La lobreguez y el día.
¡Oh cúspide lobreguez!,
¡Oh que os consumís hasta el aurora!,
¡Ah!, hasta canta un pez
entre las mismas olas.
¡Oh destelláis a
cierta tez!;
a la rosa que yace ahora.
Cobriza sus ojos
de carmesí,
lóbrego si no os tuviese,
noche os perfuma lis,
¡oh por veros silente!,
dormida entre el lazo,
os alentáis en presente,
no permitís rechazo
que en mí, vuestro ente.
Regodeáis al cuito
día,
por haberos perdido,
vorágine fue la tirria
y fortunio es el papiro.
Voz en canto
dulce,
diosas os aromáis,
vos cantáis lúgubre
y en polen perfumáis.
Creí que el alba
era lobreguez,
ya ni estigia cohabita,
¡oh por vuestra candidez!
que habéis dado afrodita.
Vuestras ondas
perfuman,
notas candorosas al amor,
dejad que en pasión os consuma
para amaros más en ardor.
Así clamaréis en
cópula
hasta que ya no podáis,
estrellas serán lumbrosas
por noche que rutiláis.
Dejad que os ame mi rosa,
permitid que sea solo vuestro,
no sentís que os rozo diosa
por ser de este arte el maestro.
Nadie puede
comprender,
el verso cae a música amorosa,
hoy me hacéis embellecer
por vuestra dulzura cadenciosa.
Soy rapsoda y
bardo del amor,
ámame y os amaré más,
no lloréis jamás primor
porque vos viviréis en paz.
Contemplaréis fiel
pasión,
mi alma en promesa,
podréis darme dilección,
por ser mi soñada condesa.
No manchéis este
amor
sino que inmaculado sea,
así diosas darán orfeón
entre escalas y cadencias.
Purificaos con mi cariño,
perfumaos con mi locura,
regodeaos de este niño
y amad a mi ternura.
Siempre en vuestro
aire estaré,
siempre vos seréis mi poema,
siempre a vos recitaré
entre versos y fonema.
Vivir a vuestro
lado es soñar,
quizá escribiros con corazón,
pintaros es por tal idílico amar
en este cuadro óleo en razón.
Teneros es
olvidarse de Dios,
por acuciaros en mi fuego,
amaros sin el mismo adiós
y que renace el apego.
Creí, sí creí que
había muerto,
no… así no fue y no era cierto,
viva estaba, solo que dormida,
en forraje alojada y la vi y fue alegría.
Si alguien leyese
solo esto,
supieran a qué magnitud llega,
si descubriesen el proemio
que mi corazón refleja.
No un simple
longevo,
un soñador de la tierra,
no que en arte sea nuevo
sino aquel bardo en Letras.
Ya si existe de
tal corazón,
pocos hay en refugio,
que viven de tal predilección
en idolopeya de fortunio.
Prosopopeya son
mis líneas,
a perfume de música oculta,
para escribirla en pura tinta
hoy desde mi rincón en pluma.
La rosa se
adormece tranquila,
y solo narra un pasar de luna,
que hubo hasta la favila
y el Réquiem en esta fortuna.
Que el cielo hoy
alivia
por vivir una locura,
así me digáis loco en poesía
eso es la vesania de una escritura.
Hasta pronto noche
querida,
buenas noches
dúctil flor,
seguid durmiendo bienquista
y hasta otro amanecer de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario