viernes, 13 de abril de 2012

En una habitación asolada,
un piano y un compositor,
y Johana van Beethoven preocupada,
y él componiendo una sonata en do sostenido menor,
entre la quimera y la magia,
un adagio sostenuto de su opus veintisiete número dos
a su misma médula que le devasta,
y que empieza entre corcheas de la composición
entre su noche oscura y no diáfana,
aquella mujer va e interviene a su habitación
y le llama para que salga,
él no oye las voces de su amor
y sigue más a su fuego que le desgarra,
todo el sentido lo lleva a su entonación
para que solo sueñe en su sonata,
que vea entre el engaño una visión
para solo devorar a una bellísima aria,
entre los sonidos aparece Eros,
Dios del amor hijo de Afrodita,
donde él conoce su sentimiento
y su sordez entre su vida cuita,
Beethoven atraído de un aliento
que él tiene en su oasis de vida,
donde Eros mismo salvó a su apego
cuando se puso celosa su madre Afrodita,
por haberse dado cuenta de ese recóndito himeneo
en una noche con Psique que la mataría,
pero todo no fue con devaneo
y pudo hasta convertirle en diosa de maravilla,
por el fruto de los dioses de venero
para transformar a una deidad bienquista,
pero Eros ve a un hombre tétrico
que en su entelequia observa a su cima,
y sabe como él ama a Psique con enamoramiento
por su inmensa belleza que paraliza,
que hasta de verle se vuelve cadáver
por contemplar la más beldad de las poesías,
donde su alma explota como un vorágine
entre sus compases de tanta elegía,
al ver tal lúgubre romance
permite a que su amada vaya a su morriña,
que llene a su sonata de más compases
para que reviva entre un ardor de cantigas.

Beethoven:"¡Oh qué noche la mía!,
viviendo solo en la existencia,
hoy aquí entre mi aposento de melodías
sin tener a nadie en mi melopeya,
caduco y estúpido en la débil risa
que en la sonata se despierta,
tocándoos por una visión ida
entre un mundo de tanta diferencia,
que no se compara a esta caricia
que en mi cuerpo de frío se congela".
Johana Van Beethoven:"Amor de mi corazón,
escuchadme que os estoy llamando,
no queréis salir de la habitación
y acompañarme aquí un rato".
Beethoven:"No tengo en la vida el amor,
solo estoy sólo y aquí agonizando,
viendo a una figura de eterno valor
que me deja cadavérico el cuerpo humano,
por ser tal beldad el lucero y el sol
que hoy me tiene tonto en el piano,
cómo quisiera rozar aquellos bustos como flor
y que me perfumen los labios,
pero no puedo rozar aquel fulgor
porque está en un edén cortesano,
si Domine mandase aquel calor
recuperaría mi oído cabizbajo,
mi arte más que arte fuera amor
y mi alrededor tuviera más hálito".
Eros:"Veo que sufrís Beethoven,
¿tanto aspiráis a mi mismo amor?,
dejad que os cambie el horizonte
y lo mesto nazca con eslabón,
que conectaré en un mar de cohesiones
para que las olas sean su voz,
que naveguen en vuestros acordes
y aparezca con ósculos y amor,
que hasta ofreciera sus copulaciones
entre su epicúrea desnudez y pasión,
fueran la unión de las modulaciones
entre una noche de luna y de canción".
Beethoven:"¿Decís que mi vida ha de ser feliz,
milagrosa en la teúrgia de vos?,
cómo ha de ser tan solo así
y tan fácil Dios del amor,
o no veis que fenezco sin frenesí
y sin la chispa divina de la pasión,
solo soñando entre el mismo vivir
de sus besos, caricias y su olor,
unos felices y otros tristes
con la esperanza de su ardor,
¿ha de ser así o solo febriles
entre la empatía de mi corazón?.
Eros:"Mientras tocáis vuestra obra,
no os sintáis tan contristo,
sé que la teúrgia no viene en gloria
pero aquí ha de teneros con amorío,
no importa si el amor doy en rosa
y queda sin perfume mi idilio,
más al ser feliz a otra
he de hacer lo que sea en su delirio".
Beethoven:"Qué generoso sois en el idioma
más preferís vivir un sacrificio,
dar y no tener un erpicúreo aroma
y dejar volar a un mundo compungido,
aún si se va esa sacra paloma
os juro que la trataré con lo más bendito,
será el precio que pague en victoria
y ha de ser seguro un vivo oído".
Eros:"Siento deciros que no va ser,
será vuestra sordez hasta que os moráis,
en eso ya milagro no habrá en florecer
y has de vivir hasta que vos os fallezcáis,
sino os gusta debo irme
más milagro no os puedo dar,
ya os doy lo más dúctil de Psique
donde buscaré a otra en mi mundo celestial".
Beethoven:"Eros no importa sino oigo,
ya he aprendido a encontrar mi arte,
el silencio de mi alma en tonos
donde tiritan entre mil compases,
ante estas corcheas que hoy toco
con una esperanza ante lo sollozante,
entre una noche de luna
queriendo contemplar a lo más anhelante,
viviendo entre la misma musa,
como sus aros, luceros y ramas brillantes,
perfume de aldefas en su misma vulva
que percibo entre mi arte,
perineo tan tenue de la lujuria
que siento en las teclas hechizantes,
por solo en el piano sentir su figura
que me hace vivir en lo más palpitante,
ramas ocres que en el aroma perfuman
con su luz entre lo más apasionante".
Eros:"Veo que enamorado te veis,
entre las mareas has de recibir,
vuestra vida en pasión floreceréis
y mi alma irá a su otro vivir".

Habla Eros con la Diosa Psique,
entre un coloquio sacro,
y ella siente tal amor al ser sensible
que pide permiso al Dios amado,
y desciende a la tierra por Domine
aunque haya querido a su amor apasionado,
y su relación ante Beethoven es entre violines
y su sonata dá más verdor de lo desolado.

Eros: "Os digo que descendáis con permiso de Domine,
y decidle que dije yo,
para que paz en cánticos den violines
a un ser que os ama con tanto amor,
y que se llama Beethoven ante vos Psique
y reviva entre sopranos del orfeón".
Psique:"Vos sois tan generoso en la vida,
que ni a Dios pedís algo a cambio,
me entregáis al fóculo de otra caricia
sin tener nada de qué preocuparos,
sois tan bondadoso en esta historia de poesía
que dais a aquel hombre lo más sano,
una diosa que aquí ahora envías
y que vivirá ante un hombre en su piano".
Eros:"No hay porqué sentir pena o morriña,
debo dejar que un alma viva siempre,
no puedo ver de un cielo su elegía
que flecha en su vida letalmente,
necesito darle lo que necesita
y que sueña entre lágrimas inmensamente,
pero jamás dejéis de saber que os amé,
jamás apartéis del recuerdo aquel amor,
y que a vuestra vida salvé
y donde yo estaré en vuestro corazón".
Psique:"Jamás os sacaré,
siempre estaréis como mi identificación,
pero ahora he de ir ante el ser
y ver el permiso del mismo Dios".
Psique:"¡Oh creador de la inmensa vida y del cielo;
oidme un momento por favor,
he estado charlando con Eros
y me ha dicho que Beethoven sufre por mí amor,
será que a su alma me mandáis en su fuego
y así renacéis a su luctuoso corazón,
y nada más no solo a él en el anhelo
sino que a su vida de Eros mandéis una pasión,
que el vestigio no apartéis de su recuerdo
y que viva ante nuestra lejanía de lo mejor,
pero seremos los mejores amigos de un sendero
donde vivimos ante los siglos con devoción".
Dios:"No os preocupéis Psique por el deseo,
a vuestros anhelos no dejaré fallecer,
sé qué riesgo corre Eros
y a su corazón con una deidad haré llover.
Dios manda a Psique al mundo,
y aún sigue Beethoven tocando la sonata,
no ha dejado de sonar su fortunio
entre las corcheas de la teúrgia mágica,
y Eros sube al cielo pulcro
y tan solo llueve y se enamora de una diosa lozana,
Eros antes de irse dijo un conjuro
ante el mismo Beethoven y la diosa cortesana,
y unos versos de amistad a su mundo
entre sus dóciles y nobles palabras.
Eros:"Vosotros vais a vivir lo más puro,
él amor y bendiciones en sus noches y mañanas,
donde me siento tan feliz por su fortunio
que tienen juntos en la pasión amada.
Uníos ahora vosotros en amores
que ahora no miráis a la flor,
está a vuestro lado en blasones
acariciando a vuestra composición,
y olvidad a la pérfida de los rincones
que os fastidiaba a las afueras de la habitación".
Beethoven:"Qué deidad es Psique,
qué aros, luceros y ramas ocres,
qué océano diáfano de su escultura
que tiene en sus epicúreos rincones,
hálito de una naturaleza que perfuma
ante mi misma alma en pasiones,
quedo estupefacto ante la inmensa ternura
que acabo de contemplar a los alrededores".
Psique:"Dios me mandó por Eros,
nuestro amor ahora es plena amistad,
yo al sentir vuestras palabras en sentimientos
dieron a mi alma y carne más que lo pasional,
sois tan romántico en esta sonata de versos
que entonáis entre lo más sensible y magistral".
Eros:"Ahora debo irme al mismo cielo
y espero que su amor sea eternal,
que la sonata sea un tono sin miedo
y donde haya una sonrisa y una felicidad,
hasta luego que viváis vosotros felices,
que sigáis hasta que nos veámos,
como en la otra vida entre jasmines
y que no olviden que se aman en un santuario".
Beethoven:"Agradezco tanto vuestra ayuda,
que no sé como en verdad pagaros,
espero en esa otra cima de la liturgia
vaya con este amor de lo más romántico,
y no solo sino con la generación de su vulva
que daré entre la rijosidad de lo copulado,
entre oriundos de la vida en lujuria
que anidarán entre alegría los vástagos".
Psique:"Qué presagia vos decís,
y de verdad nuestro fóculo eso será,
ante mi misma laguna tomaréis,
y pasión entre la melodía nacerá,
ahí será nuestro lecho de querer
ante lo libidinoso de la felicidad,
y sin mendaz puedo hoy decir
que el piano esa sonata es angelical,
hacéis a mi ser desprender vivir
ante vuestra imagen de tanto cantar".
Beethoven:"¡Oh amada mía, bellísima mía!,
solo hoy entre un vivir tan apasionado,
contigo el anhelo más dulce de la vida
que hoy tengo entre mis labios,
siento vuestra caricia tan sumisa
que corren entre mi cuerpo volcánico,
oléis como la misma adelfa
entre vuestras ramas de mucho encanto,
y beso vuestros senos con corcheas
que vuelan del mismo piano,
y recito ante esta sonata unos poemas
que salen de mi alma para vos de lo mágico,
donde vos venís encima de mis dos piernas
y así desnuda os movéis de lo apasionado,
encendéis a mi mismo organismo
por tal pasión que se vive en el amor,
y entroducís vuestra vulva en el delirio
donde os da con lo más dúctil del ardor.
Psique:"¡Oh amor de este deífico destino
donde me consumís en el fuego de la pasión!,
me hacéis tanto gemir en el idilio
donde os consumo la carne de tanta ilusión,
donde mis labios os acarician vuestro cuello
y donde vos más al piano encendéis,
donde me dejáis tantos orgasmos en este lecho
donde las aldefas aroman más de querer,
qué amor siento en todo mi cuerpo
porque vos me devoráis de tanto arder,
no puedo ya con esta lujuria del fuego
donde me quemáis con tal enardecer,
¡oh seguid más y más Beethoven!,
sois tan trueno en esta relación,
donde la melodía son constelaciones
y sensación en mi introspección,
el sentimiento de mis pasiones
que hoy arden en tanto subjetivo amor,

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