domingo, 3 de febrero de 2013

Maschia Dorieli



 Hay una mujer campesina que implora al amor, vestida con trapos humildes.

 Maschia Dorieli:
 Cuánto más mi alma ha de esperar 8
sino tengo calor y amor,
miedo a quedarme sin amar
sin conde a su agradable albor.
 Me consume el día y noche
hoy sentada en este herbaje,
con esta aria de reproche
que sin ternura y sin viaje.
 Más vale dolor humano
que verme así el gran santísimo,
que ni hay el amor grandísimo
que espero de un cortesano.
 Mi vida no es lo amadísimo
que soñé una vez amando,
y ni roce hay de un espíritu
que sienta hoy más adorando.
 Porqué el vil feo anatema
que convierte hoy mi dulzura,
triza página en poema
que recito hoy en tortura.

 La mujer sola y destrozada, teme tanto al quedar así, ni un caballero, nadie se acerca. Es como si su hogar fuera solo. Pero un hombre al fondo escuchó sus palabras, quedó atónito, sencillamente por la beldad de su agonía.´Su voz recita en voz alta, y la mujer oye, y simplemente con su silueta de él, ella le acompaña con canto, necesidad del amor, olvidada, y en vez de creer solitaria, comienza, sí, se conocen, sin años, pronto ocurre, "el amor".

 Conde Vasciorni Romantil:
 Oh a lejana vista oculta
mujer que hoy bisbisea y llora,
hoy ha oído y solo resulta
que un amor puro solo implora.
 Maschia Dorieli: Qué silueta  anda ahí hoy escondido,
pretende robar mi corazón,
o aprovecharse de lo ferido
que no soporta mi postracción.
 Conde Vasciorni Romantil:
 No os sintáis así sensible mujer,
no creí que al vagar os iba a ver,10
en tal lugar sola y en desespero
que verte sencillamente me muero.
 Porque os parecéis a bella pintura,
solo vuestros ojos son siderales,
brilláis en cierta imagen y figura 11
de diosa por bellezas celestiales.
 Maschia Dorieli: Así me observáis noble caballero,
 dime cómo os llamáis para saber?.
 Conde Vasciorni Romantil: Conde Vasciorni romantil mas quiero,
quiero que confíes en mi querer.
 Hablo de un querer dúctil, y sincero
que podréis vivir sin entristecer.
 Que la magia puede ser un lucero
y en vuestro espítiru resplandecer,
hasta olvidar el peor filo fiero
que en vuestro dolor jamás he de ser.
 Maschia Dorieli: Pretendéis  entregar felicidad
mas mis brazos cálidos más esperan, 11
ven y acaríciame  en melosidad
y consumidme que se desesperan.
 Conde Vasciorni Romantil: Con infinita ternura os abrazo, 11
y enseguida os suspiro el cisne cuello,
sintiendo que no hay de vos un rechazo
sino la libertad de dar destello.
 Maschia Dorieli: Me llamo Maschia Dorieli mi amor, 11
qué dicha de encontraros escondido,
que hoy da renacimiento a mustia flor
en su herbaje entre el beso más fundido.
 Conde Vasciorni Romantil: Mi maschia Dorieli que beso tanto 11
entre mis labios a un sabor erótico,
que da a mi sexualidad gran encanto
y sentir que vuestro amor es hipnótico.
 Me hacéis olvidar lo que es más vivir
porque al sentiros es hoy renacer,
todo aquel gran añoro por sentir...
Dios al homo y un orbe de vencer.
 Maschia Dorieli: Así estaremos vos y yo en el mundo11
queriéndonos en fiel tierna alegría,
por fin sonriendo en amor tan profundo
que hoy se pintó y suena de melodía.

 Entran a la morada y el conde Varcioni Romantil la acuesta al lecho, amando, y consume como el sol al día.

 Conde Vasciorni Romantil:
 Sentís mis besos mi hermosa criatura 11
os perfumáis con mi aliento dulzura,
gemís por tal caricia en que hay amor,
en lascivia del lecho en gran ardor.
 Maschia Dorieli:
 Seguid más así que estoy tan ardiente,
consumidme más la miel cavidad,
me rozáis entre rosas dulcemente
mi piel ávida y no árida en verdad.
 Siento pulición emergida en mí
en tal predilección de esta pasión,
vos dais como Zeus de loco sentir
que satisfecha quedo de emoción.
 Conde Vasciorni Romantil: Me alegra que os agrade mi locura 11
que os devora piel sensual de afrodita,
quien he rescatado en tiniebla oscura
entre amor puro que se necesita.
 Maschia Dorieli: Puedo sonreír por fin a la vida,
 más a vuestra piel que tengo hoy unida,
se cumplió cuando no creía en esto,
mas hoy os tengo cerca y sin lo mesto.
 Conde Vasciorni Romantil: Estoy para amaros de lo inmortal,
páginas del poema no es olvido,
siempre queda imborrable pasional
de lo nuestro en historia sin lo herido.
  Maschia Dorieli: Fue y es hermoso quereros Vasciorni 11
con la desnudez y ansia dilección,
aquí en este lecho que no es mortuori
sino que con la infinita ilusión.
 Conde Vasciorni Romantil: Viva sois junto a la pasión hermosa,
y os expresáis de amor, la indudable alma,
así viviréis ante mi dúctil diosa
y estoy seguro que sois aquella calma.
 Maschia Dorieli: Debemos dormir hoy no creéis mi amor,
ya cansada estoy aunque muy feliz,
por sentiros cerca, ardiente en calor,
y querida como hada no infeliz.
 Conde Vasciorni Romantil:
 Os haré caso ante esta cama en flores,
por la pasión que hemos sentido vida,
arropaos con brazos tan dulzores
que en esta noche os desean sin partida.
 Maschia Dorieli: Dormíos con mi calor mi dueño y Rey,
que ahora nos viene un futuro en fruto,
y no habrá ni siquiera la peor ley
que quiera apartar este amor en luto.
 Conde Vasciorni Romantil: Porque así debe ser este amor pleno,
vos y yo bajo un manto tan sagrado,
protegido en dulzura al ser fraterno
y por darnos un sueño realizado.
 De tocarnos,  piel a piel sin llorar,
de amarnos, de noche hasta amanecer,
sintiendo por fin el gran estallar
de aquella luz del mismo oscurecer.
Maschia Dorieli: Duerme y ya no habléis os lo ruego amor,
solo que nuestras caricias hablen sí?,
ven más a mí y bésame mi dulzor
deja que pase la acción que hay en ti.

 Los dos jóvenes en tal albedrío de un amor vesánico, conseguido de la campesina solitaria, llenos a grandes logros, hermosa melodía suena, y es la melodía de sus corazones latiendo, de tanto amor epicúreo y etéreo como el universo.  En cualquier momento en tal horror puede ocurrir lo que quizá esperáis por años o días, siempre la tierna alabanza se cantará y os elevará, sin que ya sintáis que estáis perdido, y que no eres nadie por la soledad, siempre conseguiréis la luz fraterna que acaricie vuestro rostro, así como el anhelo más llorado de su alma, de la entrada hacia su mundo de calma y gran libertad de vivir sonriendo, queriendo y vivo sin sucumbir. Momentos piadosos llegan, es el fruto eternal que buscasteis, el que sabe llegar a cierto camino es por haber dado la fuerza al destino, no aquel que a veces no tiene fe en su liturgia, que hay en páginas, de un espíritu... Qué caballero no dar amor a una mujer que contempla tan sola y frágil, y que siente aquel amor que vos mismo sentís, por querer cuidar, arropar entre brazos fijos, hacerle sentir que vos es quien a sus ojos hiciera ver la claridad y no la lobreguez, que bienaveturanza es la que le hicieras resplandecer, a su cabello dorado de envidado sol, que hasta por su luz más ilumina, tanto es la belleza, es posible hasta de pintarla, un cuadro de pintura, y colocarla entre las más deidades del siglo, una musa que expresa amor, amor puro de vos, de vos, hacia ella, es ella, sí, la fe y la pasión, en un mundo que hasta l vetustez preferís llegar, a tal gran venustez anhelas amar, y siempre viven los verdaderos enamorados así, donde lo menos esperado veis, sentís, un arte de amar imposible de olvidar, a cómo se acarician, y se recitan en palabras, con su finura poética a su joven amor que revienta, como las olas de un mar, así de fuerte es, el ímpetu de su coazon que late, explota, como volcán, y tan solo en un rincón del amor, que se cree, que se vive hasta ese día, sí hasta ese inmortal día, vivo, no caduco y árido, ávido, etéreo, eviterno y muy epicúreo en su dulce pasión de infinita llorada alegría. Vivieron hasta ese día y esta carta dejó escrita y la cual no pudo ella leer porque era un secreto.

