miércoles, 4 de septiembre de 2013

¿Dónde está el amor?

¿Dónde está el amor?



En un palacete festejaban entre bailes, sonrisas el recibimiento a una condesa real, que había llegado de viaje, gran júbilo alrededor había, muchos condes admirados por tal pureza de ojos, piel y rostro de azucena, vestida entre perlas y flores, al pasar le loaban con versos, pero ella al ver tal fineza, sutileza, no sintió interés, más se vio que solo buscaban su poderío o algo pérfido, temía de ello, ella en hipocresía sonreía mirándolos, los condes vestidos de gran elegancia se inclinaban al solo pasar ella, u ofrecían dalias o adelfas a su coronación, bendecida por muchos, aplaudida, pero en el fondo no se sentía completa, y se pregunta más que en su corazón. "Porqué he de tener tal albedrío o gusto ante muchos,  no merecen ni besar mis pies, vosotros iros sería lo mejor, hay más en la muchedumbre del mundo, aún nadie es merecido, el roce cuando roza estaré dispuesta a recibir el todo".

 La fiesta continuaba, habían músicos tocando obras de Mozart, alegría en todo el palacete, brindaban por la condesa ante la mesa, la condesa estaba sentado en el trono, su sigilo más precavido era recibir en ese día algo maravilloso, de aria dulce, de perderse en ese aliento, y así dejar por ahogado los lamentos que en su pasado había vivido, de amores paupérrimos, al terminar la cena en aquella noche, el padre de la condesa entrega la corona, le aluden como dueña del estado, Venecia, y le pregunta su padre, "¿Qué caballero os esposará de los que habéis visto, o aún no estáis preparada hija mía?". La condesa quedó en silencio, y se marchó. Dio a entender que nadie, y sale a las afueras del palacete, y atrás del palacete estaba un conde con su caballo sentado, sintiendo verguenza por su atuendo y que por la razón no había entrado, la condesa sale y ve al hombre a lo lejos de un lago.

 Muzilini Leansi: "Qué noche tan bella la de hoy, 8
y qué verguenza por como ando,
mas tranquila que ya me voy
que ensucio su dulce mirada,

 Condesa Riama: No estáis si quiera incomodando,
sino hoy ando desesperada.

 Muzilini Leansi: Dime porqué estáis vos así,
si tenéis todo en su morada,
no andáis en la pérdida o sí?
 yo ni hogar ni si quiera tengo,
Condesa Riama: Lujo de la vida es la nada,
y he buscado algo que no obtengo.
 Me contáis porqué no hay hogar,
cuál ha sido el grave problema,
Muzilini Leansi: Qué será que os hace penar
para que no andéis  satisfecha,
no puedo aún hablar del tema,
y es peor que filosa flecha.
 Condesa Riama: Contadme por favor, le ruego,
y os diré lo que me sucede,
 Muzilini Leansi: Viví ante un paisaje de apego,
do sus manos daban cariño,
 Condesa Riama: Gran luna luz hoy nos concede,
 Muzili Leansi:: Más siento alma de triste niño.
 La luna no sabe mi historia,
siempre en mi libro escribí,
pero ya eclipsó la memoria
y ese libro hasta lo perdí.
 Ella era Eos del aurora,
ella solo me despertaba,
sus ojos eran sol que adora
al paisaje en donde me amaba.
 Condesa Riama: Una diosa era ante vos ella?,
el sueño de un enamorado,
 Muzilini Leansi: En noche llovían estrellas,
al vivir amor copulado,
y donde en su espalda escribí,
versos de un querer soñado,
besos dulces luego ofrecí
hasta que ella se durmió,
dibujé su cuerpo adorado,
y esa noche más me arrulló.
 Condesa Riama: La dibujaste a ella en dónde?,
 Muzilini Leansi: más que en la delicia ocre tela,
compartiendo amor ante conde,
no consigue ya su figura,
solo aquel libro se desvela
al no sentir ya su ternura.
 Condesa Riama: Pero como ella se perdió,
si andaba  ahí siempre contigo,
qué anatema  fue que ocurrió
para no sentir ya ese abrigo.
 Muzilini Leansi: Ella al dormir se sucumbió,
 solo mi esperanza es vivir,
por eso no tengo a dónde ir,
porque lo más bueno eclipsó,
ya no sé lo que es reír,
ni escribir porque ella murió.
 Condesa Riama: Una historia bastante frágil,
a cambio a mí me han engañado...
adentro se creyeron ágil,
querían conquistarme a mí,
más no tuvieron un buen lado
puro, apacible como en ti.
 Muzilini Leansi: Me halagáis hermosa princesa,
pero quién a ti os ha engañado.
 Condesa Riama: un hombre que me daba  fresas
fue quien me había conquistado.
 Cada vez me hacía reír,
poesías de amor sincero,
y un día dejó de venir,
y supe que me abandonaba,
cuán valía aquel caballero,
y sin su amor yo me ahogaba.
 Muzilini Leansi: Qué hombre abandona a bella flor,
sus pétalos se marchitaban,
vos sin igual que un bello albor,
de esos ojos que a él amaban.
 Ciego o acostumbrado al juego,
más que para mí lo es eterno,
un corazón que enciende fuego,
cuando besas a lo más tierno.
 Condesa Riama: Vuestro corazón es tan puro,
que cualquier mujer buena iría,
se entregaría a fiel futuro,
confiada  que no lloraría.
 Muzilini Leansi: Soy así simplemente en vida,
la mujer me es más que un poema,
porque ella es más que recibida,
no es fantasía en la existencia,
más siendo el lírico buen tema
de escribir su dulce presencia.
 Condesa Riama: Amáis tanto a la gran mujer,
no sé pero aquel que adoraba,
al final le vi en un querer,
abrazado y besando tanto,
y sentí espinas y lloraba
y era peor que un mar de llanto.
 Muzilini Leansi: Jamás os daría traición,
vuestra boca es pulcro lenguaje,
transmite un muy buen corazón,
que anhelara que me quisiese,
verte sería un gran paisaje
de belleza y que siempre viese.
 Condesa Riama: Vuestras palabras hoy me rozan,
que en esta noche bajo luna,
ved como los pájaros gozan
cantan por nosotros primor,
no necesito la fortuna
porque he conocido el amor.
 Jamás yo soñé ser quien soy,
solo al reino quiero ir feliz,
y sé con qué persona estoy,
 Muzilini Leansi: Más que seguro y no infeliz.
 Debéis veniros conmigo bella,
os llevaré en mi gran caballo,
veremos de noche la estrella,
a tu lado porque hoy estallo,
de corazón a corazón,
de boca con roce de boca,
sintiendo tu respiración,
sin irme porque me provocas.
 Condesa Riama: Tan feliz os sentís conmigo,
que en esta vida no hay castigo,
solo siento que me enamoro,
ven a mí conde sino lloro.
 Feliz a tus ojos vencida,
e iremos a buen grato viaje,
encadenada y decidida
de vivir con gran personaje,
que sentiré cálida vida,
más de ti y de tibio masaje.
 Muzilini Leansi: Perfecta esta historia y concluida,
más que de amor correspondido,´
más río en mi alma encendida,
por vuestro amor que ha bendecido.
 Iremos lejos vida mía, 
donde nadie nos dé la peste,
además soy un buen pianista
quien ha decidido enseñarte,
espero que vos me conteste
porque mi amor quiere abrazarte.
 Condesa Riama: Contenta de tenerte conde,
enseñadme más cada día,
compartid lo que en vos no esconde,
confío en vuestros arrumacos,
ni imaginé que os merecía
pero ni sois ni un vil bellaco.
 Muzilini Leansi: Oh viviréis Condesa Riama,
más que eternamente a mí ser,
por haber sido dulce dama
que no creí más conocer.
 Condesa Riama: Oh bardo Muzilini leansi,
vos que en ternura solo habláis,
quiero  siempre sea un oasis
cuando vos a mí me abracéis,
que en dulzura vos perfumáis
hoy en besos que me ofrecéis.
 Muzilini Leansi: Me encanta cuando me besáis,
tan sápida mujer que siento,
entre mis labios que más dais
como flores suaves presiento.
 Condesa Riama: Nos hemos ido del hogar,
ahora vos dirá a dónde ir,
Muzilini Leansi: una casa que hice en madera
do llegaremos a dormir,
ahí he vivido en primavera
otoño y hasta mismo invierno,
no dije que tenía hogar,
pero iremos mi rostro tierno,
y tengo un piano de madera,
donde podréis tocar bastante,
y ha estado para la espera
de unas manos apasionantes.
 Condesa Riama: A mí siempre me gustó el piano,
siempre soñé ante un hombre así,
de un corazón sano hasta anciano
y así me veo en este amor,
de tu bella sonrisa aquí
y que me hace sentir ardor.
 Muzilini Leansi: Cómo en un día cambia todo,
más cuando sentís vil olvido,
pero pronto se aparta el lodo
y conseguís lo más bellido.

 Canto de Aria 

            I

 Condesa Riama: 

 Gracias por no abandonarme,
por mis ruegos escucharme,
un hombre de alma es sensible,
sus besos son apacible...
confiada ante este cantar,
entregada a sus delicias,
si es posible puedo hipar
a lo fiel de sus caricias.

Muzilini Leansi:

 Mi bien que no olvidaré,
oye el canto de alegría,
vida, amor que ni busqué,
y a mis ojos fue armonía.
 Mi buen ángel no hay suplicio,
el sufrir fue nuestro dolo,
pero escribirte es mi vicio
amarte porque no estoy solo.

 Llegan a la casa de madera, en un paisaje hermoso y frondoso de flores, buena vibra para vivir y reír, correr y siempre sentir aquel amor que había despertado, de aquellos sonidos que no habían sonado, pero que hoy estaban más enamorando, ellos juntos por un futuro creyente y eterno de llamas... ningún hijo de Dios está abandonado en la misma tierra que existe, siempre hay una razón la cual está oculto de la felicidad o quien es su verdadera identidad para amar, y enseñar el todo que él mismo sabe, y qué mejor a la ternura de tal sencillez de la era que vivía que no le gustaba, lo suntuoso, pomposo, de gran realeza, sino siempre quiso vivir la simplicidad de la vida, lo que ella más veía, y era en una salida de su hogar que estaba escondido sin haber entrado por la pena de su blasón. Soñadores los poetas ante bellezas cuales se centran al interior, no de su misma apariencia van a huir, porque a la princesa que de un palacete un humilde conde pudo rozar su más difícil corazón, de una platica con tal amor que desprendían más desprendieron los suyos para ser uno solo, y formar parte de un ciclo que sueñan hasta ancianos, así es la realidad de una vida que se vive, no para hacer cosas innecesarias  las carreras como medicina, derecho, ingeniería, de físicos, son para nidificar la vida, ayudar, pero la música y la poesía son lo que nos mantiene vivos, y nos hacen crear historias, hacer sentir al personaje vivo del amor, y dejando una huella a la vida, para no ser invisible sino eterno en el libro que hagas de pasión.

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