domingo, 28 de julio de 2013

La visión poética

Oh mi otro yo que poseído está simplemente a un mundo olvidado y vetusto; mi provecho de la moza existencia es hacer florecer lo que está marchito a la luz de un universo, mejor manera de pintarlo en las escrituras de un corazón, despertándose entre la belleza de la mujer, de esa dúctil voz que acariciaría mi oído en melodía, pero como aún no la vemos y sentimos en una historia visible, no podemos decir con certeza mi corazón es real, solo en la sombra vive esa flor vestida de mujer, si la vemos es en la inspiración que nos cautiva la sensible música de una obra, cual describimos a su figura lluvia de cantos de amor, esperanza, logro, y satisfacción, confianza, loable, y en vida, esa flor delicada que del piano desprende su aroma, que ahí aún la vemos, entre metáforas románticas que un lírico siente, y confundido en la vida tan desierta, creyendo que podrá alcanzar esa maravillosa relación, se puede o ya hoy la vemos, como tus ojos que leen, que sientes el papel, que miras la profundidad de un compositor, solo podrás cambiar el auge dolo que para sí es terrible, que de rostros hermosos han sido su debilidad sin saber si es correspondido, la inteligencia de una obra despierta estallidos de estruendos cuando su estado de ánimo explota, se transforma el espíritu en esa energía que al piano le hace mostrar quien es él, y la muchedumbre aplaude, sin razón al sentir de un creador, pelmazos serán al conocimiento de un líder poético de los sentires que ha concebido... tarde o temprano ruega para el nuevo sol de un día se cante en su atención, más desconocida, solo relatos en papeles quedasen clandestinos, tú o esas flores pudieran entender cada pieza que formaron de sus más íntimas obras de fervor y ardor, dolor y de sus cartas o poesías . El gozo más romántico haya podido ser de cierta vida y el mismo Dios que ignorado a su sombra dio, como si andase siempre solo en los sonidos, y que así la tempestad sea por muy fuerte habría que crear la poca alegría de su intensidad que vivió, en recuerdos de flores que se perfumó, entre el pasto verde con aquella sonrisa radiante cautivado, suspirando su cuello, de ese tiempo renacentista, vivo, existente, con odas cantadas, perfecto, pura beldad, confiable, mágico, por la pintura poética que dio de su amada alma, con delicadeza caricias de notas, y creyendo en el amor, y al saber que eran uno en la obra más perfecta que haya podido crear, una historia más que transmitida en los sonidos se observara, solo él y ella podrían comprender, y llorar al tener esa obra en sus manos, o de ese libro de partituras perfumar y renacer con el nuevo amor, con sonido del corazón de inspiración que necesita en sus días para poder sucumbir en la paz eterna a su lado, por muy enamoradizo que sea estar seguro de su felicidad. Nadie puede lograr a un ente mirar a tus ojos profundamente, así muestres un mundo de románticas palabras debes dar el mejor dialecto y dar ese roce al corazón y se dé cuenta que no hay nadie que a su alma pueda querer de la extensión y dimensión que proviene esa identidad, para así convertirla en una loable pianista, sensible a los versos al leer, enamorada por cada frase correspondida, sonriente, alegre de un hombre que cambie con su mejor virtud, y habrá nuevos rumbos al futuro, y tengan sentidos sus escritos cuando se toquen, y sean de misterio por haber sido tan difícil conseguirla a esa flor que se hace llamar, pero si ya se tiene a sus brazos el calor de su piel, qué más puedes pedir, ve sus ojos tiernos como un paisaje de bella mirada, su piel clara como la luna de esta noche, su voz como melodía de un piano, llena de bondad y tenuidad al amar, de recitar, un corazón que se dejó pintar de mi poesía, viviendo en la alegría, de este nuevo sol, de un nuevo amanecer claro, junto a ella en su respiración, oyendo sus latidos, mía, completamente mía vida, llorando por haber alcanzado la fortuna más grande de este mundo, y que la acaricio dulcemente sin dejar de besar su entero cuerpo de flor que a mí perfuma, y descubro que además su rostro proviene de una leyenda, su cara hermosa como la diosa del amanecer, una luz que me hipnotizó y atrapó en cuando la vi; y sentí esas melodías que no han dejado de sonar en mí, y se trata de una obra  que se puede lograr en la pasión, de lo que es ella y poetisa de mi alma para dar amor, júbilo y beatitud sin falsedad, sin soledad, solo desaparece todo aquello que perturba, y abre horizontes a ese paisaje espléndido, de calma, y de magnífico comienzo a su primera hoja de su vida, que viniera entre su vestido de flores para pintar ese reino de amor, de letras por querer darles esa luz al firmamento no olvidado y que junto a ella ahora más quiero estar, si solo confía y no teme a quien tiene frente a sus ojos para amar.

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