miércoles, 8 de diciembre de 2010

¡Viva el amor ante una hermosa sirena!



Un hombre viviendo con una esbelta sirena.

Las fuerzas epicúreas rodean mis ojos y cuerpo,
no puedo huir de ella y ni de vuestro aliento,
ni ser prófugo de la tierra en que estoy para destierro,
ni desarraigo de esa beldad del nocherniego
entre árboles junto a pájaros de bellos movimientos,
a lo que le contemplo y brota luces a mi alrededor y en sus ojos de destellos;
pero siempre me observa y no habla, callado siempre y sin decir una palabra,
queriéndola atraer si quiera una vez con algo que ella sienta,
y que me llene de su amor que miro de disturbio y turbulencia,
que se insensibilice en meticulosos besos de mi presencia,
y que ahí le vea lo que de vuestra belleza,
belleza me ha llenado de esa entera esencia,
que no he dejado de oler cada vez que os siento entidad de sirena.
Es como una luz sagrada como si fueseis Dios de grandeza,
algo que no se puede tocar en la tierra,
es algo santo que se tocara en poemas de voces de delicadeza;
pero mi existencia estuviera en guerra,
él quiere tocaras, arrullaras en poemas que ella sienta,
como de mis voces a acariciadas manos en su entidad de sirena,
no quiere vivir solo viéndola, necesitáis vivir conteniéndola,
como entre los brazos y ahí enriqueciéndola, y amándola como la dulcinea,
o duquesa fueseis todo esa entidad de ojos de mil estrellas.
Cristal rojo volara y cayera, como a sus labios y es metáfora de mi lengua,
mi lengua que a vos abrazara de la locura de un poeta,
sigo sintiéndoos fárrago de lluvias por la oscura fresca tormenta,
por ser su canto que mi mente conlleva,
y que suena tanto que es su voz de tenora tierna,
¡es todo, ni esquiváis un poco, contenéis albedrío del tono!,
así es vuestra esencia sirena, como de las cuerdas que despierta,
tenuidad; pero te veo y no me decís una seña,
solo solfeáis como ópera sin decirme una palabra en mi existencia.
¿Por qué sois así, si os quiero o no me veis sirena?,
quiero que por lo menos te deis cuenta
que habita un hombre debajo de ese árbol que te observa,
solo ilusionado se podría decir de vuestra cadencia,
de vuestras tonadas que a mí me dieron de ahínco y de agudeza.
Una sensibilidad explayáis que me dejáis con el alma de tú belleza,
esa imagen flota sobre mí y grito: ¡miradme que soy un loco de las letras;
que lleva toda su vida de lo mozo escribiendo unos poemas!,
pero que hoy al parecer vuestra alma de cuerpo de sirena
ha daos que todas mis poesías se vuelvan
a todo un sentido de la esperanza que en ti se besa;
como mis olores, versos, la vida que me embelesara de grandeza,
si tomaríais a este hombre que siente cabizbajo
por no tenerte en el corpúsculo de mi poetizado,
si suspiraríais esos versos de amor fuera ovacionado,
triunfado de la vida y escribiera el ardor a ese árbol,
si me aceptáis en tu romance de lo apolíneo y guapo,
mis liras no serían escaramuza,
suculentaza fueran mis palabras de la lucha
por haber ganado entre mis palabras la sirena gula,
pero que aceptó mis poemas de ternura;
y que ahora me devora de lo efebo e impúber de dulzura;
es tanto ella lo heliogábalo,
que me ha dejado el corazón de sus olores de labios,
se ha comido tanto mi amor que me amáis,
estoy en las raíces del árbol con ella y me besáis,
os entregáis entre mí que decís: eres mi único adonis,
y ni tenéis entre tus versos algo panoli,
y que os escribo entre mi la tinta roja de lo diletante,
que sois lo benigno y campechano,
que os amo en lo apasionante
y mi voz lo suavizáis de lo almibarado,
cuando me veis con amor de lo beato
es tanto lo enamorado que mis cantos son gregorianos,
y que os imploro que me arrulléis de besos campechanos
y mi vida de la liturgia será por tus sacras manos.
-Veíais que era una santa sagrada pero ahora sois mis santo que amo;
todo se convierte en ternura de lo dúctil y blando,
así más vamos más avanzando
en la ruta de este camino encariñado,
como tus besos dúctiles
que son en las noches de versos gráciles,
y son tan claro como tus luces,
ni el cabizbajo de los pesares fueran fáciles
apartar como la que vivisteis sin nada dulce,
pero que me fijé y os di los braciles
que cargáis de protección al amor de mares azules,
como esperanza de lo verdoso de los arcaciles,
y que no se dejaréis de observar en este árbol sus alcauciles,
porque ella cura hasta el más pétreo suplicio lóbrego del corazón,
ella arranca lo acre y acibarado que entone lo hiel de la peregrinación,
como lo religioso de este amor hacia un santuario lleno de flor,
de aromas a nuestro sabor que se siente en la introspección,
y que no se iría, sino entre cantos de óperas vosotros mismos sonaríais del amor;
es eviterno nuestra relación que es nuestra amada peregrinación
de flores milésimas que se vislumbraran de delectación,
y que a nuestro mundo aromaran de fruición,
que es a veces entre el respiro de la noche del ardor,
y que se clama de lo noble y eterno del amor.
-Así fue como viví, hasta que os fijasteis en mi,
disteis lo beato a mi alma de flores y de violín,
pero que en esas noches contigo tuve marasmo,
por solo mirarte sirena de cuerpo de humano,
que me dejasteis con el alma hecha de lo apasionado,
son a veces esas veces que quedo así de lo estupefacto,
sois la magia de entrar entre mi sangre y recorrer y besar,
llenarte en él y siempre adorar y no dejarme de alentar,
sois la que llenáis a mis sentidos de lo que había esperado,
eso deífico y milagroso de lo holgorio o regodeaos,
que beso entre las noches de la ilusión que siempre ha ganado.
Mis caminos al verte en realidad no serán grimas,
solo sintiera la nostálgica y elegíaca vida,
si no tuviese más tú amor en mi alma de rimas,
o rítmicas palabras bisbiseas que te arrullan de lira,
o como escuchar óperas agudas de morriña
por querer decir que vuelvas a mi dormida.
La sirena le dijo: Jamás me iría
de vuestra alma para estar en lo infernal de la elegía,
no te dais cuenta que os amo tanto hasta en mi ópera de cantigas,
que se va en voces muy dulces de soprano a tu sima,
se van millares de tónicas y amadas letrillas
que dicen: ¡no veis, no veis que os tendré en la sonrisa!,
que de todos los compositores soy tu ninfa,
la tenora de entonarte lo que es mi vida
y que en tu alma sacra no estará partida,
solo de amor que no se ven en la línea
de todo este universo de mil giras
que son mis aromas rijosos que te miran
y que os quieren de un romance que dicta:
“unida la vida y no empedernida,
unida mi imagen del amor que vos estimas
como a ella de gran ardor que te toca como sinfonía”.
El hombre de la sirena dice: gracias por ser esa pulcra dama de la vida;
dejáis mi ser de una alborozada energía,
mi mundo es paz y armonía,
es hermoso vivir así contigo mi sirena de la maravilla,
que hasta en mi alrededor escucho más esa voz sumisa
que me llena de esas hadas que cantan de una alma tan querida,
y que no hace nada en sus voces cadavérico; sino es colorida,
no es injuria es completamente en el entorno de mitras
las voces de ellas a nuestro lecho de flores que gritan,
¡es el amor, sí el amor que no había visto en la dicha,
sí es su amor mozo que viven en alma bienquista!.
Se es tan campechano que hasta el cielo de la belleza os mira,
y bota luz del sol que arde en su tierra bendita,
y sois ante ella tan valiente de lo barbián,
que cuidáis entre noches a su ser de deidad,
como si fueseis un ángel pulcro de lo guardián,
no os retiráis de ella ni un segundo si quiera en la inmensidad;
amáis tanto su ente que ardéis como un volcán
entre toda su piel sacra que te entonáis de verdad.
Las flores hablaron desde la planta alcachofa,
descubrís entonces ¿cuál es ella en la historia?,
así no tenga flores, es fantasía esta relatadora y misteriosa aroma,
se puede hacer lo que quiera y así soy con las notas,
no me digáis lo que puedo hacer con la delicia,
con ellos puedo hacer ver cristales de caricias,
fuego en agua unida, dar besos en las mentiras,
lluvias y océanos con volcanes que se acarician,
ver la muerte en la beatitud de sus cantigas,
lo infortunio con la quemadura de sonrisas,
o respirar en el universo y caminar en esa orilla,
sin caerme sino volar como lo enigma,
que son mis letrillas, entonadas a tu vista,
veis qué maraville es el entonces de mi vida,
queréis tener esto como noticia o como la dura letrilla,
que de mi explotan a otros mundos para que vean lo que vive una poesía;
que ella puede ser más que una mentira y realidad que os mira,
bizarro soy al escribir en la delicia de lo que quiera hacer mi vida;
e iluminación daré como sol en sus retinas,
sí así soy como mis características
que hoy han hecho de una historia linda
y que del amor solo el fortunio se maciza,
porque es la solución de lo cabizbajo en la piel rojiza,
la cual arde como lo etéreo y quemador de la vida,
pero que consume hasta cambiaros en la risueñaza sonrisa.

Sirenas cantan al amor de la melodía,
entre versos de esa ópera de oda que grita,
como el sentimiento que sensibiliza
los mares de las olas, y los demonios de la vida contrita,
elfos aparecen en la lejanía,
ofrecen sus poderes para salvar a los diantres de cariacontecida,
y la ópera se vuelve lamento en lucha de sus almas afligidas,
los infernales luchan contra Satanás Rey de la elegía,
y el canto de tal efusión se da que vence al Rey de la morriña,
suben vuestros seres ante la naturaleza que vive la vida,
no la vidorria de su averno que le ha despedazado de hipocondría,
desmirriado hasta verle el alma tan marchita,
que seguramente si vosotros pasabais más iban hacer polvo de cenizas,
no iban a vivir más, no serían nada en su vida,
y solo ante este canto piadoso levantado de ese mundo de resquemor;
y vosotros tenéis la honrosa de este paraíso del amor.

Las sirenas eran amigas de la afortunada sirena de cuerpo de humano,
ellas ayudaron junto a los Elfos a rescatar lo cabizbajo,
por eso que ahora es un paraíso de demonios con almas de lo santo,
demonios serán por haber pecado,
y benditos serán por el arrepentimiento de su ser lacrimosazo
que inundaron en este pasto, con sus recuerdos plañiderazos,
y que no pecarán más sino serán demonios de cenizas,
y eso hará el hombre de esta historia de su magia bendita,
como la más poderosa que el tiene escondida,
y que a penas se comenta hoy ante vosotros de advertencia de su vida.
Los demonios al oír todo eso dijeron: No olvidaremos su perdón,
somos ya almas concientes y no haremos algo profano en su reino de amor;
más bien brindaremos ayuda, y alegría en su interior,
nuestros corazones brotan de su melodía de lo gladiador,
lucharon en el infierno y eso es algo maravilloso en el corazón
que no se olvida y ni se va por ser ustedes el aliento del divino Dios;
nos sentimos en realidad feliz, llenos de esa magia, paz y de amor,
esto queríamos pero no sabíamos como hacer para vencer al Rey del dolor;
era tan fuerte que nos mandaba con su poder maléfico
hacer cosas que no queríamos pero hacíamos en humillación;
no los teníades en ese mundo compasión,
nos trataba como si fuéramos nada en su infierno de desolación,
¿Cómo creen que nos portaríamos mal en su mundo de gran olor?,
esto es la vida hermosa que cualquiera busca estar en emoción.

Se sintieron tan regodeados que jamás imaginaron vivir así de amor,
qué bonito es ver como salen unos males a la salvación,
qué sublime viven ellos que merecen el perdón.
Así tiene que ser la vida del mundo a los errores una compasión.

El hombre de la historia que ama a su sirena de cuerpo de humano
le dice: Sirena y serafina de mi existencia,
veis como hemos convertido a los demonios de belleza,
viven en este mundo ahora de paz inmensa,
no están ya sus espíritus de querella,
no tienen malos vestigios en su conciencia,
esto es la vida que tuviera que ser siempre en la existencia,
todo si fuese así que bueno amarían a sus damas de esencia,
que les arrullaríais de un férvido amor que dieran de grandeza,
no existiera el mal en su conciencia, sino un sentimiento de delicadeza,
y una música sonara entre su ronda tan tierna,
tan esa que los llevaría al fóculo de flores de esa naturaleza,
la cual es esta en que vivimos de la existencia,
cantaran el gran amor de la quimera,
la cual despierta esta generación de magia del poema.
La sirena se dirige a vuestro amor con cautela,
y dice: sois increíble, así es esta vida que merece huella,
como en las cosas que escribimos de nuestra esencia,
que deje todo lo que en verdad enseña,
como de nuestras voces en esas líneas de la pasión que nos besa,
que esto es la poesía que se extrae todo de la vida a este hoyo de poema,
bota luces a sus conciencias para hacer ver que es una lira verdadera,
buscamos la belleza y la tenemos completa,
por eso somos enigmas de palabras que representa
nuestra historia como poetas,
de ese sentimiento que solo en hojas se deja,
lo que es la historia que nos pasa de amor de la naturaleza.
-Sí amor, así es, tu y yo somos un poema
de corazones apasionados del tema,
que no he leído si quiera,
como entre otros libros el amor que nos besa.
Somos realmente pasiones indecibles,
que están llenas de tonos invisibles,
los cuales no se ven en los ojos fácil de que dice,
solo hay que oírla en el silencio de vuestro interior,
y ahí encontraréis esos sonidos y palabras de amor,
solo ahí en ese sitio veréis lo que dice nuestra canción,
solo ahí sintierais la armonía hermosa de un Dios,
y escucharéis de que soy un poderoso Dios,
así viven los músicos de la historia de un amor,
solos en esa soledad la cual se tiene a un olor,
y es mi sirena de me dio esa ilusión de amar en el corazón;
y que ella en ese silencio leyó mis labios de ardor,
supo que era lo que decía en mi destino
cuando le compuse mi entonado amor,
por eso la música solo es universo de la constelación,
entre cada estrella está nuestro tono de la agitación,
allá está mi inspiración,
allá vive mi alma para siempre de mi imaginación,
porque ahí de cada astro son los tonos de mi composición,
son las escalas que suben y cambian en el amor,
son todo mi yo y el otro yo de mi loca pasión,
allá está mi amada que le amo de gran fervor,
nada es juego en el tema del corazón
al cual se escribe en las tintas de una composición;
la cual es mí música de gran ternura,
la cual es ella la cual toca mi alma de dulzura.
Es así mi vida, nada cambiara mi existencia,
solo duermo en tu cuerpo de esencia,
sois mi adorable y hermosa sirena,
de ti poseo todo lo que quiera,
sois mi vida, alma, olor y música tierna,
eres todo en la existencia de mis sonidos que te tocan de esta naturaleza;
y que vos dejáis ante el entorno de mi sonido aroma de primavera,
dejas ángeles cantándoos a la vida y a mí amor de grandeza,
y os querré como mis poemas aman a sus letras,
como mi música ama a sus notas de sus bellas cadencias,
como mi piel ama al olor de vuestra íntima carne de esencia,
siempre seréis mía sirena, y por eso ahora dormiré junto a vuestros senos,
y beberé de ellos como si fuera mi alimento,
dormiré contigo mi amado paraíso o cielo,
estaré siempre amándote ojos de destellos,
y no os olvidaré jamás de mi inspiración de lo tierno.

Sus palabras arrulláis a la amada del quijotismo,
un mundo de las cosas más visionarias.

Explayáis de tu voz el íntimo surrealismo,
y en las noches frescas dabais vuestras plegarias
como al Dios que idolatráis de gran romanticismo,
que has dado igual a tu hermosa sirena de tú alma,
que dabais de gran sentimentalismo
para que así esté en vuestra vida de calma,
y que lo decíais con amor al mesianismo
que dabas el rezo de tú amor de la sirena que amas,
porque son el adorable misticismo
que explotan de la vida de ustedes que se idolatran.

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