sábado, 30 de marzo de 2013

Historia de un marqués en una mazmorra



Historia de un marqués en una mazmorra.

 Sabéis explicar más su doctrina 10
que su cúspide imagen banal...
mas al grey recóndito destina
que es engarnio su amor que no es real...
es ciego la ley en sus retinas
más del vicio a doncellas al mal,
humillan su liturgia divina
y desgracia es, más que fantasmal...
 A veces los pensamientos son
ríos de sangre en aquella pluma
que un poderoso sabe cantar;
de índole personaje a creación
sin  virtudes que no se perfuma
y que el felón vil da a triunfar.
 ¿Cuán ha de esperar? ¡oh vida mía!
que la gran nobleza se destroza
en un árbol quemado sin fruta;
sin retoño de chispa armonía
más desde la lúgubre alma moza
de ahogo que en cadena hoy disputa...
 Don estuvisteis más moribundo,
sangre encarnada en aquel patíbulo,
y mirad más que hombre furibundo
¡oh de anhélito a  irse en fundíbulo!,
¡oh hacia morada en que vivía!,
no sé si ya creer en vuestro ente,
solo falacia sois... y empatía
para una muchedumbre gimiente.

 Las mujeres son... servicio a mi arte
cuan veces describo realidad,
cuan a vicio prefieren su parte
y vivir hasta la mocedad...
 ¡Oh pincelada, única virtud!,
cual son historias más que reales,
¡ah que acusan en su plenitud
a religión, liturgia fatales!.

 Oscuridad fantasmal del miedo,
solitario consuelo en mujer,
¡oh visita al marqués sin enredo
de tierna musa para querer!...
 Su perfume desvela mi ser
a noche de luna admirada,
mis poemas son embellecer
en su dulce pureza incitada.
 Me consumen sus labios tan lacios
haciéndome vivir más locuras,
y arrullado a  ojos tan topacios
y a quien hoy suspiro su ternura...
 me es sueño su melena cobriza
como el amanecer enamorado, 
encendida a labios se desliza,
convierte a un gran gozo ansiado.
 Me pregunta: "si yo ha de aguantar
la tortura por infame culto?",
"la religión del orbe es ganar
cuando convence el peor  insulto,
muestro a Justine a dulce bondad
y a una hermana a tal lenocinio,
don la iglesia no es la castidad
sino a ganancia de dominio,
que a vicio de su divinidad
meretrices son el exterminio",
"prendada por vuestra humanidad
de importancia ante este conticinio,
que vivo por la sensualidad
de tus escritos en tirocinio,
y ha despertado esa incitación
poderosa y no puedo dormir,
pensando en ser de una fiel pasión
que me haga suya y me haga gemir".
"Dulce dama escondida en alcoba
cuando queráis me vais a tener,
vuestros muslos, clítoris son proba
mas ahora no lo puedo hacer".
"¡Oh mi bien escritor hasta cuando?
¡ardientes venas,  volcanes locos!,
doncella anhelada y amando
dulzura  y gentileza de pocos".
"sabéis si logro hacerte mujer
son capaces de darme la muerte,
prefiero quizá con musa arder
a vuestra piel y ahí más comerte".
"¿cuán protección? si mi padre me odia,
harto de verme leer poemas,
yo que admiro y amo tu rapsodia
y resuelven mis locos  dilemas,
más tierno y melifluo que salmodia
en cuando sentís  a tal emblema",
"de adelfa en condesa de custodia
que me es más que brillante diadema,
do entrego afecto en mi dicha himnodia
y hacia vos en la virtud suprema".
"Me iré, no quiero que me consigan,
hoy aquí contigo adorado mío".
"Mejor así y a vos no os castigan
duerme cálida con viento frío,
serán besos que a vos más bendigan
vuestra noche como un vasto río".

 El peor encierro para un hombre,
oh vidorria y sin respeto nombre...
solo así vivo y con una pluma
en la noche entera que me bruma,
pinto papeles con escritura
de historias miles para contar,
más a dulce virgen en finura
a quien más deseo acariciar.

 Cuerpo más de perfecta creación
de este mundo para devorar,
con besos sápidos y pasión
a tórrido lecho de incitar,
parece de igual desnuda diosa,
deseada y lista para sentir,
libertino besa a la lujuriosa
y su muslo está más que cálido,
oh furcia a vesania de latir
al haberse ido aquel dolor pálido.
 Sintiendo tembloroso placer
hacia el tornado lecho de ardor,
truena y truena más golfa  mujer
ante el príncipe del mismo mal,
consumid ante ojos del señor
y haz dicha en tu gozo marginal.
 Oh a vil  libidinosidad
unos monjes traen mujeres santas,
la desnudan en la tempestad,
estupro a inocentes criaturas,
gimen ante el gran sangrar en mantas
y gustan su domable tortura.
 Más al saber que iban a ser ricas,
y que sus virtudes son olvido,
mejor existencia sin lloricas
ante la libre vida sexual,
sin preocuparse de un mozo herido
y disfrutar del gozo sensual.
En la ermita de sus más ganancias,
de las beldades del lunapar,
aún siendo mejores fragancias
de vastos precios de la riqueza,
instrumentos para más ganar
 sin importar su delicadeza.
 Y ocurre que de tanta entrega
bastantes furcias se sienten mal,
y ninguna a más de un cliente llega
por tanto horror de errado dolor,
se dan cuenta que es más infernal
dejarlas que sacarlas mejor.
 Deciden que de ahí ellas se vayan,
no son dignas de la mancebía,
porque sino a hogar peor rayan,
de lo que no quisieran tanto ellos
y su vicio queda en la elegía
 sin más gozo en lujosos destellos.
 Se enfermaron de lo más venéreo 
buscaron otras mozuelas más,
así gozaban de los obsequios...
y virtud no vencía jamás.
 Así somos hoy en este encierro,
que prefieren herir al humano,
que ignorar  la verdad más infame,
mas de mi pluma no soy destierro
a pincelada al murmullo piano
que aquí al mundo más de mi se clame,
historias escribo en validez,
sintiendo a ellos su mismo infierno,                                                  
don hay un amor céfiro tierno
y más que engaña hacia entera tez.
 Lujuria envicia a la  venustez
 y ven a mi poder ser eterno
ay cubríos del mal invierno
y ama aquí hoy mi tibia desnudez.
 Cuán os anhelo en divina piel
para que adoréis en tal ardor
del fortunio para ser hoy libre,
vuela mariposa hacia el clavel
y solo así consumáis su olor
de aquel sensible Francois felibre.

 La hora de esta pasión es vivir
si es posible mostrar lo que soy,
sé y seré alegoría  triunfante,
no importa cuando he de sucumbir 
oh importa más a idilio que estoy
del pasado al orbe apasionante,
perfecto y emocionante 8
más que un amor invisible,
llorando en mi oscuridad,
de un hombre libertino y sensible,
y contento a la mortalidad.

 Ya ni fuerza tengo hoy en mi mano
ya ni tinta sirve al mismo rey,
y he decidido a no escribir verso,
nadie oye mi imploro a lo lejano
la virtud está muerta en su ley
y ni amor es Dios a mi universo,
eres mi olvido perverso,
inmerso es hoy mi dolor,
ni efigie en bella sonrisa,
oh adiós hoy gran cruel reo amor,
si existe el reino llévame en brisa.
 Siento un postrero suspiro en alma
pide absolución este pobre hombre
Dios ya la muerte toca hoy mi puerta,
recordaos que a mal dicho da calma
arrepentido y limpia mi nombre
y así reviva ánima desierta,
que la paz sea cubierta,
ya no logro hoy casi ver,
oh u os ruego hoy mi santísimo,
de mi postrera estrofa a vencer
y recordado al bien fervientísimo,
por lo que soy y seré,
que el mundo entienda el lenguaje,
más valor de fe y que moriré
hacia eterno y divino paisaje.

 "Al fin su muerte se aclama
de un desvelo él  escribiendo,
 Deus a su fe da una dama
y en la gloria fiel viviendo,
sigue escribiendo poemas
junto a su dulce mujer,
que murió en grandes dilemas
por su amor de su querer.
 Consigue mejor virtud
que tener a su dulzura,
que es eterna beatitud
que conoció en su captura,
la misma a quien se inspiró,
más a escribir poesía,
y que a él tanto arrulló
entre celda en alegría".

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