LA FE
(Se pone a escribir y a recitar en su noche)
CONDE Sentado aquí en mi habitación,
pensando mil cosas quizás,
entre ellas una ensoñación
de concebir que quiero más.
El anhelo de sólo triunfar…
un solitario
simplemente,
acostumbrado a
relatar
historias de aquel buen amor,
a veces sintiendo ahí su ente
que concilia uno a tal calor.
(Se duerme en su
mesón)
(Amanece. Y llega
una carta. Y toca el cartero la puerta del Conde).
CARTERO ¡Buenos días, alguien aquí!,
¡traigo una carta señor
Conde!…
CONDE ¡Oh disculpe! recién le oí,
vaya qué sorpresa y de
¿dónde?.
CARTERO Proviene de un pueblo muy pobre,
¿quizá sea una admiradora?.
CONDE No creo que
llegue eso ahora,
más que una carta y de este
sobre.
Años que Dios no da que eso obre
y pueda sentir esa
flora…
gozo escribir hasta el aurora
y dolor solo eso más cobre.
CARTERO Ánimo
puedes reír pronto,
abre
la carta y ve quién es
sin más sentir la soledad.
Sé
fuerte en la vida y no un tonto
y haz de vos un buen feligrés
de triunfos sin la tempestad.
(Abre la carta y
es una mujer)
CONDE Es una mujer
que me invita
que vaya esta noche a su hogar,
CARTERO quizá le guste esa damita
y sea su esperado amar.
(le lee la carta
al cartero el Conde)
Con admiración al
Conde
Me atrevo a
invitarle a mi recinto noble para una cena con usted, se preguntará a tal
inesperada mujer que le escribe a un hombre de un lugar quizás de mil candidatas
a sus pies inclinadas, mi interés es sencillamente charlar de la nobleza del
arte que posees, he leído sus energúmenos escritos al amor apasionado, mis
emociones han crecido hacia ti, que ya no puedo resistir a verle, me tomo la
delicadeza de hacer esta carta con toda atención a ti, igual manera mi vida se
dedica a un misterioso arte que días y noches en mi aposento me acostumbro a
realizar, escribo música y endulzo mi espineta de esos tañeres donde a usted lo
veo, porque a su enlazada del amor me ha hecho crear música tan viva, y llena
de un amor intenso no concebido antes en mi misma alma. Si le agrada venir me
será un honor cúspide.
Mi dirección está
en el envío, ahí lo tienes, lo espero con ansias, si me ve más gusto le dará y
hasta se quedará si lo place así, hasta pronto Conde.
CARTERO Guao qué atraída vos la tienes,
no vas a perder tal encanto,
ve y así mucho te entretienes
y
apartas aquel frío llanto.
CONDE Su escrito
me dio más del todo,
me ha dado hasta la tentación
iré claro que sí y
sin lodo
sino reiré en
fascinación.
CARTERO Me retiro, un placer amigo,
lucha por el bien y no al mal,
y el amor se nota contigo
de tal pianista pasional.
Es verdad que tú no la has visto
pero muy seguro
que es ella
ruega al mismo piadoso Cristo
que sea de amor tu flor bella.
(se inclina ante
el conde y se va)
(Anochece y va el
Conde a la casa de la mujer del pueblo)
CONDE Buenas noches recibí su escrito
a mí mismo
palacete hoy.
DAMISELA Hola, qué gusto señorito
Qué prodigioso lo
presiento,
CONDE Ah, es por
pena que así soy
Ver a un ángel de este
aposento.
DAMISELA Gracias, qué dulce me sonrojas,
CONDE quédate así
te ves mejor.
DAMISELA ¡Oh! me
pones como flor roja
CONDE ¿Ah Sí?, y
también hueles a flor.
DAMISELA ¿Hasta en
persona eres así?
CONDE No es eso,
yo muy poco salgo
y me dedico solo a
mí,
primera vez que a
alguien valgo
me invitan por
carta y aquí,
y que digo de mi
al fin algo.
DAMISELA Y si no hay nadie en tu destino
¿Cómo es que tú
escribes de amor?
CONDE Sueño en
conseguir ese camino
Y amar con mí ser
su interior…
Amo la música también,
es musa que se
agita amando,
y cuando se es
feliz es bien
y cuando no está
lloviznando.
DAMISELA Qué bueno
que veas la música así.
Pero ¿sabes algo?.
Igualmente yo sola estoy
Me ha dado tal miedo
a mí amar.
Engañaron a mi ilusión
un soez que me
hizo copular.
Luego supe que era
un campeón
conquistador de su
juglar.
Me entregué como
dama amada
cuando tenía otros
amores,
mi carne sufrida,
humillada
¡oh! al amor de
los peores.
CONDE no sé cómo
puede existir
Personas así y más
dañar,
que hasta puedes
tu conseguir
seguro uno que
pueda amar
y así aquello más
revivir
y poder de amor
más confiar.
DAMISELA Oh agradezco tales frases,
Me subes el ánimo ternura,
No sabes cuán me
satisfaces
Que estés aquí de
tal blandura
Disculpa si fui muy
audaz,
cuando le escribí
muy temprano,
CONDE Mereces bien
mujer la paz…
No fue así sino un
buen encanto,
hasta impaciente
por venir
poder conocerla
mujer,
rozar si quiera su
sentir
que ahora sé y
quiero querer.
¿Me permites?.
(Estupefacta que
le abraza)
DAMISELA Sí, eres
el caballero indicado,
mas ¡júrame que me
amarás!,
CONDE No temas de
mi fiel costado
Que de él solo
amor tú tendrás.
Dios está de
testigo viéndonos
Tu y yo juntos ay
amor mío,
Y en nuestras
pieles más queriéndonos
Y sin pasar ya solo y frío,
DAMISELA Sino tú y
yo juntos durmiéndonos
al lecho en calor
y amorío.
Y la fe intenso
amor cumpliéndonos
Y sin tener ya lo
dolido.
(Se acuestan y el
conde se queda con ella)
(amanece y al
palacio llegan unos amigos de él, y no estaba, ni sabían, pero en ese palacio
nadie vivía, el conde a los días va con su mujer y viven ahí, donde este hombre
realiza su alegría y la de ella que tanto buscaba y no creía ya, pero consiguió
un sano hombre que cambió su rostro).