miércoles, 9 de mayo de 2012

Beethoven y la furcia



Beethoven y la furcia.              

           I


 Beethoven: Oh ya empieza clarear,
lobreguez en unos y otros,
soñadores que solo ha de cautivar
medida a versos lacrimosos,
con almas fuscas más allá
que un inframundo tosco.
 Igual literatura pianística,
por lo menos sin ella estar,
ni refinada ni artística
al lenguaje que ni dan,
solo acordes sin vida
cuando solo sucumbe su libertad.
 Por tal esclavitud erradica
a compases de su paz,
alma a la que crusifica
entre su tal tonalidad.
 Un puente sin salida
con un averno de tempestad,
un océano que agoniza
sin poder un pez nadar.
 Metafórica de melodía
por no saberlo ni amar.
 Cimientos en medidas
para que luego sea letal.
 Por no dar alegría
o surrealismo de su cantar.
 Moríos vosotros en atrocidad,
soy fuerza de mi sentimental naturaleza,
no entenderéis jamás
lo que ha de significar mi poema.
 Oh más ahora en esta tonalidad          PATETIQUE
que toco entre mi espineta,
de mi do menor de lo fugaz
entre lo GRAVE de mi pieza,
que reboza entre el compás
de la opus trece con grandeza,
número ocho sin sensibilidad
que en mi voz revienta,
entre mi sonata de tocar
entre acordes con belleza,
para luego solo sonar
muchas notas y garrapateas,
que salen entre mi cantar
sin dejar de sentir el tema,
por ser una obra de implorar
el cabreo ante pérfidos de la tierra,
dueños de sí mismos,
aunque zaheriendo a la música,
sin elogio al surrealismo
entre la poética literatura.

Poetas y compositores: Porqué no os morís,
arcaico indomable,
sería hasta el diantre feliz
por veros en lo más agonizante.
Beethoven: Iros lejos de mi camino misérrimos,
u os juro que lloraréis,
como unos paupérrinos
en todo vuestro orbe yaceréis.
 No ha de conocerme,
y si sois tan sabios,
oíd mi presente,
a ver si entendéis el piano
que hoy recita inmortalmente
en cada uno de sus trazos.
 Poetas y compositores: Vuestro concierto,
no se puede ni entender,
sólo dá escarnio o ludibrio
entre tanto ennegrecer.112
 Beethoven: Attacca subito il allegro,
entre veintitrés garrapateas,
"allegro di molto e con brio" siento,
con mi movimiento de mis corcheas,
entre acordes del sentimiento
que en los compases refleja,
cresscendo tanto el intrumento
ante acordes de tanta epopeya.
 Poetas y compositores: Se ve qué sois genio,
pero jamás podréis ser un ser venerado,
siempre andaréis en lo añejo
entre el cúmulo con tal escarnio,
así copuléis con condesas
jamás podréis tener lo honrado.
 Quedaos solo en la pieza
que nos vamos de aquí a lo lejano.  145
 Beethoven: Marchaos gente cochambre,
así os vayáis vosotros lejos,
igual habéis de sentir el lenguaje
porque él irá en su sendero.
 Es una magia que dá avance
entre la distancia con el viento,
ondas sonoras en alcance
sin dejar de martirizar su momento.
 Poetas y compositores: Os sentís tan grande,
tan memorable y astuto,
haced lo que queráis
que igual nos iremos vetusto.
 Beethoven: Si solo tengo veintisiete años,
vosotros andáis en pura burla,
mejor moveos hacia al antaño
y no volváis ni a la música,
por solo obtener un helocausto
ante la amadísima literatura,
la cual hasta ha sollozado
por míseros de la misma musa.
 Poetas y compositores: Condoleos en lo inmoral,
fijaos ante lo más fútil,
un piano es su mortalidad
y toca como si fuera dúctil,
pobre ingenuo de la tonalidad
que seguro es hasta núbil,
aunque haya tenido rijosidad
es un arcaico débil en inquietudes.
 Beethoven: qué lengua tan sórdida,
ni parecéis los condes de la época,
os metéis en un lenguaje de honra
para ofender con toda dureza.
 Pienso mejor ignoraros,
sigáis vuestro camino,
mientras acabe el tártaro
os sentiréis en lo cuito,
y no vengáis al piano
porque seréis más maldecidos.
 Poetas y compositores: Qué temor, qué suplicio,
¡oh no vamos a fenecer!,
¡ay cuidado ante el mismo sino
que vamos a solo entristecer!.
 Creyendo en leyendas tontas,
que ni sentiremos nada,
solo vos vais a estar sola
entre ese piano sin aria,
y por consuelo os daremos a una furcia,
para que con ella copuléis,
para que le deis la literatura
ya de que tanto ofrecéis.
 Beethoven: Así deis a una criatura,
no haré nada ante nadie,
porque respeto a las dulzuras
que por vosotros dan en males.
 Poetas y compositores: Oh se cree un caballero,
y eso que decía de nosotros insultos,
ahora se la dá de un buen hombre sincero
ya que su mismo lenguaje fue inculto.
 Beethoven: He sido ante el piano férreo,
porque es un lenguaje fusco,
que nadie ha de oír perfecto
no más que yo entre lo culto.
 Por tener más que denuestos
entre corcheas de su mismo infortunio.
 Furcia: No quiero que me entreguéis,
por favor prometo pagares,
aunque haya sido de su ser
no quiero más toquen mi carne. (entre lágrimas arrodillada)
 Poetas y compositores: Así él no quiera,
vos igual ha de ir a otro sitio,
vos ha de ser nuestra ganancia plena
para que vos trabajéis por siglos.
 E iréis a un mismo prostíbulo,
ahora condesa hacia allá,
ahí sino hacéis caso seréis patíbulo
entre toda la atrocidad,
o sino os pondremos en un fundíbulo
para que moráis con ferocidad.
 Furcia: No, ayudadme Beethoven,
hombre generoso de la vida,
sé que sois un buen joven
se nota hasta en la obra escrita,
la siento como acordes tan nobles
que cantan muerte a la misma favila,
que son ellos entre el monte
que pasará si no me dan salida.
 Beethoven: Has descubierto mis bemoles,
los cuales cantan en mi piano,
vos no ha de ir con esos demontres
y vos os quedaréis en mi hálito,
tranquila que la misma música hará su acción;
id con ellos sin ser temerario
y veréis qué pasará en su defunción,
confiad en mí condesa de mi agrado
ante esta telepatía del orfeón.
 Furcia: Sé música y es mi sueño amado,
que tanto he querido en mi corazón,
y cómo os admiro en los trazos
que hacéis entre la modulñación.
 Beethoven: Entonces nos vemos,
cuando acabe la música,
vendréis a tal tiempo
que entonará con mas musa,
como en un segundo movimiento
de esta sonata de infinita ternura.
 Poetas y compositores: Vamos pérfida ramera,
vamos para que vos seáis nuestro proemio,
más de la fortuna en tierra
y seámos los hombres de premio,
aunque nosotros tendremos lujuria condesa
ante vuestra carne con deseo.
 Y seréis nuestra cuca gratis benéfica
para conjeturar con todo momento.
 Furcia: Claro, vamos ahora amores,
quiero ser de su fortuna,
quiero que me den como demontres
y así la carne sea tan solo suya,
más de otros en todo entonces
por la ganancia en la ruta,
que tendremos buenos soles
entre oro y divinas cucas.
 Poetas y compositores: ¡Oh qué os pasó!,
porqué cambiasteis tan rápido,
será que sab´´eis que sois sabor
para la cama entre lo copulado.
 Qué risa dais furcia del placer,
vamos ya estúpida y toma,
con mi mosquete sórdida mujer
y vais a trabajar como mazmorra.
 Furcia (a parte): Aunque hagan lo que hagan,
ya todo pasará,
espero esa música terminada
la cual toca Beethoven allá.
 Beethoven (a parte): Qué mal la tratan,
pero terminarán peor,
os lo prometo con toda salvaje alma
que así será por ser un Dios.
 Más del piano mismo la esperanza
de lanzar el rayo en lo sonador.706

 (Se llevan a la furcia con ellos)

 Poetas y compositores: Alejados estamos ya,
ahora vos has de estar callada,
si solo habláis
ten por seguro que aquí seréis lapidada,
no seremos poéticos ni nada
porque ya todo eso pasó en el ser,
vivimos de otra visión al mundo
y así debe de crecer.
 Si no queréis Furcia morir,
¡caminad más rápido!,
¡toma en la cabeza!,
¡qué caminéis más gusano!.
 Furcia: Lo que vosotros digáis,
ya me apuro,
pero no me tratéis mal
que me duele sus golpes duros.
 Por favor tengáis piedad
o sino ya pronto seréis mudos.
 Poetas y compositores: Horita mudos estúpida,
¡qué caminés dije, toma y toma!,
así seáis vos tan epicúrea
merecéis ser tratada así por ser tan furcia,
así aprenderéis a ser cortesana y menos tan sucia.
 Furcia: Perdonad, perdonad, ya no me peguéis,
por favor se los imploro, boto sangre,
de la cabeza, espalda hasta los pies,
derramo mucho, me siento mal.
 Poetas y compositores: ¡Callaos ya os dije!,
ahora toma más golpes,
para que tengáis cicatrices
y así aprendáis ojos llorones.808
 Beethoven: Ya termino mi obra,
veo todo lo que os pasa,
aguanta un poco más hermosa
que todo ya acaba,
os lo digo con toda gloria
ante esta dichosa sonata,
que ya termina sus notas
y viene a dejarlos sin almas.
para caer una lluvia de rosas
los cuales perfuman con dagas,
clavando con toda ira filosa
entre la sonata de hazaña,
y que dan a todos con ira venenosa
que posee mis notas de magia,
y que terminan de sonar tan vertiginosas
ante ellos con toda cruel espada.
 Furcia: ¡Oh ya terminó!,
terminó mi vida sufrida,
puedo al fin volar de prisión
que tenía con toda elegía,
debo ahora regresar a Boon
donde está Beethoven con su armonía,
agradecerle esa magia que dio
para que mi alma estuviese con vida.

                                    II

 (La furcia vuelve donde Beethoven, él toca de una vez su segundo movimiento,
la patética del Adagio Cantábile, en mi bemol mayor,
feliz por la hazaña y sobre todo ella).

 
 Beethoven: ¡Hola!, no vais a saludaros,
escuchad mi siguiente obra,
la compuse antes con agrado
pero le hice unos arreglos por vos ahora,
ella os pertenece en lo salvado
donde la felicidad explota.
 Adagio cantabile en el piano
de sosegada belleza y suavidad,
simple mas armónica densa y amando
más al ser que estuvo en la mortalidad;
pero que ha regresado
por mi poder inmortal.
 Furcia: Oh qué sonidos tan tenues,
siento que acarician mi piel,
son tan llenos de aliento
que siento a vos en mi ser,
sois tan eterno y poético
que jamás vi en todo el edén,
tan sensible y patético
ante la pieza que dá esplender,
donde nace felicidad por lo mesto
que ocurrió en todo un ser.
 beethoven: Así lo ha sido claro cielo
que hoy reboza de cantar,
os noto entre el pecho
que late con toda genialidad.
 Furcia: Ha sido por vos en anhelo
que ofrecisteis con toda amabilidad,
que rescatasteis en el averno
en que iba con toda tempestad,
no quería ser presa de un cuento
al cual tenía que seguir en verdad.
 Beethoven: Os dije que os iba ayudar,
que no ibais a quedar en la lujuria,
y las palabras son realidad
y ahora junto a mi sois libre furcia,
pero quisiera deciros condesa,
suena más refinado y dulce,
así mejor os viera
por ser un astro de lo cúspide.
 Condesa: ¡Oh gracias, qué poeta!,
así de tal metáfora decís,
me dejáis con alma bella
por lo que recitáis a mí,
más de ese piano dedicado en nobleza
ante mis sentimientos de lis.
 Beethoven: Vos os merecéis más,
nadie es justo de usar a nadie,
vos ahora solo tenéis libertad
y un mundo de todo avance,
si queréis aprender a tocar
aquí estoy para ayudarte,
jamás dejara a un alma llorar
sino con sonrisas,
ofrezco mi alma con toda perennidad
hasta que vos queráis querida,
soy toda melodía y amar
entre el canto de tanta melodía.
 Condesa: Decís tales palabras,
que me hacéis sucumbir en vuestros brazos,
tenéis una magia tan diáfana
que traspaa mi costado,
y acaricáis a la sonata
con notas de lo más encantado,
que a mí oírte me es gracia
por sentir un amor agitando,
no sé si es amor en alma
al estar aquí en lo apasionado.
 Beethoven: si es así el amor, dejemos que fluya,
la marea de la mar no acabará,
será más fuerza y dulzura
por el idilio que hoy se dá,
si Dios quiere más que nos queramos
dejemos que se haga la magia,
si sentimos un amor mágico
dejemos que sea amor de sonata,
solo que aquí hoy sonando
entre mis manos y alma,
más al sentirte ahí amando
como una nota a su cantada,
como un corazón a su cielo sacro
que siento con tanta romanza.
 Condesa: Qué bello Beethoven,
además de pianista, poeta,
sois tan dúctil hombre
que me tenéis con toda terneza,
sonrrojada por vos en soles
y pidiendo a Dios que así sea.
 Beethoven: Lo tenía guardado,
pero la música es eso,
poesía en cada sonido del piano
que dá solo el lenguaje secreto,
si queremos vivir más
deja que la música grite,
deja que la imaginación vaya
ante un mar y así no aflige,
deja que sea solo su cantar
lo que vos sentís simple,
dentro de la magia pasional
que está en el corazón sensible,
no se puede ni rechazar
por ser la nobleza que existe.
 Condesa: Qué sentimiento expresáis,
que a mi corazón lo dejáis en latidos,
así como las cuerdas del sonar
por tanto sentidos y surrealismo,
más a vos hoy aquí de verdad
por veros y oírte de tanto cariño.
 Beethoven: Donde el sol hasta puede brillar
y Dios decir que somos el sino,
de estar unido en la tonalidad
hasta llegar a su mismo cielo bendito.
 Condesa: Amadme amor en la inmensidad,
entre gozo y solo amor,
de años que no tenía felicidad
solo que rijosidad y dolor,
por ser tan solo usada en libidinosidad
ante mi cuerpo de tanto resquemor,
pero vos ha sido la llave e inmortal
que a mi corazón abrió,
el ahora solo en un lecho estará
amando sin dejar de sentir pasión.
 Beethoven: Fue porque me importabas,
cualquier conde hubiera algo hecho,
pero no como la noble sonata
que os elevó a un cielo,
que son mis ojos que os miran,
que es mi voz que os abraza,
más en las notas divinas
que a vuestro oído cantan.
 Condesa: Me sonrrojáis amor,
¡ay sois tan eclesiástico!,
tan hierático en la devosión
que vivo enamorada
por sentir y tener a un Dios.545
 Beethoven: Y donde termina mi sonata
ante los compases de tanta pasión,
donde las notas cantaron con alabanza
por tener a lado a un gran sol,
que me ha llenado de tanta aria
entre los seis minutos de ardor,
que no olvidara en el alma
por ser el gran eterno pudor.
 Condesa: Qué obra fue, qué magnífica,
espero que sigamos más juntos,
que todo sea amor y poesía
entre el vivir de nuestro mundo,
os quiero con toda alegría
por ser el orfeón de mi fortunio,
que sigan más melodías
cantando entre los versos jocundos.
 Beethoven: Así será amor de mi vida,
siempre con todo querer y lo puro,
por ser vos esa caricia
que ha renacido a mi ser profundo.


                      III

 (LLegan ruines diantres del mismo averno, vienen en guerra,
señoreados por poetas y compositores, planearon vengarse,
y ahora son unos leviatanes que vienen en toda atrocidad,
será que la magia de la música de Beethoven hará igual,
¿o vivirán ahora sin esperanza?).

 Diantres: Esto ha sido por la justicia,
malévolo del mismo averno,
a destrozar a la melodía
por ser tan mísera en el instrumento.
 Poetas y compositores: Venimos a vengarnos,
tengo más fuerza que vosotros,
tengo el corazón de un diablo
que viene a destrozarles en lo luctuoso,
no podréis vosotros hacer nada,
tengo el tridente más feroz,
son solo que una fútil magia
que ahora ni me darán dolor.
 Condesa: Tocad lo que compusisteis amor,
entonad eso que es de más fuerza férrea,
ella hará a que él vaya al hedor
de la misma tristeza y miseria.
 Beethoven: Sí, ya entono el Rondo allegro,
en do menor de todo el piano,
ellos no podrán en el instrumento
por ser la puridad de un reino sacro,
esta sonata del movimiento tres
les hará destruir,
es lo alegre de lo feligrés
ante los males de lo ruin.
 Poetas y compositores: No podréis hacer nada,
como que no entendisteis,
tengo más fuerza en la llama
de mi tridente de arder.
 Diantres: Van a morir con el mismo fuego nuestro,
han de ir vosotros allá,
esto será un secuestro
y sobre todo vos en la libidinosidad.
 Condesa: Callaos, diantre inútil,
vos ni dais miedo,
solo sois un demonio fútil
que ni poder tenéis en mi pecho.
 Poetas y compositores: Vos ha de tener más cicatrices;
porque vos iréis a la concupiscencia,
vais a ir a trabajar en lo libídine
como toda una furcia que eres condesa,
disfrutaréis más de la vida lascivia,
hasta leviatanes os comeréis,
entre lecho con toda vuestra ninfomanía
que a ellos vos ofreceréis,
gemiréis con toda lujuria excesiva
que vuestro cuerpo ha de querer,
y que lo haréis con toda reliquia
del erotismo que hasta beberé.
 Beethoven: Os aprovecháis de mi amada,
pronto ya vais a ver qué pasará,
nadie aquí en maldad gana
sino que la eterna bondad.
 Condesa: Así es amor de mi alma
que todo aquí cambiará,
por ser vos toda mi esperanza
que tengo en mi espíritu de verdad.
 Apócrifos son ellos con sus sentidos,
seguro ni poder han de tener,
no más que Dios mismo
ante nuestro mundo de ser,
y ni penséis vosotros que seré libido
de vuestro mundo de placer,
ni dais vosotros hedonismo
de querer tan solo contener,
más parecen lo peor de lo epicureísmo
que hoy tan solo pueda ver,
por ser tal aversión de su ser mismo
que hoy tan solo puedo entender.
 Beethoven: Así es condesa del amor mío,
brava y bien fuerte,
con palabras dandis vencéis
a estos demonios como sierpes.
 Diantres: no creáis que ganaréis,
mirad bien qué somos,
no somos terrenales en la vida
somos el poder poderoso,
que a vosotros dejaremos sin alegría.
 Poetas y compositores: Así va ser pérfidos de la misma vida,
ahora solo arrodillaos,
sino lo hacéis os mataré ya,
estoy ya de esperar harto,
despreocupaos diantres,
estos dos enamorados van hacer caso,
sino le dejaremos entre sangre
sangrando de su mismo costado.
 Condesa, Beethoven: Somos todo oído,
haremos caso,
que queréis que hagamos amigos
ante el momento tan desesperado.
 Dá miedo sus ojos fríos
entre los fuegos que han inundado,
entre tantos torbellinos
que nos queman como dos tristes santos.
 Dios a parte: Qué bien actúan,
al parecer sabe Beethoven que iré,
me dan risa los diantres en lucha
ni siquiera saben que es tener poder.
 Yo mismo les enseñaré qué es tortura
a su mismo seno he de dar,
con flechas mortales y puyas
que muy pronto caerán.
 Calmaos hijos míos enamorados,
pronto la desesperación desaparecerá,
tengáis en mente que soy su Dios beato
que pronto ya a su vivir irá,
pero seguid tocando eso tan santo
y alegre que suena de la tonalidad.
 Es tan dandi y dulce,
que cada compás canta más,
todo dice ahí en lo lúgubre
entre lo que puede ser posible,
donde son compases sin cruces
y donde despierta un ser indecible,
donde me invocáis en las luces
de esa misma cadencia no susceptible,
sino renacentista de beatitudes
ante lo que viven.
 Beethoven, condesa (ambos a parte): Qué voz de Dios,
que nos habla en telepatía,
la música es única en amor
cuando se ama por una vida.
 Poetas y compositores: Dije que os arrodilleis,
o sino les tendré que matar.
 Diantres: Así mismo he de ser
sino nosotros hasta le vamos a ahorcar.
 Beethoven: No puedo hacerlo,
debo seguir tocando,
o le tenéis miedo
a lo que hoy siento en lo alto.
 Por ser una obra de tanto secreto
que dice cosas que ni entienden,
es un sentimiento tan eterno
que entre estos fuegos es tenue.
 única de mi y alma,
que mi amor se arrodille,
ahora estaré más en calma
con esta pieza sensible.
 Poetas y compositores, Diantres: Toma condesa por la cara,
con un tridente por furcia,
si vuestro amor toca la sonata
ha de sufrir vos por sucia,
toma un golpe por loca,
quiero que llores,
ahora por la espalda toma,
quiero que pidas ayuda con ojos llorones,
que lo hagas decimos estúpida,
toma estos golpes,
toma por la cara furcia,
sufre y que vuestro amor llore.
Beethoven: No puede ser,
ojala Dios ya venga,
esto es algo tan cruel
que me parte el mismo poema.

Poetas y compositores, Diantres: Pero que tal si te hacemos lo libido,
sí mejor ya que vuestro amor está tocando,
desnudaos el cuerpo sibaritismo
que queremos probar en lo copulado.
 Qué furcia tan húmeda y divina,
qué cuerpo y qué gemidos,
qué furcia tan lascivia
qué placer sentimos,
cuerpo de una diosa en ninfomanía
que todos penetramos en lo hedonismo.

Beeethoven a parte: He terminado la sonata,
y ni viene el mismo Dios,
que estará pasando en la gloria
donde no viene a salvar con su amor.

Poetas y compositores, Diantres: es un sabor que llena ardor,
pasión y mucha sensación.
 Miren como el estúpido de Beethoven sufre,
hahahaha, que sufra,
se lo merece en lo lúgubre
por haberse metido en la ruta.
 Beethoven: Dios la han tocado,
cómo es posible eso,
ni yo a su cuerpo inmaculado
y estos infelices ya con sexo. (Rocíos de sus óculos caen)
 No puedo creer amor mío,
recordad que todo acabará,
por favor amor bendito
tan solo un poco aguantad,
aunque se me parta las manos
yo así por él he de tocar,
lo pidió con todo lo digno
para que pueda ayudar.
 Condesa: ¡¡Amor sufrooooooo!!,
por favor que ya acabe esto,
son tan malos en lo sucio
que hoy aquí ya no me siento.
 Poetas y compositores, Diantres; Pobres de vosotros,
os tocáis estar así,
ahora nadie lucha
somos invensibles.
 Dios: Ahora fuerza de mi eternidad,
nadie y ni un inmortal existe,
solo yo en la vida más
con todo mi poder que no finge,
vosotros ha de llegar muy lejos,
ahora vuestro precio será,
tan solo que ir a un mundo ciego
donde se tropezarán,
donde ni podrán ver el fuego
y ni poder alguno tendrán,
os quitaré todo ese poco poder,
que ni a mi me hará daño,
ni siento que son cruel
ante lo que hagan de lo malo,
mi poder ha de curar al ser
entre lo más mágico,
y aún así siguen.

(Sueltan a la condesa de lo rijoso)

 Poetas y compositores, diantres: ¡Oh un Dios aparece,
y no cualquier Dios sino el que es eternamente,
ahora qué haremos, si allá nos manda,
él es el verdadero, ahora si estamos en muerte de alma.
 Beethoven: Gracias por Venir,
es el momento más glorioso,
me siento tan infeliz
porque a mi condesa saciaron,
la mujer que quiero
hoy me la han copulado.
 Sólo por ser más fornidos,
no pude mediar,
y más por vos Dios en lo cumplido
que dijisteis que termine de tocar.
 Condesa: Me siento bien por este milagro,
esperaba que pasara,
ahora la música fue el preclaro
que trajo a la mejor hazaña.
 Dios poderoso y bendito de todos,
alejad a ellos,
me hicieron tanto daño
que en mi dolor dieron,
gracias si vais a curarme
quiero solo el amor,
quiero estar con el romance
que es Beethoven de mi corazón.
 Dios: Y yo estoy feliz de que hayan soportado,
porque creyeron en mi,
si hubiesen perdido más la fe en lo lejano
no hubiera venido aquí,
ahora vosotros demonios,
con mi fuerza quito vuestro poder,
y escaldos y músicos
iros al mismo averno sin ver,
estaréis ciego
y muy mal sin poder amor tener,
pudieron haber cambiado
y yo daba un mejor tañer,
pero no lo hicieron ante lo malo
y ahora les toca en ese mundo entristecer,
hasat por la vida eterna quedarán,
no hay ni una oportunidad
por ser aquellos seres que solo saben asesinar.
 Les di por lo menos un hogar,
por lo menos un averno donde estar,
y se aprovecharon,
dieron más de su poder,
vinieron aquí y copularon
más a una dama que iban a llevar muy cruel.
 Iba hacer lo peor ante una mujer,
eso es inhumano,
por eso tendrán tal precio
y vivirán con lo más llorado.
 Cuando me vaya desaparecerán,
siento mucho eso diantres,
pero no hay más,
y vosotros cuiden su romance
y amaos ante toda la perennidad,
y seáis felices entre carne
con toda su pasión inmortal
ha de llegar aquí con paz
sin pecar y sin ser un diantre.

 (Desaparece Dios y se va al edén,
los diantres poetas y compositores se van al infierno,
desaparecen, y su mundo de fuego cambia,
y hay un paraíso de paz, amándose).


               IV

  (En la relación de su noche enamorada, entre la paz y el amor,
tocando J.S.Bach un Adagio y fuga para órgano BWV 564, en do mayor)

 J.S.Bach: Toco a vuestro recinto,
vengo del cielo,
mandado por Dios a su idilio
a que aliente con mi órgano a su lecho.
 órgano sonando entre compases divinos,
que canta la voz de Dios,
alentando sus mismo sensualismo
que os daréis en el amor.
 Condesa: ¡Oh J.S.Bach aquí!,
qué holgorio nos dais,
seguid tocando de frenesí
que nos sorprendéis en lo pasional.
 Beethoven: ¡Oh admirado estoy,
más por su obra en noche nocturna,
tocáis con tal pasión
que nos hace sentir ternura.
 J.S.Bah: Sigan, espero acción,
ofrezco música viva
y vosotros la hermosa relación,
juntos entre la sagrada vida
entre dos almas de gran amor.
 Condesa: ¡Oh vida mía,
qué feliz soy,
esto es tan digno de melodías
que suenan en el corazón,
más de Bach ante armonías
que ofrece de tanta pasión.
 Por fin el horror acabó,
soy tan limpia de lo núbil,
que ya no hay dolor,
porque soy por Dios tan dúctil
todo para que vos seáis el primer amor
para que me ame y haga la libídine relación,
todo cambia en la vida
y donde soy todo olor.
 Beethoven: No puedo creerlo,
que todo sea tan bondadoso,
sois pura para mi lecho
y vida entera en lo glorioso.
 Vivamos entonces amándonos,
por pasar tantos momentos,
pensando que jamás iba pasar algo
y que todo estaba solucionado en el sendero.
 Pero la vida a veces cambia
pero ahora me doy cuenta,
que ahora si vamos a vivir en calma
porque Dios nos bendijo con terneza.
 Condesa: ¿Amor?
 Beethoven: ¿Sí?
 Condesa: Quiero que despertemos esta sensación,
que siento como concupiscencia.
 Beethoven: os beso el cuello con sabor
y siento rosas como azucenas,
os quito el vestido de albor
que tenéis en vuestra belleza,
os beso la piel de la pasión
y siento como el aroma de la naturaleza.
 Condesa: sigue más poético cariño,
hacéis que sienta tal pasión,
que dentro de mi todo es tan libido
que me incita con toda excitación.
 Beethoven: Beso vuestros mismos senos,
hago ponerte más ardiente,
férvido es el apasionamiento
que hoy tengo en mi ente.
 Condesa: Siento que introducís vuestro miembro,
y me hacéis gemir tanto en la noche,
todo es tan plácido y eterno
que no podría irme de ti Beethoven,
siento de tanta pasión hasta orgasmos,
que calientan a vuestro ser,
es algo tan apasionado
que así quiero estar hasta el amanecer.
 Beethoven: Es así tan enamorado
que vos es una poesía de ser,
que oigo en recitación en lo copulado
de vuestra mismos gemidos de enternecer.
 Condesa: Siempre quise tener un amor,
así bote unas lágrimas de mi,
era horrible estar en el dolor
de días a días en el existir,
pero ahora me doy cuenta
que la vida hay más fe,
cuando tan solo se sueña
tienes a ese cálido ser.
 Beethoven: Me sorprendéis,
porque igual estuve yo,
esperaba un ángel que llegue
y mira en qué momento vino el amor,
en la lucha de unos sierpes
que vencí ante la música,
ella habló al mismo Dios
y trajo su bondad y dulzura,
quién podría creer
que mi música fuera tan sacra,
que ella hiciera resplandecer
ante este mundo de amor y magia.
 Condesa: Vuestra música es la que amo,
así como a ti,
tiene tanto significado
que en ella me veo ahí,
besándote el cuerpo saciado
de mis besos que son de mi.
 Beethoven: Continúa besándome,
se siente como un edén,
sois entre la carne el romance
que tanto anhelé,
que al tenerte de ojos a ojos,
de carne a carne,
se llama idilio amoroso
que va hasta los siderales,
de los mismos cosmos
que nos dan su luz rutilante.
 Condesa: Más de espacio,
más que el universo,
somos nosotros.
 Beethoven: Más que un piano,
más que el mismo cielo
somos nosotros.
J.S.Bach: Hasta pronto, duerman felices,
descancen, aménse y dejen al mund jazmines.
Condesa: Fue hermoso vuestra pieza,
qué deidad es ante el canto,
sentimos tal dandi poema
que en ella nos conjeturamos.
 Beethoven: Fue una obra de más lenguaje,
arduo de explicar el surrealismo,
solo fue un inmenso amor cantable
que en los trazos dijo "destino".
 J.S.Bach: Así mismo fue,
así mismo sonó,
así mismo se irá
y deja el mejor amor.

(Se va J.S.Bach al cielo)

 Beethoven: Fue tan divino besaros el mismo pubis,
sentir que todo vuestro cuerpo es mío,
que ya no es de nadie en lo dúctil
sino que de mi en el destino,
que yo solo he probado de esa carne dulce
que amo tanto en mi espíritu,
y vos erais antes condesa sin lo fútil
de lo que os convertisteis en el sino.
 Condesa: Pero cambió todo amor mío,
ahora he vuelto ser,
ya me quitasteis la ropa vos mismo
y visteis que era condesa feligrés.

 Beethoven: sí, tan glorioso y hermoso,
oh amor mío de mi existencia,
cómo os amo tanto en este corazón maravilloso
que muere por vos en la tierra.
 Condesa: Oh qué dulce sois en lo majestuoso
que dices en esa voz tan tierna,
que me hace sentir tan viva de lo portentoso
y amarte con más ganas y fuerza.
 Beethoven: Fue delicioso sentiros el cuerpo sensible,
que recorría por mi mismo pecho,
vuestras caricias tan indescriptibles
que me llenaron de tanto amor y fuego.
 Condesa: Mas fue rico igual sentirte,
tanta pasión en el lecho,
más con esa música de lo indecible
que disfrutamos entre el digno sentimiento,
que me desprendía a más orgasmos
por tanta armonía de lo férvido,
que no olvidaría esto tan sagrado
que hemos vivido de lo sereno.
 Beethoven: Igual mi gran condesa,
fue un momento tan apasionado,
donde sentí a una diosa bella
amando con todo lo más mágico.
 Condesa: Amándote entre el lecho,
sintiendo la vida ganada,
es lo que amamos.
 Beethoven: Quriéndote entre el pecho,
sintiendo sueños que cantan
es lo que amamos.
 Condesa: Sentirte tan cerca,
aún es sentir la respiración,
que acaricia mi lengua
de tanto placer y amor.
 Beethoven: Sentimiento que se expresa
ante toda esta vasta pasión,
es el mismo lenguaje de la espineta
que cantaba en allegro del ardor,
y es lenguaje como Bach en su pieza
que dio ante nuestro lecho de amor.
 Condesa: Fue así tan colmada de terneza,
que en ella entendí que somos uno,
que nos amemos con toda naturaleza
y disfrutemos del destino o mundo.
 Beethoven: Así mismo amor,
ahora debemos descanzar,
hasta mañana mi dulce primor
donde seguiremos con tanta paz,
que en este valle habrá frutos
hasta de cantares y de amar,
juntos en un fóculo de amor profundo
sin dejarnos de abrazar.
 Condesa: Descancemos mi amor único
que tendré en mi vida eternal,
por siempre amándote con lo más arduo
como el amor que nos tenemos de verdad,
y que me enseñaréis más piano con fortunio
con toda pasión y felicidad.
 Beethoven: Buenas noches condesa,
un beso, una flor y un abrazo.
por cada astro en el firmamento que veas
será cada noche siempre ese regalo.
 Condesa: Buenas noches pianista y poeta,
por cada obra en notas de los acordes,
será cada beso, abrazo que alienta
a vos cuando compongáis Beethoven.

No hay comentarios:

Publicar un comentario