La voz de un bardo
Después de tanto
tiempo que mis agobios aún permanecen en alma de este hombre, sintiendo el porqué
de su destino a vivir en el anatema que concilia concebir, no hay una respuesta
que valide una gracia a sí, solamente a un orbe lleno de rechazo a lo que él a
tanto anhelo ha sollozado; dentro de sus más rincones de beatitud que sin ello
concierne la mayor congoja sin paso a su visión sin pasión del peor dolor atroz
que siente. Quién ha de entender lo que es para toda tal persona que ha de ver
lo que no es justo de su vida, a nadie ha de importar solamente que solitario
en fin de su sino fatal, ¿así ha de poder vivir?, no ha de seguir tan igual en
su semblante pintado de flores mustias de por días y días; sin aromas que
respirar, fragantes sin acariciar, las flores del amor fueron hechas para dar
símbolo de eternidad y vivas inmortalmente, pero hay veces que las quimeras son
fantasmagorías jamás creídas y al menos de tal flor que un rincón se enamora
por su arte no viene a ti así lo busques luchando, donde recibís la espalda de
un mismo país que no conoce el apego que él tiene de muchos años a ello. ¿Ambiguo
sus miradas agitantes a qué ha de referir tal demencia?, lucha, amor, que
siente sin igual al olor de una misma deidad, ¡oh! , simplemente es a la mayor
gracia que ha acompañado en la soledad que ha tocado vivir a un homo por sus
sendas de sus caminatas respirando perfume de naturaleza en los bosques de su
poco encanto y que se ha establecido vivo porque ha sido un fóculo de poca paz
que no logra conseguir, sí, y lo mejor que ha sido acariciar notas de papiros
vetustos de obras y sintiendo en su profundo más llamado pasión que él aún no
puede crear, por no tener un estudio que dé el dulce lenguaje que tanto hipa
por saber en un mundo tan cruel, ¿así es?, sí, así lo es su odiado destino, tampoco
cree en las dulces fragancias quizás de unas rosas que tienen besos para dar
seguidamente a un labio tentador como el suyo, o difundir otra mirada que lo
cambie y haga sentir lo que tanto falta, pero ¿do ha de encontrarla como la
describe en su interior y como él es?, ¿do está la pureza de esa divinidad que
llegue a su mágico corazón que tiene de un volcánico estallido de amor para dar?,
¡oh lejos!, ya lo sabe, destruido quizás del peor error que es la vida sin
darle un soplo de sonrisa real que lo convierta en lo que él tanto ha querido,
para sonreír, besar, sentir, y realizar, cada día, pero si solo concibiera el
regalo que la vida algún momento le podría dar para empezar a escribir en su
amada pasión de composición, sería todo tan distinto en su origen que
escribiría como lluvia de pasión interminable de cada día con su inmersa
alegría reída, entre lágrimas en sus ojos,
tendría movimientos agitantes al crear composiciones que ha vivido de un
pasado, presente mismo, no estaría apartado de lo que tanto ha querido en su
locura de su arte que lo ha hecho sentir valorado, único, fuerte, de ese idioma
que lo identifica, que lo hace ser como es él, lleno de amor completamente, sin
irse d ahí porque es a lo único que más ama, y que amaría de igual forma si
llega esa mujer como él la ruega en su corazón y a Dios pero que aún no la
encuentra, y es su peor vicio, y dolor, y peor si la espalda tiene de no seguir
su camino que quiere, y es lo que le hace muy feroz, sin medida, y actúa con
semblante oscuro, serio, por ver un no a su mirada en su caminar que le parece
tan pérfido, que no es nada bienquisto realmente.
Tan cierto es que las locuras más invencibles
son aquellas cuando son unidas como la misma agua de la mar con la sal, difícil
de separar, y que permanecen entre días y noches entre ese roce íntimo y cómico
de risa sin sentir perdición, sino lo que ha poseído un loco amor sencillamente
al ser mutuo y correspondido de lo que tanto llevan dentro amando de misma
semejanza amada, así es que el mismo gran bardo y soñado compositor expresa,
besa, y embelesa si ha de tenerlo, gritase, amase, adorase, idolatrase,
quisiese, sintiese, olvidase lo malo, y creería que la vida es un paraíso como
el mismo reino de Dios, así supiera que en su hogar existe el sagrado hogar.
¡Oh contigo!, ¡ay ternura mía!, vos conmigo tan de característica interna que
me ha robado mi alma misma, que había rogado, y has venido, tan junto a mí, que
olvido el todo contristo sentir, y renace, florece mi vivir, ¡oh siento
latidos!, ¡ay qué hermoso cumplido!, vos a mí y yo sintiendo tu perfume labio
ante el mío, diferente lo es, así como
melodía agita de alegría en su compás, como tus besos a los míos, y caricias
sin detenerse ante cada corpúsculo de mi cuerpo, y el tuyo de mí calor
constante, y tan sincero de pasión grande, vibra, logro, locura, el todo, tú
nada más, mi fiel compañera de lecho y encanto de los atardeceres y amaneceres
a mi olor respirando, tu cuello mismo atrapado en mi laberinto que soy yo, por
lo besos que conseguís cada rato, y eterno lugar de esa ansia que sentimos tan
fuerte, tú conmigo como ahora siento tu corazón al tocar y oír latidos, que
hasta pronuncian mi nombre, de tal sonero que reís al mirarme a los ojos, y qué
hermoso lo es, creando la belleza de la mujer ante mis ojos tan íntimos de esta
relación sintiendo fuego en el cual me quería quemar y ceniza revivida del
anatema inicuo que me tocó vivir, tus ojos como galaxia misma del universo, tu
piel con la claridad del amanecer del aurora, tu cabello como la luz radiante
de los ojos de la madre maría, y tu
rostro como la misma madre si tuviera Dios, una divinidad extrema a mi sentir,
y de una efigie tan bien creada para los míos de una mejor simple deidad angelical
que concibo a mis manos, y que escribo a tu lado, y te beso sin detener este
amor que llorado había suplicado, y más al saber que ya sé componer y que
seréis mi musa de composición al canto divino de este amor reído junto a ti y
honesto hasta el reino de los cielos llamándote mi amada inmortal de este
corazón que es tuyo, y mi alma que os acompañará a los mejores valles del edén
y que tendréis de por vida sin ruinas y vivo como el de hoy ¡oh sí!, mi gran
amor tú.
“Dar la mejor obra de un luchar, y
conseguiréis la libertad, y amarás y reirás, así nada más encuentras la
felicidad, más si es un soñado palpitar, y a ello abrazarás, y tu alma reinará”.
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