jueves, 11 de noviembre de 2010

¡Oh veáis ahora mí introspección íntima del amor!




Un hombre entre la fantasía del idilio, a la amada realidad anhela vivir.

Caminaba por mi mundo con la esperanza
de conseguir a esa faustosa dama,
que si la encontraba quería gritar ¡alabanza!
porque en las noches pedía su alma,
y en melodías su rostro entre mis plegarias,
pedíais tanto igual mi poesía de las alboradas
su aroma arrumaco y de figura clamada.
¡Idolatrado seréis metáfora de mi noche diamantada!,
por ser las estrellas de luz que esperara
como entre mis versos de otros escritos esa dama;
¡has sido tanto el pedido que me he vuelto apasionado,
o quizás por adormecerme en ese romance del abrazo!,
al que sueño encontrar y darle ¡mis gustazos!,
decirle que es lo que tanto me ha embelesado
lo de esta vida teniendo en mi corazón, !él besando!,
lo que ha estado siempre en mi mente
esos sonidos que tañen entre romances fantasiosos de mi presente;
pero que de él dependerá si aparece
entre el lar tañendo junto a ella apasionadamente.
Si veis destino si eso se envejece
como lo plañidero despertará lo inmortal enteramente,
y si es ella arderá el paraíso entre ángeles dulcemente.
Ese reino sagrado de Dios hará ver mi fuego
el cual es por la romanza de mi esperanzado ente,
si llegáis aparecer no será juego
si no estaré junto a ti ardiendo plenamente,
y veáis que tan profundo fuese mi apego,
porque dentro de mí arrullara tu cuerpo evanescente,
y que estoy entre dos caminos con la espera de esa luz.

Os contaría mi parte espiritual más ardiente
que ha estado tañéndoos entre violines sin detenerse,
el que me ha estado llenándoos de toda esa melodía,
pero ha faltado algo más,
algo que va más allá que la ternura de infinidad,
es la caricia ante mi propio espíritu encendido,
como la de esa dama consumiéndome de cariño,
y así ya mis versos tuvieran lo infinito
de querer y besar con evanescente sentido.
Y que le pido que sea tan igual de mis gustos
para que al mundo demos apasionantes acordes,
y sin tomar ante vías el susto
y entre el piano demos juntos pasiones,
y que en él encendamos del amor
y que nos demos tanto ardor
que no se podría alojar de tu respiración;
porque ahí estuviera ella respirándola de pasión,
y amándola de ferviente ternura
que no se iría jamás de mi olor,
y así la vida tuviera dulzura
y sus latidos si fueran, fuera vuestro romanceador,
que entre vuestro cuerpo acariciara como a la flor,
y que entre tus pétalos olería y te acezara de pasión,
o si te viera en el piano fueras para mí una hada,
y entre las mañanas os daría mi alma enamorada
para que quieras y améis de mi pasión que esperaba,
me gustaría componer música clásica con esa Vesta dama,
porque fuera el fuego eterno de la pureza del alma,
y al solo serlo así, a mí alma ella la levantara,
por solo acariciarme y besarme con su boca blanca,
como las hojas de la partitura en mi piel embrujada,
por su sortilegio que dio desde que vi su mirada,
fuese mí espíritu encendido de llamas,
si ese ángel apareciera le suspiraría hasta el alma,
fuese mi mundo ya una vida acariciada,
ya la fantasía fuera regodeada y viva entre mi carne anhelada,
porque daba entre los versos el infortunio que apedreaba.
La llenaría de muchos besos tiernos en su piel nácar,
la quisiera tanto que en noches le cantaría tan soprano,
que nuestra luna hasta diera el encanto,
de ser nuestra vida lo apasionado,
y se podría decir que mis poesías fueran Proserpina,
que estuvieran vosotras sin vida,
que en su muerte revivirían, y daríais entre mis historias alegría,
como la deidad que es vida, muerte y resurrección,
sí la doncella que le espero fuera mí pasión,
mis poesías estuviesen felices junto a mí de gran ardor,
y con ella estuviese, como en el piano sonando de amor
entre escalas corriéndoos entre la armonía de emoción,
¡de mucha alegría por amar a mi bendito furor!,
o si escribiese con ella poesías de lo que nos pasa en la vida,
llegaríamos hacer ver las letras que no se ven en la melodía,
y todo fuese clandestino, pero con la luz del florecido delirio,
letras se verían en los poemas de nuestro apasionado destino, que fuesen los sonidos.
¡Oh mi yo! la quisiera en el verbo infinito que es el amor de mi sentido y de mi corazón enardecido.

Como si nada aparece una dama entre mis ojos fijos,
y que le ven como tontos y perdidos,
podría decirlo así, porque es lo que me pasó,
porque ya desde sus ojos presentía algo, ¡como el universo!,
entre sus ojos contemplaba ¡muchos versos!,
era en un silencio muy corto que vi todo eso,
quise ir con ella para saber de ella y su sentimiento,
nos fuimos conociéndoos pero expresándoos todo mi aliento,
le confesaba mis gustos, los cuales dieron buenos rumbos,
porque a cada expresión mía que daba recibía lo pulcro,
le gusta el piano, el romanticismo,
escucha baladas y eso a mí alma le hacía sentir un idilio,
pero no sé, ¡qué cosas digo!
!si ni siquiera sé!, si a ella le parezca lo mismo,
es como en la ruta de mis caminos
un pasadizo en donde es clandestino,
el saber si ella sintió lo mismo
o no cuando le hablaba de mi surrealismo,
le expliqué que era para mí el piano,
le hablé de que era el hermetismo
que estaba en el tan unido y fundido,
porque entre milésimos de sonidos
que dan son confundidos,
porque nadie entiende su idilio,
que entre las teclas blanquinegras
dan al mundo su ultraísmo,
al que en el piano da su esencia
para que quede en el futurismo.
Así veo yo y de esa manera expliqué
a esa dama que conocí de romanticismo,
una joven que se llama Carla
a quien quería hacer ver lo que era para mi
la pasión de mi alma,
quería hacerle notar lo que es esa magia,
quería explayares que el piano ante el amor puede ser una presagia;
que será eterno por vivir en el de tal pasión,
que en los corazones dejara el inmortal amor,
que es el surrealismo que siento y que hace arder,
ya que le gusta el piano, me hizo encender
todo mi organismo en su ser.
El fuego no se notaba pero sí en mis ojos,
todo por esa que en los suyos veía el universo,
y mi alma no estaba en enojo,
y descubría en sus ojos claros cobrizos los versos,
a los cuales hoy les doy delicados besos,
mis palabras por ella hoy están ardiendo,
y jamás pensé encontrar eso tan tierno
que me hiciera sentir esto en el pecho
tan armónico y éxtasis del embeleso;
lo que pedía en mis poesías como ese lucero
de que viniese y tuviera lo que yo tanto quiero,
como el piano que sabe tocar, era un pulcro aliento
al que no se ve todos los días de este universo,
me hacía vivir un ameno momento,
y que entre mi remembranza estará floreciendo
hasta que sea el día de que pueda tenerla como a mi sueño;
y disolverme junto a vuestra piel como dueño,
porque había descubierto su dulce sentimiento,
y que del cual no ha estado en otra damisela que haya conocido;
solo en esa hada que ha dado luz a mi destino,
y que entre mi lenguaje haya ella entendido
toda mi inmensa pasión que tengo en el corazón ardido;
ha dado luz por sus costumbres de su vida,
y por su vocación que tiene de alegría,
y porque en sus ojos y entre sus labios
siempre ante mis ojos estaba esa sonrisa,
y era como verle la pureza del salmo,
no sé si será ideas mías,
pero eso es lo que de esa mañana veía,
y que yo mismo ante su presencia hacía.
Ella me habló de la religión
y me dijo que de cual era en mi razón,
respondí : vengo la del cristianismo
pero casi no voy a la iglesia y no creo en algunos de sus ritos;
como en creer en imágenes, y a eso ella me dijo,
como por ejemplo: es como en mi casa sirvan café con leche,
y a mí no me gusta, pero tomo de él porque es de mi familia.
Pero le volví a decir que estoy en la religión,
pero casi no voy a la iglesia aunque debería de ir;
que en donde estudiaba hice la primera comunión
para ser entregado a Dios,
y ser perdonado por los pecados ante la sacra Ostia,
pero que en las religiones todo es una política
y que solo existe un Dios de su historia.
Me contó que su padre estaba en la música,
que le gusta las leyes.

Ella ante mis pupilas daba el deseo de conocerla más;
que hasta de tanto platicar
fue mi desayuno entre palabras de divinidad,
y tuve que apurarme de desayunar
para que así en donde tenía que ir no llegue tarde,
pero ella me dijo: no comáis rápido, come tranquilo.
Y comí tranquilo, pero por dentro regodeado
por esta dama que haya entre mi destino encontrado;
y porque ha sido como una luz
que de mi camino ha dado virtud,
y que de mi juventud
hicieras florecer tú,
y a dar un color tan azul
que ni se pierde en el cielo vuestra luz.

Porque a veces somos así los poetas,
porque tenemos que tener a esa damisela,
como entre nuestros ojos su presencia,
porque no la podemos desterrar
un segundo sin dejarla de pensar y de mirar.

A veces las letras, las imágenes son
metáforas como su rostro de iluminación,
cada una de ellas es vuestro pudor,
en todos lados vemos la pasión
como la de ella que es mi locución,
o como levantar mi voz
hacia el cúspide Dios,
y pedir en esa expresión
su vida y su merecido amor,
para que de ella demos ardor,
de lo que tanto ya llevo pidiendo
sentidamente en mis poesías de ilusión,
amándola entre melodías del apego
y arrullándola en el corazón,
y así renaciendo la ceniza del sueño
que fuese contigo mi vesánico amor,
y que en tu cuerpo fuese todo respeto,
sólo os tocara con melodías del sentimiento,
tomaríais lo más sacro de mi aliento,
como el componerte un vestigio de nuestro enamoramiento;
¡huy yo por vos si sueño! y ojala no sean solo palabras sino hechos,
y así junto a la piel hacer florecimiento,
y así por fin tener entre la fantasía mi más amado sueño,
que eres tú, y creando una vida de dulces momentos,
e imperecederos entre los recuerdos,
y alborozados entre semblantes de lo tierno,
que es el amor entre partituras de tenues besos,
por ser nuestra historia en que en esta hoja de poema tengo;
y que del cielo a él caen muchos destellos,
haciéndole ver que todo será fuego,
y eterno al tenerla en tu lecho,
y que amaréis sin darle lo mesto,
sino lo que en esta vida nadie le hubiese dado de lo tierno,
pues dejaríais en esta vida un rastro
que de felicidad tendrás lo amado,
y que llegará hasta el astro
de millares de partituras de lo apasionado,
y no solo eso, también será el amor más respetado
que ni otros podrán saber que significa nuestros labios,
labios de las notas que suenen al mundo de lo romanceado.
Así soy, así viviré y así con ella estaré,
de ella no me alejaré y le espero que me acepte con digna fe,
que con su religión estaré y de ella en ternura dormiré,
es todo, solo está en tu alma y en tu corazón rojo,
el decidir en mí y entre mis ojos,
de querer vivir esta grandiosidad del amor,
o no vivir en mi cariñoso corazón,
si así no es , debería de esperar a otra ilusión,
por si llega y me ama como lo sueño yo.

Mientras llueve te mando el mensaje mío en gotas
para que toque tu alma,
y sepáis de él que este poema arde en llamas,
y entre la lluvia no se quitara el fuego que te ama,
porque es tan grande el idilio que con nada se apaga,
ni porque fuese un diluvio lo cambia,
sino mí amor arderá por vos hasta en las letras volando de mi alma
para caer en vuestra boca llena de agua,
y entrar en ti y así mover tu cuerpo lleno de calma,
y hacerte ver la dulce magia
que ha estado por siempre en mi ilusionada esperanza.
Y ante la lluvia de esta tarde que vivo escuchando la tormenta;
que de ella a vos toque como mi corazón de estela,
y que sientas melodías que a tu cuerpo besa,
con la ternura vivo en esta tarde de Venezuela,
no es otro violín ni piano, sino el sueño de esta damisela.
Que al tener el piano es estar sin vida,
y al tener a esta es estar en alma latida y lleno de melodía,
piano con flores y paz en los corazones,
evanescentes besos en pieles y olores,
y felicidad perpetua en mis voces, sin tener ida en su amor, pero amándola sin dolor.

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