lunes, 6 de octubre de 2014

LA FE

 LA FE     


 (Se pone a escribir y a recitar en su noche)

                                           CONDE  Sentado aquí en mi habitación,
       pensando mil cosas quizás,
     entre ellas una ensoñación
        de concebir que quiero más.
           El anhelo de sólo triunfar…
un solitario simplemente,
acostumbrado a relatar
      historias de aquel buen amor,
  a veces sintiendo ahí su ente
 que concilia uno a tal calor.
(Se duerme en su mesón)

(Amanece. Y llega una carta. Y toca el cartero la puerta del Conde).

CARTERO  ¡Buenos días, alguien aquí!,
                       ¡traigo una carta señor Conde!…
CONDE  ¡Oh disculpe! recién le oí,
                      vaya qué sorpresa y de ¿dónde?.

CARTERO  Proviene de un pueblo muy pobre,
    ¿quizá sea una admiradora?.
CONDE No creo que llegue eso ahora,
                 más que una carta y de este sobre.

               Años que Dios no da que eso obre
y pueda sentir esa flora…
    gozo escribir hasta el aurora
  y dolor solo eso más cobre.

                                              CARTERO  Ánimo puedes reír pronto,
        abre la carta y ve quién es
      sin más sentir la soledad.
                     Sé fuerte en la vida y no un tonto
        y haz de vos un buen feligrés
       de triunfos sin la tempestad.

(Abre la carta y es una mujer)

CONDE Es una mujer que me invita
             que vaya esta noche a su hogar,
 CARTERO quizá le guste esa damita
          y sea su esperado amar.

(le lee la carta al cartero el Conde)


  Con admiración al Conde

   Me atrevo a invitarle a mi recinto noble para una cena con usted, se preguntará a tal inesperada mujer que le escribe a un hombre de un lugar quizás de mil candidatas a sus pies inclinadas, mi interés es sencillamente charlar de la nobleza del arte que posees, he leído sus energúmenos escritos al amor apasionado, mis emociones han crecido hacia ti, que ya no puedo resistir a verle, me tomo la delicadeza de hacer esta carta con toda atención a ti, igual manera mi vida se dedica a un misterioso arte que días y noches en mi aposento me acostumbro a realizar, escribo música y endulzo mi espineta de esos tañeres donde a usted lo veo, porque a su enlazada del amor me ha hecho crear música tan viva, y llena de un amor intenso no concebido antes en mi misma alma. Si le agrada venir me será un honor cúspide.

  Mi dirección está en el envío, ahí lo tienes, lo espero con ansias, si me ve más gusto le dará y hasta se quedará si lo place así, hasta pronto Conde.

CARTERO  Guao qué atraída vos la tienes,
         no vas a perder tal encanto,
        ve y así mucho te entretienes
  y apartas aquel frío llanto.
CONDE Su escrito me dio más del todo,
     me ha dado hasta la tentación
iré claro que sí y sin lodo
sino reiré en fascinación.
CARTERO  Me retiro, un placer amigo,
        lucha por el bien y no al mal,
 y el amor se nota contigo
 de tal pianista pasional.
         Es verdad que tú no la has visto
pero muy seguro que es ella
  ruega al mismo piadoso Cristo
 que sea de amor tu flor bella.
(se inclina ante el conde y se va)

(Anochece y va el Conde a la casa de la mujer del pueblo)

 CONDE Buenas noches recibí su escrito
a mí mismo palacete hoy.
DAMISELA  Hola, qué gusto señorito 
Qué prodigioso lo presiento,
CONDE Ah, es por pena que así soy
Ver a un ángel de este aposento.
 DAMISELA  Gracias, qué dulce me sonrojas,
CONDE quédate así te ves mejor.
DAMISELA ¡Oh! me pones como flor roja
CONDE ¿Ah Sí?, y también hueles a flor.
DAMISELA ¿Hasta en persona eres así?
CONDE No es eso, yo muy poco salgo
y me dedico solo a mí,

primera vez que a alguien valgo
me invitan por carta y aquí,
y que digo de mi al fin algo.
DAMISELA  Y si no hay nadie en tu destino
¿Cómo es que tú escribes de amor?
CONDE Sueño en conseguir ese camino
Y amar con mí ser su interior…
Amo la música también,
es musa que se agita amando,
y cuando se es feliz es bien
y cuando no está lloviznando.
DAMISELA Qué bueno que veas la música así.
Pero ¿sabes algo?.
 Igualmente yo sola estoy
Me ha dado tal miedo a mí amar.
Engañaron a mi ilusión
un soez que me hizo copular.
Luego supe que era un campeón
conquistador de su juglar.
Me entregué como dama amada
cuando tenía otros amores,
mi carne sufrida, humillada
¡oh! al amor de los peores.
CONDE no sé cómo puede existir
Personas así y más dañar,
que hasta puedes tu conseguir
seguro uno que pueda amar
y así aquello más revivir
y poder de amor más confiar.
DAMISELA  Oh agradezco tales frases,
Me subes el ánimo ternura,
No sabes cuán me satisfaces
Que estés aquí de tal blandura
Disculpa si fui muy audaz,
cuando le escribí muy temprano,
CONDE Mereces bien mujer la paz…
No fue así sino un buen encanto,
hasta impaciente por venir
poder conocerla mujer,
rozar si quiera su sentir
que ahora sé y quiero querer.
¿Me permites?.
(Estupefacta que le abraza)
DAMISELA Sí, eres el caballero indicado,
mas ¡júrame que me amarás!,
CONDE No temas de mi fiel costado
Que de él solo amor tú tendrás.
Dios está de testigo viéndonos
Tu y yo juntos ay amor mío,
Y en nuestras pieles más queriéndonos
Y sin pasar ya solo  y frío,
DAMISELA Sino tú y yo juntos durmiéndonos
al lecho en calor y amorío.
Y la fe intenso amor cumpliéndonos
Y sin tener ya lo dolido.
(Se acuestan y el conde se queda con ella)

(amanece y al palacio llegan unos amigos de él, y no estaba, ni sabían, pero en ese palacio nadie vivía, el conde a los días va con su mujer y viven ahí, donde este hombre realiza su alegría y la de ella que tanto buscaba y no creía ya, pero consiguió un sano hombre que cambió su rostro).

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