sábado, 28 de enero de 2012

El regreso para una vida de sus mismas pasiones.

La decisión de mi vida ha sido que vuele,
que busque aquella prosopopeya de mi interior,
solo que a mi enardecido amor que me quiere,
y que llegue a mi propia vida en la nación,
no es aquella tierra que me ha dado el arte,
solo mis vesanias despertaron al oír un tenor,
y que es tan solo que la música de un vate,
aquel piano y clavecín que entona de amor,
aquel violín y chelo que canta de romance,
entre obras de conciertos y sinfonías,
es la chispa que me da tanto alcance,
como rozaros y besaros en alegría,
saber que son mi mundo de avance,
a quien me centraré escribiendo y componiendo;
como historias y obras apasionantes,
siendo el rapsoda de sus acontecimientos,
el que los hace vivir en su poema,
solo que sintiendo su recuerdo,
quien habla en el piano de grandeza,
por eso la música no es cualquier cielo,
es un paraíso al que solo se besa
y es solo que un sacro reino,
al que no puedo alejare de mi terneza
por ser esa maravilla quien me da sus ecos,
a través de toda mi naturaleza
inundada de su armonía en la historia de su secreto,
y solo yo sé que dice aquel poeta,
por ser tanto la vida de su silencio,
como en la música de la nobleza,
de los preludios y nocturnos
que son de Frederick Chopeen,
estando ahí sus vocablos de infortunios,
que cantaron en lágrimas de su ser,
otros quizás sean un holgorio mundo
al cual en tinta de notas escribió de querer,
es al escucharos un amor tan profundo
que me dicta la poesía su tañer,
es así a veces en la vida de fortunio
que de sus notas a mi corazón hace llover,
llover de inspiración ante lo pulcro
como ante mis líneas de inmenso vencer,
a veces otras de lo duro
cuando no hay el cielo de su florecer.
Llegaré a la tierra de Venezuela,
iré con mi hermana allá,
floreceré a mi mundo de más poemas,
mi padre muy feliz al verme estará,
sé que estará el mismo amor a mi melopeya,
y de eso no podré hasta el edén apartar,
por ser de mi alma la prosopopeya
que en el piano me hace cantar,
no hay otra aromada naturaleza
que ese mundo que me hace llorar,
que me hace sentir su poeta
cuando escribo y cuando me pongo a recitar,
me hace sentir una llovizna de letras
en miles de historias al momento de escuchar,
es mi otro yo a lo inmenso de la etopeya
cuando escribo de tanto delirar,
es tanta esa dulce tonada que penetra
como a mis cincos sentidos de felicidad,
esos conciertos de Frederick que embelesa
como a vuestra misma alma hasta la galaxia astral.
“Es un mundo que solo vivirá un poeta
al cual solo se inunda de ese melódico mar,
donde se baña sintiendo las piezas
sin poder dejar en el clavicordio de tocar,
os bañáis con la dulce tormenta
que cae sobre vuestro amado entonar,
¡ay qué locura es esta naturaleza!
que de ella respiráis la historia y su amar,
es todo ahora el soñador debe ir a dormir,
ya sabe su destino a donde va llegar,
es ahí donde debe ir,
y de cantares se va a llenar,
de etopeyas al mundo hará latir,
y de melopeyas él se llenará,
va ser un compositor,
o es aquel pianista de tenue sentimiento,
que dentro de él solo respira ese amor,
que es el que hará vivir en los conciertos,
como de Frederick Chopeen de lo soñador,
hasta sus mismas obras de ese sumiso momento
entre contrabajos, clarinetes y piano,
violines, oboes y chelos,
él hará sentir lo de un compositor romántico,
oíros va ser como la voz del cielo
que calmará a vuestro costado,
os hará sentir que es de la música su eco,
que solo vive en lo mágico
entre un semblante de sueños,
ahí dirigiendo a su obra de lo amado,
sintiendo en el aire esas voces de sentimientos
que cantan de su corazón contristo y apasionado,
o cuando interprete el largueto,
concierto para piano número dos en fa menor,
de la obra veintiuno de tonos completos,
entre cadencias y apoyaturas de sensible amor,
así a esa gran magia dirigiera de tanto aliento
que en ese mar el viviera lo del compositor,
en ese santuario de trinos tañendo,
viendo la vida que sostuvo de ardor,
y de qué manera tan solo él lo hiciera,
que no se cansaría de dirigir esa historia,
se alegraría tanto en su mundo de primavera,
que él allá o en otro país dirigiera de gloria,
es así cuando un mozo joven quiere a una vida eterna,
que hace lo que sea con llegar a esa victoria
para cantar ahí con sus mismos poemas,
y así solo en la tierra dejara sus escritos en memoria
y así muchos tocaran y leyeran,
todo lo que él amaba en su historia
para que lo aprecien y vivan de esa mágica naturaleza,
así vivirá, así de eso se llenará,
así de eso se alentará y así de eso sucumbirá,
en paz, feliz con lo que siempre había querido,
para llegar a ese reino de muchos sonidos,
qué alegría va ser en su espíritu,
nada de dolor habrá ante ese paraíso,
solo el amor a su pasión,
nada más que eso que es su mundo bendito,
nada más y va ser así su gran amor.
Imberbe jovenete soñando con tener una vestimenta;
así como del siglo diesi y ocho,
vestirse pero eso no hay ahora en esta tierra,
y solo trata de ponerse un atuendo hermoso,
pero cuando va entre las sendas,
siempre por dentro sintiendo lo glorioso,
que hace arder a su mismas venas
de esa gran pasión que le embelesa,
a veces quiere en un teatro estar,
actuar en una de esas óperas de Mozart,
vestirse así y ahí actuar,
sintiendo que la música es su gloria,
que no hay otra pasión que pueda rozar,
sino el lirismo de su poesía loca,
así es y a veces no debe callar
sino gritaros ante la inmensa órbita,
así toda esas ansias de cantar
entre la actuación de las voces tenoras,
de sopranos a lo lejano de su arrullar
para sentir tan solo que el roce de su euforia,
viviendo en ese mundo pasional
que solo en su pasar quiere una viva historia,
para que todo sea magistral
amando a su espíritu y a su futura diosa,
es tanto su esperanzad
que a su presagia espera esa doncel hermosa,
así a ella él seguro amará
y su vida será de esos dos amores,
será en su vivir un recitar
si la vida le permite esos olores,
aunque por lo menos uno va ser felicidad
y así poder sentir fervores,
nada de congoja hubiese en su esperar
y así su existencia fuese cantar y muchos acordes, de esa historia pasional entre sonidos de sus composiciones, es lo que se espera de ese compositor de paz, que haya vida en la historia del sonido solo que perfume de flores.

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