jueves, 11 de diciembre de 2014

La fe de la vida unida.

Tuyo mi alma.

 La amabilidad de algunos logros son tan claros que puedes vibrar tu sonrisa entre tu alma de plenitud; donde sientes la caricia más dócil de la vida junto a ti, como si fuesen las manos de Dios en tu rostro simplemente, pero ¿cuán ha luchado por ello?, tanto así que su destino en lagrimones de su corazón ha sollozado por cautivarlo, si todo fuera cierto así como hoy puedo imaginarlo quizás, sentirlo, de haber podido llegar al cúspide astral universo siendo un astro más del firmamento en la magia de la música, conteniendo mi halo brillando en centenares de partituras al orbe, donde mi yo supiera que no fue  desaparecido con sus papeles, que había por años tenido y realizando sin dejar de agitar su tiempo en sus creaciones mismas, y de poesías. A veces los desaparecidos son los que retumban lo más impactante de una sorpresa, la dúctil lengua sentimental del humano de su mayor introspección pasional de su vida que ha llevado su forma de modelo hacia entera doctrina pasional misteriosa y recóndita de sus fieles obras amatorias.

 Puedes venir a mí...

 Un hombre encerrado en un hogar acostumbrado a su vida rutinaria de los sueños que le atraían tan pasionales; olvidado de la ciudad entera y el más allá del mundo, salía a recorrer los paisajes en busca de un misterio que tanto creía él, que podía aparecer una hermosa mujer vestida de flores y adornada de perlas, era quien esperaba ansiosamente, por una noche que soñó que era su felicidad, de tanto esperarla y salir al forraje de donde yacía, hubo un día que  una mujer perdida de la vida llega a tal paisaje donde ella misma se había enamorado de las flores del herbaje y concilió hacerse un atuendo y vestirse radiante, jovial a su silueta entera, y a dada oportuna elocuente vibra el caballero se encuentra con tal efigie frente a él que no lo imaginó jamás que podía coexistir tal sortilegio de sus mismos ojos  rutilantes de tal mujer, donde se presenta y le cuenta que ha yacido por años solitario en tal paraíso fuera de lo social y económico, y que para el ella era su milagro más conmovedor que haya obtenido así de tal rayo de la vida sus sentimientos que soñó. Ella al escucharlo ni habla tenía, más que estupefacta había admirado al joven que sentía un encuentro apasionante. Se empezaron a charlar, de sus costumbres diarias, de sus pasatiempos, de su parte sentimental más emotiva de la vida, los sueños, y la realidad que empezaba entre ellos dos sin darse cuenta… salían por la mañana juntos en busca de frutas y leña, y de caza también con armas para los peces, Dios otorgaba alimento para sus vidas, se reían en cada instante por los gestos y humor que se daban al realizar cualquier acción, y su lenguaje crecía cada vez más alegre que era peligroso porque se miraban muy profundamente y ese sentido daba al corazón, pero al momento quitaban sus miradas, y al ir por un camino de regreso se encontraron con un animal herido y caído en mal estado, era un cérvido donde su pata se había lastimado, al verlo así lo recogieron y lo llevaron al hogar, le acomodaron en un establo, y buscaron maderas y ramas para amarrar su pata  y pudieron salvarlo, a dos días que pasaron el animal pudo irse, y ellos seguían juntos en armonía, y de tanto charlar ese día, esta vez no habían miradas, sino caricias, y sin poder resistir su momento se besaron, y llegó la noche donde la luna radió su luz intensa hacia su ventana de su hogar a pleno lecho donde se refugiaron entre sus mismas pieles de esa ansiedad pasional del amor fogoso que sintieron como lava de erupción de sus entrañas; donde estuvieron hasta amanecer, se habían prendado los dos, donde un solitario que más le importaba a su diario convivir en su hogar de tocar simplemente un piano y escribir, la vida le dio el regalo mandado por Dios a su alma para poderle acompañar y así suspirar serenamente y el olor de su amada mujer, donde se amaban eternamente y sin la soledad formidable...y cuando más ahora sería ella su arte de componer intensamente de amor y poesía en versos como obras teatrales, donde solo tal ángel retornó su existencia de ese aire que puede suspirar de calma y dormir en paz con ella: su amada mujer.

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