toda mi pasión que imaginé,
ya tan solo postración era
por si cerraba los ojos de mi ser.
 A horas más tardes aún componía,
era media noche,
y escribí la última nota escrita
y mi corazón dejó de dar palpitaciones.

 Johhana van Beethoven:"Qué momentos,
pero amor mío olvidadlo ya,
vivamos este enamoramiento
y volvamos a resucitar".

 Ludwig van Beethoven:"No puedo estar sin mi hijo,
mi querido hijo Karl,
al cielo tampoco lo vi
y necesito verle ahora más".

 Johhana van Beethoven:"No he visto a mi hijo ya,
él me abandonó,
se fue por la trágica tempestad
que en vos sucedió".

 Ludwig van Beethoven:"Quisiera que volviera,
para decirle cuánto lo siento,
no era mi intención forjarle en la existencia
a que sea un virtuoso pianista de sentimiento.
 Fue mi culpa hacer de él otro mundo,
aunque me llamaba tío,
pero él no supo que era su padre único
y se fue y me fui sin que sepa que era mi hijo.

 Ángeles:Tranquilizaos amigos,
vuestro hijo sé donde está,
él anda en el averno perdido
por haberse matado con un puñal.
 Dios ya lo va a traer,
me habló en voz baja,
y ya Karl va saber
que vos es el padre de su alma".

                          XLVIII

 Aún sigue entonando su obra claro de luna.
 Por ser el momento infeliz y feliz.
 Traen a su hijo Karl y los demás empiezan a llorar,
por ver que el milagro florece y la luz de uan estrella
en la constelación brilla, como lo dijo Dios.

 Ludwig van Beethoven:"Ángeles que venga el alma mía,
quiero contarle que lo siento,
que necesito estar con su vida
y darle lo que no dí en lo perfecto".

 Furcia:"¡Oh Beethoven qué cosas has pasado!,
el amor de una dama,
ahora el hijo que añoras tanto
para solo tenerle con toda aria,
y pasar ya sin llantos".

 La duquesa:"Qué sonata lleváis ya tocando,
ofrecéis un ambiente tan alegórico,
donde besáis a vuestro amor mágico
desde el piano con amor amoroso".

 Herr lezuelenv:"Qué obra la que recita,
entre compases de su tañer,
se siente tanta poesía
que en su piano es".

 Wolfgang Amadeus Mozart:"Feliz estoy,
que ya casi todo se haya solucionado,
que mi obra que conté fue la visión
de los ángeles sagrados".

 Hadas:"Es una obra llena de pasión,
donde ve la morriña,
pero que siente la salvación
cuando le dan a su misma alegría".

 Johhana van Beethoven:"Es el gran amor de mis sentidos,
el hombre con quien pasaré,
más por su gran sentimentalismo
que tiene en todo su ser".

 Ángeles:"Necesito que oren,
porque Dios ahora está luchando con el diantre,
recemos para que traiga al hombre
para que esté en lo salvable.
 Más ante esta sonata que perfuma,
que llena de una esperanza,
que ofrece su teúrgia
entre compases de su alma".

 Oran todos pidiendo y dicen:

 Rezo misericordioso

 Entre caminos de la vida se pena,
pero cuando hay la imagen de valor,
se olvida la cadencia
y se empieza en otra pasión.
 Vos que trajisteis vida y perdón
no olvidéis al hijo,
venid y dar su amor
que pide en sus escritos.
 Un poeta dueño de su alma,
llorando en cada compás,
que muera las llamas
ante un mundo leviatán.
 Dejad que esté en el mundo eterno,
pero no en la cólera misma,
que pueda volar en reino
y sentir que es alegría.
 Ese regalo que nos regalas,
para la muerte de vuestro hijo,
deja que vayamos en calma
y resucitemos con regocijo.
 Grandeza suprema del mundo,
que ningún mal puede,
solo ofrecéis fortunio
entre mandamientos que no mueren.
 Que el santo sea santo,
que el humano sea humano,
que la ceniza sea ceniza
y que el alma sea sagrado.
 Que no tengamos la vista pérfida,
de herir a otro fútil caballero,
que nuestra fe sea intensa
y cualquiera ayudemos.
 Así un mendigo pida,
darle con qué vivir,
si los ladrones asesinan
el sepulcro va predecir.
 No juzgar a nadie,
sino seréis juzgado,
no robéis en lo salvaje
porque peor seréis pagado.
 Alma ruega, Dios escucha,
somos la presencia para que lleguemos en dulzura.

 Rezo en canto de oda, ante la sonata sonando,
Dios pudo vencer a la mazmorra y trae al hijo sollozado.

               XLIX

 Todos conversan, y el hijo aparece de Ludwig van Beethoven
y de Johhana van Beethoven.

 Karl:"¡Oh tío mío, tío mío!,
perdonad por haber sido injusto,
solo vos queríais dar un destino
y yo pagué lo justo.
 Me maté por tal cólera que tenía,
por no soportar vuestra muerte,
era un anhelo que no quería
pero atenté con mi vida en peste".

 Ludwig van Beethoven:"Karl no soy vuestro tío,
soy más que eso,
soy ese padre y amigo
que os quiere abrazar entre los ecos".

 Johhana van Beethoven:"De las llamas salisteis,
rezamos tanto hijo mío,
que lo que dice él es".

 Ángeles:"Increíble que haya venido,
nuestros rezos fueron santos,
dijimos tal rezo bendito
que aquí esta la gloria de lo sagrado".

 Karl:"Ahora quiero irme con vosotros,
quiero que empecemos la vida juntos,
sonreír y pasarla orgulloso
que tengo unos padres jocundos".

 Todos menos ellos:"Qué alegría entre el hijo,
ahora por fin todo acaba,
él se va ir con su padre bendito
y con su madre que tanto ahora ama".

 Ludwig van Beethoven:"Hijo sigamos el camino de Dios,
ya cuando termine esta obra,
iremos con tal amor
que allá viviremos con gloria,
y que termino de tocar la sonata,
donde calla y levanta mi alma,
donde todo ha sido paz ante lo más divino de la magia".

 Johhana van Beethoven:"¡Oh hijo mío!,
vayamos entonces hacia el edén,
disfrutemos de este eterno destino
que nos ofreció la fe".

 Wolfgang Amadeus Mozart:"Nos iremos al cielo,
pero viviremos en un lugar santo,
no volveremos a ellos verlos
porque somos la esencia de lo sagrado".

 Furcia, duquesa, lezuelenv y hadas: Porqué no le veremos,
si son nuestros amigos del corazón,
queremos ir a verlos
cuando llegue la defunción".

 Ángeles:"No pueden ir ahí,
porque han sido ahora más que clamados,
deben respetar la ley en sí
porque es por Dios que ha expresado.

 Karl:"Tranquilos, que siempre les recordaré,
por haber ayudado a mi padre y madre, y a mi mismo ser".

 Ludwig van Beethoven:"Yo tocaré la obra musical,
seguro allá me van a oír,
no os entristezcáis
porque está en mi latir".

 Wolfgang Amadeus Mozart:"Un gusto haberlos visto nuevamente,
que Dios salve a sus almas,
que todo allá sea dulceamente
más cuando yo recite igual mis entonadas".

 Johhana van Beethoven:"Yo les brindo mis bendiciones,
que su amor entre vosotros crezca,
que todo sea amor y ardores
entre su fóculo de la naturaleza".

 Furcia:"Gracias por sus palabras,
vayan con todo el amor,
estaré en la otra vida con magia
más oyendo su entonación".

 Herr lezuelenv:"Un gusto amigos y dulces días,
nosotros viviremos con amor,
con todal apsión excesiva
que hay en nuestro eterno corazón".

 La duquesa:"Siempre cada hecho que ha pasado escribiré,
más de todo este mundo mágico,
y de los que nos pase en nuestra piel
escribiré con lo más romántico".

 Hadas:"Hasta pronto amigos,
que tengáis buena vida,
y aquí canatremos con romanticismo
de esta dulce y encantadora alegría".


 Todos menos Hadas, duquesa, furcia y Lezuelenv:

 Hasta pronto y que la paz reine en cada uno de sus corazones,
y que no olviden que Dios estará en vosotros,
que son la llave de su reino de soles
para entrar en amor y mucha fe, si creen en él mismo
que les salvó por los pecados.

(Se van hacia la cúspide del cielo)

 Herr lezuelenv:"¡Oh qué vida hemos tenido!,
para todo hubo salvación,
me siento tan feliz en el destino
por ver que se van con el amor".

 Furcia:"Sí con toda alegría se van,
todo se puede en la pérfida vida,
más como el mismo Don Juan
que tuvo perdón en sus días".

 La duquesa:"Todo se colma de la paz
cuando hay algo con fe,
y cuando se consigue esa felicidad
todo se logra en el ser".

 Hadas:"Todos se han ido ya,
y hemos quedado con alegría,
por vivir ahora de tanta paz
ante nuestros corazones de melodías".

 Todos:"Dormiremos con toda ternura,
amaneceremos con el amor,
soñaremos con tanta dulzura
por haber tenido un mundo de gran pasión.

 (se duermen y en los días escriben lo que vivieron,
todo se colma de un amor y de la paz que hay en el corazón,
por la fe sagrada y misericordiosa que siempre gana,
y que no fallece ante los mil siglos de la eterna vida).

                              L

  Cuando llegan al reino de los cielos ofrecen alabanzas,
cantos, solemnidad serafines. Y recóndito alguien no aparece,
y no solo ante ellos, sino aquella rosa que le dio el beso,
aquella rosa que entre amistades le sanó,
George Sand, la mujer que él tanto amó,
aunque ella era una serpiente manipuladora,
pero ante el reino su alma había ido
porque amaba a su Polaco pianista.
  Indecible, indescriptible, solo cuando
él la había visto.  Tocando su Ballade
Op.23 en lo escondido del reino de Dios.

 Pianista:"¡Oh, hoy ante esta obra mía!,
tan solo ofrezco en lo escondido,
llena de su armonía
que en amor doy latido".

 George Sand:"¡Oh amor mío, vida mía!,
oh alma que ha estado en mí,
más por vuestras notas que acarician
entre todo mi existir.
 Dios sabe que vos estáis,
que sois el amigo de alguien,
pero que dice ahora nada
para que él luego vea lo apasionante".

 Dios:"Hijos míos enamorados,
compartís gran magia,
ofrecéis ese dúctil vaho
que va sobre la cantada.
 Mas sé que fuisteis antes mala,
pero por el amor añorado
ante su partida lejana
llorasteis entre historias y relatos.
 Vuestra alma ahora es blanda
ante el olor de su corazón,
llenos de una magia blanca
y pura ante este reino del amor".
 El pianista:"Sí, pero su amor fue más fuerte,
por eso que ante todo le perdoné,
ahora tenemos un vivir felizmente
que nos damos ante este dócil tañer".
 George Sand:"Arrepentida y feliz ando,
sintiendo la felicidad en el corazón,
viéndote y amándote en cada hálito
que yace en toda mi introspección".
 Dios:"Ahora iré a recibirles
a los amigos que lucharon,
y que ahora son felices
porque en su pasado lloraron.
 Más al tener a su hijo
que está en su ser amado".

(Serafines alegrando en el canto ante ellos).                                              

 Wolfgang Amadeus Mozart:"¡Dios altísimo estamos aquí!,
venimos de la tierra terrenal,
gracias por haber alejado la cicatriz
que estaba como un puñal".
 Dios:"Fueron por vuestros rezos,
nada más que pude ganar,
fueron tan llenos de sentimientos
que al felón pude derrotar,
con tanta fe de su seno
que eliminé al leviatán".
 Constanze von Nissen:"Yo oí las oraciones,
fueron tan dúctiles plegarias
que dictaron de los corazones
entre una cándida aria".
 María:"Llenas de tanto valor
a la vida misma,
entregaron en su oración
entre toda fe y caricia".
 Jesús de Nazaret:"La luz recién de los muertos
buscan su repentina vida,
más que los hombres buenos
solo al cielo acarician.
 Como vos Karl,
que ni sabíais que podíais vivir,
donde no hubo santidad
por el hecho que fue vil".
 Karl:"¡Oh mi señor Jesús!,
fue justo al matarme,
pero no imaginé que sería inquietud
por años eternales".
 Los apóstoles:"No os exaltéis joven,
el pecado fue ya limpio ,
la santidad ha dado bendiciones
para que vosotros estén vivos".
 Karl:"Vivos con mi padre y mi madre,
los seres más inmortales de la vida,
que amaré entre mi carne
con toda luz de melodías".
 Ludwig van Beethoven:"Igualmente hijo,
porque sois la fe de mi instrumento,
el que dá más que un alivio
más hoy aquí al teneros.
 Y solo vivos entre el manto,
aquí en esta tierra que creí injusta,
pero me di cuenta que es  sagrado
más cuando dí mi música".
 Johhana van Beethoven:"La música nos condujo,
y los ángeles fueron la placidez,
fueron el milagro justo
para que ya no seamos lobreguez".
 Ángeles:"La música y la historia que contó Mozart,
fueron los motivos de encontraros,
fue la luz más milagrosa y asombrosa
que a nosotros nos iluminaron".
 Contanze von Nissen:"Qué increíble esa historia,
yo ya la había visto,
de Don Giovanni la ópera
donde renace en su destino,
así como el amor de vosotros,
así como el nuevo amanecer
así como lo más maravilloso
que son vosotros en el querer".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Una obra que dio salvación
a rincones del mundo y fe,
llena de su surrealismo y relación
que en sus versos hizo tañer".
 Dios:"Perfumaos con la Ballade que suena
más porque va aparecer vuestro amigo,
se trata de Fréderick Chopeen
que está ahora en su mismo sonido".

 (La obra no ha dejado de sonar,
y está en sus mismo sitio,
Dios muestra al pianista
y todos descubren que ese era el sonido)

 Fréderick Chopeen:"Hola amigo mío,
ahora es que os veo,
cómo os extrañé amigo
entre este mundo o reino.
 Tengo a mí amor inmortal,
tengo a la que amo,
la que jamás nombre en lo terrenal
porque ya la había ganado.
 Ella era aquella rosa,
aquella rosa que me besó,
pero hoy fue más maravillosa
porque lleva a un sol".
 George Sand:"Os admiro con gran inmensidad a vos Mozart,
conociéndoos que sois un héroe,
ante mundos y la gloria
que da un Réquiem".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Feliz más me siento
que vos tengáis a un alma,
no lo sabía entre el sendero
que antes la pasé con matanza.
 Pero que sea y sea eterno
así como yo con mi amada".
 Constanze von Nissen:"Chopeen una alegría veros caballero,
Fréderick  Chopeen:"Igualmente yo dulce ternura,
 Pero Mozart os agradezco por vuestro apego
que hayáis dado la ayuda,
por haber ayudado al infierno
que en la tierra era tan nocturna,
entre Beethoven y su averno
por no tener la dulzura".
 Ludgiw van Beethoven:"Fréderick no hay nadie como él,
su lenguaje en su ópera ayudó,
más por mi música fue
y ante ángeles que veo hoy".
Dios:"Ángeles que les renació
que al mundo ofrecen cariño,
que apartan al dolor
y buscan el consuelo conmigo".
 Ángeles:"Para no dejarlos en postración
sino decir aquí está el amigo,
que es el mismo gran Dios
que a cada uno dio lo mismo".
 María:"Todo se puede ganar
cuando en alma de verdad se ama,
así el destello dará más
entre una vida de pura calma".
 Jesús de Nazaret:"Entre delirio y martirio,
siempre hay una fe,
así no haya un cielo mismo
es ahí que tenéis que creer".
 Los apóstoles:"Siempre van a tener si su árbol es fruto,
el seno no árido estará
habrá una misa y no un difunto
porque al cielo renacerá".
 Johhana van Beethoven:"Siempre creí pero no mucho,
pero las lágrimas hicieron magia,
llenándome de este amor puro
que en mi se acorrala".
 George Sand:"De ese amor que creímos perdidos
cuando veis más allá,
solo tenéis el amor bendito
para solo amar".
 Fréderick Chopen:"Entre pinturas se baña
la pintura de la poesía,
entre entonadas canta
en el piano de su armonía".
 Wolfgang Amadeus Mozart:"Entre la historia y aroma,
cuando veis los dos,
y entendéis el idioma
es cuando encontráis esa voz".
 Constanze von Nissen:"Esa voz que a vos ama,
que no os dejara jamás,
que no se mataría el alma
porque sois la eternidad".
 María y apóstoles:"Del alimento de la oración
entre la biblia se ha escrito,
ha sido para el hombre y corazón
cuando avancen su destino".
 Dios y Ángeles:"Entre la inmensidad de su nación
hasta que llegue a lo cenizo,
donde los buenos vendrán en amor
y los no arrepentidos al abismo".
 Ludgiw van Beethoven:"¡Oh Dios y ángeles,
gracias por haber mandado a mi vida,
gracias por haber dado el romance
que tanto lloré en estos largos y eternos días".
 Karl:"Padre pero que seguirá por siempre,
llenándonos de tanta música,
viviendo de ese mundo dulcemente
entre las horas de la dulce liturgia".
 Jesús de Nazaret:"Por siempre aquí todos,
ya que nadie entrará en este lugar,
por ser un sagrado fóculo
que se tiene en verdad".
 Fréderick y Sand:"Aquí viviendo juntos,
dándonos tanto amor,
una pareja de sentimiento profundo
que se siente en el corazón".
 Mozart y Constanze:"Viviendo del gran amor,
sintiendo que todo es paz,
entre música y composición
por tanto querer inmortal".
 Ludwig, Johhana y Karl:"Solo riendo y componiendo,
amando y solo tranquilos,
por sentir el aire del templo
que es este del paraíso".
 María y apóstoles:"Aquí acompañándoles,
llenando a cada uno de salmos,
entre voces de un canto suave
para su corazón enamorado".
 Dios y Ángeles:"Sin que pequen,
sin que se enojen,
sino dulce Réquiem
entre sus latidos de amores".
 Jesús de Nazaret":Son inmortales en almas,
llenos del regalo que brindé,
ante la muerte de mi magia
por los pecados que aparté,
mas si caminan con esperanza
y son bondadosos ante el ser".817
 Fréderick Chopeen:"Y que ya termino de tocar la ballade
entre todo este mágico tañer,
donde brindó con tanto romance
ante vosotros de gran querer".
 George Sand:"Una gran música de alcance
que solo dá en su ser,
entre un lenguaje tan vate
que solo tiene de fe".
 Fréderick Chopeen:"Entre acentos del avance
entre los compases de tañer,
que suenan tan palpitantes
como de mi corazón de mi enternecer,
y que calla ante los compases
que he terminado este enriquecer".
 Mozart y Constanze:"Una poesía se cantó,
amores en el brindó tanto,
que a nosotros con emoción nos dejó
por tanto amor agitado".
 Ludwig, Johhana y Karl:"Gran obra que tocó
que a mi corazón dio paz,
entre sus acordes de su corazón
entre toda esta santidad".
 María y apóstoles:"Con dulzura ofreció
ante el piano de cristal,
que en su ser de amor acarició
para nosotros con la felicidad".
 Dios y Ángeles:"Una pieza de grandeza,
como las demás que tiene,
como vosotros compositores en sus piezas
de ese amor inmensamente".
 Jesús de Nazaret:"La música es una parábola
que en cada compás brinda,
si la sabéis leer con el alma
podréis entender su poesía".
 Fréderick Chopeen"Gracias por sus opiniones,
han llenado de un amor único,
porque sé que vosotros son amores
que vivirán en todo este fortunio".
 Geor Sand:"Llenos de gran expresión,
siento que es esta vida única,
donde todo es un hermoso sol
que hay entre toda ternura".
 Todos:"Siempre el amor estará,
siempre la malicia muere,
siempre la fe cantará
y ahí tendremos Réquiem".

 (Su amor y la fe gana en ese reino de alegría,
con la dulce y hermosa esperanza, existe y es poesía).































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