viernes, 27 de enero de 2012

¡Cómo sueño con esta pasión! pero me hace falta ese amor.

Ahora viajaré en el nuevo viaje de mis sonidos,
de aquellos tañeres que sonarán en historias,
y que absorberé de lo bellido,
y que Dios me ofrecerá la inteligencia ante mis trovas,
cuando escriba para haceros de lo querido,
y de lo amado ahora en esta sonada de euforia,
que es un vals de Chopin de lo sensitivo,
dócil en su misma alma al recitar su pintada memoria,
solo cuando suena eso dúctil de lo expresivo,
y que es el vals número siete de la obra sesenta y cuatro,
ahí enfoco como el refugio de mi surrealismo,
ahí debo estar ahora con lo amado
y no dejar de sentir lo que sentía antes de sentimentalismo,
porque este será mi seguir con entusiasmo,
no habrá soledad en esta prosopopeya,
sino sonidos que sonarán a mi alma joven aromando,
y porque esto en mi vida no será una guerra,
sino una lucha por lo que anhelo en lo sagrado,
no puedo irme de aquí porque ya antes pisé esta tierra,
este mundo al cual me llené de lo enamorado,
y porque es de mi corazón el poema,
sus palabras que ayudarán a formarme como musicastro,
y al final de la vida como un vate de estas letras,
que sueña con la vida de este arte esperanzado.

Mi espíritu se apoya en este eco,
eco de los sonidos de este atardecer,
de este vals que suena de lo ligero
y que me llena de amor en el ser.
A pesar de estar perdido en el sendero,
ahora ando con la lidia del vencer,
para obtener paz y mi dulce anhelo,
y de ahí gritar que pude crecer,
y que no bajé la silueta hacia ese cielo,
porque es todo de mi ente el nacer,
por haber pasado una vida de malos sueños,
pero puede tal vez que sea con ese querer,
a un tiempo cuando sea el momento,
y decir que somos ese repentino contener,
pero ahora solo quiero consumirme en el fuego,
como del amor al cual no quiero perder,
porque es la música quien me hará tener apego,
y es solo que mi enternecer,
y es imposible que me aleje o me vaya de este nuevo viaje.
No abandonaría este conmover,
sino daría pasión y las palabras de un vate,
porque desde que os conocí habéis sido el florecer
como a mis mismas letras de arte.
No puedo abandonaros porque ya estáis en mi ver,
ahí os centráis y palpitáis de romance.
Os amo tanto como las lágrimas de Dios a su pueblo,
os amo como el día a su mañana brillante,
y os he querido porque habéis estado entre mis consuelos,
cuando más os necesitaba estabais ahí,
solo que alentando con vuestros ecos,
como de un piano y un violín,
por eso que eres mi prosopopeya de sentimiento,
al cual no puedo dejar de amar en mí.

La marcha fúnebre de él tornará solo a dos amor. Respuesta: a esa pasión que busco es la música
y a ese amor que busco es eterna ternura
Sí os tumbabais entre la marcha a una tumba, y porque no quiero lo perder, por ser mi lucha
solo que vuestra alma en sonidos,
recordándoos lo que vivisteis en tristeza que retumba,
por un pasado no prometedor de lo convencido,
buscasteis crearos a eso que en paz al final quizá se esfuma,
o que quizá la vida os hizo solo que lo ludibrio,
por creer que iba ser un amor y solo zahiere y zumba,
como en burlas a vuestro ente de lo extinto.
Que no sabéis a qué orbe yacer que a una tumba,
ahí fenecer y esperar la voz de Dios en lo requerido.
De esa vida que esperamos todos de la eterna mazurca,
para no oler más lo amargo del destino,
sino respirar aroma en el cielo de ternura
y olvidarnos de una vez del malogrado suplicio.
Y la tonada que entona de la marcha fúnebre de la música,
suele ser tan solo que la obra setenta y dos número dos de lo dolido.
Así como vivís vivo yo en la poesía de vestidura,
así con ese dolor de joven por un delirio,
queriendo quizás irme al cielo con mi poética túnica,
pero no puedo porque soy joven y debo vivir mi destino,
y ahí quizás con la esperanza de florecer a una ganada lucha,
y absorber todo ese amor que es de mi ser latido,
porque hasta Dios hoy aquí me escucha.
¿Saberos él lo que quiero en mi ser querido?,
amares con toda la eternidad a esa dulzura,
ofreceros amor porque no dejaría de sentiros,
abrazaros en mis manos como plumas.
¡Oh amadas teclas del piano de surrealismo!,
oleros como si fuesen aquella dama musa,
y que esperaros será mi último anhelo exigido,
para romancearos como antes de amor y lujuria,
para respiraros de pie hasta vuestra boca de lirio,
y solo acariciaros con mis manos que han llorado por vuestra blancura,
y que han estado añorando todo de vos en martirio,
y hasta que os tenga o sea otra sabré amar de ternura,
sea quien sea vos estaréis en ese fuego de idilio.
Ahí el amor será o no en mi vida cruda,
y el cielo y universo iluminarán por lo pedido,
y perseidas a mi alrededor y luna
dando solo que el acompañamiento de mi ser sufrido,
por comprender que ha vivido solo una burla,
después de daros todo para vivir sin lo olido,
entonces vendrán cuando sea feliz ante mi,
y nada de lo lúgubre habrá en la existencia,
pero siempre lograré lo que es arte en mi vivir,
y de eso me llenaré hasta conjeturar ese amor de querencia,
pero primero lo que mi alma devota y ama en lo feliz,
luego ese aroma quien ayudaría a elevar mi presencia,
si así debe ser ante mi coexistir,
si así debo estar en mi alma de poeta.

El presagio del amor: “Sino con ese amor u otro que venga en su existir,
y de esa hermosura las constelaciones solo luz ofrecieran,
y conjeturaros a ese querer amaríais por fin,
que os fundiríais hasta lo más íntimo de su carne férvida,
ahí os comeríais todo hasta por fin sonreír,
y decir que en la vida a pesar de no ser aquella belleza,
solo ahora tenéis lo que buscabais en tu poema feliz,
y solo ahí os alegraríais con esa dulce colmena,
seguro la tocaríais como un hermoso violín,
o como un piano de aria sin dejares de comer entera,
alumbrares por fin ahora en ese tiempo de festín,
holgorio entre vuestra vida con aquella cortesana o condensa,
ahí besaréis y amaréis como se debe hacer sin sucumbir,
solo rodeado de ese aroma que os perfumará de grandeza,
que os gustará y si va ser el amor,
va ser solo que esa estela de vuestra vida eterna,
y ahí viviréis hasta el reino de Dios
porque es lo que habéis soñado antes en tus poemas,
y así debe ser cuando amáis y que amaréis cuando consigáis la pasión,
no olvidaréis nada sino recordar que es tu lema.
Amar a esa mujer cuando se consigue de ilusión,
y no apartarse si viene u otra será sin anatema.
Viviros entonces así en la vida esperando ese corazón,
y vendrá y os dará solo que flores rojas y violetas,
llenas de coloridos os pintará esa mujer de flor,
y ahí gritaréis al cielo soy el más regodeado poeta,
enamorado desde que sentí que iba a encontrar ese olor,
y qué olor fuera si llegáis a mi centro belleza”.

Salí al campo de noche porque quise pensar a conciencia,
a que vida me iba a dirigir,
y descubrí que es a la prosopopeya,
y es a la que no debo dejar morir.
Porque es la médula de la vida,
que sin ella vivo en un averno,
porque ahí están las melodías,
las sonadas que me dan lo eterno.
Las voces sopranos que son sumisas,
el arte de seguir solo que viviendo,
y no alejarse de esos tonos que andan en las brisas,
por ser todo tu lenguaje poético,
y que descubrí en las afueras del campo,
sintiendo ahí en ese lugar un viento,
solo que me hablaba entre voces el piano,
voces fantasmagóricas de su acento,
y que entonaron a que siga mi sueño que amo.
Que ahí al futuro encontraré mi logrado sentimiento,
ahí mi ser, mi sueño estarán bailando,
como del gozo de la vida que es mi médula,
mi mismo corazón que cantará de lo realizado,
y no será ya en sus promesas mi alma crédula,
sino una calma en todo el faz de la tierra del amor,
con lo que había querido de terneza,
y que estará apoyado en mí de eso fogoso del ardor,
así como un volcán estallando de esa lava que aterra,
todo por esa esperanza de mi erupción
a que dé y tenga esa hermosa sacra tierra,
para pisar y regocijarme de pasión,
porque ante el destino eso no será una guerra,
sino sonidos que bañarán de consolación,
de lo digno o merecido de mi alma tierna,
la cual vuela y se asemeja a esa entonación
y que suena y resuena en mi piel de melopeyas,
y es solo que aquella música clásica de efusión,
solo que entonando como en frases de etopeyas,
las cuales recitaron entre la noche en el campo de renovación
y es lo que me ha dado tan solo que la férrea fuerza
como de seguir en esa profundidad de inspiración.
Solo que a seguir en esa noble y grata naturaleza
porque eres tú solo que de mi la médula o corazón,
la sangre que me hace vivir entre días y noches frescas,
solo que tú la energía y vida de amar en infinito amor,
por ser de mi alma la iluminación godesca
que me acaricia en sonidos de muchísima pasión.

Concierto para piano número uno del romance larghetto,
que empieza en violines sumisos,
ahí en ese escenario de mi alma sintiendo,
como vivir en un hermoso paraíso.
Estando ahí solo que a eso en el fondo latiendo,
y por ser de mi vida mi compromiso,
de quereros y adoraros como al cielo,
como a Dios de tanto delirio,
por ser el centro de mi anhelo,
y porque formáis parte de mis versos y sonidos.
Suena tan bellísimo eso,
que siento tanto idilio,
por ser esa pieza tan dúctil del sentimiento
que Chopin compuso de amorío,
qué humano fue al crear esos acentos,
que dictó en su mundo ese libro,
para recitar poesía en romance de lo tierno,
tanto así que uno vive esa fantasía de lo bonito,
que siente mil pasiones en un corazón etéreo,
de eso que resuena en cadencias y trinos,
en corcheas y fusas de lo enérgico,
es todo tan dúctil de su destino,
y que ahora me ofrece para oíros de lo esbelto,
qué dandi fue en su lenguaje escrito,
qué poetastro del piano fundió lo céntrico,
así de ese amor que ha dado a mi oído,
corazón y alma de su romance larghetto,
o como de sus polonesas y mazurcas de idilios,
que son bellos como los nocturnos poéticos
que suenan en su alma de Polonia de sonidos,
y a mí en la esperanza de dos amor de lo eterno,
y que quiero tan solamente en serenidad de mi destino,
por ser esa eternidad a que yo solo veo y siento,
que es la inmensa calma de mi alma para vivir sin torbellino,
sin tornados y sin pérfidos truenos
que vengan a desgarrarme a mi de lo mezquino,
por eso espero tan solo que eso bueno
para que solo me llene de armonía a mi eterno camino.

Ludwig van Beethoven mi idolopeya en la etopeya.

Mejor es escuchar la obra de Ludwig van Beethoven,
su claro de luna del movimiento uno,
y así imaginarse a qué sentimiento centró su orbe,
y ahí es donde el siente fortunio e infortunio,
así vivisteis cuando era esa noche de luna entonces,
que decidisteis poneros en el dolor profundo
cuando tocasteis vuestra obra que no lleva bemoles,
sino sostenidos con la clave de mi del adagio sostenido,
con muchas notas suaves y ligeras de ardores,
que compusisteis por lo que estaba de martirio.
Os preguntabais en cada sonido ¿porqué, porqué, porqué?
porqué el hijo del padre ha sido virtuoso y a la vez sufrido,
porqué me has de elegir como instrumento del crecer,
para solo yacer en un laberinto perdido,
quiero salir a otro sentir en el amor que me hace fenecer,
que me da sin saber ella lo dolido,
y más porqué me dais el don y me hacéis ensordecer,
así cada vez en todo mi oído,
o a caso no visteis que eso me haría doler,
porqué sois tan injusto conmigo Dios del paraíso,
porqué no me devolvéis mi único querer,
así como ese necesitado sentido,
porqué me alejáis de lo que sé hacer,
y solo me queréis tener en el infierno fallido,
si solo de joven crecí para esto contener
y ahora preferís darme una ruta de escalofríos,
y más con un amor que me mandáis,
solo para que se burle en lo ludibrio,
si de verdad ella me amase más,
no andaría con mi hermano de lo mezquino,
si amad que no me venga hacer eso de pertinaz
sino mi corazón en melodías negras sonará de lo frío,
en tristezas en la vida mía solo se tañerán
por vivir una condena de mis sentidos.
E injusto son con el y a veces por eso es misántropo,
no entienden porqué se comporta a veces de un mal talante,
si entendieran que no puede ser filántropo,
solo porque no tiene en su ser lo apasionante,
lo más necesitado en su ser añorado,
de eso que él más quiere en su oído faltante,
que es sordo como podría escuchar.
“Hablad más alto que no escucho,
no veis que me hacéis enojar,
que no puedo escuchar casi nada en el mundo,
entendedme o comprendedme en lo me toca estar,
o ved vosotros de lo que cada día sufro,
pero que le vais a importar,
solo preferís burlarse y darme lo impuro,
con palabras pero no me dejo y reacciono de lo fatal
por ser felones y enemigos en mi infortunio.
Que cuando os enteréis de mi sordera,
qué dirán el genio cayó como lo inculto,
ahora no tiene la sapiencia,
solo cae en un mundo oscuro,
como el gran Beethoven de poca huella,
solo se observará un hombre solo y nocturno,
el que rondará por noches grotescas,
sin tener una esperanza ante un Dios injusto.
Que pareceré en las afueras de la vida plañidera,
caminando entre notas de lo difunto,
porqué me habéis de hacer esto en la querencia,
¿queréis que viva así toda la vida sin lo pulcro?,
que respire un aroma que mate más a mi conciencia,
de saber que no sirvo como hombre de lo culto,
que ando rondando un paraíso de tinieblas,
que solo oigo voces que matan más mi mundo,
y mis composiciones son tan solo que tormentas
así como el claro de luna sin el amor profundo,
sino sonando como en voces deblas,
así de triste y cabizbajo me toca en lo duro,
así como de mi vida dolida de dolencia.
Cómo quisiera estar rozando mi sentido de fortunio,
pero no así este que me toca vivir de lastimera,
sin saber si existe Dios o no de lo puro,
o si estáis porqué me hacéis vivir en la sordera,
no podéis darme el sentido para ser de verdad hijo tuyo,
y así dejar florecer mi arte de grandeza,
por ser lo que en mi vida crecí y que arrullo,
no así como me dejáis solo en la tristeza,
solo sintiendo que vivo sólo sin orgullo”.
Pero ningún hijo de Dios está olvidado en lo lloroso,
Dios dio a este hombre ante este pesar lo bendito
nada más que el sentido del oír en su corazón silencioso,
aprendió a encontrar al silencio de los sonidos
y ahí fue cuando creció más el arte de lo hermoso.
Componía como un gran maestro las piezas de lo bellido,
agradeciendo a Dios por eso dado en lo glorioso,
sabiendo que si existe él en su destino,
y que ya al saber que oye es feliz en el fondo.
Puede vivir componiendo de lo más amado,
de lo que antes no había esperado de holgorio,
pero que has visto y sentido de milagro,
que os da la vida y Dios un don de lo sonoro,
algo que tendréis ahora componiendo de lo apreciado.
Y así lo hace en una sinfonía nueve de la alegría,
como un hombre crea una obra de lo que jamás se ha creado,
así de profunda en todo sus versos de la sinfonía,
algo que ahora nos dejó de lo mágico,
para escucharos de esa hermosa polifonía,
de esos sonidos que son más que apasionados,
y que renace su vida en ese tonar de alegría,
olvida todo lo zozobro de su pasado,
y recobra con un semblante de vida,
qué hermoso es para él en ese entonces llorado,
y solo es por la felicidad conseguida
que creyó que estaba abatido en lo cabizbajo,
y mirad en que se salvó ante una oda bellida
apareciendo él y a los mismos instrumentos mandando,
para que suenen en su presencia querida,
los cuales son de su corazón encarnado,
los cuales suenan con inmensa sinfonía
y que hacen sonreír a Beethoven de lo filántropo,
que ya no viene ser un ser de la morriña
sino un ser que ya no actúa en lo misántropo,
así es como se vive cuando se renace en alegría,
para recibir a Dios hasta tu último aire respirado,
así estuvisteis seguro en esa larga vida
hasta que no pudisteis más y os fuisteis a ese reino sacro,
igual me iré yo amigo de estas líneas,
a ese paraíso con mis dos pasiones de lo alegrado,
ahí igual que vos que debéis de estar con esa afrodita,
y yo igual iré con aquel perfume de lo enamorado,
así con la amada inmortal allá en el desdén de la vida,
donde hablaremos y sonreiremos de lo logrado,
así viene a ser mi aventura de la existencia conseguida,
para luego veros y estar junto con mi dama de lo sagrado.
Por último sois de mi poesía la idolopeya,
solo que vos y otros en la vida de mis escritos,
redactando lo que pasó en sus melopeyas,
y porqué fue la causa de sus torbellinos,
por tales razones que sucede en su apariencia,
pero salvaros son al final como el paraíso,
y es lo que quiero igual yo en mi presencia
para no vivir de esa cruz pesada de lo sufrido.

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