lunes, 7 de mayo de 2012

El pianista y los dioses.




                                                       El pianista y los dioses.


 No se sabe qué pasará, solo el misterio de su latir sabe, o a que orbe viajará,
es tan solo él, la amistad en compañeros, tan afables es a su mirar, que tiene un solo anhelo.
                                                 
                    I

 (En una noche de luna, en un concierto e interpreta La Rapsodia
número dos en do menor, de Franz Liszt, un pianista)

 Pianista: Lento a capiccio entono,
mundo mío a marcato toco,
locura mía a callada vida,
vivo y vivo en cada amor e ida,
por solo hoy dar
tan solo entre apoyaturas del tonar.
 Condesa: Miradlo conde,
no notáis mirada profunda,
por solo tocar su acorde
que despierta más que a la luna.
 Conde: Noto condesa mía,
toca con alma de un poeta,
sintiendo a la misma lira
que por el mar marea. 32
 Pianista: Entre acentos y melodías,
llueve el alma a notas,
caminar entre las giras
que ve Dios mi historia,
y andante mesto en el tirita,
un accompagnamento pesante,
entre lo molto expressivo
que voy entre el viaje,
aunque bisbiseo hoy mismo
ante las notas de mi avance,
siendo un arte de mi perito
que abrazo entre notas cantables,
en adagios tan dichos
que diré ante mi combate,
y que ha de escuchar el suspiro
que manifiesto en vate.
 Conde: Seguid con misterio,
trato de oír poco sus palabras,
una obra que dá sahumerio
por la simple y noble alma.
 Condesa: No solo eso,
sino por su forma de tocar,
con qué énfasis dá consuelo
ante un mundo arduo de imaginar.
 Conde: Solo ha de saber él,
aunque su metáfora sea poca de oir,
o de su expresión del ser
poco se puede entender su latir.
 Condesa: Así lo es como decís,
aunque llueva perseidas,
como de sus óculos a mi
 es en la lúgubre lo que refleja.
 Conde: Tenebrosa cantada se oye,
con tal perito maestría,
aunque tocando con expresiones
sabe qué es su misma vida.
 Pianista: Canta y abraza,
somos uno en el vivir,
podemos hacer todo en magia
así haya el mismo ardid,
que poseo en mi aria
y bailad y vivid,
así colme las espadas
que vienen a mi.
 Condesa: Qué estará diciendo,
toca y bisbiseo oigo,
no logro comprender su lamento
que da en sus mismos tonos.
Conde: Debe ser su momento
su forma de tocar el piano,
pasando caminos de tormentos
que ni aún comprendemos su canto.
 Condesa: Así debe de ser,
pero me gustaría saber su dilema,
o porqué un pianista es lobreguez,
clandestino entre la pieza.
 Conde: Esperad y mejor observad,
entre notas a la luna,
más sigue su luz allá
y en estrellas dá su escritura.

(Con admiración, por tal utopía)

 Condesa: Palabras dan a mis ojos,
ahora leeré qué dice,
se ve tan brilloso
que es algo que predice.
"vivo, pero nadie sabe que estoy,
porque tan solo voy al parnaso
y ahí en liturgia voy
siento el ambiente cándido
que en mi siento hoy".
(ambos al leer tal estrofa entre estrellas)
 Conde, condesa: Entre tal alma,
ha de ir a un lugar lejano,
y sin saber aún su llama
que siente en su mismo costado.
 Condesa: Qué sentimiento contiene,
solo toca y va un mundo,
qué visión a un mundo tiene
entre vates y amor jocundo,
aún sin saber que es lo que siente
por tal mirada en el piano profundo.
 Conde: Ni yo mismo entiendo,
su lenguaje abstracto,
que da en corcheas latiendo
como en su concierto tocando,
quisiera estar en su seno
y leer su mismo adagio.
 Condesa: Así fuera tan óptimo,
pero por el momento esperar,
tratemos de ver lo misterioso
durante su alma que suele recitar,
será desesperación por lo sonoro
que dé en cada compás,
pero si logramos entender el tono
ayudaremos sin dejarlo mal,
somos sus amistades en el todo
y tenemos que ahí estar.
 Conde: Así mismo ha de ser,
es nuestro amigo de años,
y obra de Liszt que da a ofrecer
puede ser un lenguaje no razonado,
hasta el momento de él
que toca en todo su piano,
pero que sabremos entender
mientras ahí nos metamos,
así no acabará este esplender
que en su fijación está dando.
 Pianista: ¡Oh qué notas van al anhelo!,
entre acordes que doy,
buscando un lóbrego sueño
que no olvido de un corazón,
recuerdo solo un apego
entre papiros de la nación,
abrazaba al mismo fuego
que en su seno era un sol,
mas solo es un fútil deseo
que fallece en el orfeón,
más de las notas y aliento
que aún siento de ese candor,
más cuando fui himeneo
y su mismo adonis del amor,
en deidad era epicúrea
beldad extrema del apogeo,
ahora no hay ni una teùrgia
que dé señal ni del cielo,
ahora ni caricia profunda
que venga de aquel beso,
solo compases en injurias
que son tan cadavéricos,
vorágine sin la ternura
que consume la tormenta el sentimiento.
 Papiros con las notas de una relación,
entre cartas de un idilio,
pero ahora solo son dolo desamor
que veo en cada sonido,
por eso he de tocar en tal expresión
poniendo a mi mismo delirio,
así no sepan esta pasión
solo ha de vivir en un corazón dolido.
 Conde: Qué estará diciendo,
quisiera oírle,
toca con tanto sentimiento
que cierra sus ojos febriles,
qué maestría tiene en el concierto
que no comprendo ni que es rifle.
 Condesa: Si sois tonto o zopenco,
ni yo tampoco pero quiero que os tranquilices,
creo que el poder descubrir el duelo
será cuando él termine.
 Conde: ¿Seguirá así en el piano?,
o no veis al cúmulo de personas,
de cómo se ponen pasmados
por tal pianista en el dogma
que toca en todo el escenario,
pero sin preguntarse nada en el idioma
de qué significa el acto,
pero solo a nosotros nos importa
porque su forma de ser no es garbo.
 Condesa: Quedaos quieto amor,
no os preocupéis más,
esperad a que termine lo sonador
e iremos a preguntares con serenidad,
pero dejad de poneros así
que vais a hacer a que nos miren mal,
y yo no he de querer así aquí
para poder estar bien al final,
sé que le van a alaudir
por ser un gran pianista en verdad,
pero no olvidéis que somos su vivir
que en familia somos y amistad.
 Conde: Tenéis mucha razón,
me quedaré mejor tranquilo,
pronto charlaremos con el compositor
para saber de su sino,
o qué ha de pasar en su corazón
que no deja de dar latidos,
si es tan grave, estaremos,
si es un romance, no lo dejaremos,
sino quiere comentar,
no le obligaremos,
si quiere solo callar
así será en el momento.
 Condesa: Sí en eso por fin decís lo que es,
es nuestro objetivo,
sin dejar caer rosas en mustio ser
que van al lejano otracismo,
mas si os fijáis al infinito cielo
podréis contemplar un brillo,
es como un denuesto
entre palabras de lo maldecido.
 Conde: Quién escribe eso,
se lee tan espantoso lo escrito,
quién ha de ser tan maléfico
que parece un desafío.
 "Jamás has de encontrar nada,
ni porqué luchéis,
su alma ha de estar en llamas
entre diantres de placer,
¡buscad cuál fue la daga
que en sueños disteis,
entre una lozana dama
que diste en insomnio por fenecer,
pero ha de vivir con la magia
que he de dar en el enriquecer,
es presa del mismo terror,
no podrá irse a otro hogar,
ni ante el mismo Deus o Dios
porque aqui ha de estar,
entre el complacer de obseción
de nuestras lavas de rijosidad,
tan divino y epicúreo su olor
que nos roza entre la sensualidad,
aunque llore de dolor
soy el Hades de su libidinosidad.
 Hasta pronto pianista,
ha de sufrir como castigo,
no podréis tener la vida
que vos mismo disteis en olvido,
como a la misma dandi afrodita
a la cual tuvisteis en sino,
por Dios Zeus mandado a vuestra cima
para ahora tendréis escalofrío,
ni ha de venir ex esposo Hefesto
nadie para ayudaros,
porque estoy en el averno
que nadie viene y ni un santo".
 (Al tocar el pianista contempló el denuesto,
su alma eso no creía cuando vio eso)

 Conde, Condesa: No podemos creer que haya hecho eso,
cómo  es que feneció,
por sus mismas manos en el fuego
que ahora entendemos la definición,
pero estaba en insomnio su momento
y ahora será que eso él leyó,
fueron palabras sin ayuda de un Perseo
para que ayudase a su atención,
venido de un mundo tan negro
del mismo tártaro a un resquemor,
pero que termina de tocar el concierto
y que ahora vamos ante su blasón.

 Pianista: No puedo creer que sea cierto,
cómo o cuando fue que la maté,
no recuerdo nada de eso funesto
que haya dado al ardor de mi ser,
solo recuerdo que desperté y la ví en el sendero
con sangre en su mismo brazos y pies,
era mi aliento eterno
que siempre amé,
no sé si podré vivir en esto
al saber que así la dejé.

 Conde: Parece que el pianista está más mesto,
parece que leyó las palabras,
y la pérfida gente aún le ve con esmero
por la obra que terminó más desesperada,
con más energúmeno sentimiento
que no aguantaba en su vesania,
sin saber que será de su aliento
al vivir una vida tan disipada.
 Condesa: Me siento mal por el pianista,
tan noble que se ve,
y ahora tiene esa culpa con ira
y en su consiencia sin fe,
donde ve más un parnaso con cenizas
donde todo es ennegrecer,
arcaicos los árboles de cimas
y cielo, alma en el condoler.
 Conde: Transmitió de una manera tan cruel,
tan brusca con el dolo dolor,
de no poder solo seguro él creer
que haya hecho un acto tan atroz,
trataremos de charlar con él
ahora condesa mía,
al saber ya lo que es
sin decirle palabras viperinas.
 Condesa: si así ha de ser,
para que no sienta que somos malicia,
aunque somos sus amigos ante él
iremos con toda ayuda infinita,
para ver si logramos algo hacer
y así traer a su hermosa afrodita,
que ni sabíamos que era su ser
entre la vida de sus días,
lo tenía tan guardado,
que tenía a una diosa tan bendita.

                            II

 Al fondo suena un preludio, por Fréderick Chopeen, el opus 28 no 4,
la gente se había ido, charlan con él, y el ambiente se vuelve más tétrico,
confieza sus metáforas, y entienden quién era ella, y sus amistades le ayudan
entre sus hipérboles.

 (La multitud se aleja, y fréderick aparece en el silencio de todos)

 Fréderick Chopeen: Vengo de un pueblo llamado Varsovia,
oíd vosotros esta pieza,
es en lo lento entre acordes de trova
que va hacia el cielo que llora,
sin callar el mi menor de debla
que salen de mi efluvio que zozobra,
por un ánima que solo pena
por razones tan locas.
 Conde: Amigo Fréderick, mirad al pianista,
contemplad su lenguaje oculto,
no podéis adivinar su ira
que está en su mismo infortunio.
 Condesa: Ya sabemos su clandestinidad,
sabemos el porqué,
su forma de solo en notas llorar
más por no poder entender,
ni aún la verdadera verdad
que en su pretérito fue.
 Fréderick Chopeen: Sé de su pasado,
que él mismo se lo cuente,
era como la estrella en su espacio
y su locura llegó a que no se acuerde.
 Leía mucha poesía de escaldos,
se enamoró tanto de lo silente
que recitaba al astro
y olvidaba la vesania que iba a su mente.
 Pianista: Mi lenguaje ha sido susceptible,
pero si solo entendiese,
porqué acusarme de lo más terrible
si solo era flor y yo su ambiente.
 Conde, condesa: Contadnos que os pasó,
queremos saber qué delirio fue,
qué aventura fue el amor
o qué era antes vuestro ser.
 Fréderick Chopeen: Contadles que hacíais,
qué mundo dabais,
qué cartas de amor escribíais
por el querer que amabais.
 Pianista: Nos escribíamos es cierto,
esos papiros solo quedaron en mi hogar,
jamás les conté de un cielo
que ahí olía de tanta melosidad,
solo os puedo decir que no creo aquel incierto
que hice con mis manos de maldad.
 A ella pedí al mismo Dios hefesto,
y al gran Zeus,
si podía cohabitar con su ser honesto
para amarla como un Deus,
sin dejarle en el mismo averno
y solo amarla con toda perennidad.
 Complacieron mi gran anhelo
y tuve a la Afrodita como deidad,
nos amábamos con tal enamoramiento
que salía ante la musa al mar,
le tocaba tanto el piano de lecho
en ese paraíso de cantar,
nos bañábamos con sentimientos
que nos dábamos en tanta felicidad,
que al pasar todo eso
decidimos casarnos por la eternidad,
y tuvimos un sacro himeneo
que aún hoy recuerdo de tempestad.
 Pero no imaginé que al leer tanta poesía,
iba quizá a cambiar,
no imaginé eso en la vida
que hasta podía en insomnio matar.
 Fréderick Chopeen: He terminado el preludio,

 (toca el preludio op 28 no 15)

ahora continuaré con otra obra,
es más que un divino infortunio
que acompañará al momento de la alcoba,
es en re bemol mayor el preludio
que tocaré el opus veintiocho,
del número quince.
 Conde: Eran muy románticos vosotros,
pero tal hipérbole os destroza,
sin creer lo espantoso
que hicisteis con ruin historia.
 Condesa: Os amabais como locos,
entre la misma arena de un mar,
juntos con lo más sonoro
entre dicha y vasta puridad.
 Conde: cómo ha de ser posible lo malicioso
que escribió la maldad,
en el firmamento con lo tosco
que dio ante la inmensidad.
 Pianista: Solo Fréderick sabe qué ocurrió,
por eso que afirma que es,
pero jamás dejé de amarla en el corazón
por ser la vida que quise siempre tener.
 Condesa: Conde amor mío no escuchasteis,
ya eso se sabe,
no más tortura preguntéis
que lo dejáis más sollozante.
 Conde: Sí, os entiendo,
pero no puedo creer que haya un miserable,
con tal sórdido duelo
viene a lo más terminable,
con qué derecho
para dejar a una consiencia depauperante,
o no vio su infierno
que vivía sin tenerla ante el romance.
 Condesa: Sé que es férreo soportar,
pero no charlemos más del tema,
sino ayudemos por la amistad
que le tenemos más en esta alegre pieza.
 Pianista: Así no hablen de ella,
igual en mi conciencia está,
está la imagen de una hoz con flecha
que inmolo con tal atrocidad,
aunque suene el preludio del poema
esas notas caen como lluvia de gotas,
quizá a mi alma alientan
por Fréderick con sus mismas notas,
pero más oyendo me quema
por no soportar la vidorria.
 Fréderick: Tranquilizaos pianista,
vos ha de calmarte,
os prometo que vendrá sin sofisma
el halo de un reino para ayudarte.
 Conde, Condesa: Fuera tan colosal e indecible,
que vos podáis tener más que ayuda,
aunque nosotros hagamos lo posible
para que vos estéis con toda holgura.
 Pianista: Bien, si así son tan generosos,
podré esperar ese momento,
a que la luz del cielo dé lo honroso
y grite con todo sentimiento.
 Fréderick Chopeen: Claro que lo será,
vos calmaos soloamente, ¿sí?,
que esta obra dará paz
más así haya lucha por un vivir.
 Todas las palabras son audaces
en cada corchea manifiesta la voz,
susurros de flores azahares
con aroma ante el corazón,
solo van en mensaje
hacia el mundo de un Dios,
veréis que será amable
y al mismo que vos avistó,
ha de venir a terminar al diantre
que a vos mismo dá terror.
 Os juro que es magia esta obra,
todo está en ella callada,
todo puede ser voz que llora
para que escuchen su cantada.
 Pianista: Sí así es os agradezco,
espero con pasiencia,
por ser tan mágico y benéfico
la obra que tocáis con terneza.
 Conde: Es increíble lo que hacéis,
inefable por lo que va pasar,
 Condesa: así debe ser
para que todo sea ya la paz,
 Conde: así haya duelo en él
ha de ir y solo luchar.
 Condesa: Fuera tan poético si es un Rey
venciendo al más leviatán,
 Conde: Os lo aseguro que fuese la ley
para que así termine la crueldad.
 Condesa: al ser tan trágico y dramaturgo,
sonrrojo por el pianista,
tanto ama a su musa que dá expurgo
en batalla a su misma vida,
y que renacerá por lo cándido y pulcro
de su epicúrea y hermosa Afrodita.
 Conde: así mismo lo es en su escudo,
que seguro vendrán dioses que a él significan,
más una ayuda de su corazón profundo
para tener a la luz de su día.
 Pianista: Así lo es amigos,
vosotros decís cosas tan buenas,
que los adoro en este corazón bendito
por ser la amistad más de tendencia,
que no alejara de mi recinto
aunque vaya a otro lado por la belleza.
 Fréderick Chopeen: Son buenos amigos,
debéis siempre estar si andan en el mal,
no dejarlos en lo mísero
que fuera vertiginoso y fatal,
por más que el orbe sea peligro
quiero que estéis en su caminar
y que ahora yo termino
este preludio de tocar.
 Pianista: Claro que así será el sino,
y así mis palabras ayudarán.
 Fréderick Chopeen: No las palabras amigo,
sino vuestra ayuda en la inmortalidad,
id sin decir que sois su amigo
y haced lo que tengáis que dar y luchar.
 Condesa: Son tan benéficos con nosotros,
que en realidad me gusta su amabilidad.
 Conde: son tan bondadosos entre los terminados tonos
que me agradan que ofrezcan la paz.
 Fréderick: No es de nada,
ahora más importa que esperemos,
y veamos si hay un gama
que venga en rayo en el aposento.

                               III

 
 Del firmamento llegan varios dioses, Zeus, Perseo, Hefesto,
Poseidón, y Hera. Y Fréderick toca un preludio, el opus 28 no 24,
con su movimiento tan allegro apasionatto.

 Fréderick Chopeen: Mirad a la inmensidad,
no contempláis vosotros un rayo,
viene y viene a tal velocidad
que va caer en lejana montaña como rastro.
 Condesa, Conde: Qué ya llegaron,
de los miembros que pronunciasteis.
 Pianista: sí se ve a lo lejano
que vienen con todo esplender.
 (Mientras Fréderick tocaba,
aquel rayo cae,
van volando hacia la morada)
 Zeus: Vosotros hijos del mundo,
ahora sé qué penuria ha sucedido,
no aguanto lo injusto
que hayan quitado a lo más bendito.
 Hefesto: Ni yo, a mi amadísima Afrodita,
la que entregué a vuestro corazón,
que la hayan llevado con malicia
solo para dejarla sin el amor.
 Perseo: Vengo con la valentía,
para ir a pelear al mismo infierno,
por solo traer a la vida
que pena con tal desvaneo.
 Poseidón: Como furia del mismo mar,
haré al mismo inframundo gemir,
he de dar con mi tridente especial
a los ojos de aquel ruin.
 Hefesto: Tengo la llave secreta,
de abrir al mismo averno,
con un laberinto que hice
para poder ir y llegar al mundo negro.
 Hera: Yo he venido para quedarme,
soy esposa de Zeus,
voy a quedarme para cuidarles
como a condesa y conde como Deus,
para que nada les pase
por si manda el mismo demontre un tártaro,
ha de ser el mismo Rey Hades
el malvado hermano de mi esposo sagrado.
 No somos inmortales,
pero si somos valientes en poder,
iréis los dioses memorables
a derrotar al mismo Lucifer.
 Pianista: Jamás imaginé que los vería,
vosotros aquí con tal ayuda,
vienen a que vaya con tal ira
para traer a lo que es mi musa,
mi dócil flora afrodita
que anhelo traer con mi lucha.
 Conozcáis a mis amigos,
son muy nobles,
más Fréderick que fue el digno
de traeros a vosotros en los bemoles.
 Todos los dioses: Oímos su mensaje,
no aguantamos el lenguaje en acordes,
entonces venimos para ayudarles
y así vencer a los demontres.
 Fréderick, conde, condesa: Estamos agradecidos,
por vuestra presencia,
son tan indecibles y merecidos
de ir a ganar a la tormenta.
 Y más si nos cuidará la diosa en recinto
como la dandi y noble Hera,
que es diosa de la puridad,
magia y bendita que hoy nos refleja.
Fréderick Chopeen: Y no dejo tocar este preludio en la tonalidad,
entre tonos y cadencias,
y semicorcheas de mi allegro apasionato
que toco con toda pasión violenta,
por ver tal ayuda en lo mágico
que nos dan los dioses con querencia,
y sigo tocando tales rápidas cadencias
que salen del piano con toda potencia,
sin dejar de sentirlas tan mágicas
en mi piano con toda pasión inmensa,
que son ellas el lenguaje que canta
cuando hay ira y más fe en naturaleza.
  Pianista: Nos veremos amigos,
es hora de ir a terminar este asunto,
vendré con lo más bellido
y resplandecerá con fortunio.
 Hera: Vayan dioses con el pianista,
cuidaré a los mecenas con poder,
nada aquí pasará por ser poesía
que hoy dará ante un demonio doler.
 Dioses: Cuidaos igual mucho,
estaremos pendiente igual,
y sabemos que no mató con orgullo
a su amor porque estaba mal.
 Aunque use a la diosa en abuso,
pronto tendrá su final,
y no es falacia estos murmullos
que damos con toda ferocidad.

            IV

 Aparece entre hadas, serafines y sirenas,
un compositor Richad Wagner,
dirigiendo una sinfónica de orquesta
entre los dioses admirables,
con su Tristán e Isolda,
un preludio que con ellas está,
más cuando van a la boca
no deja esa obra de guiar.

 Hefesto: Zeus oís qué sonidos de violines,
tan solo dirige ante ellas.
 Zeus: Si oigo son entre hadas y serafines,
que él dirige con toda sapiencia.
 Richard Wagner: despreocupaos dioses,
vosotros hacer lo que tengáis que hacer,
esta obra nos hará llegar ante demontres
más rápido ante el laberinto de él.
 Hefesto: Tenéis razón en lo que dices,
es una música bien lúgubre,
entre dos oboes y diesicéis violines
que tocan ante esta cumbre,
entre hadas, sirenas y serafines,
entre cuatro trompas de virtudes,
las hadas entre clarinetes y trombones,
suenan tan cándidas de luces,
que dan esas notas de pavores
entre sirenas con trompetas de inquietudes,
al ser una obra en el relevo de oboes
que da en pocas notas de beatitudes,
más se oye el mismo infierno
que sale de lo cabizbajo,
y se oye tanto esos chelos
que salen de las cuerdas y de contrabajos,
ahí en todo este momento
al abrir la entrada del tártaro.
 Poseidón: Es realmente algo como miedo,
entre el escalofrío de su llanto,
y es como lo que vivimos ante el reino
al no ver a la diosa de preclaro.
 Pianista:Así es tan poderoso este reflejo
que da entre la orquesta,
que nos hace ver tal sentimiento
con más ira hacia lo que averna.
 Perseo: Entre gozo y poder,
haremos a que sea el infierno dolor,
el terror que da ese lugar
solo ceniza será en su temor.
 Zeus: Ha de ser así amigos,
iremos con toda frialdad,
así hayan secretos pasadizos
que no podamos cruzar,
pero os aseguro que pasaremos este laberinto
que Hefesto abrirá.
 Hefesto: Abro con tridente,
el mismo laberinto,
ahora comencemos mis guerreros
y vayamos a traer a lo más bendito.
 Pianista: Así ha de ser Hefesto,
y podremos ir con todo castigo
ante ellos con todo fuego.
 Richard Wagner: Qué bien, por fin estamos,
ahora caminemos,
que mientras más vamos
más se abren los secretos,
por la música entre contrabajos
que suenan por ellas entre chelos.
 Hefesto: Qué gracioso, pero es verdad,
así parece ser esto,
más brilla ante música infernal
que sale de los instrumentos.
 Richard Wagner: Es la magia astral
que dirigo en todo el sentido,
y muestro un mundo sin ser falaz
ante todos mis cánticos sonidos.
 Hadas, sirenas, serafines: Es tan poético tocar,
es tan sabio entender el mismo misterio,
qué es lo que suele pasar
porque la música nos habla por completo,
y tocaremos hasta llegar
y poder rescatar al gran cielo etéreo,
que es de el pianista su inmortalidad
que ama como todo un hombre poético.
 Y solo iréis y ha de luchar
y tener valentía ante dioses,
porque vos tenéis que dar más
ante vuestra fuerza de hombre.
 Perseo: Igual así luche, ayudaremos,
aunque no sea poderoso él,
porque somos parte de su reino
por tener a un inmortal ser.
 Pianista: Gracias la verdad,
pero he de luchar igual férreo,
para poder tener a la paz
que tanto amo en mi pecho.
 Zeus: Sigamos que el camino más se abre,
sigamos con toda esperanza,
para poder solo ver al Hades
y a su infierno entre lavas.
 Poseidón: Sí se contempla más alcance,
siento un poco de calor,
parece que vamos ante el avance
que tanto queremos sin temor.
 Richard Wagner: Vieron, qué les dije ante los instrumentos,
ya casi estamos llegando,
pero las gracias se la debemos a hefesto
que fue quién abrió al tártaro.
 Hefesto: Así es Wagner compositor,
ya no falta mucho al conocer mi laberinto,
ya siento la mirada al horror
donde tienen a Afrodita en lo cuito.
 Todos: y qué cosa veis en la lejanía,
qué es eso horrendo que os dá hipérbole,
que os deja sin palabras mismas
como a la misma desgarrada muerte.
 Hefesto: A mi ex esposa la abusan,
no quería ver eso tan cruel y vil,
ella está completamente desnuda
y hay varios demontres que besan sinfín,
a su carne solo dan lujuria
y ella gime con tanto sufrir,
no soporto esa mirada tan injusta
de que hagan eso sin importarles,
iremos ya de una vez a la lucha
así sea vuestro hermano Hades,
no sé Zeus pero debe de caer esa tortura
que dan a la diosa con lo salvaje.
 Pianista: no  quiero más locura
que hagan eso a mi amada apreciable,
necesitamos ir ya por su ayuda
y traerla sin tener perdón ante Hades.
 Zeus: Me dolerá a que muera mi hermano,
yo mismo lo boté al infierno mismo,
por haberse convertido tan malo
que le di su mismo ostracismo,
no iamginé que ahora siga tan desgraciado
para lastimar a una diosa con lo mezquino.
 Poseidón: No os preocupéis,
iremos igual somos muchos,
tenemos más poder
que él en su mismo inframundo.
 Perseo: Así mismo es,
y yo usaré toda mi fuerza,
así tenga que quemarme en él
pero haré todo lo que pueda.

(Entran al infierno, y se cierra el laberinto)

 Pianista: Vamos, ya entramos al conocido infierno,
vean y contemplen el lugar más de aversión,
ahora vayamos a la cumbre del duelo
donde está Hades con mi amor.
 Zeus: Hijo perseo, si lucháis daréis más fuerza,
vos tenéis dentro de ti algo que no tengo,
vos tenéis la fuerza inmortal de la naturaleza
que al mismo averno haréis gemir con miedo.
 Perseo: Gracias padre, por ser tan noble,
por ser mi único ser afable del mundo que se conoce.

 (Suben y ven a los diantres en la lujuria con la Afrodita y más Hades)

 Zeus: ¡Cómo os atrevéis hacer eso hermano!,
o sois tan bajo para usar a un alma que ni pecado tiene,
siendo la inmensa belleza del reino sacro
y venís a darle eso en que muere.
 Hades: Vos ni mismo comprendéis que es mi vida,
alejaos de aquí o no veis que soy el rey,
estáis en mi mundo con toda malicia
y entre lavas ahora vosotros hasta viviréis,
 Todos menos Zeus: Vos vais a sucumbir,
no creáis que vais a salir con destello,
aquí has de estar en el fin
por solo haber sido tan pérfido.
 Hades: creéis que podéis ganarme,
si solo son dioses en mi morada,
no sabían que sus poderes no son salvajes
más si están en mi jaula.
 Zeus: Oh hermano Hades,
no quiero más malicias,
por favor vivamos como antes
y dejad a Afrodita,
sé que no debí desterrarte
pero perdona aquel día.
 Hades: No puedo miserable,
no haré caso a vuestras palabras,
ahora lanzo del fuego a ti
y quedáis atrapado ante la lava.
 Todos menos Zeus: Mira soltadlo,
no seáis tan injusto.
 Hades: No os metáis extenuados,
que ni me haréis nada impuro,
en este reino malvado
que mando con mi fuerza de lo puro.
 Pianista: No dejaré que os paséis,
yo mismo ante el violín tocaré,
Hades: creéis que los violines asustan
ni los siento así den terror,
más temor dá este penuria
que entre demontres dan copulación
 Poseidón: Rayo de fuerza del mar,
dirigido a vuestro costado hades,
 Hades: no intentéis nada ya
porque ahora os devuelvo en lo agonizante.
 Poseidón: Oh mis fuerza se van,
con mi mismo poder fallezco,
ojala venzan al infernal
y cuidense que ahora solo seré el recuerdo.
 Todos menos Zeus: No puede ser justo,
con su mismo tridente,
esto debe ser el mismo infortunio
al que debe de tocar en vuestro ente.
 Hades: no sigáis, vosotras y vosotros,
así toquen ellas,
nadie aquí va a salvaros,
pronto serán mi presa,
haré de vosotros lo más cabizbajo
que hayan vivido en la tierra.730

                          V

 Cronos: Hijo Zeus veros atado,
entre el fuego mismo,
ver que estáis llorando
por no tener ya poder vuestros amigos,
que el mismo Hades es alto
y que tiene a la diosa en lo impío,
voy a llamar a mi Padre Urano
y ahora matará a Hades,
no seguirá sin lo cortesano
lastimando al reino de mi padre.
 Urano: He oído hijo cronos,
esta telepatía nadie oye,
solo los tres entre el todo
vamos a que termine el demontre.
 Zeus: me dolerá aunque lloro,
porque en realidad quiero a Hades,
pero no hay forma que entienda
para que sea bueno sin lo miserable.
 Hades: Entonces dioses sin poder,
nadie puede hacer nada,
van a esatr así en lo cruel
cuando no tenga ni almas.

 (Se ríe con tal ludibrio, que las llamas crecen)

 Todos menos los de la orquesta: es neustro fín,
si atacamos morimos,
pensamos que ibamos a destruir
y no fue así y solo somos cenizos.
 Zeus: Por última ves hermano,
déjanos libres,
deja a la diosa al reino sacro
y deja que vivamos felices.
 Hades: jamás será vuestro sino,
jamás y toma en vuestro semblante.

(Le da con el tridente suyo en su cara y sangra bastante)

 Zeus: solo quería la paz y vos no quisiste,
ahora no podré hacer nada, adiós hermano.
(Aparece Cronos y Urano)
 Cronos: así es que disfrutáis del poder,
ahora vos estaréis sin nada.
 Urano: os quito el legendario tañer
y os mando a un mundo sin alma.
 Solo ahora vos esataréis
como el mismo Poseidón sin habla,
seréis solamente polvo
y no existiréis,
y este inframundo será solo
sin que gobierne nadie,
y todos los demonios son tontos
que han de ir en lo sollozante.
 Hades: ¡Oh hermano, ayudadme,
 Zeus: Ya es tarde no puedo.
 Hades y demonios: qué miedo siento desaparecer.
 Zeus: ahora no existirás más,
has de ir a la nada, solo polvo.
 Hades: yo jamás pensé que fuera así,
perdón, perdón, adiós hermano, perdón.
 Zeus: Adiós hermano, aunque bote la última lágrima.

 (Afrodita queda sin fuerza, y Zeus débil, y todos viendo a Urano y cronos)

 Urano: acabamos con el vil,
aunque arrepentido,
pero debe de irse
a un mundo que no hay ni un amigo.
 Cronos: al ver tal momento,
gobernador del universo,
perdonadme por la Hoz
que castré a vuestro miembro,
del cual del miembro emputado
nació Afrodita,
siendo una diosa que amamos
por ser de tan gusto hedonista.
 Pero que en mis pensamientos no he estado bien,
fue por la envidia que tenía,
por ser vos más fuerte en el ser
y yo solo un Cronos débil en la vida.
 Urano: al verme dicho la verdad,
yo os perdono hijo,
sé que fue por Gea más la Hoz de perdernal,
que usasteis para ese delito,
aquella Gea esposa mía de maldad
ahora vive en el mismo mundo de los maldecidos;
yo hice que pagara la fealdad
por haberte en eso convertido.
 Cronos: Gracias, vivamos felices.

(Pianista sube en donde está su diosa y charla con ella)

 Pianista: ¡oh amor mio, cuánto os extrañé,
si supieseis que fui yo el que os mató,
es algo que no puedo ni comprender
perdonadme por eso tan  atroz.
 Afrodita: con vuestras palabras,
con vuestro desafío,
estáis más luchador que un Dios en alma
y me tenéis amor mío.
 Pianista: ¿Me perdonáis amor?
la conciencia no me deja tranquilo.

 (Termina la orquesta y quedan observando la charla)

 Afrodita: No hay nada de que dar absolución
vos no lo hicisteis sino el mismo impío,
yo vi toda la verdad,
el mismo Hades hizo que vos mataras,
con su poder con tempestad
hizo que vos con la daga me cortaras.
 Todos entre dioses y él: Qué estáis diciendo,
que él al estar en insomnio no fue.
 Zeus: Bien que haya muerto mi hermano,
no merecía vivir,
por tal acto tan malo
que hizo a la diosa infeliz,
más ante la rijosidad
que en su cuerpo tanto saciaron,
fue injusto eso más
que le tocaran con un placer vasto.
 Hefesto: Merecía lo que hizo,
cómo a de matar y luego tener placer,
eso es de un Dios frío
que no tiene alma ni enternecer.
 Perseo: Así hayamos estado sin poder,
sin poder atacar,
estando sin poder vencer
Urano fue el que nos salvó en verdad.
 Más al saber cosas que ni sabía,
que Afrodita viene de un Rey,
el más grande de nuestra mitología,
y que ha luchado con todo poder
para que ahora estemos en vida.
 Afrodita: así mismo es,
él es más que el gran Dios,
el que nos pertenece en la lobregez
con todo respeto y honor.
 Urano: Gracias por vuestras palabras,
ahora vayamos al mundo vuestro,
para irnos de estas lavas
y estar con todo su reino.
 Todos menos pianista y su Afrodita: ¡Vamos hacia allá urano!,
vivamos de la paz que buscamos,
entre hermanos y por ser tan honorados.
 Pianista: No, porque no soy de ahí,
yo vivo en la tierra.
por favor llévenme con mi vivir
y a descanzar entre la naturaleza.
 Richard Wagner y su orquesta: Igual nosotros somos de allá,
queremos regresar a dormir,
estamos tan apasionados por la realidad
de haberse resuelto lo vil.
 Todos menos Pianista y Afrodita: Entonces vamos allá primero,
y demos magia a ese mundo,
que es una tierra de sueños
como vosotros de lo jocundo.

                      VI

 Salen del tártaro, y llegan donde está Hera con Fréderick,
entre la condesa y el conde, ni un mal se acercó ahí,
todos estaban preocupados por cómo había salido,
y Fréderick toca una obra de bienvenida y alegría,
como un nocturno, opus nueve número dos,
por la alegría que rebozaba en el latir del hogar.

Condesa, conde, Fréderick (a parte) menos Hera:
 Tantos son en la santidad,
nos impresiona contemplar tantos dioses,
ahora vemos a una deidad
la que había seguro muerto en el monte.
 Y hay tantas sirenas, serafines y hadas,
y un hombre que parece compositor,
quiénes serán ante la mirada
que vemos entre instrumentos de la pasión.

 Fréderick: seguramente es Afrodita,
pero ahora está en la existencia,
se ve que ganaron a la malicia
que había en lo más feo de las tinieblas.
 Amigos esperemos a que hablen,
seguro conoceremos a los desconocidos,
pero no veo a Poseidón en su avance
y espero que no haya fenecido.

 Hera: !Oh Zeus amor mío de mi alma!,
estáis lastimado,
dejadme curarte con mi magia
para que estéis más a salvo.
 Zeus: más a salvo estoy es en vuestros brazos,
no es nada lo que tengo,
todo salió bien y triunfamos
más por la ayuda de Cronos,
y su mismo Padre Urano
fue el que nos dio lo bondadoso.
 Urano: Así lo es Zeus.

 Pero ahora presentaos vosotros,
los de este mundo os quiero conocer.
 Conde, condesa, Chopeen: hola altísimo Dios sacro,
nos dá tal agrado conocerle,
espero que ya no haya ni un daño
y todo sea paz siempre.
 Urano, Cronos y los dioses: No habrá nada,
todo ya ha terminado,
ahora solo hay romanza
en cualquier parte de lo lejano.
 Wagner y la orquesta: Hola Diosa Hera y señores,
nos presentamos con sutil gallardía,
somos la magia que hicimos llegar hacia al demontre
entre sonidos de una gran sinfonía,
como la Tristán e Isolda,
espero que hayamos ayudado,
al entonar esa tocada en zozobra
por la ira que estábamos llevando.
 Los dioses, el pianista menos Urano y Cronos:
 Fue una gran obra,
la cual sonó ante lo más mesto al tártaro,
pero todo salió bien ante la gloria
que ahora estamos aquí con lo ganado,
todo por el mismo Dios Cronos
y su padre tan noble Urano.
 Urano y Cronos: Mas no solo eso,
sino que sentimos admiración,
por haber luchado en el terreno
asi quedaran sin fuerza y corazón,
pero dieron hasta el fin de su miedo
hasta no poder ya ante la nación.
 Fréderick Chopeen: No puedo resistir,
tocaré un nocturno,
qué alegría hay aquí
pero antes he de preguntar,
¿qué sucedió con Poseidón?.              
 Hefesto, Zeus, Perseo: Luchó contra Hades,
y solamente se devolvió con su mismo poder,
quedó en cenizas en lo agonizante
sin poderle solamente ver,
solo diciendo que nos cuidemos
y que luchemos con toda fe.
 Hera: ¡No es posible que haya muerto!, (llorando por tal noticia)
él Dios del mar,
quién ahora tomará su terreno
sino hay otro que sea celestial.
 Afrodita: Calmaos Hera,
no os pongáis mal,
el mismo Urano será la reseña
a que protega ese mar,
nadie más podrá tomar su fuerza
que no sea el supremo Dios de Urano.
 Hera: ahora no existe Poseidón,
quedó en el mundo sin habla,
solo el recuerdo será su palpitación
que quedará en nuestra alma.
 Condesa y conde: No son inmortales,
qué mal que no sean.
 Hera: No somos pero ahora no pasará a nadie
porque hay toda naturaleza.
 Zeus, Urano, Cronos, Perseo y Hefesto: Así lo es,
ahora todo es armonía cantada,
todo será un mundo de fe
entre cantos y alabanzas.
 Fréderick Chopeen: Entono un nocturno mío, (toca su nocturno Fréderick)
Andante del opus nueve número dos,
por tal pasión que se vive en el destino
que tanto buscaron en la nación,
ahora hoy ofrezco estos sonidos
que doy con tanta pasión,
por sentir el mismo idilio
entre Afrodita y su amor.
 Afrodita: Hola Fréderick Chopeen,
¿vos visteis cuando morí?.
 Fréderick Chopeen: Sí, en la daga de él,
en el insomnio que os hizo sucumbir,
aunque no haya sido culpa de él,
lo hizo en la locura por las poesías,
por escaldos que leía con querer.
 Un día en la noche y os mató Afrodita.
 Afrodita: No fue así como visteis,
el mismo Hades vino y a su ser manipuló,
a él no le dio ese insomnio de ser
sino fue el verdugo que a mí me inmoló.
 Ya todo eso saben
de cómo fue que pasó,
y él merece su misma muerte
por tal acto de malhechor.
 Me llevaron al averno para ser
solo que la rijosa de su copulación,
no fue justo solo eso
pero ahora vivo con mí gran amor,
ahora vos seguid tocando con el piano
que tocáis como un mismo Dios.
 Fréderick Chopeen: Qué increíble fue,
ahora de verdad entiendo que no asesinó,
 Condesa y conde: Entonces no fue nuestro amigo,
siempre supimos raro eso,
cuando solo leímos
palabras escritas al firmamento,
de una malicia de escrito
donde fue todo tan denuesto.
 Pianista: Así mismo fue eso mismo
que de la culpa me echaba sin argumento,
mi conciencia estaba tan sórdida
que me sentía como en un infierno,
a pesar de que contigo fue gloria
ante el pasado ante escritos bellos.
 Afrodita: pero seguirá siendo así,
porque el amor no ha terminado,
siempre ha estado en mí
así me hayan matado y usado,
vos es mi vida y el latir
que en mi corazón suena como piano,
no puedo dejarte de sentir
porque vos sois lo más adorado.
 Pianista: Sí amada mía,
así siempre será,
por ser toda mi eterna Afrodita
que amaré con toda mi eternidad.
 Conde: Os veis tan románticos,
como antes seguro fueron,
son tan enérgicos y apasionados
entre el mismo tono y chelo.
 Condesa: así lo son en lo romanceado
que os amáis entre su dúctil sueño.
 Fréderick Chopeen: Me siento feliz por el preclaro
que ha sido entre un mundo de duelos,
aunque yo igual haya ayudado
a traer a los dioses ante este aposento,
donde todo era tan sollozado
y gracias a todos fue que es un cielo.
 Dioses y Wagner: Ahora viváis entre lo más tranquilo,
más por la obra que suele cantar,
entre compases de los sonidos
que suelen en la cadencia dar.
 Ahora nosotros nos vamos al paraíso
a seguir con nuestro hogar,
ya dimos lo más digno
que tiene que haber en el amor de verdad.
 Hera: igual yo me iré amigos,
fue un gusto cuidarlos en la amabilidad,
espero verlos allá con su mismo delirio
que se tienen entre condes y su amistad,
son tan merecidos de lo bendito
por tener una vida tan celestial.

 (Se van los dioses y se despide cada uno)

 Hefesto: Hasta pronto amigos,
fue un indecible gusto ayudaros.
 Perseo: Igualmente por haber enfrentado el desafío
de ese mundo tan amargo.
 Urano: Cuidaos vosotros entre lo más bellido
en vuestro lecho de lo más apasionado,
no olvidaré el poder mío
que hay en el vuestro cantando.
 Cronos: Fue tal agrado traer paz y vida,
poder verlos felices,
poder ayudar a la familia
y ser ahora solo que invensibles.
 Richard Wagner y la orquesta: Nos vamos igual,
hasta pronto,
tenemos que ir hacia nuestro hogar
y seguir componiendo ante la orquesta de lo honroso.
 Zeus: hasta pronto jóvenes soñadores,
sueñen con el amor que es cálido,
con él pueden ser los más romanceadores
que se vive en una poesía cantando.
 Hera: Chao, me voy con mí amor Zeus al reino,
cuidense como es la paz y la música,
sigan amándose vosotros con apego
y le esperaremos allá con la liturgia.
 Fréderick, Pianista, Afrodita, Conde, Condesa:
Gracias por todo su indecible e inefable ayuda,
no olvidaremos eso tan sacro,
que nos dieron en la dulzura
para vivir en un edén mágico.
 Fréderick Chopeen: y termino de tocar el piano,
entre notas del nocturno,
y todo se transforma de amor cándido
entre este hermoso mundo.


                                                   VII

 Se retiran los dioses, vuelven a su sacro hogar, sintieron tanto gozo
por haber luchado con la libertad de una alma inmortal; ahora quedan ellos,
ellos los del amor fantasioso y real, se aman como poetas, entre lecho y dulzura,
y su capítulo da promeio entre ángeles con una suite número tres, Aria de J.S.Bach. .

 Ángeles tocan ahora ante su ambiente
de algo milagroso que pasará;
por sonidos tan presentes
que dan ante lo pasional,
son mandados por el mismo Zeus Dios,
para que den la gran felicidad
de su último capítulo de su corazón
que van a tener ante la historia de paz.

 Pianista: Ahora amor mío quiero descanzar,
acostarme en vuestro lecho,
estar ante vos y solo amar,
por ser todo mi ser eterno
que amaré ante la inmortalidad.
 Afrodita: igual yo a vos mi dócil cuerpo
que me acaricia en esta cama de paz,
que es tan divino amaros como al cielo
que siento en mi respiración, melosidad.
 Conde: igual ahora estaremos juntos,
todos aquí entre la aventura,
sin sentir ya dolor en el mundo,
sino con este sentir de ternura.
 Condesa: Así lo es amor mío,
aquí viviendo juntos de pasión,
unidos entre lo que más quisimos
y que tenemos ardiendo hasta el sol,
de metáforas e hipérboles,
tan solo ya todo acabó,
ahora son solo versos que florecen
hasta el palpitado enorme amor.
 Fréderick Chopeen: Sí, viviendo de un buen vivir,
pasión de la vida,
arde con armonía y latir
toda nuestra existencia de alegría.
 Pianista: todos juntos en una misma alcoba,
todos de seguir compartiendo el amor,
aunque Chopeen no tenga un aroma
debería de tener a un sol,
por haber ayudado con sus notas
para que puedan venir a la nación.
 Condesa y conde: Debería de tener una rosa,
qué pudieramos hacer,
para que dé pasión en gloria
y así no se sienta solo él.
 Afrodita: Despreocupaos amigos,
Fréderick va tener un amor.
 Todos menos Chopeen os preguntáis:
¿Cómo, y así tan fácil lo decís?.
 Afrodita: él no va a estar solo,
así estemos cansados ayudaré,
yo no hice nada ante mi rescate
y debería de dar algo en su ser,
ya que ayudó tanto ante el romance
de que pueda yo misma venir en el tañer.
 Fréderick Chopeen: Gracias, pero no importa,
dejadme solo en la vida,
así va ser mejor
y menos dolor quizás haya en mi melodía,
porque tener un amor trae tantas cosas
que ni sé cómo explicar lo arduo.
 Afrodita: No seáis terco ni oculto,
oculto al sentimiento del amor,
ya no hay males en el mundo
sino paz y enorme ardor.
 Fréderick Chopeen: ¿De verdad tenéis razón?,
 Afrodita: Sí con toda la verdad os lo digo,
que creáis en mi corazón
para que tengáis un hermoso delirio.
 Pianista: Haced caso a mi esposa,
ella es tan adorable,
seguro hará una lira entre rosas
y vendrá a vuestro ser lo apasionante.
 Fréderick Chopeen: Así lo haré Afrodita y pianista,
esperaré vuestros cumplidos,
aunque en realidad quiero ser alegría
y poder amar a un ser bellido.
 Conde y condesa: Así será mejor Chopeen,
no viváis en un mundo solo,
miradnos a nosotros en el edén
cómo nos amamos con lo más fogoso.
 Afrodita: entre mis manos tengo rosas,
pido magia a Urano de su poder,
y él ofrece una diosa
transformada para vuestro ser.
 Es hija de Eros,
Psique se llama la diosa,
y la manda Zeus al lecho
y miradla que está con rosas.
 Fréderick Chopeen: ¡Oh bellísima diosa,
qué nombre tan dulce tiene!,
es una hermosura la rosa
que perfuma a mi corazón y ente,
 Psique: Fui mandada entre la magia,
he crecido por el amor vuestro,
aunque estuvieseis sin esperanza
estoy para vos y amarnos en el fuego,
fuego de la mágica pasión,
sin dejaros de amar,
por ser Frédercik el compositor
que admiro las obras que diste de cantar;
nací y rápido crecí,
todo por la magia de Urano que da
y hoy me tenéis aquí.
 Fréderick Chopeen: Es un milagro, sois tan epicúrea,
sois tan hermosa en lo garbo que me da locura,
amadme siempre a mí costado y os daré toda ternura.

 (se consumen entre el lecho con
lo apasionado, más con la suite de violines)

 Condesa y conde: ¡Oh qué magia hizo la diosa Afrodita!,
que ahora es feliz el compositor,
tiene a una diosa tan divina
que consume con toda la pasión.
 Pianista: Es toda beatitud en su vida
por la teúrgia que hizo Urano,
siempre ayudará con dicha
entre lo más dulce y cantado.
 Afrodita: ahora vivimos todos con alegría
y entre el lecho tan copulado,
cada uno con toda la caricia
consumiéndonos entre lo más anhelado.
 Condesa y conde: nos sentimos tan unidos en la lira,
que nos damos tanto amor explotado,
entre el mismo lecho de tanta poesía
que entre ella nos besamos y recitamos,
nos consumimos por la hermosa alegría
que hoy en el ardor se ha despertado.
 Psique: Sois vosotros tan poéticos como un libro,
o mejor la historia que tienen es,
una poesía de tanto cariño
que se explota hasta el cielo de tañer.
 Fréderick Chopeen: os amo amor mío, qué divina eres,
cómo os gusta la lujuria y el mismo amor,
cómo sois tan poética y etérea,
en el momento de amar en el corazón.
 Psique: Siempre lo seré ahora en la naturaleza,
sin dejarte de querer, como Dios a su nación,
somos una familia  eterna
que nos encendemos por tanto ardor.
 Sin dejarnos de decir que nos amamos,
que aquí tendremos hijos,
y lo más hermoso de lo soñado
que sentimos en el corazón infinito.
 Condesa y conde: Así hagamos la rijosidad,
así nos demos tanto amor,
así brillemos hasta la inmensidad
no dejaremos de sentir esta calor,
la cual no se apaga y que sigue con pasión,
y que terminan de tocar los ángeles,
aquella suite que ha sonado,
qué gráciles fueron los orquestales
ante los sonidos que han acabado.


(Terminan de tocar los ángeles la suite número tres, Aria de J.S Bach,
y se van alegres por el milagro que esperaban)

 Afrodita y pianista: siempre así y siempre feliz,
por ser todos la estela,
más que de este destino de vivir
que no dejaremos en la tormenta,
siempre juntos todos y siempre todos con el amor.

 (Todos terminan de hacer su dulce relación, amándose,
queriéndose, sin dejar de sentir el amor,
y lo más increíble que un compositor consigue un amor).

No hay comentarios:

Publicar un comentario