martes, 31 de julio de 2012

En un crepúsculo desierto.



En un crepúsculo desierto.

 Entre pinceles y matices,
entre una mañana esperada,
ruiseñores en cantos apacibles
aún ante la luna clara.
 Una tela en donde pintar,
recordando a una dalia,
es como la estrella astral
de esta noche diáfana.
 Cogiendo un papel,
leyendo aquellos versos,
los tuyos de clavel
cuando inhalaba ese apego.
 No sé si era dilección,
de lo que vos escribías,
me enviabas aquel calor
entre las letras mismas,
cada letra era el albor
de una mañana distinta,
pero al recitar hoy
me doy cuenta que se marchita,
por desprender aquel olor
de un laurel de las hojas caídas.

 Solo y aquí en el vestigio,
y el viento toma mi mano
para vestir con el cariño
de un matiz encarnado.
 De lo que lleva como vestido
entre un poco negro y verde claro.
 Pintaros me lleva la noche,
entre aquella luna que alumbra,
viéndote entre brillazones
que hoy me da la ternura.
 Aunque los iris son azulejos,
la que me veía en la morada,
cómo olvidarme de ellos
si eran los que me hechizaban.
 Pintar es como acariciaros,
sintiendo la carne que amé,
pintar es recordaros
entre mi tela y pincel.
 Llorar lo hacen los que aman,
rocíos caen por tal añoro,
magia da a este gama
y alumbra como oro.
 Mis pupilas se alegran
por ver la magia de mi musa,
una obra inmortal refleja
aquella dulce ternura.
 Mejillas de suave grana,
perfume hoy siento,
es una misma dalia
entre sus mismos pétalos.
 Saber que no la tengo,
saber que se ha ido,
no sé a qué mundo o cielo
y aquel mismo idilio.
 Solo sé que te pinto,
solo sé que aquí sigo,
solo sé que te visto
y solo sé que te necesito.
 Las palabras son pinturas,
las notas son silencios,
por ser una historia que abruma
entre estos mismos versos.
 Si supierais que así os acaricio,
si vieseis esta pintura,
si contemplaseis el brillo
que tiene solo tú figura.
 Cabellera del verano,
volumen suave,
es un gama castaño
y la naturaleza ni sabe.
 Envidia diese a la naturaleza
por saber que así describo,
por ver a una damisela
que de tanto amor pinto.
 Llorasen y fuesen hojas secas
por no darle atención,
pero vivo en la pureza
de un recuerdo del horror.

  Pinto su boca como rosa,
siento que sus iris sonríen,
hago hablar a la loa
que mi alma pide.
 Quizá es la quimera,
quizá vivís muchas visiones,
pero adoras a la belleza
en que pintáis de amores.
 Tiene las cejas como su cabello,
la piel suave como dalia,
era así en noches de besos
cuando en su calor me abrazaba.
 Un sombrero galante pinto,
es azabache brilloso,
entre un bordado de plumas
que en la tela rozo.
 Ya está hecha mi musa,
solo falta el cielo,
nubes dan y ni hay luna
ante este alba fresco.
 Brilla tanto la pintura
que voy y la abrazo,
como si le mirase a sus ojos
que tengo en lo pintado.
 Quisiera que fuese real,
que me hablase un poco,
ahora dónde andará
y mi pincel solo sollozo.
 Hice más que una obra de arte,
una imagen que ni canta,
solo la imagino y hay romance
cuando me voy al pasado que me ama.
 Dómine, ángeles, pasión,
sentimientos y notas,
denme calma a mi rincón
con su mirada ahora.
 No hay señal en ésta aurora,
será que viviré así,
no hay ni una voz de la flora
que venga solo a mí.

