miércoles, 16 de febrero de 2011

Diosas de flores os dejáis el amor que él tanto buscaba.



Diosas de flores le dejáis el amor que él tanto buscaba.

Buscad diosas de flores en los cuentos,
amad su suculento cuerpo,
tenerlas sería fuego,
fuego de la pasión que sueño,
así sea solo quimera lo huelo,
y sobre todo en mi alma lo siento.
Amaras y hazles arder sus ojos bellos,
y floreceríais sus bellos ojos azulejos
a una gran luz en el firmamento,
al observar esos destellos
fuera como ver la entrada del hermoso cielo,
y deciros a los versos esto
es como si expresara que es lo que quiero
que hagáis con el sentimiento
dirigido a ellas de mí momento.

¡Qué dulzuras fueran esas bellezas del universo!,
lo dice el escaldo del amaos verso,
diosa a ti os imploro de enamoramiento,
dame por lo menos un aliento de tu cuerpo,
no veis que os necesito en mi carne que está ardiendo,
por ti y solo por vuestra identidad que ama mi ser de fuego.

Llegó lo inesperado a su vida de sortilegio.

Siento dulzura en su boca y un aroma tan fragante de su cabello,
tan tenue al besar fue su dúctil cuello
que sentí las mareas del sagrado cielo,
las voces de las diosas de flores escuchaba en mí momento,
al quitar los labios el alma mía sintió que era mi anhelo,
dejarse ella socavar, para mí era vivir un sueño,
hasta que el cielo y la magia de mi se abrieron,
las alas de las diosas de rosas dejaron a ese ser bello,
no fueron ellas quienes se dejaron amar,
ellas mismas arrojaron la paz,
mostrándoos a una dama que sabe arrullar
y dejarse por mis labios besar,
que apareció en mi sueño real
de una noche tan sola sin tener a quien abrazar;
sanándoos la descorazonada alma herida,
ella en sentimientos y amor de mi soledad tan favila,
que tenía en mí alma intranquila,
esos espinos que no daban salidas,
solo hallazgo de desespero a una diosa bendita,
y fue ella los destellos azules que dieron vida,
por solo sus ojos azules y de cabello dorado de mi vida bienquista,
¡más que una diosa! fue la luz que hoy en caminos me guía,
me canta y me toca en la calle mi amada violinista,
le dieron virtud de sapiencia de su vida,
y gusto interminable que nunca termina,
termina de mis hojas de rosas de la poesía,
que os amarán en las honrosas cantigas,
que os cantaréis el diluvio de letrillas,
que os acariciaréis en labios a tu cuerpo de mi alma tranquila,
por haber sido vos la salvación de mi alma favila,
gracias por venir y darme lo que me has dado en mi vida,
veis que ahora si puedo por fin gritar que ¡os amo querida!,
desde que os vi esos ojos de poesías, cabello y que sentí vuestra piel sumisa;
fue como escuchar la música de Beethoven de Elisa,
y esos dientes blancos que blanqueaban mi vista,
y que me hicisteis convertir como pianista
de tocarte y aromarte de esa pasión que me estima;
y amaras a vuestros alientos de tañeres que os aman mi María,
así se llamaba esa señorita que aparece en esa noche de alegría,
que alegraríais tanto mis días de sonrisas,
solo eso que tenéis solo vos mi amadísima violinista,
y que a los segundos era sentir las aromadas brisas,
solo de vuestro aroma que despertaba mi poesía,
más y más de esta noche solo que os escribo de alegría,
y recordándoos lo que pasó esa vez de mucha lira,
entre nosotros viviéndoos de esa noche que en mi hasta hoy me ama y gira;
a través de mis sentimientos sintiéndoos tus labios y cuerpo mi vida,
cuando os consumía esa vez de matices que en mi de amor hoy pintan
y en la poesía en melodías tiritan,
tiritan de lo que es la hermosa vida de la fantasmagoría,
por aquellas diosas que le trajeron a mi alma de alegría.

Vivir contigo en el aposento mío de madera,
tan poca ella en vuestros ojos de reina,
solo de eso has dado la luz a sus espacios,
de esos ojos tuyos que fueron lo apasionado,
no sé porqué la soledad me había matado,
tanto así que no tenía respiros en mi ser,
gritaba en poesías su figura para oler,
pero no aparecía y era tan nubloso
y oscuro de lo espectral de mi corazón lloroso,
buscaba en las afueras de la naturaleza,
pero nada aparecía para darme paz a mi terneza,
estaban tan lejos ese olor para amar,
que pedía diosas para vivir de grandiosidad,
pero no venían y solo os mandaron a vos de milagro,
fue algo que mi ser buscaba en lo apasionado,
os repito esto tanto porque sois mi ser amado,
con quién podría compartir mi sentimiento que contigo,
saber que sois ese destino de delirio,
que sois el aroma de la naturaleza de sus lirios,
que en las anatemas del averno es castigo
y en el cielo de tus ojos es mí paraíso,
el bien del alma que ha vivido en lo bueno,
solo se elevaría a ese mundo del dulce terreno,
así iremos violinista María de sentimiento
a lo que llevamos en nuestro corazón de florecimiento,
no existe un mal protervo,
ni observáis en el cielo volándoos cuervos,
solo se ven bailándoos ángeles con sueños,
almas vivas y felices por nuestro aposento,
así sea lo humilde de lo más pequeño
tenemos ahí dentro el amor de destellos,
que llega arder hasta el reino en sublime fuego,
y de nuestra imagen volando por ese cielo
y acariciándonos cada vez más de enamoramiento,
sonriéndoos tanto que somos benditos de ese momento.

Cada vez enfrentamos desafíos para llegar a lo bueno,
y que se encuentra paz inmensa y aliento,
y vivimos en ser de cuentos dulces y de amor plenos,
de poesías, de voces de lo que es lo nuestro,
así como el violín que despertad en sonidos su silencio,
de lo que es el lenguaje de la pasión de su eco,
igual que de pinturas hechas despiertan la música viva en chelos,
por sus instrumentos acompañados en sus estros,
del que hacéis pintor de gran surrealismo de tú sentimiento,
como en lo resumido de mi amor a ella de este crecimiento,
que no os bajáis ni un poco de mi anhelo,
si no os eleváis como al astro de mi enamoramiento,
por lo que se trata en vos de mí amorío que quiero,
y que al mundo de las noches despiertan luceros,
y así se verá cada vez más ese destello
de fugaces estrellas que pasen de nuestro sueño;
siendo totalmente que bello
todo lo que os dice este amado dueño,
como en las líneas de los dulces versos.

La poesía retumbándoos por las almas,
solo de las personas que de verdad aman,
le dejáis a nuestro espíritu voz, amor de magia,
de seguir esta relación que le de al cielo llama,
de esa llama que veáis Dios que no se ve en tu entrada;
porque somos indecibles en el querer de la unión amada,
y porque nos amamos de el franco y ardoroso amor,
del sonido del violín que tañe más que a tú reino de lo romanceador;
y perdonad si os digo así de esta manera que nos pasa a los dos,
lo que sucede es que somos románticos al momento de explotar la pasión;
podemos imaginar que nuestras almas desatan lo hermético de la ilusión,
y hacer ver nuestros besos de lujuria en una cama de ardor,
caricias en un aliento de abrazos y desnudos de la relación lasciva;
haceros de profundidad de lo que nos dicta la alegría,
y porque amaras a ella esas noches de los crepúsculos es tener el alma viva,
saber que vuestro ser inmenso es de mi magia y dulce fantasía,
saber que su ígneo ser forma de mi melódica poesía,
y sin decir nada más solo que saber que sois toda mi eterna vida,
y de la cual mi alma solo de tu labios respira,
solo de vuestros sentimientos en mi de amor tiritan,
de tus sonrisas del semblante de regodeo a mi me llenan,
llenan en el fondo del sentimiento que adoro de terneza,
y hace ver lo hermoso de la noche de nuestra naturaleza,
y se observan bellas estrellas
de las cuales vuestros ojos son de ellas la que más centellea.

Fulgura en los espacios de mi alma de la ilusión,
por esta dama María que amo en mi corazón,
de poesía y melodía de voces de mi amor,
no hay otra damisela quien resuene este tañer de lo romanceador,
quien alentó lo luctuoso de mi introspección,
y quien le dio la felicidad de mi soñada pasión.
No puedo negar nada de vuestra cándida alma,
honrosa siento querida de tu imagen no eclipsada,
os amaré en la fuente de mi alma sagrada,
¡oh amor mío que disteis la llama!,
¡oh María que le ofrecisteis besos de calma!,
¡oh que bella sois amadísima María de mi pasión cantada!,
¡ay amor qué bello es amarte con todo el férvido corazón!,
¡ay Dios gracias por darme este gran anhelo del amor!
¡qué vesania vivo en los versos de mi ardor!,
¡qué admiración se explaya en las líneas de la pasión!.
Siempre os querré María de mi alma que tiritas
que dais ese aroma que me paraliza, que es de magia y cuerpo de ambrosía,
no consiguierais eso en otro mundo mi hermosa dama María,
de ti me he enamorado como lo veis en las líneas,
solos sois mis ojos de ver en las mañanas de la vida,
y así la agitación del romance seréis de gran lira,
de besar a tus labios tenues que me llenan de vesania,
son tan dúctiles que se siente el aire de la calma,
sentir en noches tu cuerpo es apoderarse de la mujer sacra,
de esa joven diáfana, como cristal que es tan delicada,
solo de mis besos puede brillar al cielo de magia,
solo soy yo vuestro amor que os ama,
tan bellida eres beldad de mi canción entonada,
de mis plectros que te acarician de la pasión resucitada,
que buscaba y encontré en la vida de flores aromadas,
y seréis mi aposento vivo de vivir y charlar en las alboradas,
y hacernos en noches el amor lascivo del querer de nuestra vida poetizada.

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