miércoles, 1 de agosto de 2012



 Nocturno de una marquesa y mazurcas.

Una noche decide tocar,
no lo hacía de hace tiempo,
y en añoro da un recital
ante un nocturno poético.
 Nocturno veinte de un pianista,
entre la musa su alma entrega,
es una música renacentista
donde la recitó un poeta.
 Su obra de do menor,
ella en lenguaje oculto,
la marquesa siente la voz
y vaticina los susurros.
 Aquel caballero viéndole,
callado ante la melodía,
pensando porqué esa
si habían más bienquistas.
 Se alegra por verle ahí,
pero esperaba una del amor,
no una que dé solo fin
ante su misma predilección.
 Él no entendía el porqué,
pero ella al tocar sí,
él esperaba otro tañer
pero la melodía seguía así.
 Quizá asustado de sí mismo,
por si al terminar ella hiciese algo,
que no gustase en su destino
y en donde viviese asolado.
 La marea seguía suave,
y menos la señal del amor,
callaba su alma agonizante
porque no era un tonada de albor.
 Qué lluvia habrá mojado,
por el alma de su obra,
con cual gota habrá determinado
para escribir en su rapsoda,
fuese la postración alucinando
de esas partituras que mojan.
 Para solo tomarlo en imagen,
para vivirlo en cada nota,
sin dejar ir el avance
que en su piano entona.

Don Pernochelí: Abrazáis tan tenue al piano,
Siento un orbe lúgubre,
me dejáis tan ofuscado
de querer saber esas luces.
 Esperando a que terminéis,
quizá sea una obra que solo tocáis,
pero si no es lo que hacéis
que me toca de ese recital.
 Preocupado estoy,
porque antes eso no tocabas,
ahora quiero solo el amor
y vivir en esta morada.
 A veces no sabéis qué pensar,
a veces el tiempo te consume,
a veces solo quieres felicidad
y lo que veis son las cruces.
 Se vive para solo andar en una vida,
se vive para ser fiel en la eternidad,
se existe para dejar una huella escrita
y se persiste para no irse de la divinidad.
 Se llora cuando hay que llorar,
se grita cuando ya no aguantas,
mas nace la furia por un marchitar
y muere cuando se marcha.
 Corazón que vive del recuerdo,
ahí existís por un amor,
cambiáis si queréis en el fuego
cuando veis a otro calor.
 Vos ordenáis en la vida,
ni el pensamiento puede,
solo es lo que palpita
por la pasión que presente.
 Pero la vida me guió por ella,
por haberla oído de un piano,
ante una tranquila naturaleza
de obras solo cantando.
 Ahora me encuentro indeciso,
porque jamás antes esto viví,
quisiera confiar en el idilio
y así en las lavas no sucumbir.
  La luna de noches es clara,
las constelaciones brillan,
y es tan igual que vuestra monada
de esa cara y ojos que me miran.
 No oís horita nada,
pero no quiero oír más tortura,
quiero que Dios dé un aura
y que sea otra bella partitura.
 Si tan solo me explicaseis,
si tan solo me dijeseis,
si tan solo me contaseis
de por qué esa obra de tañer.
 No importa cuánto esto repita,
porque nadie sabe de lo que es,
nadie sabe lo que me martiria
esa obra del tañer.
 Y si saben qué es melodía
me podrán entender.
 Solo me congelo entre la lira
entre inquina de ser.
 Y donde termináis la melodía
entre los compases del tañer.

 Termina la obra de tocar,
la marquesa dandolí se acerca,
él hace preguntas del recital
de por qué tan funesta.
 Temiendo a que no sea fugaz
aquella pasión que le rodea.

 Marquesa Dandolí: Os despertasteis corazón,
y ahora me vinisteis a ver,
pero os noto raro hoy,
será que me decís porqué?.
 Don Pernochelí: Sí, estoy más que asustado,
y vos tan tranquila ahí,
no veis que tocasteis de años
y más una obra que da miedo Dandolí.
 Marquesa Dandolí: No es una obra de miedo,
es de Fréderick Chopeen,
la he tocado por un proemio
en donde termina feligrés.
 Don Pernochelí: No significa un rompimiento,
donde ahora ya no sea nada.
 Marquesa Dandolí: Son solo que unos simples versos
que han dejado que vuele su alma.
 Para que entiendan su lenguaje,
y vean que es guerra y la luna clara.
Que hay un cielo a lo grande
y la pasión rescatada.
 Como un renacimiento y la luz destellada.
 Don pernochelí: Yo pensé; porque jamás fuisteis así,
siempre tocasteis obras de amor,
jamás como esta mi Dandolí
en donde terrible me dejó.
 Marquesa Dandolí: No mi amado de mí,
jamás ha sido eso mi corazón,
sino la flor que nace mi Don Pernochelí
en la tierra por el mismo sol.
 Don Pernochelí: Jamás lo hubiese creído,
pero ahora unas lágrimas me emergen,
porque tenía temor de perderos amor mío
y no veros por siempre.
 Marquesa Dandolí: Cómo creéis que os dejaré,
si habéis sido aquella melosidad,
de noches y amaneceres y de la pasión vivida.
 Cómo pensáis que me alejaré
si habéis sido mi paz en tardes y en la vida.
 Don pernochelí: Marquesa dulce y franca,
cántame ahora en el piano amor inmortal,
entona una música que me lleve el alma
y que me deje sin respiración y en locura pasional.

 Le toca La mazurca opus 7 número 1 en si mayor,

 Marquesa Dandolí: Os tocaré un mazurca de Chopeen,
canta y gira en este piano,
baila y danza y con dulzura mirando.
 Don pernochelí: Hermosa, gustosa,
creativa y de armonía,
llena de un talento que suena
entre la dulzura misma.
 Diferente a la pasada,
me hace vibrar el ser,
está llena de danza
y de un hermoso querer.
 Siento el amor que sonríe,
siento que tocáis como hada,
es una rítmica sensible
que hoy me da gracia.
 Marquesa Dandolí: Me adora que os guste,
la elegí justo para vos,
la toco con tal delicadeza
para que sientas en ella mi calor.
 Mis besos, mi locura,
mi aliento y mi piel jocunda.
 Mi vida qué bello danzas,
os veis tan igual que un Rey.
 Don pernochelí: Es por vuestra tocada
que hoy me haces encender.
 Bailase así toda la vida,
escuchase piezas de pasión,
fuera una existencia bienquista
más estando ante vos.
 Y solo mirando vuestro claro cielo,
de esos ojos tan celestiales,
que me dejan contento
ante este dandi baile.
 Marquesa Dandolí: Danzáis emotivamente,
os movéis como un enamorado,
sonreís agraciadamente
y me tenéis roja en el piano.

 (Se mueve más elegante su amado).

 ¡Oh qué forma tan espléndida de moveros!,
hasta me arrojáis flores,
sois un noble caballero
que hoy me llena de amor en los acordes.
 Don pernochelí: Te gustan las flores rojas,
siempre lo he sabido,
os lo tenía guardado  mi rosa
para arrojaros con todo cariño.
 Armonía emocionada,
dulce y paradisiaca tocas,
me elevas el alma
ese aliento de gran aroma.
 Respiro y siento que te beso,
¡las notas me hacen girar!.
 Sois el amor que tanto quiero
hasta lo más inmortal.
 Marquesa Dandolí: Ni hubiese imaginado,
que una música te haga sacar tanto,
tanto así en poesía
ante vuestro corazón romántico.233
 Y falta poco para que termine,
ante esta mazurca,
ha sido una obra sensible
la cual ha dado holgura.
 Don pernochelí: Me da mucho encanto,
a veces provoca llorar,
pero aún así te bailo
por ser un alegre tocar.
 Marquesa Dandolí: y donde termino la obra,
donde termináis de danzar,
donde os visteis galante
y donde me dejasteis en paz.


 (La opus 17 no 2 toca),
Pero ahora ofreceré otra mazurca,
está ahora sonando amor mío,
venid y besadme con toda ternura
a mí corazón en delirio.
 Don pernochelí: Qué labios tan suaves,
qué dulzura de mujer,
siempre son suaves cada tarde
cuando siento querer.
 Me encendéis marquesa,
más en esa música querida,
suena con tanta belleza
que me dejáis con alegría.
 Marquesa Dandolí: Suena dulce y serena,
llena de esa esencia del amor,
susurrándonos sus palabras bellas
en las estrofas de la pasión.
 Don pernochelí: Siento que por fin soy alegre,
pensaba que estaba perdido,
pero ahora estoy enteramente
junto a tu corazón unido.
 No morirá esta pasión,
Dios sabe que es eternal
por sentirnos tanta ilusión,
de la cual arde en esta felicidad
dentro de mí y por el amor.
 Marquesa Dandolí: Siempre será así,
siempre vivirá, siempre sentiréis latir
y siempre me amarás.
 Siempre el calvario va morir
y la felicidad va cantar,
 Don pernochelí: Siempre te amaré,
siempre vos me amarás,
siempre te respetaré
y siempre te voy a besar.
 Marquesa Dandolí: Gracias amor poético,
Gracias por ser la vida,
Gracias por vivir con mi cuerpo
Y gracias por estar en mi alegría.116
 Don pernocheli: Gracias por haber sido mi milagro,
milagro que llegó en un sueño.
 Gracias por ser mí perfume amado,
amado que llegó por un eco.
 Gracias a Dios por haberos  conocido,
si no fuese por esa música jamás.
Gracias a la vida por darme este cariño
ante mi alma que te ama pasional.
 Marquesa Dandolí: La melodía toco y me calma,
esta vida es para seguir viviendo,
pero si ya tanto te amo
es para vivir en tu tiempo.
 Don pernochelí: Me calma igual a mí,
me hace feliz amaros igual,
te amo mi dulce marquesa Dandolí
y hasta el cielo inmortal.
 Marquesa Dandolí: Donde termino la obra de tocar,
donde ahora estoy cansada amor de mí,
quiero que nos amemos siempre aún más
y sin dejar de sentirnos Pernochelí.
 Don pernochelí: Así será amor de mi carne,
hasta el cielo celestial,
de fuego a fuego y alma a alma en romance
amándonos con lo más pasional.
 Donde vos seréis aquel fruto,
fruto que siempre estará vivo,
donde vos sois aquel amor profundo
que siempre estará en mi alivio.
 Marques Dandolí: Donde vos seréis igual mi fruto,
al cual comeré cada noche,
que no dejaré de comer lo puro
ante mi carne de ilusiones.
 Don pernochelí: El piano está en silencio,
él ahora está durmiendo,
ahora nos besaremos y viviremos de lo perfecto.
 Marquesa Dandolí: Está adormecido,
dio tanta pasión hoy,
fue tanto el delirio
que en él flores aromó.
 Bésame vida mía,
ámame ahora y mucho más,
no me canso de deciros en armonía
que te idolatro en lo magistral.
 Don pernochelí: Igual yo te amo cariño,
te beso el cuello y te socavo,
te abrazo entre mi corazón rojizo
que arde por lo apasionado.
  Marquesa Dandolí: Siento tal amor,
siento tal caricia,
siento tanta pasión
que estoy que ya me duermo mi vida.
 Don pernochelí: Igual estáis cansada,
igual mi alma está un poco,
pero vayamos a la cama
y duérmanos con este amor fogoso.
 Es hora de ir acostarnos,
ya la luna salió,
es hora de respirar el hálito
de esta noche del amor.
 Marquesa Dandolí: Sí Don pernochelí,,
sí mi vida de mi aria,
si mi poeta de mi existir
es hora de ir y amarnos en la romanza.
 Dormir y besarnos,
cerrar los ojos,
hasta seguir en días deseados
entre más júbilo y gozo.
 Don pernochelí: Buenas noches amor,
estamos acostados,
que sueñes bien primor
y con mis dulces arrumacos.
 Marquesa Dandolí: Buenas noches dulzor
que sueñes que te hago mío,
con mi cuerpo de tanto ardor
entre la dulzura de lo más querido.

 Una pasión que creyó muerta,
por solo oír una entonación
que estaba casi  plañidera,
pero la cual era un lenguaje de confusión
que estaba en la espineta,
la cual él pudo salir de ese resquemor
cuando ella le dice la respuesta,
donde su corazón es amor
por saber que su pasión es con ella,
donde los dos se dan tanto albor
entre sus días de las mañanas frescas,
entre besos y más pudor
entre su misma carne entera.
 Así viven y así vivirán,
así siguen y así por fin cantarán,
los dos en ese piano
amándose uno a otro,
dándose ese hálito
en todo su amor fogoso,
agitados que viven amando
y de lo más sonoro.

 Romance, romance,
vida y vida,
que soñó en lo entrañable
y que floreció en la melodía.

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