Así fue que se
terminó, tú mismo amor y se fue hacia el sol, ahí simplemente el ya se quemó, y
al universo se oscureció, y se desapareció y no quedó nada de nada, así vivo en
la tierra, sin su mirada, y sin su huella porque no correspondía a mi
diferencia que la dejé partir. Solitario ambulante camina, entre pensamientos,
y un sueño le destina, de sueños, ninguna voz podrá apartarle, por simplemente
amarle, su mágica fuerza, su codicia, su naturaleza y su caricia, si debo vivir
solo en otro rumbo y decidir mi paso lo haré, tengo la edad suprema que me
otorga a ver más allá del crepúsculo, y conciliar a mi alma con su mejor amigo,
identificación quien le habla… Vida sálvame, y hazme llegar a las alturas más
sagradas de mis cantos, no abandones al hijo que hará cantar al orbe oportuno
de mí voz, ineludible volcánica de mi interior de pasión, rozaré entre perlas
perfumadas de flores a mis labios, se satisficieran de mis arrumacos dúctiles
sobre sus muslos y de la íntima libidinosidad de mi jocundo adorar a ellas; ni otra
fuerza más ha de palpitar que la de mí entero corazón y ha de ser la obra que
me predestine a mí futura existencia en las escrituras que convoca mi ánima
viva sin fenecida alma, poderosa, ingeniosa, valorada por mis liras, aclamada
por lo que he de ser de mis historias, un polvo de galaxias de mis versos en lo
que es mi universo extenso, mi nacionalidad verdadera, mi origen, mi visión, mi
misión, y lo que me mantiene con la voluntad del mismo Dios, porque he sido
ignorado, nadie sabe que existe tal
efigie que conlleva a grandes descubrimientos por realizar, mi único
sueño más grande de pasión y amor es esta vida que imploro desde mis
profundidades cálidas que me hace vivir; solo un humano conoce su realidad
cuando manifiesta el renacer de lo que aún tiene que vivir, simplemente por
hecho de ser aquello apasionado de lenguaje pulcro en su canto indefinido por
ser muy ardua y de misterios del compositor; ¡pasión, líneas interminables del
compás, voces sacras, alma relatada, lo que no se descubre, por ser tuyo al
oído inhumano, pero que descubrieran si oyen con la verdadera alma como la
escucho yo!. Tonadas mías, qué mejor que hacer tal estructura poética de
capítulos sonados de un libreto que no tiene culminación, por simple hecho de
ser tu nombre, así es, qué adorado es, tu amor cristalino, que pintas hoy aquí,
con sangre de tu corazón, y te hace feliz escribir, tu solamente vivís así en tu dilección de epopeya, y qué ardor como
volcán en las letras de amor que hablan de ti, y sin el mismo fin.
O recordar aquellas
aspiraciones por unas mujeres que conocía en mi paso; se asombraban por mi
extensa virtud de ser, pero en mi apariencia no tan favorable quizás a su
encanto de ver, acostumbradas a otra forma de vida, tan diferente a la mía, me
sentía ofendido por esa parte, no creía que podría rozar tales efigies a mis
labios soñando, imposible, siempre marca un rostro de mejor embeleso que uno no
igual, seguí por el camino buscando y no se conseguía, me sentí o siento solo
simplemente, no existe a veces lo que aspiráis, amáis y concebís, así son los
misterios de las mismas beldades que os alumbráis de tal dandi forma que
quedáis estupefacto, y queréis solo rozar sus tibios labios en los tuyos mismos
y son como deidades, mas corría y era tarde, ya habían otros hechos ante sus
miradas, no era la simpatía mía como creía, quería llegar pero algo faltaba
para hacerles sentir, y decidí no buscar más flageles, y quedarme solo, pero tuve dos amores que hice sentir el mismo amor que me decían que no habían mirado jamás por ser escaso de muerte: las hice reí, encantadas a mis tibios recitales a sus oídos, labios besando, amándome ellas, y supe que puede que consiga una que me haga sonreír en realidad. Pero
quien si me mira es este espacio que me mantiene con esperanza, más al ver
todas las remembranzas que he conocido, es mi poesía… la mujer no ha de estar
lejos, hay en la vida el cariño sin igual lo que me mantiene vivo, a eso
debo vivir, no morir, así debe ser, sí, y componiendo en partituras de ese
diluvio de notas que me cantan en sueños, noches, días, corazón, tanto que sé
que van a salir y nadie lo impedirá, nadie, porque soy yo en la existencia, y
en mi nadie señorea jamás, ni el mismo amor si quiera podrá hacerme cambiar de
decisión, por amaros tanto, soñaros, sentiros, escucharos, entre el firmamento
en los astros, estás ahí, mi voz, la naturaleza, los ríos, el mismo mar, las
olas, los ruiseñores, el viento que sopla susurro lento, todo son versos, y de
ellos creo mi literatura poética clásica de mi alma viva, renacentista por el
siglo que aún vive dentro de mí que me ha enseñado a conocer lo que jamás a mis
15 años había oído, y por haberme cambiado completamente, un orgullo que
gracias a eso la vida la veo de otro modo distinto, sin ello no supiera quién
soy realmente, y así lo confirmo de que he de ser un bardo compositor de antigüedades
de vida misma que estaré por haber expulsado lo que había tanto en mí que no
había dicho y que quería hacerlo con una fuerza de pasión o desamor
violentamente o vándalo fónico de mi interior indecible, interminable hasta
yacer a los cielos y seguir implorando mi identidad que no acabará jamás, además estará más junto a mí esa flor que perfume completamente toda mi existente obra vehemente cual será mi mayor estro de pasión viva.
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