lunes, 14 de febrero de 2011

Él espíritu suena a una pintada historia del amor.



Él espíritu suena a una pintada historia del amor.

Se acoplan entre mi realidad de una noche,
y se deja ver ese espíritu de brillantes soles;
dejándoos que su lenguaje en mi se apoye,
y acarician más su alma de esos bemoles,
y a mí de sus violines y chelos de acordes.
Llamándose “Ghost” Espíritu de sus visiones,
de lo que siente y a lo que quiere realzar de sus elevaciones.
Vida le alentaréis siempre hasta el fin de vuestros sonidos de mis proles;
que he amado siempre a vuestra música de adoraciones,
las he sentido y visto el mundo en que vivís Beethoven,
piano de trío opus setenta número uno sonándoos y acariciándoos siempre de joven;
a mi moza alma que de ella solo he vivido oyéndoos de pasiones,
y como único jovenete que renace al mundo los opus de tu idioma;
y que a lo lejos vos verás de vuestro oasis mis tonadas en versos de aroma,
no hay otro líder que pelee en la lidia o batalla de mis tonadas,
solo estado consumiéndoos el lenguaje de las palabras,
de la literatura callada para dejarse ver en mis romanzas,
y de las cuales seréis en mis honrosas de las sonadas
de los versos agitado que suenan de violines para vuestra escuchada;
solo escribiéndoos esta noche con estrellas rutiladas,
de una luna tan franca y blanca
que me mira y me habla y me da su magia,
lo etéreo del universo son mis notas de galaxias,
astros cósmicos son mis luces de la vía láctea,
hasta de esa misma Diosa le pido que me dé su cándida alma,
para así tener tanto poder de mi noche y mostrar que soy la nota apasionada;
porque solo es refugio y olor dulce que me abraza y que me ama.

No hay entre giras de mi noche otro sentimiento que me acorrala,
no lo hay ni existierais porque es la noche eterna en que vivo escuchándoos su sonada, lo cual aparecen en mis ojos esas dúctiles almas,
de dos bellas afroditas y Beethoven en el piano tocándoos de desolación alegrada,
y entre mi noche callada escribiéndoos lo que veo de magia,
manifestándoos a mis letras "el espíritu de ese hombre que solo a ella ama",
¡como yo igual! que solo a eso amo, y a las afroditas sacras.
Una tiene violín alentándoos el ser de la naturaleza,
(la otra arrullándoos a mis ojos que le ven de terneza),
mis mismos ojos aquí de su belleza se refleja,
y escribe todo lo que pasa en los segundos de esta bella quimera,
lápiz escribiréis lo más fuerte que corre en mis venas
el mar de las tonadas de mareas,
de versos que mueven a mí de amor a ellas,
y de estimación a Beethoven en el piano de fineza.
Ver como empezó al veros ese violín y chelo de grandeza,
luego el piano con Beethoven de esa pasión que despierta;
a mi alma, a mí poesía que en sonido ama y sueña,
que de todo lo que digo está ocurriéndoos de la historia que en letras suena;
ese piano como tañe de fuerza, como vosotras tocáis en ojos de alegrada tristeza,
con sus dedos ante ese violín y chelo junto al piano de terneza,
esto es lo que en ese silencio dan a mi ser para que se transforme en un poeta,
el que lee sus labios a través de sus tonadas que me muestran;
imágenes, sentimientos de lo que nadie contempla,
y lo que a mi hoja de poemas solamente sé lo que el amor alienta,
de los segundos y minutos de la tocada que me deja,
enamorado de la voz de las vastas romanzas de las cuerdas,
paralizado quedáis espíritu ante lo mesto alegre de la leyenda,
de lo que contempláis a lo lejos de las bellezas,
definiciones no las hay solo la voz de tu lápiz en letras,
el sonido está ahí pintado diciendo que está sucediendo en esas imágenes ciegas;
todo os dice y a lo que amo de la vida mía de vasta terneza.
 Gemebunda desde el alma por soñar esta historia que me besa,
pasándoos la noche así de esta primera hoja que me embelesa,
por saber que es la noche tan dúctil y de su esencia fresca,
y no puedo deciros que es una gira tan grotesca,
sino aromada de las voces que en ese violín y chelo despiertan,
de ellas a mí de amor y de tenue caricia a mí de su tañer del amor,
de locura por querer a ellas sentires en mi boca de ardor,
pero al sonar el piano hace esa estupefacción tan ineludible de la pasión,
que se agranda mis ojos del asombro por ver esas sacras damas desde mi corazón;
y enamorado de que mi alma le acaricie su cándido regazo y senos,
y así tengáis alma mía, carne mía su olor
y el universo le regale a mi ser su cuerpo,
¡qué viva todo este vesánico fervor!
por amar y oler las caricias y sentir su chelo,
y sucedió apenas cuando me paré y grité su nombre de amor
que me dejó en esa misma naturaleza su sentimiento,
romance de lo que es la divina unión
que se apodera de mí y su aliento,
pero al venir vosotras los instrumentos
mismos siguen sonando y encendiendo,
y el índole Beethoven tocándoos de mucho genio,
ahí sentado en el piano y aromándoos nuestro anhelo,
disfrutando en la misma caricia del pasto y de el cielo,
de ese reino del paraíso como este que se siente que es de enamoramiento;
y en vez de terminar los compases se repiten tras la noche de enloquecimiento;
y así más yo de él me arrullo de ternura con mis afroditas de deseo,
de esta vida que siempre ha soñado vivir mis sentimientos,
y que ahora ya los tengo, puedo decir que solo siento:
¡amor, sonidos, olor, y cándidas voces a lo lejos!,
versos de flores en cada parte de la naturaleza,
escritas en ellas y en árboles en la madera,
corazones alrededor de nuestro fóculo que dará prole de terneza,
y sigue tocando Beethoven de una manera apasionadora esa pieza,
y los mismos instrumentos solos siguen entonándoos de calma,
todo se observa en la cándida naturaleza
y a mi pasión del espíritu la alma inspirada,
dejándoos que le consuma a mi ser diosas bellas;
de su olor y caricias que me explotan de la vida soñada,
y así explotaréis mis versos del amor de poemas
que jamás imaginé crear teniéndolas a ellas,
enamorado de su piel que en la noche me quema
de efusión de mi bisbiseo que les doy de terneza,
en tiernas palabras a su oído de esta aromada naturaleza,
por el violín y el chelo y el piano de mi mismo poema.

Terminamos de hacer el amor en la cama tierna,
donde se despertó romance hacia las cúspides estrellas,
y de ese romance de mis bisbiseos eran: ¿será la unión eviterna?,
y hablándoos de estas afroditas que dejaron huellas,
como a mi alma, ser, ilusión, les amaré siempre en mis poemas,
cómo olvidaría mi alma su conocida mirada del sueño que vinieron de grandeza;
no se consigue las palabras sino expresiones de mil dúctiles inspiraciones;
por saber que fueron el enigma de mi visión de la naturaleza
para solo dar amor que buscaba en noches en poesías de amores;
pero aparecieron afroditas y Beethoven de estupefacciones,
vosotras convirtáis mi vida de olor dulce que suena en violín como oboes,
y ninguna escala de sus sonidos terminan, sino sigue sonando otro de pasiones;
así vivimos ¡oh mi yo! con ellas de ese bello momento,
teniendo solamente que sus inolvidables alientos,
¡cómo muero por solo saber que será eterno!,
que esta relación estará en el mismo reino.

Al escribir solo tengo a lado mío un cuadro en blanco,
tiene un marco de oro y cristales brillando,
se ve que le hace falta algo,
falta como una caricia sumisa que lo eleve en lo apasionado.
Mis manos recogen pinceles mágicos,
pinto en ése cuadro dos mujeres y un piano,
¡cómo doy matiz a ese bello cuadro!,
hago hablar a las figuras al pintaras con mis manos,
cada crepúsculo de tinta que plasmo
da a los ojos de mi naturaleza el sentimiento amado,
pero de ¿qué tratará ese cuadro que ha hecho mis manos?,
¿qué le queréis decir a la poesía en eso pintaos?,
dos mujeres y un piano tan sagrado,
pero en el fondo del piano hay un hombre tocando,
es la silueta de ese gran genio en mí manifestado,
las miradas de ellas solo son sonrisas hacia el ser amado,
y la mirada de él es tan profunda en los ojos que muestra un romance muy sacro,
pero verles a ellas en ese pasto desnudas es comienzo de la identidad,
por solo el que vive en sus alientos de tenuidad,
le da con el mismo pincel a su bellísimo cabello,
cristales de rubíes de un tónico centello,
y atrás de ella está dibujaos un chelo,
si miráis, veréis en el cuadro su sentimiento,
como el cual habla mucho de esa pintura callada de lo que siento,
lo que he vivido de esta noche de dulce enamoramiento,
y que se apasiona de mi voz a esos bellísimos versos,
de pintura bañada de mis mismos alientos,
de afroditas que amo con todo el ser entero,
como dejo atrás el mundo que tenía de vivir y tener este mejor,
y saberos cielo que es pintura de mis sonidos del sueño
que dio para hacer este bellísimo cuaderno,
el cual está las mismas pinturas que he hecho de lo estro,
de inspiración de mi introspección al enloquecimiento,
de que renazcáis alma lo añejo
para dejar a los ojos el romance del renacimiento,
no uno cualquiera sino uno que vivirá en lo eterno,
y que han estaos en mi pintaos de amor de los versos,
sabemos que el tiempo pasa, pero jamás termina Carpe Diem
de “aprovechar el momento”,
y la vida será extraordinaria de vuestra identidad en los ojos del universo;
así con el nos alimentamos cada vez del amor,
sentimos que estamos rodeados de su olor,
de su pintura, melodía de un piano y otros de pasión,
sabemos también que vos estáis en mí corazón
que sonáis ahí sin parar como en las letras,
que os amo con toda la estimación,
¡oh mis letras siempre estáis ahí de terneza!,
como del piano que despierta pasión en la naturaleza,
en el cuadro su olor que manifiesta
de una inspiración que a todos no llega,
sino a uno que huele ese mundo que se apega
y que se aroma de su identidad tan única que embelesa
y en sueños de vivirla la besa.
Ósculos al violín y al chelo que nos lleva
a un fóculo de proles que deja,
por copular con cándidas bellezas,
y por dares siempre la pasión que eleva
almas mismas al cielo al sol de terneza,
qué locura es escribir nuestro romance
que a todos lugares da buen avance,
y que hace agitar poderosos mares
y por eso que jamás mi alma va dejar de amares,
ni mi aliento en pintura a sus seres siderales,
tan cándidos que dieron a mis bellos valses,
regodeo del sentir y emoción de bailes.
Tomáis mi alma tanto queridas que le dais lo apasionante,
la magia de convertir como un mago el amor deleitante,
¡y así yo os siento amor mío, qué destino!
vivo con vosotras en mi de un vesánico idilio
que palpita, suena y se pinta de regocijo;
no hay más que este amor mis afroditas,
no existiera en las giras de las liras,
siempre os consumirá mi alma, carne de su vida,
de lo que es en tañer y matiz de mi poesía,
cómo el hombre que os ama de armonía,
y por ser esta noche la noche de las inacabables fantasías,
quiero vivir ésta poesía tanto como sentir sus labios de él en mi alma sentida;
eso que es eclesiástico ante mis ojos y del alma bendita,
no se escuchará a lo lejos de la vida
jamás este tañer que suena tan melódico y amoroso de mi alma bendecida.
Como suena ese violín de la pintura y el chelo junto al piano,
qué armonioso son los besos que se dan de lo apasionado,
y el hombre junto a las diosas de lo enamorado,
¡qué romance, qué locura, qué melodioso amor!,
¡qué quimera, qué sueño!, qué romance de verdad vivo de lo agitador,
viva la melodía, la pintura de mi surrealismo que he pintado de ilusión,
que viva la calma que tengo en esto con mis diosas de explosión,
hasta que de tanto explotar llego al refugio de mi olor;
de dormir con ellas feliz junto al cuadro del fantaseado amor,
y vivir en ese cuadro lo que sigo viviendo de mis imágenes de la vida de pasión.

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