miércoles, 26 de diciembre de 2012

Schunder von Ringer y su Dahlia Damsel.



Schunder von Ringer y su Dahlia Damsel.


 Cartas que en un amor comienza hacia una lejanía que hubo por un logro querido; logra irse pero algo sucede ante sus días que cambia a tal extremo que no pueden contenerlo. Pero al poder vivir ante las cartas, era tanto su idilio que las letras hacían sentir tanto que eran un romance tan poderoso, difícil de separar.

Venecia, 21 de septiembre de 1732

 La Condesa Dahlia Damsel:

 He llegado a la tierra que soñé alguna vez estar, sabes el porqué de este viaje que me obligó hacerlo, desde joven siempre tuve el deseo más glorioso de poder alcanzar en las publicaciones de la gran ciudad de Venecia. Hace más frío que en Bonn, hoy tengo la valiosa suerte de escribirle, espero que andes cómoda allá, plácida en su dormitorio. No tengo casi tinta para seguir escribiendo, cuán alegre andase si pudiese, mañana o pasado escribiré.

  Schunder von Ringer.

 Bonn, 24 de septiembre de 1732

 Mi conde, Shunder von Ringer:

  Desde que te fuiste, sin poder olvidar la fragancia de ti, ya han pasado tantos días que no sé si habrás llegado, me preocupa saber, no creí que me iba afectar el mal de no tenerte, mis manos desesperadas de tocarte, vesania en el calor de la carne mortal, inquietud de saber si escribirás a tu única flor que haces llamar. Es de noche y solamente hoy, espero que recibas mi escrito, un beso mi dulce Ringer.

 Tu flor que espera un aviso,
Damsel.

 Venecia, 29 de septiembre de 1732

 Condesa Damsel:

 ¡Oh aún no sé si haya llegado para mi consuelo la carta!, al parecer no; recuerda que por lo menos quiéredes saber si  esta partida podrás soportar?, días sin el roce de tu piel clara sobre el desierto de hoy que me quema. Hoy, ayer aún sigo angustiado al saber de ti, será que así debe ser, solo por la ida de poder publicar mis obras y poder ser conocido. Pero gracias a tu amor eso me fortalece, ya que lo debo a su considerable lira que emotivó a que convierta en arte mi pasión. Debo salir, quisiera estar hasta la noche si fuese posible, mas hoy debo ir a una reunión con la familia real que va haber en Venecia.

 Besos mi flor,
Ringer.

 Bonn, 30 de septiembre de 1732

 He podido recibir la primera carta que para mi estimulación es conformidad. Sé perfectamente que ha sido para el bien del corazón que deseas luchar, hay muchos que buscan la luz cúspide para rutilar en lugares, pero ¿cuánto va durar este tiempo
sin la manta que cubría mi piel desnuda y que con besos me dormía en noches; ¿Quién?, si mi única alianza era la bebida de tu carne.

 Escríbeme que me desespero,
Damsel.

  Venecia, 5 de octubre de 1732

 Mi condesa:

 Recién recibo las cartas, hubo problemas para que lleguen, pero ya las tengo en mis manos, las he leído, y contento porque me doy cuenta que en verdad le importo a su alma que pide a su amor, único quién se da cuenta que para mi corazón tu figura ahí veo, tu cara, ojos y cabello ocre...el lenguaje sino existiera hoy cómo te diría que te extraño, que existe aquel sentimiento arduo ante la ley del amor, por ser del mío al tuyo más que océano y puro de inmensidad. Morriña no es a la ciudad, o el herbaje de la patria, morriña es para aquellos campos en que tu y yo corríamos, como niños infantiles que vivían felicidad, no sientas que ha terminado por mis palabras, porque somos jóvenes mi flor, veinte años, tu y yo así. Hay que cuidar así tenga que esperar más, ruego que calmes al corazón de tu fiel conde. Condesa arropaos con el beso que hoy te mando, siéntelo, lo sientes como hoy te siento yo, si duermes, duerme y cubríos de la sábana que será mis brazos que os abrazan.

 Mi flor del amanecer te quiero no se desespere,
Ringer.

 Bonn, 20 de octubre de 1732

 Maestro compositor Ringer:

 Con el deber que me otorga sentir que añoraba sus profundas palabras, que son arrumacos para mi agonía fría que vivo. No quiero que sea extinto este nacimiento sagrado que siempre nos dimos bajo la luna, tu beso siento, la ternura, añoro, amor, fuerza, sueño que confías en el amar de este medio doloroso que da al alma.

 Hay obstáculos en la vida que a veces humillan al corazón, hoy ni sé si pueda dormir, pero gracias a la dulce dimensión que me regalas, podré regocijarme con la sábana, así me colmaré del deseo ambiguo y vesánico.

 Escríbeme pronto,
tu flor que haces llamar.

 Viena, 15 de noviembre de 1732

 Conde Ringer:

 ¿Dónde ha de estar mí amor, o en qué compromiso nuevos andáis?, ya no soy tan importante, que ni me has escrito, puede ser justo al corazón de vuestra flor que pálida hoy está, ni el calor que refugio de tu escritura es para Dahlia, ya hoy ha y días esperando aquella carta. ¡Contestad, escribid, no puedo más!, me siento desolada en una habitación sin nada, y prefiero andar así que traicionar al amor. A veces mi murmullo es tan igual que un ruiseñor, pero en la lóbrega noche de congoja hacia ti, sin necesidad de comer, de bailar un vals que antes era contigo, el piano más en polvo que ya ni lo limpio, solo el ático encuentro tus libros que leías, a veces leo y me consuelo al leer las historias amorosas, los poemas que antes me decías de los (15 años de edad), sonrío y a veces rocíos de la tristeza, sin poder ya saber si así por siempre viviré, si así hasta vetusta andase, no hay respuestas, solo un corazón fusco que quiere tu amor, solo pido eso, no pido el reino, o que seas el índole de la música, hay otros, pero; ¿más importa ser músico que venir a vivir con la pasión que aflige en Viena?, viajé al estado que antes estuvimos, ahora podrás entender lo de aquellos poemas, y el piano. Si ya no le importo o no queréis saber de tu flor que mustia está, dime y no escribiré más a tu corazón que empedernido siento sentir, o qué problemas has tenido, decidme y podré entender antes que no le escriba más y me vaya sin decirle en donde estoy para siempre.

 Tu flor marchita sin el amor,
no sé si tú Damsel ya.

  Venecia, 24 de noviembre de 1732

 Mi flor de condesa fina:

 No os sienta tan afligida a no poder contestaros, me han hecho pagar tal dinero para que pueda ser valorado en mis obras, y no solo ando libre como podéis pensar, ando trabajando y madrugando en una habitación diferente a la que estaba, hace mas frío, y me siento mal, creí que iba ser un viaje feliz, pero no sabes, cómo quisiera volver a estar junto a la flor que eres tu. Decirte: Que para ser el que más queréis hay complicaciones, y otros tienen facilidad, mis obras dieron fervor a los ojos del Rey de Venecia de la música, me comparó como compositor renacentista, más por alumbrar a la historia griega de Homero, por ser idolopeya mi gama, y más al leer los libretos del amor que elaboré, más pensando en ti,  por eso que ni pude escribiros, os ruego que me perdonéis, si quedó angustiada cree en este amor.  Esta nueva morada en que estáis, recuerdos de esa niñez, ya hoy lágrimas por aquellos momentos más indecibles, y que hoy estamos perdiendo, por causa mía, se podría decir, no va terminar lo nuestro, y me importáis más que a Dios mismo. No os rindáis que muy pronto estaremos en lo más alto de este amor: besándonos, amándonos, sin la duda que sentimos en la desesperación de querer tenerlo a salvo. Y sin traición alguno que quizá la vesania te hace decir.

 Mi flor sigue viva y ámame como yo amo sin eslabón.
Vuestro, Ringer.

 Viena, 29 de noviembre de 1732

 Mi conde compositor von Ringer:

 Contenta, alborozada, divina por sentiros tan fiel al quererme, con sus frases tan blancas, y tiernas para mi alegría, renacéis la flor, y alegre por vuestro paso, por poder ser conocido en obras, así recién enterándome las circunstancias que habéis pasado, y delirando sin saber el problema que ni sospechaba, si andas mal de dinero dime, para poder mandaros con los criados de confianza, así podréis moveros más en la dura situación que pasáis a estos momentos, no quiero más llantos al corazón mío hacia el destierro que a veces siento que es esto, así para evitarlo, escríbeme siempre, no lo dejéis de hacer porque sino hacéis pensar que ya no soy de ti, sola, y disturbio se apodera de mi. Contenta que hayáis escrito obra más pensándome, me hizo sentir que estoy en tu pensamiento así ande lejos. Cuando todo termine, y podáis volver, vamos a sonreír con alegría, mirándonos de ojos a ojos, palpitándoos nuestro corazón, y oyéndoos al piano que abandonado anda sin voz, sin la melodía que componías en él. Y traicionaros ni con el mismo Dios del amor. Porque vos es céfiro que hoy al leeros fue con perfume de hombre, que sois de vos. Mi compositor lírico Ringer.