 Lunes, 15 de septiembre del 1825

 "Cuánto amor he de tener para una gentil dama, nadie comprende el hecho que es para mí tener que salir lejos?, porqué al después de conoceros no comprendéis que cuando me fugo es por buscar lo que no hay en nuestro hogar, me molesta y me duele que seáis así, florines debo conseguir, no hay ya en nuestra alcancía de cofre, mi desvelo es preocupación al futuro, en madurez el amor, y la vida, en ello hay que producir.

 Jueves, 8 de abril de 1835

  Gracias a vuestro amor mi alma se convirtió más que un bardo, pude hacer lo que antes soñé, pero ha sido tanto que con eso he podido solucionar esta angustia que tenía. Mis obras son escritas hacia vos mi Maschia Dorieli, nuestra historia, me han dado buena fortuna, conocido soy ante mis días, vos os sentís alegre de mi triunfo, ya de la antigua casa que vivíamos estamos en otra, más aprecian a un caballero cuando hace lo que nadie ha hecho, aquel don de genio hacia la magia que habéis dado, por tu belleza, ha eso os lo debo, sin vuestra imagen no sería quien soy, la inspiración nace y a veces se pudre en odio, y vos dio todo. Cartas en pensamientos que escribo al día, hoy a esta fecha escribo ya viviendo 20 años, a la edad de 34 años, recuerdo que aquella vez al conquistarte como fue, a la edad de 21 años, tan jóvenes, y vos una dulce damisela, mi afrodita, oh si tan solo ahora esto sea un secreto de mis locuras, solo dos cartas he escrito, las demas las he tenido en mente. Qué hombre más poderoso pueda existir que al amaros pueda con la tinta del corazón escribir, bañarte con palabras tan tenues al óido, que os susurre y a la vez os bese vuestro cuello, labios, piel, senos, ombligo, y monte de Venus, la lujuria me consume, más si es porque me enamorasteis profundamente hasta mi alma, no creí que iba a sentarme aquí, pero la magia ha sido porque aparecisteis vos, oh mi diario bendito que me oye, que sabe quien soy, y porqué amo así. Nuestra historia se llama, (Amor pintado de la tinta de Dios), así se llama nuestro libro, esta historia, el frutecer que ha venido, nuestra morada de flores carmesí, como sus labios cálidos, de lenguaje bondadoso que tenéis, miel dulce en cavidad lujuriosa, qué no haré contigo, si ahora sé que sois mi amor cumplido y bendito por Dios.

 Lunes, 12 de noviembre  de 1850

 A esta necesidad que me otorga el derecho de mi cierta edad, hoy he decidido cumplir una última carta. Hemos vivido sin estar enfermos los dos, Dios nos brindó la salud, estamos bajo su manto sagrado, porque nos vio luchar, y cuidar el amor como si fuera su cristal del reino. No puedo creer que aún sigamos viviendo del deseo, que nos besemos como antes, que nos digamos las mismas frases de amor, que salgamos a correr al herbaje, que veamos la constelaciones, juntos acostados en tal belleza como tu, sintiendo armonía, aquella música que somos los dos, llena de aquellas notas corriendo, vivos y llenos a grandes logros, me amas tan casta de un corazón, aún mis libros siguen vivos, quiere decir que aún nuestro amor persiste y vive, hasta aquel día inmortal, podemos confiar en que ese día al conocernos fue el mejor que hayamos podido sentir vida mía, no hay ninguna felicidad que pudiese encontrar no más que a la tuya, ya estamos escritos eternamente en la página de un paraíso, para seguir la ávida y tierna pasión. Mi afrodita que en belleza no envejece, que de tal pintura sigue igual, aunque creáis que somos ya rancios, no lo será por siempre, cree que este amor es el que había que esperar para crear tal sueño que lloran los bardos. Solo sonreímos entre el mismo lecho, cada vez que nos despertamos a la misma vez, sintiendo que este mundo sigue siendo nuestro, lleno de amor, pudor y sensible caricia. Sois la dama más apreciada que no creí que iba conseguir, todo el amor os confieso a diario que voy más sintiendo, jamás he dejado de dar arrumaco a vuestra presencia, siempre tenéis una caricia mía, siempre os visto con la sensible ternura, y os sentís tan mía como yo tuyo, siempre vamos a llegar a donde los enamorados deben ir. Mis pensamientos, mis sentimientos, siempre están contigo, mi afrodita inmortal, ya hemos hecho lo que queríamos, ahora nos toca el próximo que sabemos. Vuestro amor habéis sabido entregar como se da a un hombre, me has tratado en esta vida lo que no imaginé que iba recibir de una mujer.

 Cómo da calma cuando el violín de su voz suena, acaricia como una flor, sus manos sobre mi espalda, su desnudez aun sigue sobre la mía, unidos, aún mandolina en noche gime en la dulce entrega, aun con ímpetu, y de lentos besos y caricias a su entero cuerpo, de ese férvido coito sensible que nace, produce, y a esta edad, vos y yo, como aves en el cielo, cantando, y alabando este amor. Os amaré en cada instante de los días, estaré en el efluvio del sol, rozando vuestra divina piel, bajo la falda de vos, en el frío que suelas sentir, recorriendo y comiéndote poco a poco, mis manos serán el frío, os gustará, porque seré yo, en la noche mas aún seré, el hombre que siempre en lecho vais a besar, contener, y disfrutar hasta el amanecer, os desea, os ama, por largos años de vida, tu fiel amado, de su afrodita, sí, afrodita, mi diosa querida, mi dócil deidad de un amor que me gané y merezco, nadie más, no más que las notas que cantan en la morada... vuestros senos, vuestros labios, vuestros ojos, vuestro cabello, son la caricia que en cada noche recibo, por dormir con ellos. No hace falta que leáis esto, ya mí amor os he dicho, y aún sigo, y sigue, para siempre y que estará".

 Cuánto amor no decifra en sus cartas hacia tal inmensa criatura que lo tiene enamorado; así hay que tratar a una mujer, a tan dulce fineza, de palabras, y sensibilidad que guarda a la felicidad de su mejor visita, y que no se va de sus días. Cuidó tanto a su primor que las cartas fueron conseguidas por una nota suya, aquella nota publicó con sus otras obras que había escrito a ocultas. Los dos enamorados fallecen a la edad de 95 años, dejó las notas que corren y que son maduros. Ellos tan admirados de su idilio, y el orbe igualmente conocen más de él, y ven que su ternura y corazón fue la de un bardo poético y romántico hacia su más gran invensible amor, de su afrodita. Puede vivir en aque día inmortal más que feliz, sí así debe ser, como aves volando, allá, entre un lugar tan santo, y revivido y crecido. Cumpliendo el sentido de la vida que fue por vivir, y el porqué de su amor que ama tanto para no andar querida y odalisca soledad bajo sus pies y letras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario