jueves, 8 de agosto de 2013

La espalda.


 La espalda.

Oh alma vivimos en la clandestinidad ahora, qué entera lobreguez, de versos quemados por sus palabras, era imposible pero se creía, el riesgo, el temor a la charla, oh el mismo labor que del mismo no creí seguro en el trabajo, mas apareció aquella beldad, aquel rostro, y enseguida sucumbí a su mirada, hizo un hechizo, mi corazón hace años vivió con una mujer mayor, cómo quiso a su primer amor, cuán versos había dedicado, una historia sin final, en otro país de viaje, y mi juventud soñaba, había entrado en lo más profundo que jamás creía que podía ser, y el destino paupérrimo convierte al mismo yo con dolor por un dolo, más de su estado enfermo mental,  fue la colisión, en otras páginas estás, y ninguna mujer a partir de ella había en mi camino quien mirase, no la existía... sentí la soledad y que me ha contenido qué mejor escribiendo en mi habitación historias... mas llegaste tú, vos porqué, y al saber que estabais poseída ante un amor de tiempo, me sentí mal, me vi obligado a no daros lo que había escrito, a la semana había preguntado si tenía su gran amor, su respuesta conmovió, estabas sola, quería mostrar que hay en la tierra un nuevo hombre por descubrir, diferente, y decidí que conocierais aquellos escritos que de ánimo lo había hecho, le había regalado parte de mi alma, algo que muy poco doy a una dama, ofrecí un gusto a su placer, un chocolate, estaba nervioso al día siguiente para verle, pero ese día me enteré que su relación había sido marchita porque él mismo le había traicionado con su mejor amiga, mis ansias eran inquietudes de no saber qué iba a pasar, si queríais entrar a la invitación que estaba ofreciendo para solo estar a su lado, queriendo darte enseñanza del lenguaje más pulcro, "piano", la vi, sí y qué nervioso estaba, su rostro no sé qué me hacía, más que una deidad o exageración por no saber qué decir a lo indecible que contemplaba, pero en el interior sentía que no iba ser fácil, una joven menor que de ese día al siguiente le iba hacer una llamada en la noche, logro comunicarme, recibo su cálida voz, y mil espinas a mí corazón, no quería la enseñanza, prefería encontrar otro medio, no era correspondido el gusto que había dado por escrito,  oh ojos míos no miréis más o actuéis para no ser más que ferido, mi introspección solloza, mis ojos tratando de olvidar su imagen, y para el remedio no volver más a pisar aquel lugar en donde la conocí, así para mí concluye, voy al piano y toco, y ver todo poco a poco en cada nota, y veros a vos mismo por lo que existe y que muere, es un soplo hacia un rumbo extinto, más igual que el mismo Beethoven, de relación en el amor soñador, de una condesa quien conocía y se enamoraba rápido, de su rostro hermoso, maravillosa, un ángel, dedicaba obras de amor, poesía, su alma regalaba, amaba, y la vida o un Dios le ignoraron, y a sus obras dieron una tirria de vándola explosión, por ver que no era correspondido, oh cuando pedía vivir enteramente con aquel amor, anatema para su corazón, odio a su existencia, así oh mismo yo ha visto el camino, la beatitud está en la sombra entre tinieblas llorando, y mi alma la quiere a ella, hoy quizá con ojos aguados, oh aquí en este papel, la música sonando de violines a mí desaire que vivo, es una vida que a veces quisiera cambiar, retornar para sentir que puedo vivir lo que tanto he pedido, y ante mis sueños que ruego, y que de mis ojos caen rocíos de lágrimas, mojando a mí hoja ante la prosa sentimental, ni imaginó que iba a llorar, un bardo que vive la realidad en sus letras, que tendrá temor si alguien lo lee, porque así es su vida, que no ha tenido suerte, mañana será momento de saber qué hacer, o quizá descansar...fuiste cruel, no supiste valorar quien era, o no le atraía, más a eso no puedo obligar, siempre traté de que te dieras cuenta que me importabas, pero así quedó, como asteroide en el firmamento en el olvido tú corazón y la postrera vez que de ti escribo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario