domingo, 14 de abril de 2013

Ansiedad de una ninfa


Ansiedad de una ninfa.


Oh cuánto desvelo sin amor de nadie en cierto herbaje mísero; que ni bandido aura escucha el ruego, porqué criatura de cántico sagrario no hace oír a un tierno ser, preferís orbe ver a tan legible ninfa asolada en pasto de alma árida, de sentimiento tan virgen  solo la dulce calma que alimenta mi universo a dichoso encanto a libros de idilios, en auroras sintiendo efluvios del astro dorado como besos del mismo amor de la historia...¿cuán ensoñación hace crecer a una esperanza que está mustia?, ¿alguien andará por este campo para poder hacer gozar a la ansiedad del ardor, volcán, explosión, locura, anhelo?, ¡oh al ser!, quien merezca, quien devore y para el sempiterno vivir, y sonrisas sin ya sollozar el violín de mi corazón. Acostumbrada de años a escribir en ciertas tardes como consolación a la vida; de pintar lo que tanto hace cantar una pasión, de sentir las mismas historias reales, quizá las nubes de esos ojos lloviendo, y llenando lagunas por lo inalcanzable, creando personajes y sintiendo benéfico sortilegio que vives, entrando a un nuevo mundo soñador, y las líneas son tan infinitas que son días sin poder dejar de acariciar, relatar al paraíso, cual os consume, siendo adorada, amada por el tibio y tierno pincel que retorne la pérfida vida, cuán libre seré si alma misma vuela hacia cúspide vaho y siente que puede respirar, que el canto de los ríos le roce y arulle profundamente, podré creer que ese amor de historias es visible, y sentido como se espera alumbrar y no eclipsar, oh metáforas que expresa condolecida y compungida alma, para tal profuso enorme vesania, que la tinta de este corazón no sea vano, oh por una postrera vez oye las súplicas, que ya no siga desnuda y acostada, ayuda que sienta aquella figura que abrace y le susurre en voz melódica, necesito que la venturanza y no un sino de condenación eviterna, podré vivir si logra un bandido roba corazones a mí llevar, y que a sus ojos embruje para la eternidad de la felicidad que llora y llora en mi libro del amor.

 Había un secreto para el apogeo de su agonía, un día por la mañana la dulce ninfa se durmió completamente y dejó de escribir con el color de las rosas que poseía, y su libro hojas secas de los árboles, tanto aroma había en su lid del amor, cómo sentía odalisca de beldad aquel sueño, nadie en su tierra había poseído ese hechizo, es como si su alma estuviera presa bajo las cadenas de un mundo negro, quería ver destello, de una efigie, imposible como se nota en su rastro que escribe. En misterio de un corazón buscaba de igual vesánica ilusión, antes que se durmiese un bandido escondido oía sus relatos que ella pronunciaba al viento, de tal tormento, de tal angustia, oh su mismo sentimiento se había acelerado, temía decirle algo, esperó que terminara, al verla dormir empezó a pintarla en una manta, ella acostada y el asomado viéndola, la pintó con tanta dulzura que a su imagen la esperaba conquistar, para un pintor una dama es una historia, una divina poesía, a cual se recita con la pintura del corazón, cómo olvidar aquel audaz una tentación de querer poseerla, la veneraba que ni era posible de tocarla, solo esperaba que la hermosa ninfa se despertase, ahí podría por fin aparecer y contarle lo que ha sentido. Logra la tierna ninfa despertar en aquel pasto, y queda sorprendida cuando su mirada voltea y ve al hombre, se asusta, y se cubre el cuerpo de un manto rojizo, y el hombre sin más timidez le empieza a contar todo.

 -Cómo ha sido para los tormentos que se escuche tal inmenso grito de un corazón, mirad y sentid que el anhelo de años ha llegado para regocijaros, no soy mala espina que sentiréis en los días, soy más que un abandonado más del destino, de la familia hipócrita que tuve, todos engañan y abusan de ti, crees en aquellos y son la espada, podéis verme, lleno de pintura en cuerpo, no más que un pintor solitario que pinta su corazón para alegrarse, pero más al saber qué buscáis vos dulce ninfa. 

 La ninfa al ver su relato quedó callada, y sorprendida al oír tales palabras que él le decía, sintió aquellas sensaciones en todo su cuerpo, y un indudable querer pero de mala forma le responde:

 -Cuán ha de saber de mi, me habéis vigilado y espiado durante toda la noche?, qué valor tenéis para ser descubierto en vez de aparecer frente a mis ojos, parecéis un truhán, o pensabais hacer algo peor, y más al verme tan desnuda. 

  -No os vigilaba ni os conocía, solo caminaba por estos campos en busca de lirios y adelfas, dalias para pintar, y una voz tan cálida oí bajo los árboles, sentí voces de una ninfa perfecta, única de cierta tierra, soy tímido, me asomé y le vi, pero ir ahí me daba vergüenza  pocas veces he conocido bellezas tan astrales,  no sabéis cuán me gustó más al oírle relatar todo lo que decía cada vez más y más, pinto para el amor invisible, soñador, poco real para un hombre, sentí que al amor vos necesitabas, me pregunté podré ser aquel reino?.

 La ninfa cambió de parecer, conmovió más su alma y sintió que este era un hombre noble, y que estaba muy solo, pero muy solo como ella misma.

 -Esa decisión no puedo responder, hay en este mundo muchas apariciones que debes conocer, no quiero ser consumida y desierta a un despertar, debéis ganártelo, una vez dije que cualquier hombre podría escoger pero mi alma así esté ansiosa por los labios, por una lujuria, más prefiero esperar y ser correspondida que llorar peor.

 - Os juro que por vos conquistaré hacia entera felicidad. Os comprendo, respetaré vuestra desición, tenéis en mí la palabra.

 -Qué es lo que tenéis en vuestras manos envuelto?.

 -Es una pintura que hice cuando vos dormíais, no sé si enseñarla, me daría mucha pena.

  Se la muestra a la ninfa.

 -Es una pintura que hice con el aroma de las flores, pinté sintiendo una ambición inmensa, os veis tan igual, a cualquier inmortal podríais enamorar, sois tan odalisca, tierna, dulce, con mis manos os besé, cómo quisiera que no sea un sueño, que si hay un corazón es aquel que pronuncia tu amor, me enamorasteis, me hicisteis sentir olas, tornados, una pasión volcánica, mis manos desesperadas de daros cariño, sobre vuestra tibia espalda, de acariciar vuestro cabello, de veros a esos ojos como hoy los veo, ansías de todo, de verdad queréis esperar la confianza, si tuviera una cinta de mi vida os la mostrara, para que conozcáis de donde vengo, y que siento. 

 El hombre contaba tanto de lo que pintó y sintió, que a la ninfa pudo convencer, le dio en su corazón ese amor, y al ver la poética obra de gran valor, llena de vida, le dio un beso y pudo sentir aquel hombre una mujer en su calor, sus labios cantaban que el paraíso es aquel paisaje en que vives, no muere si lo consigues, es real, si sabéis esperar, así haya aquellos diluvios, de los ojos sí de los ojos y del violín triste del corazón.

 -Ahora es este nuestro nuevo mundo que viviremos contando más y más, sin las sombras de las tinieblas del amor, puede más la confianza hacia los ojos que veis dulcemente.

 -Así lo es tierna ninfa, hoy que mi espíritu siente perfume de una vida buena, jamás creí acariciar vuestro cuerpo, sentirlo junto a mi carne plena, aquí acostados vos y yo, sintiendo la serenidad, placidez, pasión, felicidad, unión, sonrisas, besos, caricias, ansiedad, y el más heroico querer que existe, y que vibra de emoción.

 -Hoy por fin merecida, gracias a vos puedo sentir lo que tanto en mis libros de idilios había rogado, o de otras historias leídas, por fin puedo sentir que somos esa historia que vivimos, que vamos a poder relatar, que conocerán, que es, y perdurable hacia el empíreo  sacro, y sin la muerte misma, oh amor, abraza más mis muslos, regazos, engendrad más este placer, jocundo, nítido, dulce, fuerte, ola son tus impulsos a mí océano, devorad, y hazme explotar como un volcán, los orgasmos que jamás han salido del coito interior.

 -Un día sabía que el infortunio iba fenecer y aquella gloria iba parecer en algún milagro, que sois vos, que podría dar arrumacos, poseer, ¡oh quién iba ser que hoy?, y ser mía a una mujer, hoy doncella me es al sentir, ¡oh ninfa querida!, ¡oh mía, mía!, que canta hoy feliz el amor, puedo sentir eterna vuestra caricia a mí carne completa, desliza mi glande suavemente en la cavidad de la miel de la pasión, tan dulce me es consumiros, senos en aroma de mujer de flores, labios como tenue dalia, quien besa y me hace feliz, oyendo vuestros gemidos hacia entera noche, más sagrada que el pan de Dios sois vos, al cual hoy como cada parte, pies, muslos, labios de la libidinosidad extrema, eterna, de un caballero soñador, hoy sonriendo de vasta felicidad, a su ninfa hoy pidiendo el intenso gozo excitante, que acaricio vuestro clítoris, pedís más, mi legible cuerpo encima de la manta sagrada, vos con las piernas abiertas, entregada a más libre pasión férvida, de un mundo erótico como hoy os siento mía, mía en el lecho de flores, estáis cubierta de fresas, cremas, bañada de éxtasis, climax, senos tan dulces, oh mis labios y lengua sápida consume a las partes más íntimas sin la aversión de comeros, sentiros, al pubis, perineo, ano, clítoris y a quien hago disfrutar de ardiente sensualidad de más coito romántico.

Enseguida la ninfa exultante explota:

 - oh amor qué Dios sois en esta cama de flores y fresas derramadas, oh amor, me encendéis la piel, oh qué divino dais, me hacéis gemir, mis latidos son fuego, me quema el cuerpo, vos hombre mío, perfumaos de mi carne, ya siento mi cavidad de orgasmos intensos, nuestra carne sudada de emoción y de lo que siempre quise conocer.

 -Mi pintura ha sido un hecho que iba regocijar ambos corazones perdidos en la penuria de un infierno; me gustáis profundamente, ¿cómo a mi tibia carne tenéis de ese sabor sexual?, ¡oh mujer!, ninfa que para mi escribiros hoy es un sueño magistral a vuestra figura de diosa, vuestra piel tan fina de creación que a mí poder llegó, a mis brazos para devoraros, amaros, consumiros, sentiros, gozaros, besaros, alegraros, haceros sentir viva, cálida con mis besos, hacia vuestros íntimos sentimientos que brotan deseo en mirada tierna, ¡oh ninfa mía!..

 -Caída y entregada rendida, una noche placentera, y decidida a que me toméis en tal hechizado y prendado calor, un libro de amor, que hoy se relata para la historia, ¡oh! de clemente heroísmo junto a vuestras dulces manos que me acarician aún mucho más el pubis, que desmayo a gemidos, y que me hacéis sentir el prepucio más meloso y fogoso, ¡oh me hacéis ir más que al reino de los inmortales!, mi saciado y dúctil cavidad aún está ávida, estimuláis mi cuerpo muy intenso, de varios movimiento y posiciones de la locura vivida, que nos hemos bañado de orgasmos en nuestra piel, y del divino sabor pasional, que solo amando realmente se logra sentir este idilio inmortal.

 -Cuán excitación se vive en la lujuria que hoy es deleite magnífico, si es posible tocaros el monte de Venus vida mía, pronunciad mi nombre, y dejad que os bese aún más la mejor ambrosía de las mujeres del mundo mortal e inmortal ante hadas.

 -Haz lo que queráis de mí, soy quien ya sus líneas no tienen qué decir sino que sentir, y dejar que vos toméis más el poder, y podáis hacer que solo la mandolina hoy cante, a gemidos al cielo, y podáis dar un vástago que tanto en un amor se implora, a la nueva vida, al nuevo comienzo, y al amor que se esperó para querer, romántico, armonioso, que vuele hacia la cara del universo, que brille, rutile, cante, llueva, calme las olas, y se manifieste como el único y postrero que existirá.

 -Ya la noche con el viento bisbisea nuestros nombres, "amaos inmensamente, pintura sagrada de un amor y de huerto a un nuevo frutecer de su rama, y quizá más astros, son un idilio que se debe confiar y jamás recuerda olvidar, porque es él quien estará sollozando oh violín o piano en alcoba sin canto, ámense", somos nosotros... a vuestro cabello respiro, beso y abrazo más a vos de tal ensoñado y arrullado querer de dilección. 

-Jamás se irá, no hace falta ver un presagio porque él está aquí en el corazón, el que ama llega a lo vetusto de la vida.

- Venid a mí nuevamente, siento un tornado dentro de mí, energía vital, hacia vos, oh musa divina, pintura bañada de mis besos, oh qué empapada aún estáis, divina, exquisita, sibarita entregada a mí, y oigo que gemís dulcemente, más movimiento al sonero de vuestra voz.

 -Hambre de esta ambición que en la soledad no había conocido jamás; hoy he conocido, lo haría toda la entera vida, todas las noches, todos los albas, y amanecería, como hoy lo hacemos, bajo la luna cristalina, quien nos sonríe, y que hacia entero  universo nos encontramos, ¡oh bandido y caballero mío!, ¡oh amor!, da más que ya siento que vos vais a estallar al magma, ¡oh mí caballero!, ¡seguid!, ya he derramado y manchado las flores de más transparente orgasmo, qué gemido, ¡oh amor!, oh sois mi Dios de la lujuria ardiente, oh te alabo, mi momento más emocional, en este amanecer sin contar cuan ha sido, es vasto lo que he sentido, con vos, de magia.

 -Así os hago sentir qué bien mi ninfa amada, ya amor he podido daros el beneficio a la nueva luz de esta relación en la polución, ya a la espera será, hoy oh amor, seréis por siempre aquel libro que esto se contará al mundo que hemos vivido, y de qué manera, no hay amor así en otra esquina, de milagro, de centello, somos los dos, los dos una poesía interminable de la historia.

 -Me encanta oíros, y todo lo que decís escribís en mi espalda, romántico, quiero que así siempre sea este delirio inagotable, y amor inmortal que soñamos los que de verdad a un amor veneran, hoy solamente ante los ojos de la virtud nos decimos que hemos vencido, la penumbra, una sonata menor, que oscurece un alma llena de vigor, sino una oda de canto libre al compás, eso somos de aquel verso libre, de la prosa que se relata, sin aquella métrica de la esclavitud de un amor no conseguido.

 -Así mismo es, así mismo somos, un obra musical que sin publicarse siempre sonará, de tantos sonidos que ni los poetas conocerán de donde viene aquel estallido de voces. Puedo deciros que Dios no existe, tanto suplicio del pasado que ni oía la virtud que estaba yo creando, siempre ignorado, y creyendo en mi fortaleza que me ha hecho vivir. Cuán no caminé perdido, ni una voz, ni una imagen, nada, solo yo, y al camino fue que os oí, fui yo quien os encontró, nadie más.

 - Así lo es, así es la historia, así la perplejidad de un ser que vivió, que creó estas mismas aguas, esta herbaje, la vida, los animales, la tierra, el universo, pero alguna vez nos ha hablado?, porqué ignora todo lo que a veces pedimos, si ya no creemos dime, ¿cómo vamos luego a vivir?, ¿a don iremos mí amor?, o quisieras ser solo polvo, favila, la nada, ¿no os ponéis a pensar don quedaríamos nosotros?, ¿se perdería todo lo que buscamos?.

 -No lo sé, y no quisiera perderos, lloraría inmensamente, mejor me arrepentiré a las banales palabras que dije, me siento el hombre más feliz e infeliz del mundo, mi único pecado fue haberos pintado, haberos dibujado tan desnuda y sensual, mi ilusión, pero de aquel pecado me siento feliz, porque fue hecho real hoy.

 -Me es tan poético escucharos, me ennoblecéis mi alma, vamos a confiar en Dios, él nos salvará en aquel día, más bien sentid que fue él quien nos hizo encontrar, tarde pero no sois feliz?, divertíos conmigo, celebrad, acariciad, besadme hasta dormirnos, oh de este amoroso y milagroso amor, rendimos ofrenda de amarnos siempre y que el reino nos cuide  de todo mal.

 -Poseemos almas en esta vida, cuales volarán hacia el mundo eterno que en la biblia se hace llamar, la vida de los buenos, quienes brindan a su mismo prójimo y amor aquella bondad de amar, de cuidar un forraje como fue creado así mismo de la mano de Dios, nos encargaremos de cumplir aquellas palabras sagradas, y de hacer vivir este querer sin sucumbir en las llamas del averno... oh u os beso toda entera mi grácil ninfa que de cantos me ha llenado la dulce vida que ahora oigo más, mi mágica maravilla.

 -Las palabras de un libro son reales cuando las expresáis con la sangre que corre de cada rincón del más poderoso amor; así como hoy vivimos hoy vos y yo, todo será como está escrito y hasta la eternidad, aquí de este paisaje que nos dio Dios, hogar de fresca naturaleza que hoy soy su diosa que este forraje cuidará con vos mi buen amor, sin más palabras que decir en este anochecer de rutilante luna, las palabras de una historia que hoy se pintó y se vive.

 El amor tan inmenso que se esperaba palpitó, pero una ambigua creencia pudieron tener fe, la sonrisa prevalece bajo la luna radiante, estrellas resplandecientes, besos y de libidinosidad en cada anochecer y amanecer, disfrutando del nuevo fortunio, cada mañana juntos caminando los campos, bañándose en los ríos, cantando ninfa a su amor, devorándose entre los ríos, que su amor es tan casto como los ojos de la madre de María, tan noble como la voz de Dios, tan dúctil como el cántico de un ángel, beato como los mandamientos de la vida. Así se aman, así viven, de risas y emociones en sus ojos que alumbran al campo en que están, siempre unidos en aquel nidal del amor cálido en carne desnuda, ilusionado, apasionado, fogoso, bendito, eterno, vivo, sonriente, triunfador, noble, e inmortal por el sueño más milagroso que en la página de rosas existe.

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