domingo, 14 de agosto de 2011

Cómo un estudio transcendental logra una magia después de tantas



Cómo un estudio transcendental logra una magia después de tantas.

La transcendental del Estudio número nueve,
la pieza que se comunica en sus mismos tonos
como al mundo de lo que este lleve
como de entelequia va a decir en ese sonido que siente,
a través de su hermoseado y poetizado ente
que canta alegremente solo que en los tañeres,
sin ser ellos de vuestra composición los derramaplaceres,
sino que unos buenos romances de esa ornamentada de traeres,
que son los adornos de vuestra composición de tonos alegres,
cuando vos tocáis y acariciáis en ese piano esa pieza,
solo se observa a lo lejos del cielo diosas,
solo que la beldad se expresa en vuestra musa belleza
ofreciéndoos lo que una música hace ver de historia.
Nadie en el entorno calla sino que los ruiseñores cantan,
solo que ante el aurora del hermoso embellecer,
de vuestro transcendental que tocáis del alma
y solo es así ante el alba de vuestro ser,
y es tan sabia vuestra obra sacrosanta
que con sus entonaciones enamoran a la rojez
del corazón de los dantas,
animales como cérvidos en esa mañana santa
que os acompañáis ellos y un cielo rojizo de la alborada,
y al fondo del horizonte observándose el sol dando sus rayos,
sus efluvios bellos ahí en esa cándida mañana,
sabiendo vos que es la felicidad de vuestro ser amado,
solo que tocando lo que compusisteis,
y que de felicidad las deidades os acercáis para romancearos,
cortejaros y besaros, porque a ellas contenéis,
las oléis y besáis su carne para luego a ellas vos amaros,
viviros vos de lo paradisiaco y ornamentado,
las queréis tanto por su beldad inmersa ante este mundo perfumado,
os dormís ante la sensación de sus aromas,
mientras que vuestras manos tocáis a sus cuerpos y al piano,
una unión de un amanecer con ruiseñores y gaviotas,
las contenéis y les decís tanta romanza que caen tan apasionadotas,
cómo la música ante ellas, la cual hace milagro a ella de traerlas,
y sin pensaros vos son más que lumbrosas perseidas,
efluvios de un sol venido a vuestro alba de gran terneza,
vivís con su olor lascivo de una mañana del amor,
y es ante una pieza la grande belleza
por haber maravillado y traído diosas de lo triunfador,
solo las romanceáis y solo las amáis de puridad en tu poema,
al cual también tenéis en esa mañana de dulce olor
que escribís lo que os ha pasado en el interior
de esa música entonada a ellas de una bella entonación,
y que no abandonaríais vos por ser tu bella mágica ilusión
de lo que es el bellido, esotérico y arduo amor,
y que escribís con una pluma toda la tarde
ante ellas en un lecho que del amor arde,
y claro que cerca está el piano como lo vate,
el cual sois mismo en él de lo apasionante
y que escribís en sus cuerpos de ellas las palabras memorables,
y más que dulces y llenas de ese vasto romance.
Así vivís Franz Liszt ante el día hasta que llega la oscuridad,
y prendéis unas velas encima del piano de lo pasional,
y dejáis unas flores para que den aroman a esa noche magistral,
termináis el poema y de ser tan grande el amor vuelven hacer la libidinosidad;
os despertáis tanta pasión en ese lecho de sonidos del romancear,
que jamás vosotros imaginaron que iba ser así de exquisitez,
y por eso que Franz Liszt en esa noche grita a sus amores que son la paz,
y es por lo que vive, siente, ama y besa a cada una su tez,
a sus semblante regodeados y devorados de su amor,
que solo piden más que romance de su cuerpo que da brillantez,
así como las melodías que suenan en su noche de ardor
de ese transcendental que expresa ante las deidades la dulce rojez
de su gran y enorme y dúctil pasión
que solo duerme en su corazón
para entregaros a sus amores que idolatra con toda exaltación.

Después de hacer el amor y disfrutar de la romanza o aria,
amanecen en su dulce y paradisiaca mañana,
con ganas de vivir y seguir lo que su pasión manifiesta de magia,
se van a caminar juntos charlando de la vida hermosa,
de los animales, habla Liszt: “de lo que a un hombre le hace falta en su alma loca,
que todo no es como uno piensa que es su destino de mazmorra,
hasta que conseguís un flechazo de una diosa,
o por un milagro que aparece a través de las notas melodiosas”.
Os sorprendéis ellas a tales palabras que dice el músico de su camino de flora,
siguen caminando ellas vestidas como duquesas fabulosas,
él va vestido como todo un pianista que habla del amor en sus notas,
en sus poemas que son sonidos de historias,
y les cuenta que iba a componer algo que iba a explotar a sus almas,
y que al solo oír el sonido iban a sentir todo lo que habían pasado,
solo que en las armonías de un allegro que iba a componer lo más apasionado,
y al escuchar eso las deidades quedaron sonrojadas por palabras del rapsoda,
por ser en ese camino de esa naturaleza el que habla la verdad del amor en su oda,
así fue que estaba este compositor enamorado de sus diosas,
que iba a componer el sueño de un amor,
nocturno número tres lleno de un gran e inmerso dulzor.
Decide componer tranquilo en la noche ante las estrellas,
las diosas están durmiendo en esa noche de serenidad,
y empieza a ver imágenes en esa noche de terneza,
a él con ellas lleno de melosidad y felicidad,
de todo lo que pasó en su amaneceres,
sin ser ningún minuto en su vida los derramaplaceres.

Vivíais en esa pieza del sueño de un amor tan felizmente,
que componíais y tocabais tan hermoso en su piano enamoradamente,
seguíais tocándoos que ni las deidades oíais nada,
nada pero nada y él seguía componiendo donde pone cadencias,
explaya notas del verdadero amor de su alma,
y es tan deífico componer así a sus damiselas,
que anda con holgorios de buenas maneras.
Ya está terminando su composición de lo poeta
con el sabor de bellas tonadas y clandestinas letras,
así lo es y vienen siendo tres páginas su nocturno,
tan acabada ella con ningún error,
escribía como si fuera inspiración del fortunio
sin parar colocaba las notas de su gran deífico amor,
qué ilusión vivía este gran compositor,
y que amaba solo que a su mundo
por supuesto que eran ellas de pasión
ante la vida de las noches y albas de lo jocundo,
por ser solo que su pulcro sonido del amor de lo profundo.

Termina y llama a sus hermosas damas,
ellas van y sin entrar, ni abrir la puerta,
él ya había empezado a tocar su magia
y ellas escucharon más que el sonido como un poema,
leyeron los labios de su compositor,
estabais tan sonrojadas de esa dulce pieza
que gritaron: “os amamos Frans Liszt de mí gran amor,
has creado esa pieza sueño del amor,
que nos dejáis vesánicas ante tu ser de ardor”.
Él al oír decide deciros que es una pieza,
que en ella solo vio a sus seres viviendo con él de pasión,
que es una obra escrita como vasta inspiración,
que tuvo la lira de sus cuerpos para tener más locura,
más entrega a esa bella tonada que entona,
por sus fervientes seres que dieron caricias en su noche oscura,
y fue lo que hizo despertar más la pasión de su idioma,
hasta sentir que sus tañeres son solo que holgura
por incitar ellas a su pasión que es llena de aroma,
y que es pura y cándida como ellas de la romanza febrilota,
por haberse conseguido la ilusión apasionadota.
Y que ahora al ser la relación de tanto holgorio,
solo se observa a lo lejos de este mundo en la mañana lo glorioso,
lo bueno y lleno de tonos en esa vida de lo maravilloso.
Las deidades felicitan a su gran compositor por una obra milagrosa,
la cual tocaréis vosotras con Liszt de dulce amor en el piano de historia,
y que viviréis de gran fortunio ante ese nocturno tocado de la pasión amorosa,
de eso hermoso que a veces está en sonidos de lo piadoso,
que él compuso y que hará seguro ahora más con sus deidades de miles de tonos;
habéis conseguido vuestra alma la libertad de un mundo al cual anduvisteis solo.
Habíais compuesto ya antes, pero mirad en que pieza vino las damas magistrales,
qué bien es cuando se da algo en el milagro de no creer,
pero que aparece y al cual se puede florecer,
y más que vivir con diosas que se ama como a floras,
como si fueran entes intocables en la historia,
solo que por sus manos de pianistas tocando y amando,
y así de felicidad viviéndoos vos regodeado.
Como tu alma, piano, tañeres y tu amor rescatado,
con ellas siempre en ese mundo donde no se ve lo malo,
sino lo calmoso y piadoso como un reino de Dios en lo salvado.
Estándoos ahí cada mes y año componiéndoos de lo enamorado,
así es, así viven vosotros hasta que la pasión muera y siga,
siga allá en el paraíso con sus dulces cantigas.
Así será y vivirán de la hermosa poesía
que entona en sonidos sus vidas.
Así de hermosa ella que vosotros siempre tocarán y leerán de alegría
como la poesía y las armonías; que son una sola en su eterna fantasía,
la cual es su dicha, su mundo y lo que es el renacer ante el pianista,
que solo ha vivido para amaras y anhelaras con la pasión renacentista,
con su sensualismo poético y surrealismo de su eterna vida,
que lo es y será ante vosotras deidades que viven con su alma de poesías y de liras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario