viernes, 21 de enero de 2011

¡oh Sibila de mí amor loco!



Alma de la favila sueña besar a la Sibila.

No estoy cansado de escribiros,
ni el espíritu que le huele en el destino,
no, no estoy cansado de sentiros,
porque así es mi fóculo que acaricio,
en el único sitio en donde vivo,
no hay otro que huela mi espíritu
como a mis más amados hijos,
¿a qué oriundos siento oh Dios mío!,
son sopranos en escalas de acertijos,
solo vuelan levantándoos de profuso regocijo,
cada vez más vosotros entre mi camino enardecido,
y que no le moleste jamás mí liturgia,
porque les he amado de ternura,
y porque ante mi son la gran teúrgia,
por ser eso en mi alma de locura,
y que entre noches de eso siempre abunda
sin dejares en su alma la flébil gemebunda.
Camináis y susurráis a esa alma de pasión,
vosotras para hacerle sentires que está de vida,
y que a eso llovéis en su ser de ilusión.
Ya no verá otro lugar que en esa alianza bellida,
ergo el cielo dirá: vivid con él que es el homo de las liras,
el que tiene el poder de hacer aventuras en esto de amores e iras;
ergo ver las líneas que han conducido a su alma favila,
veis el recorrido que tuvo de amor sin mentiras,
y sentiros como él vivió cada vez en sus líneas tranquilas,
por la cual ves cada vez de este plectro de alegría
que lo escribió uno que vive a lo grande como Sibila.
Siendo un hombre de las opus añejas renacentista,
encariñado de las opus iguales de los pianistas,
sintiéndoos que sus cantigas son ya armonías,
y amándoos más a ellas y al poder de su querida vaticina,
porque al estar y saber que ella vivió, vive enamorado de su piel sumisa,
de su aliento que pudo tener esa joven alma bendita
y que cuando vaya al oasis la abrazará y querrá de sonrisas.
Y le contaría que estaba seguro de su pitonisa
y que antes de sucumbir supo que os vería Sibila.
”Hasta allá estaré sintiéndoos junto a mis favilas,
viviese feliz y comería de esa Deidad su piel nívea,
como le soñáis de esa manera mi dúctil alma y las líneas,
y así solo estaré de ese mundo que huelo, amo y se estima,
si no es verdad que el mismo sol hoy se caiga a la sima,
si no es veracidad que los astros desaparezcan,
y por favor mi Dios, María de mi se compadezcan.

 ¡Oh qué cantos escucháis alma mía! a lo lejos de mi noche que niebla,
acostado estoy y pienso en mis dúctiles letras,
sentimientos oigo de hipocondría en esa debla,
y a mi mundo viéndolo más se penetra,
es tan igual por lo que veo en su imagen de tiniebla,
de violines de funerarias de Mozart y de rodeadas petras,
su masónica suena en ese entorno de impetras,
rodeada de mucho cúmulo de lagrimares que sellan;
por esa mirada de volver a ver a él ser en el desdén que observan;
y que dejó magia de sus cantigas del cual siempre soñaba en su existencia,
y que poca gente que le quiso o de esos que estén amen sus letras.
Es solo lo que pide y que vivan sus deíficos y poderosos poemas,
que les sintáis el olor que les dejó de la armonía de su música de belleza,
ojala viváis así vosotros y su liturgia será grandeza,
los ríos del mundo se abrirán, el cielo crecerá de un azul celestial,
y con vuestra Sibila estará oliéndoos de felicidad,
solo es la única veracidad que da su alma e inmortal
del amor a las palabras de grandiosidad y amenidad.
Cuando termina los compases de esa funeraria que aterra
todo por los ojos lagrimosos de soportar esa guerra,
“igual que el alma encariñándoos de maravillada tierra,
al sacro pasto que esperaba hacia su dicha tierna”,
muchos de ellos se van de esa noche fría, helada y de anatema,
¡se fue el ser querido, el ser fundido en letras!,
¿quién será como él? el que vivió de su soledad de pasión de poemas,
¿quién verá de la misma manera la energúmena primavera
para salvaras y llevaras a un fóculo de amor y de dulcineas?,
¿o de esas afroditas tocándoos con violines sin tristezas,
muchas de sus historias en la otra vida se harán realidad de sus poemas?,
es el comienzo de un gran escaldo adorador de su efusión que embelesa,
y que cuando él estuvo, estuvo besándoos de melodía en tardes y de noches centellas,
siempre sus hojas meticulosas de aroma a sus sonadas entonadas de voces de deblas;
alborozadas otras eran la historias de este escaldo de la eterna naturaleza,
sopranos de voces siempre sentía en su mundo con sus mismos poemas
cuando los leía junto a otros cantores de compositores de óperas bellas,
sintiéndose radiante por haber creado tal obra eviterna
y que estará en su memoria de su nombre que revienta,
de pasión, virtud de fantasmagoría de sus palabras tiernas,
del amor de un sueño que llegó hasta el sepulcro y oasis que no aterra,
si no se vive tan dulce y ornamentado de esa caricia que da los mismos ángeles de agudeza;
y que a mis ojos ni los dolores cierra,
más bien me hacéis volar al sonido dulce que me alimenta,
que era el tocar en el paraíso ese piano de cuerdas,
vivir mis mismas historias ahí de poemas,
o quizá otras por qué no? Amigos que me leen de esta loquera,
la cual es el amor que siento a mi mundo de fantasía y quimera,
por supuesto no me alejaré de este sueño que me quema
y que me da hasta el alma de su pasión que me llena;
sin dejaros jamás amor de mi fuente que huelo y tomo en sueños de mi existencia;
y de esas combinaciones grandiosas de los poetas,
de palabras sumisas que han dado hasta sonidos de óperas que dejan,
no se ve ya en estos lares como antes que era de grandeza,
quisiera rescatar todo lo añejo a la vida nueva,
otros rumbos serán los que verán de este soñador de las frases que llevan:
Dulzura, magia, poder, pasión, agitación, entusiasmo, pasmo y vehemencia,
cándidos sopranos, réquiem en alma y dulcineas,
hacer ver a lo que está muerto reviva y crezca,
que sean, sí que sean ellos los nuevos ahora y lo nuevo que desaparezca,
que vivamos el tiempo de antes amigos que gusta y que es la belleza,
la música antigua que nos dio sabor y lengua,
idioma de sus notas que da el poeta,
nada más que ese estudio de virtud de las cuerdas,
del corazón que agita a los sonidos del piano,
que hace ver el espíritu de tu ser amado,
solo que eso amigos pido hacer ver que esto son mis velas,
las cuales estarán en el sepulcro cuando muera,
solo que esto amaréis los sentidos de mi ser,
solo que esto seréis la liturgia de mi vida sin condoler.

Iras de aquellos que penan en lavas del infierno,
volaseis pronto al cielo de ese universo tierno,
cuando yo esté allá les convocaré a mi terreno,
porque de una de mis poesías dice: los muertos,
los muertos de favilas pecadoras estarán en el desierto,
del anatema a una gloria tendrán de Dios,
si hacen su pedido de arrepentimiento
y cobraran de color celestial su ser y de amor,
y Lucifer quedaréis siempre en su reino de resquemor.
¿Qué son los demontres en el averno de la desolación?.
Son espíritus, almas sufridas de dolor,
espero verles en el reino de su perdonador,
y que sientan por de una vez la oportunidad que le dará de delectación.

Las palabras no terminan de la dicha,
ellas siguen creciéndoos de más alegría,
y dejándoos a mis letras de su melodía,
es una pasión que me acaricia de maravilla,
siempre lo ha sido en mi apasionadota vida,
no os dejaré jamás y ni en mi alma favila,
siempre viviré con vos, siempre de los mil años de la vida.

Allá en los campos de las espectrales morriñas
hay un hombre descansándoos con una niña,
parece que es su hija,
no hay nadie más que solo él con su alma pálida y decaída,
me acerco a donde él en alma favila,
¿qué os sucede hombre de las penas que te lastiman?,
-He perdido a mi única hija,
no abre los ojos y parece que está sin vida,
siento que no los abrirá más en los segundos que me quedan de elegía;
porque me quiero matar con esta cuchilla,
no quisiera vivir así sin ella que fue lo único que tuve en la vida,
-no se apure en tonterías yo os ayudaré,
soy un alma favila que rescata de cenizas a la nueva vida,
soy eso y su hija abrirá los ojos nuevamente de alegría,
y vos no sucumbirá en esta tierra sufrida.
-¡Oh! si le podéis hacer eso, sois un Dios,
o que sois hombre extraño que ha venido ayudarme de gran compasión,
-soy poeta de la vida que tiene la magia del oasis de venir aquí a ayudarte y darte amor;
dadme a vuestra hija entre mi ser,
-si tomad has lo que queráis.
(Abre los ojos la niña por el poeta milagroso de la alma favila)
-¡Oh qué magia, qué teúrgia has hecho vos poeta de maravilla!,
!ya no siento en mi corazón la ira!,
!siento mi mundo con más calma y vida!,
¡Oh gracias! por eso hijo de Dios de la dulce agua bendita,
-de nada hombre ya no lloraréis, ni sufrirás,
vida tenéis en vuestra alma de felicidad,
(se va el hombre y el alma favila va al paraíso de alegría).

Disturbio de mis palabras no serán jamás de este poema de vida mía,
todo será paz y amor de mi encariñada vida,
llena de esa melodía,
llena de esa armonía,
llena de mi amor grande a lo que es esta inmensa obra que me estima,
y que me ama bastante en las liras,
no hay nada como esto amigos en tus ojos que te acarician
y que dan tantas sonrisas y poesías,
y de ellas llega lo que dice un hombre: es mi vida,
solo eso en los caminos de tus cantigas,
plectros encendidos de su inolvidable caricia,
y que no se irá de mi tarde y ni de mi piel rojiza,
y más de mi alma favila.
Ahora me iré a dormir como siempre en los sueños que me estiman;
le amáis alma favila a ellas sin dejaras ir de vuestra vida,
se es tan beatitud en la vida que en besos le recibo del alma tranquila.
Viven feliz igual que yo creaciones mías,
ahora todo aquí termina, y nada es clandestina ante los ojos de la vida,
y ni de mis partituras de las mil letras que siempre tiritan,
y que en los óculos de esta vida de armonía pintan.
Es el acertijo de mis beldades que de palabras en este mundo siempre gritan,
y de silencio se pasea en los romances que de amor agitan,
mi bisbiseos de palabras van hasta allá de mis historias a endulzar de lira,
y me voy, me voy a dormir en paz y en calma junto a mi amada Sibila,
como esta alma dulce y teúrgia en milagro de favila,
que vive y la ama en el oasis de maravilla,
y de día al latín será mil dúctiles "illas",
con su carne compartiéndoos de caricias y de melodías,
y de mis increíbles composiciones que haga con ella amaré de mis cantigas,
siempre viviréis alma con ella de dulce sinfonía,
con ella cada illa amándoos de pureza a la Sibila,
tan vesánica de esta alma favila.

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