 Te amo con la calma que vuelvas a mí,
tu condesa Damsel.

 Venecia, 4 de Diciembre de 1732

 Mi bellísima Damsel:

 Recibo tu alegre sonrisa, que oigo ante el aura de hoy, sigue igual de hermosa, o quizás más, me es para mi fortunio deciros que no hay necesidad que mandéis economía, por la razón que tengo para decir, que pude publicar muchas obras para piano, entre sonatas, preludios, y conciertos para piano, lo que anduve trabajando fuerte, por amanecidas a cuestión mía de querer dar un paso grandioso, y recibí más para los dos por tu amor, una gran cantidad de florines, los cuales podremos usar en Viena, en nuestra antiguo aposento, y seguir ahí componiendo, pero esta vez junto al calor más cálido que el amor de un mortal a una ninfa epicúrea, lleno de gozo y regocijo, regodeos entre mis melodías serán, tanto que en ellos oiré tu nombre y que oiréis vos también, ante distancia y dolores, de perjuicio que ha sido un juicio esta soledad que nos tocó lidiar. Juntos tu y yo, poder otra vez sentir aquella figura sobre el aliento que está ávido de ti, ansío respiraros mi flor, poder amanecer enlazado, olvidar que alguna vez me fui, y vivir lo que tanto queremos, y de lo que es y lo que quieren los tontos enamorados, de corazones sensibles y bondadosos al amar. Sueña hoy que te abrazo, que amanecemos, que ya todo terminó, no habrá necesidad de más quedarme, lo prometo, mi flor, mi todo, mi alegría de vivir para adorarte, de seguir hasta la muerte y que ella al cielo nos mande, ¡oh qué inmerso he escrito al dulce amor que me tiene embrujado, y más por daros esta noticia viva y llena de aquella ilusión que ya no ha muerto, y que creías tiniebla.

 Cada letra que escribo con la pluma y tinta de mi corazón, son mis besos y caricias a ti en este momento, lo sientes?, son los que te calentarán el cuerpo frío que tanto ha estado, sin el roce alegre del amor. Me despido o no sé... continúa amándome, no ahogues lo que es eterno y lo que alguna vez sentimos tan fuerte como el poder de Dios. ¡Oh mi amorosa mujer, oh que el pecado fue dejaros!, ruego que me perdonéis más, no quiero que lloréis, os amo, ¡ah y con la imaginación que es la poesía, y que me habéis hecho crear tú!. La vida me dio el cumplido, creí que no iba serlo, puedo seguir y más que feliz porque volveré a ti, y no son quimeras, son verdades que he decidido. Llegaré en mi caballo y con mi espada  hacia el cielo alzaré, y gritaré amor de mi que vi y conocí en un baile de música de cámara, que vi y me volví adicto al amor que soñaba en los libros de amor y que alguna vez escribí, que por fin puedo ser feliz.

 Perdóname por haberme ido amor,
tu dueño inmortal, Ringer.

 Viena, 15 de Diciembre de 1732

 Mi adorable amor que amo, Ringer:

 Me siento estupefacta al haber leído vuestra carta, tan llena e inmensa de ternura que expresáis, no puedo permitirme decir que no sois aquel amor que yo una vez miré, que sabía que al miraros ibas a ser quién me iba ser soñar con lo más loco y dulce de la pasión. La manera de tratarme, como un conde debe tratar a la flor que en realidad ama.

 Recibo la mejor noticia que para la filantropía de tu corazón merece, tener lo que tanto querías, y quizá equivocada yo, por creer que me querías quizás abandonar por la fortuna de tu principio o quizá de no quererme ya, tenía miedo y temor a eso, pero me doy cuenta que tu amor a mí es soñador, fiel, amoroso, y salvación para la vida. Apenas hoy escribo, porque me he enfermado por no haber comido tantos días, y poca fuerza tengo, en lecho he estado, disculpa si digo estas cosas, no quiero que se angustie, porque me conformo con que vas a venir a mi lado, la mejor noticia para este final de año ya. Y os perdono, y tranquilizaos por favor, no vayáis a ver diferentes colores, por mi estado, estoy bien, pero no quiero que pienses cosas malas...la vehemencia con que os amo es esta que sería capaz de sucumbir por ir a tu lado así tenga que desaparecer; pensaba hacerlo, pero al darme cuenta que pudisteis elegir,  ahora seguiré esperándoos, así ande enferma y sin ya poder escribiros.

  Te esperaré ansiosa en mi lecho,
Damsel,  suya hasta los cielos.

 Venecia, 24 de Diciembre de 1732

 Mi flor Damsel, condesa de mi amor:

 Oh eres mi criatura maravillosa, ansiosa que anda por mi misma demencia de mi hálito, y que hoy no aguanta por quereros tener en su pasión devorándote.

 No dejéis de comer sino perderéis fuerza, y sosiego para mi sería veros bien, no anhelo un destierro eternal para nosotros, debéis cuidaros y sentiros al cúspide sentir, no he nacido para ver más irse al color de flor que en plétora amo. Voy de salida para ir donde ti, estoy ávido a esta edad tan joven por querer vivir ya tanto a tu lado, nuevamente y deciros que somos aquellos enamorados, los cuales deben dejar una huella perenne al mundo, sin máculas sino amor venturo. A veces los poetas escriben porque hacia una diosa se inspiran, y vos es aquella fuerza e imagen de deidad que me hace seguir escribiéndote, si fuera mentira este latir que Dios me asesine con un trueno, si miente mi corazón que te amo que hoy ya mismo me borres de tu memoria, hago visiones para que sintáis que soy aquel ser que vino en ti para ser aquel conde que te amará hasta las galaxias del universo, sin hoyos negros quien destruya esta galaxia en que vivimos, somos cosmos que brilla por siglos sin eclipsar ningún día.

 Me han informado que mis obras, llegarán a varios recitales, sobre todo en Alemania, en Bonn mi nación y Viena la del amor que nosotros nos sentimos ahí en un baile dandi... que la fuerza del hombre en conseguir su gloria más de su trabajo virtuoso sería hacer de él ayuda a un mundo pobre y compartirlo sin remordimiento. Que imagen de nobleza conocida, como el Cura de la música sagrada, sin evasión a su culto de un amor quien hizo aparecer tal destello en llamas. "Tú mi más hermosa flor".

 Puedo sentirme que ya todo de mi viaje ha cumplido, así lo repita, pero ha sido una meta que me hice, y pude lograr alcanzarlo, me es tan memorable y la gratitud que debo a tu espera, más feliz e infeliz me siento entre los mortales de la vida.

 Aquí entre palabras, de la tinta que canta, y que es único refugio para mi escribiros antes de irme, porque ya al veros será todo diferente, será en vivo las frases, de poderos tocar a la vez, y de amaros hasta tu corazón, de sentiros cerca de mí, y dormirme en tu regazo, y consumiros sin medida ante el tiempo que viajemos de ilusión, todo va ser tangible, etéreo, plácido, vesánico, amado, llorado por que llegase el día, alegre por los sueños que son de fortunio, y de un fuego eterno, vivos y felices en lecho, por fin, tu y yo oh amor que me embarga tanto latir soñado. No quiero irme de aquí, me he enamorado tanto al escribiros en esta loca existencia que hemos estado, y me he quedado tan reflejado aquí, para que me veas y sientas todo aquello, y que siento, lo sientes verdad?,  y mis besos, mis abrazos, calienta tu seno, tu entera piel clara de luna, oh mis ojos de laguna y de naturaleza, de cabello como luz del alba, meritoria eres entre las mas damiselas mi flor, una hermosa dama, la que soñaba, y en mi para amarla, y así es llena de esperanza. Vienes para este nuevo vals que quiero bailar?, mueve tus pies mi flor, mi todo, baila al orfeón que suena, sujetaos y abrazaos a mis brazos, danza sin que os sientáis incómoda, nadie nos ve, solo tu y yo, oh en un rincón, sí, del amor, sigue, mirándome, mis ojos hermosos, sigue mi damisela, danza mi condesa,  imaginaos así este sueño en letras que viven, y que me hacen vivir, por la vesania que es el amor, y a la vez al escribir, porque te contagia esta enfermedad que es hacia tu dulce ambición de amar, y de bailar, que fue creada por el amor.

 Me siento entre los dioses de la naturaleza quien pudo tener lo que muchos quizás de ellos quisieron, conseguir el más alegre querer y fiel, que perpetuará sin juicios y penurias, dándome cuenta que tu estás ahí, y que sabes todo esto que digo, pero si fuera Dios fuera la de tu amor, no Dios que en las leyendas eran bígamos, y escarnio al querer que dejaban en luto, y en fruto, una vida libidinosa y sin importancia sentían a una deidad más. Pocos amaron, y mi moral mi lealtad que a tu corazón da, no es consumiros sino es dejar una vida realizada, con el fin que vine al mundo para vivir y más al conoceros, siendo mi amada eternal. Me llaman los caballeros, les digo que se esperen, llevaré comida, llevaré grandes cosas para ti, y un regalo misterioso, que no sé si decirle, la dejaré pensando, para un adelanto os diré, es la unión de Perseo hacia su salvador amor, que desnuda al mal y ofrece la fuerza de su corazón de la reina Andrómeda, y que a mi pensar, no tan hermosa como vos, vos resplandecéis mas que el mismo sol al amanecer, vos sois más que metáfora en la belleza de esta vida, sin duda, por ser dueña del reino que en mis letras te visto de mil maneras, mi tinta, y tu al mundo repletas, destellas, luces suntuosa, portentosa, venerada, y loada por mis frases y flores que en mi viaje de los regalo daré, me lastimo un poco, no se altere, es porque ya mi tinta acaba, pero si la fantasía existiese, pusiera la tinta de mi sangre que viene del corazón, pero ya no hay mucho, la pluma muy añeja está, apenas puedo escribir en este momento para que entendáis, si notáis un poco mal se lee, pero recuerda que por esto nada más me iré, sino a los caballeros hiciera esperar hasta que tu resplandezcas al aurora, mi hermoso alborada de la luz bendecida que hoy me tiene enamorado, y enloquecido, ya no envíes carta, ruego que esperéis a que llegue, ya no estaré en donde las enviabas. Sé que esperáis mi respuesta y esta ha sido. Noté que amar es tanto que no dejáis de hacerlo hasta cuando duermes, porque de este partir tanto os he soñado, que en el sueño veía tu sonrisa, tus ojos, tus labios dulces de flor, cuerpo indefinido, mirándome, sintiéndote amada por mí, sueños de locos, viviendo la paz ahí y que tendremos, y loca mi alma a eso ha quedado, mi sueño es que ahora si es que vuelva, ya la tinta termina, y mi dialogo pero que seguirá en su vida hasta los cielos sagrados que soñamos, flor mía, que llamo y que amo más que al reino de Dios.
 Me muriera en el infierno si es posible por solo verte ir al cielo. Así condene mi orgullo o vanagloria lo haría por tanto amaros en mi ansiedad que es incomprensible.

 Te doy diluvios de besos y abrazos,
tu más enamorado y vuestro Schunder von Ringer.

 "Así ames tanto procura que ella igual, sino la vida en que sueñas será la renuncia al amor por siempre".

 La historia que en cartas se dijeron ante una ida por el sueño de una vida que un conde ten{ia y quería; pudo conseguirlo y poder luchar el gran Ringer, y su fiel flor decidida a esperarlo, sin saber que respuesta haya dicho o en que mundo anden, solo se sabe que la espera era que él llegue a su alma, no más noticia se pudo encontrar, solo que la divinidad de su pasión en las cartas que se dijeron ambos, una vida que tanto se ama y cuando consigues la ternura olvidas así esté lejos que solo existe ella, meses solo de separación los cuales fueron eternos para ellos, duros de vivir, y que en su vida jamás seguro se iban a desterrar hacia su amor tan querido y latido que sintieron, una música sonando, sí la de este compositor, ante esta historia que se colmó de tristeza hacia la cúspide gloria del amor, que pudo sonreír, y que aún en los campos que caminaron ellos en amor, aún el murmullo de sus obras suena, por haber sido la creación a la vida de ellos, y que muy bien en la bondad de que soñaba ayudar a los pobres con su virtuosismo. Palabras de frenesí se dieron, tan poderosos a grandes logros, el fruto que en la existencia al orbe es, dejar la misma semejanza de lo que fueron, los proles, oh los amados proles, este pintor llamado compositor o maestro, pudo pintar a su música y a la de su amada inmortal, con tal caricia dulce de sus cartas, y en el rincón más dulce que vivía para componer, pero no por decir tal nota a mayor o menor que anduviese, sino al reflejo epicúreo de su amor... así se vive cuando amáis a la flor del amanecer en un corazón real, que no fingís, que queréis y amáis, que soñáis y que en ello palpitáis, así lo era Ringer, concibiendo a su flor Dahlia Damsel, a su todo del corazón, que conoció y que amó. Son dichas que vuelven y que deberán de andar bienquistos en su llamado amado cielo, vivos, llenos de paz pura y eterna locura que tenían siempre. ¿Cuánto no lloró en aquel anhelo para vivir junto, y ella en su aposento ante él, se lo merecían vivir, y estar hasta que la vida lo decida en su gozo bondadoso de amarse, para siempre.

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