jueves, 7 de julio de 2011

Lo que convierte una música sacra de Johann Sebastián Bach



Lo que convierte una música sacra de Johann Sebastián Bach

Fueron tantas noches de rutilancia de la luna y en la aurora del sol,
que solo a vos le acompañaron cuando componíais de amor,
el que hacía brillar su música Barroca del entonces a Europa de pasión,
conocido como un buen virtuoso y del lenguaje en las notas de su corazón.
Siempre paseaba en los campos sacros en su vida de Alemania,
tenía dúctiles anhelos alrededor de toda su alma,
quizás como aromándose entre su vida de muchas olorosas canias,
y de azahares como lo era el en sus notas dóciles de calma,
vivía en desatinas quimeras de los sonidos que ensoñaba de insanias,
así lo era él en su tiempo de vivir de agrado y magia,
por lo cual hasta su apellido llegó a ser sinónimo de vesania,
pero por la música en la cuál era histórica y esperanzada,
como para el mundo dar y entonar entre violines y órganos en las decanias
de cantos sopranos hasta en sus composiciones de venturanza,
por supuesto que no cohabitaba la cruel y soez lanza.
Era conocido como el organista y clavecinista,
su nombre era solamente que Johann Sebastián Bach,
el que no dejaba perder su alma en la eterna morriña,
sino removíais vuestras notas a lo inmenso de paz,
con solo escuchar se sentía en lo que vos vivías,
se veía esas beldades de imágenes del amor,
del romance que en tardes de ensueños sentíais,
y que solo entre ese orbe volabais del eterno ardor,
y que no iba a ver otro ser más grande que ese que amaríais,
el cual a vuestro ente rodeaba siempre de lo enamorador.
Aprendisteis a tocar violín y el clavecín,
en él os centrasteis de mucha pasión,
así como el órgano en vuestros oídos sin fin,
y que era al solo oírte en las músicas la pasión
o como imaginar que estáis en un monasterio tocándoos de ilusión,
era mi mente, mi corazón que sentía eso siempre,
por vuestros conciertos de piano como el número nueve,
y que ahora me entona los tañeres la imaginación en que vos anidasteis,
al cual se adormece en mi alma y me encariña del amor en que amasteis,
arduo me es en dejar de sentir a las bellezas que levanta la música,
como a deidades epicúreas que me dan en esta noche de luna,
la música de mi siglo que no deja de sonar hasta ella terminar de gemebunda,
porque así es su mensaje que en tonos transmite en logro de muchas epicúreas,
y que aparecéis vosotras y solo me es jocundo tenerlas en mi noche fusca,
las cuales vosotras han sido la diáfana rutilancia ante mi noche oscura,
y que me dan en este nocherniego solo que cada una caricia y no brusca,
como una seducida tenue caricia en mi corazón de ternura,
las huelo y siento que son la magia de Bach ante mi noche de locura,
y no vienen solo en mi noche apasionada sino tocan la suite air orquestal número tres en la noche nocturna,
me dais vosotras tanto pero tanto fortunio
que siento que mi corazón son notas que caéis ante ellas en diluvios,
y no es mendaz ante la noche del sápido mundo,
y al cual me siento vivo y no furibundo,
alegre y regodeado de mis diosas que las oigo tocar de un amor tan profundo,
solo ellas alentando el fóculo de la paz de Bach como mi magia salvadora de lo que escucho,
si de lo que oigo de los sonidos de esos violines y chelos divinos,
sin ser ellos en el entorno ludibrio,
sino amor paradisíaco e inmenso a mi como ellas de romanticismo.
Viendo sus manos deslizándoos en las cuerdas solo me hacen ser tan vivo
de su corazón amando de un enorme delirio,
que solo se vería en los astros y el universo,
escrito en tinta unas notas sonadas de idilio,
y una imagen del amor que ahora nos tenemos,
y gustosos por la pasión que despertó de enamoramiento.
Flores en ese momento les lanzo,
como unos hermosos lirios,
¡dando aroma de mi amor sacro!,
al cual les doy la mejor obra u ósculo divino,
solo que a sus entes sumisos amaos,
y que no olvidara ante este maravilloso sueño
porque está en mi alma y mi sentimiento,
solo por cantar ante ellas de mi amado anhelo.

Seguimos juntos en aquella fastuosa y apasionada noche,
y lo más inverosímil o milagroso es que os situáis muchas imaginaciones;
de las cuales ante mí no son derroches.
Es de este vivir, vivir así ante ellas con vastos acordes,
porque seguimos juntos aún tocándoos de ilusiones,
una “aria da capo” de Bach de clavicordio,
sintiendo que nos rodea y nos ama de sus voces,
y que como tocaros a él no es incordio
sino romanceador ante el fóculo de divinos roces,
como de las deidades ante mi y ante el viento zurrusco aroma para el sonar del anemocordio;
para recibiros como besos esos seis sonidos de pasiones,
suena tan igual como la aria que me hace arder hasta lo glorioso,
y que es tan hermoso vivir así ante las damas de lo sonoro,
pero hay una imagen que pinté de nosotros
conviviendo de esta manera en el sitio de lo hermoso,
teniendo un semblante enamorado y feliz de nuestros rostros,
no era infortunio ante la realidad de esa imagen de lo fabuloso,
estaba pintado en la tapa del sonoro clavicordio,
de tener entre nosotros en esa noche del bosque amor del pentacordio,
do re mi fa sol era lo que siempre sonaba en cada compás de esa aria de lo maravilloso;
era sentir mi pintura en esa noche junto a mis damas de un amor de puros instrumentos con la entrada igual del octacordio,
el cual sonaba siendo el instrumento griego de ocho cuerdas de lo sonoro y prodigioso,
sonaba tan vate o rapsoda que él monacordio,
que se sentía que esa música era venida de todo un clavecinista poeta,
por leer solo que los labios del clavicordio
que decía y decía sin parar: “romance”. Mientras lo tocaba esa noche la espineta,
y que me llenaba todo esa pintura y magia pintada de terneza,
que era este sitio mi amada naturaleza,
que no lo dejaría de vivir en mi orbe con estas bellas damiselas.

Mesto no había en alma ni en la lejanía solo que lo enamorante,
su pieza de la aria da capo en esa noche era florecer,
que nos envolvía de tal romance
que parece hasta inhumana creada por él,
y nos hace esa música dar un buen avance,
como hasta nosotros hacer el amor tan fiel,
nos sentimos hasta e inmortales
y viviendo de esa pasión como la pieza que es tan hiel,
de esa morriña solo porque la nostalgia fue por los ángeles
y de esa venida me es hiel vivirla en el ser,
de esa magia de Bach que dio para que aparezcáis estas damas en romance;
las cuales doy tantos ósculos en su piel,
y son por la manera de ver esta pasión que tengo ante mis deidades.
y que saborearé hasta siempre de férvida pasión sin ennegrecer.
¡Qué hermoso suena en realidad esa aria!,
me hace vibrar el alma de esperanza,
¡me hace vivir feliz de la buscada añoranza!,
y que haré con ellas el amor tan dulce siempre en las alboradas,
solo cuando sale el efluvio del sol a dar su esplender,
y en noches cuando sale la luna a dar su luz apasionada en nuestro anochecer.

Así la pasamos viviendo ¡oh amada vida mía!,
¡oh notas convertidas en deidades por la magia querida!
¡qué sueño cuando se vive así de alegría!.
Solo queda gritaros al viento en voz de un tenor enamorado
¡oh sí por fin la luz de mi entonación dio a lo amado!,
¡ah nada más que ilusión en el ser está abrazado!,
por las mil ramas de las Venus en mi corazón bombeando,
si así fuese el mundo en que vivo estuviese no tan poetastro,
las damas mías fuesen al paraíso de mis notas de lo sacro,
fuera el vivir de una vida que jamás se haya encontrado,
fuera una aventura que siempre quise oler o sentir en lo amado,
pero cuando se consigue y se siente, se siente en alma tan apasionado.
Pasan muchos años, y las deidades pintan ahora unos cuadros,
se volvieron pintoras del romanticismo,
pintan historias de lo que sienten de su sentimentalismo,
yo siempre al ver eso les doy alegría y dóciles cariños,
sabiendo que son mi piadoso y eterno surrealismo,
que con ellas viviré hasta que el mundo o Dios diga,
“ya no podéis estar con ellas tenéis que irte de su camino”,
pero sino lo es o ni un Dios lo diga no me iré de su vida
e idilio y amorío habrá en su hermoso y romanceado destino,
así la vida es y tiene que ser para no ser partida,
y no tener luego el alma en el inframundo o tártaro en perfidia,
por eso que ellas son las ganas de vivir de mi eterna lira,
y claro que de esta noche de mi amadísima poesía,
solo vosotras dais la magia a mi inspiración de bellas cantigas,
porque hasta tonos tiene y no deblas de morriña,
qué fortunio bellas deidades de mi vida
las amo tanto que Dios hoy me dice hasta que las ame sin medida,
que eso no pasará jamás de lo que pensé de tontería,
solo vosotras serán mis tonos de terneza que rodearan por siempre mi alma de tonadillas,
qué bien se siente eso hasta risa me da por ser un amor de tanta alegría,
pero al cual vivo de seguridad, anhelo a la vida,
de esos ensueños que abrazaron para besar hoy a la fantasmagoría,
y que son por ellas y por sentirlas ante mi corazón mozo de su eterna caricia,
y así de ser tan hermoso se oyen a lo lejos violines y un piano,
y aparece la silueta de Bach tocando la Ave María,
tocándolo y viéndolo entre las nubes en esa noche de el amor enamorado,
haciendo solo que un trabajo amigable y afable ante nuestra relación que amamos,
deja su gran magia y los árboles cantan hasta los ruiseñores,
hasta aves y animales para avivar así nuestro esbelto ser ilusionado,
siento tantas notas en mi cabeza y alma de melodías y acordes,
es como vivir más que un paraíso ahora con la presencia de él en lo alto,
y de que manera que solo ante nuestro ambiente amor dejando,
solo que tocando su Ave María sacro,
es para botar unas lágrimas por vivir la pasión de lo mágico,
y de lo divino y placentero en lo romanceado.
Deja de tocar y sin decir una palabra se retira,
quedé pensando vino solo para dar su hermosa armonía,
pero quisiera que volviese a venir y así compartir con las liras,
liras que son mis deidades que me estiman,
y que a ti igual Bach de una gran maravilla,
pero me siento con una paz que no sentí en la vida,
gracias por venir, así no me oigáis pero siéntelo amigo de la alegría,
y conectándose siempre en su música parte de la morriña,
pero feliz por dar en el fondo de nuestro paraíso una inmensa fantasía,
y felicidad por las damas que lo vieron a él por tocar de magia bendita,
y por saber ellas que en sus almas les dio lo que querían,
no una ceniza, no una perfidia sino que el amor eviterno de mi alma,
no una hiel favila, sino la visión que su música es la paz en las mil lanzas,
y lo cual funde para nuestra inspiración, al cual está de amor, y no de temor,
por eso tocó y dio en voces de tonos la Ave María como ave de nuestra salvación,
y de la eterna terneza para nuestra hermosa y dúctil pasión,
y que no terminará jamás ante el cielo porque estará su silueta tocando de ilusión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario