lunes, 29 de noviembre de 2010

¡Amad a vuestra diosa Hera de la flor!




Orfeo y Euridice Hera de la flor.

Montaña seréis tutela a mi espada,
metáfora como fe de mi esperanza,
lagunas bañaran mi canto hacia la Vesta alma,
posaré de fortunio en todas las alboradas,
os invocaré bendita agua ante mis voces
para que le toquen como rocíos del alba,
y sobre todo a vuestra entraña
de esa pasión que creceréis en lo que encanta,
y porque es ella lo que mi alma solo en el tañer ama.

 Le pedías mis liras las olas de vasta fuerza a Poseidón,
para que las líneas os convirtáis cada estrofa de pasión
entre mis notas y tonos del amor,
que solo doy en lo paradisíaco y enamorador.
Os veré Euridice en la castidad de lo tenor
ante voces de lo soprano,
y que vuestras manos acariciéis de lo saboreado.
Ofrecéis pulcra caricia a mis regazos,
y alentáis vuestros aromas a mi encanto.
Sideral vuestra identidad de amar,
y no se marcha de mi vista jamás.
Poséis espíritu de Hera de la flor del matrimonio,
y ¡he robado su ente para darte los tonos!,
y no hay infortunio de demonios,
y ni descansados ellos en nuestro trono.
Sino sucumbidos en el inframundo del todo,
vosotros no respiráis nuestro entorno,
y amadme como mi instrumento adora tus óculos,
y que de este paraíso es nuestro fóculo.
¡Cómo de vuestros aromas de árboles y flores!,
vos daréis de esperanza al mundo,
y de ellos junto a mis liras de acordes,
inundaréis y mojaréis de relajaciones
sin ser en vista de dolores zozobradotes.
¿De dónde habríais venido Hera?,
¡he robado a Zeus a su esposa de primavera!,
vuestra esposa murió y en alma en ella quedó,
le pedí a vuestra beldad, ¿si quería? ¡y aceptó!,
¡sentís rabia por mí de cómo soy!.
A donde veáis ayer de tus mil años y así lo notéis hasta hoy
entre la magia de mi canto estaréis de dolor,
no hacéis ni un soplo de poderío,
¡he convertido tu magia en negro río!,
que ni habita el rencor, solo zozobráis,
y entre noches vuestra alma, vida, Zeus es contrista,
ni vuestra esposa os ama, sólo conmigo se regocija,
se vino conmigo porque no aceptaba vuestras misiones,
que le mandabais hacer a ella sin amores,
su carne bendita y sacra no aguantaba lo zozobradote,
sus alientos buscaban dulces besos de acordes,
y a eso son todas mis estrellas de paz de voces
que he ofrecido a su ser de ilusiones.

Al Dios de la belleza de mi lira Apolo,
os pido el ardor como el sol en mis tonos,
y así hacéis arder a mi Vesta Euridice de lo sonoro,
y vuestras melenas al paraíso hacer brillar como sol y oro.
Paz se entorna entre mi inspiración de lo trovo,
¡cómo antes nunca lo imaginé volver hacer del todo!,
y adoraros seréis letras de poesía a mi amor que adoro,
¡y de qué tranquilidad entre ésta naturaleza!, ¡cómo el oasis reposo!,
y amar mis alientos, ser, y ojos,
su puridad que llegó a traerla a este hoyo,
donde todo es primavera de la flor del matrimonio,
y una voz dijo: “Casaos entre el anillo pulcro de lo amoroso,
vuestra damisela a tú alma sin demonio,
y así no bajarais al averno de lo malicioso”.
 Protejáis vosotras liras siempre ante cualquier cosa a ella de peligro,
e igual cuando canten los grillos
para avisarme lo que le suceda al amor mío,
que siempre sonaréis en mi destino,
en este paraíso cantaron sarcásticos los ruiseñores
hacia el Dios Zeus por ser miserable a lo que era,
y regodeados ellos ante mí de cantores
que adoraban a la diosa Hera;
como la flor de mi alma de primavera.
Os quedáis alumbrado Dios Zeus de la misma funeraria en velas,
y escucháis que hay lamento hasta en violines y vihuelas
que he ofrecido a vuestro ser de huella,
y que permanecéis de eso en el infierno de tinieblas.

Diosa mía de mi piel y ojos de estrellas,
venid y hacerme feliz con tu sonrisa tierna,
os necesito todo hoy de ti mi bella Euridice Hera,
amadme con todo el latir de partituras que he ofrecido a tu ser de belleza;
y explotáis de flores, aromas este mundo de naturaleza.
“Orfeo humilláis tanto entre estrofas al Dios de la dolencia,
y ni voz se ha escuchado de el ante vuestra presencia.
Sois grande y cúspide al amar a alguien de tu ser de poemas,
¡cómo a tu dama Vesta!, que le dais besos en tonos que besas,
a sus labios en sonidos de vuestra boca grana,
y al orbe en donde estamos dais bellas gemas,
y ni se comparará a otros esa gama
que se ve en ornamentación de árboles y ruiseñores de huella;
fijaos vosotros que soy un espíritu que le habla de voz tierna,
y ni los abandonaré en su primavera
que he disfrutado de mil besos en partituras de esencia.
Sólo un espíritu soy, solo eso a donde vos me oigáis soy de amor,
y que os acompañará en sus tonos de la pasión”,

Al amarse así tanto ellos de amor entonado,
tañen ante la pasión de lo entregado,
no se dejará de ver en el idilio algo así tan saboreado,
siempre volarán entre cuerpos y caricias del regazo.

Orfeo decide pedir entre plegarias al Dios Febo,
que le mande el sol de llamas a sus pieles de amor perfecto,
en este mundo si hay eso, y más que el universo.
Son dioses y al serlo así, hacen lo que quieran a su derecho,
nada se los impedirá al amarse como en los versos,
entre trinos, arpegios de los dulces besos
que suenan cada rato que se besan como música de pasión,
alrededor de ustedes de emoción.
Se escucha eso y a eso se levanta el corazón,
como el de uno para manifestar el amor,
y hacer ver que todo es inspiración
como la que he dado yo
entre mis estrofas de luz y de calor;
para solo así acariciar a mi dama de ardor
y sentirla que es mía, solo mía de mi carne de la efusión.

Detenidos los malditos del infierno,
que ni sienten este entorno de lo tierno,
llamas entre fuego estarán de lo férreo
como Dios Zeus que he mandado hasta allá de lo eterno,
por nada pulcro verán ni los recuerdos bellos que tuvieron,
sonrisa en mi cara tengo, y feliz soy a la dama que anhelo,
y que tendré entre el amor más dulce de mis arpegios,
que irá ante mi canto de trinos, y cadencias inmensas de centello,
y ella acompañará con un agitador violonchelo
y arrulladme así de lo hermoso y tierno,
que de mi vida amaré a ti entre flores,
y así todas mis partituras tendrán ilusiones,
que eres esa que he buscado en mi naturaleza de amores,
y acompañadme ruiseñores de pasiones
y cantarme por favor para ser beatitud con ella de ardores.

Voces de santos se oyen a lo lejos,
y vienen ante este lecho,
como de flores y del pasto entero,
y dicen: ¡pintados de la magia de mis acordes,
y de mis seráficas voces!.
Idolatrados sus entes de pasiones,
del paraíso he observaos relajaciones
al amarse tanto que esto es por nuestra llegada,
¡ahora paraíso santo de sus olores!,
si venís otros aquí serán muertos,
por ser este sitio ahora de vosotros sagrado,
y que hemos ante vosotros entregado
con la verdadera identidad del ser apasionaos.

Solo ellos se fueron y nuestra naturaleza resplandecieron;
y felicidad más a mi trajeron,
de más gama y sonando dulces bemoles
a lo lejos un piano entre sus cuerdas de amores,
alentándoos así nuestra vida de ilusiones.
No se dejará de amar a este fortunio en los corazones,
y junto a ti Euridice tendré como flores,
respirándoos cada noche de canciones.
Mí alma está tranquila por tenerla a ella en mi vida,
mi poesía la ama tanto como mi voz soprano,
que no pensaré dejarte entre caricias,
sino amarte siempre entre composiciones de cada año,
y así florecer de nuevas cosas el amor,
y acariciar tu ser como lo sois de flor,
entre la noche que llega mis alientos que se adormezcáis
como entre tu vereda del hoyo que mi alma ama,
y os ruego que te dejéis querer hasta el oriundo que florezcáis,
y beldad al mundo resplandeceréis,
y de tus labios lascivos en oriundos floreceréis,.
Cantos se observaran entre mil años y no envejeceríamos,
junto a nuestros hijos más nos amaríamos.
Trovas de ellos se escucharían
hasta hiciéramos juntos una polifonía,
y entre las bellas niñas
sopranos de voces dulces se escucharía,
y ahí tuviéramos una hermosa sinfonía.
Jamás pensé que esto sucedería en mi vida,
solo mi ser sabía que iba a ser un inmortal poetiza,
que con su música haría entre campos maravilla,
las flores de más matiz florecerían,
los tonos de mis tañeres más susurrarían
de voces melifluas de la inspiración que de mi grita;
¡y miradme en que me he convertido mi Hera linda!,
en un sin nombre de esta belleza que nos guía
a unas escalas de notas que no se miran,
y que nombre no llevaría
por ser una composición que no se pinta
entre un título de armoniosa vida.
Os amaré entre los versos de mis tonos
al cual el recita todo lo amoroso,
y que en él está mi trino y trono,
amaréis mi alma en tu ser de mis tonos,
como piel nácar de mi vida de luz de piedad,
que nadie quitará en mi piel de verdad.

Hemos hecho cosas que no verían mis ojos,
solo mi alma a tus óculos,
de fortunio y de lo hermoso
que convivimos en esta lira de los tonos.
Sí de los tonos maravillosos
que suenan en el paraíso amoroso.
Apasionado será la vida, alma del todo,
al que no se inunda ni un lodo,
no se mancha de eso, sí de eso,
solo de besos y tiernos versos,
es como un camino que se camina de chelos,
y que del piano se da ha descubierto,
y suena pero tan bello, que veo del cielo.
Sí como la de una noche destellos
que caen ante mi ser de sonidos bellos,
me hacen volar hacia el firmamento.
Sí junto a ellos y disfrutando del sonido.
Me siento tan allá que con mí amada voy.
¡Voy y la beso allá tan ardiente que tengo amor,
amor y pasión de mi introspección!.
Y vemos nuestro paraíso de canción,
sí de canción hermosa que despierta a Dios,
el que nos ve como espíritu que apareció,
y que nos cuida todavía de amor,
nadie se olvida en esta vida de un romance agitador;
de lo que nos dice la vida y la íntima expresión,
como de lo que significa esta relación,
¡Sí que hermoso es amarse así en el corazón!,
y en toda la sagrada pasión del amor.

Olvidado seréis mal del infierno que quiso dejarme sin ella,
porque este lugar ha sido felicidad,
y no será como en la historia real de querella
donde Orfeo sufre de verdad.
¡Sino pintado aquí vuestro contristar
junto a vuestra Euridice de lo inmortal!,
y de él aquí nace la armoniosa paz.

