jueves, 15 de agosto de 2013

El diario de una tarde.

El diario de una tarde.

 Los humanos no tienen alas para escapar del peligro de un amor, prefieren sucumbir en la piel que esté rozando, la mirada, sus besos, la inmortal amada, sueños, perseguido de su aroma, sus pensamientos que son invadidos, aquellos recuerdos que quedan de lo más vulnerable en aquel diario cerrado, de versos románticos, dramáticos, increíble, indecible, magnífico más cuando es correspondido, y que ella te escucha, te da ideas, y lo más favorable que sientes su perfume de mujer, más que a tu lado, su respiración, ese amor, su figura, quieres besar, labios de rosa, su boca clara de palabras blancas, floreciendo la vida mustia que se vivía, el peligro de que  sea extinto, miedo, pero la fe marca, y más que con los hechos, y de los escritos, años, juntos, vivos, la naturaleza comparte su hogar, los ríos suenan cada amanecer al despertar del alba a nosotros, arropados entre mantas verdes del forraje, y entre cuerpos cálidos de tal amalgama inseparable, sin atuendos, al despertarse aquel amor, miradas profundas radiantes, aquellas nuevas caricias, corazón a corazón, piel sobre cálida piel, labios entre labios de esos besos suculentos, una nueva cópula de la lascivia romántica en su aurora espléndido, y rutilante ante los ojos del todo poderoso.  

 Regocijo, más se encuentra en espacios que son de una ventura vida, sana sin peor ruin que en espada quiera dar colisión, orbe de la paz unida al benigno amor, de gran signo en la música que representa, el valor de un humano es llegar a conciliar aquella alma que el mismo Dios se la dio para así brindar de ella su beatitud de la que él mismo sabrá cuál es, más si vive ella de él y de lo que a su profundidad tanto le es su anhélito de vida en la plenitud, así podrá triunfar, así su misma fiel musa podrá cantar en odas y seguir lo que su corazón de él anhela relatar por el siglo que toque vivir, oh al nuevo comienzo de aquella puerta divina para tocar, más de rodillas y ser bienvenido, más que realizada su vida entre vástagos en el sino glorioso, y alegres más que enamorados en la santidad de su heroísmo vencido, así es la vida más cuando entre papeles se siente lo que tú mismo vives, y redactas con tal fineza, detalle por lo grande que ha sucedido, la fuerza de un corazón que explota de música en acordes de aquel violín y piano, una arma letal para la poesía que acompaña para escribir más pero de amor, por ella, esa blanca pura azahar, que perfumó mi sensibilidad, que transformó e hizo sacar más de lo que había escrito, una nueva forma de encontrar mi lenguaje, que sueña con su rostro aquí, no olvida aquel olor, aún se respira la flor, y hace conocer lo que es la identidad en sí, vive en lo más profundo de su introspección, así es él, así exista musas por querer cantar a un corazón de aquel diluvio de amor,  de esas cantadas habrá una sola que podrá decir que fue la perfecta y que no podrá abandonar de su mejor obra que escriba en su vida inmortal a la música y misma poesía, su poder será así no esté, la encontrará o sufrirá, o dar la esperanza dulce para vibrar en la caricia de esas manos más que cálidas al ahogo de su alma en el naufragio sin ida y sin viaje, que alivie, que ame, y que si se va, o no dice, vuelva y ame más y haga feliz aquel corazón que de tantas musas fue crucificado sin vivir, y consumido por la poesía real en carne viva, y que de ella hizo su libro soñado, que no hay valor en mundo, por ser de su raíz, niñez, y vida plena, que solo conoce cómo fue compuesta, y así hallasen historias de tales fantasmagorías eran papiros que siempre sintió reales, pero que igual son irreemplazables, únicos y colosales por ser de su sangre y corazón que palpitó amor, y amó como jamás haya dado su alma a la vida de aquellas cantadas que de ellas una cantó más a su corazón y que es la vida que florece y lo es, será hasta verte y amarte amor.  

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