 Usurera y pérfida vida,
solo recitar hay en pintura,
nada dúctil en la poesía
cuando vives en la dulzura.
 Sé que ya salió el sol,
y que tu figura deslumbra,
dais enrojecer al corazón
por ser tan hermosa epicúrea.
 ¿No sabéis cuánto añoro los besos?,
hoy solo os he besado solo,
quisiera mostraros este reino
que hoy es amoroso.
 Pienso tanto en el pasado,
pienso en porqué la perdí,
sé que cometí el pecado
de haberme ido sin ti.
 Pero tenía que irme,
mi familia se moría,
necesitaban dinero
y marché enseguida.
 Con mis pinturas,
con mis sentimientos,
pero falta la ternura
de este amor que quiero.
 De aquella vez no la vi,
por eso pinto y escribo,
solo recuerdo que fui feliz
teniéndote conmigo.
 Sonreías tan hermosa,
como cuando el sol sale,
cantabas tan sonora
como un soprano que arde.
 Me besabas tanto,
que sentía la flor que soñaba,
eras aquella flor soprano
que entre perfume amaba.
 Pero ahora porqué vivir solo,
y he buscado tanto a vos,
no la encuentro en ningún lado
y solo muriendo estoy.
 Solo contemplo la tela,
y solo siento que te veo,
viéndote ternura,
pero no te huelo.
 Porque es la realidad,
de fragilidad sin ti,
es toda tempestad
y así vivo aquí.

 Veo a lo lejos a luz del cielo
y veo llovizna ante el sol,
veo un arco iris en reflejo
y veo algo venir con una flor.


Parece tan igual a un recuerdo
que no sé si sea el amor,
pero quisiera que fuese eso
y así renacer a mí corazón.
 Baja entre alas,
pero no sé si sea un sueño,
pero escribo igual la aria
que hoy vivo en los versos.
 Hasta que llega su luz,
y mis ojos quedan ciegos,
dejo ahora de escribir
y ahora ya no pienso.

 El hombre anheló tanto
que la luz era su amor,
llega y le da en su mano
aquel perfume de su flor.
 Diciéndole que aún no es tarde,
y que ha comprendido lo ocurrido,
pero venía del cielo como ángel
porque había fenecido.
 Y él ahí elevando a su arte
que había hecho en su destino,
pero la amada ya sabía lo vulnerable
de lo que le había sucedido.
 Y le habla su romance
y renace de pronto su mismo amorío.

  La Chapeau di dalia: Buen día joven,
he sabido todo lo que ha pasado,
las heridas se han de curar conde
y bien a venturanza en su costado.
 E igual si pensáis que me iré,
no creáis que así será,
mi idilio os pertenece en su ser
y pasión se vivirá.
 Peter Paul Rubens: Quedo sin voz,
quedo ahora más enamorado,
os pinté algo amor
y quiero recuperar el pasado.
 No he podido vivir sin vos
porque en verdad os amo.
 La chapeau di dalia: Yo sufrí mucho,
pensé que me habíais abandonado,
 creí que conseguisteis otro amor
y me dejasteis sola y llorando.
 No soporté el dolor
y no conseguí a nadie,
sola estuve en mi nación
sufriendo en lo agonizante.
 Pero me fui a otro lado
para que no me buscases,
quería vivir sin veros
y así estar sin observarte.
 Peter Paul Rubens: Me fui,
porque mi familia estaba mal,
podrían haberse muerto
pero les di un poco de mi capital.
 Me fui sin avisaros,
sé que fue un error espantoso,
por eso me condené
por el resto de mis días lagrimosos.
 La chapeau di dalia: Yo comprendí,
cada frase veía del reino,
tanto me amáis a mí
que mi corazón vino por eso.
 Peter Paul Rubens: Mi hermosa dalia,
vivamos como antes,
seamos aquella magia
que se besaba en el romance.
 Recuperemos el pasado,
quiero amaros vida mía,
 daros un mismo cuadro
de mucha pintura escrita.
 La chapeau di dalia: Ya os dije,
que así será amor mío,
que viviremos sin lo triste
y reviviremos el vacío.
 Me gustará ver la pintura,
no hace falta que me enamore,
siempre os amé mi musa
de aquellas bellas entonaciones.
 Peter Paul Rubens: Pensé que del cielo lo vio,
entonces os mostraré la pintura,
es tan brillante como el sol
que da rayos y alumbra.
 Igual yo estoy enamorado,
pero más quiero arder,
más de vuestro ser amado
junto a la pasión y querer.

(Y le muestra el cuadro en donde pasó pintando)

 La chapeau di dalia: Este es el cuadro,
es tan hermoso y soy yo,
me deja sonrojada lo mágico
que a mí me hicisteis como flor.
 Más al recordar las palabras,
de todas las oí,
y ver la pintura es mágica
sabiendo que me queréis a mí.
 Peter Paul Rubens: Pero si aún lo queréis recordar,
todo eso que escuchasteis está aquí,
en estos papeles que hice
sembrando todo el amor de mí.
 En esperanza de una señal,
pero vinisteis ternura,
estoy tan feliz ahora
que quiero la dulzura.
 La chapeau di dalia: Rubens amor de mi alma,
fue por Domine que me mandó,
así pude venir en la magia
para estar contigo amor.
 Peter Paul Rubens: Entonces oyó mis palabras,
sintió que me hacía falta ese querer,
se compadeció de mi alma
y os trajo a mí en el ser.
 Ahora serán días felices,
será vivir el sueño de un amor,
estar de piel a piel
y de corazón a corazón.
 De gritar que existe la fe
porque vive en la pasión.
 La chapeau di dalia: Sí escuchó,
dijo que necesitabas vivir conmigo,
que no era justo perder el amor
y estar en ese abismo.

 Viviremos de esos días dilectos,
amarte será más que el siglo,
llegaremos al reino
con tanto amor conseguido.
 Peter Paul Rubens: Os amaré entre mi pintura,
os querré en los amaneceres,
siempre habrá pasión nocturna
entre nuestras pieles.
 La chapeau di dalia: Os consumiré como el fuego,
os dejaré en ceniza,
pero volveréis en apego
y así será de por vida.
 Peter Paul Rubens: ¡Oh amor que en pintura respiré!;
que ahora estáis junto a mí,
y que siento tanto querer
que jamás en mi lo creí.
 Lachapeau di dalia: Fue hermoso soñar,
siempre una caricia llega,
y esa soy yo mi ser pasional
que en vuestra carne anhela.
 Peter Paul Rubens: Os acaricio la espalda,
os aliento el cuello,
os consumo en besos con mi alma
y desnudo tu cuerpo.
 La chapeau di dalia: Me dejo consumir,
dejo que me hagáis todo este día,
los próximos serán igual así
con toda esa pasión que palpita.
 Sígueme besando,
estoy sin vestido amor,
sigue dejando tú hálito
entre mi piel en el ardor.
 Peter Paul Rubens: Os acuesto en el lecho,
me desvisto yo,
os doy flores y sahumerio
de mi boca a tú corazón.
 De carne a carne,
de vida a eterna vida,
de romance a romance
y de una lograda alegría.
 La chapeau di dalia: Qué perfume,
qué pasión ofrecéis,
qué locura vivo Rubens
ante este dulce querer.
 Peter Paul Rubens: Mientras hago el amor,
todo en un papel escribo,
tus recitaciones de pasión
entre este mismo libro.
 La chapeau di dalia: Qué dulce eres en la efusión
que siento hoy cariño,
es tan paradisiaco esta relación
que hoy aquí vivimos.
 Ahora siento el prepucio amor
que me exalta por completo,
es tan fogoso el ardor
que de mí algo desprendo.
 Peter Paul Rubens: Es tan cálido,
tan inmenso la exultación,
tan lleno mi miembro del orgasmo
que es el paraíso esta unión.
 La chapeau di dalia: No dejo de besaros los labios,
ni de acariciaros el cuerpo,
os amo tanto en mi costado
que me es feliz vivir del momento.
 Peter Paul Rubens: Igual yo ternura mía,
me agrada tanto igual besaros
que me siento en una melodía,
que sonase entre el piano
con tanta pasión en su armonía.
 Y suena tan mágico
que hoy os canto con delicia.
 La chapeau di dalia: Eres tan romántico
que vuestras palabras me gustan,
