miércoles, 24 de agosto de 2011

La poesía idolopeya de una pieza, para que una vida melopeya en paz florezca.



La poesía idolopeya de una pieza, para que una vida melopeya en paz florezca.

Un poema en la tonalidad de sol menor,
sonando esa balada de la obra veinte tres,
comenzándoos con un movimiento de dulce amor
a lo lento de suavidad que tenía Fréderick Chopén.
Luego a un movimiento moderado de lo tranquilizador
entre los compases con notas de lo bren,
como a su alma de esa vida que tenía de resquemor
para salvaros con su entonación del ser.
Así lo vivía el mágico bardo de Fréderick Chopén,
porque ante las sumisas notas era el lirismo de lo bardo,
que absorbía ese embeleso de florecer,
y porque al escucharos estoy que ardo
de tanta armonía al razonar vuestra obra que me hace enternecer,
porque a través de ella respiro flores del nardo
que me dan calma y me hace cantar ante tu tañer,
y viéndoos un cielo entre celajes de gama pardo,
ante un sol del lejano horizonte que me hace comprender
que vuestra tonada es amor de un tañer tan gallardo,
y solo que eso lo que vos expresáis de vuestro aparecer
como en esas palabras que entonan en esa balada de lo apasionado,
y que se apasionaban tanto en aquel tiempo, que escucho sonidos de lo ilusionado,
como entre mi hoja observando a vuestro ser tocándoos el piano con prosopopeya y amándolo.
Y a través de estas letras escribiéndoos en esta tarde de lo arrullado,
como a las letras, versos, tañeres de lo mágico,
saber que significa cada compás en su ser,
que eso es rimbombancia y la esperanza de su fe,
el seguir caminando ante vías sin fenecer,
y así es como escucho y siento el vencer
ante locuras y dulzuras que me entonan
al saber tanto su valorado idioma,
y que son en esa balada que se desprended tan iluminadota
y sonora de su pasión imaginadota,
a la cuál vivíais y como yo entre versos de historias
los cuales guardo y amo en mi memoria.

¡Sigo escribiendo y relatando mi prosopopeya!,
y que me he dado cuenta en el fondo de mi sentimiento
que todo lo que hago cada vez de mi vida es idolopeya,
describir a cada persona ya fenecida de mis versos,
los hago revivir, renacer en toda la delicadeza melopeya,
sintiendo ahí que aún viven de este universo
que es en el poema de la dúctil alma plebeya,
que aún los mira y siente que son eternos
y que no se irán de sus sonidos como del piano en mi epopeya,
y que él en heroísmo los levantará al orbe de etopeya.
Así vive mi sentimiento de la descripción
a vosotros del pasado en hermosos poemas,
los cuales son romanceados de amor
sin irse de esta felicidad eterna.
“Y alegraos estaréis por haber existido una persona que los describa;
o que toque vuestras piezas en sus tardes o noches,
o amaneciendo de ese tañer en su vida
y haciéndoos cosas que nadie en el mundo hace de amores.
Él único índole observa sus melopeyas de elegías
u otras de emoción en esa tarde hasta los albores,
pasando la noche y sintiendo que vive de las melodías
que ama en su ser como voces de sopranos y tenores.
Así es como vive tanto y tanto de su fantasmagoría
que no puede apartar esa pasión de sus rincones,
ni de su sueño porque anda ahí sonando ese piano de alegría,
sin cantigas plañideras sino sonando de emociones”.

¡Oh melopeya vida mía! que sonáis con la ballade, obra veinte y tres,
qué pieza es la que anida en mi alma de ese tañer,
es tan jocundo que el mundo lo veo de florecer,
como ante este amanecer, por la pieza de Fréderick Chopén,
que no ha dejado de sonar su alma ante mi naturaleza,
sigue sonándoos sin ser ella en el fondo plañidera,
sino heroica y jactanciosa de la enorme belleza,
cada sonido de su gran melopeya,
de esa ballade que despierta hasta en heroísmo mi epopeya,
¡oh así vivimos los vates ante la ternura fresca!,
ante la mañana que de serenidad me lleva,
y solo que escribiendo lo que me gusta ¡más hacer!,
de eso en las líneas de mi eterno llover
cayendo al mundo por las hojas de lo que hago en mi edén,
que vivo y vivo cada vez más de mi dúctil querer,
y que es tan rutilante mi fóculo que acaricio hasta lo bren,
por ser tan sagrario esta vida que me dicta desde antes hasta este amanecer.
No sé porque nadie me entiende,
no sé si alguien me comprende,
sólo como único aliento de saber es mi misma alma,
ella sabe lo que hago en la existencia siempre
y es lo que me da tenuidad a mi calma,
de seguir componiendo lo que es a mi remembranza,
la cual ahí disfruta de lo que hace de esperanza,
y luego poder dormir en la paz de mi tonadas,
y sin dejar de sonar la obra de Chopén de la balada,
la que me tiene a este momento escuchando el piano de romanza,
así de profunda y cautivadora es a mí mismo,
que siento solo que sus tocadas
para sentir que es mi amado surrealismo
el cual tirita de la pasión salvada;
y que me enfoca de sentimentalismo
sin dejaros sino romancearos de mi alabanza
que tengo por saber que sois el sonido
más que contento que alegró a mi añoranza
de haber estado en el tártaro fundido
sin búsqueda y fuisteis vos que apartó esa lanza;
en aquel mundo que no sabía lo que era lo bendito
sino hacía cosas que no eran de lo más querido,
y gracias por haberme hablado beato sonido,
y por haber glorificado mi vida en lo que jamás pensé,
pero que ahora sé que es este mi destino
y que con él hasta el oasis existiré
para tocar piezas de piano y tener mis plectros en ese paraíso,
que vivo regodeado por habitar la vida que jamás pensé que iba a oler;
pero que ahora tengo y que radiante me siento en todo mi profundo ser,
así vivir cada vez y entonar una vida sin enfermedad,
sino habitar una vida de esta gracia de mi paz,
sí así consiente a mi mismísima alma sin mendaz
siendo una señal tan prosopopeya que no se va de mi jamás;
y que ante el cielo siento observar una estrella fugaz
a la cuál pido que me deje vivir hasta la eternidad
solo que con mi honrosa vida que es esta de felicidad.

¡Es de noche Dios! y ese anhelo ante la estrella es lo único lo que os ruego en alma por favor;
dejadme que llegue, y sienta vuestro desdén de serenidad,
de respirar ese fóculo que fuera en el fondo todo amor
que viviera sin molestias ni infelicidad
sino con lo más dulce, eterno que es mi pasión;
quizás allá vaya con un amor celestial
si consigo aquí en la tierra con la misma semejanza Dios,
así con ella viviese de la magia pasional
o escribiese con ella aquí y allá de lo historiador ,
que hayamos vivido sino tener allá una venustidad y justa deidad;
así lo fuera, sueños que solo mantengo,
es tan fogoso lo que en mi ser siento,
cosas más allá de lo normal,
y es por lo que en verdad anhelo
para vivir de la tenuidad,
como ante mi alma por siempre a vuestro reino
que describo como lo más magistral
que pudiese en mi mundo imaginar.
¡Sólo vedme Dios como he sido!,
¡vos lo sabéis muy bien en vuestros ojos!.
Sabéis como camino y veo el surrealismo,
¡hacedme solo ese favor que devoto!
como lo más grande igual que a ti de cariño,
aunque a veces en mente no lo haya tenido,
pero en mis versos siempre os he nombrado
de los muchos que hago.
Sois lo más indecible de mis letras,
el que haya podido hacerme así de terneza.
De tener este don que vos me dio para vivir de grandeza,
grandeza a mi pasión que tanto mi alma en historia besa.
Y que a mi profundidad tanto esto embelesa,
embelesa como jamás lo creí y sentí como luces en el cielo de perseidas,
tan hermoso y luminoso en esta noche de belleza
es lo que observo y siento a través de un poema.
Tan gladiador soy de esta historia de mi vida a lo que me lleva,
para hacer cosas así tan eternas y portentosas que me dan sin anatemas,
sino pasiones y entonaciones de beatitud en todo mi epopeya,
que beso y amo en toda mis historias plebeyas.
Solo así vivo y estaré gracias a esta pasión sin ofensa,
por siempre hasta esperar la llegada de esa damisela
y vivir por lo menos con alguien que pueda darme su belleza
de adormecerme en ella y estar tranquilo ante esta ilusión que mi alma espera;
y poder triunfar con ella sin ludibrios sino con una vida sonada en historias de poemas.

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