Mil noches entre caricias los dos de amor,
moran de cosas que sonríen de ilusión,
que ¡por fin han pasado tanto juntos,
y que sus hijos son como ellos y no difuntos!.
Nadie ha sucumbido de lo espantoso,
todo ha sido en la relación amoroso,
que se quieren tanto en la vida del todo,
vuestras hijas e hijos son armonioso.
Ya nacieron ante esos muchos años de lo hermoso,
y al vivir ellos tienen vida infinita,
no hay edades sino la divina armonía.
Saben escribir poesía igual de maestría,
tan acabada sus trazos meticulosos de la vida
que describen lo que han vivido sus padres de alegría;
y como ha sido sus tonos que acaricia,
y que se convertís de sonrisas y armoniosa dicha.
No se olvidarían jamás lo que han hecho de la vida latida;
y que de ella a este mundo de las fieras; calma y ablanda,
que existen más lejos de este orbe y les levanta
entre la tranquilidad de su alma.
Cuando tocan es como hacer cambiar las cosas en amor,
y cuando las letras salen se ve adoración,
como la de ella de una prodigiosa iluminación.
Esto dice que es el comienzo y mil comienzos de ardor,
que estará en los corazones de su atención,
sin irse del sonido de su elaboración
por ser la grandiosidad del tenor,
¡cómo ha estado en la voz
de Orfeo hacia su dama Vesta de único amor!.

Bisbiseos entre notas del amor se escucha
hacia su amor de palabras de ternura,
y se antepone algo fuerte; ¡lucha¡,
¿por qué lucha?. ¡Es por tú dulzura!,
que se ha visto una fría tormenta,
y que no podrán morirse ante tú blancura,
son fuerzas maléficas que dejan agonizando los pianos, violines y vihuelas,
¡no podía hacer nada ante esos demontres de magia maléfica!.
Y pidió fuerza férrea a la Diosa Natura de la naturaleza,
y ha mandado tanta fuerza que no ha podido con esa magia negra;
que eran demontres venidos de la tormenta,
¡y han raptado a la hermosa Hera!,
y Orfeo al no verla gritaba su nombre,
¿dónde estáis hermosa Euridice damisela?,
¿dónde estás entre lágrimas?, ¿no te veo mi hermosa Vesta!,
¿dónde están tus cantos de la sagrada orquesta?,
que le dais siempre en mi vida de belleza,
¡aparecéis amor de mí poesía de poemas!,
no os veo inmortal amor, de tú poeta,
no quiero vivir esta vida de mi poesía patética,
me siento sangrándoos al no verte en las melodías de tristeza;
¿por qué te han llevado mi dulce amada?,
no veis ahora estoy con dolencia,
más que siento que no tengo fuerza,
y una voz vino diciendo: “¡ella está en las tinieblas,
tenéis que ir con esta espada a batallar por ella,
si queréis que venga a tu vida de primavera!”.
Era la espada de la esperanza que dieron al poeta.
Y fue al mundo oscuro de toda una fría tormenta,
iba caminando hacia allá y vio que estaba en la sima su belleza.
Veía como muchos la querían besar a la fuerza,
porque tenía una beldad increíble como la Natura de la naturaleza,
¡sentía rabia!, y gritó tan fuerte que escuchó la dama Vesta,
¡amor de mis partituras que tañen de mi aliento de orquesta!
¡he vuelto por vuestro ser que amo de mil melodías de cuerdas!,
no me he rendido ante tu pasión que amo de mí naturaleza.
Y las llamas se abrieron a su alrededor, y también lleno de ella,
y quemándose de eso usó su espada de la esperanza
y pudo apartar todas las llamas que le quemaban su alma,
y subió con su poder increíble hacia la pasión amada.
Subió tanto la sima que ni un mal pudo detenerlo, ni el Dios Zeus,
que quería recuperar a su Venus,
el plan era del Dios Zeus para robar al alma de su ex esposa Hera,
¡cuándo Orfeo llega y besa a su hermosa damisela!
florece su entorno de flores y desaparecen los demonios de esa historia de dolencia;
fueron mandados a un mundo más lejano que ni se llegaría jamás,
al inframundo o de no ver la luz y de sentir la lacrimosa de frialdad.
“Vosotros vivís el romance ahora de grandiosidad,
rescatáis a su identidad del amor de su tenuidad,
que con ella habían tenido de hermosura,
sí de eso y de dulzura.
¡Ahora sois feliz e ir al mundo tuyo de una ganada lucha!”.
Nadie pudo con él Dios Orfeo de blancura,
e incrementó su vida y sus poderes de lucha,
espada de la montaña como fe de esperanza
fue la que le dieron para que fuese al infierno para rescatar a su amada;
¡regocijáis a vuestra alma, y alentáis a vuestro espíritu del amor que a ella ama!.

Mundo de su paraíso igual cambia, se observa flores de esperanza,
ya no hay un mal en el cielo, ni tormenta,
ahora veis ternura entera, y la flor de Hera es una gran florecida primavera;
no hay dolor sino una vida que incrementa el amar de su gen que alimenta;
tonadas inmensas del amor que lleva, las hijas e hijos de ellos
escondidos de miedo, por haber visto esos demonios del infierno,
no hicieron nada y por eso que en el paraíso se quedaron,
sollozaban por no hacer nada ante el dolor del Orfeo consternado,
Orfeo entendió a sus hijos que ha amado. Al pasar eso feliz vivieron
entre cantos de armonías y en sinfonías durmieron,
todos en un mismo lecho, de flores azahares y cellos,
todo era más grandioso de sus sentimientos,
nada quedaba en agonía de sus momentos,
querían hacer las cosas ahora más de mil centello,
como de sus tonadas de instrumentos
al amor de su historia que han tenido de lo verdadero;
y que al final estará en lo agitador de besos,
y de caricias entre pieles de lo tierno,
y cadencias suenan solo en el piano de Frédéryck Chopin de su concierto,
e igual que los instrumentos como el concierto número dos opus veintiuno del larghetto;
sin sonidos de lo mesto, sino una ruta de apoyaturas, trinos y arpegios,
y luego sus cadencias delicadas de su sentimiento.
Reflejándoos a esta relación el triunfo de la primavera del paraíso de su sueño
que tienen entre su vida de florecimiento; y llena de regocijo ante la música del concierto,
suenan todos los instrumentos solos como si Chopin estuviese ahí de milagro,
y que da mucho agrado saber que sea eso así de lo apasionado,
y que convivimos de lo más soñado, como de hacer esta historia lo hermoso,
que entre sonidos Chopin toca de lo fabuloso,
y que hasta el espacio de esta noche de estrellas suena grandioso,
y yo ante el lecho durmiéndoos grito en lo loco: ¡amor eterno,
os amo y mis sonidos de ese piano os amarán como la naturaleza ama su terreno!,
que somos nosotros mi dulce amor de lo tierno,
cómo se funde entre la tierra y el cielo,
el deseo y el amar tan sonoro entre el lecho.
Es porque esto es el amor de luces fugaces del firmamento,
que pasan ante nuestros óculos de sonidos y besos.
Así no os deis cuenta amor de mi sueño,
siempre felicidad habrá en este paraíso del momento.
Sí se apareció el fue por algo,
es porque vio del cielo nuestro amor romanceado,
si el fue en su historia pasada romántico,
ofrece aquí el amor en su piano,
!y que cosa más hermosa que hacerlo en lo adorado!.
Veis es así Hera de mi corazón explotado,
no hay como este otro pianista de la inspiración del piano.
Él nos ha dado la bienvenida a su sonido armonioso,
y de que forma lo hace con su pasión del sonido hermoso.
Conviertes mi alma de amor, alentáis a mi vida Hera de ardor,
y así siempre mi composición a ti os amará,
porque esto es así de verdad, y tan ardiente como volcán
que la música será como un ángel guardián,
que nos ofrece su castidad divina del amar,
y así os amaré querida de mi vida fantasmagórica,
que ha sido hasta en mis liras tú histórica,
y de mi pasión ardorosa, mí alma a vos ama,
mi gen a tu ser idolatra, y de tu piel no se retira
sino siempre entre besos él os arrulla,
sin dejarte de saborear piel nácar de mis tonos que os apasiona,
y que os amará en la poesía de nuestra vida, y que estará en piel de hijos consumida.

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