sois tan único y paradisiaco
que me hace sonreír de dulzura.
 Y estoy ya que no aguanto
por volver a emerger,
más que unos orgasmos
ante este idilio de querer.
 Peter Paul Rubens: Y yo estoy que acabo
ante mi glande de este atardecer,
y ahora lo hago
encima de vuestra piel.
 La chapeau di dalia: nos hemos saciado,
hemos revivido aquel amor,
 Dios nos mirase con entusiasmo
por haber revivido el ardor.
 Peter Paul Rubens: ¡Ay amor tanto os amo,
que llega hasta al firmamento!,
os amo con la fuerza de los mares
en todo este mismo pecho.
 La chapeau di dalia: Y yo a vos con la furia de la naturaleza,
con el ímpetu de las tormentas y huracanes,
es lo que a mí se apega en este mundo entrañable.
 Peter Paul Rubens: Mundo cándido y dulce,
el poeta canta hoy en la poesía,
siendo tú rapsódico Rubens
que te ama en esta vida.
 La chapeau di dalia: Hemos terminado,
hemos acabado el coito pasional,
ahora descansemos en el lecho
y así serán días de lo celestial.
 Peter Paul Rubens: Yo no descansaré,
Yo debo antes algo hacer,
Debo acariciar algo
Ante la magia de mi pincel.
 La chapeau di dalia: A qué os referís,
qué pintaréis amor,
qué se os ocurre hacer
mi amado pintor.
 Peter Paul Rubens: Voy  a pintar lo que hemos vivido,
voy acariciar ahí el idílico amado,
voy a escribir ese surrealismo
que hoy hemos pasado.
 La pintura de nuestra vida,
la pintura que no muere,
la pintura que renace en alegría
y que sigue y vence.
 La chapeau di dalia: Me habéis hecho tan bienquista,
y aún así más de vos ofrecéis,
me hacéis sentir tan viva
y ahora más si me pintaréis.
 Más el cuadro de nuestra pasión,
más el libro de poema,
más este jocunda ilusión
que hoy se vive en querencia.
 Peter Paul Rubens: Dormid y descansad,
yo me preocuparé de rozaros,
ante mi pincel en felicidad
en todo un amor realizado.
 La chapeau di dalia: Te amo amor mío,
te amo hermoso pintor de mi alma,
que con la pintura das vida
más esta relación que se ama.
 Peter Paul Rubens: Igual yo os amo cariño,
os idolatro más que mi pintura,
os siento tanto en mi delirio
que os pintaré y a mí de holgura.

 Se duerme la enamorada,
él se queda hasta el amanecer pintando,
hace una pintura tan mágica
que hace los mejores trazos.
 Respirando el perfume de su musa,
pintando lo que vivió,
ahora por fin en ternura
y con su sagrado amor.
 Su vida fue terrible,
pero ahora es diferente,
la tierna dama le calmó
y ahora vive felizmente.
 Hizo el cuadro mejor de su vida,
su amada en el aurora lo vio,
quedó tan rojita
por la obra que él pintó.
 Y siguió escribiendo en su poesía
toda aquella bella pasión,
sin dejar de vivir la armonía
que en sus corazones era amor.
 Así era y así vivieron,
así se amaron y así se quisieron,
 Jamás dejó atrás la pintura,
jamás dejó igual el poema,
siempre latía esa dulzura
que había entre ellos de pureza.
 Un mundo que no imaginó,
pero su flor era su centro de estar,
Jamás él se marchó
y por fin al tiempo hijo fue  a dar.
 La semilla de esa nueva vida,
de ese latir amado,
enseñó a su hijo la lira
que en su pecho había siempre sonado.
 Su hijo creció y consiguió una querida
que igual de tanto amor la amó.
 Donde sus vidas eran alegría
y hasta el reino del mismo Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario